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Un análisis pormenorizado de los mismos, así como la transcripción de los principales textos, puede consultarse en Elisabetta Sarmati, Le critiche ai libri di cavalleria nel Cinquecento spagnolo (con uno sguardo sul seicento). Un 'analisi testuale. Pisa: Giardini Editori, 1996...

 

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Cito por E. Sarmati, op. cit., pág. 133.

 

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Cito por E. Sarmati, op. cit., págs. 148-149.

 

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«Pues vemos que ya no se ocupan los hombres sino en leer libros que es afrenta nombrarlos, como son Amadís de Gaula, Tristán de Leonís, Primaleón, Cárcel de amor y a la Celestina, a los cuales todos y a otros muchos con ellos se debería mendar por sensualidad a peccar y relaxa el espíritu a bien vivir» (Sarmati, op. cit., pag. 129).

 

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«Una de las cosas que me movieron a hazer esta prefacioncilla, discreto lector, fue por te dar aviso que, dado en los principios d'esta obra, halles materias que, por ser muy subidas, te parecerán algo desabridas por ser manjar no tan acostumbrado a nuestros gustos, que por la mayor parte están estragados con lecturas profanas y lascivas, que halagan nuestra sensualidad, como son libros de cavallerías y ensaladas y otros semejantes» (Sarmati, op. cit., pág. 132).

 

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«Y porque la presente oportunidad es raíz de mucho aprovechamiento, acordé dar una breve relación de las obras presentes, viendo que, con semejantes trabajos, salen ya poco a poco de entre las manos de los píos lectores los libros que, en el principio de su obra mayor, llama Apuleyo libros milesios, que son los libros de vanidades enherboladas, que, con mayor verdad, se dirían sermonarios de Satanás que blasones de caballería; porque vemos que veda el padre a la hija que no venga y le vaya la vieja con sus mensajes, y por otras partes es tan mal recatado que no le veda que, leyendo Amadises y Esplandianes con todos los que de su vando, le esté predicando el diablo a su solaz, que allí aprende las celadas de las ponçoñas secretas, demás del hábito que hace en pensamientos de sensualidad, que assí la hazen saltar de su quietud, como el fuego a la pólvora» (Sarmati, op. cit., pág. 134).

 

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«Otros libros son lascivos, que tratan de amores carnales y de sus obras torpes. Estos son muy más dañosos y pestíferos» (Sarmati, op. cit., pág. 134).

 

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«Y así concluyo diciendo que tengo por sin duda que trae el demonio engañados a los que de estos libros no hablan con la reverencia que deben; y que sin duda les menea la lengua para, si pudiese, por su medio, estorbar el provecho que hacer. Y vese claramente por esto: porque si se movieran con espíritu de Dios, primero y ante todas cosas, condenaran los libros de Celestina, los de caballerías, y otras mil prosas y obras llenas de vanidades y lascivias, con que cada momento se empozoñan las almas» (Sarmati, op. cit., pág. 160).

 

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«La primera fue haziéndola leer en libros de caballerías, que es una de sus invenciones con que se ha echado a perder muchas almas recogidas y honestas, porque en casas adonde no se da entrada a mugeres perdidas y destruidoras de la castidad, hartas vezes no se niega a estos libros que hombres vanos con alguna agudeza de entendimiento y con mala voluntad an compuesto para dar armas al enemigo nuestro y suelen hazer disimuladamente el mal que aquellas ayudadoras de Satanás por ventura no hizieran» (Sarmati, op. cit., pág. 162).

 

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«No quiero olvidar otra razón de sacar este libro en romance que, aunque es común para todos los libros espirituales, es para mí de tanta fuerça que ella sola bastara (cuando no huviera otras) a determinarme a esto que es el desseo de oscurecer libros propanos y lascivos, de que está lleno el mundo, con tanto daño de las almas» (Sarmati. op. cit., pág. 172).