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80

Ed. GETINO, cit., p. 203.



 

81

Ed. de la Refundición de la Crónica de Halconero, Introducción, p. CXXXIX.



 

82

Instrucción, p. 347.



 

83

«El malo de Marquillos... agora se dice que es cierto que continuando su costumbre diabólica querrá ir por ella adelante en quanto en él fuera» (Id., p. 355).



 

84

Cf. Crónica de Juan II, por el doctor GALÍNDEZ DE CARVAJAL, B.A.E. tomo 68, año 44.º, cap. 1. Sobre la participación del Obispo de Cuenca en la polémica vid. E. CANTERA MONTENEGRO, «El obispo Lope Barrientos y la sociedad judeo-conversa», apud Espacio, Tiempo y Forma, serie III, 10, 1997, pp. 11-29.



 

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Su cabecilla Pero Sarmiento dio rienda suelta a la más desenfrenada arbitrariedad y codicia personales: «a los unos ahorcando, a los otros quemando sin ser oídos ni haber causa alguna para los ajusticiar», cuantos ciudadanos honrados poseían bienes susceptibles de ser robados padecieron injusta persecución el tiempo que duró su mandato. Cerca de doscientas bestias cargadas de oro, plata, brocados y tapicería, por valor de más de treinta cuentos de maravedíes, llevaría consigo el rebelde, meses después (noviembre-diciembre de 1449), cuando, al cabo, se vio expulsado de la ciudad: «que a la casa que él mandaba robar, hasta dejarla vacía no la dexaba» (Crónica de Juan II, ed. B.A.E., t. 68, p. 671. Toledo en el siglo XV, pp. 57-59).

B. NETANYAHU estima que Sarmiento no debió de salir de Toledo, sino en febrero de 1450 (Cf. Los orígenes de la Inquisición, apéndice C, pp. 1003-1006).



 

86

Reconstruida a base de la versión complementaria de la misma contenida en la Crónica de Halconero y su Refundición editadas por JUAN DE MATA CARRIAZO, Madrid, 1946, pp. 520-526 y CXCIII-CXCIV, respectivamente. (Cf. Toledo en el siglo XV, pp. 186-190).



 

87

La política equívoca y contradictoria al respecto de este Pontífice aparece reflejada en el trabajo del P. VICENTE BELTRÁN DE HEREDIA, «Las bulas de Nicolás V acerca de los conversos de Castilla» (Sefarad, XXI, 1961, pp. 22-47).



 

88

El Tractatus ha sido editado por los PP. NICOLÁS LÓPEZ MARTÍNEZ y VICENTE PROAÑO GIL (Burgos, Seminario Metropolitano, 1957, con introducción histórica de primero. A éste se debe un estudio sobre dicho autor titulado «El Cardenal Torquemada y la unidad de la Iglesia», apud Burgense, 1 (1960), pp. 45-71.



 

89

«Si las pruebas fueran convincentes», añade, cosa que nos lo parece de modo efectivo, aunque no lo sean igualmente en su totalidad.



 
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