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Esta terminología está tomada de la valiosa investigación de V. Pérez Díaz: Emigración y sociedad en la Tierra de Campos. (Estudio de un proceso migratorio y de un proceso de cambio social), Instituto de Desarrollo Económico, Madrid, 1969, págs. 89 y ss.

 

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Pepe, hostigado por su pariente y novia (la actriz María Asquerino), acepta implicarse en las arriesgadas operaciones del estraperlo. Es interesante la forma incesante en que ésta le va minando sus escrúpulos y recordándole que la ciudad es un campo abierto para la ambición, sin principios: «Si has venío del pueblo pa estar de chófer, podías haberte quedao. Aquí, o se gana dinero o le pisan a uno. El que tiene aspiraciones, lo busca donde lo hay.»

 

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Interpretado por el gran actor José Prada.

 

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Manuel Pérez Yruela: «La sociedad rural», en «España, sociedad y política, ed. al cuidado de Salvador Giner, Editorial España-Calpe, SA, Madrid, 1990, págs. 237-238.

 

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Como ha observado V. Pérez Díaz,«la integración en la clase obrera urbana no puede realizarse inmediatamente, pues la asimilación de sus hábitos de trabajo y de vida social, de su 'cultura' y su 'conciencia' propias requiere también un proceso de aprendizaje y de consolidación de las experiencias diarias en la vida industrial y urbana». Emigración..., op. cit., págs. 42-43.

 

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En su análisis de «La España urbana», Juan Salcedo subraya la gran importancia de ese tipo social: «El promotor ha expoliado el centro de las ciudades, ha arrasado las playas, ha levantado engendros arquitectónicos de veinte plantas en lugares singulares, ha derribado sin miramiento buena parte de nuestro patrimonio histórico y cultural. Ha sido el equivalente nacional del capitalismo salvaje y europeo del siglo XIX y principios del XX.» España, sociedad y política, ed. al cuidado de Salvador Giner, cit., pág. 250.

 

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Este film recaudó en un año setenta millones de pesetas. El dato lo recoge Fernando Vizcaíno Casas en Historia y anécdota del cine español, Editorial Adra, Madrid, 1976. También da este autor el dato de lo importante que fue el ir al cine en la España de los años cincuenta y sesenta: «En España había 3.900 locales de exhibición cinematográfica, en 1950; de ellos, 117 en Madrid. (Esto nos sitúa -¡atención!- en el cuarto lugar del mundo en número de cines.) (pág. 111) Sobre la gran importancia de La ciudad no es para mí y comedias afines como documentos sociales, están de acuerdo los estudiosos. Por ejemplo, F. Soria dice: «Con las deformaciones y omisiones que se quieran, estas comedias reflejan la cotidianeidad, las apetencias y frustraciones de una sociedad retratada epidérmicamente y sin rigor, pero dejan traslucir la mentalidad y los modelos de vida de aquel momento.» La comedia en el cine español, Imagfic, Madrid, 1986, pág. 14.

 

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Con humor nos cuenta John Hopewell el argumento del modélico film Vente a Alemania, Pepe (1971), de Pedro Lazaga. «El protagonista es un paleto que un día ve llegar a Angelino, un paisano suyo que está trabajando en el extranjero, conduciendo un despampanante Mercedes. En Alemania, dice Angelino, se gana mucho y se liga más. Naturalmente, Pepe sale corriendo para Alemania. Sin embargo, pronto descubre que aquello no es Jauja: tiene que levantarse a las cinco de la madrugada, fregar platos, limpiar ventanas y, para colmo, acaba enseñando el pecho en un escaparate donde se anuncia un método para eliminar el exceso de vello. Humillado, nostálgico, harto y desengañado de las mujeres alemanas, Pepe vuelve a casa para casarse con su novia española de toda la vida y sentarse al sol de España, donde cuenta a sus compinches cómo en Alemania se gana mucho y se liga más.» El cine español después de Franco (1973-1988), Ediciones El Arquero, Madrid, 1989, págs. 55-56. Moraleja: «El cambio sólo produce beneficios engañosos. Todos los caminos llevan al altar. El protagonista descubre de pronto placeres no explícitos en el ambiente que originalmente motivó su marcha al extranjero o en la esposa que provocó su frustración inicial. Además, las relaciones sexuales prematrimoniales o extraconyugales son, de todos modos, imposibles. En La descarriada (19 72), de Mariano Ozores, se da el extraño caso de que la protagonista es una prostituta, pero española y, por tanto, moralmente honrada, hasta el punto que sigue siendo virgen.»

 

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Ibídem., pág. 57. Hopewell relata a pie de página esta sabrosa anécdota que concierne al paleto que estamos analizando: «El turismo es un gran invento (1967), de Pedro Lazaga, contiene un zalamero homenaje a Manuel Fraga Iribarne. El buen paleto Paco Martínez Soria llega a Madrid buscando ayuda para poner en práctica un proyecto turístico de su pueblo. La escena nos presenta la fachada del Ministerio de Información y Turismo, a la vez que suena una musiquilla alegre y facilona. «Estará durmiendo», dice con desprecio uno de los garrulas que acompañan a Martínez Soria. Este sale enseguida en defensa de Fraga: «¿Qué te has creído de un ministro?... Seguramente que ha estado toda la noche trabajando como un negro. ¿Qué te crees, que pasa el día jugando al mus como tú?»

 

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En el campo de la pintura es muy interesante observar la obra de Antonio López García, reflejando un Madrid contradictorio, mitad rural/mitad urbano, acorde con su condición de emigrante del campo a la ciudad. Su obra Madrid visto desde los descampadas de Vallecas (1960-1963) es representativa de este fenómeno. También en muchas otras de sus pinturas (La niña muerta, 1957; Cuatro mujeres, 1957; Atocha, 1964; Mari en Embajadores, 1962) vemos como telón de fondo de sus figuras humanas, un Madrid sucio, del que surge el humo de las chimeneas fabriles, bordeado de tapias renegridas, con edificios inhóspitas donde albergar al nuevo hombre urbano y anónimo. Curiosamente, Antonio Bonet Correa ha escrito sobre el pintor: «Antonio López García, atado a un mundo provinciano, pueblerino y un tanto cateto, propio de una comunidad cerrada, iconológicamente es el memorialista de una sociedad en la que están subyacentes las pulsiones más arcaicas y elementales del hombre.» Guadalimar, núm. 2.