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ArribaAbajo Acto II


Escena I

 

Campo inmediato a la casa de los Tellos.

 
 

LA INFANTA, sola.

 
INFANTA
No se cansa, mi fortuna
de engañarme y perseguirme,
pues en mis desdichas firme,
no espero mudanza alguna.
Al hábito labrador 5
incliné mi majestad,
porque en tal desigualdad
desconociese el valor;
pero así me ha conocido,
y ha hecho suertes en mí, 10
como si fuera quien fui,
o supiera lo que he sido.
Serví en el rústico traje
que estoy, para ser ejemplo
de que no hay tan alto templo 15
que el tiempo no humille y baje;
y aunque en la casa en que estaba,
su dueño bien me quería,
una hija que tenía
mis acciones envidiaba: 20
fuerza fue no lo sufrir,
porque no hay más que temer
que una envidiosa mujer
a donde se ha de servir;
que si tantas penas pasa 25
quien por vecina la tiene,
a mayor desdicha viene
quien vive en la misma casa.
La de Tello de Meneses
me dicen que es por aquí. 30
¡Ay fortuna, si de mí
y de mi honor te dolieses!
Hame puesto un labrador,
que sus locuras me dijo,
miedo con Tello, su hijo, 35
para defender mi honor;
por otra parte, he sabido
que es muy cortés y galán.
¿Dónde estos serranos van?
¡Qué dicha hubiera tenido 40
si fueran de su labranza!


Escena II

 

SANCHO, MENDO, LA INFANTA.

 
MENDO
Cuanto a Inés, Sancho, no quiero
obligarte con que espero
en sus desdenes mudanza.
Tengo tan poco favor, 45
que en dejar de pretender
no pienso que pueda hacer
mayor servicio a mi amor.
Si te quiere bien a ti,
yo me rindo; tuya sea. 50
SANCHO
Amor me dice que crea
que me favorece a mí.
Y no le falta razón;
que, bailando el otro día,
la dije que la tenía 55
en medio del corazón.
Con esto, en sala, en cocina,
dondequiera que la veo,
se ríe, y muestra el deseo
que a tenerme amor la inclina. 60
Antiyer la pellizqué,
y tal mojicón me dio,
que sin seso me dejó.
MENDO
¿Y es favor?
SANCHO
Pues ¿no lo fue,
si brazo y mano tenía 65
más limpios que están las flores?
MENDO
Sancho, de tales favores
tengo yo muchos al día.
No tiene hacienda señor
para comprar cucharones, 70
con que me dé coscorrones,
sin tenellos por favor.
¡Oh qué mal, Sancho, conoces
estas ninfas del fregado,
que, como yeguas en prado, 75
retozan tirando coces!
Yo te la doy, pues estás
desos favores contento.
SANCHO
Quejas oigo, pasos siento.
MENDO
Quedo, no te informes más. 80
Serrana, que guarde Dios,
¿dónde bueno por aquí?
INFANTA
De casa de Aibar salí,
bien le conocéis los dos
donde he servido dos meses. 85
Era importuna mi ama,
y voy buscando por fama
la de Tello de Meneses.
¿Sois suyos acaso?
MENDO
Sí.
Y a vos detener el paso 90
no os ha hecho el cielo acaso.
INFANTA
Dicha ha sido para mi
hallar de su casa ente.
Pero de cierta ocasión
traigo mala información. 95
MENDO
Creed que la envidia miente.
Si queréis servir allá,
buen salario os aseguro.
INFANTA
Creedme que lo procuro.
¿Está lejos?
MEDIO
Cerca está.
100
INFANTA
¿Querráme a mí?
MENDO
¿Qué decís?
Tal gracia y talle tenéis,
que la casa mandaréis
si un mes en ella servís.
Sancho, acoto esta mujer; 105

  (Aparte a él.)  

a Inés te di.
SANCHO
Soy un necio;
mas por la mitad del precio
pleito te quiero poner,
porque tiene tanta estima,
que para que me la des 110
te daré por ella a Inés
y dos cabritos encima.
MENDO
No hay que tratar; ella es mía.
Seguidme, hermosa serrana;
que nunca tan de mañana 115
salió en este monte el día.
INFANTA
Para perder el temor,
de aquí a su casa podréis
contarme lo que sabéis
deste hidalgo labrador: 120
que entretenidos ansí,
no hay camino que se sienta.
MENDO
Bien decís; estadme atenta;
que no está lejos de aquí.

 (Echan a andar y vanse lentamente por una senda que da varias vueltas por el teatro.)  

Serrana, cuya belleza 125
nació para ser señora
en los palacios del rey
(y no es haceros lisonja),
sabed, ya que nos honráis
con vuestra presencia hermosa, 130
que en las faldas de los montes
de Asturias yace a la sombra
un León, cuyas guedejas
tiembla el moro y el sol dora,
a quien el piadoso cielo 135
restituye la corona
Éste las doradas garras
muestra al África, de forma
que por mil partes le vuelve
las espaldas temerosas. 140
De donde los tuvo ocultos
don Pelayo en Covadonga,
tantos fidalgos decienden,
que están las montañas solas;
pero de los que han quedado, 145
cuyos solares adornan
paveses de antiguas casas,
familias de gente goda,
la de Tello de Meneses,
serrana, es la más famosa, 150
más rica, y por muchas causas
mas respetada de todas.
Cincuenta pares de bueyes
aran la tierra, abundosa
de rubio trigo, que apenas 155
hay trojes que la recojan.
Trepan estas altas peñas
fértiles, cabras golosas
en cantidad, que parece
que otro monte inculto forman. 160
Bajan a ese claro río,
de aquellas nevadas rocas,
a beber tantas ovejas,
que unas a otras se estorban;
que los cristales que encubren 165
las arenas por un hora,
los mismos peces enseñan
envueltos en verdes ovas.
Las rocas llamé nevadas,
no por los hielos de Bóreas, 170
mas porque la blanca lana
hace que no se conozcan.
No hay dehesas, vegas, prados
adonde las vacas coman,
con ser de Tello las mieses 175
diez leguas a la redonda.
Los toros al herradero,
como el fuego los provoca
del hierro abrasado, vienen
novillos y salen onzas. 180
En llegando la vendimia,
de negras uvas rebosan
los lagares, que las cepas
por pardos sarmientos brotan.
Treinta y más hombres las pisan, 185
y el mosto que sus pies moja,
para cuando vino sea
les jura vengar su honra.
Aquí en cárceles de erizos
le dan castañas sabrosas 190
los montes, las anchas vegas
verdes peras, guindas rojas,
con las pálidas camuesas,
nueces, avellanas, moras,
servas, nísperos y almendras, 195
que flores de nácar bordan.
Gansos los arroyos cubren,
aves tan vanas y locas,
que con aquel débil cuello
piensan que en el cielo topan. 200
Los animales morenos
(lenguaje que el mundo toma,
pues llama moreno a un negro,
siendo la color notoria)
salen al ronco instrumento 205
en gran número al aurora,
aunque más parece noche
por donde el camino asombran.
En esos bosques sombríos
con amorosas congojas 210
braman mil sueltos venados
por las ciervas desdeñosas.
Los conejos advertidos
por los vivares se alojan,
y escogen campo las liebres 215
adonde ligeras corran.
Cuando el madroño sangriento
su verde fruta colora,
salir de sus altas cuevas
los osos peludos osan. 220
No menos los jabalíes,
que el verano se remontan,
vienen a buscar hambrientos
las sazonadas bellotas.
Aquí entra bien Tello el mozo, 225
que la fama mentirosa
os ha pintado, diciendo
que cuanto mira deshonra.
Digo que entra, porque suele
con valor y vanagloria 230
matar estos animales,
puesto que a su padre enoja;
que con su sangre a un venablo
de suerte el oro desdora,
que está desta parte el asta, 235
y el acero de la otra.
Es un mancebo galán,
que puede servir de alcorza
tan dulce, que algunas hembras
se le llegan como moscas. 240
Hablar en su cortesía,
es contar granos de aljófar
sobre las flores que el alba
llora en sus cogollos y hojas.
Su entendimiento y blandura, 245
su condición generosa,
para un príncipe nacieron,
que no para gente tosca.
He sido yo de opinión
(que tengo en algunas cosas, 250
aunque labrador, buen gusto,
ni es todo el sayal alforjas)
que, como las frutas, hizo
Naturaleza estudiosa
los hombres agros y dulces; 255
y así, en esta casa agora
Tello el viejo es agro, y Tello
el mozo es dulce.
 

(Desaparecen.)

 


Escena III

 

Vista exterior de la casa de los Tellos.

 
 

LA INFANTA, MENDO, SANCHO.

 
MENDO
No os pongan
temor, porque el noble viejo
trata de su hacienda sola, 260
y aunque estéis aquí dos años,
sin ser falta de memoria,
no sabrá si le servís,
porque hay doscientas personas;
mas, si fuérades oveja, 265
como sois mujer, señora,
supiera cuándo nacistes
mejor que vuestra parroquia.
El mozo no os hará mal,
porque sus manos y boca 270
compone su entendimiento,
y a sus palabras sus obras
fuera de que es imposible
que los ojos en vos ponga,
respeto de que su padre 275
le quiere dar por esposa
a Laura, a una prima suya,
que es una gallarda moza,
si vuestra hermosura y gracia
que esto diga me perdona; 280
que no habiendo competencia
con los claveles y rosas
de vuestra boca y mejillas,
las suyas blancas y rojas
pueden hacer un invierno 285
primavera deleitosa;
porque de solas las almas
merece ser labradora.
Pero ella y una criada
a esta fuente sonorosa 290
por agua bajan; hablaldas;
y a mí, a quien tanto enamoran
esos ojos, dad licencia
que a serviros me disponga;
que en esta ruda corteza 295
vive un alma que os adora,
de quien en tosca materia
seréis vos divina forma,
seréis miel en alcornoque,
letras en persona rota, 300
valor en hombre sin dicha
y ventura en vida corta,
guante de ámbar en villano,
en ruin lengua buena copla,
armas en cobarde pecho, 305
doblón rico en pobre bolsa;
que, desdeñado o querido,
seré vuestro en pena, en gloria,
contento en cualquier estado
que la fortuna me ponga. 310


Escena IV

 

LAURA e INÉS, con dos cantarillas; dichos.

 
INÉS
Digo que es Mendo y que viene
con Sancho y una mujer.
LAURA
¿Que siempre éste ha de traer
lo que celosa me tiene?
INFANTA
Dadme, señora, esa mano. 315
LAURA
¿Qué es esto, Mendo?
MENDO
Señora,
una hermosa labradora
que hallé en ese verde llano.
Dice que a Aibar ha servido,
y que por cierto disgusto 320
le ha dejado.
INFANTA
Con más gusto,
si dicha hubiera tenido,
en vos me hubiera empleado;
pero yo no merecía
serviros.
LAURA
La cortesía,
325
el talle, el traje, el agrado,
el rostro, obliga a estimar,
serrana, el ofrecimiento.
INFANTA
Menos os digo que siento,
y sólo os puede obligar 330
el hallarme en tierra extraña.
LAURA
¿De dónde sois?
INFANTA
De Castilla.
LAURA
Mucho el veros maravilla
que vengáis a la montaña.
INFANTA
Es larga historia: después 335
os la quiero referir.
LAURA
Mejor que para servir,
es para servida, Inés.

  (Aparte a ella.)  

INÉS
Recíbela, por tu vida;
que es lástima que se pierda. 340
LAURA
La condición se me acuerda
de Tello.
INÉS
Está defendida
con el amor que te tiene;
y ésta es moza honesta y grave,
si no encubre lo que sabe. 345
LAURA
¿Qué sé yo de dónde viene?
INÉS
¿Habrá más de despedilla
si al rostro sale traidora?
LAURA

 (A la INFANTA.) 

¿El nombre?
INFANTA
Juana, señora.
LAURA
Tomad esta cantarilla 350
y seguidme; que en la fuente
me contaréis vuestra historia.
 

(Vanse las tres.)

 
MENDO
Llevado me ha la memoria.
SANCHO
Yo hallo un inconveniente.
MENDO
¿Cómo?
SANCHO
El viejo, que retozos
355
teme en mozas de despejo.
MENDO
Si no la quisiere el viejo,
servirá para los mozos.
 

(Vanse.)

 


Escena V

 

Sala en casa de los Tellos.

 
 

AIBAR y BATO; luego, TELLO EL VIEJO y SILVIO.

 
AIBAR
Pienso que negociaremos;
que es muy rico y liberal. 360
BATO
Fortún no ha dado un real:
¡Bien con él la igreja haremos!
AIRAR
Tello es hombre de valor.
BATO
¿Quién da voces?
 

(Salen TELLO y SILVIO.)

 
TELLO EL VIEJO
¡Esto pasa!
Salid, villano, de casa. 365
SILVIO
No tengo culpa, señor;
detén, por Dios, la cayada.
TELLO EL VIEJO
¿Qué tengo de detener?
¿De mi hacienda habéis de hacer
como de hacienda robada? 370
¡Vive Dios!...
SILVIO
Oye en disculpa...
TELLO EL VIEJO
¿Qué disculpa puedes darme
que no sirva de enojarme
y de hacer mayor tu culpa?
¿Cuántos pies tiene un lechón? 375
SILVIO
Cuatro.
TELLO EL VIEJO
Pues ¿cómo has traído
tres?
SILVIO
El uno se ha caído;
que ya sé que cuatro son.
TELLO EL VIEJO
Del pecho te he de sacar
ese pie si le has comido. 380
 

(Huye SILVIO y síguele TELLO EL VIEJO.)

 
BATO
¡A buen puerto hemos venido!
Vámonos, señor Aibar.
AIBAR
Dices bien. ¿Éste es Meneses,
aquel noble y liberal?
No he visto miseria igual. 385
BATO
Menester fue que lo vieses
para poderlo creer.
 

(Vuelve TELLO EL VIEJO.)

 
TELLO EL VIEJO
¿Quién va? ¿Quién sale de aquí?
Vuelva quien es.
AIBAR
No entendí,
puesto que te vine a ver, 390
hallarte enojado.
TELLO EL VIEJO
Aibar,
ya sabes que soy tu amigo.
No lo estoy mucho, y contigo
me sabré desenojar.
¿Qué quieres? ¿A qué venías? 395
AIBAR
No más de a verte.
TELLO EL VIEJO
Es engaño,
pues el irte es desengaño,
que alguna cosa querías.
AIBAR
No, cierto.
TELLO EL VIEJO
Di la verdad;
que nuestra amistad se ofende. 400
AIBAR
Pues a quien tan bien la entiende,
quiero hablarle en amistad.
Tello, a mí me han encargado
recoger algunos días,
por aquestas caserías, 405
la limosna y el cuidado
de la iglesia que labramos
desta vega en la mitad,
con que la dificultad
de ir a la villa excusamos. 410
Ella está ya comenzada;
limosna os vine a pedir,
porque siempre oí decir
vuestra condición honrada
y la liberalidad 415
con que procedéis en todo;
pero entré, y halléos de modo,
que, diciéndoos la verdad,
os tuve por miserable;
que reparar en un pie 420
un hombre tan rico, fue,
Tello, bajeza notable.
Por esto, a la fe, me fui.
TELLO EL VIEJO
Cierto que tenéis razón.
Es ansí mi condición; 425
pero es en mi casa ansí.
Venid, Aibar, a la tarde,
y contad tres mil ducados.
AIBAR
¿Qué decís?
TELLO EL VIEJO
Que, a estar contados,
no fuera en darlos cobarde. 430
AIBAR
¿Tres mil?
TELLO EL VIEJO
Mirando en un pie
y en otras cosas ansí,
puedo daros lo que os di,
y otros mucho os daré.
Id en hora buena, Aibar. 435
AIBAR
Tres mil años (y aún es poco)
viváis.
TELLO EL VIEJO
Id con Dios.
AIBAR
Voy loco.
BATO
¡Tres mil! ¿Qué más pudo dar
el mismo rey de León?
AIBAR

 (Aparte a BATO.) 

¿Qué te parece el ejemplo? 440
BATO
Que quien a Dios labra templo,
da beneficio a pensión.
 

(Vanse AIBAR y BATO.)

 


Escena VI

 

TELLO EL VIEJO, solo.

 
TELLO EL VIEJO
¡Cuán bienaventurado
puede llamarse el hombre
que con escuro nombre 445
vive en su casa, honrado
de su familia, atenta
a lo que más le agrada y le contenta!
Sus deseos no buscan
las cortes de los reyes, 450
adonde tantas leyes
la ley primera ofuscan,
y por el nuevo traje
la simple antigüedad padece ultraje.
No obliga poca renta 455
al costoso vestido,
que al uso conocido
la novedad inventa,
y con pocos desvelos
conserva la igualdad de sus abuelos. 460
No ve la loca dama
que por vestirse de oro,
se desnuda el decoro
de su opinión y fama,
y hasta que el arco rompa, 465
la cuerda estira de la vana pompa.
Yo salgo con la aurora
por estos verdes prados,
aun antes de pisados
del blanco pie de Flora, 470
quebrando algunos hielos
tal vez de los cuajados arroyuelos.
Miro con el cuidado
que salen mis pastores;
los ganados mayores 475
ir retozando al prado,
y humildes a sus leyes,
a los barbechos conducir los bueyes.
Aquí las yeguas blancas
entre las rubias reses, 480
las emes de Meneses
impresas en las ancas,
relinchan por los potros,
viéndolos retozar unos con otros.
Vuelvo, y al mediodía 485
la comida abundante
no me pone arrogante;
que no pienso que es mía,
porque, mirando al cielo,
el dueño adoro con humilde celo. 490
Todos los años miro
la limosna que he dado
y lo que me ha quedado,
y diciendo suspiro,
viendo lo que se aumenta: 495
«Siempre me alcanza Dios en esta cuenta.»
Voy a ver por la tarde,
ya cuando el sol se humilla,
por esta verde orilla,
el esmaltado alarde 500
de tantas arboledas,
locos pavones de sus verdes ruedas;
y, como en ellas ojos,
frutas entre sus hojas,
blancas, pálidas, rojas, 505
del verano despojos,
y en sus ramas suaves
canciones cultas componer las aves.
Cuando la noche baja,
y al claro sol se atreve, 510
cena me aguarda breve,
de la salud ventaja;
que, aunque con menos sueño,
más alentado se levanta el dueño.
De todo lo que digo 515
le doy gracias al cielo,
que fertiliza el suelo,
tan liberal conmigo;
porque quien no agradece
la deuda al cielo, ni aun vivir merece 520


Escena VII

 

LAURA, LA INFANTA, INÉS, TELLO EL VIEJO.

 
INÉS

 (A LAURA.)  

Aquí está señor.
LAURA

  (A LA INFANTA.)  

Bien creo
que se ha de alegrar de verte.
INFANTA
Tengo yo tan poca suerte,
que lo imposible deseo.
LAURA
Esta serrana, señor, 525
que de Aibar criada ha sido,
en tu nombre he recebido;
que muestra a tu casa amor,
y la habemos menester.
TELLO EL VIEJO
¿Menester a donde hay tantas? 530
¡A qué cosas te adelantas!
Id con Dios, buena mujer;
que bostezos de señora
tiene mi sobrina ya.
Viendo que la casa está 535
con tanta familia agora,
¿más costa quiere añadir?
LAURA
¿Costa una pobre mujer
en tu casa puede hacer,
y que te viene a servir? 540
TELLO EL VIEJO
Pues ¿no es una boca más?
LAURA
Donde todo está sobrado,
¿te da una mujer cuidado?
Pienso que enojado estás.
TELLO EL VIEJO
Laura, mira por la hacienda, 545
pues es toda para ti.
INFANTA
Doléos, señor, de mí;
no permitáis que me ofenda
tan grave necesidad,
que se me atreva al honor. 550
Por pobre os pido favor,
aunque tengo calidad.
De limosna habéis de hacer
esto por Dios y por mí.
TELLO EL VIEJO
¿Por Dios decís?
INFANTA
Señor, sí.
555
No me permitáis perder.
TELLO EL VIEJO
Jamás por Dios he negado
cosa que pudiese hacer.
Laura...

 (Aparte a ella.) 

LAURA
Señor...
TELLO EL VIEJO
La mujer
con lágrimas me ha obligado; 560
ella queda recebida.
Vístela, para las fiestas,
de algunas cosas honestas.
Aunque no está mal vestida.
LAURA
Yo buscaré qué le dar. 565
TELLO EL VIEJO
Si tuyo, Laura, ha de ser,
¿qué me puede a mi deber?
Hazle un vestido sacar
que cueste hasta cien ducados.
LAURA
Pues tú, que darla temías 570
de comer donde estos días
comen docientos criados,
¿la mandas vestir ansí?
TELLO EL VIEJO
Laura, una cosa es guardar
nuestra hacienda, y otra es dar: 575
lo que he guardado le di.
LAURA
No habrá vestido en la sierra
que a tanto pueda llegar.
TELLO EL VIEJO
Pues bien la puedes comprar,
a la usanza desta tierra, 580
arracadas y corales;
que muestra ser bien nacida.
LAURA
Juana, ya estás recebida.
INFANTA
Esas manos liberales
beso mil veces, señor. 585
TELLO EL VIEJO
Id en buen hora, y guardad
en todo la honestidad
que merece vuestro honor.
 

(Vanse las mujeres.)

 


Escena VIII

 

TELLO EL VIEJO, solo.

 
TELLO EL VIEJO
En mi vida, aunque tratase
a quien jamás conociese, 590
hice bien que le perdiese,
ni mal que no me pesase.
O mal o bien lo emplease,
siempre de hacer la virtud
resultó al alma quietud; 595
aunque conozco también
que del sol del hacer bien
es sombra la ingratitud.


Escena IX

 

TELLO, MENDO, TELLO EL VIEJO.

 
TELLO
Cansado estoy.
MENDO
Has jugado
dos horas largas y más. 600
TELLO
Señor me vio.
TELLO EL VIEJO
¿Dónde vas?
TELLO
A vestirme voy, cansado
de jugar un desafío
con dos mozos montañeses.
TELLO EL VIEJO
¡Es, por vida de Meneses, 605
tu cuidado el propio mío!
¿Qué jubón es ése, Tello?
TELLO
¿Nunca has visto este jubón?
TELLO EL VIEJO
¡Bravas tus locuras son!
Tente. ¡Una cadena al cuello! 610
¿Qué te costó?
TELLO
No lo sé.
Basta que yo lo he pagado.
TELLO EL VIEJO
Sí, de lo que has trabajado
TELLO
No poco trabajo fue.
MENDO

  (Aparte.)  

Bien dice, pues que sacamos 615
a cuesta cuarenta hanegas
de trigo.
TELLO EL VIEJO
A locuras llegas,
que has de hacer que nos perdamos.
¿Perdiste al juego?
TELLO
Perdí.
TELLO EL VIEJO
¿Cuánto?
TELLO
Cien reales no más.
620
TELLO EL VIEJO
¿No más? ¡Qué gracioso estás!
TELLO
Esto ¿qué te importa a ti?
TELLO EL VIEJO
Pues ¿a quién le ha de importar,
si a mí no me importa, loco?
TELLO
¡Cosas dices!...
TELLO EL VIEJO
Poco a poco.
625
TELLO
¿Aún no me dejas hablar?
TELLO EL VIEJO
Ten, en hora mala, seso.
¡Cien reales!
TELLO
¿Desto te enojas?
TELLO EL VIEJO
Y las mejillas, ¡muy rojas
del sudor y del exceso! 630
Ve, Mendo, y a Laura di
que una camisa le dé;
no se resfríe.
 

(Vase MENDO.)

 
TELLO
No haré,
si estoy delante de ti,
que me haces sudar de pena. 635
TELLO EL VIEJO
Falta te harán los cien reales.
TELLO
Sí harán, porque mis iguales
no han de pedir cosa ajena.
TELLO EL VIEJO
Ven por mil a mi aposento.
TELLO
Mil años vivas, señor. 640
 

(Vase TELLO EL VIEJO y vuelve MENDO.)

 
¡Mil reales! ¡Qué extraño humor!
Y siente que pierda ciento.
MENDO
De trigo se los ahorra.
TELLO
Perdone o de sí me aparte;
que yo no tengo otra parte 645
que mis fortunas socorra.
 

(Vase MENDO.)

 


Escena X

 

LA INFANTA, con una camisa doblada en un azafate; TELLO.

 
INFANTA

  (Aparte.)  

Querer mi honor resistir
mi fortuna es desvarío,
si el primer servicio mío
es a quien pensaba huir. 650
Diome esta camisa Inés
para Tello, aquel travieso
mozo de tan poco seso,
que destas montañas es
el Júpiter, el Narciso, 655
el galán, el robador...
Mas ya me ha dado el temor
de su condición aviso.
¡Ay Dios! Allí está... si es él.
Pero es fuerza que lo sea. 660
¡Buen talle! ¿Quién hay que crea
que habrá mal término en él?
¡Gentil aire! No parece
de sangre humilde aquel brío.
TELLO
¿Quién habla aquí?
INFANTA
Señor mío,
665
quien desde agora os ofrece
una criada, añadida
a las muchas que tenéis.
TELLO
¿Vos servís...?
INFANTA
Pues ¿no lo veis?
TELLO
¿O venís a ser servida? 670
¿De dónde sois?
INFANTA
¿Yo, señor?
De Castilla.
TELLO
¿De qué tierra?
INFANTA
De Zamora.
TELLO
Y ¿a esta tierra
venís a servir? ¿Fue amor?
Que éste tiene gran poder, 675
mayormente en la hermosura.
INFANTA
Siempre he vivido segura
de querida y de querer.
Fue pura necesidad;
pero tengo algún valor, 680
y no era justo, señor,
que mujer de calidad
sirviera en su propia tierra;
que algún tiempo fui servida,
y por no ser conocida 685
vengo a servir a la sierra.
TELLO
¿No hubo desde Zamora
a León gente ninguna
que os hablase y viese?
INFANTA
Alguna
que en tantos lugares mora, 690
y mucha que caminaba.
TELLO
¿Y eran ciegos?
INFANTA
No, señor.
TELLO
Y ¿a nadie le dijo amor
que en vuestros ojos estaba?
INFANTA
¿Qué amor?
TELLO
¿No sabéis lo que es?
695
INFANTA
No, cierto.
TELLO
Movéisme a risa.
INFANTA
Poneos, señor, la camisa;
que así me lo dijo Inés.
TELLO
Es amor una pasión
que se engendra de los ojos, 700
que ciertos vapores rojos
levantan del corazón;
los cuales, naturalmente,
suben y intentan salir:
por eso es fuerza acudir 705
a los ojos como a fuente.
Miran la persona amada,
y como es el corazón
su patria, aunque ajenos son,
como propia les agrada. 710
Pero, como en ella están
con violencia sus enojos,
vuelven a buscar los ojos
por donde a los otros van.
Entran en quien los envía, 715
y en el camino encontrados,
son cometas abrasados
que encienden la fantasía;
con la cual el corazón
se mueve, y el movimiento 720
engendra el dulce elemento
de aquella imaginación.
Considerad (si os admira,
o me he declarado mal)
el aliento en el cristal 725
de un espejo que se mira;
que desta manera son
estos espíritus rojos
en el cristal de los ojos,
espejos del corazón. 730
INFANTA
Yo, señor, como villana,
no entiendo filosofías;
que hasta en las palabras mías
voy por la senda más llana.
No hay en mi tierra ese amor, 735
ni espíritus que le formen;
basta que dos se conformen,
que es lo que entiendo mejor;
que si alguno con mal fin
con espíritus mirara, 740
el cura se los sacara
a puro hisopo y latín.
Advertid que habéis jugado,
y que os podéis resfriar.
TELLO
Antes me temo abrasar 745
que morir de resfriado;
que ya he visto en vuestros ojos
el fuego en que me abraséis.
INFANTA
Teneos, señor, no me deis
con los espíritus rojos; 750
que se me pueden entrar
al corazón si es ansí,
y temo que no haya aquí
quien me los pueda sacar.
TELLO
No sé si pueda creer 755
de tu estilo y tu presencia,
que es segura tu inocencia.
INFANTA
Pues ¿en qué lo echáis de ver?
TELLO
En que cuando estás hablando
tienes traidora la risa. 760
INFANTA
Poneos, señor, la camisa;
que me estarán aguardando.
TELLO
¿Cómo te llamas?
INFANTA
¿Yo? Juana.
TELLO
Juana, seamos amigos;
que a no temer los testigos... 765
Pero venme a dar mañana
esa camisa; que agora
no me la quiero mudar.
INFANTA

  (Aparte.)  

Yo me vuelvo en cas de Aibar.
TELLO
Oye...
INFANTA
¡Señora..., señora!
770


Escena XI

 

LAURA, INÉS, dichos.

 
LAURA
¿Qué es esto?
TELLO
¿Qué puede ser?
¿No me envías esta moza
con la camisa?
LAURA
Y retoza
la burra en el alcacer.

  (A la INFANTA.) 

¿Quién la camisa te dio? 775
INFANTA
Inés, señora.
LAURA

  (A INÉS.)  

Pues di,
¿doyte la camisa a ti,
que estaba ocupada yo,
y dasla a estotra, que apenas
ha entrado en casa?
INÉS
¿Qué quieres?
780
¿Todas no somos mujeres?
LAURA
Sí; pero hay malas y buenas,
y a ésta, puede la ocasión,
aunque sea buena, hacer mal.
¿No había Silvia y Pascuala? 785
TELLO
No tienes, Laura, razón
en tenerme en poco a mí,
que sabes que tuyo soy.
Aunque culpa te doy
en desconfiar de ti; 790
que con tu merecimiento
nadie se puede igualar.
LAURA
Tello, por el mar de amar
navega mi pensamiento,
y ya sabes tú que celos 795
son las tormentas de amor.
TELLO
Ofendes, Laura, tu honor,
y eres ingrata a los cielos.
LAURA
Juana, si has de estar aquí,
con Tello no has de hablar más; 800
sólo aquello en casa harás
que yo te mandare a ti.
¿Haslo entendido?
INFANTA
Muy bien,
y eso mismo quiero yo.
LAURA
Pues esto basta.
TELLO
Yo...  (Aparte.)  No.
805
LAURA
¿Qué dices?
TELLO
Que yo también.
LAURA
Entra a mudarte.
TELLO
Ya es tarde.
LAURA
No quiero que estés aquí.
TELLO

  (Aparte.) 

¡Ay ojos! ¿Para qué os vi
si ha de haber quien siempre os guarde? 810
 

(Vanse todos, menos LA INFANTA.)

 


Escena XII

 

LA INFANTA, sola.

 
INFANTA
Admiración me ha causado
el talle y la discreción
de Tello: prodigios son
y monstruos de un monte helado.
Si aquí me hubiera criado, 815
o su igual nacido hubiera,
presumo que me pudiera
obligar a algún amor;
porque he visto en él valor
que para un príncipe fuera. 820
No por esta variedad
es bella Naturaleza;
que es dar ingenio y belleza
donde falta calidad,
error de su dignidad, 825
si en ella le puede haber.
¡Qué estilo de proceder!
Pero, ¡ay Dios! ¿En qué pensaba?
Necia estoy; que quien alaba
no está lejos de querer. 830
¡Cuántos que en las cortes nacen,
envidiaran el valor
de un hijo de labrador,
que ilustre sus partes hacen!
O acaso me satisfacen, 835
por ver que a lucir se alienta,
donde apenas hay quien sienta;
que a quien, donde no pensó,
más que imaginaba halló,
cualquier cosa le contenta. 840


Escena XIII

 

TELLO EL VIEJO, FORTÚN, LA INFANTA.

 
TELLO EL VIEJO
Mucho me pesa de veros,
Fortún, en fortunas tantas.
FORTÚN
Fianzas me han puesto ansí.
TELLO EL VIEJO
¡Qué mal no han hecho fianzas!
A muchos he dado hacienda 845
de la que tengo, a Dios gracias;
mas no he fiado a ninguno.
Pero mirad las mudanzas
de la dicha de los hombres:
toda vuestra hacienda os sacan 850
con dos dedos de papel,
y a mí me escribe esta carta
el rey.
FORTÚN
Pues ¿a vos el rey?
TELLO EL VIEJO
Llevamos esta ventaja
los ricos aun a los reyes, 855
que nos escriben y llaman
si tienen necesidad.
¿Aquí estás, Juana?
INFANTA
Aquí estaba
a ver si me mandas algo.
TELLO EL VIEJO
A Tello luego me llama. 860
INFANTA
Perdonad, señor, no puedo;
porque me ha mandado Laura
que jamás hable con él,
pena de perder tu casa.
TELLO EL VIEJO
¡Qué necios celos! ¡Qué presto! 865
FORTÚN
Si quiere casarse Laura,
no los tiene sin razón;
que puede dárselos Juana.
En casa de Aibar la vi,
y es muy honesta.
TELLO EL VIEJO
Eso basta;
870
que tengo por imposible
que la honesta yerre en nada.
Llama a Mendo.
INFANTA
Está en el monte.
TELLO EL VIEJO
Pues haz que cualquiera vaya
a buscar a Tello luego. 875
 

(Vase LA INFANTA.)

 


Escena XIV

 

TELLO EL VIEJO, FORTÚN.

 
TELLO EL VIEJO
En fin, de vuestras desgracias
tengo, como amigo, pena;
y el modo de remediarlas
es que os llevéis mil ovejas
de la más fértil manada; 880
y si salís destos pleitos,
y tenéis con qué pagarlas,
me las volveréis; si no,
quédense, Fortún, por dadas.
FORTÚN
Besaros quiero los pies. 885
TELLO EL VIEJO
Eso para el rey o el Papa;
que más os debo yo a vos,
que me habéis dado la causa
para daros las ovejas,
que vos a mí con tomarlas. 890


Escena XV

 

SANCHO, BENITO, con una pelleja; dichos.

 
SANCHO
Entra, no tengas temor.
BENITO

  (Aparte.)  

Más temo aquella cayada
que la vara de un alcalde,
pues no ejecuta la vara
tan presto lo que sentencia. 895
TELLO EL VIEJO
¿Qué es eso, Sancho?
SANCHO
No es nada.
Dice Benito que un lobo
le comió ayer una cabra,
y aquí te trae el pellejo.
TELLO EL VIEJO
¡Qué disculpa tan cansada! 900
Júntanse cuatro serranos,
la que les parece matan,
y ponen la culpa al lobo.
Escrito trae en la cara
(aunque con poca vergüenza) 905
lo que comió de la cabra.
BENITO
No, señor. ( Aparte.  En la barriga.)
TELLO EL VIEJO
Ahora bien, de su soldada
se le descuente; que el lobo
no es mi pastor ni es mi guarda. 910
BENITO
Si los perros se descuidan,
¿quieres tú que sólo salga
contra animal tan feroz?
TELLO EL VIEJO
No me repliques palabra,
que, ¡vive Dios!...
BENITO
¡Ay!
FORTÚN
Tenéos.
915
Dáisme mil ovejas dadas,
y ¡en una cabra miráis!
TELLO EL VIEJO
¿No veis que aqueste me engaña,
y vos venís a pedirme?


Escena XVI

 

LA INFANTA, TELLO, dichos.

 
TELLO
Aquí está Tello.
¿Qué mandas?
920
TELLO EL VIEJO
Tello, el rey me ha escrito.
TELLO
¿A ti?
TELLO EL VIEJO
¿Es mucho? ¿De qué te espantas?
Veinte mil ducados pide.
¿Parécete que es sin causa?
TELLO
La necesidad te escribe, 925
que en la guerra de Navarra
y la del moro le aprieta.
TELLO EL VIEJO
Con el moro se trataba
darle a Elvira, y como Elvira,
la desesperada Infanta 930
(que ansí la llaman los versos,
que hasta los muchachos cantan),
se mató, como se dice,
Tarfe ha juntado las armas
de sus amigos, y quiere 935
que del alto Guadarrama
la blanca nieve enrojezcan
aljubas de seda y grana.
Tú has de ir a León.
TELLO
¿Yo?
TELLO EL VIEJO
Sí, que es digna esta jornada 940
de tu persona; que yo,
como sabe esta montaña,
no entré en mi vida en la Corte,
ni he visto sus anchas plazas,
sus palacios ni sus reyes; 945
pero ninguno me gana
en el amor y lealtad.
TELLO
Pues ¿a qué quieres que vaya?
TELLO EL VIEJO
Besarás la mano al rey,
y llevarásle una carta 950
con cuarenta mil ducados;
los veinte que el rey me manda,
y veinte que yo le doy.
TELLO
¡Veinte mil veces bien haya
tu condición generosa! 955
TELLO EL VIEJO
Tello, ¿su hacienda no gastan
los hombres por sus amigos,
o se pierden por fianzas?
Pues ¿qué amigo como el rey?
Oye aparte.
TELLO
¿Qué me mandas?
960
TELLO EL VIEJO
¿Tienes aquel vestidillo,
con que ir a León pensabas
cuando yo te lo estorbé?
TELLO
Sí, señor.
TELLO EL VIEJO
Para que vayas
con él; porque no gastemos 965
en hacerte nuevas galas.
TELLO
Gracia tienes. Das al rey
tanto dinero, y ¡reparas
en un vestidillo mío!
TELLO EL VIEJO
Luego ¿con el rey te igualas? 970
Vamos, Fortún, y ayudadme
a contar este oro y plata.
FORTÚN
A la fe que como vos
pocos montañeses nazcan.
 

(Vanse TELLO EL VIEJO, FORTÚN, SANCHO y BENITO.)

 


Escena XVII

 

TELLO, LA INFANTA.

 
TELLO
Espera, Juana.
INFANTA
¿Qué quieres?
975
TELLO
Hablarte media palabra.
INFANTA
Y ¿si la dices entera?
TELLO
Si la digo, que no valga.
INFANTA
Di presto.
TELLO
Tus bellos ojos
me tienen cautiva el alma. 980
INFANTA
Más has dicho de catorce.
Vete, que nos mira Laura;
que yo te hablaré después.
TELLO
Por la primera esperanza,
beso tu mano mil veces; 985
que a la fe que yo te traiga
de León...
INFANTA
Quedo, que viene.

 (Vase TELLO.) 

¡Qué necio amor me amenaza!


Escena XVIII

 

MENDO, con unas alforjuelas; LA INFANTA.

 
MENDO

 (Para sí.) 

Pues yo no pierdo el juicio,
no sé para qué le guarda 990
alguna poca prudencia
o alguna mucha ignorancia.
Cavando, estaba en el monte,
cuando a los pies de una zarza
me descubre el azadón 995
tanto bien, riqueza tanta,
que vengo fuera de mí.
Esta vez conquisto a Juana...
¿Qué es a Juana? ¡Voto al sol,
que si estrellas fueran damas, 1000
que alcanzara las estrellas!
Ella está aquí.
INFANTA
¿De qué tratas,
Mendo, en tu imaginación?
¿Qué tienes, que a solas hablas?
MENDO
Yo, Juana, tengo mil cosas 1005
en qué pensar.
INFANTA
Los que andan
con el ganado en los montes,
o en las viñas con la azada,
¿tienen qué pensar?
MENDO
A veces
cosas por los hombres pasan, 1010
que obligan a pensamientos
y a tratar en cosas altas.
No es todo lo que parece,
y si de ti me fiara,
yo te dijera...
INFANTA
¿De mí
1015
tienes tú desconfianza?
MENDO
Eres mujer.
INFANTA
Las mujeres
mejor los secretos guardan
que los hombres.
MENDO
A ser cierto,
pocas hubiera preñadas. 1020
Mas porque en algo me tengas,
ya que con desdén me pagas,
sabe, Juana, que soy hijo
de un gran señor de Alemania,
que pasando en romería 1025
a Santiago desde Francia,
me dejó en cierta señora.
Criéme en esta montaña,
sabiendo solo el secreto
una labradora honrada, 1030
que tiene toda mi hacienda.
Si por dicha fueras, Juana,
bien nacida como yo,
tal estoy, que me casara
contigo; pero no es justo 1035
que si eres de gente baja,
eche a perder mi linaje.
INFANTA
Soy tan nueva en esta casa,
Mendo, que yo no conozco,
hasta que el trato lo haga, 1040
ni los cuerdos ni los locos,
ni los humores que gastan.
¿Que tú eras loco?
MENDO
¿Yo loco?
INFANTE
Pues ¡tú señor de Alemania!
MENDO
Del marqués de Pierres soy hijo; 1045
y ya que el amor me manda,
descubrirte mi secreto
(advirtiendo que si hablas
serás causa de mi muerte),
quiero que te satisfagas 1050
de que es verdad lo que digo.
INFANTA
¡Con qué locuras me engañas!
MENDO
¿Míranos alguien?
INFANTA
Ninguno.
MENDO
Pues solo en aquesta caja
tengo...
 

(Muestra la de las joyas de LA INFANTA.)

 
INFANTA

  (Aparte.)  

¡Ay Dios! ¡Qué es lo que veo!
1055
MENDO
Piedras y joyas tan raras,
que puedo comprar la hacienda
de Tello.
INFANTA
Una sola basta.
MENDO
Pues mira.
INFANTA
¡Qué hermosas joyas!
MENDO
Pues tuyas serán si callas. 1060
Casarémonos los dos,
aunque me ha dicho mi ama
que por los caniculares
ningún discreto se casa.
Mas no importa, yo soy mozo. 1065
INFANTA
(Aparte. Aquí es ocasión que valga
la industria a la buena dicha.)
Mendo, yo no imaginaba
que eras hombre de valor;
pero por la confianza 1070
que has hecho de mí, yo quiero
pagarte con otra tanta.
No es la infanta de León
mejor que yo: historias largas
quieren tiempo; bien sé yo 1075
que en nobleza no me igualas.
Con más espacio hablaremos.
Pero mira que no traigas
tan públicas esas joyas,
y que yo podré guardarlas. 1080
MENDO
Hablémonos esta noche;
que yo haré lo que me mandas.
INFANTA
No me tengo de ir sin ellas.
MENDO
Jura que no dirás nada.
INFANTA
A mí me importa.
MENDO
Pues toma,
1085
y dame esa mano blanca.
INFANTA
¿Qué puedo negarte, Mendo?
MENDO
¿Quiéresme?
INFANTA
¿No es cosa clara?
MENDO
¿Mucho?
INFANTA
Y más que mucho.
MENDO
¡Ay cielos!
Víctor, Mendo.
INFANTA
Víctor, Juana.
1090