Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice Siguiente


Abajo

Los terceros de San Francisco

Lope de Vega



FIGURAS
 

 
SAN FRANCISCO.
ARNESTO.
CONDE DON HUGO.
FLAVIO,    viejo.
MAURICIO.
EL DUQUE DE LATORINGIA.
PATACÓN,   criado gracioso.
MARGARITA,   Reina de Francia.
Dos o tres pobres.
FEDERICO.
ROSAURA.
EL REY SAN LUIS.
ORBELIO.
RECAREDO,   viejo.
ROBERTO,   caballero.
SANTA ISABEL.
LISARDO,   pastor.
XIXÓN,   pastor.
NISIRO.
Dos caballeros.
Músicos.





ArribaAbajoJornada I

 

Sale el DUQUE por una parte, y FEDERICO por otra.

 
FEDERICO
    Juez absoluto sin pasión ni enojos,
divino amor de ciencia y experiencia,
que entre contentos mezclas los enojos,
penas y celos con temor y ausencia:
suspensa el alma, mártires los ojos, 5
espero la resulta de tu audiencia,
y la sentencia de este pleito largo,
con dulce aliento y con recelo amargo.
DUQUE
   Fortuna siempre favorable mía,
dichoso curso de felice estrella, 10
esta ha de ser la noche, este es el día
de mi felicidad, si he de tenella.
El alma espera, el pecho desconfía,
en pecho y alma de su prenda bella,
de quien aguarda un alma siempre amante 15
el fin alegre de un amor constante.
FEDERICO
   ¡Duque de Latoringia, señor primo!
DUQUE
¡Oh, noble Federico, primo amado!
FEDERICO
Por venturoso mi cuidado estimo
si el mismo amor os cuesta este cuidado, 20
aunque yo a proseguirle no me animo;
que tal competidor no me ha dejado
esperanza ninguna, y no se alcanza
el término do falta la esperanza.
DUQUE
   No pensé yo que se doraban celos, 25
pues al carbunco comparar se pueden,
cuyo gran resplandor no, cubren velos,
porque los rayos de su luz exceden.
Mas no han de permitir los altos cielos
que las sospechas de ese amor se queden 30
sin declararse más, porque no importa
en quejas largas una lengua corta.
FEDERICO
   Yo me daré a entender. Pretendo y pido
a la señora Infanta por esposa;
su padre, el Rey de Hungría, ha pretendido 35
nombrarte dueño de su prenda hermosa.
Ha entrado en consulta, y yo he temido
con el temor de un alma deseosa;
que el que pretende el bien, hasta que alcanza
su entera posesión, teme mudanza. 40
DUQUE
   Con el mismo deseo el mismo efeto,
y a este mismo lugar vengo yo agora;
soy hombre como vos, y tan sujeto
al venturoso amor de esta señora.
Ni debo yo guardaros el respeto, 45
ni vos a mí, pues cada cual ignora
el pecho, la intención y competencia
de quien aguarda en su favor sentencia.
   Yo no sabía que era empresa vuestra,
ni vos imaginasteis que era mía, 50
y así el deudo, amistad y sangre nuestra
no ha perdido el decoro que tenía;
y la fortuna, en el amor maestra,
le concede esta suerte a quien la envía
Dios por su voluntad, que es la fortuna 55
del consejo de Dios más oportuna.
FEDERICO
    Yo puedo pretender.
DUQUE
Y yo pretendo
y puedo pretender; que, primo hermano,
soy, Federico, vuestro, y así entiendo
que no es deseo de ambición tirano. 60
Noble y rico nací; ni al Rey ofendo,
ni a la Infanta, ni a vos, pues en su mano
da la fortuna, y de su gracia oculta
espero en mi favor esta consulta.
   Si es tanta la igualdad de pensamientos, 65
calidad, voluntad, gustos y amores;
si tan conformes son merecimientos,
servicios, esperanzas y temores,
excusados serán los sentimientos,
pues no hay desigualdad en los favores, 70
porque yo de Isabela estoy bien cierto
que a ninguno jamás se ha descubierto.
   Si desde tierna edad es una santa
en las divinas obras que ejercita;
si es su modestia virginal que espanta, 75
y teme el Rey que algún esposo admita;
si nadie priva con la hermosa Infanta,
ni da favores ni esperanzas quita,
a mí y a vos conviene igual cuidado:
puede estar cada uno enamorado. 80
FEDERICO
    Sea como decís.
DUQUE
La verdad digo.
FEDERICO
Pues yo tengo esperanza...
DUQUE
Y yo estoy cierto.
FEDERICO
¿Cierto de qué?
DUQUE
De que la adoro y sigo,
y he de llegar con mi esperanza al puerto.
FEDERICO
Al cielo, tengo yo por fiel testigo. 85
DUQUE
¿De gracia, de palabra o de concierto?
FEDERICO
No, sino de deseo, y de esperanza.
DUQUE
Más tengo yo si quien espera alcanza.
 

(Sale PATACÓN, lacayo.)

 
PATACÓN
   Escuchando estoy aquí,
nobles príncipes de Hungría, 90
vuestra amorosa porfía,
de las más lindas que vi.
   Venía yo confiado
que me alcanzara un favor,
por acertallo el mejor 95
soldado que el sol ha dado.
   Pido al Rey. pues le serví,
de comer. Y es cosa vana
ver mi comida terciana,
un día no, y otro día sí. 100
FEDERICO
   Agora no hay ocasión;
entra acá.
PATACÓN
Rigor es ese;
nunca a un príncipe le pese
de honrar los de su nación;
   que es bien que escuche, las quejas 105
de los pies y del menor,
pues, si es cabeza el señor,
la cabeza tiene orejas.
FEDERICO
   Déjame agora, después
te escucharé.
PATACÓN
¡Vive el cielo,
110
que pienso hacer lo que suelo,
y haré lo que suelo, pues!
   Miren no me determine;
que haré lo que suelo, digo.
DUQUE
¿Qué soléis hacer, amigo? 115
PATACÓN
Volverme por donde vine.
DUQUE
    ¡Buen humor!
FEDERICO
Y gusto vario.
PATACÓN
Y gran soldado también,
y tengo de hombre de bien
más humos que un incensario. 120
   Y si alcanzare el favor
que pretendo con Su Alteza...
Y no tratéis, que es flaqueza.
agora cosas de amor.
FEDERICO
   Luego el amor es locura. 125
PATACÓN
Mal argumento habéis hecho;
bueno es temor que en mi pecho
tengo yo mi matadura.
   Pero vuestro amor no es
sino quimera notoria, 130
malo para pepitoria,
sin cabeza, alón, ni pies.
   Ahora escuchadme: haced cuenta
que yo os vengo a entretener
mientras da su parecer 135
la Infanta, y sale contenta.
DUQUE
   Di, que con gana te escucho.
PATACÓN
¿Por qué pintaron, señor,
los sabios niño al Amor,
siendo el Amor viejo, y mucho? 140
DUQUE
    No sé.
PATACÓN
Fue para mostrar
que un niño, forzosamente
le han de dar quien le alimente
y quien le pueda criar:
   y tiene necesidad 145
de otra persona segunda.
en que se ampare y se funda,
que es de su ser la mitad.
   Y así, no es temor, ¡por Dios!,
si es expósito y ajeno 150
de compañía, ni es, bueno
el amor, sino entre dos.
FEDERICO
    Así es verdad.
PATACÓN
Pues, señor,
vuestra ignorancia me espanta;
si no recibe la Infanta, 155
si no, alimenta su amor,
   si no anima y corresponde
a esa voluntad oscura,
no es amor, sino locura
que en traje de amor se esconde. 160
FEDERICO
   La Infanta estima y recibe
mi voluntad.
PATACÓN
Esto niego;
que ni soy sordo ni ciego,
y sé lo que no se escribe:
la infanta doña Isabel 165
es, sin hablar con lisonja,
pintada para ser monja,
porque amor, no sabe de él.
   Yo, al menos, no la quisiera
por mi esposa, y no me engaño, 170
porque me hiciera ermitaño
a trueco de ser santera.
   Es desde niña inclinada
a Dios, rezar y ayunar,
y así, el pie en el mar de amar 175
por ella nada, no nada.
 

(Sale ROSAURA.)

 
ROSAURA
   ¿Quién me dará con más gusto
albricias, señores, hoy
de su dicha?
LOS DOS
Yo las doy.
ROSAURA
Turbados los tiene el susto: 180
El Rey, la Infanta y Consejo
de Estado, han determinado
casarla; pierda cuidado
Federico y su amor viejo,
   porque al Duque, mi señor, 185
se la ofrecen por esposa.
DUQUE
¡Oh pretensión venturosa!
FEDERICO
¡Oh mal pretendido amor!
DUQUE
   Primo, bien sé que, en efeto,
muerta esa pasión ligera, 190
a mi prima verdadera
tendréis amor y respeto.
   Perdonadme; que, ¡por Dios!,
que no imaginé jamás
vuestro amor!
FEDERICO
Merecéis más,
195
y es bien que la gocéis vos;
   mi afición fue un accidente;
presto le tendré olvidado,
gocéis, primo, el nuevo estado,
que el cielo siglos aumente. 200
DUQUE
   Yo a vos, Rosaura, os prometo
las albricias.
FEDERICO
¡Cielo ingrato!
PATACÓN

 (Aparte.) 

Y a mí, ¿no me da barato?
DUQUE
Pienso honraros.
PATACÓN
Es discreto.
   Aunque honra que empieza en pienso, 205
si en pienso darla procura,
honra es de cabagaldura;
truéqueme el pienso en un censo.
DUQUE
   Yo voy, que es forzosa ley,
a pedir en dicha tanta 210
la mano a mi hermosa Infanta,
y a besárselas al Rey.

 (Vase.) 

ROSAURA
   Mudo y ciego me pareces:
ciego, pues no me has mirado;
mudo, pues no me has hablado 215
con el amor que otras veces.
   Quisiste más de algún día
hablarme, y yo te escuché,
y agora muestras que fue
tu engaño ignorancia mía. 220
   Fui buena para tercera;
comenzaste a enamorar,
porque te diese lugar
a que la Infanta te viera.
PATACÓN
   Ese no ha sido buen trato, 225
halagar al gato, y luego
sacar el ascua del fuego
con la mano del tal gato.
   Valerse en su pretensión
del paje que trae recado, 230
y dejársele olvidado
como escoba en el rincón.
FEDERICO
   Rosaura, déjame agora;
que el sentimiento me excusa.
PATACÓN
Hanle dado garatusa, 235
y pides manos, señora;
   pero ya en público salen
Sus Altezas.
FEDERICO
¡Ay de mí!
¡pues a mi dueño perdí!
Mis ojos no se regalen 240
   con verla; ni ella me desea
tampoco.
PATACÓN
Ya es imposible
oirte ni verte.
FEDERICO
¡Apacible
tirana!
PATACÓN
No es la hembra fea.
 

(Vanse.)

 
 

(Salen el DUQUE y caballeros.)

 
DUQUE
   ¿No puso Dios la lengua, hermosa Infanta, 245
obligada a decir toda su gloria?
Si no cupiera en ella, siendo tanta,
   pues hizo tesorera a la memoria
para que guarde el bien que no es posible
que se conserve sino en larga historia; 250
   hoy se alaba el amor por invencible,
que pudo conquistar tan santo pecho,
juzgando su afición por imposible.
ISABEL
    La merced y favor que Dios me ha hecho
en darme a Vuestra Alteza por esposo, 255
mi corazón estima satisfecho,
   y así mi padre, el Rey, tan amoroso
a mis deseos, aunque no concede
que yo reciba estado religioso,
   me ofrece un dueño en cuya mano quede, 260
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
se gana mi esperanza y mi fe cierta.
DUQUE
Su Alteza espera ya, que está a la puerta
   de su capilla Real, y el Nuncio santo
mandó tenerla al Sacramento abierta, 265
siendo el deseo y el cuidado tanto:
    vamos, señora.
ISABEL
En lícito contento
se baña el alma y regalado llanto;
   perdonadme, señor, mi atrevimiento,
pues antes de llegar suplico, y pido 270
un favor y merced por fundamento.
DUQUE
   Si el alma y libertad os he ofrecido,
¿cómo os podré negar cosa ninguna
cuando a vuestra beldad estoy rendido?
ISABEL
   Las grandezas y próspera fortuna 275
tal vez distraen de Dios al ignorante
que sube con sus dichas a la luna;
   no lo habéis de estar vos, aunque triunfante
de las tres partes que conoce el mundo,
volváis a Hungría en triunfo semejante; 280
y a mí, que en Dios mis esperanzas fundo,
me permitid que viva de la suerte
que pide un pecho en humildad profundo.
   Vos, mi señor, como soldado fuerte,
servid al Rey y a Dios y yo escondida, 285
en vida muerta, viviré en la muerte;
   no eclipsa la nobleza merecida
la virtud, la humildad, los ejercicios
de una tranquila y sosegada vida:
   no por esto recuso los oficios 290
que el regio estado y calidad me piden;
que a todos los extremos llaman vicios.
DUQUE
    Las piadosas palabras que se miden
con los deseos santos, me enamoran,
y tales obras el amor no impiden; 295
   temiéronse mis ojos, como ignoran
hasta oír las palabras, el deseo,
si resistir el bien une ellos adoran;
   temí perder el gusto que poseo
y que vuestra intención fuese al presente, 300
como en historias de otras santas leo,
vivir vida apartada y penitente.
Y guardar la pureza de su pecho
a la nobleza, esposa, es muy decente.
ISABEL
   No, mi señor, que el matrimonio ha hecho 305
Dios mismo, y él se sirva que yo sea
para Hungría y España de provecho;
   yo os goce muchos años y os posea:
sólo quiero que en mi recogimiento
pueda asistir el tiempo que no os vea. 310
DUQUE
   Yo gusto, esposa mía, del contento
que recibís en vuestras obras santas,
y de ellas gano yo el merecimiento;
   vamos agora, pues, que en glorias tantas
ninguna dilación es permitida. 315
PATACÓN
No la vea.
FEDERICO
¡Ay, he dicho que me encantas!
¿Cómo me matas si me das la vida?
 

(Vanse.)

 
 

(Sale RECAREDO, viejo, solo.)

 
RECAREDO
   Pienso que Su Majestad
está solo, y no me atrevo
a entrar; que mi voluntad, 320
cuantas más honras le debo,
muestra menos libertad.
   Quiero esperarle a la puerta
de su recámara, y temo
entrar, aunque la hallo abierta; 325
que cuando llega a su extremo
la privanza es menos cierta;
   nací en España, y Toledo,
y vine a Francia en servicio
de la Reina, y aunque puedo 330
confiar en el indicio
de su amor, dudoso quedo;
   aunque el Rey ha honrado tanto,
mi casa y persona en Francia,
que de mi temor me espanto; 335
pero de más importancia
que el ser Rey, es el ser santo.
 

(Sale el REY SAN LUIS.)

 
REY
    Recaredo.
RECAREDO
¡Gran señor!
REY
Ya os esperaba.
RECAREDO
Y yo he estado
aguardándoos con temor. 340
REY
¿De quién? ¿No sois mi privado?
RECAREDO
Hace temblar el favor,
y si Vuestra Majestad
está en oración, no es justo
divertirle.
REY
Así es verdad;
345
pero hasta en eso da gusto,
si acompaña, la amistad.
   A la Reina, mi señora
y esposa, llamad.
RECAREDO
Yo voy,
que como el alma la adora... 350

 (Vase.) 

REY
Poco satisfecho estoy
cuando lo que intento ignora;
   que al fin me determiné,
sin que jamás dificulta
ninguna empresa la fe, 355
aunque falta en la consulta
que mi esposa el voto dé.
 

(Salen la REINA y RECAREDO.)

 
REINA
   Vuestra Alteza, gran señor,
me llama; estimarlo quiero
por merced nueva y favor, 360
y más por el mensajero,
que no pudo ser mejor.
REY
    Vuestra Majestad se siente.
RECAREDO
Yo, señor, me aparto y dejo
cosas que estando presente... 365
REY
No os vais, que vuestro consejo
nos ha de ser conveniente.
RECAREDO
   Bésoos, gran señor, los pies.
REY
Esté cerrada la puerta.
REINA
Ya teme el alma, después 370
de estos indicios, la incierta
ocasión de ellos cuál es.
 

(Siéntanse los dos.)

 
REY
Mi esposa, mi bien, mi dueño,
el mayor de cuantos bienes
el cielo piadoso y santo 375
para obligarme me ofrece:
oíd un discurso mío,
que pienso que no os ofenden
palabras de vuestro esposo.
que os adora como debe. 380
Sabed, Majestad mía,
que Dios mandó se le diese
por nombre suyo en el mundo.
Señor y Rey de los reyes.
Porque si el necio soberbio 385
de ser rey se desvanece,
tema a Dios, y siendo rey,
de tener dueño se acuerde.
Hijo soy del rey Lüis,
que Dios en sus cielos tiene, 390
y la reina doña Blanca,
sol de España refulgente.
Nombre y reino de mi padre
se sirve Dios que le herede,
y reinando en Francia tengo 395
mi ilustre reino obediente.
Debo a Dios toda esta gloria;
no es poderoso el une debe
y no paga, y es ingrato
quien no estima y agradece. 400
Quiero, pues, señora mía...
REINA
Por puntos mi temor crece;
que las palabras del Rey
nuevas mudanzas prometen.
REY
Quiero, con vuestra licencia... 405
Temo que a decirlo acierte
si el serafín de Francisco
con sus alas no me mueve.
No puso Dios, prenda mía,
la majestad de los reyes 410
en la púrpura y el oro
que ciñan y adornen sienes,
sino en los ojos del alma,
en el valor excelente,
cuyos rayos admirables 415
entre nubes resplandecen.
Quiero, pues, prenda querida...
No temáis inconvenientes;
que mayores imposibles,
con Dios y su amor se vencen. 420
REINA
Señor, Vuestra Majestad
con palabras me suspende;
poco espera de mi amor,
pues el declararse teme.
REY
Quiero, hermosa Margarita, 425
mudar hábito al presente,
vistiéndome el de Francisco,
que más galán me parece;
quiero, señora, imitarle;
que entre cenizas el fénix 430
anuncia la nueva vida
que con sus alas enciende.
REINA
Rey, esposo, señor mío,
no sé decir lo que siente
el alma de tal mudanza; 435
el Pontífice consiente
que sin gusto de su esposa
mude estado el que le tiene;
verdad es que tenéis hijos,
pero es tan libre la muerte, 440
que por mostrar su poder,
con unos y otros se atreve;
queréis entrar religioso
para que sin vos me quede
viuda y sola, y más penada 445
teniéndoos vivo y ausente.
REY
Esposa del alma mía,
no me di a entender, o fuese
pena de sentir la vuestra,
o el ser yo poco elocuente; 450
no es entrar en religión,
ni permita Dios que deje
los hijos, la esposa y reinos
que me manda que gobierne;
en la religión sagrada 455
de San Francisco concede
el Papa tercera regla,
no claustral ni penitente;
ni he de salir de palacio,
sino mudar solamente 460
en pardo sayal las galas,
que es razón que se desprecien;
el alma queda la misma,
y en ocasiones que suelen,
se queda el mismo mi pecho 465
que os adore y reverencie.
REINA
Pues amado dueño mío,
si es tan pequeño accidente
esa mudanza de estado,
y alma y amor no la tienen, 470
vestid el hábito humilde,
cuyas cenizas conserven
el fuego de amor sagrado;
que el mío, si lo merece,
concede trueco tan justo; 475
y quedo en extremo alegre,
como del temor primero
el desengaño me advierte.
REY
Y a vos, Recaredo amigo,
de mi acuerdo, ¿qué os parece? 480
RECAREDO
Ser de Dios, de un serafín,
dos ángeles y dos reyes;
el serafín, San Francisco;
los ángeles, los que siempre
asisten a un rey.
REY
Respuesta
485
como vuestra, sabia y breve;
dadme, pues, amada esposa,
los brazos; que quien concede
el favor que se le pide,
gracias y brazos merece. 490
REINA
Yo, soy, señor, quien de vos
recibe nuevas mercedes
cada día.
REY
Abrid las puertas
agora que hablarme pueden,
y vamos, querida esposa. 495
RECAREDO
Si fueran ansí los reyes,
fueran ansí los vasallos,
que sus pasos siguen siempre.
 

(Vanse.)

 
 

(Salen el DUQUE y SANTA ISABEL.)

 
DUQUE
Segunda vez, mi Isabel,
os pido, para partir, 500
licencia.
ISABEL
Para morir
quien la concede es cruel;
señor mío, esposo fiel,
¿tan poco puedo con vos,
que cuando amor en los dos 505
honra recíprocos lazos,
sois para hacerlos pedazos
segundo Alejandro?
DUQUE
Adiós,
mi bien, que obliga el honor,
que a ganar fama se parte; 510
mirad que allí toca Marte.
ISABEL
Mirad que aquí toca amor.
¿Cuál de los dos es mejor?
DUQUE
Claro está que amor ha sido
sobre todos preferido. 515
ISABEL
¿Pues no es crueldad, cuando os quiero,
dulce esposo, todo entero,
querer que os quiera partido?
   Si la muerte es división
de cuerpos y almas, la ausencia 520
muerte es, pues que su violencia
aparta la amada unión
de cuerpos y almas que son
unos.
DUQUE
Llorado habéis harto.
ISABEL
Pues de partir no os aparto, 525
poco lloro.
DUQUE
Esme el partir
forzoso.
ISABEL
Y a mí el sentir
los dolores de este parto.
DUQUE
   Espérame el Rey de Francia
y al Papa he de obedecer. 530
ISABEL
El mundo no había de ser
tan largo.
DUQUE
¡Sabia ignorancia!
ISABEL
Que si no hubiera distancia
de un lugar a otro lugar,
no le tuviera el pesar 535
que en el potro de la ausencia
atormentó a la paciencia,
y temor al esperar.
   ¡Qué de disparates digo!
Ya lo conozco, señor; 540
mas como es niño el amor,
niñas ignorancias sigo;
no queréis estar conmigo,
de devociones cansado,
que dan al amor enfado 545
cuando vois sois tan perfeto,
aunque vois sois muy discreto,
neciamente he sospechado;
   pero la murmuración
dice que es cosa pesada 550
para una mujer casada
tanto ayuno y oración;
llévame mi inclinación;
¿qué he de hacer? Ya lo cerceno
y mil contentos refreno 555
por sólo no os dar pesar,
aunque no le puede dar
lo bueno a quien es tan bueno;
   mas diréis que el casamiento
pide galas y hermosura, 560
no humilde traje y clausura
con tanto recogimiento.
Y que vivís descontento,
que en vez de los caballeros
que vienen a engrandeceros, 565
llenos de nobleza y galas,
ocupan siempre estas salas
pobres rotos y groseros,
   y así, mi esposo y señor,
dejáis vuestra esposa y tierra, 570
que de ordinario la guerra
divierte enfados de amor;
siente también mi temor
que la plebe licenciosa
murmure de vuestra esposa 575
parezca más cada día,
siendo hija de un rey de Hungría,
no infanta más religiosa.
   Y pues agora os partís,
su opinión fortalecéis, 580
y el poco amor que tenéis
declaráis.
DUQUE
Mal argüís,
mi bien, que en ver que vivís
dando a la santidad ser,
engrandezco mi poder 585
y al cielo mi dicha igualo,
porque el marido más malo
desea buena mujer.
   Con pena de vos me aparto;
pero trae revuelto el mundo 590
de Federico segundo
la soberbia contra el Papa;
que el papa Inocencio cuarto
y el rey Lüis, en León
de Francia, en esta ocasión 595
celebran contra este mal
un concilio general,
y hallarme en él es razón.
   Vos, mi Isabel, que tan hija
sois de la Iglesia, ¿queréis 600
que el monstruo alemán que véis,
su patria y pastor aflija?
ISABEL
Aquesta ausencia prolija
es tan bien ocasionada
con esa santa jornada; 605
por tal causa enjugo el llanto.
Defienda al Vicario santo
vuestra católica espada;
   que si a la francesa silla
y sagrada flor de lis, 610
dió el santo rey don Lüis
doña Blanca de Castilla,
de estos siglos maravilla,
fue, esposo y dueño querido,
al Padre Santo ofrecido 615
vuestra espada ilustre y franca;
déle un hijo doña Blanca,
que yo le doy un marido.
   Defended, mi bien, de Dios
el yugo leve y süave; 620
sepa el César que Landgrave
sois de la Toringia vos;
que aunque habéis sido los dos
amigos, si es enemigo
de la Iglesia, ya no sigo 625
su amistad; decí a las claras,
que el amigo hasta las aras,
y contra Dios no hay amigo.
DUQUE
   Dame esos brazos, espejo
de prudencia y discreción, 630
del reino húngaro blasón,
que yo apruebo tu consejo;
seguro mi Estado dejo
en tu poder; tú, señora,
su bien, su prebendadora, 635
su sol, su Isabel, su infanta,
su amparo, su Porcia santa
eres; como tal te adora;
   Gasta con pródiga mano,
da de tu virtud ejemplos, 640
haz limosnas, labra templos,
que mis tesoros te allano;
contigo queda mi hermano
Roberto, porque consuele
tu tristeza y se desvele 645
para tenerme propicio
en tu regalo y servicio,
pues hacello siempre suele.
   Roberto, de la salud
de Isabel pende la mía, 650
de su gusto, mi alegría,
mi dicha, de su virtud.
ROBERTO
Será mi solicitud
testigo de mi deseo.

 (Aparte.) 

¡Ay cielos, que cuando veo 655
su hermosura, por los ojos
bebo veneno y enojos,
y con ellos me recreo!
   Pero pues se va Landgrave,
cumplirá mi confianza 660
y su muerte mi esperanza,
para que una a otra acabe.
DUQUE
Aunque el partir me es tan grave,
dame, amores, esos brazos.
ISABEL
¡Ojalá fueran sus lazos 665
bastantes a deteneros!
DUQUE
Yo volveré presto a veros
y a gozar vuestros abrazos.
   Adiós, dueño de mi gloria.
ISABEL
Estas reliquias, os den, 670

 (Dale una reliquia.) 

de las que lleváis también
dentro del alma en memoria.
ROBERTO
¡Que con virtud tan notoria,
alma, oséis competir vos!
DUQUE
Que nos partimos los dos; 675
aunque parto, con vos quedo.
ISABEL
¿Olvidaréisme?
DUQUE
No puedo.
Marche el campo.
ISABEL
¡Adiós!
DUQUE
¡Adiós!
 

(Vanse el DUQUE y ROBERTO.)

 
ISABEL
   ¡Ay, Rosaura, y qué forzoso
es en el mundo el amor! 680
ROSAURA
El Landgrave, mi señor,
nuestro Duque y vuestro esposo,
   os quiere, señora, tanto,
que aunque se parte a la guerra,
le volverá a vuestra tierra 685
el amor de vuestro llanto.
   Tan presto, que si el tormento
da a las lágrimas lugar,
a las que vierte el pesar
alcancen las del contento. 690
ISABEL
    Es el Duque tan cristiano,
tan discreto, tan prudente,
tan limosnero y clemente,
tan apacible y tan llano,
   que por no merecer yo 695
su amorosa compañía,
Dios me le quita este día.
ROSAURA
Ausentar sí, quitar no;
   divierte un poco el pesar;
lástima a tus ojos ten. 700
ISABEL
Ojos que el Duque no ven,
¿qué han de hacer sino llorar?
ROSAURA
   Consuelos para el ausencia
halló la industria, señora;
que no remedia quien llora 705
los daños de su inclemencia.
   Hoy es día de Año Nuevo.
ISABEL
¡Qué triste empresa, ay de mí!
ROSAURA
Llama a tus damas aquí;
que de esta suerte me atrevo. 710
ISABEL
    ¿De qué suerte?
ROSAURA
En tales días
es costumbre permitida,
en palacio ya sabida,
entre muchas alegrías
   con que celebran la entrada 715
del año los alemanes,
echar en suertes galanes
en una fiesta aplazada
   las damas, y a quien les cabe,
ya sea hermosa, ya sea fea, 720
todo aquel año se emplea
en su servicio; el Landgrave
   está ausente; si diviertes
un poco tu pena y llamas
a tu presencia tus damas, 725
gustarás de ver las suertes,
   porque se dicen en ellas
chistes y motes agudos.
ISABEL
Si están de virtud desnudos,
aumentarán mis querellas 730
   y daránme pesadumbre.
ROSAURA
Yo sé que te han de alegrar.
ISABEL
¿No vale más mejorar,
Rosaura, aquesa costumbre,
   y echar suertes sobre santos 735
que nuestros patrones sean
todo el año?
ROSAURA
Bien se emplean
señora, en eso tus llantos;
   pero tanta devoción
aumenta, en vez de alegría, 740
la pena y melancolía.
Deja . . . . . . . . . . . . . . . .
   Deja que reces despacio,
y no quites a los gustos
entretenimientos justos, 745
que ennoblecen tu palacio.
ISABEL
   Por vida tuya, Rosaura,
que los echemos las dos,
porque en las cosas de Dios
mi contento se restaura. 750
   Anda, escribe en un papel
los santos más conocidos,
y verás entretenidos
mis pensamientos en él.
   Sabremos qué santo cabe 755
a Landgrave, mi señor;
que es bien dalle un defensor
yendo a la guerra Landgrave.
    Ve por mis Horas, que en ellas
los que basten hallarás. 760
ROSAURA
Voy por santos; ¿no querrás
de los que echan tus doncellas?
   A fe que estarnos despacio;
mas si esto te da consuelo,
echemos santos del cielo 765
por galanes de palacio.
ISABEL
Ausencias lloro. amante omnipotente,
que a esto obliga el amor cuando es del suelo;
¡qué a costa vende el mundo del consuelo
el bien que da, si es bien el aparente! 770
   Dichoso aquel, mi Dios, que solamente
os ama a vos y aspira sólo al cielo,
que no dais penas ni tenéis recelo;
no, sospechas causáis, ni estáis ausente.
   En toda parte estáis, todo lo sabe, 775
todo lo ocupa vuestra Real presencia,
no cabéis en lugar, y él en vos cabe.
   Yo doy palabra a vuestra omnipotencia
de amaros sólo a vos muerto el Landgrave,
pues quien os ama no padece ausencia. 780
 

(Sale PATACÓN de pobre y otros.)

 
POBRE 1.º
   Aquí la Duquesa está,
y el Landgrave se partió;
buen principio al año dió
mi dicha; ¿qué hacéis? Llegad
   y dadle los buenos años. 785
Ea, hermano Patacón,
vos tenéis ostentación;
más llagas y menos paños:
    hablad por todos.
PATACÓN
Señora,
tan buenos años tengáis 790
como a todos nos los dais
con vuestra presencia agora;
   tened lástima de mí
y de estas piernas molestas,
que llevándolas yo a cuestas 795
no quieren llevarme a mí.
   No imaginéis que son pocas
las llagas que en ellas cuento,
porque en cada una siento
por lo menos siete bocas; 800
   mirad la llaga y la plaga
de este pobre pecador,
de la mano del Señor
regalado, que así paga
    a quien ama.
ISABEL
El sea bendito.
805
POBRE 1.º
Y vos, señora, también:
así traiga Dios con bien
y con contento, infinito,
   libre de guerras y daño,
al Landgrave, que nos deis 810
la limosna que soléis,
y haremos año buen año.
ISABEL
   ¡Ay, pobre del alma mía!
Ricoshombres de la corte
de Dios, su cielo, su norte, 815
pues al alma hacéis la guía,
   yo os daré buen aguinaldo;
dadme los brazos, llegad.
¡Qué gran virtud!
POBRE 2.º
Apartad,
señora, que huelo a caldo; 820
   que de convento en convento
he sorbido, aunque estoy malo,
doce escudillas de palo
como ésta, y sorbiera ciento.
 

(Sale ROSAURA y saca dos vasos de plata.)

 
ROSAURA
    No queda en la letanía 825
Santo que no haya sacado
y en cédulas trasladado;
aquí están, señora mía,
   y en este otro vaso está
el nombre de mi señor 830
y el tuyo, que vuestro amor
hasta aquí juntado os ha,
   el mío y el de tus damas,
y también puse los nombres
de todos los gentileshombres 835
de palacio; que pues amas
   aqueste entretenimiento,
dártele quiero cumplido.
ISABEL
A buen tiempo habéis venido,
grandes de Dios, porque intento 840
   daros, para enriqueceros,
a cada cual un patrón.
POBRE 2.º
Estos vasos, Patacón,
vienen llenos de dinero.
PATACÓN
    Claro está. que si patrones 845
nos tienen de enriquecer,
¿qué patrones puede haber
como escudos y doblones?
ISABEL
    Sacad un nombre.
ROSAURA
El Landgrave,
mi señor, salió el primero. 850
ISABEL
La boca en él poner quiero:
saca el santo que le cabe.
ROSAURA
    ¡San Rafael!
ISABEL
Haga alarde
mi contento: ¡qué bien vino,
si es Tobías, y en camino 855
un Rafael que le guarde!
    Saca otro.
ROSAURA
Dice aquí:
¡Isabela!
ISABEL
¡Dicha extraña,
pues a mi esposo acompaña
cuando se ausenta de mí! 860
   Salga mi patrón; que ya
hacelle mil fiestas fío.
ROSAURA
¡San Francisco!
ISABEL
¡Santo mío!
Mil gracias el alma os da,
   pues siendo alférez de Dios, 865
mi padrino queréis ser,
aunque no era menester,
para encomendarme a vos,
    que saliésedes por suerte,
si ya no es que me advertís 870
que aquí por suerte salís
a hacer dichosa mi suerte.
POBRE 2.º
   ¿Qué papeles, Patacón,
son éstos?
PATACÓN
Serán libranzas.
POBRE 2.º
Bien has dicho.
PATACÓN
Bien lo alcanzas;
875
libranzas sin deuda son.
ISABEL
   Rosaura, saca otro santo
para mí; que tener quiero
más patrones.
ROSAURA
El primero
puede tanto y vale tanto, 880
    que basta.
ISABEL
No seas escasa
de santos.
ROSAURA
Salgan por mí
ciento; otra vez dice aquí:
¡San Francisco!
ISABEL
Si eso pasa,
   no quiere mi pobre rico 885
que otro sea sino él
el patrón de su Isabel;
ya mi contento publico:
   ¡Saca otro, por vida mía!
ROSAURA
Yo solamente escribí 890
un San Francisco, y aquí
hallo dos.
ISABEL
Yerro sería.
ROSAURA
   Saco otra vez, pues te ofreces
a rezar, señora, tanto:
¡San Francisco!
ISABEL
¡Ay, dulce Santo,
895
ya habéis salido tres veces!
   Mi fe lo que es considera;
ya sé que me prevenís,
pues tercera vez salís,
para ser vuestra tercera; 900
   alargue el cielo la vida,
más que a mí, a mi esposo amado;
pero si llego a otro estado,
desde hoy mi amor me convida,
   para gozaros mejor, 905
a vuestro hábito tercero;
que trayéndole, ser quiero
tercera de vuestro amor;
   ¡ea, mis pobres y amigos,
llegad, participaréis 910
de mi ventura, y seréis
de mi promesa testigos!
   ¡Ea, sacad agora suertes
para mis pobres!
ROSAURA
Primeros
han de ser los caballeros 915
y damas.
ISABEL
¡Qué mal lo adviertes!
   ¿Cuándo tú, Rosaura, has visto
que entren en lugar segundo
con caballeros del mundo
los caballeros de Cristo? 920
   ¡Haz lo que te mando, advierte!
Ea, la suerte que saliere,
¿cuál de vosotros la quiere?
PATACÓN
Yo.
POBRE 1.º
Yo.
POBRE 2.º
Yo.
ISABEL
Y ¿qué me promete
    rezar por ella?
PATACÓN
Dineros
925
se truecan Avemarías.
POBRE 2.º
¡Pujad, esperanzas mías!
Cuatro rosarios enteros
prometo.
POBRE 1.º
Qué temerarios
que sois! Yo prometo seis: 930
guarda, que no reventéis.
PATACÓN
Media hanega de rosarios
   prometo, si esto os agrada.
ISABEL
¿Y vos?
POBRE 3.º
Yo, señora mía,
prometo un Avemaría, 935
pero aquésa bien rezada.
ISABEL
   Salga el primero para éste.
ROSAURA
San Roque es el que he sacado.
POBRE 3.º
¿San Roque yo?
ISABEL
El abogado
que hay mayor contra la peste. 940
POBRE 3.º
   Y ¿de qué ha de aprovecharme
aqueste Santo en papel?
ISABEL
¿De qué? De rezar en él.
POBRE 3.º
Y luego, ¿no tien que darme
    otra cosa?
PATACÓN
¡Majadero!
945
Os quedasteis Martín danza.
POBRE 3.º
Pensé yo que era libranza
remitida al tesorero.
PATACÓN
    Faltan en las letanías
duques, Pedros y Marías. 950
ISABEL
Su devoción os provoque;
¡ea, salga para vos!
PATACÓN
No ha de salir, juro a Dios,
sino una bolsa de cuartos!
ISABEL
   ¿Vos juráis? ¡Ay, santos míos, 955
ya os dejan por el dinero!
Pero es el mundo ventero,
y avaros sus desvaríos.
   ¡Hartad la sed de avaricia!

 (Quítase las joyas y dáselas.) 

¡Tomad, Midas sin decoro, 960
comed oro, bebed oro,
satisfaced la codicia!
PATACÓN
    Yo sí dos San Antones
y siete San Juanes quiero;
que sobre hartura y dinero 965
caerán bien las oraciones.
ISABEL
   ¡Que el oro se haya antepuesto,
a los Santos! Desde aquí
el oro he de echar de mí.
¡Tomad, tomad más!
 

(Sale ROBERTO.)

 
ROBERTO
¿Qué es esto?
970
   Por cierto que Vuestra Alteza
está bien entretenida;
que con gente tan lucida
lucirá vuestra grandeza.
   Desocupad este espacio; 975
que igualmente dice mal
guarnición de oro en sayal,
como pobres en palacio;
   que si en la razón me fundo
de un rico, cuerdo y prudente, 980
los pobres son solamente
basura y sobras del mundo;
   y será poca cordura
que entre aquí algún hombre grave,
y el palacio del Landgrave 985
halle lleno de basura.
    ¡Salid, ea!
ISABEL
¿En mi presencia,
Roberto os atravéis vos
contra los pobres de Dios?
ROBERTO
Perdone y tenga paciencia 990
   y recójase; que intento
lo que importa.
ISABEL
¡Qué he de hacer!
Todo lo sabe vencer
el discreto sufrimiento.

 (Vase.) 

ROBERTO
    ¿No se van?
PATACÓN
¿Irse? ¿No ve
995
que estamos cojos y malos?
ROBERTO
He de daros dos mil palos.
PATACÓN
Con dos me contentaré.
 

(Vanse.)

 
ROBERTO
   Por Isabela me abraso,
mas mis intentos terribles 1000
dos mil montes de imposibles
descubren a cada paso.
   El Estado de mi hermano
gobierno; ciega pasión,
si la ausencia y la ocasión 1005
llevan a amor de la mano,
   de ellos me pienso valer.
¡Ánimo, amor! ¿Qué os espanta?
Isabel es una santa,
por bien no la he de vencer; 1010
   Los agravios, pues, me den
favor; que si fuere tal,
yo vendré a alcanzar por mal
lo, que no puedo por bien.

 (Vase.) 

 

(Sale el DUQUE, de camino, y la REINA de Francia, y otros.)

 
REINA
   Vos seáis, señor Landgrave, 1015
muchas veces bien venido,
por defensor de la nave
de San Pedro, que, atrevido,
el César quiere que acabe;
   mucho, de veros en Francia, 1020
se ha de holgar el rey Lüis;
pero su loca arrogancia,
con vos y la flor de lis
no tendrá mucha ganancia.
DUQUE
   Sus Reales pies besar quiero; 1025
¿adónde está?
REINA
En su capilla,
porque se arma caballero
de San Francisco, y humilla
al hábito de Tercero
   la púrpura y el brocado, 1030
causa de ambiciones tantas,
y hoy, que quiere ser armado,
en velar las armas santas
toda la noche ha gastado.
DUQUE
   Como el Rey es santo, vela, 1035
y San Francisco, señora,
puede tanto, y tanto vuela,
que si el Rey su hábito adora,
lo mismo hace mi Isabela.
REINA
   ¿Queda con salud Su Alteza? 1040
DUQUE
Y de Vuestra Majestad
muy servidora.
REINA
En belleza,
en virtud y en santidad,
es gloria de la nobleza.
DUQUE
   A vuestro Rey santo envía 1045
mil recados.
REINA
No me espanta,
que es hija del Rey de Hungría,
y entre un santo y una santa,
es santa la cortesía.
   Sepa que estáis en París, 1050
porque su amor dé señal
de la fama que adquirís:
abrid la capilla Real.
 

(Abren una capilla, y delante un SAN FRANCISCO, de pincel, en un altar; esté de Tercero, en cuerpo, el REY; sobre una fuente de plata, espada y capa y sombrero de Tercero.)

 
DUQUE
¡Qué Rey santo, qué Lüis!
   Déme Vuestra Majestad 1055
sus pies.
REY
¡Oh, ilustre Landgrave!
Para que mi dicha acabe
de engrandecerme, llegad;
que no sin orden divino
quiso el cielo, en quien espero, 1060
que trayéndoos de camino,
cuando me armó de Tercero
vengáis a ser mi padrino.
   En vuestra noble presencia
ha permitido que muestre 1065
insinias de mi excelencia:
Francisco es el Gran Maestre,
de esta Orden de penitencia.
   Su hábito me ha de honrar,
a pesar de la malicia, 1070
que comienza a murmurar,
pues si la vida es milicia,
el hábito militar
   de Francisco es sin segundo
para honrar y engrandecer 1075
la fe, que en su humildad fundo,
pues sólo él supo vencer
las honras vanas del mundo.
DUQUE
   Sus pensamientos adoro,
y de haber venido aquí 1080
me regocijo y mejoro,
pues goza el mundo por ti
otra vez su siglo de oro.
   ¡Oh, qué buena compañía
hiciera mi esposa santa 1085
contigo, Isabel de Hungría!
REY
Con los cielos se levanta.
Landgrave aqueste es mi día;
   vestidme vos estas galas.
 

(Vístese, y tocan.)

 
Tocad música; haya fiesta. 1090
DUQUE
Al cielo mi dicha igualas.
REY
¡Oh, cuerda santa! Con ésta
pone el alma al cielo escalas.
   La espada me ceñid vos,
dulce esposa, prenda amada, 1095
y el gozo viva en los dos;
pero ¿ceñiréme espada,
alférez santo de Dios?
   No, que armas y religión
no caben en un lugar, 1100
ni inquietud con oración;
mas en Orden militar,
forzosas las armas son.
   El alma, indeterminada.
duda entre una y otra ley; 1105
la paz vive desarmada;
mas no le tendrá por rey
quien viere al rey sin espada.
   Y la plebeya malicia
daña a todos, yo lo sé, 1110
con engañosa noticia.
que si la espada dejé,
fue por dejar la justicia.
   El Maestre soberano
sois vos, Santo; si os agrada 1115
armarme o no, yo os lo allano:
y os rindo humilde la espada;
dádmela de vuestra mano.
 

(Está la imagen de SAN FRANCISCO de modo que, metiendo por el vestuario un brazo de hombre con manga de fraile francisco y mano llagada, parecida a la otra pintada del Santo, y pegada al pecho de la imagen, parece desde lejos toda una pieza; tómala el Santo, y dice uno desde el vestuario:)

 
SAN FRANCISCO
   Porque la Iglesia defiendas,
la espada, Lüis, te doy. 1120
REY
¡Oh, caras y santas prendas!
Yo defenderé desde hoy
la Iglesia que me encomiendas.
DUQUE
    ¡Caso extraño!
REY
Mi alegría
mostrar a mi corte quiero. 1125
Venid, cara esposa mía;
pues me armo caballero,
han de comer este día
   doce de mi religión
conmigo.
DUQUE
Apenas resisto
1130
el llanto.
REINA
Y ésos ¿quién son?
REY
Los caballeros de Cristo:
los pobres.
DUQUE
¡Gran perfección!
REY
   Y remédiense entretanto
cien doncellas y cien presos: 1135
den libres treguas al llanto.
DUQUE
:Bien dicen estos sucesos
que es aqueste el siglo santo!

 
 
FINIS. LAUS DEO.
JESÚS, MARÍA, JOSÉ.
 
 

Indice Siguiente