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ArribaAbajoJornada II

 

Salen ARNESTO y el CONDE DON HUGO.

 
CONDE
   -A solas, Arnesto amigo.
quisiera hablaros.
ARNESTO
Señor,
vuestra sombra y gusto sigo;
que soy de vuestro valor
aficionado y testigo. 5
CONDE
   Ya sabéis cómo he tenido
guerra con el rey Lüis;
ni sentí ni fui sentido;
que en las Cortes de París
se dió el corte pretendido. 10
   Porque el Rey de Ingalaterra,
que a mí con tan gran soldado
me amparaba en esta guerra,
de la Reina importunado,
le volvió en paz esta tierra. 15
Desta paz que el corazón
en ninguna pretensión
se queda en pie el sentimiento.
    Quisiera yo...
ARNESTO
Vuecelencia
pienso que tiene de mí 20
larga y bastante experiencia;
yo soy el mismo que fui,
no me ha mudado el ausencia;
    su secretario me ha hecho
el rey Lüis, y aunque soy 25
fiel testigo de su pecho,
que a Vuestra Excelencia estoy
más obligado sospecho.
CONDE
    Sois mi deudo.
ARNESTO
Así es verdad,
que Dios, como honrarme pudo, 30
me dió tanta calidad;
pero el más estrecho nudo
de un alma es el amistad.
CONDE

 (Aparte.) 

   Quiérole desvanecer,
que quien es lisonjeado, 35
lisonjas puede aprender.
Y pienso daros estado,
y a mi hermana por mujer.
ARNESTO
    Mándeme, pues, Vuecelencia,
porque la dificultad 40
no es mayor que la experiencia,
si estima mi voluntad
y fía de mi prudencia.
CONDE
   Al rey Lüis, mi enemigo,
aunque mal considerado, 45
quisiera darle castigo,
porque el amigo forzado
no puede ser buen amigo.
   La razón que más me mueve,
por no decir la pasión 50
(que puede llamarme aleve),
es su baja inclinación,
que el Rey no sentirla debe;
   no condeno su humildad
de la alma, que no lo sé, 55
y puede no ser verdad
aquella aparente fe
y fingida santidad.
   Condeno el traje, que viste,
que a la majestad de un rey 60
ofende, afrenta y resiste,
pues que la divina ley
no en la vileza consiste.
   Dios mismo se deja ver,
cuando como Rey se muestra, 65
en majestad y poder,
y así es honra suya nuestra
procurarlo parecer.
   El reino de Francia, en quien
tantos santísimos reyes, 70
que en gloria inmortal estén,
reinaron con justar leyes
y fueron santos también,
   nunca se vió en tan vil pecho
que entrase vil la fingida 75
santidad; tan vil le ha hecho,
que gasta su ociosa vida
sin valor y sin provecho.
ARNESTO
   Ese mismo pensamiento
tengo yo, y aún le he sentido, 80
y aún quien tiene entendimiento.
CONDE
Todo el reino está ofendido,
todos sienten lo que siento.
   Todos, hallando ocasión,
darán el favor que espero 85
a mi justa pretensión;
mas teme ser el primero
cualquiera en su ejecución.
   Yo, que soy en Francia quien
sabe el mundo, y determino 90
mirar por su paz y bien.
ser el primero, imagino,
y el más dichoso también;
   porque soy deudo cercano
del Rey, y no han de heredar 95
los hijos del que es tirano;
y así me puede quedar
mi justa esperanza en vano.
   Deseo, Arnesto, que vos
déis muerte al Rey con secreto; 100
que si lo permite Dios,
cuando yo reine os prometo
que hemos de reinar los dos.
ARNESTO
    Aunque es difícil la empresa,
es mayor la voluntad, 105
mucho el bien que se interesa,
y así, con facilidad
pienso hacerlo, aunque me pesa.
   Lo que puedo hacer es
dar entrada a Vuecelencia 110
con el Rey donde después
haga el valor experiencia
del poder del interés.
CONDE
   Dadme vos lugar que yo
en secreto pueda hablarle. 115
ARNESTO
Mi amor os le prometió.
CONDE
Que la gloria de matarle
tendrá quien me le entregó.
ARNESTO
   Pues váyase Vuecelencia;
que el Rey viene.
CONDE
Yo me voy.
120
ARNESTO
Y yo también hago ausencia;
que siendo traidor, no estoy
para hallarme en su presencia.
 

(Vanse.)

 
 

(Sale el REY LUIS.)

 
REY
   Si el hombre dijo Platón
que no nació solamente 125
para sí, porque es razón,
que sirva el hombre prudente
a su patria y su nación,
   ¡cuánto más el hombre a quien
hizo Dios su vicediós! 130
Y así vos, lugarteniente
de Dios, dejad la oración,
que os ocupa dulcemente,
porque llega la ocasión
de oír vuestra humilde gente, 135
   como no ha entrado quien pida
justicia, si es rigurosa.
será de muchos temida,
que aunque es la justicia hermosa,
de nadie es bien recibida. 140
   Mucho siento que quien tiene
quejas no pierda el temor,
porque confía el que viene
que ha de hallar piedad y amor
y justicia si conviene. 145
 

(Una carta colgada de una cerda desde lo alto, que no se vea, le va siguiendo.)

 
Pero ¿quién sois vos? Llegad,

 (Como que habla con quien trae la carta.) 

que vuestro rostro convida
con risueña gravedad
a que os oiga, y socorrida
deje vuestra adversidad. 150
   Que sois, decís, mensajero;
oficio de ángeles es,
y daros los brazos quiero:
sois peregrino francés,
francés sois y caballero, 155
   que esta carta me traéis;
yo la estimo y la recibo;
esperad: ¿por qué os volvéis?
¿No queréis saber si escribo?
¿Quién sois? ¿Ya no parecéis? 160
   ¿Qué es esto? ¡Cielos! ¿con quién
estoy, hablo y me aconsejo?
Mas dudado he, por mi bien,
que el alma limpia es espejo
donde los ojos se ven. 165
   Yo tengo a Dios por amigo;
pues ¿quién será contra mí
mientras que sus pasos sigo?
La carta ha de hacerme a mí
de este secreto testigo. 170

 (Carta.) 

   Como en la mano de Dios
está el corazón del Rey,
como vos guardáis su ley,
vuestra vida os guarda a vos;
quitárosla quieren dos 175
a quien la traición ha puesto,
con peligro manifiesto,
su nobleza por verdugo;
guardaos del conde don Hugo
y del secretario Arnesto. 180
REY
    ¿Arnesto quiere y pretende
darme muerte? ¿En mi contrario
el Conde, me entrega y vende
Arnesto, mi secretario?
Mi secreto amor no entiende. 185
   Pusiera Dios en el pecho,
como alguno lo pedía,
la puerta por su provecho,
y viera en él cada día
su traición a su despecho. 190
   Aunque quiso darme muerte,
no se la tengo de dar;
que Dios mi piedad advierte,
aunque haya de resultar
contra de su ingrata suerte. 195
   Que la traición pienso yo
que es saeta despedida
contra una peña en que halló
la resistencia debida,
y vuelve al que la tiró. 200
   Arnesto viene mudado
el color, que es la traición
enfermedad del pecado;
desengañarle es razón,
pues Dios me ha desengañado. 205
 

(Sale ARNESTO.)

 
ARNESTO
   La imaginación se ha hecho
dentro de mi temor fuerte,
porque a los ojos sospecho
que me da voces la muerte
del Rey, y me altera el pecho, 210
   como el otro que mató
a su padre, y de las aves
que en los árboles halló,
con sus agudos y grayes
su grave sentencia oyó. 215
REY
    ¡Arnesto!
ARNESTO
¡Señor!
REY
¿Estáis
indispuesto?
ARNESTO
Señor, sí;
no ando bueno.
REY
Bien mostráis
el accidente.
ARNESTO
¡Ay de mí!
REY
Pues bien: ¿por qué no os curáis? 220
   Advertid que un accidente,
al principio de él se cura,
y sana más fácilmente;
pero después, es ventura
que no muera el que le siente. 225
ARNESTO
   Esta plática conviene
barajar. Vengo, señor,
a avisaros que ya viene
el pueblo a pedir favor
y audiencia.
REY
Si en mi la tiene
230
   entre quien me ha menester,
jamás me pidáis licencia;
que por ley se ha de tener,
que el Rey, que no diese audiencia,
lo deje entonces de ser. 235
   Y yo os hablaré después,

 (Siéntase.) 

que habéis de escribirme un pliego
que importa mucho.
ARNESTO
Entrad, pues;
¿quién pide audiencia?
 

(Sale FLAVIO, viejo.)

 
FLAVIO
Yo llego.
Señor, humilde a tus pies. 240
REY
   Hablad y no deis lugar,
a las lágrimas que en mí
suelen los ojos sacar.
FLAVIO
Noble soy, rico nací,
sorbióme la hacienda el mar, 245
   tengo un hijo, y la pobreza,
que suele ser mal sufrida
en quien sustenta robleza,
es causa que sea homicida
de un hombre por su riqueza. 250
REY
    ¿Por robarle?
FLAVIO
Señor, sí;
que he de decir la verdad
aunque sea contra mí.
Mi hija, cuya beldad
le dió el cielo contra sí, 255
   fuése al juez y le pidió
libertad para su hermano,
el cual se la prometió,
pagándose de su mano
con la honra que le quitó. 260
   Gozó a mi hija, en efeto,
no con mi acuerdo, ¡por Dios!,
fue la promesa en secreto,
y agora quiere a los dos
perder la fe y el respeto. 265
   Manda que mi hijo muera,
deja a mi hija afrentada,
pena de su fe ligera:
lloro una hija deshonrada
y un hijo que nunca fuera... 270
REY
   El hijo es bien castigado,
y el juez le sentencia bien;
que no ha de estar obligado
a injusta promesa quien
tiene por mí ese cuidado. 275
   Mas de la injuria que ha hecho
debe restaurar la fama
que por amor ha deshecho,
y casar con esa dama,
que bien puede, pues sospecho 280
    que es Fabricio.
FLAVIO
Señor, sí.
REY
Sabe Dios cuán sin mi gusto
ese gobierno le di;
si fue culpa de un rey justo,
ya siento la pena en mí. 285
   En fin, él se ha de casar
con vuestra hija.
FLAVIO
Si es cierto,
bien me puedo consolar,
pues con aquel hijo muerto
mi hija podré dotar. 290
REY
   No, que el juez la dotará,
y después, por justa ley,
la muerte se le dará.
Quede satisfecho el Rey,
pues ya la parte lo está. 295
FLAVIO
   Señor, Vuestra Majestad
perdone su ofensa.
REY
No,
que es desdeñosa piedad;
a Dios también ofendió,
y a Dios debe la mitad. 300
 

(Sale MAURICIO.)

 
MAURICIO
    Dícenme que habéis mandado,
señor, por el mucho extremo
de virtud en que habéis dado,
que cualquier hombre blasfemo
sea en los labios herrado; 305
   y cuando esto sea verdad,
no ha de verse este rigor
en los de mi calidad;
que blasfemaré mejor
de vos y vuestra crueldad. 310
REY
   Pues el juez manda que a vos
os hierren los labios.
MAURICIO
¿Sí?
¿Por una blasfemia o dos,
habiendo partes en mí
que conoce el mundo y Dios? 315
REY
   Que se ejecute al momento,
porque de aqueste castigo
es digno ese atrevimiento.
MAURICIO
Sois tirano y enemigo.
ARNESTO
Y yo, aunque callo, lo siento. 320
 

(Sale el DUQUE.)

 
 

(Vanse.)

 
DUQUE
   Vuestra Real Majestad me dé sus manos.
REY
¡Oh, señor Duque! ¡Despejad la sala!
MAURICIO
¡Que vivan en París reyes tiranos!...
DUQUE
   El Pontífice santo, a quien iguala
su misma fama, que con tanto celo 325
en defender la iglesia se señala,
   vencido, ya con el favor del cielo
el bravo, Federico en León de Francia,
y no dejando otro ningún recelo,
   trata en aquel concilio la importancia 330
de la sagrada guerra, y nos convida
a mostrar nuestra fe, fama y constancia;
   a mí me envía a que os suplique y pida
que si en defensa de la Iglesia santa
tenéis rendida el alma, reino y vida, 335
   contra el bárbaro Turco, que levanta
nueva cabeza, como al fin serpiente,
que a Hungría, Italia y Alemania espanta,
   mandéis que marche la animosa gente
que contra Federico prevenía 340
su pecho contumaz inobediente.
REY
   Ese deseo, y esa empresa es mía;
y así a la guerra partiré en persona,
pues que Su Santidad licencia envía;
   permita Dios que aumente la corona 345
de Francia por el Asia, y su trofeo
a Roma ilustre, universal patrona.
DUQUE
   Ya me parece, santo Rey, que os veo
victorioso, y que me honra vuestro estado,
dándome parte de tan santo empleo. 350
REY
   Llevando, Duque, yo tan gran soldado,
de quien pueda aprender la suerte mía,
seguro partiré feliz y honrado;
   pasaremos agora por Hungría.
porque Isabela, vuestra santa esposa, 355
con su vista nos dé un alegre día.
DUQUE
   Esa alabanza, Real y generosa,
nos honrará a los dos.
REY
Su mucha fama
pinta su santidad por milagrosa.
DUQUE
   Mientras la gente se previene y llama, 360
quiero escribirle y darle yo la nueva
de que el santo Lüis la estima y ama.

 (Vase.) 

REY
Venturosa, la carta y quien la lleva.
ARNESTO
    El Rey se queda y me mira;
aún no he perdido el temor, 365
¡ay de mí!
REY
Arnesto suspira.
ARNESTO
Si sabe que soy traidor,
temblando estoy de su ira.
REY
   Arnesto, ¿habéis prevenido
con qué escribir?
ARNESTO
Sí, señor;
370
todo está aquí prevenido:
temblando estoy.
REY
Escribid.
ARNESTO
¡Ay. recelo mal nacido!
REY
   Yo he sabido la traición
que el Conde y vos me ordenáis. 375
ARNESTO
El me habla al corazón.
REY
Mas mirad que es engañáis
y me debéis afición:
   seamos desde hoy yo y vos
amigos, porque le importa 380
mucho al uno de los dos;
mirad que mi espada corta
más que vuestra lengua. Adiós.
    Dadme y firmaré.
ARNESTO
¿Qué es esto?
REY
Dadme el papel, no os turbéis. 385
ARNESTO
¡Ay traición, en qué me has puesto!
REY
Cerradla, y a quien sabéis
le dad esa carta, Arnesto.

 (Vase.) 

ARNESTO
   ¡Que el Rey, siendo poderoso
para matarme y vengarse, 390
se muestre humilde y piadoso,
y que venga a declararse
por un artificio honroso;
   y yo, siendo quien he sido,
hechura al fin de su mano, 395
soberbio y desvanecido,
a un traidor Conde, a un tirano,
a un mal vasallo he creído!
   Necio fui. ¡Grande vileza
es la mía! Ya no soy 400
digno de la honra ni nobleza;
loco estuve, cuerdo estoy
vencióme su fortaleza;
   yo quiero darme el castigo,
armas traigo en esta, daga 405
para darme justa paga,
digna de tan falso amigo.
 

(Sale el REY.)

 
REY
   ¿Qué hacéis, amigo? ¿Qué es esto?
ARNESTO
Pretendo con sangre mía
firmar esta carta.
REY
Arnesto,
410
¿qué necia melancolía
en ese trance os ha puesto?
ARNESTO
   Señor, si yo os fui traidor,
si esta carta viene a mí,
¿darme muerte no es mejor? 415
REY
Jamás de vos entendí
ni deslealtad ni rigor;
   tened el brazo, ¡por Dios!,
que no dudo de la fe
que nos obliga a los dos; 420
que yo de la vuestra sé
lo mismo, Arnesto, que vos.
   Llevaros quiero a mi lado,
porque en la guerra hagáis suma
del valor que os ha animado, 425
y el acero dé a la pluma
el blasón que le ha quitado.
   Venid, que entran ya marchando.
ARNESTO
Mi espada ha de responder
por mí; que yo voy temblando. 430
No hay ciencia como el saber
dar castigos obligando.
 

(Vanse.)

 
 

(Salen SANTA ISABEL y ROSAURA.)

 
ISABEL
Con un papel.
   Déjame otra vez besar
este papel mensajero
de mi bien, que el porte quiero 435
de aquesta suerte pagar.
   Déjame que en sus despojos
el alma los labios selle,
pues por gozalle y leelle
juzga la boca y los ojos 440
   por pequeños instrumentos
de bienes que son tan largos.
Y hecha un Argos, mil Argos,
hace ojos los pensamientos;
   y aún son pocos para ver 445
carta que escribe el amor
del Landgrave, mi señor;
déjame extremos hacer
   de gozo; que todo es poco
para lo que en ella escucho. 450
ROSAURA
Si dicen que no ama mucho
el que no es amando loco,
   bien en ti se experimenta.
señora, aquesta verdad.
ISABEL
No es mala la enfermedad 455
ni es espantoso el tormento,
   ni insufrible la prisión
ni mísera la tristeza,
ni espantosa la pobreza,
ni mortal la dilación, 460
   si trocándose el suceso,
cobra el enfermo salud,
el marinero quietud,
libertad segura el preso.
   el mercader su caudal, 465
el pobre a quien rico ven;
porque nadie estima el bien
sino el que conoce el mal.
   Si no hubiera ausencia triste,
presencia alegre no hubiera; 470
la bizarra primavera,
después del invierno, viste
   los campos de hierba y flor,
y el alma, en su competencia,
tras el invierno de ausencia 475
goza el abril de su amor.
    Aquí Landgrave me escribe
las paces que han resultado
del concilio, y que sagrado
Pastor de Roma apercibe 480
   al César, ya reducido,
y al vicediós obediente,
para que junta la gente,
según tiene prometido,
   al Asia en persona; 485
y el santo Lüis también
quiere ir a Jerusalén,
cuya libertad pregona,
   juntando su poder todo;
y el Landgrave, mi señor, 490
que en cristiandad y valor
le iguala del mismo modo,
   quiere hacelle compañía,
dando al sepulcro de Dios
libertad; vendrán los dos 495
tan presto, que el mismo día
   que aquésta me escribe, dice
que determinaba el Rey
partirse; mira si es ley
digna de que solemnice 500
   mi venturoso placer
viendo en paz la cristiandad,
y que mi felicidad
tan presto al Duque ha de ver.
   ¿Qué dices con tan propicias 505
nuevas? ¿Qué hay que replicar?
Razón es, Rosaura, dar
las gracias y las albricias;
   un convite quiero hacer
a mis pobres, que ellos son 510
de mi ventura ocasión;
yo misma tengo de ser
   quien los guise la comida,
porque no hay manjar mejor
que el que sazona el amor. 515
A cuantos vengan convida;
   mis damas y caballeros
han de ser sus maestresalas;
cuelga de tela estas salas,
quita los lutos groseros 520
   que puso el ausencia triste;
haya luminarias bellas,
que, imitando las estrellas
de que la noche se viste,
   muestren con su bizarría 525
que la noche de la ausencia
va huyendo de la presencia
del Landgrave, que es mi día.
ROSAURA
    Si con una carta das
tantas muestras de placer, 530
cuando llegares a ver
al dueño tuyo, ¿qué harás?
ISABEL
   Entonces el pensamiento
todo su resto ha de echar;
que esto no es más que ensayar 535
el alma para el contento
   que mi dicha manifiesta,
y cierto a espantarte obliga;
saca tú, Rosaura amiga,
por la víspera la fiesta; 540
   que toda esta prevención
víspera es del alegría
que he de tener ese día.
ROSAURA
Costosas vísperas son.
ISABEL
   Ea, Rosaura, prevén 545
convidados a mi mesa.
ROSAURA
Mira que eres la Duquesa
de Latoringia.
ISABEL
Pues bien;
   ¿qué pierdo cuando me avise
tu recato que lo soy? 550
¿De que a Dios convido hoy
y los manjares le guise?
   Mira a Marta, que ocupada
en servir y regalar
a su Dios, no osa fiar 555
de parienta ni criada
   en Betania la comida,
con ser la más principal
de Palestina; señal
de que quien a Dios convida 560
   hace inmortal su interés
y célebres sus amores;
Cristo es Dios, y a pecadores
se postra y lava los pies.
   No hay replicarme, si quieres 565
que conmigo opinión cobres;
haz que llamen cuantos pobres
se hallen, hombres y mujeres,
    en mi reino.
ROSAURA
¡Que sea tanta
la humildad de esta mujer! 570

 (Vase.) 

ISABEL
Si es Dios el que ha de comer...
No es mucho que si una infanta...
 

(Sale FEDERICO.)

 
FEDERICO
    Amor, si vuelas, ¿por qué,
pues, yendo a mover el pie,
grillos a los pies me pones? 575
Para decir mis pasiones
ni puedo, ni oso, ni sé;
   si jamás guardas secreto,
y por eso estás desnudo,
¿qué vergüenza o qué respeto 580
te tiene en mi lengua mudo
y en mis ojos tan inquieto?
   Habla o mitiga el rigor,
porque no me martirice
tu tirano fuego, amor; 585
pues el que está enfermo, dice
al médico su dolor.
   Aquí está la Infanta. ¡Cielo,
ya tiemblo, ya pongo tasa
a los pasos que recelo! 590
Si amor es fuego que abrasa,
¿cómo amando yo me hielo?
   Declaralla el alma ordena;
que si darme muerte elige,
moriré con menos pena 595
viendo que mi mal la dije:
yo voy. Señora, mi amor...
ISABEL
¡Oh, famoso Federico!
¿Qué decís?
FEDERICO
Que sois honor
del mundo, y que os certifico 600
que a intentar algún traidor,
   estando ausente Landgrave,
cosa en su ofensa y agravio,
ya Vuestra Excelencia sabe
que a un tiempo moviera el labio 605
y le diera muerte grave.
ISABEL
   Ya yo sé vuestra lealtad,
pero el propósito ignoro
con que habláis ansí.
FEDERICO
Callad,
amor, que parecéis oro 610
y sois todo falsedad.
   ¿No es bueno que apenas toca
el alma, que se resuelve
a decir mi pena loca,
los labios, cuando me vuelve 615
las palabras en la boca
   su honestidad y virtud?
¡Ea, declararme quiero!
ISABEL
Federico, ¿qué inquietud
es la vuestra?
FEDERICO
¡Ay, amor fiero,
620
doleos de mi juventud!
   Digo, pues, señora mía,
que, si estando el Duque ausente,
alguno tiene osadía,
y más siendo vos pariente, 625
de agravialle (que podría),
   será justo que su amor...
ISABEL
¿Cómo es eso?
FEDERICO
Castiguéis.

 (Aparte.) 

¿Qué es lo que decís, temor?
Y que al Duque declaréis 630
que es...
ISABEL
No os entiendo.
FEDERICO
Un traidor.

 (Aparte.) 

   Yo la sentencia me he dado;
en vez de decir mi mengua,
bien remedio mi cuidado;
pero mueve Dios la lengua 635
para decir mi pecado.
ISABEL
   Federico, cuando estéis
más sosegado, me hablad;
que yo, ya sé que tenéis
al Duque tanta lealtad, 640
que su honor defenderéis.

 (Vase.) 

FEDERICO
    ¡Espera! ¡Fuése! ¡Ay de mí!
¡Que así una mujer me venza!
Si amor no tiene vergüenza,
¿qué dudé?, ¿de qué temí? 645
Sentencia en mi culpa di,
y no estando arrepentido,
mi mismo verdugo ha sido,
y por sello más cruel,
el mismo gusto es cordel 650
antes de habelle cumplido.
   ¿Qué he de hacer, si ya en el potro
del temor dije mi pena?
Los pecados son cadena
que se enlaza el uno al otro. 655
Si es el apetito potro
sobre quien va la paciencia
corriendo, y de la pasión
rompe el freno, aunque es de acero,
morir despeñado quiero 660
desde mi misma ambición.
   Ya habrá leído Isabel
mis amorosos enojos,
siendo las letras mis ojos
y el corazón el papel. 665
De mi intento poco fiel
quiero al Duque cuenta dar,
y no me podré quejar
si usare rigor conmigo,
pues yo me he dado el castigo 670
que el Landgrave me ha de dar.
   ¡Alto, pues, ingrato amor!
¡Muera Isabel, por quien creces,
pues es traidor muchas veces
el que una vez fue traidor! 675
Quitemos con el temor
la causa de mi mal grave:
¡Muera Isabel, pues no sabe
dar remedio a mi pasión!
Que no faltará traición 680
con que engañar al Landgrave.
 

(Sale un PEREGRINO muy llagado, y SANTA ISABEL y ROSAURA ayudándole a andar.)

 
ISABEL
   Daos, mi peregrino, priesa,
porque ya los caballeros
de Cristo, sus compañeros,
quieren sentarse a la mesa: 685
   Lavaos, mi pobre, llegad,
pues saca mi compasión
lágrimas del corazón
con que aguamanos os da.
PEREGRINO
   Llagado estoy, ¿no lo ves? 690
No es el agua conveniente
a quien tanto dolor siente
como yo en manos y pies;
   ni tampoco comer quiero,
porque ¿cómo comerá 695
quien del modo que yo está?
Dame reposo primero;
   que ha sido largo el camino
y la quietud apetezco.
ISABEL
De mil amores la ofrezco; 700
pero, amado peregrino,
   comed primero un bocado.
PEREGRINO
¡Ay! No puedo: dadme vos,
por el tierno amor de Dios,
una cama.
ROSAURA
¡Qué cansado!
705
¿Cama agora? Buen espacio
tenemos. Entra a comer
o id con Dios; que no ha de ser
venta u hospital palacio.
ISABEL
   ¡Vana Rosaura, no más! 710
ROSAURA
¡Tanto pobre es cosa fuerte!
Andad con Dios.
ISABEL
¿De esa suerte
a Dios con las puertas das?
ROSAURA
   ¿Adónde está Dios agora?
ISABEL
En este pobre, sin duda, 715
que en él se transforma y muda,
porque de ellos se enamora;
que es propiedad de quien ama...
ROSAURA
¿No es enfado que nos pida,
cuando le damos comida, 720
cubierto de lepra, cama?
   Coma y haránle llevar
a un hospital, que aun de velle,
tengo asco.
ISABEL
Yo he de ponelle,
porque le tengo en lugar 725
de Dios, en mi misma cama,
que es tálamo del amor.
ROSAURA
¿Dónde estás en ti?
ISABEL
Mejor
está el amante en quien ama.
ROSAURA
    ¡En tu cama!
ISABEL
Y yo en el suelo.
730
ROSAURA
¿Qué dices?
ISABEL
La caridad
no busca sublimidad;
venid, mi pobre del cielo;
   acude tú a la comida,
Rosaura, de los demás, 735
mientras que vuelvo.
ROSAURA
Ya das
muestras de santa fingida.
PEREGRINO
   ¡Ay, Isabel! La fe pruebas
que Dios deposita en ti.
ISABEL
Idos arrimando a mí. 740
 

(Vanse los dos.)

 
ROSAURA
¡Harto buena carga llevas!
   Extremos son los que vemos
de virtud y santidad,
mas no anda la caridad
siendo virtud por extremos; 745
   o es envidia, o no me agrada
tanta fineza de santa.
 

(Salen PATACÓN y FEDERICO.)

 
PATACÓN
Yo juraré que la Infanta
es bruja, o está preñada
   de un barbero o tundidor 750
que es hereje y cree en la seta
de Mahoma, que es poeta,
o sastre, que es lo peor.
   Para eso soy un demonio,
y en precio de hacer mil males, 755
aunque pese diez quintales,
levantaré un testimonio.
FEDERICO
    Pues, Patacón, de esa suerte
serás secretario fiel
de mi vida, y si Isabel 760
vive, llorarás mi muerte.
PATACÓN
   ¡Mueran, pues, diez Isabeles!
ROSAURA
¡Federico!
FEDERICO
¡Prenda mía!
ROSAURA
¿Tuya?
FEDERICO
Fuístelo algún día;
mas puso estorbos crueles 765
   amor que me ha de costar
la vida.
ROSAURA
¿Son de la Infanta?
FEDERICO
Esa me hechiza y me encanta.
ROSAURA
Pues ¿qué remedio?
FEDERICO
Matar
    a quien me mata.
PATACÓN
Es razón
770
de Estado, la más segura.
Viva, mata, y muerta, cura
la víbora y escorpión.
ROSAURA
    Y ¿querrásme si Isabel
muere?
FEDERICO
Sólo es el remedio
775
quitar, Rosaura, de en medio
ese estorbo, aunque es cruel,
   para darte, prenda mía,
el alma y el corazón.
PATACÓN
Y las barbas.
ROSAURA
¡Qué ocasión
780
tan hermosa se ofrecía
   agora, sin que tu fama
afrenta ni infamia cobre!
FEDERICO
¿De qué modo?
ROSAURA
Tiene un pobre
llagado en su misma cama, 785
   y dándole muerte en ella,
queda el delito evidente
de su deshonra.
FEDERICO
¡Excelente
ocasión, Rosaura bella!
PATACÓN
   Yo juraré que el Marqués 790
de Lindasuyn, disfrazado
de pobre, y enamorado
de Isabela, señor, es
   el que en su cama acostó
para afrentar al Landgrave. 795
FEDERICO
Dices bien.
PATACÓN
¡Cómo eso sabe
un traidor!
FEDERICO
Mi amor lo vió...
   a los dos he de matar
juntos.
ROSAURA
Sí, porque con él
puedan hallar a Isabel. 800
FEDERICO
En la cama, he de mostrar...
PATACÓN
   El pobre al palacio todo;
pon en la cuadra primero
un traje de caballero,
porque crean de ese modo 805
    que era el Marqués.
FEDERICO
Su cadalso
tiene el tálamo de ser.
PATACÓN
   Algún testimonio falso.
 

(Vanse.)

 
 

(Sale SANTA ISABEL.)

 
ISABEL
   Rosaura, mi peregrino
duerme y sosiega, y a Dios 810
miro en él; vamos las dos
al ejercicio divino
   y servicio de la mesa
de los pobres.
ROSAURA
¿No es ultraje
que andes en ese traje? 815
Tú eres, señora, Duquesa.
ISABEL
   Anda, amiga, no hagas caso
de eso; mis pobres están
comiendo, y ya acabarán.
Mal sino es viéndolos paso. 820
   Vamos allá. Mas ¿qué es esto?
 

(Sale un PAJE.)

 
PAJE
¡Albricias, señora mía!
ISABEL
¿Vino el Duque?
PAJE
La alegría
lo diga que manifiesto.
ISABEL
    ¡Ay, cielos!
PAJE
Ya está en palacio,
825
y el Rey de Francia con él.
ISABEL
Con este traje, Isabel,
dándome tan poco espacio,
   ¿cómo a un rey recibiréis?
ROSAURA
¿Ya yo no te lo decía? 830
ISABEL
Dirán que es hipocresía,
si de este modo los veis,
   alma, lo que en mí es llaneza.
¿No habrá, Rosaura, lugar
para vestirme?
ROSAURA
Si a entrar
835
comienzan ya por la pieza,
   ¿qué lugar puedes tener?
ISABEL
No sé qué he de hacer, mi Dios,
sino es que me vestís vos,
porque un rey no me ha de ver 840
   ansí, que será desgracia:
a vuestra clemencia apelo.
 

(Baje un ÁNGEL de lo alto con un vestido de tela y se le pone.)

 
ÁNGEL
Vestiráte desde el cielo
quien te vistió de su gracia.
ROSAURA
    ¡Gran milagro!
ÁNGEL
Aquestas galas
845
te da tu esposo, Isabel.
ISABEL
Es rico, es clemente, es fiel,
es amor con arco y alas;
   vuela a remediar tus daños.
 

(Vase el ÁNGEL.)

 
 

(Salen el REY y el DUQUE, y gente.)

 
PAJE
Ya entra el Rey y el Duque.
ISABEL
Presto,
850
santo ángel, me habéis compuesto.
DUQUE
Querida esposa, mil años
ha que no os veo.
ISABEL
Y ¿es justo,
dueño y señor de mi vida,
no avisar vuestra venida? 855
DUQUE
Por daros cumplido el gusto,
   quise yo mismo ganar
las albricias. Habla al Rey.
ISABEL
Es eso muy justa ley.
Déjeme, señor, besar 860
   Vuestra Majestad los pies.
REY
Levántese Vuestra Alteza;
que santidad y belleza
aún más santa y hermosa es.
   A veros, señora, vengo 865
por vuestra tierra; que soy
muy vuestro.
ISABEL
Yo, señor, doy
por la ventura que tengo,
    mil gracias a Dios.
REY
Deseo
mi reino y vida emplear, 870
como veis, en rescatar
la casa santa, trofeo
   del Turco y afrenta nuestra,
y así, es forzoso que os lleve
al Duque.
ISABEL
A mucho se atreve
875
Vuestra Majestad; mas muestra
   su fe tan justificada,
que aunque yo quede sin vida
sin el Duque, es bien perdida
en tal empresa y jornada. 880
DUQUE
   Federico, ¿cómo estáis?
FEDERICO
Con el cuidado, señor,
de vuestras cosas.
DUQUE
Mi honor...
REY
Amigo primo, ¿pasáis?
   Vuestro huésped he de ser. 885
ISABEL
La humildad de la posada
perdonad.
DUQUE
Esposa amada,
vamos.
FEDERICO
Al Duque he de hacer
que sea él mismo ejecutor
de mi venganza, engañado 890
con la traición que he trazado.
¿Qué he de hacer, si soy traidor?
 

(Vanse.)

 
 

(Queda FEDERICO y sale ROSAURA.)

 
ROSAURA
   Hoy, Federico, es el día
que te has de vengar, de suerte,
que dando a Isabel la muerte, 895
viva la esperanza mía.
FEDERICO
   ¿Está ya el pobre leproso,
como dijiste, en la cama?
ROSAURA
Sí, porque goce tal dama,
tal galán y tal esposo. 900
FEDERICO
   Y ¿podré decir yo al suyo
mi pensamiento?
ROSAURA
Sí digo,
y alegarme por testigo;
esta gloria te atribuyo;
   mía ha de ser la victoria, 905
y de Isabel la desgracia;
como yo quede en tu gracia,
no quiero otro bien ni gloria.
FEDERICO
   Ya viene el Duque; tú puedes
dejarnos.
ROSAURA
Adiós, mi bien;
910
aunque he de escucharte bien,
pues escuchan las paredes.
 

(Sale el DUQUE.)

 
DUQUE
    ¡Primo!
FEDERICO
¡Señor!
DUQUE
¿Qué tienes?
FEDERICO
Perdonad si veis que os dejo;
que me da un nudo la lengua 915
la pena y el sentimiento.
DUQUE
Volved, no os vais, Federico,
porque, dudoso, sospecho
que el no decir el dolor,
es decir más sus extremos. 920
¿Qué tienes?
FEDERICO
No he de decirlo;
que, el ser mis agravios vuestros,
me obligan a reservaros,
padeciéndolo yo de ellos.
DUQUE
¿Míos?
FEDERICO
Sí; vuestra es la causa,
925
y yo lloro sus efectos.
DUQUE
¿Podéis ponerme en cuidado,
y hablar no podéis?
FEDERICO
No puedo.
DUQUE
Comenzáis y no acabáis,
habláis y quedáis suspenso, 930
acusáis temor injusto,
dais la pena y no el remedio;
no tenéis razón ¡por Dios!
Y así, primo, os pido y ruego
que aclaréis dificultades 935
que me abrasan en silencio.
FEDERICO
Sabéis como sois casado.
DUQUE
Doy gracias a Dios de serlo;
que el mundo todo en su vida
adora y la ofrece incienso, 940
porque es mi Isabel amada
como el sol en un espejo,
que parece que está allí
y no está sino en el cielo;
parece que está en el mundo, 945
porque goza de su cuerpo,
y está su alma divina
en Dios con el pensamiento.
FEDERICO
Si estáis vos tan persuadido,
si estáis, señor, tan ajeno 950
de la verdad de este engaño,
y os hablo, a mucho me atrevo.
¿No habéis visto algún cometa,
que juzgará el más discreto
que es estrella celestial 955
y es su esfera el firmamento,
y sólo es una aparente
luz en la región del viento,
que de fluencias erradas
fragua como vidrio el fuego? 960
¿No habéis visto un blanco cisne?
¿Quién dirá, si llega a verlo,
que aquellas nevadas plumas
cubran un monstruo tan negro?
Mas ¿para qué, Duque invicto, 965
os fastidio con ejemplos,
pues la mentira y verdad
a un mismo traje se han puesto?
Ya la mentira parece
verdad que viene de dentro, 970
del gusto blanco del áspid,
su mortífero veneno.
DUQUE
¿Qué dices, primo? ¿estás loco?
FEDERICO
¿Qué decís, primo, estáis cuerdo,
que de los santos que viven 975
os mostráis tan satisfecho?
Que haya sido Isabel santa;
no haya sido fingimiento
su virtud, como imagino;
pudo mudar sus deseos. 980
DUQUE
Que pudo ser no lo niego,
porque el ser frágil humano
está a mudanzas sujeto.
FEDERICO
Sí pudo, ser; permitid
que diga que llegó a efeto 985
el poder, y que no es buena
si lo ha sido en vuestro tiempo;
bien sé, valeroso Duque,
que no permite ni el deudo
ni la verdad, que al marido 990
le diga nadie sus celos;
pero si el engaño es grande,
es justo mi atrevimiento
ya, si tomo la licencia
que pide el agravio vuestro 995
DUQUE
Federico, no es posible
sino que yo estoy durmiendo,
que esas palabras, o en mí
o en vos me parecen sueño.
 

(Salen ROSAURA y PATACÓN.)

 
FEDERICO
Queréis ver, pues el oir 1000
no os rinde el entendimiento,
siendo el oído el ministro
de la fe más firme y cierto:
pues, mirad, aquella cama
es de Isabel y su dueño, 1005
que sois vos; pues allí ocultó
a un Marqués.
DUQUE
¿Qué escucho? ¡Cielos!
FEDERICO
Disfrazado en peregrino
entró, de sayal cubierto,
el Marqués de Branjuyto; 1010
el traje de caballero
que encubre con la esclavina,
está en aqueste aposento.
Llegad, escuchad y ved,
y oido y visto, creedlo. 1015
DUQUE
Hacerme entender a mí
que el sol abrasa en enero,
que coge el que en el mar siembra,
que para su curso el cielo,
que no hay muerte, que estoy loco, 1020
que engendra y produce el hielo,
que vuela un monte, y que tiene
por sí misma un alma cuerpo,
podrá ser; mas que mi esposa
no es la virtud, el ejemplo, 1025
el sol, la fama, el dechado,
la luz, la vida, el deseo
del mundo, eso es imposible;
miente quien lo dice, y miento
yo en consentir que se atreva 1030
a tal cosa el pensamiento;
vos, Federico, habéis sido
competidor mucho tiempo
mío, y de Isabel amante,
antes de mi casamiento, 1035
y podrá ser que envidioso
de la dicha que poseo,
con ella alteréis así
el casto amor que la tengo;
mas ¡vive Dios, que he de ver, 1040
abriendo vuestro vil pecho,
traidor, con aquesta daga,
la maldad que encerráis dentro!
FEDERICO
Tente, señor duque Carlos;
vuelve en ti; detén el freno 1045
a la pasión. y da oídos
a la verdad que te ofrezco;
si yo dijera que estando
tú ausente, y yo en el gobierno
de este Estado, la Duquesa 1050
su fe y tu honor había muerto,
el vil adúltero huido,
sin testigos este exceso,
muerta ella, indiciado yo,
dudaras como discreto; 1055
pero si Isabela vive
y aquí los testigos tengo,
cuando el adúltero infame
mancha tu tálamo honesto,
¿Por qué miento yo? ¿por qué 1060
pagas con aqueste hierro
el oro de mi lealtad?
DUQUE
¡Jesús, Jesús, no lo creo!
¿Tú sabes esto, Rosaura?
ROSAURA
Yo no sé más de que dejo 1065
un hombre en tu cama misma.
PATACÓN
¡Quién me ha metido a mí en esto!
DUQUE
¿Tú al adúltero conoces?
PATACÓN

 (Turbado.) 

Yo, señor..., sino por presto
cuando el que vine no estaba. 1070
DUQUE
¿Qué dices?
FEDERICO
Tiénele el miedo
turbado.
DUQUE
Di la verdad.
PATACÓN
Si nunca ha entrado en mi cuerpo,
¿Cómo saldrá? Quiero echar
la soga tras el caldero: 1075
el Marqués de Branjuy,
que pienso llamarse Arnesto,
es el que en tu ausencia goza
en peregrino encubierto.
DUQUE
¡Calla!
PATACÓN
¡Válgame Pilatos!
1080
DUQUE
¡Isabel, el mismo espejo
de la verdad, no es posible!
¡Es mentira, es embeleco;
todos me habéis engañado!
FEDERICO
Por tus ojos puedes vello, 1085
está su cámara aquí;
sé testigo y juez tú mesmo.
DUQUE
¡Ah, quién antes que llegara
mil veces se hubiera muerto!
¡Ah, quién no tuviera honor! 1090
¡Ah, quién no tuviera seso!
ROSAURA
Escucha, que hablando están.
DUQUE
¡Ah, quién fuera mudo, ciego,
un bruto, un árbol, un monte!
Mas menos soy que todo esto. 1095
 

(Hablan dentro ISABEL y el PEREGRINO.)

 
ISABEL
Pobre de mi corazón,
que las riquezas de Creso
encubrís, vos sois mi bien.
FEDERICO
¿Ves que le llama encubierto?
¿Ves qué regalos le dice? 1100
DUQUE
¡Ay, mi Isabel, que has impreso
en mi alma esas palabras!
Pobre rico soy que dejo
por ti mi patria, mi estado,
porque aunque en ella me quedo, 1105
me disfrazan tus amores.
¡Esto escucháis, viles celos!
 

(Descúbrese la cama y va a dar a un pobre que es un Cristo, crucificado que sube desde la cama al cielo; está allí SANTA ISABEL.)

 
¡Mueran los dos!
ISABEL
¡Ay de mí!
DUQUE
¿Qué es esto?
ROSAURA
¡Extraño portento!
ISABEL
¡Carlos, para mí la daga! 1110
DUQUE
¡Mi Dios, traidores han puesto
es duda la certidumbre
que de mi Isabela tengo!
PEREGRINO
Estímala desde aquí
por mi esposa.
DUQUE
¡Ay, Dios eterno!
1115
PATACÓN
¡Buenos habemos quedado!
FEDERICO
¡Qué de vergüenza no muero!
PATACÓN
¡Oh, quién se volviera agora
lechuza, gato, cencerro!
DUQUE
Pues que Dios no os dio castigo, 1120
sin él, traidores, os dejo;
vuestra misma confusión
buscasteis; y vos, ejemplo
de santidad y virtud,
perdonad mi pensamiento, 1125
que dudó la luz del sol,
que en vos miro y reverencio.
ISABEL
Dame, Duque, de mis ojos,
esos brazos, que con ellos
todas mis penas se alivian. 1130
DUQUE
De la Toringia os destierro.
PATACÓN
A la isla de los Lagartos
me voy.
DUQUE
Vencí; que tenemos por
huésped al rey Lüis
y ha mucho que no le vemos. 1135
FEDERICO
¡Oh, si se abriera la tierra
y me tragara en su centro!
ROSAURA
No más falsos testimonios.
PATACÓN
Señores, yo seré bueno.

 
 
FINIS. LAUS DEO.
JESÚS, MARÍA, JOSÉ.
 
 

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