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31

Recogemos, por su valor paradigmático, algunas de las palabras con que El Heraldo de Costa Rica (11 de mayo de 1892) despidió a Darío: «Con ser mucha la que nos causa el alejamiento del compañero y del amigo, no es muestra mayor tristeza; nos sentimos tristes por la patria: mengua nos parece para Costa Rica que no hayamos podido sujetar aquí con lazo de oro las alas de ese pájaro maravilloso.» Reproducido por Pablo Steiner Jonas en Intermezzo en Costa Rica, Investigación biobibliográfica sobre Rubén Darío, Managua. Guardián, 1987, p. 94.

 

32

R. Darío: El viaje a Nicaragua, ed. cit. p. 16.

 

33

Permítaseme citar mi pequeña aportación a este aspecto: «Un episodio de la Autobiografía de Rubén Darío: la conmemoración en España del IV Centenario del Descubrimiento de América», en XVII Congreso del instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, Madrid, Cultura Hispánica, 1978, III, pp. 1490-1498.

 

34

En Letras. OC, I, p. 609.

 

35

Como muestra de la impresión que le produjo la hermosa ciudad portuaria, recordemos que muchos años después, al partir de Nueva York hacia Guatemala, en un viaje que Darío había proyectado como un amplio recorrido por Hispanoamérica, escoge a Cartagena como contraste con la inhóspita urbe de los rascacielos: «Varias veces os he hablado del panorama de la imperial ciudad cartaginesa, cuando uno entra o sale por su vasta bahía. No más, pues, casas de incontables pisos, ni chimeneas, ni libertad iluminando el mundo [...].» Artículo destinado a La Nación, no publicado hasta 1940, y reproducido por Pablo Steiner Jonas en Intermezzo en Costa Rica, p. 46.

 

36

V. Rodrigo Miró: «Rubén Darío en Panamá», en Ernesto Mejía Sánchez (compilación y prólogo), Estudios sobre Rubén Darío, México. Fondo de Cultura Económica. 1968. pp. 279-283. Ciertamente el Rubén insertado en los auspicios caminos de la cultura no supo disimular la negativa impresión del panorama de la abandonada empresa canalera de Lessep, con la muchedumbre de los desamparados operarios de raza negra, que recordará en El viaje a Nicaragua. «Me ha tocado visitar -leemos en La caravana pasa (1902)- en compañía de ingenieros desolados ante el espectáculo ciertamente conmovedor, aquel cementerio de construcciones, aquel osario de máquinas...» (OC, III, p. 212).

 

37

Emitio Carilla: Una etapa decisiva de Rubén Darío (Rubén Darío en la Argentina), Madrid, Gredos, 1967, p. 12.

 

38

Cit. por Edelberto Torres: Ob. cit., p. 190.

 

39

J. E. Rodó: «Rubén Darío. Su personalidad literaria, su última obra», en Ariel (y otros ensayos), México, Porrúa. 1970, p. 141.

 

40

J. Torres Bodet: Ob. cit., p. 221.