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Luis Sáinz de Medrano: «Sor Juana Inés de la Cruz»

Roma, Bulzoni Editore, 1997

Niall Binns





Estos trece artículos sobre Sor Juana, cuidadosamente reunidos por Luis Sáinz de Medrano, provienen en su mayoría del Curso Sor Juana Inés de la Cruz en su encrucijada que este mismo crítico y profesor dirigió en El Escorial en el verano de 1995, en celebración del tercer centenario de la muerte de la monja mexicana. Como libro, destaca el saludable equilibrio que se establece entre una diversidad de perspectivas críticas y la visión bastante panorámica que ofrecen los ensayos en su conjunto: hay estudios bibliográficos, investigaciones minuciosas de fuentes y contextos, y sendos artículos sobre la prosa, sobre el teatro, y sobre la poesía satírica, los villancicos y El primer sueño de Sor Juana.

La extensa revisión bibliográfica que emprende Sáinz de Medrano en «Sor Juana en la crítica española» ofrece un punto de partida imprescindible para investigar a esta escritora tan leída y estudiada, y una visión interesante de las peripecias -desde las vituperaciones de un Menéndez Pelayo hasta los elogios incondicionales y los análisis apasionados de los últimos cincuenta años- que han marcado la recepción de su obra a lo largo de los siglos. Resulta curioso confrontar esta visión con la de Giuseppe Bellini en «Sor Juana desde Italia», un recorrido de algo más de cuarenta años de estudios de la obra de Sor Juana, inaugurados con un ensayo del «recién licenciado Bellini» en 1955, que culminan, por el momento, en esta mirada retrospectiva del mismo crítico, que tanto ha hecho por el estudio de la literatura hispanoamericana en Italia.

Según Elvira González Fraga en su artículo «Sor Juana en la América de hoy», es imposible ignorar las visiones populares de la escritora, que se han arraigado no sólo en México sino también en el resto del continente, gracias sobre todo a la difusión del libro de Octavio Paz, y a la película Yo, la peor de todas. Sor Juana se ha convertido en «un mito en América», no como artista sino como héroe, y debido más a su vida que a su obra. Si El primer sueño es la obra suya más leída en las universidades americanas, González Fraga señala que su poesía de amor atrae a lectoras que no siempre pertenecen a las facultades, su poesía religiosa apenas se lee (carece de la mística), y su «Respuesta a Sor Filotea» es un «texto fundante de los movimientos feministas» en Hispanoamérica.

Las divergentes recepciones de Sor Juana, pasadas y presentes, no dejan de aparecer en los demás artículos: una lectura crítica de los textos de Sor Juana implica, necesariamente quizás, una lectura de las lecturas previas (el nombre de Paz es omnipresente). En este sentido, el artículo sobre «La prosa de Sor Juana» de Marina Gálvez es ilustrativo de un enriquecedor vaivén entre los textos de la autora y lo ya dicho sobre ellos.

Hay ciertas actitudes comunes entre los diversos estudiosos que tal vez sean de particular interés. Por un lado, existe una evidente desconfianza respecto a las lecturas más biográficas y psicoanalíticas que se han hecho de Sor Juana, pero a la vez un rechazo de las búsquedas de modernizarla, de hacerla portavoz de los marginados del siglo XX y campeona de lo políticamente correcto, a fuerza de descontextualizaciones brutales. Por eso, si José Carlos González Boixo habla sobre «Feminismo e intelectualidad en Sor Juana», no deja de distanciarse de las «posiciones reivindicativas extremas que olvidan el factor limitador de la contextualización histórica» (33). De hecho, la «falta de perspectiva histórica» y el interés casi exclusivo por la obra más ligada (supuestamente) a la imagen que se ha ido forjando de la personalidad de la monja, ha dejado en el olvido a gran parte de sus escritos, según Jaime Martínez («Sátira y burla en Sor Juana Inés de la Cruz», 234).

En la misma línea, las lecturas de Juana Martínez («Plebe humana y angélica nobleza: Los villancicos de Sor Juana Inés de la Cruz») y Teodosio Fernández («Sor Juana, dramaturga») son -necesitan serlo- en gran medida una desarticulación de los tópicos modernizadores que han caído sobre la autora. El talante democrático en Sor Juana no es tal, dice Martínez: la presencia de los indígenas en las «ensaladas» finales de los villancicos tiene la función tópica de aligerar las piezas con sus gracias y sus chistes (74); los negros se alaban no como seres dignos de una igualdad social, sino por su buen comportamiento como esclavos (75); en fin, si la poesía de Sor Juana es una poesía social, sólo lo es en un sentido que «no significaba crítica y oposición a un sistema sino celebración del orden social establecido y de su ideología» (78). Del mismo modo, Fernández refutará lecturas feministas e indigenistas que se han hecho del teatro de la autora (164, 169).

El rechazo de las modernizaciones descontextualizadas de Sor Juana se ve compensado por los esfuerzos para contextualizar su entorno socio-cultural, como hace Georgina Sabat en «Mujeres nobles del entorno de Sor Juana», una investigación minuciosamente documentada de las vidas de las mujeres que más influían en la vida y la obra de la autora. Otros ensayos indagan en las fuentes filosóficas -desde Séneca a Descartes- de la monja (Rocío Oviedo, en «La lógica en el pensamiento de Sor Juana»), y en el contexto específicamente literario de la poesía barroca (Jaime Martínez, Fernández, Millares).

No obstante, después de la correctiva de esta contextualización histórica y literaria, varios de los articulistas vuelven a hablar de la modernidad de Sor Juana. Marie-Cécile Bénassy-Berling escribe sobre «La lucha por la libertad en Sor Juana Inés de la Cruz», analizando este concepto clave de lo moderno en los campos de la defensa de la mujer y del negro, de la moralidad y la religión. González Boixo, por su parte, afirma la modernidad de Sor Juana en su «mirada hacia el futuro» (su visión feminista de la igualdad intelectual entre los sexos), en contraste con la «mirada hacia el pasado» de sus perseguidores (40). Desde otra perspectiva, Oviedo -quien ve en Sor Juana un conflicto entre el neoplatonismo y el racionalismo-, destaca su modernidad «en relación con el carácter enciclopédico y con el eclecticismo claro en su obra» (196). Oviedo sugiere que el silencio final de la monja mexicana es una consecuencia religiosa del desengaño cognoscitivo retratado en su «Primer Sueño de la razón»: una pesadilla de precoz modernidad cuya insustancialidad onírica haría necesaria la búsqueda de otra realidad (religiosa), encontrada acaso -según Oviedo- en el silencio (228-230). Por su parte, Selena Millares, en «La lírica de Sor Juana y el alma barroca», hace hincapié en la modernidad de Sor Juana: en su «insólita actualidad», su condición de adelantada, y su «ósmosis asombrosa capaz de obviar la distancia de siglos» (79). En el hermetismo misterioso, en el tema del viaje inmóvil, y en su «inclusión de la marginalidad: femenina, racial o social» (80-82), entre otras cosas, Sor Juana despliega su originalidad desde dentro y a partir del barroquismo, y entronca con diversas vertientes de la poesía del siglo XX. Su poesía es el «canto de cisne de un barroco crepuscular que prefigura poéticas futuras» (92).

Por último, quisiera destacar la hermosa lectura que ofrece Margo Glantz, en «Dialéctica de lo alto y de lo bajo: El sueño» -un estudio algo aparte, a mi juicio, en el conjunto: menos contextualizador y más literario en su análisis textual-, de «un incesante vaivén, un prodigioso y perpetuo acto de acrobacia, gracias al cual puede alcanzar las esferas supralunares en el Sueño y, antes o después, en precipitada caída, arrodillarse ante los soberanos y besar sus pies, como lo exigen las reglas de etiqueta» (49). Las imágenes de altura y humillación, desentrañadas por Glantz en su interpretación del Primer sueño, terminarán, en la Respuesta a Sor Filotea, elevando a Sor Juana al escalón más alto -el de la sabiduría- y casi divinizándola: «En franca imitación de Cristo, deber sagrado de cualquier cristiano, la madre Juan Inés ha ascendido hasta alcanzar ese gran honor, el de sufrir persecuciones por ostentar en su cabeza la corona de la inteligencia» (63).

En resumen: esta colección de ensayos -variada en sus enfoques, amplia en su alcance- me parece una obra de indiscutible interés para todos los lectores y estudiosos de esta gran autora barroca y/o moderna, Sor Juana Inés de la Cruz.





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