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61

[«succesivos» en el original (N. del E.)]

 

62

Esta consulta personal del consejo los viernes cuando S. M. se halla en Madrid, parece trae su origen de la asistencia que en lo antiguo hacían a él los señores reyes, añadiéndose que se complacía tanto en ella la señora doña Isabel la Católica, que solía decir que entonces sabía que era reina de Castilla. (N. del A.)

 

63

[«succesivos» en el original (N. del E.)]

 

64

[«prerogativas» en el original (N. del E.)]

 

65

Don Ventura Rodríguez y Tizón nació en Cienpozuelos en 14 de julio de 1717, y es reputado como el restaurador de la arquitectura española. Las muchas y excelentes obras que construyó y proyectó en todo el reino le hicieron merecer aquel dictado. En Madrid (a donde la envidia no le dejó desplegar sus grandes planes) trabajó, además de esta iglesia, otras varias obras, como se irá diciendo en sus lugares; siendo entre ellas muy notables el palacio de Liria, la casa Saladero, el diseño de las fuentes del Prado, y otras muchas. Fue director de la real Academia de san Fernando y arquitecto mayor de Madrid; y murió en esta villa el 26 de agosto de 1785. El elogio de este célebre arquitecto ha sido dignamente consignado por la pluma de Jovellanos. (N. del A.)

 

66

Don Pedro Rodríguez de Campomanes, conde de Campomanes, nació en santa Eulalia, provincia de Asturias, a 1.º de julio de 1723, y luego de concluida su carrera literaria pasó a Madrid, donde se dedicó a la abogacía, dándose a conocer en ella por sus brillantes trabajos, al mismo tiempo que por sus obras literarias, que le abrieron las puertas de las academias, y le valieron el aprecio de los inteligentes. Nombrado asesor de Correos hizo en este ramo muchas mejoras; pero sus grandes talentos y lo noble y enérgico de su carácter no se dieron a conocer completamente hasta que en 1762 fue nombrado fiscal del Consejo de Castilla. Sus trabajos en este destino fueron inmensos, y todos dirigidos al bien público; y a tan relevantes servicios y a la alta consideración que ellos le merecieron del Monarca debió su elevación a la plaza de gobernador del mismo Consejo; el título de Castilla sobre un coto, de que le hizo S. M. merced en 1772; el nombramiento de consejero de Estado y la gran cruz de Carlos III. Este digno magistrado murió en 3 de febrero de 1802 con sentimiento general de toda la nación, que vio en él uno de sus hijos más beneméritos, y que más contribuyó a su bien estar. (N. del A.)

 

67

Este célebre arquitecto nació en el lugar de Movellán, valle de Valdáliga, Asturias de Santillana, por los años de 1530, y después de varios estudios y viajes, y de haber servido como militar en la guerra del Piamonte, se dedicó a la arquitectura bajo la dirección de Juan Bautista de Toledo, siendo nombrado su ayudante en la gran fábrica del Escorial, y distinguiéndose extraordinariamente en esta obra. Habiendo muerto a poco tiempo el mismo Juan Bautista, la dirigió Herrera bajo sus propios planes, con aquel estilo grandioso y serio que le han dado un lugar tan distinguido entre los primeros arquitectos del mundo, y hecho de su obra uno de los más célebres monumentos del arte. Otras muchas trazó y dirigió en el real sitio de Aranjuez, en Toledo, en Sevilla, entre estas la célebre casa lonja de esta última ciudad. Delineó la catedral de Valladolid, el real archivo de Simancas; en Madrid el puente de Segovia y el coro de las monjas de santo Domingo el Real, y otras muchas obras importantes en otros varios pueblos, en todas las que dejó consignado el buen gusto que imprimió a su siglo. Falleció en Madrid a 15 de enero de 1597. (N. del A.)

 

68

[«Carducio» sic en el original, en vez de «Carduccio» (N. del E.)]

 

69

A consecuencia de la causa formada a este ministro por varios delitos que se le atribuyeron, y después de una larga prisión en sus casas de la calle ancha de san Bernardo, fue condenado a muerte, y degollado en la Plaza Mayor de Madrid el día 21 de octubre de 1621, siendo enterrado en esta iglesia, y trasladado después a la de las monjas de Portaceli en Valladolid. (N. del A.)

 

70

Fue este ejemplar sacerdote natural de Módena, caballero de la Orden de Cristo, y murió en Madrid de 102 años en 1619; vivió en esta calle, a que dio nombre, y está enterrado en esta iglesia. Pónese esta noticia para que no se le confunda con el otro Jacobo Trezo, escultor y fundidor de Felipe II, pues la casualidad de vivir en Madrid a un mismo tiempo en calles inmediatas, a que dieron nombre (Jacome-Trezo), ha hecho que Dávila, Quintana y Ponz los hayan creído uno sólo. (N. del A.)