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ArribaAbajoConclusión


ArribaAbajoEscenas del año.

Al terminar una obra, en la que hemos procurado dar a conocer sucintamente y en globo las particularidades de nuestra capital, no podemos dejar de concluirla sin indicar la vida y movimiento de este pueblo durante todos los meses del año, para que el forastero conozca mejor la índole de estos habitantes.

ENERO. En otros países arroja el soplo helado del invierno al rededor de las chimeneas y entre los rugidos de los vientos y el aspecto árido y sombrío de los campos a los graves habitantes; al paso que Valencia abre el año oyendo los gritos alegres y la algazara de sus hijos que en bullicioso tropel y hollando las calles fangosas acuden presurosos a las cerradas puertas de la ciudad en la noche de la víspera de Reyes. Las calles de S. Vicente, de Serranos, de Cuarte y otras se cubren de gente que, despreciando el lodo, sigue silbando o riendo en pos de algún buen hombre o de alguna sencilla criada aragonesa, que vestidos de arrapiezos y de restos de los trages del siglo último van a esperar a los Reyes, cargadas de cestas o banastas. Manojos de paja ardiendo, una tea o un hachón alumbran estas escenas, cuyas figura se deslizan, reflejando sobre los charcos, y al rededor chillidos, y algazara, y risotadas, y dichos agudos, y cabezas asomadas a los balcones y ventanas cubiertas con pañuelos, o gorros, o sombreros. Aquella noche se colocan en todos los balcones cestillas con paja, y en ellas aparecen, a vista de los asombrados niños, delicados dulces que la madre cariñosa o el bondadoso padre, se apresuran a colocar para alegrar a sus preciosas criaturas.

Pasa este día, y todos se aprestan para los porrats, romería consagrada a S. Antonio Abad en la calle de Murviedro, a S. Vicente mártir en la calle de S. Vicente, estramuros, y al rededor del convento de Sta. Tecla, y a S. Valero en el inmediato pueblo de Ruzafa. Una larga serie de mesas colocadas cerca de las respectivas iglesias de estos santos, donde se venden garbanzos tostados, almendras, castañas secas, y otras golosinas, forman el verdadero centro del porrat. Allí el novio hace el pañuelo, es decir, hace su regalo a su querida; allí vierais lindísimas fisonomías, rostros alegres, sonrosados y animados; sin que se haga generalmente sentir en estos días el rudo frío de estos climas. En este mes se comienzan los bailes de la Lonja, y en casas particulares; y en todas partes hallaréis muchas enmascaradas que os harán reír, y os harán poner ceño, si os conocen; y jóvenes alegres que os remedan a vos, y al labrador de nuestra huerta, y al sesudo aragonés, y al vivísimo andaluz, a vueltas de mil suspiros, y otras mil escenas que todos sin duda ya conocen.

FEBRERO. Siguen los bailes, y en este mes os abren el Liceo, el Casino y el Círculo de Comercio sus espléndidos salones, donde encontraréis reunidas todas las bellas, todas las notabilidades y todas las categorías; pero no todas las bellas están allí: buscadlas también en salones particulares, en el coliseo del Cid, en los salones de la calle del Empedrado y del Fumeral; porque sin tanto boato y sin tanta celebridad podéis admirar esa hermosa clase media, de tan agradables tipos y de tan graciosas travesuras. Los días crecen, los días son brillantes y un sol, que anuncia ya la primavera, os convida a seguir a la gente que en el día de la Virgen de Campanar afluye presurosa al porrat de este pueblo, situado a la otra parte del río, y admiraréis el mismo bullicio, la misma alegría, el mismo solaz.

MARZO. Se levantan los vientos; cúbrense de polvo nuestras calles; pero no os arredre el tiempo inconstante y la víspera de S. José por la noche acudid a las hogueras (falles). Por burla a los moriscos los antiguos valencianos han trasmitido de generación en generación la costumbre de encender esta noche grandes hogueras, donde antes arrojaban estraños monigotes, pero que ahora plantan encima de ellas; representando figuras alusivas, ciertos tipos o escenas de costumbres, ya en buenos bultos, ya en trages grotescos, y las paredes inmediatas y el pedestal de las figuras llenas de décimas picantes, de octavas satíricas y letrillas picarescas. Y una hora antes de prender fuego por medio de cohetes voladores, de luces de colores, música militar y música del país; y citas, y amores, y encuentros, y algazara, y gente que mira, y gente que grita, y gente que se burla de otra gente: y muebles viejos, y esteras húmedas, y ropas mugrientas ardiendo en otras calles, al rededor de las cuales y entre el humo denso de aquel montón asqueroso chiquillos saltando, y mozalveles azuzando a los chiquillos: y en todas partes os hallaréis bien.

ABRIL. La semana santa viene con sus días santos; y en Valencia es triste, grave, silenciosa, con sus templos concurridos, y los magníficos monumentos de la catedral, de S. Juan, de San Martín y de Sta. Catalina, con sus augustas ceremonias, y los melancólicos y espirituales cantos de la catedral y del colegio del Patriarca. Pero brilla el sábado santo, y antes de la diez oiréis tiros aislados y cohetes perdidos, y en seguida entrad en la catedral a oír las alegres armonías de los órganos e innumerables campanillas; o si os place el ruido, acudid a las salidas de la ciudad, y apenas abren las puertas al estampido del cañón y al vuelo de cien campanas, veréis entrar en busca del estiércol y de la venta de objetos, los labradores y arrieros, con sus carros, con sus caballos y sus perros; y cruzan los cohetes, y se espantan las cabalgaduras, y aquí reniega uno, allá patea otro, acullá se disputa, más allá silban a los disputantes, y ladran los perros, y suenan los escopetazos, y las campanillas; y mozos maliciosos tirando de cuerdas que esperan el paso de un perro fugitivo o de un gato escapado, y le hacen saltar al aire con la cuerda: y vuelve a caer y vuelve a levantarse, y vuelven los gritos. De las ventanas de los telares de los porches veréis bajar estopas mojadas y capazos de estiércol sobre el paciente labrador que recoge, bufa, patea y posa adelante entre silbidos y rechiflas. La pascua de resurrección se celebra por criadas, por los niños y por la gente artesana comiendo la mona, esto es, merendando a lo largo del cauce del río, en la arboleda que llaman de Salvá y en los campos de la huerta; y allí en mil corrillos observaréis caras risueñas, chiquillos cayendo y levantando mil y mil cometas (miloches) elevadas sobre aquella multitud, apiñada, bulliciosa y alegre.

Así se prepara la gente para ver llegar el día de S. Vicente Ferrer, hijo y patrón de Valencia. La víspera desde mediodía podéis recorrer las calles del Mar y de la Bolsería, y la plaza del Mercado, y veréis alzados tres altares con el santo colocado en alto rodeado de magnífica decoración. En todos ellos se representa en escena durante la tarde, las primeras horas de la noche y el día de la festividad los milagros del santo, egecutados por niños de S. Vicente en la calle del Mar, y en las otras por otros atreviduelos. Estas piezas poéticas en un acto están escritas en lengua del país, salpicada de chistes y graciosos equívocos. Los personages visten el trage de la época, pero apenas se oyen los diálogos por los apretones, afluencia y conversaciones de una multitud de todas clases que pasea a lo largo de las referidas calles y al rededor de los altares. Por la noche hay músicas, y música del país, y versos en las paredes, alusivos todos, y graciosos muchos, y satíricos casi todos.

MAYO. El campo está bello; bellos los paseos; bellísima nuestra huerta: esta es la primavera de Valencia. El sol es como el de Nápoles, sus noches como las de la Grecia: y entre los perfumes y las flores de la estación se celebra la gran festividad de la Virgen de los Desamparados, Virgen venerada hasta el entusiasmo, y cuya procesión está animadísima por la abundancia de flores en las cabezas y senos de las bellas, y por la fragancia de una de aquellas tardes de plácida temperatura y de perfumes deliciosos.

JUNIO ¡El día del Corpus! día solemne, el más bullicioso del año, el día de más afluencia de forasteros en la capital. La víspera al amanecer una multitud cerca la casa de las Rocas, junto a la puerta de Serranos; ya llegan los tiros de mulas más famosas de la huerta y sus molinos: ya salen... Son seis enormes y gigantescos carros, triunfales, que tienen ya siglos de antigüedad, cada uno con un santo elevado en el testero. Allí los aficionados al ganado y a los buenos mayorales; allí gente divertida, y la música del país y todos en confusión y ruido se trasladan a la plaza de la Constitución, donde se colocan aquellas enormes moles de madera bajo un estenso toldo de lienzo blanco y azul. Por la noche bulle aquella plaza, otro punto donde se debe admirar nuestro carácter valenciano, entre las armonías de una numerosa orquesta militar: el paseo se prolonga esta noche desde las rocas hasta su casa depósito, donde la corriente de la muchedumbre os conduce hasta el pie de los gigantones, vestidos de rigurosa moda, en cuyo obsequio hay otra música en el mismo edificio. Por la tarde, y la mañana siguiente, recorren numerosas danzas toda la ciudad, alegrando a la multitud que huye de la de los que representan a los asesinos de Herodes (degolla) que zurran de lo lindo con mazos de pergamino a sus amigos, y sobre todo a los labradores. A mediodía, y a la misma hora del día festivo a las doce salen los caballets, o sean la reunión de todas estas danzas con el capellán de la ciudad al frente, a convidar a los vecinos... hora de ruido, de agitación, de chillidos y de corridas, en particular la plaza del Mercado. El día del Corpus se colocan los gigantones en la misma plaza de la Constitución... La procesión es solemne, magestuosa y pintoresca... Es de ver la subida de las rocas en el altozano del Palau... Apuestas, apretones, gritería... una mula puede arrastrar una de aquellas moles... El dueño arroja confites a la multitud. Es un día siempre esperado.

Los días de la octava están consagrados a las procesiones de las demás parroquias. Compiten todas en lujo, en adornos de calles y en músicas. Esta es una temporada deliciosa; y las mañanas podéis emplearlas comiendo ricas fresas en los huertos de la vuelta del Ruiseñor.

JULIO. El sol abrasa hasta las diez; a esta hora se levanta la brisa del mar. El Cabañal se anima; las chozas de la playa se llenan de nadadores; y hay giras, y bailes a la puerta de las barracas, y paseos nocturnos, y celos y citas y movimiento, y unas noches deliciosas, y un mar tranquilo, y una vida llena de sensaciones. Sobre todo, ¡es el mes de las corridas de toros!

AGOSTO. Hasta el 15 de Agosto vive el Cabañal; el mes concluye los baños; el calor sofoca; preparativos para los pueblos.

SETIEMBRE. Comienzan las fiestas a los santos patronos de las calles. ¿Queréis conocer nuestra índole? acudid a estas fiestas locales, y a esas calles colgadas de tapices, de faroles de colores, de ropages de seda, de pabellones, de festones de flores, y allí estrechados, prensados y revueltos disfrutaréis buenas horas de bullicio, de alegría y de esparcimiento. La romería a S. Miguel de Liria y a la Virgen de la Cueva Santa cierra este mes.

OCTUBRE. Siguen las fiestas de las calles; va declinando la diversión; disminuyen las escenas, pero se anima el teatro, se animan los casinos.

NOVIEMBRE. ¡El teatro! ¡el Liceo! ¡el Casino! ¡las reuniones de familia! todo es bueno: buscad entonces la sociedad en el hogar doméstico; haced visitas; estrechad las relaciones.

DICIEMBRE. ¡Navidad! ¡la feria! En la plaza de S. Francisco hallaréis mesas cubiertas de objetos para niños; pero id a pasear al sol; aquí no hay nieves; aquí no debéis temer esa temperatura que hiela y mata: observaréis un sol brillante, una reunión escogida en la feria, en la Glorieta y en la Alameda. Así habéis pasado el año en Valencia como se pasa en todas partes, cuando hay dinero, cuando sopla la fortuna, cuando es uno feliz; pero si todo os falta, os parecerá triste, desabrido y árido. En todas partes sucede así: lo mismo en Roma, que en París, que en Viena, en Berlín o en Londres... Valencia, sin embargo, es una ciudad medio oriental, medio europea; tiene flores y sociedad; tiene templos y bibliotecas; el corazón puede escoger.

FIN DEL MANUAL.




ArribaAbajoCuriosidades que debe visitar el viagero.

La catedral.

La audiencia.

Casa de la ciudad.

Academia.

Universidad.

Museo.

Tribunal de los acequieros.

Palacio arzobispal.

Presidio.

Beneficencia.

Hospital general.

Lonja de la seda.

Torres de Serranos.

Escuelas-Pías.

El Lazareto.