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21

DIXON, Victor, «Para todos», esp. pp. 46-47. Se reproduce también allí una página de Ms. 17.601 de la Biblioteca Nacional, que demuestra que Vallejo hizo la comedia en 1630, casi con los mismos actores que estrenaron El castigo sin venganza. Bernarda, en ambos repartos, habrá sido Bernarda Teloy o su hija Bernarda Gamarra; Genealogía, esp. p. 376.

 

22

Sobre Pedro García Salinas y su mujer Jerónima de Valcázar, véase Genealogía, esp. pp. 56 y 374. Sobre Francisco de Salas y María de Caballos (Ceballos), ibid., pp. 60 y 376.

 

23

VEGA, Lope de, Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, vv. 351-2, en Juan Manuel Rozas, Significado y doctrina del «Arte nuevo» de Lope de Vega, Madrid, S.G.E.L., 1976, p. 192.

 

24

MÁRTIR RIZO, Juan Pablo, Poética de Aristóteles, 1623, en Sánchez-Escribano y Porquer Preceptiva dramática, p. 228.

 

25

Al que oye una comedia le aconseja Juan de Zabaleta (El día de fiesta por la tarde, edición de José María Díez Borque, Madrid, Cupsa, 1977, p. 26): «Observe nuestro oyente con grande atención la propiedad de los trajes, que hay representantes que en vestir los papeles son muy primorosos»; y al que ha conseguido no pagar la entrada amonesta (p. 16): «Pues luego, ya que no paga, perdona algo. Si el comediante saca mal vestido, le acusa o le silba. Yo me holgara saber con qué quiere éste, y los demás que le imitan, que se engalane, si se le quedan con su dinero. ¿Es posible que no consideren los que no pagan, que es aquélla una gente pobre [...]?»

 

26

El término queda documentado por José Pellicer de Tovar (Idea de la comedia en Castilla, 1635, en Sánchez Escribano y Porqueras, Preceptiva dramática, p. 270): «Cada jornada debe constar de tres escenas, que vulgarmente se dicen salidas».

 

27

David entra, «de laurel coronada la alta frente», como el «defensor de Dios y su ley pía»; Tamar desea que «hoy de Jerusalén las hijas bellas / [...] / entonen otra vez con mayor gloria / del Goliat segundo la victoria»; y el héroe abraza a sus «queridas prendas [...] ¡Ay dulces prendas, por mi bien halladas!» Es muy posible que la obra de Calderón se escribiera antes que El castigo sin venganza.

 

28

MOLINA, Tirso de, Obras dramáticas completas, edición de Blanca de los Ríos, Madrid, Aguilar, 1962, II, p. 1423.

 

29

Véase VAREY, J. E., «El castigo sin venganza en las tablas de los corrales de comedias», en Doménech, El castigo sin venganza, pp. 225-39, esp. pp. 228-29; compara la escena con la de Casilda y el Comendador en el acto segundo de Peribáñez.

 

30

Compárense, por ejemplo, el acto segundo de El perro del hortelano, o el primero de El alcalde de Zalamea. Según Pellicer, Idea, p. 270: «El decimotercio precepto es procurar no dejar nunca solo el tablado, que será mucha gala del discurrir». De Lealtad, amor y lealtad de Sebastián Francisco de Medrano dijo Castillo Solórzano que estaba «repartida por cosa de gran dificultad en tres actos, y cada uno solamente en una scena, que es lo que llaman no quedarse el tablado solo», y el Marqués de Villamayor, de El nombre para la tierra, del mismo, que se había escrito «en tres actos, que cada uno es una scena, con la gala de no dejar el tablado solo».

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