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ArribaActo III


Escena I

 

DON TIMOTEO. MARCELA.

 
DON TIMOTEO
Pues hemos quedado solos,
ven; sentémonos aquí,
sobrinita.
MARCELA
Está muy bien.

 (Se sientan.) 

¿Qué me quiere usted decir?
DON TIMOTEO
Muerto, o difunto, tres años 5
hará el día de San Luis,
tu marido, tu consorte,
tu esposo don Valentín,
eres viuda, pero viuda
todavía en el abril; 10
quiero decir, en la flor
de tus años. ¿No es así?
MARCELA
Cierto. (¿Adónde irá a parar?)
DON TIMOTEO
Aunque en edad juvenil,
por tu estado, tu talento 15
tu independencia, y en fin,
porque te dan tus haciendas
una renta de seis mil
y quinientos pesos fuertes,
—114→
que hoy día es un Potosí, 20
eres hábil, apta, idónea,
según el fuero civil;
digamos, según las leyes
y costumbres del país,
para hacer lo que te agrade 25
de tu persona gentil.
MARCELA
Pero...
DON TIMOTEO
Sentado y supuesto
que tienes maravedís;
esto es, dinero, caudal
para poder subsistir... 30
Digamos...
MARCELA
Al grano, tío.
DON TIMOTEO
Aunque no es tampoco ruin,
o, si se quiere, mezquina,
cicatera, baladí
mi fortuna, pues poseo, 35
gozo y disfruto en Madrid
diez mil ducados anuales,
que no es un grano de anís;
no te hago ninguna falta,
no necesitas de mí. 40
Pero apenas cinco lustros
acabas tú de cumplir,
o sean veinte y cinco años
y supuesto que en monjil
no se han de trocar tus galas 45
y, si no quieres mentir,
una voz dentro del pecho
a nueva amorosa lid
te está brindando; Marcela,
sobrina, por San Dionís, 50
al yugo del himeneo
vuelve a humillar tu cerviz.
Cásate, y antes que muera,
antes que llegue al confín,10
al término de mi vida, 55
que ya la tengo en un tris,
véame yo en tus hijuelos
renacer, ultravivir,
ya que no pueda en los míos
por culpa de mi Beatriz, 60
que en gloria descanse, aunque ella
me echaba la culpa a mí.
MARCELA
Aún no soy tan vieja, tío,
que me tenga sin dormir
el ansia de pronunciar 65
en los altares un sí.
Doy por sentado que el hombre,
lo mismo aquí que en París,
es de la mujer apoyo,
como el olmo de la vid; 70
pero aunque tanta viudez
ya me empezase a aburrir,
porque insensible no soy
cual figura de tapiz,
eso de casarse, tío, 75
no se hace así como así.
¿He de pregonar mi mano
a son de caja y clarín?
DON TIMOTEO
No digo tal. ¡Dios me libre
de pensamiento tan vil, 80
porque vale más tu mano
que el imperio marroquí!
Quédese para las feas
el descaro y el ardid,
o sea... ¡Cuántos habrá 85
que suspiren entre sí;
quiero decir, en silencio,
por enlazar, por unir,
su destino con el tuyo!
Ahí tienes a Don Martín, 90
al capitán, que delira,
bebe los vientos por ti.
MARCELA
¿De veras?
TIMOTEO
Sí; me lo dijo
sobre mesa, y no en latín,
porque, como al fin criado 95
en la orilla del Genil,
tiene un desparpajo... Y vaya,
que no es cosa de escupir,
de menospreciar... Treinta años,
hombre fuerte, varonil, 100
capitán de artillería,
con haciendas en Coín,
y en Loja, y en Antequera,
noble como el mismo Cid,
franco, alegre... Para esposo, 105
vamos, no hay más qué pedir.
¡Ah, picaruela! ¿Te ríes?
Él se ha valido de mí...
MARCELA
Pero...
DON TIMOTEO
Entiendo. Tu modestia,
tu rubor... ¡Oh, qué sutil, 110
qué sagaz soy yo, qué fino
para esto de descubrir,
adivinar, sorprender
un secreto femenil!
Esto es hecho. Ahora a tus solas... 115
Adiós. Me voy al jardín.
Echaré pan a los peces,
y subiré perejil
para mañana. ¡Qué boda!
¡Qué brillante porvenir! 120
Serás muy afortunada,
muy dichosa, muy feliz.


Escena II

 

MARCELA.

 
¡Pues! Porque ve que me río
ya se va tan satisfecho,
ya presume que mi pecho... 125
¡Qué original es mi tío!
Sensible soy como todas,
no me pienso emparedar,
pero me pongo a temblar
con sólo hablarme de bodas. 130
Me hallo bien con mi reposo,
con mi dulce libertad,
y temo hallar en verdad
un tirano en un esposo.
—115→
Mas si al fin como mujer 135
me es forzoso sucumbir,
ya que yo lo he de sufrir,
yo me lo quiero escoger.


Escena III

 

MARCELA. JULIANA.

 
JULIANA
¡Buenas nuevas! El criado
de don Agapito ahora 140
me acaba de dar, señora,
este billete cerrado.
MARCELA
¿Y a quién dirige esa esquela
el señor don Agapito?
JULIANA
Lea usted el sobrescrito. 145
MARCELA

 (Toma el billete y lee el sobre.) 

«Para la hermosa Marcela.»
Extraño, por vida mía,
que un papel quiera enviarme
un hombre que puede hablarme
a cualquier hora del día. 150
JULIANA
Faltándole atrevimiento
para hablar, la cosa es clara,
en ese papel declara
su amoroso pensamiento;
pues por mucho que presuma 155
de la victoria, es constante
que maneja todo amante
mejor que el labio la pluma.
Sí, carta es de amor.
MARCELA
Lo creo,
porque me dijo no ha mucho... 160
JULIANA
Ya con impaciencia escucho.
Abra usted pues.
MARCELA
Abro y leo.

«Adorable y adorada Marcelita, unidos nuestros corazones por los ocultos resortes de mágica armonía, como los sones del trombón se acuerdan con los ecos del violín cuando marcan los compases de una contra-danza, con melodiosa cadencia...»

¡Buen principio! Esto promete.
Me pasma tanta elocuencia.
JULIANA
Con melodiosa cadencia... 165
Vale un mundo ese billete.

MARCELA  «Días ha que nuestros ojos son los intérpretes de nuestra recíproca ternura; pero ha tomado tal incremento la mía, que ya no la puedo contener en los límites de mi silencio, aunque expresivo y elocuente. Un poeta misántropo y calenturiento, un militar atolondrado y hablador la bloquean a usted y, envidiosos de mi ventura, parece que se empeñan en secuestrar mis amores. Declaro pues por escrito, desesperado de poderlo hacer de palabra, que mi gusto por la danza, mi pasión por la moda, mi fanatismo por las sedentarias e inocentes labores del bello sexo, a que usted pertenece y con el cual aspiro a identificarme, y últimamente mi afición a las pastillas de coco y a los merengues, no embelesan tanto mis sentidos como una sola mirada de la interesante Marcela. Arda pues para nosotros la antorcha de Himeneo, y envidien todos los elegantes de Madrid al derretido y amartelado

Agapito Cabriola y Bizcocochea

JULIANA
¡Oh qué melifluo papel!
MARCELA
Su lectura causa tedio.
¡Qué novio para un remedio!
JULIANA
Pues calabazas en él. 170
MARCELA
Me enfada su presunción
y su descaro inaudito.
¿Cuándo el tal don Agapito
conquistó mi corazón?
Si a mi despecho tal vez 175
sus visitas he sufrido,
porque mi paciencia ha sido
mayor que su estupidez;
si su necia petulancia
me ha dictado con razón 180
algún elogio burlón
que ha convertido en sustancia;
si, como hago con cualquiera
por no poderlo evitar,
mi mano le suelo dar 185
al subir una escalera;
si sufro, por no hacer dengues
sobre lo que nada vale,
que alguna vez me regale
caramelos y merengues; 190
no le autorizo por esto
a tan extraña osadía,
ni mi amor jamás pondría
en hombre tan indigesto.
JULIANA
¡Uf! me da dolor de muelas; 195
de mirarlo me empalago.
Dele usted carta de pago
y vaya a las covachuelas11.
MARCELA
No pasará de esta noche,
puesto que a tanto se atreve. 200
Ya que el demonio me lleve
quiero que me lleve en coche.
JULIANA
¿Y qué le digo al criado
—116→
que espera contestación?
MARCELA
Le dirás que a la oración... 205

 (Suena una campanilla.) 

Anda a ver quién ha llamado.


Escena IV

 

MARCELA.

 
¡Posible es que así se engría
con mi pretendido amor!
¿Yo su esposa? Antes, ¡qué horror!
la mano me cortaría. 210
Yo le haré con mis desprecios...
Señor, ¡que no ha de poder
ser amable una mujer
sin que la persigan necios!


Escena V

 

MARCELA. JULIANA.

 
MARCELA
¿Qué hay?
JULIANA
De recibir acabo
215
dos cartas más. ¡Qué fortuna!
Don Martín manda la una,
la otra el poeta. ¡Bravo!
También esperan respuesta
los criados de los dos. 220
MARCELA
Dame, dame. Santo Dios,
¿qué conspiración es esta?
JULIANA
¡Bueno! ¿Qué hace usted con tres
declaraciones ahora?
MARCELA
Leamos. «A mi señora 225
doña Marcela Cortés.»
JUANA
(La veo en terrible aprieto.
¿Quién se llevará la torta?)
MARCELA
Esta a lo menos es corta.
«A Marcelita, soneto. 230
Si digno fuera de tu ansiada mano
quien más rendido tu belleza adora,
pronto luciera la benigna aurora
término a tu desdén, que lloro en vano.
Mas, ¡ay! jamás logró poder humano 235
dar leyes al amor, jamás, señora;
que, a poderlas dictar, mi pecho ahora
se holgara de romper su yugo insano.
No con dulce esperar me lisonjeo:
sólo te pido en premio a mi ternura 240
el fatal desengaño que preveo,
bien como en cárcel hórrida y oscura
solía un tiempo el inocente reo
la muerte preferir a la tortura.
       Amadeo Tristán del Valle245
JULIANA
A ese no habrá quien le tilde
de vano y de presumido.
¡Qué modesto, qué rendido,
qué respetuoso, qué humilde!
MARCELA
Si es cierto amor tan extraño, 250
yo estoy muy comprometida,
porque va a perder la vida
si le12 doy un desengaño.
JULIANA
¡Pero es tan bello sujeto,
tan amable...! Bien merece... 255
(Buena señal, que enmudece.)
MARCELA
Mucho me agrada el soneto.
JULIANA
Por fuerza ha de ser muy fiel
quien tales sonetos fragua.
¡Eh señora! ¡Pecho al agua! 260
Decídase usted por él.
MARCELA
No es imposible que sienta
lo que me dice.
JULIANA
Pues ya.
MARCELA
Pero el soneto quizá
se ha escrito para cuarenta. 265
JULIANA
Con tal marido yo espero...
MARCELA
Después de la bendición
suele volverse león
el más tímido cordero.
JULIANA
Mi corazón se conmueve, 270
y a ser la cosa conmigo...
MARCELA
Confieso que es el amigo
que más aprecio me debe;
mas casarme...
JULIANA
¡Voto a San...!
Si no nos aventuramos, 275
señora mía...
MARCELA

 (Después de un momento de reflexión.) 

Leamos
la carta del capitán.

«Amable Marcelita, esta tarde me hubiera declarado verbalmente a no habérmelo impedido el parto de Clitemnestra. Me dejó usted plantado por una gata...»

—117→
Aunque nada hay malo en esto,
nunca tan frívola fui.
Para escaparme de aquí 280
me valí de aquel pretexto;
porque estaba ya en un potro,
y no podía sufrir
al uno por su gemir,
y por su charlar al otro. 285

«Pero yo no lo atribuyo a desprecio, sino a un capricho, a una chanza, o tal vez al designio de hacerme ver que ciertas materias se deben tratar sin testigos. Ya es tiempo de explicarme. Treinta años hace que soy soltero, y no es para hombres de mi temple el ser toda la vida de Dios una misma cosa. Unos me pintan el matrimonio como el más espantoso cautiverio; otros dicen que es un manantial de dichas y de placeres. Cada uno cuenta de la feria como le va en ella. Yo quiero salir de dudas, porque siempre he sido curioso, y porque empiezo a cansarme de andar, como suelen decir, a salto de mata. Los mandamientos de la ley de Dios me prohíben hostilizar a la mujer del prójimo. Dicen que todo lo puede el dinero: mentira. Yo tengo tres mil duros de renta, y nunca he podido comprar los verdaderos placeres, que otros más afortunados disfrutan gratis. Me canso de lidiar con patronas y lavanderas. Por otra parte, cuando yo nací mi padre fue lo que yo no he sido todavía; y un hombre como yo no ha de ser menos que su padre. Por estas y otras razones he resuelto casarme; y habiendo de elegir una esposa, ¿quién mejor que usted, viudita mía? Talento, gracia, hermosura... ¡Cuántos presagios de ventura matrimonial! Aunque creo que no me mira usted con repugnancia, ignoro todavía el lugar que ocupo en ese corazón; pero me parece que no haría usted ningún disparate en casarse conmigo, porque, sin vanidad, me atrevo a ser tan buen consorte como el primero.

Ya ve usted que esto es hablar al alma. He dicho. Responda usted ahora con la misma franqueza a su resuelto pretendiente Q. S. P. B.

Martín Campana y Centellas

¡Epístola singular!
¿Has visto un novio más brusco?
JULIANA
Por cierto que el hombre es chusco.
¡Qué modo de enamorar!
MARCELA
Alabo su buen humor 290
y su carta me da gozo,
que al fin es soberbio mozo...
JULIANA
Y muy soberbio hablador.
MARCELA
Mas con gracia.
JULIANA
No ha de ser
por mi voto el preferido. 295
¡Dios me libre de un marido
que hable más que su mujer!
MARCELA
¿Conque no te agrada?
JULIANA
No.
Yo le haría mil desdenes.
MARCELA
Juliana, mal gusto tienes. 300
¿Y si le escogiera yo?
JULIANA
Preciso es que la chaveta
perdiera usted, ama mía.
A quien yo preferiría
es al poeta.
MARCELA
El poeta...
305
Sí...
JULIANA
Yo hablo sin interés.
Ello, usted se ha de casar.
MARCELA
¡No me dejan respirar!
JULIANA
Vamos, ¿a cuál de los tres...?
MARCELA
Poco a poco. ¿Es puñalada 310
de pícaro! Loca estoy.
¡Tres a un tiempo! Se lo doy,
Juliana, a la más pintada.
JULIANA
Pero ¿qué contestación
a los criados daré? 315
MARCELA
Que aquí vuelvan les dirá
sus amos a la oración.
JULIANA
Pues qué, ¿va usted a salir?
MARCELA
Voy, hacer una visita
ahí arriba a doña Rita. 320
JULIANA
¿No me quiere usted decir...?
MARCELA
Muy pronto, te lo prometo,
todos mi elección sabrán.
(¡Qué franco es el capitán!
¡Qué letrilla, y qué soneto!) 325


Escena VI

 

JULIANA.

 
¡Mal haya tanto misterio!
Ahora iría con el chisme
a Gertrudis si supiera...
¡Desgraciadas las que sirven
a estos señores que quieren 330
que todo se lo adivinen!
Vamos, no dirá el poeta
que Juliana es insensible
a su regalo. Y presumo
que la viuda le distingue. 335
Por otra parte, yo temo
que la balanza se incline
a Don Martín. Esta duda
tanto me aburre y me aflige,
como si fuera yo alguno 340
de los tres novios insignes.
—118→
Con esto, y con que después
se la lleve el alfeñique
de don Agapito... ¡Oh! no.
¡Qué locura! No es posible. 345
¿Quién se acerca? Él es.


Escena VII

 

JULIANA. DON AGAPITO.

 
DON AGAPITO
Juliana,
muy buenas tardes.
JULIANA
Felices.
DON AGAPITO
Ya sé que tu amada leído
mi billete. Dime, dime...
JULIANA
Le cita a usted...
DON AGAPITO
Ya lo sé.
350
¡Si me lo ha dicho Felipe!
Pero yo estoy impaciente,
y es preciso que averigüe...
JULIANA
También ha citado...
DON AGAPITO
¿A quién?
JULIANA
Al poeta.
DON AGAPITO
¿Qué me dices!
355
¿Se ha declarado por fin?
JULIANA
Sí, señor.
DON AGAPITO
¡Mire usted!
JULIANA
Ítem.
Comparecerá también
a su tribunal temible
el capitán Don Martín, 360
a fin de que se administre
recta justicia a los tres.
DON AGAPITO
¡Bien! Comparecencia triple.
¿Es concurso de acreedores?
Con tal que a mí me adjudiquen 365
la hipoteca... ¡Oh! ¿Quién lo duda?
Me alegro de que nos cite
a un tiempo a los tres. Mi triunfo
así será más plausible,
más solemne, y mis rivales... 370
¡Cuánto voy a divertirme!
Di; ¿cómo, cómo leyó
mi carta? ¿Con apacible
sonrisa, con cierta...? Aguarda:
¿te gustan los diabolines? 375
JULIANA
No soy golosa.
Aún tengo.
DON AGAPITO
¿Que le ha parecido el símil...?
JULIANA
No entiendo.
DON AGAPITO
La consonancia
de trombones y violines
comparada a nuestro amor. 380
El pensamiento es sublime.
¿Lo celebró?

 (Va oscureciendo.) 

JULIANA
Sí por cierto,
soltando el trapo a reírse
como yo.
DON AGAPITO
Pues, de alegría.
Y dime, ¿tú no advertiste 385
palpitación en su pecho,
y así..., un rubor...
JULIANA
(¡Oh, qué chinche!)
Excuse usted las preguntas,
porque yo no he de decirle
ni una palabra.
DON AGAPITO
Está visto:
390
sin duda se me apercibe
alguna dulce sorpresa.
¡Oh! pero yo soy muy lince.
JULIANA
Al más lince se la pegan.
DON AGAPITO
¡Oh! lo que es a mí es difícil. 395
Hablemos claro; yo sé
que Marcela se desvive
por mí, y esos mentecatos
en vano, en vano compiten
conmigo.
JULIANA
Tengo que hacer;
400
y si usted me lo permite...
DON AGAPITO
Anda con Dios. ¡Ah!, te ofrezco
para cuando se realice
mi casamiento...
JULIANA
¿Un vestido?
DON AGAPITO
Una libra de confites. 405
JULIANA
Mil gracias por la fineza.
(Mala víbora te pique.)


Escena VIII

 

DON AGAPITO.

 
¡Bravo! La victoria es mía.
Esta noche se despiden
mis rivales y, no bien 410
me dejen el campo libre,
trataremos de la boda.
A medio día convite
gastronómico; a la noche
gran concierto, baile... Envidien 415
mi fortuna los que tanto
con sus bromas me persiguen,
los que me llaman enclenque
y fatuo y... Yo sé el busilis
mejor que nadie, y mujer 420
que a mis gracias no se rinde
bien puede decir... ¿Qué veo!
Allí vienen el belitre
de Don Martín y su primo
Don Amadeo ¡Infelices! 425


Escena IX

 

DON AGAPITO. DON MARTÍN. DON AMADEO.

 
DON MARTÍN
No puede tardar. Aquí
la aguardaremos.
DON AGAPITO
¡Terrible
momento!
DON MARTÍN

 (En voz baja.) 

Don Agapito.
—119→
Hagamos lo que te dijo.
¡Duro en él! Yo por un lado; 430
tú por otro.

 (Acercándose a DON AGAPITO y dándole una fuerte palmada en el hombro.) 

Don Melindre,
buenas noches.
DON AGAPITO
Poco a poco.
No quiero que me acaricien
de ese modo.
DON AMADEO

 (Por el lado opuesto haciendo lo mismo.) 

Buenas noches.
¿A cómo van los anises? 435
DON AGAPITO
¡Eh, que mis hombros no son
de piedra!
DON MARTÍN
No; son de mimbre
ya lo sé; pero mi afecto...
DON AGAPITO
Bueno está que usted me estime,
pero...
DON AMADEO
Cuidado, que soplan
440
unos vientos muy sutiles,
¡y usted no está para fiestas!
Le aconsejo que se cuide.
DON AGAPITO
Pero, señores, ¿qué diablos...?
Quiero que ustedes descifren... 445
DON MARTÍN
Guárdese usted del sereno.
DON AGAPITO
Pero aunque yo me constipe,
¿qué le importa a nadie?
DON MARTÍN
Vamos,
el que de esto no se ríe
no tiene gusto.
DON AGAPITO
¡Señores!...
450
DON MARTÍN
Oye para que te admires.
Ese apéndice...
DON AGAPITO
¡Qué frases!
No, pues como yo me irrite...
DON MARTÍN
Quiere casarse.
DON AMADEO
¿De veras?
No haga usted caso. Son chistes 455
de mi primo. ¡Usted casarse!
DON AGAPITO
Sí, señor. ¿Y quién lo impide?
DON MARTÍN
Y con Marcela. ¡Ahí es nada!
DON AGAPITO
¡Bueno es que ustedes me priven...!
DON MARTÍN
Hombre, no sea usted fatuo. 460
DON AMADEO
Hombre, no sea usted simple.
DON MARTÍN
¿Dónde se ha metido usted?
DON AMADEO
Mejor es que se retire
con sus honores...
DON AGAPITO
¡Por vida...!
Desde que tengo narices 465
no me he visto...
¿Quiere usted
con esa traza de tiple
enamorar a Marcela?
Si fuera entonar un kyrie...
DON AGAPITO
¡Oiga usted...!
DON AMADEO
¡Marido un quídam
470
que padece de raquitis!
DON MARTÍN
Si usted se casa..., perdone
que su fin le pronostique,
no vivo usted veinte días.
DON AMADEO
¿Qué veinte días? Ni quince. 475
DON AGAPITO
¿Quieren ustedes dejarme?
DON MARTÍN
¡Vaya una figura triste!
DON AGAPITO
Pero ¿hay valor para esto?
DON AMADEO
¡Vaya una cara de tisis,
que da gozo!
DON AGAPITO
¡Voto a briós!
480
DON AMADEO
¡Lindo mueble!
DON MARTÍN
¡Lindo dije!
DON AGAPITO
¡Me ahorcara!
DON AMADEO
¡Vaya un apunte!
DON MARTÍN
¡Vaya un ente inverosímil!
DON AGAPITO
Señores, basta de broma.
DON MARTÍN
¿Eh? ¿Quiere usted que me explique 485
de otro modo?
DON AMADEO
Mejor es.
Dejémonos de perfiles.
Renuncie usted a la mano
de Marcela.
DON AGAPITO
Es imposible.
DON MARTÍN
Deje usted de visitarla. 490
No es justo que nos fastidie...
DON AMADEO
Que nos estorbe...
DON AGAPITO
Esas cosas
de ningún hombre se exigen,
y primero...
DON MARTÍN
¿Conque usted
gallea?
DON AMADEO
¿Usted se resiste?
495

 (Tirándole de un brazo.) 

Pues véngase usted conmigo.
DON AMADEO

 (Tirándole del otro.) 

Pues veremos si usted riñe
como habla. Sígame usted.
DON AGAPITO
Señores, no me desquicien.
DON MARTÍN
Déjale. Vamos al campo. 500
DON AMADEO
Es inútil que porfíes.
Antes lidiará con migo.
DON AGAPITO
Pero entre Escila y Caribdis
¿qué hago yo?
DON MARTÍN
Suéltale.
DON AMADEO
Aparta.
DON AGAPITO
¡Por piedad, no me asesinen 505
ustedes!
DON MARTÍN
¡Al campo!
DON AMADEO
¡Al campo!
DON AGAPITO
¿Quién me socorre? ¡Ah caribes!


Escena X

 

DON AMADEO. DON AGAPITO. DON MARTÍN. DON TIMOTEO. JULIANA.

 
 

(DON MARTÍN y DON AMADEO sueltan a DON AGAPITO. JULIANA trae luces.)

 
DON TIMOTEO
¿Qué es esto?
JULIANA
¿Qué es esto?
DON AMADEO
Nada.
  —120→  
DON TIMOTEO
Esos gritos...
DON MARTÍN
Una broma.
DON AGAPITO
Pero broma muy pesada. 510
DON MARTÍN
¿Se pica usted, camarada?
Pues con su pan se lo coma.
DON TIMOTEO
¿Picarse? ¡Qué disparate!
Pero al oír tal debate
yo pensaba, por mi abuelo, 515
que se trataba de un duelo,
o desafío, o combate.
DON MARTÍN
¡Qué! No, señor. Le hemos dicho
que deje de pretender
a Marcela.
DON TIMOTEO
¡Buen capricho!
520
DON MARTÍN
Porque ella es mucha mujer
para semejante bicho.
DON AGAPITO
¿No ve usted cómo me insultan?
Yo lo sufro...
DON AMADEO
Por desidia.
DON AGAPITO
Mas si antes no me sepultan, 525
Marcela... En vano lo ocultan;
se están muriendo de envidia.
DON TIMOTEO
¡Silencio! Amigos ahora;
luego, más tarde, después...
JULIANA
Fuego de amor los devora; 530
mas ya vendrá mi señora,
y escogerá entre los tres.
Oiga usted, Don Amadeo.

 (Le lleva a un lado, y hablan aparte. Lo mismo hace DON TIMOTEO con DON MARTÍN.) 

Hablé por usted a mi ama.
De usted será. Así lo creo. 535
DON AMADEO
¡Fausto amor! ¡Dichosa llama!...
Mas, ¡ay!, te engaña el deseo.
DON TIMOTEO
Usted va a rendir el muro.
DON MARTÍN
¿Será mía?
DON TIMOTEO
Lo aseguro...
DON MARTÍN
¡Si vale usted un tesoro! 540
DON TIMOTEO
Lo afirmo, y lo corroboro,
y lo sostengo, y lo juro.
DON AGAPITO
¡Cuánto tarda! Me impaciento.
¡Oh! con tisis, o sin tisis,
ya se verá... Pasos siento. 545
JULIANA
Ya está aquí.
DON TIMOTEO
Llegó el momento
decisivo; esto es, la crisis.


Escena XI

 

DON TIMOTEO. DON AGAPITO. DON AMADEO. DON MARTÍN. JULIANA. MARCELA.

 
DON TIMOTEO
Bien venida.
DON AMADEO
(¡Oh dulce vista!)
MARCELA
Caballeros, buenas noches.
DON TIMOTEO
Aquí tienes tres amantes, 550
o bien, tres adoradores,
que solicitan, pretenden,
anhelan ser tus consortes.
Todos tienen buenas prendas,
o cualidades, o dotes, 555
y es fuerza que alguno de ellos
tu preciosa mano logre.
¿A cuál de los tres eliges?
¿A cuál de los tres escoges?
MARCELA
Declarados ya los tres, 560
el triste deber me imponen
mi amistad, mi honor, mi estado
de decir a estos señores
libremente mi sentir;
y pues el poder del hombre, 565
como ha dicho alguno de ellos,
no manda en los corazones,
yo espero que sin rencor
a mi fallo se conformen.
DON AGAPITO
Lo prometo.
DON MARTÍN
Y yo también.
570
DON AMADEO
Y yo.
MARCELA
Tres declaraciones
he recibido esta tarde
que me colman de favores.
Ahora bien, responderé
a todos tres por su orden. 575
Don Agapito...
DON AGAPITO
¡Ay Marcela!
(Sólo a mí me corresponde.
Sus ojos lo están diciendo.)
MARCELA
Aunque me sobran razones
para quejarme de usted, 580
pues no sé cuándo, ni dónde
le he dado yo fundamento
para que tanto blasone
de mi soñado cariño...
DON AGAPITO
Señora... yo...
DON MARTÍN
Aquí se oye
585
y se calla.
MARCELA
La indulgencia
ha sido siempre mi norte,
y mal puedo yo evitar
que usted viva de ilusiones.
Le perdono su osadía. 590
Por lo que hace a sus amores,
los agradezco en el alma;
mas le ruego no se enoje
si digo que para usted
mi corazón es de bronce. 595
DON AGAPITO
¡Qué escucho!
MARCELA
No hay que afligirse.
Siendo tantos los primores
de esos pies y de esas manos
mujeres hay más de doce
a las cuales un marido 600
como usted vendrá de molde,
ya que yo no haga justicia
a un mérito tan enorme.
Pero le daré un consejo
siempre que a mal no lo tome. 605
Si usted pretende, hijo mío,
ser venturoso en amores,
déjese de caramelos,
robustezca sus pulmones,
emancipe su cintura 610
del corsé que se la come,
—121→
déjese de figurines,
déjese de rigodones;
que el hombre ante todas cosas
está obligado a ser hombre. 615
DON AGAPITO
¡Usted también! Vive Dios,
que ya no hay paciencia...
DON TIMOTEO
¡Pobre
don Agapito! Si usted
consiente en que yo le adobe,
le cure, le restablezca, 620
desencanije y entone...
DON AGAPITO
Déjeme usted, que estoy hecho
un tigre, un rinoceronte.
¡A mí tal desaire! ¡A mí...!
Estoy echando los bofes 625
de cólera y de... ¿Qué digo?
Eso quieren; que me amosque,
y me desespere, y... No;
que hay hermosuras mayores
muertas por mí. Sí, señora; 630
y porque usted me abochorne
no dejaré yo de ser
la delicia de la corte.


Escena XII

 

MARCELA. DON AMADEO. DON MARTÍN. TIMOTEO. JULIANA.

 
JULIANA
(Ese ya va despachado.)
DON TIMOTEO
¡Qué estúpido es ese joven, 635
qué mentecato, qué necio,
y qué estólido, y qué torpe!
¡Oh! pues como no se enmiende,
o se corrija, o reforme,
lo anuncio, le pronostico, 640
le presagio mil sofiones;
¡sí! y exequias prematuras,
anticipadas, precoces.
DON MARTÍN
¿Conque a quién le toca ahora?
DON AMADEO
(Yo tiemblo como el azogue.) 645
MARCELA
Al señor Don Amadeo.
Sentiré que le incomode
mi franqueza. Yo le estimo
como a un hermano. Son nobles
sus sentimientos, su trato 650
el más ameno, es muy dócil,
muy fino, muy consecuente,
y me faltan expresiones
para ensalzar su talento;
mas, por mucho que me honre 655
con su mano, nuestros gustos,
nuestros genios son discordes.
Él es serio, reflexivo,
taciturno; y yo, señores,
viva, alegre, bulliciosa. 660
Además, aunque él me adore,
jamás podré conseguir
que a las musas abandone...
y tendré celos de Erato,
de Talía y de Calíope. 665
Mas ya que el hado no quiere
que esposo mío le nombre,
más tierna amiga que yo
no ha de hallar en todo el orbe.
DON AMADEO

 (Muy exaltado.) 

¿Amiga? ¡Qué profieres! 670
¿Merece mi ternura tal desvío?
¡Ah! rompa el labio mío,
rompa el silencio, pues mi muerte quieres.
¡Oh tú, la más cruel de las mujeres!
¡Oh tú, cuyos hechizos 675
por mi destino aciago
adoro a mi despecho!
¿Sólo me ofreces de mi amor en pago
yerta amistad? Arráncame del pecho.
en donde está grabada, 680
arráncame primero, ingrata, impía,
tu imagen adorada.
¡Ay! mal que pese a tu desdén infausto,
cuando al dolor sucumba,
y pronto gozarás en mi holocausto, 685

 (Con la mano en el corazón.) 

conmigo aquí a la tumba
descenderás, ¡oh linda entre las lindas,
y oh fiera entre las fieras la más fiera!
La amistad apacible
con que tú ahora, ¡pérfida!, me brindas 690
tal vez se cambia en amorosa hoguera;
mas ¿dónde el insensible,
dónde está el corazón cobarde, helado,
que a la amistad desciende
—122→
cuando en llama voraz Amor le enciende? 695
No, no. Sé mi enemiga,
pues no merece el mísero Amadeo
a par de ti ceñirse en los altares
la plácida corona de Himeneo.
En tanto mis pesares 700
lejos de ti llorando, en la ribera
del lento Manzanares,
yo con voz lastimera
a los vientos daré tristes cantares.
¡Adiós!
MARCELA
Pero oiga usted
DON AMADEO
No, ya es en vano.
705
DON MARTÍN
¡Primo...!
DON TIMOTEO
¡Raras manías!
Mire usted, considere, reflexione
que como no abandone...
DON AMADEO
¿Ya va usted a ensartar sus profecías?
Cállese usted, y el diablo se le13 lleve. 710
¡Adiós, mujer aleve!
¡Adiós por siempre! ¡Adiós! Nuevo Macías
víctima moriré de tus rigores.
En tiernas elegías
cantad, hijos de Apolo, mis amores, 715
y en mi huesa llorad, ¡llorad, pastores!


Escena XIII

 

MARCELA. DON TIMOTEO. DON MARTÍN. JULIANA.

 
MARCELA
Don Martín ¿lloro o me río?
Porque a la verdad yo dudo
lo que debo hacer.
DON MARTÍN
Reír
es lo mejor.
DON TIMOTEO
¡Qué ex abrupto,
720
qué descarga, qué andanada,
qué tempestad, qué diluvio
de quejas y de clamores,
de lágrimas y de insultos!
MARCELA
Pero ¿habrá perdido el juicio? 725
DON MARTÍN
¿Cómo, si nunca lo tuvo?
Ya ve usted, poeta... Pero
no hay cuidado; ese es un flujo
de palabras. El morirse
de amores ya no está en uso. 730
DON TIMOTEO
Ea, vamos, ya está visto
que es tu novio, o tu futuro,
Don Martín.
JULIANA
(¡Pobre poeta!)
DON TIMOTEO
Aplaudo, celebro mucho,
tu buena elección, tu acierto, 735
quiero decir, tu buen gusto.
DON MARTÍN
Si merezco tanta gloria
no habrá, señora, en el mundo
quien no envidie...
MARCELA
Usted perdone,
Don Martín, si le interrumpo. 740
Confiese usted que no tiene
todavía muy maduros
los cascos para marido.
Aún no está usted muy seguro
de quererme sólo a mí. 745
Aún están muy en tumulto
esas pasiones; y yo,
que no fui con mi difunto
muy dichosa, antes que humille
otra vez mi frente al yugo 750
lo miraré muy despacio.
Palabras que como el humo
se disipan nada prueban,
y a quien cumplió cinco lustros,
Don Martín, no se deslumbra 755
con amorosos arrullos.
Aunque un poco atolondrado,
usted, no lo dificulto,
sería muy buen marido;
mas dice un refrán del vulgo 760
que lo mejor de los dados
es no jugarlos.
DON MARTÍN
¡Me luzco
como hay Dios!
DON TIMOTEO
Pero, sobrina...
DON MARTÍN
¿Conque tampoco hay indulto
para mí?
MARCELA
Perdone usted.
765
No es vanidad, no, lo juro,
la causa de este desvío
con que a tres novios renuncio;
pero amo mi libertad
y en ella mi dicha fundo. 770
No aborrezco yo a los hombres
aunque severa los juzgo.
Confieso que para amigos
son excelentes algunos;
para amantes, casi todos; 775
—123→
para esposos..., ¡abrenuncio!
Mi sexo me inclina a ellos;
mi razón toma otro rumbo.
No sé al fin quién vencerá,
porque yo no soy de estuco. 780
Entre tanto ni desprecio
a los hombres, ni los busco.
Buenas palabras a todos;
mi corazón..., a ninguno.
Esa franqueza me encanta; 785
y sería un necio, un bruto
si, ya que aspirar no puedo,
aunque de amor me consumo,
a una mano tan preciosa,
no cifrase yo mi orgullo 790
en elogiar a Marcela
y en llamarme esclavo suyo.
JULIANA
¿Conque no se casa usted?
DON TIMOTEO
¿He de bajar yo al sepulcro
sin el consuelo, el alivio, 795
el gusto, el placer...?
MARCELA
Presumo
que así será.
DON TIMOTEO
Mas ¿por qué,
por qué, mujer? Yo me aburro.
MARCELA
Boda quiere la soltera
por gozar de libertad, 800
y mayor cautividad
con un marido lo espera.
En todo estado y esfera
la mujer es desgraciada;
sólo es menos desdichada 805
cuando es viuda independiente,
sin marido ni pariente
a quien viva sojuzgada.
Quiero pues mi juventud
libre y tranquila gozar, 810
pues me quiso el cielo dar
plata, alegría y salud.
Si peligra mi virtud
venceré mi antipatía,
mas mientras llega ese día, 815
¿yo marido? Ni pintado,
porque el gato escarmentado
huye hasta del agua fría.
Los humanos corazones
ya a mi costa conocí. 820
Pocos me querrán por mí;
cualquiera por mis doblones.
Celibatos camastrones,
buscad muchachas solteras,
que muchas hay casaderas. 825
Dejadme a mí con mi luto.
Paguen ellas su tributo;
yo ya lo pagué, y de verás.
No perturbéis mi reposo.
Hombres, yo os amo en extremo; 830
pero, a la verdad, os temo
como la oveja al raposo.
Este es necio, aquel celoso,
avaro y altivo el uno,
otro infiel, otro importuno, 835
otro...
DON MARTÍN
¿Está usted dada al diablo?
MARCELA
No hay que ofenderse. Yo hablo
con todos y con ninguno.