Traducción
de la que escribió en francés Mr. Pierre Lebrún.
Representada por la primera vez en el teatro del Príncipe
el día 7 de noviembre de 18281
Escena I
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ANA. PAULETO.
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(Dos criados atraviesan el teatro con una cajita y papeles.)
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ANA |
¡Ah! por piedad, a mis humildes ruegos
| | no de bronce seáis. Cuando arrancada | | del fuerte
de Talbot en esta torre | | vino a esconder María su
desgracia | | ¿de menos dura esclavitud en vano | 5 | concebimos
la plácida esperanza? | | ¿Vos de sus implacables enemigos
| | instrumento seréis? Aquí postrada
| | |
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| su
fiel nodriza por su Reina os pide. | |
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ANA | Volvednos
esas cartas, | 10 | esas cartas, señor, de sus desdichas,
| | de su luengo penar depositarias, | | y esa real diadema
que en su frente | | brilló un tiempo de lises adornada,
| | y los hermosos días le recuerda | 15 | en que fue
de los galos Soberana. | | ¿Le negaréis también
este consuelo? | |
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PAULETO | Órdenes tengo; mi deber lo
manda. | |
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ANA | ¡Bárbara humillación! ¡Horrendo
crimen! | | El tenebroso horror de esa muralla | 20 | impenetrable
al sol ¿a quién podría | | anunciar de una Reina
la morada? | | ¡A tanto mal la destinaba el cielo | | cuando
en los días de su tierna infancia | | la corona ciñó,
con regia pompa | 25 | en la corte de Médicis criada,
| | y esperanza y honor de tres naciones | | Reina fue de Inglaterra,
Escocia y Francia! | |
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ANA | ¿Qué
digo? He aquí su crimen | | y la ocasión fatal
de sus desgracias. | 30 | ¡Nunca heredara tan funesto nombre!
| | Sus derechos al trono de Bretaña | | son sólo
su delito. |
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PAULETO | ¿Y
qué derechos | | para aspirar al cetro la acompañan?
| | La corona real de Enrique Octavo | 35 | ¿pudo ceñir
jamás sin usurparla? | | Del trono paternal ¿pudo sin
crimen | | feroz ardiendo la discordia insana | | lanzar a
la legítima heredera | | y del estado renovar las llagas?
| 40 | ¿Cuál de Bretaña, ¡oh Dios! fuera la suerte
| | si reinase María? La inhumana | | para afianzar
su criminal victoria | | al poder del francés nos entregara.
| | ¿Por qué, decid, los pactos de Edimburgo | 45 | despreciar
delirante? ¿Por qué causa | | no abandonar quiméricos
derechos | | y sus grillos romper? Sin duda aguarda | | conquistar
la Inglaterra armando al orbe | | desde el oscuro centro de
este alcázar. | 50 |
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ANA | ¿Qué decís! Sin
socorros, sin amigos, | | dentro de estas paredes solitarias,
| | ¿cómo tal intentar, ni qué temores | | infundir
a Isabel? |
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PAULETO | ¡Qué!
su arrogancia, | | su fiera obstinación ¿acaso ignora?
| 55 | Desde el horror de su cerrada estancia | | ¿no supo armar
del regicida acero | | de Babington la diestra temeraria?
| | Norfolk, en fin, Norfolk, ese valiente | | que la Inglaterra
entera idolatraba, | 60 | por conquistar la mano de María
| | ¿no rindió a los verdugos su garganta? | | ¿Y su
muerte bastó? De cien ingleses | | la noble sangre
los cadalsos baña, | | que de morir por ella conspirando
| 65 | se disputan fanáticos la palma. | | ¡Ah! maldición
al execrable día
| | |
—55→
| en que, a turbar con sus funestas
gracias | | la paz de tantos pueblos, hollar pudo | | el suelo
inglés la fugitiva Estuarda! | 70 |
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Escena II
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MARÍA. ANA.
PAULETO.
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ANA | Señora,
a nuevos males | | el alma prevenid. Sin que alcanzaran | | mis lágrimas piedad, vuestros escritos | | en este
mismo instante os arrebatan, | | y la real diadema, único
resto | 75 | del antiguo esplendor de Soberana. | | ¡Todo lo
habéis perdido! |
|
|
MARÍA | Enjuga
el llanto. | | A esos vanos adornos puede el alma | | sin pena
renunciar. Ni ellos me dieron | | el título de Reina,
herencia santa | 80 | que sólo el cielo nos concede.
El hombre | | nos oprime tal vez; no nos degrada. | | Tan triste
obligación repugna acaso | | a vuestra sangre y venerables
canas; | | lo sé, y os compadezco. Mas, Pauleto,
| 85 | entre esas cartas que arrancarme os mandan, | | no sé
si vuestra Reina o sus ministros, | | un escrito hallaréis
que yo intentaba | | a Isabel dirigir. De vos espero | | que
le será entregado sin tardanza. | 90 |
|
|
|
MARÍA | Con
insolencia | | sus vasallos me juzgan. De tamaña | | humillación herida, solicito | | que me oiga vuestra
Reina. ¡A sus miradas | | voy a ofrecerme por la vez primera!
| 95 | A pesar del rencor con que me agravia, | | igual en título
y en sexo, | | verá en mí una mujer, verá
una hermana, | | verá en fin una Reina. |
|
|
|
MARÍA | ¿Partís, Pauleto? ¡Oh
cielo! ¡Y en la amarga | 100 | incertidumbre me dejáis
de nuevo! | | ¿No sabré yo la suerte que me aguarda?
| | De esta prisión en el recinto oscuro, | | ¡triste
de mí! del mundo separada, | | en mis oídos
el humano acento | 105 | se niega a resonar. En este alcázar
| | un tribunal terrible se congrega | | para escucharme y
sentenciar mi causa. | | Su aspecto me aterró. Mal
de mi grado | | a su presencia parecer me mandan | 110 | sola,
sin defensor, a mi inocencia, | | a mi sola inocencia abandonada.
| | Pasose un largo mes, y en torno mío | | aterrador
silencio todos guardan. | | ¿Cuál es mi suerte en fin?...
Hablad. |
|
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PAULETO | Señora,
| 115 | en Dios pensad. |
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MARÍA | Me
anima la esperanza | | de que ve mi inocencia, y el sendero
| | sabrá mostrar a la justicia humana.
| |
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—56→
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PAULETO |
A todos guarda el premio merecido. | |
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MARÍA | ¿Nada sabéis
del Parlamento? |
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MARÍA | Los
Pares | | ¿osarán condenarme? |
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MARÍA | Basta.
| | Nada, Pauleto, sorprenderme debe. | | Conozco a vuestra
Reina. |
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Escena VI
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MARÍA. MORTIMER.
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MARÍA |
¡Ah!
¿no me engañan | | mis ojos? ¿será sueño?
¿en vuestra mano | | del mejor de mis deudos una carta?
| 160 | ¡Del cardenal de Guisa! ¿Qué me anuncia? | | ¡Hablad!
¡hablad! A mi prisión amarga | | un ángel os
conduce. |
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MORTIMER | Perdonadme
| | si el celo que a serviros me consagra | | de aborrecible
máscara me cubre. | 165 | Mal besara sin ella vuestras
plantas. | |
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MARÍA | Levanta, Mortimer. ¡Oh regocijo!
| | ¡Oh bien que no cabía en mi esperanza! | | Mas ¿cómo
el justo cielo...? |
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MORTIMER | El
cuarto lustro | | aún no cumplido bien, a Roma, a Francia,
| 170 | la juvenil curiosidad me impele, | | y lejos vuelo de
mi dulce patria. | | Llego al Louvre: conozco al gran prelado
| | defensor de la iglesia sacrosanta, | | de vuestra madre
augusta hermano y guía, | 175 | y del estado indómita
muralla. | | Cual amoroso padre me recibe. | | De entre sus
labios la verdad sagrada | | a mi ofuscado corazón
desciende, | | y los dogmas heréticos arranca.
| 180 | ¡Tan grande era el poder de la elocuencia | | que el Dios
por quien combate le inspiraba! | |
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MARÍA | ¡Oh quién
te viera, venerable Guisa! | |
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MORTIMER | Absorto un día
de su regio alcázar | | contemplando la pompa, en un
retrato | 185 | se detiene mi vista embelesada. | | «No sin
razón tu pecho se conmueve, | | díjome el cardenal.
Víctima infausta | | de la ambición soberbia,
esa infelice | | cuya imagen te admira y arrebata | 190 | por
no abjurar la fe de sus mayores | | dura cadena en Albïon
arrastra.» | | Entonces vuestras penas me refiere;
| | |
—58→
| vuestras
virtudes; que la estirpe clara | | en vos alienta de Tudor;
que impía | 195 | os ha usurpado la diadema sacra | | la que en tálamo adúltero naciera, | | y aún
su crueldad horrenda no se sacia. | | Mas ¡cuál fue
mi contento cuando supe | | que el austero Pauleto aquí
os guardaba, | 200 | aquí donde pacíficas crecieron
| | las rápidas auroras de mi infancia! | | Paréceme
que Dios mi brazo elige | | para romper los grillos que os
ultrajan. | | Mi alto designio al cardenal revelo; | 205 | lo
aprueba, ufano parto, me acompaña | | su bendición
por los hinchados mares, | | y al fin saludo de Albïon
la playa. | | Yo os vi, Señora, en el dorado lienzo
| | bosquejo débil de hermosura tanta, | 210 | y gemía
por vos. Ahora que os hablo, | | no ya callada sombra, ahora
que blanda | | resuena vuestra voz en mis oídos, | | ¿qué no haré yo por vos, divina Estuarda?
| | No sin causa la bárbara Isabela | 215 | en estos
muros cautelosa os guarda. | | Si en la negra mansión
abominable | | donde os sepulta la traición nefanda
| | todos a su legítima Señora | | como yo venturoso
contemplaran, | 220 | a combatir, a perecer por ella | | ¡cuál
te alzarías, juventud britana! | |
|
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MORTIMER | ¿Qué
caballero | | ciñera en vano fulminante espada, | |
testigo del valor incomparable | 225 | con que arrostráis,
María, la desgracia? | | Respirad. Doce jóvenes
valientes | | de la primer nobleza en la Bretaña | | restituiros a la iglesia, al trono | | juraron ya sobre la
Biblia Santa. | 230 | El español Filipo nos protege.
| | Nuestro es el galo embajador. Mañana | | a su palacio
todos... |
|
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MARÍA | ¡Ah!
yo tiemblo. | | ¡Cuál os ciega quimérica esperanza!
| | ¿A Isabel no conoces? ¡Desdichado! | 235 | Mil suplicios
a todos amenazan. | |
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|
MORTIMER | Y vos ¿sabéis, Señora,
a qué destino | | ha jurado arrancaros nuestra audacia?
| |
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MARÍA | ¡Qué! ¿se ha dictado ya la atroz sentencia?
| |
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|
MORTIMER | La sentencia que os pierde y nos infama | 240 |
pronto os anunciarán. Artificiosa | | y acusando a
las leyes de inhumanas, | | aún Isabela vacilar parece.
| |
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|
MARÍA | Mortimer, lo he previsto. ¿Me preparan | |
lenta muerte en oscuro calabozo? | 245 |
|
|
MORTIMER | No. ¡Gran
Dios! el suplicio... |
|
|
MARÍA | ¡Y
tal infamia, | | y tanto crimen sufrirá la tierra!
| | ¡Y sin tronar la omnipotente saña | | verá
caer en bárbaro suplicio | | una frente tres veces
coronada! | 250 |
|
|
MORTIMER | ¡Oh si dudarlo me otorgara el cielo!
| |
|
|
MARÍA | No, Mortimer. Si el Parlamento falla, | | ejecutar
la ley toca a la Reina,
| | |
—59→
| y de tamaño golpe la importancia
| | desconocer no puede. ¿A qué mi muerte? | 255 | A
sus designios el amago basta. | | Proscripta mi cabeza, ya
no duda | | que a mis parciales el terror abata. | | Isabel
me aborrece, y bien quisiera | | mi fin apresurar su oculta
rabia; | 260 | pero es amante de la gloria, y nunca | | con
tal borrón denigrará su fama. | |
|
|
|
MARÍA | Verá
al menos su peligro | | si en mi sangre una vez fiera se baña.
| |
|
|
|
MARÍA | ¡Qué!
¿feroz no volaría | 265 | todo el pueblo francés
a mi venganza? | |
|
|
MORTIMER | Si vil segur vuestra garganta siega,
| | podrá arrancaros de la tumba helada | | el galo
vengativo? Augusta mártir, | | Lorena, Dios, mi honor,
la misma Francia, | 270 | el deber me prescriben de salvaros.
| | Aceptad... |
|
|
MARÍA | No.
Tu empresa temeraria | | reprueba mi dolor. ¿A qué
sin fruto | | aventurar la vida por mi causa | | tan noble
juventud? Burleigh acaso | 275 | ya un delator entre vosotros
paga. | | Huye, bizarro joven, si aún es tiempo; | | abandona esta isla depravada. | | A cuantos han osado defenderme
| | funesta ha sido mi tenaz desgracia. | 280 |
|
|
MORTIMER | No,
que adquirieron inmortal renombre. | | Dicha es morir por
vos en la demanda. | | Su suerte envidio. |
|
|
MARÍA | ¡Oh
Dios! De mis contrarios | | ¿quién eludir podrá
la vigilancia? | |
|
|
|
MARÍA | Tan
sólo un mortal salvarme puede. | 285 |
|
|
|
|
MORTIMER | ¿Qué
escucho! ¿El que la trama | | sólo tejió del
infortunio vuestro? | | Privado de Isabel... |
|
|
MARÍA |
De
entre sus garras | | Leicester sólo libertarme puede.
| | Si el noble celo que por mí te inflama | 290 | es
constante y veraz, vuela en su busca: | | sin temor tu designio
le declara, | | y porque de tu fe dudar no pueda | | preséntale
este anillo. |
|
|
MORTIMER | (Lo toma.) | Mas
no alcanza | | la mente mía... |
|
|
MARÍA | En
breve tus recelos | 295 | Leicester calmará. |
|
|
|
MARÍA | Calla.
| | (A ANA, que llega presurosa.) | ¿Quién
se acerca? |
|
|
|
MORTIMER | El
cielo santo | | os dé valor. |
|
|
MARÍA | Me
da la noble calma, | | la dignidad que inspira la inocencia.
| |
|
|
Escena VII
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MARÍA. PAULETO.
BURLEIGH.
|
BURLEIGH | No sin dolor aquí guía
mi planta | 300 | del tribunal decreto irrevocable. | | ¡Ministerio
funesto para un alma | | sensible a la piedad! Pero el estado
| | tal sacrificio de mi honor reclama. | | Su sentencia...
|
|
|
MARÍA |
Callad. Sea cual fuere, | 305 | no la escucho. Ni puedo sin
infamia | | de tales jueces someterme al fallo. | | Milord,
soy extranjera y Soberana. | | Al más oscuro ciudadano
otorgan | | vuestras leyes benéficas la gracia
| 310 | de que sus jueces sus iguales sean; | | mas yo no las invoco,
no. En Bretaña | | mis jueces ¿dónde están?
¿do mis iguales? | | Sólo pudieran serlo los Monarcas.
| |
|
|
BURLEIGH | Perdonad. Ya es tardía vuestra queja.
| 315 | Al tribunal que vuestra lengua infama | | sumisa ya...
|
|
|
MARÍA | ¡Jamás!
¿Y qué justicia, | | aunque fuese capaz de mengua tanta,
| | pudiera yo esperar del Parlamento? | | Vil interés
le rige y le avasalla. | 320 | El mismo Dios, sacrílego,
somete | | al humano poder. Ya su inconstancia | | por cuatro
veces bajo cuatro imperios | | osó cambiar el culto
de las aras. | | Mas doy que la equidad sea su norma,
| 325 | doy que a vos mueva sólo de la patria | | el sagrado
interés y los derechos | | de la que Reina de Albïon
se llama. | | ¿Osáis, decidme, prometer justicia | | a mí, nacida en religión extraña
| 330 | y en extraño país? De entrambos reinos | | ¿ya olvidasteis la lucha hereditaria? | | ¡Ay! destinada
me creyera un día | | de cuatro siglos a extinguir
la saña | | que del britano al escocés divide.
| 335 | Cual Richemundo, un héroe de mi raza, | | uniendo
en su persona los derechos | | de la purpúrea Rosa
y de la blanca, | | por siempre en este suelo que me oprime
| | la intestina discordia terminara; | 340 | yo esperaba también
sobre mis sienes | | reunir dos coronas adversarias, | | y
que entera esta isla bajo un cetro | | feliz viviese en eternal
alianza. | |
|
|
BURLEIGH | Dígalo quien os ve de la discordia
| 345 | aquí agitar la tea sanguinaria, | | proscribir
nuestro culto, nuestra Reina... | |
|
|
MARÍA | ¡Oh impostura!
Cesad. Vuestras palabras | | a Dios, milord, y a la justicia
insultan. | |
|
|
BURLEIGH | Y ¡qué! ¿podéis la delincuente
trama | 350 | de Babington negar? ¿Niega María | | que
desde su prisión las diestras arma | | de fanáticos
viles asesinos? | | Vuestros criados mismos lo declaran.
| |
|
|
MARÍA | Si a tal extremo mi desdicha llega
| 355 | |
—61→
| que
sin fe y sin conciencia me difaman, | | ¿por qué no
comparecen a mis ojos? | | ¿Por qué un derecho que
al delito alcanza | | negáis a la inocencia? El Parlamento
| | dictó no ha mucho un bill, si no me engaña
| 360 | vuestro lord canciller, do se consiente | | que el acusado
al delator combata. | | Bien que enemigo mío, sir Pauleto,
| | incapaz os confieso de falacia. | | Hablad: ¿rige esta
ley entre vosotros? | 365 |
|
|
|
MARÍA |
¿Lo
oís? Si de Bretaña | | es fuerza que a las leyes
me someta, | | ¿por qué no respetáis las que
me amparan? | |
|
|
BURLEIGH | La prueba de otros crímenes...
|
|
|
MARÍA | ¿Es
eso | | responderme, Burleigh? |
|
|
BURLEIGH | Por
vos la España, | 370 | por vos todos los Reyes de la
Europa | | sangrientas lides al inglés preparan. | |
|
|
MARÍA | Bien pudiera excitarlos a la guerra | | con más
derecho que Isabel tirana | | para prenderme tuvo. Por ventura
| 375 | ¿vino a invadir María estas comarcas? | | A sus
brazos me acojo suplicante, | | vengo a implorar auxilio de
una hermana; | | y cadenas me forja. A quien aleve | | de la
hospitalidad la ley quebranta | 380 | ¿me liga algún
deber? Si concibiera | | de quebrantar mis hierros la esperanza,
| | si armase en mi favor a todo el orbe, | | ¿cuál
es el recto juez que me culpara? | | ¿Cuándo, decidme,
con mayor derecho | 385 | se invocó la fiereza de las
armas? | |
|
|
BURLEIGH | No es sin ejemplo ya que el menos fuerte
| | de un derecho fatal víctima caiga. | |
|
|
MARÍA |
Débil soy, es verdad, contra Isabela. | | Triunfe pues
su poder. ¿Por qué retarda | 390 | mi suplicio signar
si lo ha jurado? | | Mas no atestigüe la justicia santa
| | cuando sólo en su pecho fementido | | la torpe voz
de las pasiones habla. | | El hipócrita velo al fin
descorra | 395 | a su ambición, a su crueldad innata.
| | Confiese que a María su Senado | | puede dar muerte
aleve...; no juzgarla. | |
|
|
Escena VIII
|
|
BURLEIGH. PAULETO.
|
BURLEIGH | Pauleto, ¡qué
altivez!... Ella no ignora | | que en signar la sentencia
deseada | 400 | Isabel indecisa titubea; | | y aún triunfar
imagina la insensata. | | ¡Qué sañosa mirada
amenazante | | me ha lanzado al partir! Mas su arrogancia
| | no intimida a Burleigh. Noble Pauleto, | 405 | perezca una
extranjera temeraria. | |
|
|
PAULETO | El brazo de la ley pese sobre
ella. | | Mas mi labio, Burleigh, jamás disfraza
| | |
—62→
| la severa verdad. Bien que culpable, | | en duras quejas
su dolor exhala | 410 | no acaso sin razón. Esos testigos...
| |
|
|
BURLEIGH | No los verá. Entre el llanto y las plegarias,
| | el ascendiente de su regia cuna, | | Pauleto, a desmentirse
los forzara. | |
|
|
PAULETO | Mas ¿qué dirá, Burleigh,
de tantos argos | 415 | enemigos de Albión la lengua
osada? | |
|
|
BURLEIGH | ¡Oh si antes de pisar nuestras arenas
| | hubiera dado término la parca | | a su vida fatal!
|
|
|
|
BURLEIGH | Naturaleza al menos excusara | 420 | su
muerte a nuestras leyes. |
|
|
PAULETO | Y
a Inglaterra | | los males, oh Burleigh, que le amenazan.
| |
|
|
BURLEIGH | Mas ¿qué digo, Pauleto? Aún fenecida
| | en lecho amigo, en extranjera playa, | | verdugos nos llamara
la calumnia. | 425 |
|
|
PAULETO | No temo yo murmuraciones vanas
| | si reposa incorrupta mi conciencia. | |
|
|
BURLEIGH | Y... si
una mano sigilosa y cauta | | diera a su vida fin, ¿qué
testimonio | | del vulgo las sospechas confirmara? | 430 |
|
|
PAULETO |
Milord, si es justo el golpe ¿a qué en tinieblas
| | fulminarlo una diestra mercenaria? | |
|
|
BURLEIGH | Si la justicia
o la crueldad castiga | | no examina jamás plebe insensata.
| | Mal tolera el rigor. Al débil siempre | 435 | acriminar
al poderoso agrada. | | Tal vez cuando castiga un soberano,
| | bien que murmure, sometido calla. | | Como sexo más
dulce y compasivo, | | le indigna, aún justa, en la
mujer la saña, | 440 | y poco aterra femenil coyunda.
| | Yo temo que Isabel si el vulgo clama... | |
|
|
|
BURLEIGH | No.
Ya es tarde. | | O en la sangre se tiñe de su hermana,
| | o sucumbe Isabel. He aquí el tormento | 445 | que
su angustiado corazón desgarra | | y tenaz le persigue
noche y día. | | En vano mudo el labio lo recata;
| | que yo en su rostro perspicaz lo leo. | | Elocuentes me
dicen sus miradas: | 450 | ¿Por qué un súbdito
fiel al pecho mío | | la cruda alternativa audaz no
arranca | | de abandonar mi sangre a los verdugos | | o mi
pueblo infeliz a guerra infanda? | |
|
|
|
BURLEIGH | Aún
de Isabela | 455 | brazos valientes el poder acatan. | | Si...
sagaces... |
|
|
|
BURLEIGH | El
lenguaje | | de un tácito precepto interpretaran...
| |
|
|
|
BURLEIGH | Si
cuando el crimen horroroso | | en sus manos entrega la venganza
| 460 | no le guardasen cual sagrada joya... | |
|
|
PAULETO | El nombre
de Isabel, su augusta fama | | es joya inapreciable do Pauleto
| | jamás imprimirá tan torpe mancha.
| |
|
|
—63→
|
BURLEIGH |
La Reina al confiaros su custodia | 465 | creyó...
|
|
|
PAULETO | Creyó
sin duda que a mis canas | | en la equidad y en el honor crecidas
| | dignamente otra Reina confiaba. | | Lejos de mí
pensar que me repute | | capaz de una bajeza tan villana.
| 470 |
|
|
BURLEIGH | Sola una ley, Pauleto, honor impone, | | el
verdadero honor, a quien lo abraza; | | ser al estado fiel
más que a sí mismo. | | Tal vez con la apariencia
de la infamia | | se cubre alta virtud. Si vuestra mano
| 475 | el saludable golpe no descarga, | | permitid que otra sea...
|
|
|
PAULETO | ¡Milord!
nunca | | hollará un asesino mi morada. | | Mientras
Pauleto a la Escocesa guarde | | libre respira de alevosa
daga. | 480 | La ley pronuncie. Si en cadalso horrendo | | debe
dar al cuchillo la garganta, | | lean mis ojos la fatal sentencia,
| | y se abrirán las puertas de este alcázar.
| | En tanto, como noble caballero | 485 | la senda sigo que
el deber me traza, | | y al par que de ella mi lealtad responde
| | de vos respondo a la infeliz Estuarda. | |
|
|
Escena III
|
|
LEICESTER. MORTIMER.
|
|
LEICESTER | Tal
vez hoy, bella María, | | el término verás
de tu quebranto. | |
|
|
|
LEICESTER | ¿Qué
me queréis?... Mas vuestro rostro... | 15 | ¡Oh Mortimer!
|
|
|
MORTIMER | La
ausencia de cinco años... | |
|
|
|
MORTIMER | Son
pocos días | | que vi de nuevo los nativos campos.
| |
|
|
LEICESTER | Mas vuestra turbación... ¿De dónde
nace | | ese inquieto mirar? |
|
|
MORTIMER | (Se acerca a la puerta
principal, observa, y vuelve al proscenio.) | Solos
estamos. | 20 |
|
|
|
|
|
MORTIMER | Este
palacio | | mansión es de una Reina prisionera; | |
de la mísera Estuarda. |
|
|
|
MORTIMER | ¿Hablaros
| | puedo con libertad? |
|
|
LEICESTER | ¿Y
en vos, decidme, | 25 | puede fiar Leicester? |
|
|
MORTIMER | Prenda
os traigo | | de mi fe. Vedla aquí. |
|
|
|
| (Muestra el
anillo.) |
LEICESTER | ¡María!
¡Oh cielos! | | Bajad la voz. Pudieran observarnos. | |
|
|
MORTIMER |
Ella me envía a vos. Entre nosotros | | quiere que
de su suerte decidamos. | 30 | Puedo verla, milord; puedo instruirla
| | de los designios vuestros. Mas no alcanzo | | cómo
Leicester que su muerte ansiaba, | | aquel Leicester de Isabel
privado, | | juez de María y opresor sangriento,
| 35 | es en quien busca la infeliz amparo. | |
|
|
LEICESTER | Mortimer...
Mas decidme, a su partido | | ¿cuál oculto interés
pudo ligaros? | |
|
|
MORTIMER | ¿Cuál interés? El
que a la Francia mueve | | por la que fue su Reina; el de
su hermano, | 40 | el de los nobles príncipes Lorenas
| | que su salud confían a mi brazo; | | el de la fe
católica ultrajada | | mientras empuñe el cetro
soberano | | una herética Reina, fe ardorosa, | 45 |
origen, norte a mis designios arduos. | | ¿Cuál interés?
El de mi cara patria | | de usurpadora infiel sujeta al mando;
| | el de tantos amigos generosos | | que por María
combatir juraron, | 50 | sin otro premio que morir por ella,
| | o de su libertad ceñir el lauro. | | ¿Quién
sin gemir la ve, quién sin amarla | | a no tener el
corazón de mármol?
| | |
—65→
| He aquí el interés
que desde el Sena | 55 | tornó mi planta a los hogares
patrios. | |
|
|
LEICESTER | Dadme esa diestra, amigo. No ignoraba
| | que la fe del Pontífice romano | | abrazasteis en
Francia. Perdonadme | | si en descubrirme a vos he vacilado.
| 60 | ¿De quién no desconfía el que en la corte
| | cercado vive de enemigos tantos? | | Mas ya no dudo en
vos del pecho mío | | depositar los íntimos
arcanos. | | Mortimer, no os sorprenda mi conducta. | 65 | Bien
que me llame el vulgo su contrario, | | jamás lo fuí
de la infeliz Estuarda. | | ¿Y cómo si algún
día en dulce lazo | | consagrarla esperaba mi existencia?
| | Sí, amigo, yo la amé, y aunque lejano
| 70 | de su beldad a la britana corte | | las leyes del destino
me llevaron, | | mi corazón fue suyo largo tiempo.
| | Mas de perpetua fe, ¿qué pecho humano | | pudiera
responder? Los atractivos, | 75 | la gloria de Isabel, su regio
fausto, | | sus favores en fin, nueva esperanza, | | nuevo
ardor a Leicester inspiraron. | | ¡Feliz vos que ignoráis
las seducciones | | que encierran en su centro los palacios,
| 80 | y el imperio inaudito que en el suyo | | ejercen de Isabela
los encantos! | | Orgullosa a mis ojos parecía | | en
todo su esplendor. Cien cortesanos | | en muda servidumbre
respetuosa, | 85 | los Reyes su alïanza mendigando, | | tanto amante a sus pies de regia cuna, | | y todos por mí
sólo desdeñados... | | Árbitro yo de
su brillante corte, | | caudillo de sus tropas soberano,
| 90 | joven y, lo confieso, no insensible | | tal vez de la ambición
a los halagos, | | ¿cómo triunfar en tan difícil
lucha? | | Cedo. Lejos de mí, me ofrece en vano | |
María una diadema; que al delirio | 95 | de más
sublime unión sacrificando | | su juventud, sus gracias,
su grandeza, | | mi mente elevo hasta el dosel britano. | |
|
|
MORTIMER | Lo sé, y a tal designio no pensaba | | que
hubiera ya Leicester renunciado, | 100 | pues tanto amiga suerte
le sonríe. | |
|
|
LEICESTER | ¡Ay Mortimer! Dos lustros necio
esclavo | | de esperanza falaz, ¡cuánto he sufrido
| | hasta que el rostro vi del desengaño! | | ¡Me creían
dichoso! ¡me envidiaban! | 105 | ¡Y cuál ha sido mi
vivir amargo | | desde que al cebo de ambición dañosa
| | por mi mal me arrojé! Mísero blanco | | a
la envidia mordaz de mis rivales, | | afrentoso juguete, vil
escarnio | 110 | de una mujer despótica y altiva, | | que hoy me acaricia con risueño labio | | y mañana
inconstante me desprecia, | | oprimido sin tregua, atormentado
| | no menos por su amor que por su saña... | 115 | ¡Y
cuando el fruto recoger aguardo | | de mi eterno sufrir, cuando
imagino
| | |
—66→
| el despecho colmar de mis contrarios, | | el trono
inglés a un Médicis promete | | y huye mi dicha
como el humo vano! | 120 |
|
|
MORTIMER | Os comprendo, milord. Cuando
Isabela | | abate vuestro orgullo temerario, | | cual marinero
asido a frágil tabla | | el puerto anhela en mísero
naufragio, | | unís vuestro destino al de María.
| 125 | Perdéis uno, otro cetro a vuestra mano | | es
forzoso, Leicester. Ya concibo | | cuál amor es el
vuestro. |
|
|
LEICESTER | Si
quebranto | | los hierros de María, sus derechos | | puedo hacer respetar al anglicano. | 130 | Aunque Isabel me
ultraje y me desdeñe, | | más que imaginan mi
poder es alto; | | y sea en fin cual fuere mi esperanza,
| | a María de nuevo me consagro. | | Yo, que pude en
los días de su gloria | 135 | serla infiel sin baldón,
hoy la idolatro. | | Hoy desde el centro de oprobiosa cárcel
| | a mis ojos, un tiempo fascinados, | | amable cual jamás
parece Estuarda. | | De dulce compasión el eco blando
| 140 | acrece su beldad. Correr sus días | | dolido
veo en angustioso llanto, | | y su infortunio la ceniza inflama
| | de aquel antiguo ardor mal apagado. | | Siento al fin cuál
tesoro inapreciable | 145 | perdía en ella. Mido con
espanto | | el hondo abismo ante su planta abierto, | | y a
salvarla celoso me preparo. | | Mano fiel mi designio le revela
| | y la esperanza que en el alma guardo; | 150 | mi protección
acepta, mi ternura, | | y en ser mía consiente si la
salvo. | |
|
|
MORTIMER | ¡Vuestra! ¿Y se atreve a encomendar la
vida | | al más fiero y tenaz de sus contrarios? | | ¡La amáis! ¿Por qué del Parlamento infame
| 155 | sufrís, apresuráis el negro fallo? | | ¡Desdichada, a Leicester te abandonas, | | y él te
conduce al hórrido cadalso! | |
|
|
LEICESTER | No me acuséis.
A su inhumana muerte | | yo he debido asentir en el Senado;
| 160 | que mal a Estuarda del funesto juicio | | pudiera libertar
sólo mi labio, | | y el poderoso influjo perdería
| | de que en secreto por su bien me valgo. | | Temo a Burleigh,
su saña, sus sospechas, | 165 | mas en el alma de la
Reina labro. | | ¿Imagináis que de Isabel la planta
| | hoy a este alcázar lleva el ciego acaso? | | Obra
mía es su viaje. Cauteloso | | dignos parciales del
linaje Estuardo | 170 | en su brillante séquito confundo.
| | Murray, Seimur, Melvil, aquel anciano | | noble escocés
cuya virtud austera | | por María combate sin descanso.
| | Bien que escocés y súbdito de Roma,
| 175 | tal vez suele la Reina consultarlo; | | que no teme traición
en quien su sangre | | libró dos veces del puñal
insano. | |
|
|
—67→
|
|
LEICESTER |
Que
vea a su cautiva; | | y hoy mismo la verá, sí;
que diez años, | 180 | bien que la mía dominar
presuma, | | a penetrar en su alma me enseñaron. | | Quizá en bien de la hermana que aborrece | | ella
misma conspira mal su grado. | | De ver a la que envidia aún
en prisiones | 185 | mal se resiste al femenil conato. | | Aún
empero vacila; al par la veo | | frágil, tierna mujer,
y audaz tirano, | | y acordar a mis votos aparenta | | lo mismo
que su pecho está anhelando. | 190 |
|
|
MORTIMER | ¿Y qué
bien su coloquio nos ofrece? | |
|
|
LEICESTER | Que de María
se enternezca al llanto, | | o al menos sin deshonra ya no
pueda | | al cuchillo librar su cuello infausto. | |
|
|
MORTIMER |
Mas si fuere Isabel inexorable, | 195 | ¿qué haréis?
|
|
|
LEICESTER | Cuando
no caiga en este lazo | | a medio más seguro apelaremos.
| |
|
|
|
|
MORTIMER | Hoy
la salvo | | si apoyáis mi valor. |
|
|
LEICESTER | ¡Ah!
me horrorizo. | | ¿Queréis... |
|
|
MORTIMER | Quiero
que me abra sanguinario | 200 | ancha senda el acero hasta
su cárcel. | | Al generoso golpe preparados | | mis
amigos están. |
|
|
LEICESTER | ¿Tenéis
amigos | | del arcano fatal depositarios? | |
|
|
MORTIMER | Sí,
ya lo dije, que morir por ella | 205 | o libertarla juran.
|
|
|
LEICESTER | ¡Desdichados!
| | ¡A qué abismo un demente los conduce | | y con ellos
a mí!... ¿Saben mi arcano? | |
|
|
MORTIMER | No temáis;
el designio es todo mío; | | y sabría sin vos
ejecutarlo, | 210 | mas la Reina... |
|
|
LEICESTER | Decid:
vuestros parciales | | ¿oyeron pronunciar a vuestro labio
| | el nombre mío? |
|
|
MORTIMER | ¡No.
No! ¡Qué temores! | | ¿Sois vos, sois vos el que la
adora tanto? | | ¡Os vale un trono redimir su vida, | 215 |
ya se eleva el patíbulo nefario, | | y al ofreceros
imprevisto apoyo | | mostráis, no gozo, femenil espanto!
| |
|
|
LEICESTER | La precipitación es peligrosa. | |
|
|
|
LEICESTER | Un
insensato | 220 | a inminente peligro sólo puede | |
vanamente correr. |
|
|
MORTIMER | Milord,
su mano | | vos codiciáis; su libertad nosotros. | |
|
|
LEICESTER | En vos ya es excesivo el entusiasmo. | |
|
|
|
LEICESTER | Yo
los peligros | 225 | cauto sé prevenir. |
|
|
|
|
|
—68→
|
LEICESTER | Norfolk con igual celo temerario
| | ¿la salvó por ventura? |
|
|
MORTIMER | Mostró
al menos | | que digno de ella fue. |
|
|
LEICESTER | Mal
entregando | 230 | fanático al verdugo la cabeza, | | mal a la Reina serviréis. |
|
|
MORTIMER | ¿Y
acaso | | si me aterro al aspecto de la muerte | | la serviré
mejor? |
|
|
LEICESTER | ¡Joven
osado! | | ¿Dónde os lleva un frenético delirio?
| 235 | ¡Violencia! ¡sedición! ¿Sabéis incauto
| | que innumerables ojos delatores | | en torno nuestro son?
De Enrique Octavo | | ¿conocéis a la impía sucesora?
| | ¿ignoráis su poder ilimitado? | 240 | ¿ignoráis
que a sus ojos penetrantes, | | aunque la vele tenebroso manto,
| | no hay trama que se oculte?... ¿Oís? Ya viene.
| | Más tarde nos veremos. Domináos. | | Componed
vuestro rostro; no declare | 245 | de mi alma los secretos
mal su grado. | |
|
|
Escena V
|
|
ISABEL. LEICESTER.
|
ISABEL | Conde, ¿qué meditáis? Turbado os veo,
| | taciturno, sombrío... |
|
|
|
|
LEICESTER | Acaso
| 310 | no sin razón, Señora. |
|
|
|
|
ISABEL | ¿Por qué exhalar suspiros tan amargos?
| |
|
|
LEICESTER | ¿Vos me lo preguntáis, cuando olvidada
| | de que un día mi amor os fue tan grato, | | de Anjú
muy pronto al venturoso duque | 315 | queréis uniros
en perpetuo lazo? | |
|
|
ISABEL | Como amiga os oyera, y ese nudo
| | lamentara con vos a que el estado | | fuerza mi corazón,
si como Reina | | de vos no me quejara. |
|
|
|
ISABEL | De vos. ¿A qué
mansión guiáis mi planta? | | ¿Cómo sin
pretenderlo aquí me hallo? | | Pronto dirá al
inglés y al orbe todo | | la lengua vil del enemigo
bando | | que a escarnecer en su desgracia vengo | 325 | a esa
Reina infeliz. ¿Así un vasallo, | | así atenta
Leicester a mi gloria? | |
|
|
LEICESTER | Sí, Señora;
yo el móvil me declaro | | que a la prisión
os lleva de María. | | Si este designio de que yo me
jacto
| 330 | |
—70→
| juzgáis inoportuno, castigadme; | | pero
si a vuestro bien que me es tan caro | | puede ser útil,
o quizá forzoso, | | aplaudirlo debéis y ejecutarlo.
| | Ya sobre su cerviz vuestra cautiva | 335 | del filo de la
ley siente el amago. | | Todo el orbe os espía en tal
instante. | | Mostradle al menos que al severo fallo | | cedéis
de la justicia y no al acento | | de venganza feroz. Mostrad
que humano | 340 | el corazón os habla por María;
| | que al fin su hermana sois. |
|
|
ISABEL | No,
que si estampo | | en su prisión el pie, perdón
la llevo. | |
|
|
LEICESTER | ¿Quién, Señora, al perdón
puede forzaros? | | Seréis árbitro siempre de
su vida. | 345 | Inmoladla después a vuestro agrado.
| | ¿Qué digo? En sempiterno cautiverio | | Estuarda
acabe sus dolientes años. | | ¿Qué suplicio
mayor para una Reina? | | No de su muerte el fúnebre
aparato | 350 | arda en furor al insolente vulgo. | | Siempre
dispuesto a conceder su amparo | | al que oprimido juzga,
es su delicia | | turbar el triunfo del poder humano; | | apellida
virtud al infortunio; | 355 | y si a piedad le mueve aún
el malvado, | | ¿qué hará si una mujer, una
princesa | | es sentenciada al público cadalso? | |
|
|
ISABEL |
¡Cuán injusto es el vulgo! Acaso juzga | | que yo la
muerte de María fraguo | 360 | porque pálida
envidia me devora... | | Mas cuando os veo defenderla osado
| | de mi justo furor; cuando arrogante | | conmigo misma que
en Bretaña mando | | se atreve a combatir, y aún
despojada | 365 | del trono y de la patria no la abato; | |
no sin razón a la feliz María | | pudiera yo
envidiar. Mientras me aplaudo | | de vencer a los Reyes en
virtudes, | | ella es toda mujer. ¡Y los sufragios | 370 | merece
de las gentes! ¡y la adoran, | | la engrandecen mis propios
cortesanos | | en la presencia mía! ¡y en cadenas
| | triunfa de mí su orgullo temerario! | |
|
|
LEICESTER |
Si queréis abatirlo para siempre, | 375 | basta que
la veáis. No tanto el rayo | | la pudiera aterrar,
aunque piadosa | | entrar os viera a serenar su llanto. | | Mostradle entre la pompa y los laureles | | el bello rostro
que de nuevo ornato | 380 | vuestra virtud circunda y vuestra
gloria.
| | |
—71→
| Oponed vuestros fúlgidos encantos | | a
su semblante pálido y marchito. | | Yo que, aún
sin esperanza, fiel os amo | | el triunfo cantaré de
esa hermosura | 385 | que sólo al fuego de mi amor comparo.
| |
|
|
ISABEL | ¡Cuál es vuestro poder sobre mi alma! | |
Mas Burleigh, buen inglés, ministro sabio, | | no verla
me aconseja. |
|
|
LEICESTER | Burleigh...
Creo | | que el bien de vuestro imperio es su conato.
| 390 | Mas ¿sólo a él inspira vuestra gloria? | | Vos misma ¿nada sois? ¡Oh mengua! Un acto | | de mera humanidad
que honor os manda | | ¿lo ha de reglar también razón
de estado? | | Digno es de vos, Señora. Acaso él
solo | 395 | la pública opinión puede ganaros.
| | Y una vez a esta torre el pie movido, | | ¿quién
creerá que Isabel a su palacio | | sin verla regresó?
|
|
|
ISABEL | Ver
a María | | ¿no será perdonarla? |
|
|
LEICESTER |
Preguntadlo
| 400 | a vuestro corazón. |
|
|
ISABEL | ¿Sé
yo, ¡infelice! | | sé yo lo que deseo? Errante vago
| | de un pensamiento en otro y congojada, | | senda no veo
en tan horrible caos. | | ¿Queréis que vea de mi sangre
misma | 405 | en estrecha prisión el duelo amargo?
| |
|
|
LEICESTER | No, que vuestra alma generosa y bella | | se cubriría
de mortal quebranto. | | De su negra mansión salga
María, | | y libre pueda recorrer los atrios, | 410 | los muros, los jardines. Vuestro encuentro | | parecerá
un efecto del acaso. | | Presente solo yo... Mas vuestros
ojos | | plácida a mí volvéis. ¡Feliz
presagio! | |
|
|
ISABEL | ¡Vos lo queréis, Leicester!...
Yo debiera... | 415 | Basta; a vos me abandono. Habéis
triunfado. | |
|
|