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Elementos narrativos en la poesía de Mario Benedetti

Ángel Manuel Gómez Espada (Murcia)



     Mariano Baquero en su espléndida teoría del cuento nos argumentó la relación entre cuento y poesía. Mario Benedetti hilvanó esos hilos en su novela El cumpleaños de Juan Ángel, novela escrita en verso, hecho experimental en su narrativa que unía ambos géneros. Pero, verdaderamente, ese «experimento», como muchos críticos han denominado a la novela, no era tal, ya que desde sus primeros poemarios, Benedetti introduce elementos prosificadores en su poesía. Por ello, por esa inclusión, se ha hablado de la obra poética de Benedetti como poesía sencilla, coloquial, debido a su profunda base oral y a sus roces con la narrativa oral tan fuerte que se ha dado en la novela hispanoamericana en esta última mitad de siglo.

     La prosificación se va dando porque Benedetti toma como principal fuente de inspiración su propio entorno, la realidad que le rodea con todo lo que arrastra de plausible y patético. Y la trascribe al papel tal cual, como la siente y percibe, dotándole de una modernidad cuya mejor baza es el mundo cotidiano en el que se mueve el poeta.

     Para ello, no emplea solamente términos del lenguaje actual y, en cierta medida, atípico dentro de la tradición poética, como veremos, sino que, además, se apoya en expresiones coloquiales, algunas incluso vulgares, refranes, locuciones verbales lexicalizadas, etcétera, como desglosaremos a continuación:

     A) el uso abundante de perífrasis verbales. Donde las más recurrentes por su temática realista y social, de protesta, en ocasiones, contra los sistemas impuestos, son las perífrasis con un valor temporal de futuro: Ir a + infinitivo y haber + infinitivo, y que puede tener además valor de obligación o intención. Así, en «Croquis para algún día», de La casa y el ladrillo(332): «Habrá que empezar / desde cero o menos cinco» y «por supuesto habrá que fusilar a algunos», con matiz de intencionalidad en el futuro. Igualmente, aparecen con frecuencia las perífrasis de posibilidad, conjetura o capacitación. Por ejemplo, en «Muerte de Soledad Barrett», de Letras de emergencia(333): «pudiste ser modelo / actriz / miss paraguay».

     B) el uso de locuciones verbales y expresiones coloquiales, tomadas del habla e incluso de aspectos y situaciones de ámbito coloquial, pero que se han ido introduciendo en la norma y en la narrativa actual. Benedetti las añade como una muestra más de su conexión con su entorno cotidiano. Las que toma literalmente tendrán su valor conciso en el poema, normalmente para enfatizar un rechazo. Por ejemplo: «no sabían un corno», expresión popularizada en Argentina y Uruguay; «no entendemos un pito»; «estoy jodido»; «no se me dio en el forro»(334); «no tiene un pelo de tonto»; «vivía en la luna»(335); «o no tener / donde caerse / muerto»(336); «como un imbécil»; «entrar a saco»; «a la chita callando»; «vamos tirando»(337); «como si nada»(338); «solo como una ostra»; «a duras penas»(339); «contra viento y marea»(340).

     Sin embargo, Benedetti también recurrirá a ellas con una clara intención de transgresión a ese uso cotidiano de las expresiones, lo que le dará al verso o a los versos un carácter metafórico o, por lo menos, novedoso, de extrañamiento. Para ello, el poeta cuida mucho el contexto en el que ha de ser incluido. Tomemos como ejemplo idóneo las siguientes estrofas del poema «Ser y estar», de Letras de emergencia(341): «Oh marine / oh boy / una de tus dificultades consiste en que no sabes / distinguir el ser del estar / para ti todo es to be // así que probemos a aclarar las cosas // por ejemplo / una mujer es buena / cuando entona desafinadamente los salmos / y cada dos años cambia el refrigerador / y envía mensualmente su perro al analista / y sólo enfrenta el sexo los sábados de noche // en cambio una mujer está buena / cuando la miras y pones lo perplejos ojos en blanco / y la imaginas y la imaginas y la imaginas / y hasta crees que tomando un martini te vendrá el coraje / pero ni así».

     A su poesía, se añaden locuciones verbales que han sido lexicalizadas, como la anterior «una mujer está buena» o las convencionalizadas ya por la gramática como «te das cuenta de que algo no marcha»(342) y las derivadas del verbo dar y del verbo echar: «dar vergüenza», «echar el resto», «echar campanas al vuelo», «echar la culpa», «darle importancia», «dar explicaciones», etcétera.

     C) Empleo de refranes, que pueden aparecer literalmente o trastocados, lo que provoca en el lector un nuevo efecto. De los primeros, podemos encontrar: «al mal tiempo buena cara»(343); «Si a dios amas sobre todo / prescinde de que él te ame / no pidas peras al olmo»(344).

     En el poema «Artigas» de Quemar las naves(345), leemos la primera estrofa: «Se las arregló para ser contemporáneo de quienes nacieron medio siglo después de su muerte / creó una justicia natural para negros zambos indios y criollos / tuvo pupila suficiente como para meterse en camisa de once varas / y cojones como para no echarle la culpa a los otros».

     Este mismo refrán aparece sutilmente trasformado en el poema «Torturador y espejo», de Letras de emergencia(346): «dónde están las walkirias que no pudiste / la primera marmita de tus sañas // te metiste en crueldades de once varas / y ahora el odio te sigue como un buitre».

     Con este proceso relexicalizador, el lector reconoce la expresión y, a su vez, la modificación trasladadora que impone el poeta. El mismo hecho ocurre en «Noche de sábado», del poemario anteriormente citado: «toda la democracia salió a la calle / con sus adictos y drogadictos // con sus borrachos y ex-ministros / sus forasteros y forajidos / los patriotas agitan banderas / que por supuesto son brasileñas / o senhor bordaberry fala português / georgy speaks english / Herr danilo spricht deutsch / nosotros escuchamos a la orientala / aquí el que calla no otorga»(347).

     Idéntico objetivo se persigue en el poema «Oda a la pacificación»: «cuando los pacificadores apuntan por supuesto tiran a pacificar / y a veces hasta pacifican dos pájaros de un tiro // es claro que siempre hay algún necio que se niega a ser pacificado por la espalda / o algún estúpido que resiste la pacificación a fuego lento / en realidad somos un país tan peculiar / que quien pacifique a los pacificadores un buen pacificador será»(348).

     Además, el mismo proceso relexicalizador con el que refunde refranes, convirtiéndolos en expresiones reconocibles pero cuyo efecto será de extrañamiento, lo introduce a la hora de utilizar expresiones convencionales, sobre todo con expresiones sacadas de la Biblia o los Evangelios, o como la señalada anteriormente, remodelando el famoso trabalenguas, incluso de expresiones famosas de diversos contextos. Así, por ejemplo, en «Oda a la mordaza»: «pienso / luego insisto»(349).

     Y en «Desinformémonos», algo similar ocurre con una cita del padrenuestro, cuya relexicalización alcanza unos connotaciones de rechazo hacia un sistema implantado considerables: «tiranos no tembléis / por qué temer al pueblo / si queda a mano el delirium tremens / gustad sin pánico vuestro scotch / y dadnos la cocacola nuestra de cada día»(350).

     En «El hígado de dios», de Las soledades de babel, aparece una referencia al evangelio, nuevamente, con una relexicalización de por medio, en la que se refiere a los marginados, esos excluídos por los hombres, mas no por la gracia divina: «Dios padre campechano / en el estilo de juan veintitrés / dijo dejad que los excomulgados / vengan a mí dejadlos»(351).

     D) Uno de los rasgos más significativos será el empleo de un léxico plagado del ámbito cotidiano, de escenas típicas de la vida diaria, de una temática urbana. En definitiva, un léxico que poco a poco a lo largo del siglo se ha ido incorporando a la poesía con toda naturalidad, recogiendo ésta los mismos términos que se expresan en el lenguaje oral o en otros géneros literarios, sobre todo, la narrativa.

     -Elementos del ámbito urbano: Es curioso, a nuestro parecer, el hecho de que Benedetti se sirva de la ciudad tanto para reivindicar una idea, para lo cual se apoyaría en los personajes anónimos que la forman, como para describir su paisaje. Así, en «Ciudad sola» de Las soledades de babel, nos dibuja en pocas palabras un amanecer urbano: «no hay signos de agua - la ciudad reseca / se apronta a amanecer - de los zaguanes / llega olor a café y a pan tostado // (...) la noche se acabó - bosteza el día / la verdulera barre su vereda de hojas / los mansos viejos leen titulares del quiosco / la primera ambulancia pasa con voz gangosa / la luz pone el otoño allá arriba en los plátanos // del cabaret tardío sale un vapor espeso / dos o tres escolares se inauguran con lágrimas / el sol confirma todos los pronósticos»(352).

     -Elementos del ámbito cotidiano: Lo cotidiano es tema exclusivo en poemas de Benedetti, sobre todo en sus poemarios más recientes, donde el sentimiento de lucha se ha ido dejando atrás y la poesía fatalmente denominada «comprometida» ya se nos muestra velada bajo un manto de ironía amarga. El léxico cotidiano que abarca todo lo cercano al autor es muy recurrente no sólo en su poesía, sino en la poesía contemporánea en general: electrodomésticos, útiles diarios, prendas de vestir, animales domésticos, accesorios, productos higiénicos, cosméticos, etcétera, aparecen con relativa frecuencia tanto en poetas hispanoamericanos como españoles como europeos. Benedetti no ha de ser menos, y toma lo cotidiano incluso como forma de convivencia con sus versos, es decir, en su poesía hace acto de presencia el tocadiscos, el longplay, pasando por el teléfono, el televisor, el transistor y toda clase de objetos que podemos encontrar en una casa cualquiera. Pero no los recoge como temas de culto de los que se habla, ni tampoco como transmisores de imágenes metafóricas, sino como simple enumeración o citación, perfectamente engarzados con sus versos. Así, en «La hija del viejito guardafaro», de El olvido esta lleno de memoria: «la hija del farero llegaba hasta el mercado / compraba frutas carne pan cebollas / tomates azafrán / pollo / merluza / vale decir los víveres para cuatro semanas»(353).

     Algo similar ocurre en el poema «Página en blanco» de Preguntas al azar, donde el autor nos cuenta su desgana en ese día incluso para fabricar poemas: «Bajé al mercado / y traje / tomates diarios aguacero / endivias y envidias / gambas grupas y amenes / harina monosílabos jerez / instantáneas estornudos arroz / alcachofas y gritos / rarísimos silencios»(354).

     -Elementos sacados del lenguaje publicitario: otro rasgo que Benedetti asimila de su propia maestría en el manejo narrativo, es la inclusión en su poesía de elementos propios del lenguaje publicitario. En la mayoría de los casos su uso, al contrario que, por ejemplo, la llamada generación de los ochenta española, es una clara denuncia del poder cada vez mayor de la publicidad dentro de nuestra sociedad finisecular. También como símbolo y referencia del poder de las superpotencias sobre los países tercermundistas, sobre todo los de habla española. Así, el referente publicitario al que más recurre el autor uruguayo será la cocacola, como símbolo de los Estados Unidos y su control socio-económico sobre Hispanoamérica, Europa y los países asiáticos con los que entró en litigio en la mitad de este siglo. En «Noche de sábado», de Letras de emergencia, por ejemplo: «No sé por qué este sábado veintisiete / toda la democracia salió a la calle / democracia la buena / la dulce troglodita / la melosa del crimen / la humilde del garrote // con todos sus odios salió // con sus cóleras y coleritas / con la carraspera de sus mustangs / con el escote que huele a chanel / y la almita que huele a podrido»(355).

     La aparición de específicas marcas de coches o colonias se emplean propagandísticamente para resaltar la crítica a un determinado estatus social, que cualquier lector fácilmente asocia con el referente de la marca y que se nos haría mucho más complicado de no aparecer tal publicidad.

     -El lenguaje de oficina: en su poemario Poemas de la oficina este tipo de lenguaje sobresale y su uso ya ha sido referido por la crítica en diversidad de ocasiones. Pero no se quedará este lenguaje vinculado exclusivamente a esos poemas, puesto que el poeta uruguayo ha llevado dichos términos consigo debido a sus años de trabajo, por lo que es lógico que florezca su uso a lo largo de su trayectoria poética, bien sea como simples y puras referencias, como era el caso de Poemas de la oficina, o como muy bien ha señalado Mónica Mansour(356), con un sentido metafórico. Por ejemplo en «Nunca la mirada» de Preguntas al azar(357): «el pellejo es conciso y elocuente / tiene arrugas y manchas desgarbadas / lunares sospechosos y en capilla // es archivo de tactos y contactos / registra las caricias / dadas y recibidas».

     -Términos relacionados con el cuerpo humano: el cuerpo humano es objeto de mitificación en la poesía tradicional. Cualquiera puede recordar algún poema dedicado a una mirada, a unos ojos, labios, manos, brazos, etcétera. Benedetti va más allá de lo meramente tradicional. Nos ofrece una muestra de lo que es el cuerpo humano en sí y no se queda sólo en explicitar las partes externas tradicionales, sino que además, aporta terminología obviada por su toque antiestético para un poema y, además, ahonda en el interior. Así ocurre en «Los espejos y las sombras», de La casa y el ladrillo, donde recurre a estos términos tanto en sentido literal como metafórico. Por ejemplo, de la soledad dirá que es «tímpano» y ese «ombligo inservible». Y añade que el espejo nos muestra: «las averías del pellejo añejo / el desconsuelo y sus ojeras verdes / la calvicie que empieza o que concluye / los párpados vencidos siniestrados / las orejas molleras la chatura nasal / las vacantes molares las islas del eczema»(358).

     En «Historia de vampiros» de Preguntas al azar(359) se adentra al interior de la sangre: «de modo que una noche / con nubes de tormenta / cinco vampiros fuertes / sedientos de hematíes plaquetas leucocitos / rodearon al chiflado y al insurrecto / y acabaron con él y su imprudencia».

     -Términos médicos o farmaceúticos: las enfermedades que un hombre puede arrastrar consigo también aparecen en su poesía. Tanto las más comunes como las más graves y serias como el sida o el cáncer. Así, habla de su asma, su colesterol, del hipo, de la tos, de los estornudos, etcétera. Menciona productos farmacéuticos como un alkaseltzer, estupefacientes o complejos vitamínicos, o instrumentos médicos como el bisturí. En «Próximo prójimo», del poemario con idéntico título, habla del amor como: «amor subordinado e invasor / amor ciego o miope o astigmático»(360). En este ejemplo comprobamos cómo Benedetti consigue trastocar un dicho convencional y ya lexicalizado y le da otro giro más de tuerca con esos dos nuevos adjetivos, lo que provoca una nueva metáfora.

     - Préstamos de otras lenguas: Por lo general, serán anglicismos que ya han sido lexicalizados, como «stock», «lobby», «scotch» (metonimia por whisky), «whisky», «longplay», «block», etcétera. Pero en su poesía también incluye expresiones o frases del inglés que poco tienen que ver con préstamos como en «Cumpleaños en Manhattan», de Poemas del hoyporhoy: «digamos por ejemplo hacia una madre equis / que ayer en el zoológico de Central Park / le decía a su niño con preciosa nostalgia / look Johnny this is a cow / porque claro / no hay vacas entre los rascacielos»(361).

     - Empleo de formas despectivas y palabras de insulto: Diríamos que casi necesarias en poemas de una temática social candente.

     E) Una de las bases más importantes para explicar la sencillez de la poesía de Mario Benedetti radica en su estructura sintáctica simple, donde se busca la no alteración de los postulados de construcción de una oración, es decir, sintagma nominal + sintagma verbal. Dentro de esta estructuración, Benedetti se aprovecha de una amplia gama de nexos sintagmáticos comunes con la narrativa y con el lenguaje oral. Valga como ejemplo de lo dicho el poema «La vuelta de Mambrú», de Yesterday y mañana: «Cuando mambrú se fue a la guerra / llevaba una almohadilla y un tirabuzón / (...) como a menudo le resultaba insoportable la ausencia de la señora de mambrú / llevaba un ejemplar del cantar de los cantares / y a fin de sobrellevar los veranillos de san juan / un abanico persa y otro griego // (...) asimismo unas botas de potro que rara vez usaba / ya que siempre le había gustado caminar descalzo / (...) llevaba por último un escudo de arpillera porque los de hierro pesaban mucho // (...) lo cierto es que no volvió para la pascua ni para navidad / por el contrario transcurrieron centenares de pascuas y navidades // (...) y sin embargo fue en medio de esa amnesia / que regresó en un vuelo regular de iberia / exactamente el miércoles pasado / tan rozagante que nadie osó atribuirle más de un siglo y medio / tan lozano que parecía el chozno de mambrú / por supuesto ante retorno tan insólito / hubo una conferencia de prensa en el abarrotado salón vip»(362).

     F) Otro rasgo de prosificación es el constante uso de adverbios, sobre todo los acabados en -mente.

     G) Benedetti recurrirá también a lo que Mónica Mansour denominaría fenómeno de autocorrección explícita, hecho que es abundante asimismo en su narrativa. Lo realiza con sintagmas introductorios del tipo: mejor dicho, o sea, es decir... Así en «Respuesta con segunda» de Poemas de otros: «no se me dio en el forro etc. etc. / o sea no quise / crear nuevos seres odiantes y odiables»(363).

     H) Pero más reseñable que el punto anterior, en lo que respecta a la narratividad de su poesía, son las continuas referencias y expresiones temporales que se presentan en sus poemas. Así, en «Dactilógrafo», de Poemas de la oficina: «Montevideo quince de noviembre / de mil novecientos cincuenta y cinco / (...) muy señor nuestro por la presente / (...) comunicamos a usted que en esta fecha / hemos efectuado en su cuenta / (...) el pago de trescientos doce pesos / a la firma Menéndez & Solari»(364). Donde, por el tono y el contexto, el poeta nos habla de una carta de marcado carácter narrativo.

     I) Por último, cabe señalar como muy importante la aparición de verbos dicendi, donde se introduce tanto el estilo directo, lo que da al poema otro golpe de narratividad. Un ejemplo lo veríamos en «Martín Santomé»: «No me refiero sólo a que de pronto digas voy a llorar / y yo con un discreto nudo en la garganta bueno llorá»(365).

     Ha sido nuestra intención, con este repaso rápido a la poesía de Benedetti, relacionar la obra de un autor excepcional en el duro arte de escribir tanto en su rama narrativa, digamos que la más reconocida por la crítica, como en su rama poética, la más conocida popularmente, para señalar algunas pautas que emplea el autor uruguayo comunes a ambos géneros, conocedor de que todos estos elementos también son válidos para su poesía.

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