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Utilizamos el término como lo hacen Sandra M. Gilbert y Susan Gubar en sus dos libros No Man's land. The place of the Woman Writer in the Twentieth Century (Nueva Haven: Yale UP, 1988) y The Madwoman in the Attic (Nueva Haven: Yale UP, 1 979). Su discusión se basa en la obra de Harold Bloom, The Anxiety of Influence, en la cual se discute la lucha interna entre los escritores y sus antecesores. En esta lucha se aceptan y rechazan las influencias que validan las obras de aquéllos al mismo tiempo que los introduce en la tradición literaria creada por éstos.

Las autoras indican que esta es una lucha patriarcal, entre padres e hijos. ¿Cuáles son las antecesoras de las escritoras? ¿Cuál es su tradición? La escritora es parte de una búsqueda de una tradición matrilínea, de una recuperación de la actividad literaria del monopolio masculino (No Man's Land, 154-62).

 

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En los tres sonetos hasta aquí analizados el yo aparece como un sujeto activo realizando actos volitivos, intimistas, psíquicos que expresan sus sentimientos y deseos: «quiero» («La musa»), «quiero» y «siento» («Explosión») y «soñé» («Amor»). Estos actos son transformadores del otro (musa, vida, amor) y permiten su incorporación en el yo.

 

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La comparación de la escritora con Prometeo es de Alicia Suskin Ostriker en su libro Stealing the Language (Boston: Beacon Press, 1986).

 

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El poema «Nocturno» de Cálices vacíos ilustra de manera clara el uso de contrarios que se identifican y emergen bajo el signo de lo erótico. El yo (que imagina al tú) es la primavera y dialoga con el tú, el invierno. El ambiente mismo del poema llama al sincretismo: «En estas noches negras y claras no se duerme» (200).

La gran diferencia entre el yo y el es su modo de ver e interactuar en el mundo: «Yo sonroso, tú nievas: / Tú porque todo sabes, / Yo porque todo sueño...» (201). La elipsis representa el silencio embargado de tantas cosas que el lector debe imaginar, y que el yo poético completa con una explosión exclamativa en el siguiente verso: «... Amémonos por eso...» (201).

Los opuestos se funden en el amor, se integran en una persona: «Invierno, Invierno, Invierno, / Caigamos en un ramo de rosas y de lirios!» (201).

 

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Vemos esta identificación y entrega en el «El intruso» de El libro blanco: «Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas, / Y si tú duermes duermo como un perro a tus plantas!» (143). La entrega es total, llena de fidelidad del que da todo sin pedir nada, como lo simboliza el perro.

Esta entrega significa perderse toda, incluyendo cosas queridas e importantes como son las alas. Estas son símbolo de libertad creativa y personal. Desaparecen en el conocido poema «Las alas» después del encuentro con el amado, y en «Para tus manos»: «Red de tu alma y de tu carne, lía / Mis alas y mis brazos» (227).

 

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El libro de Bram Dijkstra, Idols of Perversity, Fantasies of Feminine Evil in Fin-de-Siècle Culture (Nueva York: Oxford UP, 1986), es un estudio comprensivo sobre la representación de la mujer en la pintura finisecular europea.

La mujer es un producto de la imaginación masculina. A veces es monja, otras inválida, neurótica, loca, tísica o muerta. Usando símbolos mitológicos la mujer puede ser seductora, serpentina o misteriosa como Leda, Circe o la Esfinge. En otros casos se metamorfosea en flores venenosas y vampiresas. Y cuando se utilizan las figuras bíblicas la mujer puede encarnar a las vírgenes-meretrices babilonescas como Judith y Salomé. Dijkstra dedica un capítulo a cada una de estas creaturas de la imaginación masculina.

 

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Sylvia Molloy en «Dos lecturas del cisne: Rubén Darío y Delmira Agustini» (La sartén por el mango, eds. Patricia E. González y Eliana Ortega, Río Piedras: Ediciones Huracán, 1985. 57-69) indica la materialización y explicidad erótica de Agustini y el cisne en su poema «El cisne». El enunciador femenino deja clara la sugestividad sexual del encuentro clásico.

 

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... contains nothing which has not been experienced, but at the same time nothing as it was experienced.

 

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Myriam Díaz-Diocaretz habla de una línea fundadora matriarcal («matriheritage») en la que se encuentran Storni, Agustini, Mistral, Ibarborou, Loynas y de Burgos («I Will Be a Scandal in Your Boat: Women Poets and the Tradition» Knives and Angels: Women Writers in Latin America, ed. Susan Bassnett, Londres: Zed Books Ltd., 1990. 91).