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11

Véase su testamento en los apéndices de la edición de «La Lectura».

 

12

Don Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, Madrid, 1871, p. 451.

 

13

Poesías varias, Alfay, p. 38. Al reproducirle esta décima en la colección Rivadeneyra, vol. XX, p. XXXIII a, y vol. LII, p. 587 a, se ha escrito «soplillo» con minúscula. Lo escribo con mayúscula para conservar el equívoco probable: creo que se alude a Miguel Soplillo, enano de la reina y sucesor del célebre Simón Bonamí (recordado éste por Góngora y por Suárez de Figueroa), que figuró en la representación de La gloria de Niquea, Aranjuez, 1622. Véase Villamediana, Obras, Zaragoza, 1629, p. 22 y El Fénix Castellano, D. Antonio de Mendoza, Lisboa, 1690, p. 435. Además, sobre Soplillo, véase J. O. Picón, Vida y Obras de Don Diego Velázquez, 1899, apéndice, p. 182, documento sobre que la ropa de merced que se dé a Soplillo ha de ser «a su medida». El lector puede ver en el Museo del Prado (N.º 1.234, Felipe IV y el enano Soplillo, por Villandrando) el monstruo con quien comparaban a Alarcón. También lo cita Góngora en sus redondillas «Quisiera, roma infeliz»:


«Soplillo, aunque tan enano,
no cabrá en vuestra avellana».



Véase además P. Beroqui, «Adiciones y correcciones al Catálogo del Museo del Prado», Boletín de la Sociedad Castellana de Excursiones, XIII (1915), p. 146 a. Véase el dibujo en el presente volumen.

 

14

Rivadeneyra, XX, p. XXXI b. Sin embargo, el mismo Quevedo ha dicho que a los «enanos, agigantados, contrahechos, calvos, corcovados, zambos y otros... fuera inhumanidad y mal uso de razón censurar ni vituperar, pues no adquirieron ni compraron su deformidad», Rivadeneyra, XXIII, 460 a.

 

15

Rivadeneyra, XX, p. XXXIV a.

 

16

En el Laurel de Apolo (1630) declara que Alarcón es «La máxima cumplida de lo que puede la virtud unida». Más parece pulla que elogio. Compárese con estas palabras de Suárez de Figueroa: «Importa excluir de públicos oficios a sujetos menores de marca, hombrecillos pequeños, sin que obste el brocárdico del filósofo: La virtud unida es más fuerte que la dilatada».

 

17

Al mismo defecto o mal de Alarcón parece aludir Lope, Obras, edición académica, I, 640, carta N.º 122.

 

18

Rivadeneyra, XX, p. XXVIII.

 

19

V. L. F. G., p. 32 y siguientes, teniendo en cuenta que ya nadie atribuye dicha carta a Cervantes.

 

20

Obras, edición académica, I, 653 b. El autógrafo se conserva en la Real Academia de la Historia.