Escena tercera |
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Dichos y MERCURIO.
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MERCURIO | Bastante habéis,
¡oh, númenes excelsos!, | | vuestra noble contienda sostenido. | | Yo nuncio de la paz, yo mensajero | | de las supremas órdenes
de Jove, | | del Olimpo he venido, | | y en su nombre os conjuro | | a no agitar ya más la competencia. | |
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MARTE | ¿Y podré
yo del premio estar seguro? | |
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PALAS | ¿No debo esperar yo la
preeminencia? | |
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MERCURIO | Júpiter deja el fallo suspendido. | |
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PALAS | Dime, ¿por qué,
oh Mercurio, | | guarda silencio su divina boca? | |
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MERCURIO | Otra
en su vez os hablará muy pronto. | | Entre tanto, sabed
lo que dispone | | de los augustos dioses la asamblea. | | Congregada
en aqueste fausto día | | en que Anáhuac feliz
mira el sagrado | | pendón de libertad enarbolado, | | quiere
colmar el gozo y la ventura | | del antes oprimido mexicano. | | Ese soberbio alcázar, esa oscura | | y funesta mansión,
do han habitado | | la atroz Discordia, el Fanatismo insano, | | la Ignorancia y el duro Despotismo, | | en templo bello, alegre
y luminoso | | veráse transformado, | | do fijará
la Libertad divina, | | la amable Libertad, su trono hermoso. | | La indecisa sentencia | | aguardad de sus labios divinales, | | pues así lo ha ordenado | | el padre de los dioses inmortales. | | Y tú, pueblo dichoso, en este día | | gózate
en la más plácida alegría; | | acabaron
tus penas y tus males. | |
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MARTE | Un juez mejor tocarnos no podía: | | es la victoria mía. | |
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MARTE | Jamás se vio que una nación opresa, | | sin ser audaz, su libertad consiga. | |
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PALAS | Si no están
de concierto | | las luces y el valor, se cansa en vano | | el
pueblo que pretende | | transformarse de esclavo en soberano. | |
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MARTE | ¡Libertad celestial, oh, qué penosos | | me son
de tu tardanza los momentos! | |
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PALAS | Todos oír deseamos
anhelosos | | de tu boca los plácidos acentos. | |
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MARTE, PALAS Y CORO | Nuestro clamor atiende, | | apresura tu vuelo, | | hija del almo cielo, | | divina libertad. | |
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