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ArribaAbajoEscena cuarta

 

Dichos y la LIBERTAD, que al mudarse la escena en un hermoso y magnífico templo, aparece sentada en un bello y elevado trono. En derredor de él hay varios genios alados con ramos de oliva, flores, espigas, balanzas, libros y otros símbolos que representan a la paz, abundancia, justicia, ciencias, artes y demás bienes que trae consigo la Libertad. El DESPOTISMO, la DISCORDIA, la IGNORANCIA y el FANATISMO (aunque no visibles al coro) se dejan ver formando un grupo en actitud de sorpresa y espanto.

 
MARTE
Ya nos muestra su rostro halagüeño:
PALAS
Ya presenta su faz pura y bella;
LOS DOS
A ella corro, voy tímido a ella
a implorar su divino favor.
AMÉRICA
Y yo también lo imploro,
¡oh, Libertad, de mí tan suspirada!
¿Conque es cierto que el cielo
permite que te mire ya ensalzada
en mi felice y opulento suelo?
Reina por siempre en él, vive adorada;
y, nunca llegue el día sin ventura
en que de nuevo sienta de tu ausencia
el pasado rigor y la amargura.
LIBERTAD
Sí, reinaré, y conmigo

 (Bajando del trono y dirigiéndose a la AMÉRICA.) 

reinarás juntamente,
reinaré para ti, para ti sola:
reinaré, y en tus hijos
el bien derramaré liberalmente:
y reinaré de modo
que con mi protección y beneficios
jamás llegue a pesarles
haber hecho por mí tan singulares,
tan grandes, tan costosos sacrificios.
AMÉRICA
Su afán, su ansia por ti se ha redoblado,
mientras la fama más ha pregonado
la dicha placentera
que contigo alcanzó la gente ibera.
LIBERTAD
Ningún pueblo mayor la ha disfrutado;
y como hasta ora una familia sola
formaron el ibero y el indiano,
mi obra fuera incompleta si negara
el don del padre al hijo, y si dichoso
no hiciera al uno a par que al otro hermano.
Deshecho el fuerte nudo
que hasta aquí los ligara,
¿cómo labrar su bien y su ventura?
Ni ¿qué esfuerzo jamás contrastar pudo
las leyes de natura,
que separó del uno al otro mundo
con el gran valladar del mar profundo?
¡Cuántas veces mis genios encargados
de llevar mis benéficos decretos
llegaron a tus playas fatigados
de surcar tan inmensa travesía:
y apagada la férvida energía
que yo les comunico al ordenarles
su pronta ejecución, quedaron vanos
para los apartados mexicanos!
Ora no será así; ya estoy contigo:
juntas las dos en lazo eterno, amigo,
de reparar sus cuitas curaremos:
sellaremos su suerte venturosa:
prontas donde nos llame acudiremos
su bien y su salud; y hasta la odiosa
memoria de sus males borraremos.
AMÉRICA
¡Qué placer inefable!
LIBERTAD
No es inferior al tuyo el que yo siento;
ven a mi seno amable

 (Dirigiéndose a la AMÉRICA y abrazándola.) 

y me será mas grato este momento.
MERCURIO
Vuestros ardientes votos se han cumplido,
hijos de Anáhuac. Ved en dulce lazo
la Libertad y América estrechadas:
ved cual se dan el suspirado abrazo.
De ese alcázar, morada tenebrosa
del Despotismo atroz, huyó el misterio
que encubría tiránicos decretos,
y sólo de la ley al dulce imperio
en adelante viviréis sujetos.
¿Qué os detiene aquí fuera?
Entrad: la bella Diosa que os visita
el artificio y la reserva oscura
desconoce, y a todos se presenta
como la luz del sol diáfana y pura.
CORO

 (Acercándose a la LIBERTAD y deteniéndose al ver al DESPOTISMO, y DISCORDIA.) 

Descended, monstruos odiosos,
del abismo al hondo seno:
no turbéis un día lleno
de pura gloria y placer.
LIBERTAD
Al Orco tenebroso, oh mexicanos,
hubieran ya bajado
los maléficos genios que os irritan,
pues así como a mí jamás fue dado
habitar en unión de esos tiranos,
tampoco ellos jamás conmigo habitan.
Ora los veis aquí, porque conviene
que escuchéis de su mismo labio impuro
cuál ha sido con vos su yugo duro,
y el vil destino que cada uno tiene.
Así sabréis mejor en lo futuro
de los lazos fatales,
que os tenderán astutos, libertaros:
conoceréis también de cuántos males
os vengo a redimir: cuánta es la dicha
de que vengo a colmaros:
y viendo cuáles fueron los caminos
por donde me ha guiado
a México del cielo la clemencia
será claro a qué parte
me deberé inclinar en la sentencia
que hoy esperan de mí Palas y Marte.
DESPOTISMO
Satisfecha pareces con tu triunfo:
mas para mí tu orgullo es despreciable,
no siendo con el mío comparable.
Ni pienses que me abates
con obligarme a referir mi historia;
lejos de eso se aplace mi memoria
al recordar los males que he causado.
Mas, ¿qué diré de mí que no se sepa?
Este cetro de hierro
que en ningún tiempo dejo de la mano:
mi elevada estatura;
mi cuello siempre erguido,
descubren bien al Despotismo insano.
Mi gloria ocupa la extensión del mundo:
pues no hay nación alguna
que a mi yugo no se haya sujetado,
y en que no me hayan tímidos los hombres
muchas aras y templos levantado,
y ofrecídome víctimas sin cuento.
Mi inmenso poderío
se desplegó en América y España,
y si otra vez estuvo vacilante,
volvió luego a rehacerse con más brío;
y aun hasta hoy se vería respetado
si débiles no hubieran desmayado
en las altas empresas
que yo les confiara
estos que veis aquí ministros míos,
y si Quiroga allá y acá Iturbide
no hicieran que por fin se desplomara.
IGNORANCIA
¿Así pagas, ingrato, los afanes
que emprendiera por ti? ¿Así te olvidas
de quién he sido yo? ¡Ministro tuyo
me llamas simplemente!
Llamarme deberías
tu cara protectora,
tu amiga fiel, tu madre... en fin, tu todo.
¿Di, pérfido, sin mí lo que serías?
¿Cómo tranquilo hubieras afianzado
el cetro y la corona,
si yo te hubiera alguna vez faltado?
Antes que fueras tú, ya yo existía,
y los ojos del hombre
con mi venda fatal cubierto había;
no pudiendo ver, ciego,
que tú nacías de las sombras densas
que afanosa doquier yo derramaba.
Crecías, y apartarlo procuraba
de aquella luz eterna, indeficiente,
con que natura siempre le señala
el camino seguro
que lo guía a ser libre, independiente.
Eras adulto ya, y persuadía
a los pueblos enteros
a que nacido habían para el yugo
y el capricho cruel de un hombre solo.
En fin, cuando estuviste ya en estado
de dominar al mundo
les pinté como un negro, horrendo crimen
el querer atentar contra un tirano
bajo del cual en servidumbre gimen,
mi seducción llevando a tanto grado,
que esta máxima impía
en la tierra ya estúpida corría
como dogma del cielo revelado.
Todo esto has olvidado;
y aun adelante pasa tu arrogancia.
¡Yo desmayar, yo sucumbir, yo débil!
Jamás ha desmayado la Ignorancia.
Di que tú has desmayado,
y que temiendo ver a los agentes
de tu poder atroz víctimas tristes
de un pueblo fiero, que morir juraba
o libre ser, impune lo dejaste,
sin ver que más audaz así te hollaba.
O di más bien que la orden inmutable
del destino implacable
fijó en este hemisferio
la caída ruidosa de tu imperio.
La misma he sido en México, la misma
que en el Japón, en China y en Turquía:
y en aquesas regiones,
¿he desmayado acaso?,
¿no tengo yo tan ciegos e ignorantes
a sus innumerables habitantes
como ora doce siglos los tenía?
No, pues, a mí atribuyas un fracaso
que se debe imputar, sino a los hados,
a tu debilidad y cobardía.
DESPOTISMO
Como siempre atrevida,
siempre insultante y presuntuosa fuiste,
no extraño que pretendas
de mi honor coronarte y de mi gloria.
IGNORANCIA
Lo poco que mi labio ha referido
es un rasgo pequeño de mi historia.
Para formar de mí más justa idea,
habla tú, oh Fanatismo,
tú que con saña ardiente
me has ayudado en todo diligente,
tú que me has emulado en heroísmo,
tú cuyo nombre inmenso
por el mar y la tierra se extendía,
y aun pretendió igualar la fama mía.
FANATISMO
Y la llegó a exceder; pues mis empresas,
si no pasan en número a las tuyas,
han sido más ruidosas, más brillantes.
Yo pasé por un dios del cielo enviado:
supe mudar mil formas y semblantes,
y tomar a mi grado
de esta virtud o aquélla el sacro velo.
Insaciable de sangre,
excito entre los hombres la venganza,
que so color de un puro, ardiente celo
por el numen eterno a quien adoran,
su pecho inflama, cunde por sus venas,
se persiguen, se odian, se devoran,
y presentan de muerte mil escenas.
El ministro de paz por mí respira
enojos y rencores
contra tal inocente
que del cielo fingí ser enemigo:
y creyendo aplacar su justa ira,
cruel lo arrastra a infamador tormento,
do su mortal angustia y pena mira
pacífico testigo,
y de allí luego con furor sangriento
también lo arrastra a la flamante pira.
El tierno y dulce amigo,
el candoroso hermano,
la esposa idolatrada, el padre anciano,
oyen mi fiera voz que los incita
a vindicar la cólera divina,
y a delación horrenda los inclina.
En vano de natura los acentos
su compasión y su piedad reclaman;
en vano al delator infame llaman:
héroe le llamo yo; mi clamor triunfa;
de sacro aliento y de rencor se llenan;
y hollando al mismo venerado numen
que delirantes a placer presumen,
al hermano, al amigo, hijo y esposo
a luto y llanto y proscripción condenan
y a eterno sacrificio,
y yo acepto las víctimas propicio.
¡Qué vana es su esperanza, qué engañosa,
si su inocencia les ofrece acaso
ver de consuelo y salvación el día!
Si a alguna el vilipendio,
las llamas o el cuchillo han perdonado,
no osará publicar que ha libertado
de mis iras tremendas:
la sumirá mi brazo en hondo olvido,
do no volverá a ver las que engañado
amó en su corazón cual caras prendas;
ni tampoco verá del sol radiante
las luces celestiales:
sólo verá mi sombra amenazante
al pálido fulgor que escaso alumbra
allá en mis calabozos funerales.
Tal era la mansión que destinaba
mi furor implacable
al mérito acendrado, al heroísmo,
y que por mí inspirado respetaba
el pueblo como santa y venerable.
En ella de tu mano, oh Despotismo,
acepté grato la mayor ofrenda
que México en mis aras vio inmolada:
en Morelos allí se vio humillada
la Libertad que hoy se alza triunfadora:
allí del gran varón el patrio celo,
que hoy cual virtud el entusiasmo adora,
pareció con el negro horrendo velo
del crimen eternal con que se insulta
a la augusta deidad que rige al cielo;
y allí a irrisión, a burla y a desprecio
por último entregó mi brazo fuerte,
mientras infame muerte
el tuyo siempre atroz le prevenía,
al que estatuas y lauros merecía.
AMÉRICA
Sella, monstruo implacable,
sella esa boca vil, nefaria, impía.
LIBERTAD
¿Oísteis, mexicanos, a esas furias?
¿Visteis ya cuán atroz, cuán detestable
cada una es de por sí?, pues todas juntas
menos odiosas son, menos dañinas
que la Discordia fiera,
esa que allí miráis de aspecto horrible,
cuya cabeza siempre está erizada
y de silbantes víboras crinada.
Jamás dejó de su sangrienta mano
la inflamadora tea
con que atizar el odio se recrea
que encendió entre el hermano y el hermano.
De la pantera la indomable saña
y del tigre la bárbara crudeza
en su vil corazón juntas se anidan,
y derrama su lengua mordedora
toda la hiel amarga y el veneno
de serpiente mortífera y traidora.
Si aquí por vuestro mal la desatara,
un corazón no habría
a quien no emponzoñara.
Ella, la impía, fue la que cruzando
el espacio que Anáhuac vasto encierra,
encendió en vuestro pecho el odio infando,
y os envolvió en ardiente y cruda guerra:
y ella el clamor primero
de libertad, que hiciera venturosa
vuestra futura suerte,
confundió maliciosa,
y lo cambió en clamor de luto y muerte:
horroroso clamor, que todavía
hoy en vuestros oídos resonara,
si el consolante labio de Iturbide
unión, eterna unión, no proclamara.
Y ya que al cielo plugo
que otra vez renaciera en vuestro pecho,
cuidadosos guardadla,
guardadla siempre en él, y cual si fuera
la planta más preciosa cultivadla.
PALAS
Esa dichosa unión que el gran caudillo
supo restablecer, ¿cómo existiera
si de mi voz no fuera aconsejado?...
MARTE
¿Cómo se mantuviera,
si mi brazo potente
lo hubiera alguna vez abandonado?
DESPOTISMO
Ni, ¿cómo yo cayera,
dioses funestos, por mi mal venidos,
si no le concedierais vuestra ayuda
y vuestra inspiración ambos unidos?
Odiosa Libertad, el triunfo goza
que el Destino enemigo te concede:
tremola tu estandarte
que tantas veces humilló mi planta,
y que ora hasta los cielos se levanta
al lanzarme, ¡oh dolor! Palas y Marte.

 (Se lanza al abismo con la DISCORDIA, el FANATISMO y la IGNORANCIA.) 

CORO
Descended, monstruos odiosos,
del abismo al hondo seno:
no turbéis un día lleno
de pura gloria y placer.