Eran cinco bribonzuelos andrajosos Juan, Pablo, Manuel, José y Carlos, y con ellos iba también siempre Amalia; sólo que esta andaba mejor vestida y su madre insistía en que llevara siempre zapatos. Los chicos gustaban de correr descalzos todo el verano y como vivían muy cerca del mar, quizá hasta les era conveniente este ejercicio. Los seis eran buenos amigos, viviendo en cortijos próximos entre sí; toda la semana se encontraban juntos en la escuela y los domingos jugaban en la playa o, lo que gustaba aun más a Amalia, escuchaban los cánticos de los fieles en la pequeña capilla de los pescadores del lugar.
En esos días verdaderamente deliciosos para la linda muchacha, ésta, con un sentimiento artístico precoz en verdad, oía con arrobamiento los himnos místicos, impregnados de una dulzura infinita, y aprendíalos de memoria, para cantarlos después, con su vocecita de ángel, a sus pequeños y traviesos camaradas.
El lindo perro León, | |||
que estaba jugando un día | |||
en amor y compañía del gatito Zapirón, | |||
quedó de pronto asustado al ver una cosa rara. | |||
-¡Cuatro patas y una cara! | |||
-exclamó-. ¿Cómo ha llegado | |||
ese mamarracho aquí? | |||
¿No sabes cuál es su nombre? | |||
-Permíteme que me asombre | |||
-responde el gato-. No vi | |||
en mi vida cosa igual; | |||
pero en un libro ilustrado | |||
que en un armario he hallado | |||
está ese feo animal. | |||
-¿Cómo se llama? -Tortuga. | |||
-¡Lleva la casa consigo! | |||
-Tienes razón; pero, amigo, | |||
se arrastra como la oruga. | |||
-¿Entonces será cobarde? | |||
-Cobarde, sin duda alguna. | |||
-¡Oh, qué placer! ¡qué fortuna! | |||
-exclama, haciendo ya alarde | |||
de valor el buen León, | |||
y empezó con alegría | |||
a jugar en compañía | |||
del gatito Zapirón. |
La víspera de Reyes