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41

Debe recordarse que la cantidad de dinero atesorada se había medido en términos anuales, por lo que su trimestralización mediante un procedimiento de interpolación supone considerar que el atesoramiento es un fenómeno económico de carácter regular y continuo, lo que va en contra de la evidencia disponible.

 

42

En las tasas de crecimiento ajustadas por el atesoramiento, se producen grandes diferencias debido al método utilizado para su medición, que queda sujeto a sesgos derivados por los momentos en los que se introducen nuevas denominaciones (véase Apéndice 2).

 

43

El autor agradece los comentarios y sugerencias de J. Escribá, C. Peraita, M. Sánchez y dos evaluadores anónimos a una versión previa de este trabajo contenida en Andrés (1991), así como la asistencia de V. Calabuig en las estimaciones econométricas. Igualmente agradece la financiación del Instituto de Estudios Fiscales y de la CICYT, proyecto PB92-1036-C02-02, para la realización del mismo.

 

44

En particular, se ha reducido al mínimo la presentación de resultados empíricos, excepto cuando son determinantes para entender el desarrollo de los modelos teóricos. Incluso en este caso, se hace referencia a resultados generalmente aceptados, sin discutir cada trabajo en detalle. Un repaso de la extensa literatura empírica en este campo (incluidos un buen número de trabajos referidos a nuestro país) justificaría un artículo por sí mismo.

 

45

Que puede encontrarse, entre otros, en los siguientes trabajos: Blanchard (1990), Stiglitz (1991), Gordon (1990) o Nickell (1990).

 

46

Para una discusión más detallada de este argumento, así como de las distintas teorías del ciclo económico, véase Andrés (1991).

 

47

Las teorías del ciclo endógeno no se ajustan a este esquema.

 

48

Ya sean nominales (inflación no anticipada), tecnológicas (que afectan a la productividad de los factores), cambios en la estructura de mercado (que pueden influir en la elasticidad de la demanda final) o financieras (que afectan a la capacidad de acceso al crédito u otros fondos exteriores y a la financiación de nuevas inversiones).

 

49

Existen algunos mecanismos por el lado de la demanda, como las rigideces tecnológicas o los costes de ajuste en el factor trabajo (Bentolila y Bertola, 1990), que son fundamentales para entender la propagación de las perturbaciones exógenas.

 

50

La ubicación convencional de las rigideces nominales en los salarios ha caído en un cierto desuso debido a sus limitaciones teóricas y empíricas.