Motivos de Proteo
- I -
Reformarse es vivir. Nuestra transformación personal
en el tiempo.
- II -
La voluntad rige esta transformación y la orienta.
Persistencia indefinida de la educación.
- III -
Orden y medida en el cambio. La curva.
- IV -
Armonía de las edades. Ancianidad gloriosa.
- V -
Un friso del Partenón.
- VI -
De cómo el tránsito violento suele ser necesario.
Ejemplo de él en el desenvolvimiento natural.
- VII -
Cambio consciente y orientado, siempre.
- IX -
Sentido de esta parábola.
- X -
Actitud en la desilusión y el fracaso. Todo bien
puede ser sustituido por otro género de bien.
- XII -
El dolor de una vocación defraudada. Las reservas
de nuestro espíritu.
- XIII -
Aptitudes que se revelan con la pérdida de otras.
- XIV -
Obstáculos de orden moral que suscitan aptitudes
nuevas.
- XV -
¿Qué vienes de buscar?...
- XVI -
Hay una senda segura, y es la que va a lo hondo de uno
mismo.
- XVIII -
Espacio, espacio es lo que te queda...
- XIX -
El conocimiento propio como antecedente de la acción.
Amiel y Marco Aurelio.
- XXII -
La inscripción del Faro de Alejandría.
- XXIV -
La multitud de los que se ignoran a sí mismos.
- XXVI -
Nuestra complejidad personal. Nadie diga: «tal soy, tal
seré siempre».
- XXVIII -
¿Nunca te has sentido distinto de ti mismo?
- XXIX -
Imposibilidad de una igualdad perenne.
- XXX -
El arte no puede reflejar más que hasta cierto punto,
la complejidad individual.
- XXXI -
Los pozos comunicantes. Ráfagas.
- XXXII -
Ventajas de la multiplicidad de nuestro fondo íntimo.
- XXXV -
Cosas que desaparecen en nuestro abismo interior, y vuelven
de él. Las pulvículas de lo inconsciente.
- XXXVI -
¿Hay hecho pequeño?... Un vuelo de pájaros.
- XXXVIII -
Fuerza de propaganda adscrita al acto más mínimo.
- XL -
La vocación: su arraigo inconsciente.
- XLI -
Ausencia de vocación una y precisa, por universalidad
de la aptitud. Espíritus universales.
- XLII -
A medida que la sociedad avanza, la vocación tiende
a formas más definidas y concretas.
- XLIII -
El porvenir. La esperanza en formas vivas.
- XLIV -
Augurios. Pasan los niños sublimes...
- XLV -
Augurios falaces. Las niñeces proféticas.
- XLVI -
Permanencia estática de una simiente apta para germinar.
- L -
Fuerza del amor en la formación de la personalidad.
- LI -
La emoción del bárbaro.
- LII -
El amor y la civilización personal.
- LIII -
La leyenda del dibujo y la de la imprenta. El amor en las
vocaciones.
- LV -
El hecho provocador. El anch'io. La conversación;
la lectura.
- LVI -
El anch'io que obra por contraste. «Si tú a la izquierda,
yo a la derecha».
- LVII -
Acertar con el género de la vocación, y no
con la especie. Determinación estrechísima
de la aptitud; espíritus de un solo tema.
- LVIII -
Vocación que se define por eliminaciones sucesivas.
- LIX -
Vacilaciones que resuelve el azar.
- LX -
Falsa universalidad. La amplitud ha de manifestarse en
la contemplación.
- LXI -
Elemento volitivo que incluye toda aptitud en acto. La
vocación y los males de la voluntad.
- LXII -
Vocación truncada por deficiente voluntad. El amaneramiento.
Ejemplos de modificación progresiva de la obra. El
reposo del mediodía.
- LXIII -
Exceso de amor que paraliza la aptitud.
- LXIV -
El sueño de perfección y la voluntad ejecutiva.
Dos linajes de artistas. Luca, fa presto!
- LXV -
La colaboración. Casos que la justifican. La amistad
en arte y ciencia.
- LXVI -
Paso de una vocación a otra. De la acción
a la contemplación; los grandes historiadores. De
la contemplación a la acción.
- LXVII -
Del arte a la ciencia; de la ciencia al arte; del arte
a las letras; de un arte a otra; de la producción
a la crítica; de la ciencia a la fe religiosa.
- LXVIII -
Desdén o desamor por la aptitud que se tiene. Desproporción
entre la vocación y la aptitud.
- LXIX -
Vestigios de una primera vocación en otra que la
sustituye.
- LXX -
Riesgos y engaños en el cambio de vocación.
- LXXI -
Desviaciones transitorias de la vocación, y utilidad
que cabe en ellas.
- LXXII -
Voz inquietante. Los mármoles sepultos.
- LXXIII -
Las aptitudes perdidas en el fondo obscuro de la sociedad
humana. La influencia negativa del medio social.
- LXXIV -
Lucha entre la aptitud individual y la resistencia del
medio. El pesimismo de Larra.
- LXXV -
Superioridad posible de los incultos y los autodidactos.
De cómo la cultura debe procurar parecerse a la ignorancia.
- LXXVI -
Engaños de la imitación cuando no se concilia
con la autonomía de la personalidad. Falsedad radical
de las escuelas.
- LXXVII -
Vocaciones malogradas. «Ven, muerte, tan escondida...».
Andrés Chénier.
- LXXX -
Quien no avanza, retrocede. El cambio ha de armonizarse
con el orden. La inquietud del febricitante.
- LXXXI -
Vulgar facilidad para el cambio por deficiencia de personalidad.
- LXXXII -
Ejemplo típico de renovación personal. El
espíritu de Goethe.
- LXXXIII -
El dilettantismo. Complejidad del alma contemporánea.
- LXXXIV -
Diferencia entre el dilettantismo y la renovación
positiva de la personalidad.
- LXXXV -
Renovación falaz y artificiosa. Alcibíades.
- LXXXVI -
Los viajes como instrumento de renovación. Aureola
o penumbra de nuestro «yo».
- LXXXIX -
Los viajes y nuestra capacidad de simpatía.
- XC -
La nostalgia: elementos que entran en ella.
- XCI -
El viajero de vocación es un alma opuesta al asceta
y el estoico. El vagabondaggio.
- XCII -
Los viajeros del Renacimiento. El caminante: Paracelso.
El viajero de vocación es siempre el caminante.
- XCIII -
Viajeros que, a su vuelta, magnetizan una sociedad. Contrarias
formas de esta influencia.
- XCIV -
Los viajes en la educación del artista.
- XCV -
Naturaleza y arte: Italia. Milton; Goethe.
- XCVI -
Inconfundible sello de los viajes en la obra artística.
- XCVII -
Los viajes en la revelación y el desenvolvimiento
de las vocaciones científicas. Montesquieu; Stuart
Mill.
- XCVIII -
Almas simples e inmutables: una sola idea; un solo impulso
de pasión. Sublimidad posible de estos caracteres.
- XCIX -
Cabe también en ellos cierto género de gracia.
La manzana de Safo.
- CI -
Necesidad de un principio director en el espíritu
de cada uno de nosotros. Este principio puede ser inconsciente.
- CII -
La influencia del techo. De cómo un principio director
influye en todo lo del alma, sin necesidad de quedar solitario
y único.
- CIII -
El enamorado y la omnipresencia de su pasión.
- CIV -
Una vocación suscita otras. Asociación o
subordinación de vocaciones. Casos en que coexisten
sin asociarse.
- CV -
Vocaciones de arte y ciencia que se subordinan a la vida
de acción. Diferentes vocaciones activas que se auxilian
y complementan entre sí. Fecundidad de la unión
de dos elementos contradictorios en una vocación compleja.
- CVI -
Vocaciones activas subordinadas a las de la ciencia y el
arte.
- CVII -
Subordinación de una vocación artística
a otra científica, y de una científica a otra
artística. Asociación de diferentes vocaciones
artísticas entre sí. Vocación de un
arte interpretativa unida a la de la correspondiente arte
creadora. Auxilios que se prestan la aptitud de producir
y el entendimiento crítico.
- CVIII -
Asociaciones permanentes entre las diferentes aptitudes
científicas. Asociaciones puramente históricas
o accidentales. La ciencia teórica y la facultad de
su aplicación utilitaria. La facultad de enseñar,
etc.
- CIX -
Coexistencia de una vocación verdadera y otra falsa.
- CX -
Otro punto de vista en la coexistencia y asociación
de vocaciones.
- CXI -
Virtud disciplinaria de toda potencia ideal que nos gobierna.
- CXII -
La disciplina del amor y la calidad del objeto en que el
amor se cifra.
- CXIII -
De cómo una potencia ideal evita la pérdida
de infinitas minuciosidades de nuestra actividad interna.
- CXV -
Convicción, fe. La tolerancia y cómo ha de
entendérsela.
- CXVI -
Toda fe o convicción ha de ser modificable y perfectible.
La sinceridad consigo mismo.
- CXVII -
No es la convicción más honda la más
igual y tranquila.
- CXVIII -
Las petrificaciones orgánicas. Fe petrificada. Los
que creen que creen.
- CXIX -
Empezar por la simulación y acabar por la sinceridad.
- CXX -
Posible autosugestión en el apóstol. Una
anécdota de Rousseau.
- CXXI -
Proposición de un soliloquio fecundo. ¡Ayúdate
de la soledad y del silencio!...
- CXXIII -
No hay convicción tal que puedas dejar de trabajar
sobre ella.
- CXXIV -
Una convicción bien adquirida es trabajo acumulado.
- CXXV -
Voces que se oponen a la emancipación de una conciencia.
Primera voz: la del orgullo.
- CXXVIII -
«Aún tendría otras cosas que deciros, mas
no podríais llevarlas».
- CXXIX -
La idea que se organiza en escuela o partido, pierde fatalmente
parte de su esencia. Nombres que engendran odio.
- CXXX -
Inconsecuencia aparente y perseverancia esencial.
- CXXXI -
Apostasía con disfraz de constancia.
- CXXXIII -
Tercera voz: ternura y gratitud. Cómo un primer
amor puede vivir al través de los que le suceden.
- CXXXIV -
Vestigio inmortal que deja de su paso toda fe sincera.
- CXXXV -
Cuarta voz: temor a la soledad y el desamparo. Los tres
cuervos del descubrimiento de Islandia.
- CXXXVI -
En el fuerte, la duda no es desconcierto ni ocio. La duda
laboriosa es, como la fe, principio de disciplina.
- CXXXVII -
La idea, para ser eficaz, ha de acompañarse del
sentimiento. El guijarro y el árbol.
- CXXXVIII -
Conversiones livianas. La imaginación y la sensibilidad
en la conversión.
- CXXXIX -
La idea puede suscitar el sentimiento. Contradicciones
íntimas. Toda pasión humana lleva en sí
misma el germen de su disolución.
- CXLI -
Ante los muros de la cárcel. El criminal heroico.
Fatalidad de un momento. El epiléptico en la tumba.
- CXII -
Tentaciones regresivas en la conversión incipiente.
- CXLIII -
Un amplio don de expresión como incentivo de falsos
cambios de ideas.
- CXLV -
La pasión de Peregrino. Apostasía por codicia
de fama. La falsa fuerza; la falsa originalidad.
- CXLVII -
Versatilidad que remata en convicción firme y segura.
- CXLIX -
El primer instrumento de la regeneración es la esperanza
de alcanzarla.
- CL -
La esperanza, como luz; la voluntad, como fuerza. Omnipotencia
de la voluntad.
- CLIII -
La voluntad colectiva. Un milagro del mapa.
- CLIV -
La personalidad en los pueblos.
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