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Mujeres, feminismo y escritura pública

Gloria María Hintze






Las escritoras y las publicaciones periódicas

Cada revista se asigna un espacio a sí misma en el campo intelectual1, estableciendo los límites entre su propia obra y otras tendencias. Tal como plantea Beatriz Sarlo2 en su trabajo sobre las narraciones de circulación periódica en la Argentina, en nuestro caso particular, resulta difícil imaginar un lugar donde pudieran haberse cruzado la revista La Biblioteca que dirigió Paul Groussac, entre 1896 y 1897 o El Mercurio de América (1898-1900), una de las mejores revistas del modernismo, fundada por Eugenio Díaz Romero, con el Búcaro Americano, periódico de las familias (1895-1908), dirigido por la peruana Clorinda Matto de Turner. Producidas desde estéticas diferentes, sobre la base de planteos ideológicos dispares y para públicos diversos, es interesante preguntarse sobre la presencia de este tipo de publicaciones producidas por mujeres y los propósitos que guiaron su escritura.

Este trabajo tiene como primer objetivo realizar un análisis de las ideas que animaron la vida de algunas revistas fundadas por algunos grupos de intelectuales argentinos y de exiliados latinoamericanos, en especial de las mujeres que convivieron en Buenos Aires entre 1890 y 1910. Nos interesa proponer una lectura que atienda a los textos como resultado de un proceso que registre el nivel de representación social e ideológico y permita focalizar la atención no sólo desde la perspectiva estética, sino también comprender los efectos múltiples que se manifiestan en el proceso de lectura y los de la materia textual sobre los sistemas interpretativos.

Un segundo objetivo será relevar, en las páginas escritas por mujeres el desenvolvimiento de un feminismo que postula sus planteamientos con mayor o menor virulencia según de qué escritos se trate. En general, se rechaza cualquier intento de discriminación en contra de la mujer y se fundamentan las demandas a partir de postulados filosóficos que reivindican la fe en la educación y en la integración de todos los componentes de la sociedad.

Tal como señalamos la posibilidad de realizar un mapeo de ese campo intelectual resulta factible debido a la abundante producción periodística de ese período. Los editoriales, los artículos periodísticos, las notas, crónicas, ensayos y narraciones breves son portadores de elementos ideológicos que revelan los imaginarios circulantes en la atmósfera de la época. La lectura de esos textos se ofrece como un documento ilustrativo del movimiento cultural, permitiendo la reconstrucción de sus representaciones y el reconocimiento de las estrategias que orientan esas prácticas. Si bien este trabajo contempla fundamentalmente al Búcaro Americano, periódico de las familias que se desarrolla dentro del marco filosófico y cultural del positivismo finisecular en Argentina, se atienden también otros recorridos textuales que informan sobre similares temáticas registradas en publicaciones de la época.

El Búcaro resulta de un gran valor documental por ser una de las primeras publicaciones en reunir a escritoras y periodistas en cuyas páginas se debate sobre la situación de la mujer en la sociedad y su participación en el ámbito público. Los artículos marcan el interés por subrayar un nuevo rol de la mujer. Todos apuntan a la constitución del yo femenino, factor decisivo en la construcción de un programa de resurgimiento nacional y forman parte del proyecto liberal al que en definitiva responden muchas de las colaboradoras. Las intelectuales demandan su participación en la vida pública y apelan a la igualdad de oportunidades para todos los habitantes. Reclaman un rol femenino diferente, cuestionan los parámetros establecidos por la sociedad patriarcal y depositan su confianza en el poder de su discurso.

Acordamos con Darcie Doll respecto del establecimiento de un canon y de una genealogía feminista «no paralelo ni en un afuera desinstalado del corpus dominante»3 que es necesario «establecer filiaciones y afinidades entre textos, se trata de re-visar, volver a mirar bajo otro foco las relaciones, en varios sentidos, establecidas por la actividad escrituraria de las mujeres, incluyendo sus lecturas, su formación, sus interpretaciones en general»4. Con referencia a esta actitud de «volver a mirar» es que nos proponemos revisar algunos textos de Clorinda Matto, Mercedes Cabello de Carbonera, Margarita Práxedes Muñoz y de Aurora Cáceres (Evangelina o Eva Angelina) para relevar las ideas circulantes en la época, identificar las tendencias y perspectivas de los actores sociales y del contexto en que se producen.

Asimismo, analizamos desde las categorías saber/poder5 las relaciones entre escritura femenina y la elección de ciertos géneros discursivos tales como escritos testimoniales, artículos sobre la historia de la mujer en la civilización o para promover la educación moral, breves ensayos, notas sobre economía doméstica y crónicas. Estos textos, formalizados en géneros no canónicos de la escritura crean sus propias maneras de reapropiarse del lenguaje y de reescribir la cultura. Consideramos que a través de los periódicos o revistas culturales las mujeres se comprometen en la discusión nacional y se introducen en el mundo de la prensa, como modo de vida en el marco de las necesidades de su familia o de las urgencias de su desarrollo intelectual. A su vez, las revistas favorecen su participación en diversos aspectos de la vida social y las relaciona con otros intelectuales de relevancia. Comprender las diferentes posiciones discursivas que adoptó la mujer en la sociedad es preguntarse también cuál es el gesto que le permitió enunciar y legitimar su palabra. La práctica escritural se encuentra comprometida con la creación de su propio paradigma cuya fundamental preocupación es crear las condiciones para que se produzcan cambios relativos a su situación en la sociedad.

Por otra parte, creemos importante destacar su participación en grupos positivistas doctrinarios ya que fueron activas partícipes e impulsaron de las ideas filosóficas de Comte y Spencer e influyeron en la actividad política, social, cultural y educativa del momento. La lectura de sus textos da cuenta de la realidad latinoamericana entendida como utopía del progreso.




Clorinda Matto de Turner y sus artículos periodísticos

El 25 de abril de 1895 Clorinda Matto abandona el Perú perseguida y saqueada su imprenta por las montoneras de Piérola y se dirige hacia Chile. Pasa por Mendoza y llega posteriormente a Buenos Aires donde es recibida con entusiasmo en un ambiente de gran producción literaria y de un mayor desarrollo periodístico6. Los principales órganos de difusión escrita: La Prensa, La Nación, La Razón y El Tiempo reconocen en ella a una escritora y periodista de prestigio continental. Así lo recuerda cuando relata el viaje hacia Buenos Aires y su encuentro con Roberto J. Payró: «Entre los pasajeros agregados desde Mendoza encontrábase el galano escritor argentino Roberto J. Payró, corresponsal viajero de La Nación, de cuya gentileza recibimos atenciones esquisitas (sic) y buena información para nuestros primeros pasos de instalación».

Clorinda Matto de Turner convive en Buenos Aires con una de las generaciones literarias más brillantes de la historia argentina en la cual la literatura busca delimitar un espacio discursivo propio y, a la vez, inscribirse dentro del proyecto modernizador del liberalismo. El método científico adoptado por Matto y otras escritoras se definirá por oposición tanto a los modelos deductivos (religiosos y filosóficos) considerados vacíos de contenido empírico, como de las generalizaciones intuitivas del sentido común. Solamente el procedimiento inductivo, que parte de la observación y de la cual se deducen reglas metodológicas, podría proveer el tipo de conocimiento necesario para el avance del conocimiento.

El 14 de diciembre de 1895 pronuncia en el Ateneo de Buenos Aires una conferencia «Las obreras del pensamiento en la América del Sur»7 donde alaba el progreso y la importancia de la educación de la mujer para la prosperidad de la nación y de los países latinoamericanos. El proyecto de Matto de incorporarse a la vida cultural de la gran capital se vio favorecido por el desarrollo de un campo intelectual donde la mujer había comenzado a lograr su reconocimiento. Por esta razón, desde su llegada, no fue difícil enviar colaboraciones a los periódicos liberales de gran prestigio. En breve tiempo decide llevar a cabo la riesgosa empresa de fundar el Búcaro Americano, periódico de las familias, cuya primera entrega aparece en Buenos Aires el 1 de febrero de 1896. Este primer número enuncia en el editorial «Bautismo» los objetivos propuestos:

«[...] nuestro programa es este [...].

Búcaro Americano, como su nombre lo deja comprender recogerá toda la flora literaria exuberante hoy en América para ofrecerla a sus lectoras. Pero, no es la literatura el único objetivo; hay algo más trascendente en el fondo de nuestros ideales: la educación de la mujer en el rol que le depara el movimiento del progreso universal para que pueda cumplir satisfactoriamente los deberes que esa misma corriente evolutiva le señala»8.



Las impresiones sobre la realidad social y educativa argentina del momento serán registradas por Clorinda Matto en las páginas del periódico con el objeto de promover la información y despertar el interés de la mujer hacia todo aquello que condujera a su progreso. En ellos alaba la corriente civilizatoria que permite el avance industrial en beneficio de la mujer del hogar y de la obrera que trabaja en la fábrica. En «Redenciones», por ejemplo, Matto festeja el avance de «la corriente de la civilización que, día a día, más caudalosa cruza por la ciudad y el llano, dejando por doquiera la huella del bien [...] Nos referimos a la electricidad y a los tranvías eléctricos a cuyo fomento deben contribuir todas las almas nobles y humanitarias, figurando por supuesto, en primera línea la mujer»9, y argumenta en favor de la acción de las mujeres en los asuntos públicos, guiadas por los principios de verdad y libertad. El uso público del lenguaje escrito le revela las posibilidades de aparecer en ámbitos desde donde puede ejercer el derecho de opinión. Esta experiencia las lleva a promover el derecho de capacitarse en diversos oficios y desempeñarse como profesionales fuera del hogar.

Dos de las temáticas fundamentales del periódico serán el acceso de la mujer a la educación secundaria y universitaria y el derecho al trabajo en igualdad de oportunidades. En el artículo «La mujer trabajadora» de 189910 se destaca la importancia de la creación de escuelas de industria y de comercio cuya instrucción redunda en beneficio de la mujer trabajadora. En estas instituciones Matto pronuncia una serie de conferencias cuya lectura la inscribirá entre los espíritus liberales y positivistas de la época, fuertemente apoyada en valores morales. A su vez, en los artículos del periódico, reflexiona sobre las oportunidades que este tipo de instrucción otorga a la mujer cuyas probabilidades de trabajo se diversifican, dignificando su persona al poder mantener sus hogares. Por eso agradece «ese campo de mirajes inconmensurables que el gobierno de la nación argentina ha abierto al porvenir de la mujer americana, redimida por la máquina de la esclavitud de la aguja, y personalizada en la amplitud del derecho, por los estudios profesionales»11. En general, sus planteamientos se centran básicamente en el campo de la educación laica, la pedagogía y el trabajo de la mujer.

Los artículos ponen también el acento en el papel de las mujeres dentro de las prácticas de modernización e insisten en propiciar una participación activa y pública en los asuntos de estado. Se informa, por ejemplo, sobre diversos libros publicados en América del Norte y España relativos a la economía doméstica y se editan extractos en el periódico con el fin de ofrecer una utilidad provechosa para la mujer. Se imparten consejos sobre condiciones higiénicas con el objeto de evitar todo tipo de enfermedades12. Estos artículos constituyen documentos importantes para verificar las condiciones sanitarias de la población porteña de ese momento y conocer el desarrollo urbanístico. Todos los consejos apuntan a producir una mejora en la calidad de vida de la familia y señalan el protagonismo que debe cobrar la mujer aún en el espacio del hogar. Al respecto, los artículos pretenden acercar los conocimientos científicos y los avances tecnológicos con la práctica doméstica por lo cual se promocionan todo tipo de instrumentos que atiendan al progreso y su bienestar. Los textos demuestran el interés de la escritora por convencer al público femenino sobre la necesidad de aplicar métodos positivistas en las actividades hogareñas, desde la economía del hogar a la cocina o la puericultura y la disciplina13.

El periódico también tendrá como objetivo integrar los conocimientos y preparar a las futuras generaciones para el beneficio del estado moderno. De esta manera, los artículos construyen un discurso legitimador de la nueva representación de la mujer que proponían y de las que ellas mismas se constituían en paradigma para el avance de la sociedad. Un avance social donde se incluía la especificidad del género.

Es decir, se ocuparon del tema de la educación femenina y a través de él exteriorizaron sus opiniones no sólo sobre la actividad de la mujer dentro del hogar sino que generaron la necesidad de formar una sujeto conciente de sus capacidades intelectuales. Las colaboradoras rebatieron así la dicotomía conocimiento/ámbito del hogar -deberes asignados tradicionalmente a la mujer.

Por ejemplo, en el Búcaro Americano, Matto escribe artículos con reflexiones sobre el cuerpo femenino o arriesga notas basadas en tesis frenológicas, aplicadas a personajes sobresalientes de la historia americana14. Los textos vinculan la investigación científica con el progreso de la humanidad. Favorecen la incorporación de la mujer en los ámbitos públicos15 y señalan el método científico como instrumento necesario para el desarrollo social y político. En el artículo «La duda, la fe y la ciencia»16 afirma que la ciencia conduce a la verdad y a la correcta moral y se propone integrar las investigaciones científicas y religiosas para el beneficio de los programas de renovación del estado. Estos mismos argumentos se plantean en «La mujer y la ciencia»17 donde la influencia del positivismo de Augusto Comte es notable.

Las páginas del periódico despliegan diversos temas y se comentan leyes que defienden los derechos femeninos. Clorinda Matto propicia una profunda fe en la regeneración de la sociedad por obra de la educación y exalta los valores morales y las virtudes del hogar oponiéndolos a la amenaza del consumo y de los vicios.

«Síntomas de reacción» es el título del editorial donde elogia los valores de la familia y de la escuela como impulsora de la formación integral de la mujer. Sin embargo, aunque partidaria de una escuela que otorgue instrucción18 reclama la presencia de la familia como partícipe de la educación del futuro ciudadano. Es claro también su interés por modificar la actitud frívola de muchas mujeres en artículos que tocan aspectos relacionados con la coquetería, la moda, el lujo, el baile, el amor. El abordaje de estas temáticas se realiza siempre desde una perspectiva moral y aleccionadora, con el objeto de llamar la atención de las lectoras y despertar la conciencia de rescatar valores morales. La diferencia de perspectiva se da en razón al género: el objetivo se focaliza en el aspecto subjetivo, se pretende cambiar la conciencia y con ello las actitudes y el comportamiento de muchas mujeres. Por esta razón su principal crítica se dirigió a la superficialidad y frivolidad con que las clases altas y medias preparaban a las jóvenes para la vida social. Matto consideraba que la causa fundamental de estas actitudes radicaba en la ignorancia para lo cual propone reformar la educación y promover un cambio en las conciencias.

Para Matto de Turner la educación y la actividad intelectual son factores claves para modificar el rol de la mujer en las nuevas sociedades y superar el tradicional papel materno conyugal. Sus artículos también abordan temáticas relacionadas con la propaganda contra el alcoholismo y el tabaquismo para mejorar las condiciones de vida y fortalecer el hogar mediante la información brindada a la mujer. El Editorial «Voces del Hogar. El tabaco en los tranvías»19 apoya la ordenanza municipal contra el uso del cigarrillo en algunos lugares públicos y expresa una vez más la adhesión de la escritora a los postulados de doctrinarios positivistas comtianos para quienes los adelantos tecnológicos y científicos garantizaban un futuro mejor. En este aspecto sus declaraciones coinciden con las proposiciones de otros librepensadores y socialistas que apoyaban las campañas aplicadas a modificar los hábitos de la sociedad. En ocasión de la llegada a Buenos Aires de la feminista española y fundadora de un periódico liberal en Montevideo, Belén Sárraga de Ferrero20 al congreso de Librepensadores de 1908, Clorinda Matto escribe una nota en la sección Nuestras Miniaturas. En ese número del Búcaro, que lleva en su portada la fotografía de esta luchadora, Matto se manifiesta a favor de un planteo feminista y de un socialismo cristiano. Dice:

«Mientras que la mujer sólo sentía, todo iba bien en el mundo del egoísmo; pero cuando la mujer comenzó a pensar, temblaron sobre su base deleznable los que quieren engordar a expensas del cretinismo y la esclavitud de la mujer... Y de aquí deriva el advenimiento del campo de lucha equilibrada, donde el amor fraternal es la divisa de la civilización, sin el egoísmo que hiela los sentimientos provocando el anarquismo, con la equidad del socialismo cristiano que quiere para otros lo que para sí quiere»21.



El 15 de julio de 1897 el Búcaro Americano anuncia en sus páginas la realización de un evento científico de relevancia y cuya sede sería Buenos Aires. En efecto, en «Un paso más» comenta que el 10 de abril del año siguiente se reunirá el Congreso Científico Latino-Americano22 organizado por la Sociedad Científica Argentina y destaca que «el culto rendido a la religión del progreso tiene que ser cada vez más solemne». La nota manifiesta el optimismo con que los intelectuales positivistas esperaban el fin de siglo y el advenimiento de la ética y el civismo para todos los componentes de la sociedad. Muestra la fe en el progreso y en la regeneración de la humanidad a «causa del avance de tas ideas sin la violencia de la imposición ni de la intransigencia»23. A continuación se publican los documentos oficiales del Congreso y la invitación a la directora para participar del evento, firmados por el presidente Ángel Gallardo y los secretarios. Matto da a conocer estas ideas desde el Búcaro y reivindica en sus artículos el valor de la ciencia desde una perspectiva moral proclamando el avance de la civilización que revoluciona la vida moderna con el telégrafo y el ferrocarril. Asimismo rinde tributo a la idea de la integración del mundo por la ciencia, la industria y las comunicaciones. Heredera de la utopía educativa del liberalismo invoca a la educación popular como herramienta para transformar las sociedades atrasadas.




Otras voces, otros recorridos

Según los objetivos propuestos nos interesa acercarnos a los textos, desde la categoría de género, para analizar y poner en evidencia la toma de conciencia y la militancia feminista que protagonizaron otras voces en el escenario porteño del cual nos ocupamos particularmente en el presente trabajo. Tanto los escritos como la praxis reflejan la importancia cualitativa que tuvo la lucha protagonizada por librepensadoras que utilizaron como armas la expresión escrita y la práctica pedagógica.

En 1898 llega a la Argentina24 la escritora Mercedes Cabello de Carbonera según registran las notas periodísticas de El Comercio (uno de los diarios más destacados de Lima) y El libre pensamiento (diario liberal y masónico que patrocinaba su postura polémica). La escritora, manifiesta defensora de la filosofía positiva de Augusto Comte, se declara partidaria de la emancipación de la mujer, de la educación laica y de la ciencia25.

En Lima había participado en las Veladas literarias de Juana Manuela Gorriti. En 1876, fecha de la primera velada, lee su trabajo «Importancia de la literatura» y posteriormente presenta «La mujer ante la escuela materialista» en homenaje a su amiga Clorinda Matto de Turner. Cabello de Carbonera entendía que la literatura era una actividad que contribuía al progreso gracias a su «función edificante». Ya en 1874 había publicado en El Correo del Perú, dirigido por Trinidad Pérez, su breve ensayo sobre la «Influencia de la mujer en la civilización moderna». El trabajo representa un alegato femenino por la instrucción y emancipación de la mujer dentro de una idea de progreso social.

En 1892 publica un extenso ensayo titulado La novela moderna como respuesta al manifiesto naturalista La novela experimental de Émile Zola de 1880. El ensayo de Carbonera, Primer Premio del Concurso Hispanoamericano de la Academia Literaria de Buenos Aires, constituye un documento importante para establecer el desenvolvimiento de las poéticas en la literatura latinoamericana del siglo XIX. Allí sostiene:

«el realismo debe acogerse a la doctrina positivista de A. Comte; la escuela realista debe ser la expresión de la filosofía positiva cuya fórmula se adapta al ideal del arte que sostiene: "El amor por principio, el orden por base y el progreso por fin". Adhiere además a su teoría positiva del alma que deslinda los atributos de ella y los motores afectivos que son su expresión»26.



Cabello enjuicia críticamente a la literatura y realiza un estudio sobre la situación del escritor de fin de siglo. En el texto propicia una actitud ecléctica de base positivista, que descubra sin ataduras y con la ayuda de métodos aportados por la ciencia la verdadera función de la literatura y del arte. Postula la incorporación del pensamiento científico a la literatura.

Declara:

«No es cierto que el arte sea sólo un medio recreativo, porque el placer no es un fin... En la naturaleza y en la humanidad todo se encadena y engrana; todo es solidario y propende al fin hacia donde las fuerzas impulsivas de las sociedades se dirigen... [la literatura] está subordinada a causas más graves y más profundas, unidas íntimamente al movimiento social y político, que a su vez obedece a las ideas filosóficas que predominan en el mundo»27. Concluye que el arte «es humanista, filosófico, analítico, democrático y progresista»28.

En 1893 publica en Lima «La religión de la humanidad», carta dirigida al positivista chileno Juan Enrique Lagarrigue a quien en su ensayo sobre la novela había considerado como «ilustre representante y propagandista de la filosofía positiva en América»29. Lagarrigue junto con sus hermanos eran líderes del positivismo chileno y difundieron las doctrinas de Comte a través de conferencias y ateneos.

Posteriormente, La Revista Masónica30, publicación de vida breve, da a conocer el discurso que Cabello pronuncia en el Liceo Fanning sobre la «Educación de la mujer» que le ocasiona la expulsión del Perú. También El Comercio de Lima (15-1-1898) registra las polémicas que suscita este discurso donde la escritora se manifiesta partidaria de la educación laica. Lucía Guerra Cunningham señala a Cabello de Carbonera como defensora del positivismo y destaca su apoyo a la educación de la mujer como aporte al progreso de la sociedad31.

Es también en 1885 cuando la científica positivista Margarita Práxedes Muñoz abandona Lima32, se establece en Chile donde ejerce como médica y finalmente se exilia en Argentina. En 1893 publica en Santiago La evolución de Paulina33, reeditada en Buenos Aires en 1898. Se trata de una novela sociológica influida por la filosofía de Comte donde intenta demostrar «el anacronismo de la iglesia católica frente a las realidades científicas». Instalada en Buenos Aires se incorpora a grupos masónicos argentinos. Participa en una logia femenina llamada «8 de marzo de 1895» de gran trascendencia para el desarrollo del feminismo en la Argentina y para el progreso del movimiento librepensador argentino. Clorinda Matto rescata su nombre como «obrera del pensamiento» en la conferencia que pronuncia en el Ateneo de Buenos Aires34 y publica algunas de sus poesías en el Búcaro Americano.

Daniel De Lucía ha estudiado ampliamente la labor desarrollada por esta pensadora peruana y destaca su actuación como fundadora de La Filosofía Positiva, que difundía las ideas de Comte mediante la reproducción de fragmentos de las obras del filósofo y la publicación de artículos de sus seguidores35. La revista y sus colaboradores expresaban un positivismo «basado en la fe, en la regeneración de la humanidad por obra de la virtud y el mérito» y se pronunciaron contra el belicismo reinante en el momento entre Chile y Argentina.

Nos interesa presentar del mismo modo algunos aspectos de la vida y de la obra de Zoila Aurora Cáceres (1877-1958) también colaboradora de La Filosofía Positiva. Evangelina o Eva Angelina36 sobresale en el campo intelectual peruano como luchadora de los derechos civiles y políticos de la mujer. Luego de la derrota política de su padre, el general Andrés Cáceres huye de su país, viaja a Buenos Aires, colabora en el Búcaro Americano también y se destaca en el espacio librepensador porteño. Autora de libros de relatos, de varias colecciones de crónicas y ensayos, residió largo tiempo en París donde se casó con el escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo y presidió círculos literarios.

Cabe señalar su actuación durante su residencia en Perú cuando regresa de Europa. Inspirada en el movimiento feminista alemán de tendencia moderada, funda el «Centro social de educación de la mujer», cuyo fin principal era otorgar educación a la mujer sin posibilidades económicas. Para obtener este objetivo propone, además de la instrucción sistemática, ofrecer Conferencias en los centros de obreras y empleadas para poner en conocimiento de todas sus derechos y deberes. En 1911 funda la institución «Evolución Femenina» y en 1924 la asociación «Feminismo peruano» que proporciona a la mujer facilidades para conquistar sus derechos. En 1930 dirigió una carta al comandante Luis M. Sánchez Cerro, presidente de la Junta de Gobierno, donde solicita el derecho al voto de la mujer y también a ser elegida para ocupar cargos políticos. Unos años antes, había reclamado:

«respecto del voto, debe otorgársele (se refiere a la mujer) lo mismo que al hombre. Si dentro de la sociedad en que vivimos se asigna a la mujer iguales deberes que al hombre, justo es, también, que se le rinda iguales derechos. Es cuestión de equidad, de justicia bien entendida... Pero lo esencial es que las leyes sean iguales para todos...»37.



En su obra Mujeres de ayer y de hoy (1909), dedicada a la escritora española Emilia Pardo Bazán, presenta figuras femeninas desde el antiguo Egipto hasta las escritoras peruanas de la época. En 1927 publica La rosa muerta, con prólogo de Amado Nervo, una novela que fluctúa entre el romanticismo y el naturalismo y escribe también sus memorias: Mi vida con Gómez Carrillo (1929)38. Funda además en París La Unión Literaria de los Países Latinos, cuyos Estatutos son publicados en los diarios europeos. Allí declara que sus objetivos son la propaganda y la defensa de los intereses literarios latinoamericanos, además de explicar la condición de ser latinoamericano.

Tal como sostiene Kemy Oyarzún, refiriéndose a Chile y que nosotras extendemos a Latinoamérica, esos años (fines Siglo XIX y primeras dos décadas del XX) constituyen un momento de irrupción de la discursividad ciudadana de las mujeres a través de la prensa, de la oratoria y de la literatura. Sostiene que «se elaboraban simultáneamente nuevas identidades, un proyecto sufragista y un proyecto republicano»39. Estos intereses coincidían con la progresiva presencia pública de las mujeres e implica el desplazamiento de los límites establecidos por la sociedad patriarcal que las intelectuales latinoamericanas transgreden.

Los artículos de Aurora Cáceres, publicados en el Búcaro Americano durante su estadía en Buenos Aires, dan testimonio de las ideas sustentadas por la autora. Como Clorinda Matto, Mercedes Cabello de Carbonera o Margarita Práxedes Muñoz, esta peruana se incorpora a los grupos de positivistas doctrinarios que desarrollan su actividad en el espacio intelectual porteño. Colabora, también, con el pseudónimo Eva Angelina, en la revista La Filosofía Positiva que en 1898 publica Práxedes Muñoz, con artículos sobre el rol que podía cumplir el espiritualismo en la transición hacia una época en donde las doctrinas materialistas guiarían la senda del pensamiento humano40. Sin embargo, es en el Búcaro Americano donde desarrolla sus postulados feministas en artículos41 donde defiende la emancipación de la mujer sudamericana frente a la incomprensión masculina y de las mismas mujeres que «viven sin aspiraciones para representar moralmente el papel que tenían las antiguas esclavas de oriente desechadas por el Sultán»42. Afirma la importancia de ejercer profesiones liberales, de acceder a estudios universitarios, de respetar la profesión de literatas sin abandonar los roles asignados tradicionalmente a su sexo.

En una entrevista publicada en el diario El Tiempo de Lima firmada por J. R., Cáceres, afirma que todavía pesa sobre la sociedad peruana una postura considerada «tradicional» respecto del rol de la mujer. Por eso sostiene que, luego de la primera guerra, en Europa y en Estados Unidos el feminismo se ha desarrollado favorablemente. Allí ironiza sobre la teoría de Lombroso cuando discrimina a la mujer basado en tesis frenológicas y señala cómo luego de la guerra la realidad ha demostrado que la mujer debe ser un factor de progreso y de engrandecimiento de las naciones.

En las primeras décadas del Siglo XX, caracterizadas por las diferencias económicas, sociales y étnicas, Aurora Cáceres plantea la necesidad de prepararse para la lucha por la vida. Postula un feminismo práctico que la ubica en el umbral de un movimiento donde la mujer se coloca frente a los problemas sociales y busca posicionarse para el futuro. Reclama el derecho al voto y lidera un movimiento de mujeres junto con María Jesús Alvarado, Adela Montesinos, entre otras, que se unen a las luchas obreras y reclaman el derecho a las ocho horas de trabajo también para las mujeres. Sin embargo, el grupo gobernante no toma conciencia de esta lucha por obtener la igualdad en términos políticos con los hombres. Es más, el tema del sufragio fue objeto de polémica entre las mismas feministas pero conquistó la posición contestaría de la crítica masculina. Todavía, en la década del 40, Magda Portal, como militante aprista plantea la igualdad del derecho al voto sin obtener resultados positivos. Aurora Cáceres mantuvo siempre su lucha por los derechos femeninos con la intención de romper con las representaciones tan marcadamente diferentes entre hombres y mujeres que dominaban en la sociedad. Cabe agregar como otro dato relevante, señalado por César Levano, que Evangelina habría presidido durante la II Guerra Mundial la organización antifascista «Acción Femenina»43.

Por otra parte, en el proyecto feminista publicado en el diario El Tiempo, como así también en la entrevista aludida anteriormente, la reflexión de Eva Angelina busca concientizar a la sociedad sobre la importancia de defender el trabajo de la mujer en los más diversos ámbitos:

«Pocas fueron entonces las que se lanzaron al campo de la lucha, pero hoy cabe la satisfacción de ver que, sobre las categorías sociales existentes, hay otra, bastante numerosa, siendo la de la mujer que trabaja en oficinas comerciales, bancarias o en las dependencias de la administración pública. El camino aún no se ha recorrido completamente. Porque, si bien se examina, la mujer que labora en la calle no ha hecho otra cosa que reemplazar la máquina de coser con la máquina de escribir. Hay que hacer comprender a todos que también la mujer puede alternar con los hombres en toda clase de actividad, que puede desempeñar cometidos para los cuales cuenta con mayores aptitudes que el hombre. Que no se limite, únicamente, la mujer a ser mecanógrafa. Bien educada, bien preparada puede lanzarse también por el camino de las profesiones liberales en donde triunfan los fundamentalmente inteligentes y cultos»44.






Reflexiones finales

En las últimas décadas del siglo XIX la Argentina fortalece un programa de amplia consolidación nacional y aunque presenta profundas contradicciones, el plan estatal se marca por el deseo de modernización y de incorporar a las mujeres a la vida activa del país. Toda una serie de hitos significativos en la historia y en el pensamiento filosófico de la época quedan registrados en las páginas de las revistas que fundan mujeres provenientes de diversos países latinoamericanos que ven a la Argentina como el país más avanzado en la superación de la herencia colonial. Estas escritoras forman parte de la red de intelectuales positivistas que se caracterizan por su defensa de un esquema laicista de la educación y una conjunción religiosa -científica basada en la trasmutación del pensamiento de Comte «ese genio extraordinario, que en su teoría positiva del alma ha deslindado asombrosamente los atributos propios de ella y los motores afectivos que son su expresión»45, cuyos postulados guiarán a los hombres y mujeres hacia una nueva era. En los artículos periodísticos, como así también en otras obras, las exiliadas peruanas demuestran una profunda confianza en la integración de la educación con el pensamiento científico cuya acción conducirá a la verdad y a la perfecta moral.

Clorinda Matto, Mercedes Cabello, Margarita Práxedes Muñoz y Eva Angelina se plantean, como misión sociohistórica, autogestionar y garantizar la existencia de espacios culturales en los cuales discuten e intercambian ideas sobre su propia inscripción literaria como mujer, como escritora y como periodista. La práctica escritural las encuentra comprometidas con la creación de su propio paradigma o imaginario social. En él, se observa una preocupación fundamental: crear las condiciones para que se produzcan cambios que favorezcan su desarrollo intelectual.

Desde nuestra perspectiva actual el planteo emancipador de las mujeres en ese crucial fin de siglo XIX y primeras décadas del XX parecería que responde solamente a la aprobación de parte de los sectores dominantes de determinadas libertades que beneficiaba a las mujeres. Sin embargo, la promulgación de leyes que ampliaban los derechos femeninos y su establecimiento debían ser logros concretos visualizados en todos los espacios sociales y que se transfirieran en prácticas reales. Consideramos que la ocupación del espacio público mediante un nuevo discurso legitimador fue el elemento potenciador de estas conquistas. Y es altamente significativo el papel desempeñado por los artículos o ensayos breves publicados en periódicos o revistas como medio de concreción de estas prácticas. En estos textos las mujeres se manifestaron en contra de las diferencias culturales que las recluían al lugar doméstico y lucharon por la igualdad de posibilidades del hombre y la mujer. En esos espacios se representaran igualmente aptas para el conocimiento y la capacidad laboral con respecto a los hombres y desde allí, la mujer moderna impulsó prácticas de resistencia, de transgresión de ciertos esquemas cuyos ideales estaban centrados en la casa, en el servicio social y en la escuela.

Por último, cabe agregar que, aunque pertenecientes a las clases altas de la sociedad, estas escritoras emprenden una crítica feminista, sistemática, del orden vigente. «El mismo hecho de opinar, de tomar la palabra y de escribir en una sociedad masculina era ya una forma de cuestionamiento y un acto de rebeldía». Fueron mujeres activas, que jugaron un papel importante en el panorama socio- cultural del momento, que será mucho más elocuente en otras escritoras posteriores como Magda Portal, Ángela Ramos y María Wiesse integrantes del grupo de Mariátegui.






Fuentes y Bibliografía

  • Bourdieu, Pierre, Campo de poder y campo intelectual, Buenos Aires, Folios Ediciones, 1983.
  • Búcaro Americano, periódico de las familias (1895-1908), 65 números.
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  • Cabello de Carbonera, Mercedes, La novela moderna. Ensayo filosófico (1.ª edic. 1892), Santiago de Chile, Nascimiento, 1975.
  • De Lucía, Daniel, «La antorcha del progreso por los caminos del sur. Los espacios positivistas en la Argentina y su proyección iberoamericana (1895-1900)»; en: Cuyo, Anuario de Filosofía Argentina y Americana, vol. 14, año 1997, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina, 1998.
  • Doll, Darcie Castillo, «Escritura/literatura de mujeres: crítica feminista, canon y genealogías»; en: Universum, año 17, Universidad de Talca, Chile, 2002.
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  • Oyarzún, Kemy, «Género y canon: la escritura de Marta Brunet», Cyber Humanitatis, Revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile, n.º 14, 2002.
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