221
M. Á. Asturias, El Papa Verde, op. cit., p. 43.
222
Ibi; p. 81.
223
Ibi, p. 82.
224
Ibi, p. 86.
225
Ibi, p. 136.
226
Ibi, pp. 39-40.
227
Entre los favorables véanse A. J. Castelpoggi, op. cit., pp. 106-131, y Beby Auer-Ramanisa, Miguel Ángel Asturias et la Révolution guatémaltèque, París, Editions Anthropos, 1981.
De entre los críticos que formularon reparos a la novela ver Seymour Mentón, op. cit., ed. de 1960, pp. 231-233, el cual admite el valor de El Papa Verde y lo juzga hasta superior a Viento fuerte, por los personajes, el estilo y la unidad que le viene de la figura de Geo Maker Thompson, pero subraya también ciertos defectos, como la dispersión y la estructuración poco perfecta de la trilogía, con la necesidad de retroceder cronológicamente.
Totalmente negativo es el juicio de Luis Harss en Los nuestros, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1966, p. 115.
228
Así la interpretó Fernando Alegría en 1959, en su Breve historia de la novela hispanoamericana, op. cit., p. 226.
229
Cfr. L. Harss, op. cit., pp. 114-115.
230
Cfr. ibi, p. 115.
Harss escribe que la trilogía «tiene la militancia algo quejumbrosa -aunque a
menudo abrasiva- de la literatura de protesta. El propósito
francamente polémico produce las aberraciones habituales de
un género por naturaleza alarmista, tendencioso y
patético»
; él considera que «la
denuncia y el alegato son estilizaciones que minan el fundamento
artístico de la obra empañando o extinguiendo la
visión interior».