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231

Cfr. M. Á. Asturias, en L. Harss, op. cit., p. 116.

 

232

Cfr. V. Alba, op. cit., p. 190. De la misma opinión era Luis Cardoza y Aragón: cfr. «Guatemala: 1954-1964, diez años de gloriosa revolución», Cuadernos Americanos, XXIII, 4, 1964, p. 18. En el ensayo de Cardoza y Aragón se encuentran datos interesantes en torno a la situación guatemalteca, sacados de censos del año 1950, realizados con la cooperación norteamericana: por lo que concierne la repartición de la tierra, el 76 % de los pequeños propietarios poseía el 10 % del terreno cultivable, mientras que el 2,2 % de los latifundistas poseía más del 70 %, y entre ellos 22 poseían cada uno 9.000 hectáreas, esto es, el 13 % del total de la tierra cultivable; el 57 % de los campesinos no poseía tierra alguna; el total de las tierras de la United Fruit Co. sumaba 566.775 acres, de los cuales 43.930 eran cultivados (21.163 acres de bananos), y además, contrataba los productos de cerca de 14.630 acres, propiedad de pequeños agricultores, que dependían totalmente de ella. El ingreso diario de un campesino era de 0,26 centavos de quetzal, entonces equiparado al dólar.

 

233

Escribe M. Niedergang, Le venti Americhe Latine, Milano, Garzanti, 1964, p. 362, que en junio de 1954 Guatemala no era comunista y no estaba a punto de devenirlo; la libertad de prensa era total y la oposición se movía con mayor libertad que los comunistas; sus periódicos, que editaban 50.000 ejemplares diarios, contra los 10.000 de los gubernamentales, y tenían la exclusiva de la publicidad comercial, lanzaban cada día advertencias conminatorias al presidente. El escritor italiano Cario Coccioli, afirmaba en un artículo publicado en el Corriere della Sera, de 1.º de agosto de 1964: «Chi scrive queste righe visitò il Guatemala proprio in quell'epoca cocente: non ebbe affatto l'impressione di trovarsi in un paese sovietizzato o alla vigilia di esserlo».

 

234

George Pendle, A History of Latin America, Harmondsworth, Penguin Books Ltd., 1963, p. 213.

 

235

Cfr. L. Cardoza y Aragón, art. cit., pp. 21-22.

 

236

M. Niedergang, op. cit., p. 351. L. Incisa di Camerana, en su libro I Caudillos. Biografía di un Continente, Milano, Corbaccio, 1994, p. 398, escribe que Peurifoy era «una specie di cow boy, che portava abitualmente un Borsalino in testa e una pistola in tasca», y reproduce el juicio de Stephen Schlesinger-Stephen Kinzer, autores de Bitter Fruit. The Untold Story of the American Coup in Guatemala (New York, Anchor, 1983, pp. 122-123), donde se afirma que Peurifoy fue «una pistola armata sulla nuca del governo Árbenz». Los mismos autores dan un juicio del todo negativo también con respecto al coronel Carlos Castillo Armas (ibi, p. 47), que Incisa di Camerana reproduce: «sembra un indiano, il che è ottimo per la gente; inoltre è coraggioso ed anche stupido, il che evidentemente non guasta», naturalmente para los planos de la CIA. Cfr. I Caudillos, op. cit., p. 398.

 

237

Recuerda M. Niedergan, op. cit., p. 356, que la lobby bananera animada por la United Fruit Co., tuvo parte considerable en la decisión tomada por Washington de derrocar de cualquier manera al gobierno de Árbenz. Foster Dulles facilitó esta decisión, puesto que había sido miembro del estudio legal Sullivan & Cromwell, de Nueva York, y en 1930 y 1936 había tomado parte en la redacción de nuevos contratos de la Frutera con el gobierno guatemalteco.

 

238

Cfr. ibi, p. 364.

 

239

Cfr. Pedro Guillen, Guatemala, prólogo y epílogo de una revolución, México, Cuadernos Americanos, 1964.

 

240

Parece que el ejército guatemalteco opuso escasa resistencia al invasor. Niedergang afirma, op. cit., p. 366, que Árbenz se sintió solo de repente y ni siquiera pensó en acudir a las masas campesinas. También Cario Coccioli pone de relieve, en su art. cit., la indecisión y la timidez del presidente. Ludovico Incisa di Camerana, en su libro cit., pp. 398-399, habla de un bombardeo de la capital, que hizo «molto rumore ma pochi danni» y afirma que el ejército, que había sufrido «perdite esigue (quindici morti e venticinque feriti)», se negó a distribuir las armas al pueblo; el 27 de junio los coroneles Díaz, Sarti y Parinello le impusieron al presidente las dimisiones.

El juicio del diplomático italiano sobre Árbenz es particularmente negativo y en su libro hace de él una figura cómica: «"Me voy al frente", dirá Árbenz uscendo dal palazzo presidenziale. "Va al fronte?" domanda una delle guardie: "No, vado di fronte", chiarisce l'ex presidente, che attraversa la strada e chiede asilo nel palazzo di fronte, l'ambasciata del Messico. In esilio, dopo un periodo in Cecoslovacchia e nell'URSS, Árbenz, un caudillo spaesato, annegherá, a causa di un malore, nella vasca da bagno» (cfr. ibi, p. 399). Muy distinta era, naturalmente, la consideración en que Asturias tenía al presidente.

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