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401

La condición infeliz del hombre frente a los dioses ya la denuncia el Popol Vuh, cuando presenta a los progenitores decididos a limitar la inteligencia de los seres creados: «Entonces el Corazón del Cielo les echó un vaho en los ojos, los cuales se empañaron como cuando se sopla sobre la luna de un espejo. Sus ojos se velaron y sólo pudieron ver lo que estaba cerca, sólo esto era claro para ellos. Así fue destruida su sabiduría y todos los conocimientos de los cuatro hombres, origen y principio de la raza quiche». Cfr. Popol Vuh, edición de A. Recinos, op cit., p. 191.

 

402

Ya en mi libro anterior, La narrativa di Miguel Ángel Asturias, op. cit., p. 203, sostenía esto. Coincidía, años después, E. León Hill, op. cit., p. 207, extendiendo también a Brueghel la posible influencia: «Tierrapaulita es sólo explicable a la luz de un cuadro de Hieronimus Bosch o Peter Brueghel, es decir vista ante una representación nocturna, informal, abismal, de un mundo del cual nos encontramos distanciados o desorientados y que nos parece absurdo». León Hill acerca también la novela, por su dualismo, a la pintura moderna de Max Ernst, de Tamguy y de Salvador Dalí (ibidem). A pesar de todo, creo que el único acercamiento posible es a los Sueños de Quevedo, autor que despertaba el entusiasmo de Asturias, como lo comprobé en muchas conversaciones cuando el escritor residía en Italia. Curiosamente, cuando escribió un ensayo sobre un pintor fue sobre Velázquez: «Velázquez al di là della pittura», en L'opera completa di Velázquez, Milano, Rizzoli, 1969. Pero hay que tener en cuenta el momento en que se encontraba el autor y que le llevaba a aceptar todo lo que se le ofrecía para seguir adelante en su difícil situación económica.

 

403

Cfr. L. González del Valle, «Fantasía y realidad en Mulata de tal, Sin Nombre, II, 3, 1972, p. 65.

 

404

M. Á. Asturias, Mulata de tal op. cit., p. 106.

 

405

Ibi, p. 123.

 

406

Ibi, p. 125.

 

407

Ibi, p. 145.

 

408

Ibi, p. 117.

 

409

Ibi, pp. 175-176.

 

410

Cfr. Ibi, pp. 178-179. En la lista de la mencionada «artillería» Asturias hace figurar las obras completas de Santo Tomás, la Historia Eclesiástica Indiana de fray Diego de Mendieta, El Criticón de Baltasar Gracián, la Apologética de Las Casas, «libros de predicadores, Bossuet a la cabeza», el Prontuario de Teología Moral del padre Larraga y, «a Mayor Gloria de Dios, libros sobre cataclismos, huracanes, predestinaciones, diabolismo, sin faltar el Manual de Exorcistas de Fray Luis de la Concepción, la Santa Biblia y, como libro de cabecera, el Apocalipsis». Un abigarrado conjunto, pues, que revela, con la ocasionalidad de la lista, la confusa preparación del nuevo cura contra el diablo.

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