421
Cfr. P. Neruda, «LXXXVII: Dicen y vivirán», en La espada encendida, Buenos Aires, Editorial Losada, 1970.
422
Escribe Luis Harss
en Los Nuestros, op. cit.,
pp. 125-126: «En Mulata de tal, hay que decirlo,
resalta más que en obras anteriores una vieja debilidad de
Asturias. La trama se apoya casi enteramente en la
intuición, la sensibilidad del autor y el marco conceptual
es débil. Asturias no es un pensador y no siempre parece
captar con precisión el sentido implícito en la
acción. En Mulata va sembrando posibilidades, pero
a menudo se pierden los significados»
.
Por su parte Emir
Rodríguez Monegal, en «Los dos Asturias»,
art. cit., p. 17, así se expresaba: «El intento de Mulata de tal, hasta
cierto punto equiparable a Hombres de maíz, no se
sostiene por un defecto de concepción. En vez de consistir,
como esta obra, en una serie independiente de relatos, vinculados
por la misma situación básica y por el
préstamo de personajes, Mulata de tal se convierte
en una serie infinita, y a la postre tediosa, de variaciones sobre
motivos indígenas. La fórmula aquí no
funciona, o funciona sólo ocasionalmente»
. Esto,
cuando en realidad hay más unidad en Mulata de tal
que en Hombres de maíz.
Contra las
argumentaciones de Rodríguez Monegal arremetió Gerald
Martin, en «Emir Rodríguez Monegal y "Los dos
Asturias"», Revista Iberoamericana, 69, 1969.
Él rechaza totalmente el «"análisis crítico" que en cuatro
palabras busca menospreciar novelas que por su complejidad siguen
confundiendo a la crítica y al público en
general»
(p. 504).
Lamenta Martin la falta absoluta de análisis del texto y de
referencias «a la técnica
lingüística tan original de esa extraña novela
que es Mulata de tal [...]»
(p. 513).
Posteriormente V.
Cabrera, en «Ambigüedad temática de Mulata de
tal», art.
cit., p. 209, destacaba
la «fuerza de las palabras»
,
que «se confunde con la sustancia
poética o grotesca de la materia novelada»
,
afirmando que «El acierto
estilístico es tan grandioso, que muy bien podría
decirse que en la novela no importa tanto lo que se dice sino la
forma como se lo hace»
.
423
Carta personal con fecha 20 de junio de 1964, desde Génova. En torno a las dos versiones de Clarivigilia Primaveral, cfr. el estudio de Giuseppe Tavani, «Sobre las correcciones de autor en Clarivigilia primaveral de Asturias», en Asturias y Neruda: cuatro estudios para dos poetas, Roma, Bulzoni Editore, 1985. Por lo que se refiere al poema en la versión editada, cfr. el estudio de Amos Segala, antepuesto a la edición italiana, Milano, Edizioni Accademia, 1971 (nueva ed.).
424
M. Á. Asturias, El espejo de Lida Sal, México, Siglo XXI, 1967, p. 3.
425
Amos Segala en su
ensayo «Asturias entre demonios cristianos y mayas»,
Papeles de Son Armadans, LXII, CLXXXV-VI, 1971,
p. 392, señala la
«verdadera mina de indicaciones, de
niveles de lectura, de posibilidades hermenéuticas, todas
simultáneas y en una contextura donde el contenido o los
contenidos se entretejen, se superponen, se mezclan, se olvidan,
con desenvoltura, y una ausencia casi total de premisas
estructurales y de poética»
.
426
Ibi, p. 398.
427
Estas declaraciones de M. Á. Asturias fueron recogidas por mí durante el viaje que nos llevaba a Neuchâtel, donde el profesor Jean-Paul Borel le había invitado, cuando Maladrón acababa de aparecer.
428
Todas las referencias en los apuntes tomados en la citada ocasión.
429
Ibidem.
430
Ibidem.