81
M. Á. Asturias, El Señor Presidente, op. cit., p. 37.
82
Ibi, p. 36.
83
Ibi, p. 207.
84
Ibi, p. 209.
85
Ibi, p. 93.
86
Alberto Zum Felde,
Índice crítico de la literatura
hispanoamericana, vol. II, La narrativa,
México, Editorial Guaranía, 1959, p. 372. El autor
subraya nuevamente las cualidades artísticas de El
Señor Presidente en otro libro sucesivo, La
narrativa en Hispanoamérica, Madrid, Editorial Aguilar,
1964, p. 273, donde compara Asturias con Rufino Blanco Fombona y
Rafael Pocaterra, afirmando que «en
ellos su valor es, sobre todo, documental, por la autenticidad, en
parte autobiográfica, predominando en su estilo el tono
altamente panfletario. El Señor Presidente, en
cambio, es, ante todo, un cuadro de figuras y ambientes donde
parecería que el autor se ha propuesto sólo eso:
pintar, con sentido predominantemente artístico, una
realidad a la vez infame y ridícula, con toda su original
riqueza de colorido nacional y sus rasgos ominosamente brutales,
llegando a menudo, voluntaria o involuntariamente, al grotesco. Sin
ser precisamente una sátira, adquiere a menudo los
caracteres de una farsa tragicómica. La lección moral
que se desprende de los hechos es directa; la condenación
está implícita, lo cual, ciertamente, favorece la
virtualidad novelesca»
. Más adelante, p. 274,
tratando de Tirano Banderas y de la novela de Asturias, el
crítico escribe que, aunque el fondo de El Señor
Presidente es dramáticamente serio, el escritor ha
tratado el motivo «con mayor
preocupación artística que sus
antecesores»
.
87
M. Á. Asturias, El Señor Presidente, op. cit., p. 14.
88
Ibi, pp. 38-39.
89
C. Pailler, art. cit., p. 170.
90
M. Á. Asturias, El Señor Presidente, op. cit., p. 238.