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131

Cfr., J. SIMÓN DÍAZ, B.L.H., X, 623 e B.J. GALLARDO, Catálogo..., III, 2324.

 

132

«Valdés Leal y los jesuitas», Archivum Historicum Societatis Iesu, 35 (1966), 242-8 y «Aportación a la iconografía de San Ignacio de Loyola», Goya, 102 (1971), 3813-92.

 

133

San Ignacio de Loyola en el arte de los siglos XVII y XVIII (Roma 1929).

 

134

«Introducción» a la Vie de saint Ignace gravée par Jérome Wierx (Paris 1897).

 

135

«Una colección de retratos de jesuitas», Archivo Español de Arte y Arqueología, 4 (1928), 111-33.

 

136

Contrarreforma y barroco (Madrid 1981), 283-4. S. Sebastián estudia una de estas series, dedicada a la vida de San Ignacio, en el claustro de la iglesia jesuítica de Teptzotián, original del pintor Cristóbal de Villalpando e inspirada en el libro de Ribadeneira Vita Beati Patris Ignatii Loyolae... Esta biografía, en la edición de Amberes de 1610, aparecía ilustrada con grabados de Teodoro y Cornelio Galle, Adrián Collaert y Carlos Van Mallery. Véase también pp. 285-6, donde el investigador menciona otras series ignacianas (las de Juan de Mesa, Ignacio Raeth, Valdés Leal...), perdidas en su mayoría.

 

137

Las diferencias entre estos niveles no siempre resultan claras, ni en los tratados del Barroco, ni en la actualidad. Véase un resumen de los argumentos esgrimidos por diferentes autores, en diferentes épocas, en mi trabajo: «El jeroglífico y la arquitectura efímera del Barroco», Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, 8 (1982), 84-102.

 

138

El auge del jeroglífico en el Siglo de Oro está relacionado con la resurrección que el movimiento humanista hace de los primitivos jeroglíficos egipcios, conocidos a través de las menciones que a los mismos hacen Tácito, Plutarco, Lucano... El modelo renacentista inmediato lo suministran los Hieroglyphica de Horapollo, conocidos en versión griega desde 1419. Vid.: K. Giehiow, «Die Hieroglyphenlkunde des Humanismus in der Allegorie der Renaissance», Jahrbuch der Kunsthistorischen Sammiungen des Allerhöchsten Kaiserhauses, 32 (1915); L. Volkmann, Bilderschirften dar Renaissance (Leipzig 1923); E. H. Gombrich, «Icones symbolicae. The Visual Image in Neoplatonic Thought», Journal of the Warburg and Courtauld Institutes, 11 (1948), 169 y ss.; J. Seznec, The Survival of the Pagan Gods (New York 1961), 100 y ss.; E. Wind, Los misterios paganos del Renacimiento (Barcelona 1972), 207-9; E. Iversen, The Myth of Egypt and its Hieroglyphs in European Tradition (Copenhagen 1961) y M.V. David, Le débat sur les écritures et l’hieroglyphe du XVIIe et XVIIIe siècles (París 1965). En el ámbito español han estudiado estos problemas relativos al jeroglífico; J. Gallego, Visión y símbolos en la pintura española del Siglo de Oro (Madrid 1972), 24; V. Infantes de Miguel, Calderón y la literatura jeroglífica (Ponencia presentada al I Congreso Internacional sobre Calderón -Madrid 1980-; (en prensa) y P. Pedraza, «Breves notas sobre la cultura emblemática barroca», Saitabi 28 (1978), 181-92.

 

139

Tomo I, Libro 1, capítulo 11 (de la edición de Madrid 1947, p. 106).

 

140

Ibidem.