Jornada I |
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Salen DON FÉLIX y TARUGO.
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TARUGO | Eso, señor, es virtud | | que en ti no acabo de creer. | |
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DON FÉLIX | Esto es para entretener | | sin ocio la juventud. | | Doña Ana Pacheco es | 5 | por su virtud estimada, | | por su ingenio celebrada, | | por sus partes, lo que ves. | | Es sola, rica y discreta, | | su honestidad conocida, | 10 | y el empleo de su vida | | le da el estudio. |
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DON FÉLIX | Aunque ella no es la primera, | | pues en Madrid hoy se ven | | mujeres que hacen también | 15 | versos que envidia cualquiera, | | te aseguro de doña Ana | | que, sin ser sola, pudiera | | ser en esto la primera. | | Y los aplausos que gana | 20 | a que tenga la han movido | | una academia en su casa, | | donde yo acudo y se pasa | | un rato muy divertido, | | porque de mil mocedades | 25 | este cuidado me priva; | | aquí el discurso se aviva | | y excuso otras liviandades. | |
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TARUGO | Señor, cosa es muy posible | | ser bella, rica y discreta, | 30 | pero ser rica y poeta... | | ¡vive Dios que es imposible! | |
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TARUGO | Pues ¿hay hombre a quien dé el cielo | | con gracia aqueste desvelo | 35 | que no esté siempre desnudo? | | Y esto es forzoso, señor, | | porque la poesía es cosa | | que, aunque es virtud y gustosa, | | nunca ha tenido valor. | 40 | Es flor desta humanidad, | | y como una flor, en fin, | | sirve de adorno al jardín, | | mas no de necesidad. | | Adornan las flores bellas | 45 | y el que en un jardín las mira, | | como hermosas las admira, | | pero no cena con ellas. | | Y el que un jardín entra a ver | | más presto se irá a buscar | 50 | espárragos que cenar | | que las flores para oler. | | Demás desto, la fortuna | | parte igualmente sus dones, | | y no da sus perfecciones | 55 | al que le quiso dar una. | | El bien con el mal mezcló, | | y nadie a otro envidiará | | si sabe el hueso que da | | con la carne que le dio. | 60 | Al entendido da ocio | | y pobreza, al que da precio | | de hacienda siempre es un necio, | | mas no para su negocio. | | La hermosa es boba y pesada, | 65 | la fea discreta y graciosa, | | la roma siempre es dichosa, | | la aguileña desgraciada; | | y si una llega a tener | | hermosura y discreción, | 70 | le da una mala elección, | | con que se lo echa a perder. | | Y esto tan claro se nota, | | que desto salió el refrán | | de que «al ruin puerco le dan | 75 | siempre la mejor bellota». | | Y yo en todas siempre advierto | | al galán discreto, airoso, | | dejado por un roñoso, | | necio, zambo, zurdo y tuerto. | 80 | Y en fin, en todo hay su peso, | | porque en la mejor fortuna | | verás lo que en la aceituna, | | que en la mayor hay más hueso. | | Poesía y riqueza ingrata | 85 | siempre trocaron los frenos, | | y no hallarás versos buenos | | hechos con bujías de plata, | | con candil sí, que es civil | | la musa para la vena: | 90 | solo la poesía es buena | | hecha a moco de candil. | |
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TARUGO | A los pasados | | mira, y verás el efecto: | | por el candil de Epitecto | 95 | ¿no dieron tres mil ducados? | |
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TARUGO | Cesa, | | pues toda la poesía | | ¿qué es sino filosofía? | | Así fuera ginovesa. | 100 |
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DON FÉLIX | Tu juicio, en fin, pertinaz | | entre riqueza y poesía | | ¿no quiere dar compañía? | |
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DON FÉLIX | Eso niega la experiencia, | 105 | pues prueba que en Grecia Homero | | fue muy rico, y el primero; | | después, con más excelencia, | | Virgilio en Roma dejó | | tanta suma de dinero, | 110 | que al César hizo heredero | | del tesoro que él le dio. | | El Petrarca en Francia fue | | riquísimo y laureado | | del Pontífice sagrado | 115 | en Roma. Y acá se ve | | que el rey don Juan el Segundo | | hizo rico a Juan de Mena | | y estimó en su aguda vena | | aquel discurso profundo. | 120 | El caballero Marino | | fue rico; y el de la casa | | don Jardo, en Francia, sin tasa; | | el Sanazaro, el Guarino; | | a no haber sido atrevido | 125 | fuera riquísimo el Taso. | | Y en Toledo Garcilaso | | fue rico, ilustre y lucido. | | En un asalto murió | | como valeroso y fuerte, | 130 | sintiendo España su muerte, | | que Carlos Quinto vengó. | | ¿Y qué ingenio en nuestra edad | | nuestro rey no ha enriquecido? | | ¿Qué pluma empleo no ha sido | 135 | de su liberalidad? | | El rector de Villahermosa, | | Góngora, Mesa y Enciso, | | Mendoza y otros, que quiso | | por su elección generosa. | 140 | Y si toda esta verdad | | tu mala aprehensión no allana, | | ¿no fue el de Villa Mediana | | rico y señor? |
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DON FÉLIX | ¿No ha habido muchos señores | 145 | que ilustraron la poesía? | | Y en particular hoy día | | ¿no hay uno de los mayores, | | que después que su valor | | en el circo más lucido | 150 | aplauso de España ha sido, | | la tiene con tal primor, | | que hoy, sin ser lisonja, son | | en la corte sus sonetos, | | por lo alto de sus concetos, | 155 | de todos admiración? | |
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TARUGO | Eso será la verdad, | | mas para esos que así fueron, | | hay cuatro mil que murieron | | de pura necesidad. | 160 |
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DON FÉLIX | Eso su estrella causó, | | que en cualquiera facultad | | oprimió necesidad | | a quien no la mereció. | | Mas no lo prueba ese indicio, | 165 | que lo que a algunos baldona, | | teniéndolo en la persona, | | no es pensión del ejercicio; | | y ella es virtud, y tenella, | | con premio o sin él es bueno, | 170 | que en la virtud es ajeno | | lo que pende de la estrella. | |
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TARUGO | Pues ¿por qué el vulgo indiscreto | | la llega a desestimar? | |
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DON FÉLIX | Eso suele ocasionar | 175 | la pobreza del sujeto. | | Dime, ¿la despreciará | | en un señor? |
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DON FÉLIX | Luego en ella no consiste, | | sino en el vaso en que está. | 180 | Del agua un ejemplo breve | | te distinguirá esa ley, | | que en oro es digna de un rey | | y en barro un pobre la bebe. | |
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TARUGO | Pero ya, señor, el cuarto | 185 | de la academia han abierto. | |
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TARUGO | Con ella viene don Pedro | | Pacheco, nuestro vecino, | | que es un celoso extremeño | 190 | en el guardar a su hermana. | |
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DON FÉLIX | No anda en eso muy cuerdo. | |
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TARUGO | ¡Qué rica que está la sala! | |
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DON FÉLIX | ¿No infieres, Tarugo, de eso | | que hay poesía con riqueza? | 195 |
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TARUGO | Lo estoy viendo y no lo creo; | | mas, ¡vive Dios! que, como eres | | tú don Félix de Toledo, | | si es poeta, ha de ser pobre. | |
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DON FÉLIX | ¿Cómo puede ser, teniendo | 200 | en su casa tal riqueza? | |
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TARUGO | Una noche haciendo versos | | se le ha de quemar la casa | | y ha de amanecer en cueros. | | Mas ya salen, yo me voy. | 205 |
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TARUGO | A casa de un flamenco, | | que lo vende sin bautismo, | | y allí van unos mozuelos | | muy ricos, que juegan largo, | | y me entretengo con ellos. | 210 |
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TARUGO | No, sino güevos: | | a cuarto y cuarto y terceras | | nos quitamos el pellejo. | |
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DON FÉLIX | ¿No quieres ver la academia? | 215 |
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TARUGO | ¿Yo, academia? No haré luego | | cinco pintas en diez años | | si estoy un hora entre versos. | | (Vase.) |
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(Salen los MÚSICOS y DON DIEGO DE ROJAS y DON PEDRO PACHECO, ALBERTO y DOÑA ANA.)
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MÚSICOS | Es el ingenio noble como el sol, | | que con la luz que alumbra da calor. | 220 |
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DON FÉLIX | Nuevo y ingenioso modo | | tiene la letra. |
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DOÑA ANA | La he hecho | | para introducir con ella | | la academia. |
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DON PEDRO | En vos no es nuevo | | el hacer las novedades | 225 | con tal gracia. |
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DOÑA ANA | Id prosiguiendo | | la letra mientras que todos | | van tomando sus asientos. | |
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(Asiéntanse las damas en estrado y los galanes en sillas.)
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MÚSICOS | Es la gala y hermosura perfección, | | mas la del alma siempre es la mayor. | 230 |
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DON FÉLIX | ¿No es muy pulida [la] letra, | | señor don Pedro Pacheco? | |
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DON PEDRO | Si vos la admiráis, don Félix, | | ¿qué haré yo, que el alma tengo | | en doña Ana, y solicito | 235 | en ella mi cautiverio? | |
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DOÑA ANA | Comience pues la academia. | |
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DOÑA ANA | Señor don Diego de Rojas, | | que no es lisonja os advierto, | 240 | porque en la academia es | | mejor lugar el postrero. | |
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DON DIEGO | Esto es dar lugar a que escojan. | |
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ALBERTO | Un soneto me ha encargado | 245 | la academia. |
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DOÑA ANA | Mucho hay escrito, | | difícil es el intento. | |
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ALBERTO | «Es el amor deseo de un contento | | que nunca llega a su dichoso estado; | 250 | si no es fino, no hay gusto en su cuidado; | | si es fino, es todo pena y sentimiento. | | Correspondido está del temor lento, | | de la desconfïanza atormentado; | | pues, ¿qué será el amor desesperado, | 255 | si aún el correspondido es un tormento? | | En su triunfo mayor padece olvido, | | y en la esperanza pena, si no alcanza; | | de cualquier modo, siempre muerte ha sido. | | Todos ven su traición y su mudanza, | 260 | todos cuantos le siguen han perdido, | | y todos van tras él con esperanza». | |
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DOÑA ANA | Está muy bien difinido | | el amor por sus efectos, | | y aunque a amor hay tanto dicho, | 265 | cierto que es nuevo y es bueno. | |
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DON DIEGO | Yo tengo a cargo una glosa, | | y es solamente de un verso, | | que por difícil me ha dado | | la academia. |
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DON DIEGO | «Para fines males, cuándo». | | Oíd. |
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DON DIEGO | «Para fines de su amor | | suele dar males Inés | | en desdenes y en rigor, | 275 | pero luego de allí a un mes | | vuelve a amar con más primor. | | No hay que preguntar, en dando | | males, cuándo volverá | | a amar, aunque esté olvidando, | 280 | que bien se infiere, si da | |
para fines, males, cuándo». | |
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DON PEDRO | Yo a cargo una octava tengo, | | en que he de pintar la furia | 285 | de un león acometiendo. | |
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DOÑA ANA | Asumpto es de un buen poeta; | | Decidla. |
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DON PEDRO | Ya la refiero: | | «En medio estremo el bruto se enarbola, | | espeluzada la cerviz valiente; | 290 | a la frente feroz vuelta la cola, | | es la cola penacho de la frente; | | los pies arranca de una estampa sola | | de las garras el cuerpo va pendiente; | | y centellando con la vista enojos, | 295 | se le pasan las garras a los ojos». | |
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DOÑA ANA | Bien pintado, y juntó bien | | naturaleza y concepto. | |
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DON FÉLIX | A mí difinir me toca | | la dicha y desdicha a un tiempo | 300 | en una décima sola. | |
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DOÑA ANA | Mucho asumpto en poco verso. | |
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DON FÉLIX | «Dicha es seguir un bien, | | y desdicha no tenelle; | | tenido, es fuerza perdelle, | 305 | y esto es desdicha también. | | Quien siempre sufrió un desdén | | no llega a estado peor, | | con que dicha es, en rigor, | | causa de un mal más mortal, | 310 | y la desdicha es un mal | | que escusa de otro mayor». | |
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DOÑA ANA | Estraña difinición, | | y es aguda por estremo. | | Yo tengo a cargo una enigma, | 315 | y proponérosla quiero. | | Píntase una carbonera | | natural, que siempre ardiendo, | | cubierta de tierra, exhala | | por la tierra el humo denso; | 320 | y la glosa dice así, | | escuchadla. |
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DOÑA ANA | «Este fuego que arde en mí | | otro fuego le encendió, | | que arde también como yo | 325 | y a un tiempo ardemos ansí. | | El humo que exhala el fuego | | conviene a mi perfección, | | y el cubrirme es por razón | | de que no le exhale luego; | 330 | mientras que no me consumo, | | cuando más tierra me das | | más me abrigas y arde más, | | con que he de arrojar más humo; | | no dejando yo de arder, | 335 | salir en vapor presumo. | | Decid quién soy yo y el humo | | que guardar no puede ser». | |
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ALBERTO | Yo digo que es el secreto. |
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DON DIEGO | Yo digo que son los celos | | fuego de fuego encendido, | | que entrambos arden a un tiempo. | |
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DON PEDRO | Yo, amor, | | pues en él todo lo veo. | 345 |
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DON FÉLIX | Tened, no digáis; | | que yo falto y decir quiero. | |
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DON FÉLIX | Yo digo que es | 350 | aquese encendido fuego | | la mujer enamorada. | |
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DOÑA ANA | Es verdad, yo lo confieso. | |
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DON FÉLIX | El humo denso que exhala | | es su honor; la tierra luego | 355 | con que le cubren, es cierto, | | que son las guardas que tiene | | su honor; y mientras, queriendo, | | más guardas ponerle intentan, | | se enciende más su deseo | 360 | y crece el daño. De donde | | se infiere con claro ejemplo, | | que cuando la mujer quiere, | | si de su honor no hace aprecio, | | guardarla no puede ser, | 365 | y es disparate emprenderlo. | |
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DOÑA ANA | Está muy bien conocido | | y es aplicado. |
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DON PEDRO | Aunque el intento | | del enigma haya sido ése, | | se concluye con un yerro. | 370 |
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DON PEDRO | Decir que el guardar | | una mujer es empeño | | que no puede ser. |
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DON PEDRO | Porque del hombre el desvelo | | puede asegurar su honor, | 375 | y con cautela y esfuerzo | | vencer puede este peligro; | | que las mujeres que vemos | | livianas, no es por su industria, | | sino descuido del dueño. | 380 |
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DOÑA ANA | Pues ¿no hay hombres cuidadosos | | y honrados, y que ese riesgo | | cautelan; y las mujeres, | | cuando hay más cuidado en ellos | | crece en ellas más la industria | 385 | y ofenden al más atento, | | seguras de su noticia? | |
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DON PEDRO | Muchos hay; mas todos esos | | lo yerran de confïados, | | pues cautelan sólo el riesgo | 390 | que piensan, y no el que deben; | | que si hubiera uno discreto | | que priviniese el peligro, | | y con cautela y aliento | | mirara todas las puertas | 395 | que puede tener el riesgo, | | y las defendiese todas, | | fuera imposible ofenderlo. | | Y, finalmente, concluyo | | que las que hacen ese yerro, | 400 | se le ocasiona el descuido | | sin que le busque el ingenio, | | y si no, la que engañó | | a quien la guarda, ¿no es cierto | | que le ofendió por la parte | 405 | que él no defendió? |
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DON PEDRO | Luego, si el que fue ofendido | | hubiera visto primero | | aquel riesgo y le guardara, | | no le ofendiera. |
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DOÑA ANA | Es muy cierto, | 410 | mas si la mujer estaba | | metida ya en ese empeño, | | si aquel medio no lograra, | | hubiera hallado otro medio. | |
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DON PEDRO | Pues por eso digo yo | 415 | que el hombre honrado y discreto | | ha de prevenirlo todo; | | y al que fuere tan atento, | | lo que no puede ser es | | que le ofendan. |
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DOÑA ANA | Para eso | 420 | es menester ser un hombre | | más que hombre, porque el ingenio | | humano es casi incapaz | | de prevenir tanto riesgo. | |
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DON PEDRO | Cuanto fuere riesgo humano | 425 | lo alcanza el entendimiento, | | y el hombre es capaz de todo. | |
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DOÑA ANA | Pues si vos presumís eso, | | en plática lo pongamos. | | Yo os arguyo, suponiendo | 430 | que a prevenir todo el daño | | sois vos el hombre discreto, | | que defendéis la mujer | | que se resuelve a ofenderos. | |
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DON PEDRO | Decid y veréis si hay daño | 435 | a que yo no dé remedio. | |
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DOÑA ANA | Aunque estéis vos receloso, | | ¿podéis prohibir, siendo cuerdo, | | que salga aquesta mujer | | de casa? |
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DON PEDRO | Ya que no puedo, | 440 | saldré yo siempre a su lado. | |
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DOÑA ANA | Está muy bien, y vos luego, | | ¿no habéis de salir de casa? | |
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DON PEDRO | Saldré, dejando primero | | centinelas ignoradas. | 445 |
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DOÑA ANA | Aunque es difícil empeño | | para ser continüado | | yo os le paso; mas supuesto | | que siempre estéis a su lado, | | ¿no habéis de dormir? |
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DON PEDRO | El sueño | 450 | del hombre que vela su honor, | | aunque sea un letargo, el miedo | | de que pueda despertarle | | le tiene en ella despierto, | | para que no se le atreva. | 455 |
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DOÑA ANA | ¿Y si ella asegura el sueño | | con algún arte, que es fácil, | | pues vemos que halló el ingenio | | confecciones que le infunden? | |
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DON PEDRO | Tener crïados atentos, | 460 | que suplan ese peligro. | |
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DON PEDRO | El cuerdo | | no ha de confïar su honor | | de quien no esté satisfecho | | por valor y por lealtad, | 465 | y si esta experiencia ha hecho, | | lo mismo harán ellos que él. | |
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DOÑA ANA | Y si la mujer, sabiendo | | que dellos se ha de guardar, | | los diese también a ellos | 470 | la confección que os dio a vos | | y todos duermen, ¿qué haremos? | |
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DON PEDRO | Ése es un caso imposible, | | y fuera caerse el cielo; | | y me cierro en mi opinión | 475 | que estos son vanos intentos. | |
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DOÑA ANA | No hagáis tal, por vida vuestra, | | señor don Pedro Pacheco, | | y no queráis saber vos | | más que todo el mundo en esto; | 480 | y advertid que la experiencia | | de los sabios, conociendo | | que aquesto no puede ser, | | nos dejó varios ejemplos | | en las fábulas antiguas: | 485 | Los ojos de Argos durmieron | | con la vara de Mercurio, | | dando a entender que al tercero | | ingenioso vencerá | | cualquier guarda en este empeño. | 490 | Acrisio puso a su hija | | Dánae en el obscuro encierro | | de una torre, y halló en ella | | Júpiter el fácil medio, | | disfrazado en lluvia de oro, | 495 | de meterse en su aposento; | | de que se infiere que al oro | | no hay fortaleza ni encierro | | que no se abra; y pues os da | | la ciencia tantos ejemplos, | 500 | no queráis vos saber más | | que lo que todos supieron. | | ¿Por qué pensáis que es mayor | | la necedad del discreto? | | Porque como siempre tiene | 505 | mayor viveza su ingenio, | | en algunas cosas suele | | haber más fáciles medios | | que los que usa el mundo, y él | | quiere ejecutar su intento | 510 | por el medio que más fácil | | parece a su entendimiento. | | Este medio, que parece | | más fácil, tiene secreto | | algún riesgo, porque el mundo | 515 | no le usó; mas este riesgo | | no se puede conocer | | hasta poner en efecto | | la ejecución de aquel caso. | | Ejecutalle es ingenio | 520 | llevado de su viveza, | | y al caminar en su intento | | da con el inconveniente, | | y hallándose en un despeño, | | corrido de no haber visto | 525 | con su discurso aquel yerro, | | para seguir lo común | | vuelve a deshacer lo hecho. | | Política muy delgada | | es ésta y, para venceros, | 530 | os daré más claramente | | su razón en un ejemplo: | | Va un caminante a un lugar, | | en muchos caminos vemos | | que desde el principio suele | 535 | verse el lugar a lo lejos; | | siguiendo el camino, a veces, | | se va la senda torciendo, | | que parece que se aparta | | del lugar, y es que el primero | 540 | que descubrió aquel camino | | halló algún mal paso en medio, | | con que fue fuerza torcerle | | para ir al lugar más presto. | | Si alguno por su agudeza, | 545 | este camino siguiendo, | | pensase que iría más breve | | si le siguiese derecho, | | y haciendo norte a los ojos | | abriese camino nuevo, | 550 | después que con más trabajo | | hubiese andado gran trecho, | | daría con el mal paso | | del pantano o el despeño; | | con que era fuerza volver | 555 | a su camino primero. | |
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DON PEDRO | Lo que ha torcido el camino | | aquí es el argumento, | | y yo he de seguir el mío. | |
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DOÑA ANA | Mirad que vais a perderos. | 560 |
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DON PEDRO | Yo no soy | | casado, ni en Madrid tengo | | más que una hermana, y del sol | | a defenderla me atrevo. | |
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DOÑA ANA | Vuestra hermana no tendrá | 565 | la intención que se ha supuesto | | de engañaros, y así, en ella | | no argüís con ese ejemplo. | |
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DON PEDRO | Y a tenerla, la guardara. | |
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DOÑA ANA | Mirad que no es fácil eso. | 570 |
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DON PEDRO | El valor se ha de atrever | | a lo difícil. |
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DON FÉLIX | Don Pedro, | | daos por vencido, que todos | | nos rendimos a este riesgo | | sin agraviar las mujeres, | 575 | pues de la mano del cielo | | viene sólo la que es buena; | | y vive Dios, que si en esto | | tuviésedes cien cabezas, | | como tuvo Brïareo, | 580 | y en ellas los ojos de Argos | | y de Mercurio el ingenio, | | os había de engañar | | la mujer que sabe menos. | |
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(Levántanse.)
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DON PEDRO | ¡Vive Dios, que el que pensare | 585 | que puede ofender mi aliento | | mujer ninguna, se engaña! | |
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DON FÉLIX | [Aparte.] | (Yo daré a entender su yerro.) |
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(Como en medio dellos.)
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DOÑA ANA | Tened, | | don Pedro, que el argumento | | no se hizo para pendencias. | 590 |
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DON PEDRO | Lo que yo he dicho es lo cierto; | | y después de defendido | | afuera con el acero, | | lo probará la experiencia | | con la razón aquí dentro. | 595 |
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(Vase.)
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ALBERTO | Seguirle quiero. | | Que, aunque razón no ha tenido, | | siempre a su lado estar debo. | |
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(Vase.)
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DON DIEGO | A eso voy. | | [Aparte.] | (Mas en mí tiene un ejemplo | 600 | de que es cierta su opinión, | | pues cuando a su hermana quiero, | | por él lugar no ha tenido | | de ver ni hablar mi deseo.) | |
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(Vase.)
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DOÑA ANA | Cierto que ha estado pesado. | 605 |
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DON FÉLIX | No pensé que era tan necio. | |
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DOÑA ANA | Don Pedro, señor don Félix, | | es muy galán y aún mi deudo, | | y por ciertas prevenciones, | | dilato mi casamiento, | 610 | estando ajustados ya | | entre los dos los conciertos. | | Para hacerle mi marido | | quisiera verle más cuerdo | | y para desengañarle | 615 | de tan loco pensamiento. | | Su hermana es rica y hermosa, | | si vos... |
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DON FÉLIX | Tened, que ya entiendo, | | y me proponéis lo mismo | | que ha pensado mi deseo, | 620 | ¿no es que yo la galantee? | |
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DOÑA ANA | Diera todo cuanto tengo | | por verle desengañado. | |
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DON FÉLIX | Pues yo en algunos encuentros, | | aunque nunca la he servido, | 625 | la he dicho algunos requiebros | | y no muy mal escuchados. | |
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DOÑA ANA | No es ése mal fundamento, | | mas ¿cómo daréis principio, | | si él la guarda con desvelo? | 630 |
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DON FÉLIX | A mí me sirve un crïado | | con quien Merlín supo menos; | | si él la introdución no intenta, | | no la intentará Juanelo. | |
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DON FÉLIX | Ved si ha venido | 635 | Tarugo ahí fuera. |
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(A una CRIADA que ha de estar allí.)
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CRIADA | Eso intento. | | ¿Está Tarugo aquí? |
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(Llega al paño.)
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(Sale TARUGO.)
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TARUGO | Es que mi madre, | | cuando pensó que era güero | | me halló pollo. |
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TARUGO | Honra que me hacéis es eso. | |
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DON FÉLIX | Tarugo, aquí está empeñado | 645 | todo el valor de tu ingenio; | | ¿no conoces a la hermana? | |
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DON FÉLIX | De don Pedro Pacheco. | | ¿Te atreves a introducir | | de mi parte un galanteo | 650 | con ella? |
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TARUGO | De que digas eso; | | ¿con un hombre de mi sangre | | pone aquí duda tu pecho | | el que yo sea el alcahuete? | 655 | Pues, ¿de qué sirve mi aliento? | | ¿Eso de mí ha de dudarse? | | No solo haré, ¡vive el cielo!, | | con ella la introdución, | | mas con el mismo don Pedro. | 660 |
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DOÑA ANA | ¿Cómo, estando muy guardada, | | has de lograr ese intento? | |
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TARUGO | ¿Ella come, viste y calza? | 665 |
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TARUGO | ¿A estos ministerios | | no acude gente de fuera? | |
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TARUGO | Pues no hablemos más en eso. | |
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TARUGO | ¿No entiendes? | | Yo puedo ser zapatero, | 670 | sastre, hilo portugués | | o mujer que quita vello, | | porque el alcahuete tiene | | bula de mudar el sexo. | | ¿Entendeislo agora? |
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DOÑA ANA | Sí, | 675 | y mira que éste es mi empeño. | |
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TARUGO | Pues, ¿esto a vos qué os importa? | |
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DOÑA ANA | Desengañar a este necio, | | que el guardar una mujer | | no puede ser, y ha hecho empeño | 680 | de la cuestión, arrojado, | | partiéndose a defendello. | |
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TARUGO | ¿Qué decís? Jesús, ¿a ese hombre | | le parece fácil eso? | | Pues, ¿no sabe que hay Tarugos? | 685 |
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DON FÉLIX | Él seguir quiere su intento | | por camino extraordinario. | |
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TARUGO | En dejando el carretero | | va el pobre señor perdido; | | no sabe cuántos se han muerto | 690 | por echar por el atajo. | | Jesús, y ¡qué lindo ejemplo | | con un cuento muy común | | le diera yo! |
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TARUGO | Iba camino un abad | 695 | muy gordo y muy reverendo; | | llegando a un río, intentó | | pasar el vado y, saliendo | | un pastor, le dijo: «Advierta | | que ayer se ahogó un pasajero, | 700 | porque erró el vado». El abad | | preguntó al pastor tosiendo: | | «¿Cuánto hay desde aquí a la puente?». | | «Dos leguas y media, pienso», | | dijo el pastor, y el abad | 705 | le respondió entre un regüeldo: | | «Si el que se ahogó hubiera ido | | por la puente, aunque está lejos, | | desde ayer acá, ya hubiera | | pasado el río». Y el freno | 710 | torciendo a la mula, dijo: | | «Por la puente, que está seco». | |
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DOÑA ANA | Hizo muy bien y el ahogado | | ¿quién habrá de ser? |
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DOÑA ANA | Yo te prometo un regalo. | 715 |
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TARUGO | Pues a la puente y piquemos. | |
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DON FÉLIX | Señora, al intento vamos. | |
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DON FÉLIX | Cuenta os vendré a dar de todo. | |
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DOÑA ANA | Me lograréis un deseo. | 720 |
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TARUGO | Vamos, | | que no hay ley en el ingenio, | | si no vieres que este hermano | | en la capacha le meto. | |
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(Vanse y sale[n] DON PEDRO y ALBERTO.)
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DON PEDRO | Esto ha de ser; no ha de quedar abierta | 725 | ventana en casa, ni ha de verse puerta | | sin guarda en casa. Veamos si es posible | | guardar una mujer. |
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ALBERTO | Ya estás terrible; | | pues, ¿qué culpa, me di, tiene tu hermana | | de que haya sido su opinión liviana, | 730 | ni arrojada la tuya en su argumento, | | para ponerla en tanto encerramiento? | |
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DON PEDRO | Alberto, esto ha de ser, vos sois mi deudo | | y a quien toca mi honor y el duelo obliga. | | No quiero que haya quien, por quien se diga | 735 | que yo fui en la porfía demasiado, | | ponga en ella los ojos y el cuidado, | | y dello me resulte una deshonra. | | Vos habéis de ser guarda de mi honra, | | desde hoy está mi casa a vuestra cuenta. | 740 | Vos, como guarda y centinela atenta, | | Argos habéis de ser deste cuidado. | |
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ALBERTO | Pues todo eso, don Pedro, es escusado | | con doña Inés, cuando en su honor emplea | | el cuidado mayor. |
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DON PEDRO | Aunque lo sea, | 745 | lo habéis de ser, pues yo de vos lo fío; | | y no me repliquéis. |
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(Sale[n] DOÑA INÉS y MANUELA.)
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DOÑA INÉS | Hermano mío, | | ¿Qué es esto? ¿Tú enojado? | | ¿Tú mudado el color y el rostro airado? | | ¿Qué tienes? |
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DON PEDRO | No sé, hermana, lo que tengo, | 750 | sólo sé que al peligro me prevengo | | de una juventud loca, un vulgo ciego. | | Y un noble descuidado en su sosiego | | del riesgo de su honor irá sin tasa, | | y es deuda de mi honor velar mi casa. | 755 |
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(Vase.)
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DOÑA INÉS | ¿Qué es esto, Alberto? ¿Qué palabras necias | | son éstas de mi hermano? ¿Qué hay? ¿Qué pasa? | | ¿Riesgo en su honor? ¿Cuidados en su casa? | | ¿Habla de mí? Responde ¿o ha perdido | | mi hermano la memoria y el sentido? | 760 |
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ALBERTO | Señora, ¡vive Dios, que lo parece | | según, sin causa, su cuidado crece! | |
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DOÑA INÉS | ¿Sin causa? Es imposible. | |
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DOÑA INÉS | Es imposible. | | Decidme la verdad, que aqueste exceso | 765 | no puede ser sin causa. |
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ALBERTO | Yo confieso | | que la tiene, mas no de haber andado | | aquí tan ciego y tan desalumbrado, | | que su cuidado dé a entender su pecho; | | mas si a tu honor, estando satisfecho, | 770 | un tan necio desvelo no recata, | | callarlo yo sería culpa ingrata. | | Hoy en una academia ha defendido | | don Pedro, necio, si saberlo quieres, | | que es fácil el guardar a las mujeres, | 775 | y el ser ellas livianas no es empeño | | suyo, sino descuido de su dueño; | | a esta razón, don Félix de Toledo... | |
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ALBERTO | Decirte puedo, | | que éste don Félix es el caballero | 780 | más discreto, galán, noble y severo | | que yo en toda mi vida he conocido, | | hízolo oposición y él, ofendido, | | rematando en disgusto el argumento, | | dejó a un tiempo la sala y el asiento. | 785 | Desto se le ha metido en la cabeza | | que han de solicitarle a tu belleza, | | para dejarle en su opinión vencido; | | y con este cuidado me ha pedido | | que yo vele su honor, pues que me toca | 790 | por deudo suyo, y tanto se provoca | | del riesgo imaginado | | que a cada puerta ha puesto su crïado. | | Yo, que tu honor conozco y tu recato, | | te lo prevengo, por no ser ingrato | 795 | al amor que en tu infancia me has tenido. | | Y, porque esté el peligro prevenido, | | des a entender por esto que sucede, | | que lo que ser no puede, | | sin la necesidad de ser guardada, | 800 | es conquistar una mujer honrada. | |
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(Vase.)
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DOÑA INÉS | ¿Has escuchado, Manuela, | | una y otra ceguedad? | | Siendo tal la de mi hermano, | | la de Alberto es otra tal. | 805 | Él, por prueba de su ingenio, | | defiende que ha de guardar | | una mujer, siendo cosa | | que nadie supo jamás. | | Lo que erró con el discurso | 810 | quiere en la experiencia obrar; | | errarlo allí fue agudeza | | y errarlo aquí, necedad. | | Estotro muy prevenido | | de consejo y de piedad, | 815 | me alaba un hombre de quien | | dice que me he de guardar. | | Yo, que en mi recato he sido | | una torre, una ciudad | | cerrada del alto muro | 820 | de mi altivez principal, | | no he conocido en mi vida | | deseo a mi voluntad. | | Y desde que esto he escuchado, | | estoy resistiendo ya | 825 | sin más daño, que es arderse | | exhalado el alquitrán, | | pero oprimido en la mina | | todo el monte volará. | | La mujer es como el vidr[i]o, | 830 | que el que le quiere guardar | | le ha de poner en seguro; | | mas si por guardarle más, | | desconfïado del riesgo | | entre las manos le tray, | 835 | con lo que guardarle piensa | | suele venirle a quebrar. | | Yo a don Félix de Toledo | | he visto, y aunque galán | | y me ha hablado y yo me inclino, | 840 | no le respondí jamás. | | Y desde que sé que es él | | quien tal cuidado les da | | estoy deseando verle, | | esto es de mi voluntad, | 845 | que en cuanto a mi entendimiento, | | también por tema me va, | | siendo mujer no ser menos | | yo que todas las demás. | | No hay mujer tan necia a quien | 850 | el más discreto y sagaz, | | si ella no quiere guardarse, | | piense que la ha de guardar; | | y es fuero de nuestro honor, | | porque si fuera verdad | 855 | que el hombre guardarla puede, | | aunque le intente agraviar, | | consistiendo esto en el dueño | | a quien sujetas están, | | ni en la honrada hubiera honor | 860 | ni en la libre liviandad; | | y mi hermano ha de saber | | que esto en mi elección está | | y no ha de hacer acción suya | | la que fue mía no más. | 865 | Esto es defender la causa | | de todas, sepan que hay | | que agradecer a la honrada | | si a la libre hay que culpar. | | Sin dejar de ser quien soy, | 870 | medios decentes habrá | | con que yo le desengañe | | y asegure esta verdad. | | Manuela, no hay que perder | | ocasión, que en esto va | 875 | la opinión de las mujeres; | | sepa este necio el refrán. | |
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MANUELA | Señora, lo que te pasa | | a mí pasado me ha | | con mi ayuno esta Cuaresma. | 880 | Yo, sin mandarme ayunar, | | cuando obligación no tuve, | | no quebré ayuno jamás | | y ayunaba a pan y agua. | | Este año fue de mi edad | 885 | el tener obligación | | y, en mandándome ayunar, | | maldito el día he dejado | | de almorzar y merendar. | |
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(Sale ALBERTO.)
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ALBERTO | El sastre envía un oficial | | a que os tome la medida | | del vestido que ha de dar | | para el día del Sotillo. | |
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(Vase.)
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MANUELA | Señora, Alberto a la puerta, | | ¿qué es esto? Gran novedad. | |
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DOÑA INÉS | Eso es disculpar que yo | | castigue su necedad. | |
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(Sale TARUGO.)
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TARUGO | Sea Dios en esta casa | 900 | o no pase del umbral. | |
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TARUGO | El maestro, | | por probar mi habilidad, | 905 | a que yo os corte un vestido | | me envía, porque al lugar | | soy recién venido y tengo | | grande opinión por allá | | en el cortar de vestir. | 910 |
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DOÑA INÉS | Y él, ¿porqué no viene acá? | | ¿Quiere probarlo a mi costa? | |
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TARUGO | En vos no cabe el refrán, | | digo: «la barba del ruin» | | porque el que me envía acá | 915 | está muy bien informado | | de que yo no la he de errar. | |
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TARUGO | Soy del Parral | | y, en naciendo, fue mi cuna | 920 | un cesto de vendimiar. | |
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DOÑA INÉS | ¿Y dónde habéis aprendido | | tan diestramente a cortar? | |
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TARUGO | Fui niño cautivo allá, | 925 | comprome un sastre morisco | | y aprendí con gracia tal | | su oficio, que a la princesa, | | que es la más rara beldad, | | hacía yo de vestir. | 930 | Trájome la Trinidad | | y agora vengo a la merced | | que espero que vos me hagáis. | |
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DOÑA INÉS | Pues, ¿el vestir a las moras, | | qué importa al uso de acá? | 935 |
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TARUGO | Entre moras y cristianas | | poca diferencia hay, | | para mí todas son unas, | | digo con mi habilidad. | |
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DOÑA INÉS | Bestialidad. La princesa, | 940 | ¿cómo se llamaba allá? | |
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TARUGO | Sí, ¿qué dudáis, | | si su madre es renegada? | |
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DOÑA INÉS | Ea, pues, tomadme ya | 945 | la medida. |
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TARUGO | Antes quisiera | | que aquí unas telas veáis | | y algunas cosas curiosas | | de las que traje de allá. | |
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TARUGO | Aguardad, | | que ésta no es joya. |
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TARUGO | [Aparte.] | (¡Qué aquí le hube de olvidar, | | vive Dios!) |
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DOÑA INÉS | Ten, no la escondas, | | que no te la he de quitar. | 955 |
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TARUGO | No hay porqué, él es un retrato, | | veisle aquí. |
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MANUELA | Cierto que está muy galán; | | señora, ¿éste no es don Félix? | 960 |
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DOÑA INÉS | [Aparte.] | (Calla, que en el sastre hay más | | malicia de lo que piensas.) | | ¿Quereisme acaso feriar | | esta joya? |
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TARUGO | No, señora, | | que si he de decir verdad, | 965 | me le han dado para darle | | a una dama del lugar; | | que también yo en este trato | | tengo un poco de oficial. | |
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TARUGO | No sé, | 970 | porque no la vi jamás | | ni he sabido dónde vive, | | sólo su nombre sé ya. | |
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TARUGO | Doña Inés Pacheco, | | que es muy bella. |
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DOÑA INÉS | Sí será; | 975 | mas, ¿si esta joya os feriase | | a otra de valor igual? | |
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TARUGO | No es posible que la haya. | |
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MANUELA | Señora, tu hermano viene. | 980 |
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TARUGO | ¡Pesie a mí! ¿Puedo escapar | | sin ser visto? |
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DOÑA INÉS | Pues, ¿qué importa | | si sois sastre? |
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TARUGO | Tengo azar | | con hermanos, porque un hombre, | | astrólogo singular, | 985 | me ha dicho que cuatro hermanos | | me han de llevar a enterrar. | |
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(Pónese unos antojos.)
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TARUGO | Pues yo quiero | | ponerme aqueste disfraz. | |
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(Sale DON PEDRO.)
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DON PEDRO | Hermana, ¿qué hace aquí este hombre? | 990 |
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DOÑA INÉS | El sastre enviado le ha, | | porque corta de vestir | | con gran destreza y me tray | | algunas telas que venden | | por si las quieres comprar. | 995 |
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DON PEDRO | No lo vi en sastre jamás. | |
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TARUGO | Si el sastre es corto de vista | | y ve bien por su cristal, | | ¿por qué no se ha de poner | 1000 | antojos? |
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DON PEDRO | Es gravedad | | a que el sastre no se atreve. | |
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TARUGO | Yo he visto sastre que tray | | reloj en la faltriquera. | |
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DON PEDRO | Mira tú, hermana, si hay | 1005 | tela alguna de tu gusto | | y se la puedes comprar; | | y tú, Manuela, a mi cuarto | | lleva luz, que quiero ya | | recogerme. |
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(Vase MANUELA.)
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DON PEDRO | Haz, en saliendo, cerrar. | |
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(Vase.)
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TARUGO | [Aparte.] | (Ya la tragó, ¡vive Cristo!, | | pues más falta que tragar.) | |
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DOÑA INÉS | Hombre, quienquiera que seas | | no me niegues la verdad, | 1015 | que en el susto he conocido | | que no eres sastre; habla ya | | sin miedo y yo te aseguro | | que de mí puedes fïar. | |
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DOÑA INÉS | Antes advierte | 1020 | que nada me has de ocultar, | | pues te va premio o castigo. | |
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TARUGO | Ya picó el pez. Preguntad. | |
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DOÑA INÉS | ¿Eres criado de don Félix? | |
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TARUGO | En este caso, algo más. | 1025 |
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DOÑA INÉS | No, que antes me has hecho gusto. | 1030 |
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TARUGO | Tragose todo el anzuelo, | | iré alargando el sedal. | |
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DOÑA INÉS | ¿No va mi retrato allá? | 1035 |
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TARUGO | Pues con esto, adiós, señora. | |
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(Vase.)
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TARUGO | Miren los que ven aquesto | | si es bien grande necedad | 1045 | el guardar una mujer | | que no se quiere guardar. | |
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FIN DE LA PRIMERA JORNADA
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