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ArribaAbajo Teatro nacional

Alfredo A. Bianchi



Nacional

En el cepo por Don Félix Alberto de Zabalía


Jaula de locos por Don José de Maturana


En el cepo -Con este título estrenose el miércoles 16 de Octubre una comedia en tres actos de don Félix Alberto de Zabalía. Este autor había ya adquirido cierto merecido crédito por sus producciones anteriores. Por lo tanto, el público que asistió al estreno, acudió con la presunción de encontrarse con una obra que consagrara definitivamente al señor de Zabalía, como uno de nuestros autores de mérito; pero, le esperaba la decepción más grande.

Obra artificial en absoluto, «En el cepo» es falsa como pintora de costumbres, endeble en la descripción de caracteres, al punto de no haber uno solo que se destaque nítidamente en ese conjunto de tipos chirles y mediocres que circulan en la comedia.

Tan absurda va siendo la obra a medida que avanza en su desarrollo, que hubo momentos en que llegamos a creer que el señor Zabalía se hubiera propuesto, a sabiendas, especular sobre la vulgaridad intelectual de nuestro público. Pero si tal fue su objeto, este le salió errado, pues la indiferencia más aplastadora acogió esta tentativa fracasada. Y lo más lamentable del caso, es que parece que el autor se propuso hacer con esta obra, una obra de tesis. ¿Defensa del divorcio? Por ningún lado vemos que los matrimonios que nos presenta en la comedia, prueben algo en favor de tal ley. Lo único cierto es que «En el cepo», es una pieza   —269→   en cuyos tres actos se verifican una serie de peripecias cómicamente ridículas, y que el señor Zabalía hubiera hecho muy bien en no escribir.

¡Cuán lejos de la comedia emocionante y realista que teníamos el derecho de exigirle! Sin embargo, no desesperamos de poder en estas mismas páginas elogiar sin reticencias una futura obra que afirme todas sus cualidades y borre todos sus defectos.

Jaula de locos -El señor José de Maturana, otro autor apreciado, ha estrenado una obrita en un acto (y a la que llama comedia) con el título enunciado.

Si bien es cierto que sería una necedad tomar muy a lo serio las obras que, como esta, sólo se proponen divertir al auditorio, pensamos que las situaciones que en ellas se ofrecen, por más locas que sean, deben tener su grano de buen sentido, del que, a nuestro parecer, carecen las escenas que componen la obrita que nos ocupa.




Apolo

La conferencia de La Haya por Don Nicolás Granada


Nuestro teatro se halla indudablemente en un periodo de crisis. Surgió vigorosamente hará unos cinco años, casi como en un movimiento de reacción contra ese malhadado género chico que tan estragado tenía nuestro gusto. A pesar de que en el transcurso de estos años, se dieron muchas obras malas, casi todas eran tentativas más o menos serias y por lo tanto dignas de estima. Pero, de un tiempo a esta parte, se nota en nuestros autores una evolución alarmante. La mayoría tiende a la fácil composición de sainetes y zarzuelas de fácil aplauso, pero con el agravante de ser estas piezas lo más antiartísticas y groseras. Siquiera, en aquel género chico tan combatido, se encontraba, de vez en cuando, una buena letra y una buena música.

Estas reflexiones nos surgen con motivo del estreno en el teatro Apolo de una revista humorística cómico-lírica titulada «La conferencia de la Haya», y cuyo autor es el conocido escritor don Nicolás Granada.

En absoluto desaprobamos este género de producciones teatrales. Ni el vaudeville, ni la zarzuela, están dentro de la literatura.   —270→   Y no se crea que estas observaciones son inaplicables a la obra que las origina. «La conferencia de la Haya», es una sátira grosera e inconveniente, en la que se ponen en la picota del ridículo a naciones, que ahora menos que nunca nos conviene ridiculizar, si no queremos perder nuestra secular tradición de cultura.

Lo único bueno de «La conferencia de la Haya», fueron las decoraciones. Estas merecen una felicitación.

Aparte de esto, la interpretación de la revista fue bastante buena. Demasiado buena, como alguien dijo, dado el escaso valor de la última producción del señor Granada, quien debe volver a tentativas sanas y serias como «Al campo» y «La Gaviota», si desea ser aplaudido sin reticencias.




Marconi

En este teatro no ha habido ningún estreno. Quizás sea mejor.

En cambio, con motivo del beneficio del estimable actor Pedro Gialdroni, volvió nuevamente al cartel «En familia», esa sencilla, sobria y hermosa comedia de Florencio Sánchez. En el rol de Eduardo, renovó el señor Gialdroni sus triunfos de hace dos años.

Verdaderamente el asistir a la representación de una obra de Florencio Sánchez, constituye un merecido reposo para el espíritu conturbado por tanta obra mediocre. Sin género alguno de duda, el señor Sánchez es el primero de los autores dramáticos argentinos.