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Entretenimiento XVI.

Tratase de los Fosiles, y particularmente de las Petrificaciones.

     Ha sido siempre uno de los desvelos de los hombres el averiguar lo pasado, y descubrir testimonios visibles que lo convenzan; y quanto mas remotos son los asuntos, mas eficaces y mayores son las diligencias para conseguirlo. Con este designio no ha quedado cosa que no registre la diligencia, ni ha habido obstáculos que no venza la constancia á costa de las mayores fatigas. Los hombres se han repartido por el Mundo con el objeto de examinar por sí lo que refieren las Historias sin dexar Region esenta de sus especulaciones, ni lugar adonde no les haya introducido este deseo de saber. Este mismo fin es el que ha dado lugar al estudio de las Antiguedades, en el qual la inteligencia, alumbrada de los descubrimientos, usa de sus facultades para descifrar los testimonios de lo pasado desfigurado con el tiempo, y por su medio vienen á descubrirse convencimientos de los mas prodigiosos acacimientos del Mundo.

     No hay quien ignore el circulo continuo que hacen las cosas, decayendo despues de haber llegado al punto mas alto de su auge, y pasando con la misma aceleracion que subieron al mas infimo de su ruína, cuya alteracion es el testimonio mas irrefragable de la inestabilidad á que están sujetas. Los Imperios mas famosos se han deshecho y desvanecido, lo mismo que el humo se disipa en el ayre. Las Ciudades mas opulentas, populosas, y ricas se han aniquilado, deshaciendose los marmoles y los bronces que las adornaban, como si sus fundamentos hubiesen sido aprehensiones de la fantasía: y hasta las Naciones se han extingido, como si se hubiesen desaparecido de entre las gentes. El Mundo mismo por partes tiene variedades, y las montañas que representan mas corpulencia, y parecen incapaces de mutacion, experimentan con el transcurso de los tiempos, y los acaecimientos que sobrevienen, novedades muy sensibles, y disminucion de sus alturas. Los Rios mudan de cauce; y unos pierden la profundidad que antes tenían, al paso que otros se abren distintos caminos para dirigirse al Mar. En este no son menos sensibles las mutaciones, como lo testifican las Playas, los Puertos, las Ensenadas, los Promontorios, y las Islas, unas que se rompen y se disminuyen, otras que aparecen de nuevo como si creciesen desde lo profundo del fondo; y en este modo con el curso de los tiempos todas las cosas corren, haciendo un periodo continuo de variaciones.

     Este convencimiento induce á indagar los acaecimientos mas notables del Mundo para saber lo que fue en su primitivo estado, y considerar las mutaciones que ha tenido hasta llegar á la disposicion en que se halla al presente, pasando por grados de una positura á otra, sin que se noten las variedades, hasta que el intermedio de muchos años, y de siglos las hacen sensibles. No se satisface el gusto con las relaciones que se adquieren de la antiguedad, yá sea por no hallarse con la extension, ó claridad convenientes, ó por sospecharlas desfiguradas con interpolacion de las fabulas que vician lo que está enlazado en ellas; á que se agrega la particular recomendacion de afianzarse con señales visibles, que desvanezcan todo genero de duda en lo que se adquiere de la tradicion; y la de vér que en medio de las grandes alteraciones que han sobrevenido en el Mundo, se conservan reliquias de los acaecimientos mas grandes y remotos. No hace muchos años que la liberalidad del Rey de Dinamarca despachó varios Sábios de aquella Nacion, para que pasasen al Asia, y parte del Africa, y corriendola por todas partes, examinasen prolijamente una série de asuntos de la Antiguedad, cuyo catálogo componia un volumen de bastante bulto; y para amplificarlo mas en observaciones de entidad, fueron combidadas las Academias y Congregaciones de Sabios de Europa, para que propusiesen los puntos y asuntos que les pareciesen convenientes, á fin de evacuarlos con igual exactitud. Esta expedicion, que tenia en expectacion á los Sabios y Curiosos, no llegó á perfeccionarse, por haber experimentado la desgracia de morir en ella los comisionados, á excepcion de uno que pudo escapar del rigor de las intemperies, y de las grandes fatigas que experimentaron en este encargo. No obstante este sensible contratiempo, apetece el deseo de vér las resultas de lo que habian adelantado, aunque se crea haber quedado incompletas las averiguaciones.

     Otros muchos han tomado por objeto averiguar por sí mismos las cosas de la Antiguedad para hacerlas comunicables al público, contribuyendo á que se determinen á ello, sin reparar en los peligros, ni en las incomodidades, iguales motivos á los que ván expresados. Las Indias Españolas no han estado en el caso que las otras partes de la tierra, concurriendo para ello dos causas: La primera, ser unos Países modernos en el descubrimiento: La segunda, la total ignorancia que tenia de ellos antes de descubrirse, sin haber Autor antiguo de quien seguramente se pueda decir, que diese ni aun confusa luz de sus particularidades; y hallandose separados enteramente de las otras tres partes, segun lo que se tiene reconocido hasta aquí, no participaron en ningun modo de los acaecimientos, y grandes revoluciones que han sobrevenido en estas otras, despues de la renovacion total de la tierra con el Diluvio, manteniendose por espacio de tantos siglos con entera independiencia. Se agrega á esto ser tan reducidas las memorias que se han hallado de las suyas particulares, que no pasan por lo tocante al Perú de los 13 Incas, que se sabe haber reynado antes del descubrimiento y Conquista, los quales dandoles lo mas que pueda reputarse, será en cada uno 30 años de reynado, que no llegan á 400; los que rebaxados de los 1525, que se contaban quando se empezó la Conquísta, vienen á ser 1125 de la Era de Christo; con que los sucesos y alteraciones de aquella parte se reducen á 6 siglos y medio: Epoca la mas antigua, en que puede considerarse ser extensiva su Historia. De esto se vé haber subsistido como en lo confuso de un caos, mediante no saberse cosa alguna de lo que fuese, ni de lo que sucedia entre sus habitadores en el largo espacio de mas de 4 años; y aun en los 4 primeros de los 13 Incas tiene mas parte el discurso de los Historiadores en lo que se refiere, que las verdaderas Historias fundadas en los Quipos. Por esta causa son escasisimas sus noticias, no hallandose señales que dirijan el discurso de los tiempos mas retirados, ni aun con el defecto de la confusion.

     La total reforma del antiguo Mundo, y su renovacion, completa con el Diluvio Universal, fue como una segunda creacion, Rara será la Nacion de Gentes que no conserve alguna idéa de ello, aunque en muchas se mezcle parte de la fabula con lo verdadero; y aun entre las Bárbaras no dexan de alcanzar confusamente sus especies. Por lo tocante á los Indios, hay Autores que aseguran haberse encontrado, al tiempo de la Conquista, algunas noticias de este famoso acaecimiento, aunque desfigurado y confuso. En los tiempos presentes no se halla en ellos indicio alguno que lo convenza, sucediendo esto con los civilizados, ó que fueron conquistados, como con los que han subsistido en su plena libertad. Esta falta de noticia puede nacer de la indiferiencia con que miran el curso de la vida, como se explicará en su lugar; y asi no saben lo que fue Diluvio, ni tienen idéa de sus portentosos efectos, no siendo capaces de comprehenderlo aunque se les quiera explicar, no debiendo parecer extraño mediante no descubrirse en ellos mas luces que las de la vida animal, y la memoria de los Incas sus Soberanos, de cuya Epoca no pasan sus mas antiguas noticias.

     Entre las ocupaciones de los Historiadores y Antiquarios ha sido de las que mas han llenado su atencion el descubrir señales del Diluvio, que no se puedan equivocar con otros acasos posteriores, y son tantas las que ha encontrado la aplicacion que no tienen número, sacando de lo alto de las montañas mas elevadas, y de la dureza de sus entrañas Peces del Mar, embutidos y engastados en el macizo de las peñas, algunos de ellos, en tal disposicion, que aun se conserva la espina principal y la cabeza, estando lo restante del cuerpo y las escamas señaladas, y con el lustre que tienen quando están en el animal. Por este término se sacan Conchas petrificadas de distintas especies, y de las mismas que solo se crian en el Mar, á diferiencia de los Caracoles de tierra, y de las Conchillas que suelen encontrarse en algunos Rios. Tambien se sacan Arborizaciones Marinas, caracoles blancos y roxos, y toda suerte de plantas que se crian en el fondo del Mar, las quales están enceradas en el corazon de las piedras, sirviendo de señal incontestable de haberlas dexado allí las aguas.

     Las montañas de la parte alta del Perú, segun se ha dicho en el segundo Entretenimiento, exceden en elevacion á quantas se conocen en las otras partes del Mundo. Las diligencias que se han repetido en estas, no habian tenido proporcion en aquellas, dudandose si tambien se hallarian las mismas señales, procedido de ser poco frecuentadas de personas inteligentes. La parte correspondiente al Reyno de Quito, fue reconocida quando se practicó la medida de los grados de Meridiano, para averiguar la figura y magnitud de la tierra; pero aunque con este motivo estuvieron frecuentadas sus montañas, no se descubrió en ellas señal alguna de las que indican la estada de las aguas allí; y siendo lo largo del espacio que entonces se anduvo de 90 leguas, empezando algo al Norte de la Equinocial hasta el Súr de la Ciudad de Cuenca, se creyó que en lo restante de la tierra alta, que corre por el Perú, sucedería lo mismo, cuya circunstancia si se llegaba á verificar sería particularidad de aquel País, respecto de lo que se advierte en los otros, y tanto mas digna de reparo, quanto son mas dilatadas aquellas eminencias que corren desde el Ismo del Panamá, hasta el Estrecho de Magallanes, ó cerca de él un espacio de 60 grados de Norte á Súr, que es la sexta parte de la redondéz de la tierra.

     En el Reyno de Chile, por las cercanías de la Concepcion, se habian visto Minas de Conchas en cerros algo elevados, pero su altura apenas llegará á ser la septima parte de la que tiene el territorio alto; de modo que el encontrarse allí, no concluye que las debiese haber en él. Además de esto, las que se encuentran en Chile no son petrificadas, ni unidas haciendo cuerpo con los peñascos, sino sueltas en Bancos, ó capas enteras de ellas, rodeadas por todos lados de tierras segun la calidad de la de aquellos Lugares.

     Esta duda se halla yá del todo, desvanecida con las Petrificaciones que hay en la parte alta, en los cerros que se elevan cerca de Guancavelica, y aun en el mismo donde está la Mina de Azogue, donde las hay en abundancia y con diversidad de especies, cuyo exemplar convence que las debe haber en otros muchos parages de aquellos dilatados y altos Países.

     En los peñascos que aparecen en aquellas montañas, quando la continuacion de las lluvias descarnan la tierra que los encubrian, se vén embutidas las Conchas enteras petrificadas, y haciendo cuerpo, de tal modo, que la parte que fue Concha siempre se distingue en el color, en la estructura, y en la qualidad de la materia, de la piedra que las rodea, y de la que maziza el hueco interior entre sus dos tapas; asi rompiendola, se reconoce en ella cada cosa distintamente, sin que pueda padecer engaño, ni equivocacion la vista: la mayor porcion de ellas es de la especie de Bibalbos; y en quanto á los tamaños no hay regla fixa, encontrandose pequeñas como de una pulgada, y aun algo menores, y grandes hasta de quatro pulgadas por su mayor largo, con 3½ de ancho: otras hay medianas; las chicas son por lo comun de figura convexa en las dos tapas, sin discrepancia la una de la otra; y las de los otros tamaños son de la especie que comunmente llaman Concha de Peregrino, teniendo la una tapa convexa, y la otra plana; todas son estriadas, y derechas las estrías, encajando las de una tapa con las de la otra perfectamente.

     Estas Conchas dán á entender haber padecido algo con el movimiento pronto y fuerte de las aguas, y con los choques que tuvieron entre sí, pues se encuentran algunas en que las dos tapas se hallan desquiciadas, y no obstante están cerradas, pero sobresaliendo la una de la otra alguna cosa, y sin ajustarse las estrías entre sí; dexandose percibir, que el nervio, ó tendón que las juntaba por la articulación, se relaxó, y dió lugar á que perdiesen la igualdad. No sería tampoco irregular, que la compresion que hacia en ellas la materia, quando se iba endureciendo y petrificando, no siendo igual, y el animal, hallandose yá muerto, precisase la una de las tapas á resbalar sobre la otra la cantidad que permitiese la relaxacion del tendón.

     Por la circunstancia de estár completas las dos tapas y cerradas, se dá á entender, que el animal estaba vivo, quando la materia que las contenia se endureció; porque lo regular, quando este muere, es perder la fuerza del tendón, y abrirse la Concha, y asi parece sin duda fueron llevadas desde los abysmos del Mar á aquellas grandes eminencias, y se mantuvieron vivas, interin que la materia de las piedras estaba líquida; pero luego que empezó á endurecerse, faltándoles la humedad con que se mantenian, murieron los animales, y ellas no pudieron abrirse porque la compresion de la materia que rodeaba, y se iba endureciendo, no les daba las libertad para apartarse.

     La materia lapidífica donde están las Conchas no es en todo igual, unas se sacan de color negro, cuyo grano es muy fino, y á correspondiencia su peso y dureza: otras de color ceniciento obscuro, no tan dura y pesada como aquella; y otras en piedra blanquecina porosa, sucediendo esto segun la calidad de las canteras, ó de los cerros, cuyo interior ocupan. Hay algunas en peñascos tan duros, que no ceden al pedernal, y cuesta dificultad sacarlas enteras pero al practicarlo se reconoce que la piedra y la Concha no hicieron union perfecta, pues á la fuerza de los golpes, dados con alguna maza de hierro, se separan, quedando la Concha con sus estrías dividida de la piedra, y señaladas en ésta las mismas estrías en toda su profundidad.

     Además de las Conchas de las especies que han explicado, se encuentran bastantes de otras diversas: estas son llanas univalbas, de la clase de hongos, cuyas estrías salen de un punto que no está precisamente en el centro de su ambito, y hacen tres ó quatro curbaturas, encontradas hasta llegar á los bordos de ella, siendo estas en figura de S repetida: el tamaño es vario, pues llegan las mayores á tener 5 pulgadas de diámetro por donde mas se estienden, en una figura quasi obal: su grosor es de una linea en poca diferiencia, y se distingue como en las otras de la piedra donde está, notandose la misma, circunstancia que en las otras, de romperse aquella separandose la Concha, y dexando las estrías enteras como que nunca tuvieron cuerpo, ni formaron perfecta union con ella.

     Supuesta la grande altura que tienen aquellos parages respecto del Mar, y la particularidad de hallarse estas en el corazon de aquellos peñascos que forman el corazon, ó interior de los cerros, se hace preciso inferir que no eran piedra quando las aguas las depositaron allí, y que su dureza es adquirida despues, siendo entonces la materia tan líquida, que penetraban por ella sin impedimento los varios mariscos que se encuentran, pues de otro modo era imposible; siendo pues líquida la materia, que ahora es la mas dura, pesada, y compacta, parece que las otras menos compactas y recias lo serían igualmente, siguiendose de ello la precisa conclusion de que toda aquella tierra elevadisima debia hallarse en la misma disposicion.

     Aqui se ofrece una dificultad bien rara sobre el estado liquido de la materia en los tiempos inmediatos despues del Diluvio, y es, que en esta disposicion no podía mantenerse elevada, sin ponerse á nivél con las otras partes que estaban inferiores. La solucion que esto tiene, es suponer, que lo mas interior de las altas serranías no experimentó las grandes mutaciones que hubo en las partes mas próximas á la superficie, y que sirviendoles de apoyo las que no se liquaron, se sobstuvieron y fueron agregando á ellas las que lo estaban, y por esto no corrieron á buscar la igualdad; á lo que se agrega, que antes de dividirse en Quebradas profundas de mucha anchura, eran territorios poco menos que iguales, donde se mantenían sin notable desigualdad, las que al presente son montañas: esto es lo mas natural y verosimil, pues solo en este modo se puede comprehender, que las Conchas del Mar estén embutidas en las Peñasquerías, y que se sobstuviese la materia adonde alcanzó la liquidacion, formando aquella altisima eminencia de tantos centenares de leguas en lo largo que hace la parte alta de la America Meridional.

     Es natural, que asi como quedaron Conchas en lo interior de las Montañas y de sus Bancos, ó Canteras, se detuviesen muchas en la parte exterior de su superficie, pero como menos arraygadas y fixas fueron las primeras que corrieron á buscar su primer centro, siendo ésta la causa de no encontrarse sueltas y esparcidas sobre la tierra, ni sin estár petrificadas. La disminucion que tienen las montañas, sin embargo de su solidéz y de la dureza de la materia que encierran, llega á ser perceptible en algunas de estas mismas Conchas petrificadas que se encuentran en los Rios que descienden de ellas. Estas se vén separadas enteramente de la piedra, donde estaban contenidas algunas tan perfectas en sus Estrías, que no les falta cosa alguna, y otras conservando algun pedazo pequeño de la piedra exterior, como testimonio de haber sido desmembrada de ella: todo lo que con las lluvias, los soles, los hielos, y las nieves se separa de aquellas Montañas, hasta descarnarse lo interior de sus canteras, y dividirse las Conchas que estaban embutidas en ellas, es diminucion que tienen de su primitivo estado, y á proporcion fue mas facil que las que no se hallaban tan sólidamente retenidas, siguiesen con las aguas, sin dexar indicios de haber estado allí, á menos de suceder lo que se vé en la Concepción de Chile, de quedar baxo de tierra, cubiertas con un grueso banco de ella, cuyo volumen en los tiempos inmediatos del Diluvio no es facil determinar. Otra señal no menos convincente de haber estado las aguas en aquella vasta eminencia, y de la. liquacion de la materia exterior de la tierra se hace perceptible en las concreciones de varias piedras, que en canteras considerables se encuentran igualmente en los cerros. Estas consisten en una porcion grandisima de Guijos menudos, unidos por medio de otra materia lapidifica, y el todo forma una argamasa durisima, que es lo que corresponde á la naturaleza de la materia que las incorporó: al paso que con la diminucion de la capa exterior que cubre las montañas, ván descubriendose en ellas los Bancos considerables de canteras, aparecen igualmente los de esta especie, siendo de una magnitud bien grande, pues por espacio de un quarto de legua, y aun á mas distancia, se reconoce extenderse lo que de ellos se manifiesta á la vista. La piedra, ó guijos que hacen la concreacion, es, como queda advertido, pequeña, del tamaño de nueces, y menores; diversas en las figuras, unas chatas, otras ovales, y tambien mas redondas que largas: la materia que las úne es de color de ceniza blanquizca, con grano, pero durisima y pesada.

     Estos guijos en sí son como las Conchas precedentes al Diluvio, y la concrecion se formó de sus resultas, mediante que para ello era preciso que la materia que las unió estuviese líquida para que pudiese llenar los intersticios que habia entre ellas, consideradas en monton, pues de lo contrario se hubiera hecho la concrecion perfecta en las partes exteriores, y en lo interior habría quedado solo con la presion que se comunicaban unas á otras. Corroborase esto con la circunstancia de que en aquellos Mares es muy comun en lugar de arena, ó de Lama ser su fondo cerca de las orillas de este genero de guijos, lo qual se vé asi por ámbitos de bastantes leguas, de suerte, que lo que en otras partes es arena en estas es guigería, sin mezcla, ni union de aquella. Los embates disformes que las aguas tendrían durante el Diluvio, con el mismo poder que llevaron las Conchas á aquellas eminencias, llevaron sin duda la guijería, haciendose entonces una mezcla de las cosas que antes estaban divididas, unas como propias del elemento del agua, y la otra como perteneciente al de la tierra. Puestas allá, y embueltas en una materia que se hallaba líquida, se incorporaron con ella: las que encontraron la que era propia para petrificarse formaron concrecion; las que no quedaron sueltas, y por esto se encuentran tambien otros Bancos donde la guijería no la forma, hallandose suelta y mezclada con distintas especies de tierras; pero como las de esta clase se hallan mas expuestas á rodar con las aguas, no son subsistentes como aquellas despues que pierden la capa exterior que las mantenía, siendo en tal modo las concreciones que salen de la tierra, que al modo que los picachos de la demás peñasquería, se levantan de ella á proporcion que se ván descarnando de tierras.

     En estas concreciones se vén, como en las Conchas, dos materias distintas, que se hallan incorporadas, ó unidas la una con la otra. Esta circunstancia obliga á conocer, que la una fue primero que la otra; y que la que hizo la union se hallaba líquida quando la que se unió se introduxo en ella, cuya obra no pudo perfecionarse en otro tiempo, que quando con las aguas experimentaron la mayor alteracion todas las cosas de este Globo.

     En las peñas que contienen Conchas petrificadas se encuentran tambien otros cuerpos, que indican ser maderas, persuadiendolo asi la disposicion de las fibras y porosidades en la que se distingue la corteza de las otras partes leñosas. Esta circunstancia aumenta la particularidad por no criarse Arboles grandes, ni pequeños en las eminencias, bien que en algunas distancias de ellas, ácia las partes menos rígidas hay los Casis, Especias, y Quinuales, de que se ha dado noticia; y asi en el cuerpo de un mismo peñasco se descubren las señales de las cosas del Mar y de las producciones de la tierra antes del Diluvio. De esta no es posible congeturar si entonces era mas fecunda de plantas mayores que lo que se vé despues; pero sí, que para que succediese sin salir del orden natural de las cosas, era preciso que el clima fuese mas benigno, y para ello aquella parte de Mundo habia de ser menos elevada de lo que se halla, respecto de que de su mayor elevacion resulta la menos densidad del ayre, y de ésta la frialdad y congelacion.

     De esta mayor elevacion que tiene aquella parte de la tierra, comparada con las otras, se saca por consecuencia, que aunque se le llama Nuevo Mundo, con atencion á su descubrimiento por los Européos, es verdaderamente el Mundo Viejo, ó mas antiguo; porque fue el primero que salió de las aguas despues del Diluvio, y aunque no fuesen mas que instantes los que precediesen de la aparicion de las tierras mas altas á las que no lo eran tanto, basta esto para que tuviesen la antelacion.

     Suele descubrir la casualidad ciertas cosas, que hacen titubear el juicio, sin acertar á darles una interpretacion adequada, y tal, que no dexe dudas y dificultades. Esto sucede con unas Piramides que se hallan en el Llano de Paucara, las quales al parecer son obra de la naturaleza, aunque por otra parte no se conforman con ello las circunstancias que en sí tienen. El Pueblo de Paucara es uno de los que componen la Doctrina, ó Curato de Acobamba en la Provincia de los Angeles, del Govierno de Guancavelica. El clima es de lo mas frio de aquellos en donde no granan las simenteras; allí las serranías se apartan y dexan espacio bastante dilatado para una llanura, que hace algunas pendientes en forma de Lomas. En esta llanura se vén sembradas unas piedras, en forma de Piramides redondas, cortadas con toda perfeccion, siendo cada una de una pieza: en su altura hay variedad por serlo unas mas que otras: algunas llegan á 10 varas, otras á 8, y otras mas pequeñas; pero sus superficies son seguidas, é iguales, yendo á rematar en punta; y muy pocas se hallan truncadas por arriba, lo que debe atribuirse á la ruina que causan los tiempos; en quanto al numero no se puede determinar, estando repartidas por aquellas Lomas, sin que en sus inmediaciones se encuentren otras piedras de diferente figura: el color de estas es blanquecino, y no se reconoce en ellas grietas, ni rajaduras. Algunos han pensado ser obra artificial de los Indios, teniendo por muy estraño que pueda serlo de la naturaleza; á la verdad se hace dificil de concebir quáles fuesen los moldés de que ésta se valió para dexar en lo espacioso de aquel llano unas obras tan admirables, en figura de tanta perfeccion, y que fuese á poner allá los modelos de lo que el Arte habia de imitar despues en las que eligieron los Egypcios con el fin de inmortalizarse.

     A que sea sola obra de la naturaleza, inclína el crecido número que hay de ellas. La circunstancia de ser de una sola pieza la altura y magnitud, y la dureza de la piedra, dá motivo para discurrir bastante sobre las que erigieron los Egypcios, cuya idéa pudo haber sido heredada por la succesion de los tiempos; pero si por el contrario se atribuyen á obra de los hombres, es forzoso pensar haberla llevado de donde la tomaron los Egypcios: en este caso se abre camino con alguna mas facilidad para discurrir sobre el origen de los Indios, y el modo en que se poblaron aquellos Países, sobre que se ha pensado tanto, sin acertar á determinarlo de un modo que satisfaga á la razon.

     En el Reyno de Quito se vén las Guacas, que servian de monumento donde se enterraban los Indios; y aunque no son precisamente en figura de pirámides tienen semejanza con ellas en quanto lo permite la tierra, que es el material de que las hacian, y la precision de darles la pendiente necesaria para que se sobstuviesen. En la parte de Guancavelica, y por aquellos Países que corren en adelante, no se encuentra este genero de monumentos, porque en cada País varían los usos aunque generalmente eran propensos á conservar la memoria de los que morian: hay además de esto tradicion, de que en el de liano de Paucara era el parage á donde se iban á enterrar los Curacas y Caciques de aquellas Comarcas, que sobresalian en poder, y eran de la primer consideracion; y asi no sería irregular que hiciesen erigir las pirámides, que ahora se vén asi como en el Reyno de Quito. Establecian las Guacas, que era obra no menos grande, por la cantidad de tierra que entra en ellas, siendo unos cerros artificiales, hechos en forma de Pan de Azucar de bastante altura. Esto no se opone á que en otras Provincias del Perú sean igualmente regulares las Guacas, como sucede en la parte baxa, que tambien son comunes, y el nombre lo indíca en su generalidad.

     Las piedras monstruosas de la fortaleza del Cuzco, han hecho dudar de la posibilidad de su conducion á los parages donde están colocadas, dando campo á discurrir que pudieron poseer los Indios el arte defundirlas; como se supone en los Antiguos: solo considerandolas esta habilidad pueden vencerse las dificultades que se ofrecen sobre la formacion de las Pirámides, que por qualquier medio que se elija no se les encuentra solucion; y si se les concede á los Indios este Arte, será facil deducir su origen en donde lo tuvieron los Egypcios, mediante ser una misma la obra, y las dificultades para hacerlas.

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