Noticias. Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 24 (enero 1894). Cuaderno I
Fidel Fita Colomé (S.I.)
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En la sesión del 22 de Diciembre de 1893 se procedió á la votación de la propuesta para Académico de número, suscrita a favor del Excmo. Sr. D. Joaquín Maldonado Macanaz, en la vacante del Sr. Vilanova y Piera; y habiendo resultado elegido, se acordó expedirle el correspondiente diploma.
En la Gaceta oficial, y en los números del 29 al 31 del pasado, se insertó el siguiente anuncio:
En todo el año 1893, á partir del mes de Febrero1 la Historia general de España, escrita por Académicos de número, ha sido aumentada con los cuadernos siguientes:
Serie I. Geologia y prehistoria ibéricas: 151, 152, 153, 154 (fin de la obra).
Serie II. Primeros pobladores de la Península Ibérica: 137, 139, 160.
Serie III. Historia de España desde la invasión de los pueblos germánicos hasta la ruina de la monarquía visigoda: 169.
Serie IV. La España cristiana durante el fraccionamiento del imperio muslímico en la Península: 158, 161, 164.
Serie V. Reinados de Carlos IV y Fernando VII: 131, 136, 141, 143.
Serie VII. Castilla y León durante los reinados de Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique III: 162, 166.
Serie VIII. Reinado de Carlos III: 132, 134, 135, 140, 142, 144, 145, 146, 147, 148, 149, 150, 155, 156, 157.
Serie IX. Los Reyes Católicos: 133, 138, 159, 163, 165, 167, 168.
Honrosísima y bien merecida es la distinción con que el Gobierno del Perú ha galardonado á nuestro electo compañero el Sr. D. Marcos Jiménez de la Espada, y por ella sinceramente le felicitamos.
El Peruano, diario oficial de aquella República, correspondiente al 17 de Diciembre del año 1892, publicó el siguiente decreto:
—89→En su consecuencia, á mediados del pasado mes de Diciembre ha recibido el eminente americanista Sr. Jiménez de la Espada de manos del representante del Perú en España, con atento y laudatorio oficio del Ministro de Relaciones exteriores de aquella República, fechado en Lima á 21 de Agosto de 1893, y dirigido á nuestro compañero, una preciosa medalla de oro encerrada en elegante estuche. En el anverso de ella están grabados el escudo nacional del Perú y la leyenda
EL GOBIERNO DEL PERÚ.- LIMA.- 1892.
En el reverso está asimismo grabada la siguiente inscripción. (En el centro):
Á DON MARCOS JIMÉNEZ DE LA ESPADA
(Alrededor):
POR SUS TRABAJOS HISTÓRICOS Y GEOGRÁFICOS.
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Imprenta en Fez. Hace poco tiempo dimos cuenta2 de la publicación en litografía de varias obras árabes en Fez, indicando que probablemente serían muchas más las obras allí litografiadas. Á las gestiones del Sr. Codera para lograr la adquisición de varios ejemplares, salidos á luz con este procedimiento, se ha contestado que la oficina litográfica ha sido cerrada de orden del Sultán en virtud de reclamaciones hechas por los copistas, que creían perjudicados sus intereses.
En cambio funciona ya una imprenta en Fez ; de lo cual son buen argumento dos anuncios, difundidos por la prensa alemana. En la revista Orientalische Bibliographie, número del 31 de Octubre de 1893, pág. 259, se citan los Comentarios de la obra de Algazalí, titulada Renovación de las ciencias, que comprenden 13 volúmenes, impresos en Fez, años de la hégira 1302 á 1304 (1885 á 1887 de Cristo), y escritos en el año anterior por Mohamad ben Mohamad Çeid Murtada el Hoçamí. En la hégira 1305 fué impreso en Fez el Karthás, según lo hace notar el último Catálogo del Kochler's Antiquarium, bajo el núm. 521, que ha recibido nuestra Academia. La comunicación literaria de Marruecos con España y con el resto de Europa no podrá menos de ser muy beneficiosa para los adelantos históricos.
En carta que ha dirigido al Sr. Fita D. Francisco de Asís Vera y Chilier, nuestro correspondiente en Cádiz, le participa el descubrimiento de una inscripción inédita, procedente del cementerio romano de Cádiz, que mide en cuadro 0,15 m.
Sex(tus) Marcius Inventus h(ic) s(itus) e(st). S(it) t(ibi) t(erra) l(evis).
Sexto Marcio Invento aquí yace. Séate la tierra ligera.
—91→Ha pasado esta lápida al Museo Arqueológico provincial, así como una lámina monumental de bronce del año 1651, que se halló en los cimientos de la iglesia de San Antonio de Padua, en la ciudad del Puerto de Santa María:
Gobernando la Iglesia nuestro santísimo Señor Inocencio X, reinando en las Españas Felipe IV, siendo el duque de Medinaceli y de Alcalá Sr. D. Antonio Juan Luís de la Cerda capitán general del mar océano y costas de Andalucía meritísimo patrono de este monasterio, y el Sr. D. Fr. Domingo Pimentel, arzobispo preclaro de la diócesis de Sevilla y electo cardenal de la santa Romana Iglesia, y el Reverendísimo P. Fr. Pedro Manero, ministro general de la Religión Seráfica, y Fr. Francisco de la Concepción, ministro provincial de la provincia de San Diego, y finalmente Fr. Jacinto de Ocaña, guardián de este convento, se empezó la fábrica de esta iglesia á expensas del sobredicho Duque para honra de Dios y culto de San Antonio de Padua en 1.º de Noviembre del año 1651 del Nacimiento de Cristo.
Sobre esta y otras inscripciones se ha recibido la siguiente comunicación del Excmo. Sr. Gobernador de la provincia de Cádiz:
Excmo. Sr.:
Adjunto acompaño á V. E. improntas de inscripciones árabes, procedentes de una mezquita de Ceuta y calco de un bronce hallado en los cimientos del ex convento de los Descalzos de la ciudad del Puerto de Santa María.
—92→El Vocal Secretario de esta Comisión pasó á dicha ciudad; y con la venia de aquel Ilmo. Ayuntamiento, trasladó tan bello ejemplar al Museo Arqueológico de esta capital, donde al presente se encuentra.
Al propio tiempo extractó de las Actas capitulares cuanto era pertinente á la fundación del referido convento, y es como sigue:
Lo que tengo el honor de poner en el V. E. á los efectos oportunos.
Dios guarde á V. E. muchos años. Cádiz, Diciembre de 1893.
El Gobernador Presidente, Guillermo Laá.
Al Excmo. Sr. Director de la Real Academia de la Historia.
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La lámina de bronce que se puso con la primera piedra del bello templo de San Antonio de Padua, monumento histórico del Puerto de Santa María, mide 0,22 de ancho por 0,50 de alto. Las letras están abiertas en hueco, y unas con otras apretadas estrechamente. Las divisiones de muchos vocablos se marcan por medio de dos ó de un solo punto.
Las inscripciones arábigas han pasado á informe de los señores Saavedra y Codera.
Para esclarecer las noticias, sacadas del archivo del municipio de Puerto-Real, que ha transmitido el Sr. Gobernador de Cádiz, bueno será recordar que la provincia de San Diego de Andalucía se desgajó de la de San Gabriel en 1620 por virtud del Breve Salvatoris et Domini nostri Jesu Christi vices, que expidió Paulo V en 16 de Julio de 1610. Los operarios evangélicos de la nueva provincia, no bien hubo fallecido (17 Junio, 1631) en Valencia del Cid el postrer obispo español de Marruecos, dieron grande empuje á la misión civilizadora de nuestra patria en el vecino imperio musulmán, como lo testifica el abad Gordillo3. Mucho entre ellos y con este propósito se distinguió el P. Fr. Francisco de la Concepción, sabio lector ó catedrático de Teología, que fué dos reces Provincial y diez años Prefecto de aquella Misión, tan ardua como peligrosa. Envióle en 1644 Felipe IV por su embajador al Sultán, y elogió el feliz éxito de la embajada con carta muy expresiva (19 Julio, 1647), que ha dejado impresa el P. Fr. Francisco de San Juan en su Misión historial de Marruecos4. Apunta este autor5 que en 26 de Noviembre de 1653 «el Provincial Fr. Francisco de la Concepción se hallaba en sus últimos días», significando así que no tardó en llegar el fin de su gloriosa carrera, Las ciudades de Cádiz y de Puerto-Real, donde hizo capital asiento de su acción benéfica al otro lado del Estrecho Hercúleo, —94→ perpetuarán con el bronce encontrado en los cimientos del templo de San Antonio, cuya erección y fábrica promovió, el grato recuerdo de un varón tan insigne.
Nuestro antiguo y benemérito correspondiente en Talavera de la Reina, D. Luís Jiménez de la Llave, ha ofrecido á la Academia el manuscrito, al parecer original, del viaje que hizo al Marruecos, como embajador extraordinario, D. Francisco de Salinas y Moñino, pariente del conde de Floridablanca. Créese escrito, y tal vez encuadernado, en Jumilla, lindante con Hellín, patria del famoso ministro de Carlos III y Director de nuestra Academia.
Ha facilitado á la Academia su correspondiente extranjero, M. Bernays, apuntes eruditísimos acerca del cosmógrafo Alonso de Santa Cruz, continuador de la Crónica de los Reyes Católicos por Hernán Pérez del Pulgar.
«Entre los muchos manuscritos españoles que atesora el Museo Británico, merece singular aprecio la continuación de la Crónica de Pulgar6, cuya copia está en poder de la Real Academia de la Historia7. Titúlase Chronica de los Reyes Catolicos escrita por su cosmógrafo mayor Alonso de Estanques8. Bajo el apellido de Estanques se oculta, mal interpretado, el de sca Cruce (de Santa Gruz), y se verifica por una nota acotada de otra mano al margen del manuscrito. El autor no parece que pueda ser otro que el de aquel nombre y apellido, cosmógrafo de Carlos V y de Felipe II, cuyas obras ha reseñado Nicolás Antonio9. En una —95→ carta que dirigió al Emperador con fecha del 6 de Noviembre de 15511 Alonso de Santa Cruz, le dice que ha terminado «la historia de los Reyes Cathólicos, porque Hernando del Pulgar, su cronista, hizo su historia hasta el año de noventa, y desde este tiempo hasta que el Rey Cathólico murió, no teníamos escrituras sino algunas memorias.» Falta en la fecha de esta carta la indicación del año: pero este fué sin duda el 1551, porque el autor insiste en hallar de otra crónica que escribió desde el año 1500 «hasta el pasado de 1550»10. Asimismo en el manuscrito llamado de Estanques, que el Museo Británico posee, el escritor manifiesta que se dispuso «á cumplir lo que faltaba» á la Crónica de Hernando del Pulgar, comenzando, en efecto, desde el alto 1491.
Para completar estas observaciones he compulsado el códice 624 de la Biblioteca Nacional, sobre el cual tuvo la bondad de llamar mi atención el Académico electo D. Marcos Jiménez de la Espada. Ese códice es una copia, algo desordenada, de la de Pulgar11, si bien se intitula: «Crónica de los muy altos príncipes D. Fernando y Doña Isabel, reyes de Castilla, de León y Aragón, etc., donde se relatan las vidas y hechos notables de los muy esclarecidos príncipes D. Felipe y Doña Juana, reyes de Castilla y de León, archiduques de Austria y condes de Flandes, endereçada por Alonso de Sancta Cruz su cosmógrafo mayor.» El prólogo de que va precedida es cabalmente el del manuscrito de Londres, sin más diferencia que la del nombre del soberano á quien va dedicada la crónica. Éste en el códice de la biblioteca Nacional de Madrid es el emperador Carlos V; mas en el del Museo Británico es Felipe II; lo cual se explica perfectamente, atendiendo á los varios tiempos de la dedicación, y constándonos por Nicolás Antonio que «el cosmógrafo Alonso de Santa Cruz fué honrado por Felipe II con el título de historiador ó cronista regio.»
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Les Celtes en Espagne. Con este título nuestro socio honorario M. Henri d'Arbois de Joubainville ha encabezado en la Revue celtique12 una serie de artículos, que bajo nueva luz exponen una cuestión, acaso la más trascendental como la menos conocida, de la antigua historia de España.
En opinión del sabio articulista, los Celtas progenitores de los Celtíberos vinieron del centro de la Galia septentrional á nuestra Península, poblada de Iberos y dominada por los Fenicios, á fines del siglo VI antes de J. C., ó lo más tarde en la primera mitad del siglo siguiente. Fundan esta conclusión histórica los textos de Avieno y Heródoto, así como las vicisitudes políticas de la fenicia Tiro, metrópoli de Cartago y de Cádiz. El imperio babilónico de Nabucodonosor y el persa de Ciro tuvieron, aunque pocos años, bajo su dominio a España; y es irrecusable, si mal no se interpreta, el testimonio de Varrón que van comprobando paulatinamente á medida que se descubren los monumentos de arte asirio y persa, esparcidos hacia el litoral tartésico, ó sidetano y hético, y en especial los de Yecla13. Cartago se declaró independiente de Persia, imperando Cambises (529-520 a. C.). Desde entonces se relajaron completamente los vínculos de sujeción de Esparta al déspota oriental, quedando abierto el paso á los Celtas, que Heródoto describió hacia el año 443, como recientes invasores de toda la Península y llegados hasta el cabo de San Vicente. Dos siglos más tarde, los Cartagineses primero, y luego los Romanos, les disputaron, como es sabido, la soberanía de España, y se valieron de ellos, atrayéndolos como aliados, para disputarse en guerras atrocísimas el cetro del orbe. Al estudio histórico de los Celtas españoles M. de Joubainville hace seguir el etnológico, lingüístico, geográfico, político y religioso con incomparable maestría.