11
M.: «Fuentefrida». (N. del E.)
12
216-2. Arrimar al aldabilla era sujetar al reo a una de aquéllas que solía haber en las cárceles, para aplicarle la pena de azotes. Decíase también «danzar al poste». (Consúltese F. de Lugo y Dávila: Teatro popular [Madrid, 1622]; novela De la hermanía.) (N. del E.)
13
M.: «andabola». (N. del E.)
14
216-29. De Vilhan, a quien se consideraba como inventor de los naipes. Véase acerca de él al licenciado Francisco de Luque Faxardo: Desengaño contra la ociosidad y los juegos (Madrid, 1603), fol. 35 y siguientes.
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(Eugenio de Salazar:
Sátira; apud Gallardo, Ensayo, IV, col. 376.) |
(P. Pedro de Guzman:
Bienes de el honesto trabaio y daños de
la ociosidad; Madrid, 1614; págs. 397 y 398.) |
(N. del E.)
15
M.: «villanesca». (N. del E.)
16
M.: «juguemos». (N. del E.)
17
218-13. Según el Reportorio de Villuga:
Las ediciones modernas de
Rinconete (por ejemplo, la de Madrid, 1829),
dicen aquí: «Yo nací en el Pedroso, lugar puesto entre
Salamanca y Medina del Campo.»
Pero la edición Bosarte trae:
«Mollorido, lugar entre Medina del Campo y Salamanca, recámara de
su obispo.»
Mollorido fue citado también por Cervantes en
Los Baños de Argel (véanse
Comedias y entremeses, I, pág. 265).
Cítalo Madoz, y dice que hoy se llama
La Nueva Carolina, y que está agregado
al Ayuntamiento de Cantalapiedra.
Parece, pues, que el «piadoso lugar» debe de ser Mollorido, que pertenecía a la jurisdicción del Obispado salmantino, lo cual explica en cierto modo el calificativo que emplea Cervantes. (N. del E.)
18
M.: «madrasta». (N. del E.)
19
M.: «con los». (N. del E.)
20
M.: «piernas». (N. del E.)