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Historia de la Literatura española, traducción de los Sres. Gayangos y Vedia, tomo II, páginas 342-43-44.
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Por encargo de la Academia Española, y para la edición que este Cuerpo literario se propone hacer del Teatro completo de Lope de Vega, está en la actualidad en Londres copiando con prolija exactitud todos los autógrafos de obras dramáticas del mismo ilustre Ingenio que se guardan en el Museo Británico, el Sr. D. Guillermo Steet, canciller de nuestro Consulado general en aquella metrópoli, versado en nuestra lengua y ejercitado ya en análogas tareas.
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En 1856 tuve la honra de facilitar al Sr. D. Aureliano Fernández-Guerra y Orbe, a petición suya, el artículo de mi colección titulada: Cancionero de poetas varios españoles de los siglos XVI y XVII (por mí formada e ilustrada desde 1952), relativo al poeta Juan Sánchez Burguillos, para que de él se sirviese discrecionalmente al tratar en el segundo volumen de la exquisita suya (aún a esta fecha no terminada) de las Obras de D. Francisco de Quevedo Villegas, la cuestión incidental acerca de las Rimas que Lope escribió y publicó bajo el seudónimo de Tomé de Burguillos. En efecto, reunió dicho señor, a las noticias que sobre tan curioso punto había por sí propio investigado y descubierto, las comprendidas en mi artículo que le eran nuevas; y conservando el plan bajo el cual yo le redacté, y algunos de sus períodos (honor bien poco merecido por mi tosca pluma), escribió su erudita Nota a la aprobación que dio Quevedo de las célebres Rimas. Nota, o por mejor decir, discurso que irrevocablemente decide esta cuestión literaria. A mi vez, aprovechándome yo de las noticias nuevas dadas por el señor Fernández-Guerra, adicioné mi primitivo trabajo, reservándome expedito el derecho de opinar o juzgar, en algún caso, de diversa manera que el susodicho erudito. Adicionado así el artículo y retocado convenientemente, es el que sigue:
Juan Sánchez Burguillos nació (acaso acertaríamos al sospechar que en Andalucía) entrada ya la segunda década del siglo XVI. Así se infiere del siguiente pasaje de Las seiscientas apotegmas de Juan Rufo, y otras obras en verso, dirigidas al Príncipe nuestro Señor (Toledo, 1596), fol. 63:
Este caso debió pasar algunos años antes de la publicación del libro donde se refiere. De los datos que a seguida insertaremos se deduce claramente que Sánchez Burguillos había ya muerto en el año 1580. Por tanto, si contaba, cuando Rufo le vio por primera vez, sobre sesenta y seis años, y esto se verificó por los de 1578, debió de nacer próximamente en el de 1512. Desfavorecido de la fortuna este feliz y singular ingenio, a quien no adornaron estudios, ni género alguno de erudición, vivió poco apreciado y conocido de sus contemporáneos. Mereció, sin embargo, la amistad del insigne Fernando de Herrera, al paso que menciones, por extremo honrosas, de los distinguidos vates Juan de la Cueva y Juan de Timoneda. Fernando de Herrera, en sus Anotaciones a las obras de Garcilaso de la Vega (Sevilla, 1580), habló de él (pág. 433), al comentar la égloga primera, en los términos que siguen:
»En el segundo y tercero verso hay hermosísima contraposición de entristezco y canso, contento y descansado. Porque parece que trata el mesmo argumento que esta estanza una Glosa de Juan Sánchez Burguillos, la pondré aquí, y porque se vea lo que pudo el ingenio desnudo de Letras en este hombre, digno de ser estimado entre los mejores poetas españoles, si la miseria de su fortuna no le hiciera tanto impedimento.» |
(A continuación estampa la glosa, que insertamos en la renota al fin de esta nota.)254.1
Tuvo la cita panegírica de nuestro Sánchez Burguillos, que acabamos de trasladar, una impugnación de no menor curiosidad que interés para nuestro objeto. Hízola el Condestable de Castilla D. Pedro Fernández de Velasco en su virulenta sátira contra las referidas anotaciones, titulada comúnmente: El Prete Jacopin, que anda manuscrita en manos de los curiosos, y de cuyo verdadero autor dio noticia Tamayo de Vargas en su Garci Lasso anotado (Madrid, 1622). El título textual de la misma, transcrito de las copias que posee la Biblioteca Nacional, una de ellas esmeradísima (códices S-165 y C-120), es: Observaciones del Licenciado Prete Jacopin, vecino de Burgos, en defensa del Príncipe de los poetas castellanos Garci Lasso de la Vega, natural de Toledo, contra las anotaciones que hizo a sus obras Fernando de Herrera, poeta sevillano. (MS. en 4.º). Dice, pues, el Condestable en su observación III:
«Otro yerro hicistes, Señor Herrera, y a mi juicio no pequeño, que fue dirigir vuestras obras al Marqués de Ayamonte, que buen siglo haya... Pues ¿de qué os ha servido enderezar vuestros escritos a un caballero de tantas y tan buenas partes, sino de que junto a su grandeza y entendimiento se descubra más vuestra bajeza e ignorancia? Más razonable fuera dirigirlas a Joan de la Encina, o a Joan de Timoneda y su Patrañuelo, a Tomás de Cantoral, a Padilla y sus Tesoros, o a alguno de esos Bavios y Maevios que tanto lugar hallaron en vuestro libro, o si no a la ánima de D. Luis Zapata, o a la de vuestro amigo Burguillos, y si os parecía inconveniente ser estos muertos, también lo será el Marqués de Ayamonte, y cuando no lo fuera, tengo por cierto que le matara vuestro libro...» |
Pruébanos este pasaje del modo más explícito, que Sánchez Burguillos ya no existía en el año de 1580.
El eminente poeta sevillano Juan de la Cueva, en su Exemplar poético (dado a luz por López Sedano en el tomo VIII del Parnaso español), cuyo MS. autógrafo llevaba la fecha de 1605, dice en la Epístola II, tratando del verso corto castellano, y ponderando sus ventajas y excelencias:
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Más antigua que las referidas es la mención que del aventajado glosador y repentista hace Juan de Timoneda en el peregrino romancero que, por él colectado y comprensivo de varias composiciones de su pluma, dio a la estampa con título de Sarao de amor, en Valencia (por Juan Navarro), año de 1561, y después (1573). con el de Rosa de amores, como primera partedel que se denomina de las Rosas, y existe únicamente en la Biblioteca Imperial de Viena. Hállase la cita en el siguiente romance254.1, que a mi juicio es obra del colector y coautor del libro:
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No tenemos a la fecha otras noticias de Juan Sánchez Burguillos. Al pie van insertas las composiciones suyas que, además de la ya transcrita, son hasta el día conocidas.254.1
Tampoco puede negarse la existencia en el primer tercio del siglo XVII de un llamado Burguillos, versificador, de cuyo nombre, ya fuese legítimo (porque apellido legítimo español es Burguillos), ya adoptado o recibido por burla o por capricho, se sirvió el Fénix de los Ingenios para disfrazarse, aunque notoria y conocidamente, al escribir y dar al público ciertas composiciones de festivo género. Los datos e indicios que tenemos persuaden a creer que el tal Burguillos o Burguillo era un loco muy conocido y popular en Madrid, coplero repentista y de pensado, que si precisamente no servía de irrisión y pasatiempo al vulgo por calles, plazas y tabernas, amenizaba, con sus verdes chistes y sus versos de pie forzado (como en nuestra época D. Diego Rabadán, Oviedo, Reguera y otros que pudiéramos nombrar aquí) ciertas reuniones más o menos públicas de la corte.
Hagamos detenida reseña de los datos e indicios a que nos hemos referido.
Dejamos ya inserto el conocido soneto en que, a poco de publicada la Filomena (1621), satirizó D. Luis de Góngora todas las obras que nuestro Lope llevaba dadas a la estampa, y también hemos transcrito otro soneto dirigido por el mismo insigne vate cordobés contra la ostentación linajuda y vana del Fénix de los Ingenios. Dice Góngora en el antigenealógico:
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Y en el otro:
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Tenemos, pues, un Burguillo, persona existente en 1621, a quien Góngora hace figurar como secuaz de Lope, y (aludiendo quizá a que estaba en Belén, según suele proverbialmente decirse de los distraídos) presenta como especial aficionado a la obra del fecundo ingenio titulada Los pastores de Belén, al paso que le nombra y coloca al lado de un idiota y de vinorres, Vinorre o Vinorro, loco muy famoso y conocido en aquellos tiempos, del cual hablan Quevedo, en una composición poética, y el libro denominado Tribunal de la justa venganza, y a quien el mismo Góngora, en el otro mencionado soneto, encomienda el derribar a tronchazos y pedradas el heráldico blasón de Lope254.1.
Don Adolfo de Castro, en las ilustraciones a su colección de poetas líricos, t. I (Biblioteca de Autores españoles, t. XXXII), dice:
«Un Tomé de Burguillos existió, como probaré, en la vida de Lope. Era un loco famoso en Madrid y semejante a otro llamado Vinorres... Calderón en una de sus comedias, habla de él...» |
No es fácil diligencia la de verificar esa vaga cita en repertorio dramático tan numeroso como el de Calderón; pero hallado que sea el pasaje, tendrá aquí su lugar correspondiente.
Escribió Lope en la justa poética de la beatificación de San Isidro varios jeroglíficos burlescos bajo el nombre de Burguillos, entre los cuales el siguiente:
«Píntese una dama mirando un loco con un mico en la plaza, con esta letra: Locus iste miqui placet.» |
Y en la relación de las fiestas de la canonización del mismo Santo, a cuyo certamen concurrió, como al anterior, seria y burlescamente, escribiendo a todos los asuntos con el mismo disfraz, después de insertar la lista de los poetas premiados, añade:
«Al Mro. Burguillos, una pensión de alabar a todo el mundo mientras viviere, y una libranza de quinientos ducados en el Río de la Plata, a cinco meses vista después del día del Juicio. Dios nos la dé a todos en esta vida, en la otra su gloria.» |
Por último, en una peregrina Relación de la Fiesta de toros que la muy noble Villa de Madrid hizo al Sereníssimo Príncipe de Gales, hijo del Rey de la Gran Britania, mostrando la afición que le tiene, como a persona que tanto estima su Magestad, este año de 1623 (a 1.º de junio) (papel suelto de dos pliegos de impresión, más la portada, en folio), refiriendo su autor, D. Andrés de Mendoza, la salida a la plaza, a vuelta de los encumbrados lidiadores Duques de Cea y de Maqueda, Condes de Tendilla, Santillana y Villamor, D. Cristóbal de Gaviria y don Gaspar de Bonifaz, apellidado Matamoros, de cierto payaso, mascarón o caballero burlesco, introducido para mayor variedad de la fiesta, dice:
«Entró D. Fernando de Iniciedo, alias El Caballero de la Morcilla, que entre estas veras es el maestro Burguillos de los certámenes de Lope de Vega, que entraba a probar fortuna con lanza y adarga. Mandáronlo rechazar por pieza vieja.» |
El apellido que en ese relato se atribuye al quijotesco toreador parece de artificio anagramático: de él pueden formarse las dicciones: De ivicio (juicio), españolas, y E IVDICIO, latinas, que pudieran ofrecer alusión al loco Burguillos.
Hemos recopilado los datos que inducen a sospechar que el Burguillo citado por Góngora no estaba en su juicio. Los siguientes parecen demostrar que hizo versos:
Don Pedro González de Godoy, «saladísimo cuanto ignorado escritor (dice Gallardo) de fines del siglo XVII», compuso y dio a la estampa en 1682 unos Discursos serio-jocosos sobre la nueva invención del agua de la vida, contra cierto afamado hidrópata, vulgarmente conocido por El Médico del agua, que por aquella sazón curandeaba en España. Abundan en «chistes, cuentos y casos llenos de gracia, agudeza y novedad», y el segundo de ellos254.1 contiene la siguiente anécdota:
«Estaban reñidos Lope de Vega y D. Francisco de Quevedo; y pasando Burguillos por la calle de Santiago, le dijo uno: '¿No sabe vuesa merced cómo han hecho paces los dos contrarios, y ahora están merendando en casa de Montalbán?' Y Burguillos, pidiendo una pluma en librería, les escribió de repente esta redondilla:
«La librería de la calle de Santiago era la del padre de Montalbán Alonso Pérez, que sin duda alguna debía de vivir en compañía de su hijo. Nada encontramos en la anécdota que repugne a lo posible y creíble; sin embargo. el mencionado Sr. Fernández-Guerra la estima inventada por Godoy, si bien con tan poca seguridad en esta opinión, que dice: 'Pero ved que el autor de dos folletos de burlas... inventa en 1682, o aprovecha, si fue de invención ajena, un cuento más inclinado al vino que al agua...'», etc. |
La autenticidad o verdad de la anécdota, hállase confirmada por el Sr. D. Pedro José Pidal en el curioso artículo que escribió en la Revista de Madrid (3.ª serie, t. IV, núm. 10, abril de 1943) acerca de la cuestión literaria que nos ocupa, con el epígrafe: Tomé de Burguillos y Lope de Vega, ¿son una misma persona? Hace mención allí de un MS., «colección de poesías del tiempo de Lope de Vega», entre las cuales hay no epigrama que se dice hecho con el motivo que se expresa en el epígrafe, reducido a referir «que hallándose Quevedo y Lope de Vega bebiendo juntos en celebridad de haberse concertado en ciertas desavenencias que entre sí traían, acertó a pasar por allí Tomé de Burguillos y les compuso la siguiente redondilla:
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Que el Fénix de los Ingenios fue el verdadero autor de las Rimas humanas y divinas del Licenciado Tomé de Burguillos, que dio a la estampa en Madrid, año de 1634, y de las anteriormente por él publicadas bajo el mismo nombre, es tan evidente, y se halla demostrado por tal y tanto número de irrefragables pruebas, que pudiera excusarse esta parte de la tarea que nos ocupa, si la curiosidad e importancia de algunos datos no la hiciesen necesaria.
El mismo libro de las Rimas ofrece desde luego los más explícitos comprobantes. De intento es ambigua la consignación en la portada del nombre del autor, pues que estampado el título: Rimas humanas y divinas del Licenciado Tomé de Burguillos, dícese más abajo: por Frey Lope Félix de Vega Carpio, del Ábito de San Juan254.1. Los aprobantes Valdivielso y Quevedo, el primero rebozadamente, y el segundo con más terminantes y descubiertas frases, declaran la verdad. Viene después manifestándola franca y paladinamente el panegirista D. García de Salcedo Coronel, en las dos décimas espinales que al frente escribe. Confírmala el «Advertimiento» de Lope «al señor Lector», en que las noticias biográficas del supuesto autor conviene al verdadero, y donde la aserción de que no era fingida la persona del Ldo. Burguillos, se refiere mentalmente al sujeto de aquel nombre o apodo, y la confirman asimismo el soneto de El Conde Claros, burlesco nombre con que había motejado Góngora la claridad del estilo de Lope; el retrato con la leyenda «Utrumque» puesta en un tarjetón que sobre él va colocado, y por último, en el texto mismo tres composiciones, a saber: soneto del fol. 47, cuyo epígrafe y asunto son: «Responde el poeta a un elogio que se hizo en Roma a su muerte fingida, y habla de veras, porque en la muerte no hay burlas». Consta que esto ocurrió con Lope de Vega. Soneto impreso al fol. 74, en que «responde» incisiva y elegantemente a un poeta (Góngora) que le afeaba escribir con claridad» y le ofrecía como perfecto modelo que imitar el intrincado estilo del ya citado Pedro Soto de Rojas. Dice en el segundo cuarteto:
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Y por fin, la canción, al fol. 81 vuelto, que comienza:
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la cual veintinueve años antes había sido incluida por Pedro de Espinosa en su antología: «Primera parte de las Flores de poetas ilustres de España» (Valladolid, 1605), si bien plagaba de erratas y con numerosas variantes.
Aunque la publicación misma de que tratamos no contuviese ninguno de los referidos comprobantes, y algún otro además, como la glosa del autor al cumpleaños, en 1630, de su hija Antonia Clara, pudiéramos con toda seguridad, y con presencia de auténticos y originales documentos, incluirla entre las producciones del Fénix de los Ingenios. Consérvanse los borradores autógrafos de nada menos que once de las composiciones impresas en las Rimas de Burguillos, a saber, de los tres sonetos:
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de los romances:
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y de las glosas y décimas:
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Hállanse de puño y letra de Lope, repartidas en dos de los fragmentos de un libro, tamaño de 4.º, en que este grande Ingenio escribía los borradores de sus poesías líricas, y que perteneció al Sr. D. Agustín Durán, quien le dividió, regalando uno de los pedazos al Sr. D. Pedro José Pidal. Entre el que para sí guardó lujosamente encuadernado, el Sr. Durán, códice que ahora existe en la Biblioteca Nacional de Madrid, y el que conserva dicho Sr. Marqués de Pidal, comprenden las diez composiciones indicadas. La glosa:
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está en el perteneciente a la Biblioteca, y tiene de mano del autor el siguiente epígrafe:
«DEL BACHILLER BURGUILLOS BENEFI-
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El Sr. Durán la anotó al pie, en estos términos:
«La composición... es de letra de Lope; por lo que se deja presumir que éste y Burguillos son el mismo sujeto, y que Lope tomaba el nombre de Burguillos en sus poesías festivas o jocosas, creyendo, sin duda, que este género podía desautorizarle.» |
Pérez de Montalbán, al hacer en la Fama póstuma catálogo de las obras de Lope, incluyó entre ellas «El Burguillos» a continuación de la Dorotea. Bajo el mismo concepto le mencionó D. Nicolás Antonio, y el docto Caramuel, en su Trimegistro, t. II pág. 58, declaró terminantemente a Lope de Vega por su verdadero autor. Don Antonio de León Pinelo consignó igual declaración en su poema titulado El Fénix Mantuano, que forma parte de la corona fúnebre del grande Ingenio en la expresada Fama póstuma, escribiendo allí la estrofa siguiente:
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Que las composiciones presentadas en los dos certámenes poéticos de San Isidro, año 1620 y 1622, a nombre del Mro. Burguillos, todas del género festivo, y las insertas del propio modo en la Dorotea, son debidas a la fecunda pluma de Lope de Vega, probado se halla implícitamente por la extensa demostración que acabamos de hacer. Convendrá, sin embargo, reunir aquí todo lo que relativo a tan curioso apunte se estampa en los dos libros de las justas y en el dramático-novelesco y autobiográfico.
A los nueve asuntos de la primera, que solemnizó en 1620 la beatificación del Santo Patrón de Madrid, escribió Lope burlescamente bajo ese donairoso disfraz. Y en la relación de ella dijo:
«Pero advierta el lector que los versos del Mro. Burguillos deuieron de ser supuestos, porque él no pareció en la justa, y todo lo que escriue es ridículo, que hizo sazonadíssima la fiesta, y como no pareció para premiarle, fue general opinión que fue persona introducida del mismo Lope...» |
Al fin, hablando del reparto de los premios, añadió:
«Sólo se ha de advertir, que por donayre se le dieron al Mro. Burguillos docientos escudos de premio, por aver escrito a los nueve certámenes, en una cédula sobre los bancos de Flandes; y aunque el referido Maestro era graduado en su facultad, era tan ignorante de la cosmografía marítima, que llaman Hydrografía, que no sabía que estos bancos estavan en la mar, siendo unos bagíos de arena de gran peligro: mas luego que se desengañó de la burla, escrivió essas estancias, que por recreación del lector y para que conforme la opinión antigua de que la indignación hace versos, los quise poner aquí.» |
Son doce octavas jocosas, de las cuales trasladamos los retazos que siguen:
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Repitiendo la propia ficción, escribió dos años después, a los diez asuntos del segundo certamen, once composiciones de donaire, que fueron la salsa de aquel festejo literario a la celebrada canonización del Santo labrador. Y en el romance panegírico de los poetas justadores, que compuso y leyó en lugar y a manera de vejamen, declarose y arrojó el antifaz con términos tan explícitos como los que siguen:
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Síguese a este vejamen la lista de los poetas premiados, que concluye de esta manera:
«Al Mro. Burguillos, una pensión de alabar a todo el mundo mientras viviere, y una libranza de quinientos ducados en el Río de la Plata, a cinco meses vista después del día del Juicio. Dios nos le dé a todos en esta vida, y en la otra su gloria.» |
Con más afectada seriedad habló Lope del Mro. Burguillos, e insertó bajo este seudónimo dos composiciones, en la Dorotea. Dice en la escena III del acto cuarto:
«Julio.- In verbo pulga: ya que la habéis nombrado, quisiera deciros una canción que hizo el Maestro Burguillos a cierta pulga. | |||||||||||||||||||||||||||||||
César.- Dila por tu vida, Julio, para que nos descanses de este inexorable soneto, pues ya no vendrá Fernando. | |||||||||||||||||||||||||||||||
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etc. (canción que consta de 17 estrofas).
«Ludovico.- ¡Qué cosa tan propia de su condición! |
César.- Nunca el Maestro Burguillos hizo elección para sus musas de más elevados asuntos.» |
Y más adelante, en la misma escena:
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Cerramos por fin esta prolija cuanto interesante y necesaria disquisición, reproduciendo la curiosísima y hasta el día no acotada décima, que dejamos ya transcrita, y encierra otra nueva y concluyente prueba en favor de la demostración que nos ha ocupado. Es una de las dos que en el póstumo libro de Lope titulada La Vega del Parnaso (Madrid, 1637), van al fin de la égloga Amarilis, en que pintó el mismo tan sentidamente sus amores con D.ª Marta de Nevares Santoyo, y las desgracias y muerte de esta señora, que le sumieron en el mayor desconsuelo, haciéndole pensar hasta en el abandono del suelo patrio. Dice, pues:
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254.1 |
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254.1 |
Tomándole de un ejemplar del Sarao, que fue de la Biblioteca Mayansiana, le reimprimieron, Cerdá en sus notas a la Diana de Gil Polo, y D. Benito Maestre en al revista literaria de El Español. D. Agustín Durán le ha insertado en su Romancero general de la Biblioteca de Autores españoles, copiándole del de las Rosas. |
254.1 |
Glosa que, tomada de un códice de Poesías varias perteneciente a la biblioteca de S. M. ha sido publicada por el Sr. D. Pedro Pidal, Marqués de Pidal, en la penúltima nota de su discurso acerca de la poesía castellana en los siglos XIV y XV, que precede al Cancionero de Juan Alfonso de Baena (Madrid, 1851). VILLANCICOS DE FRANCISCO, REY DE FRANCIA
COPLAS A ESTE VILLANCICO, DE BURGUILLOS
Glosa.-Del códice M-190 de la Biblioteca Nacional de Madrid.
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254.1 |
La composición de Quevedo es un romance, el LI de la Musa Talia, en la edición de sus obras impresa por Sancha. El pasaje de tal romance-letrilla a que nos referimos, es como sigue:
Los encubiertos autores del Tribunal de la justa venganza, libelo contra Quevedo, que se imprimió en Valencia, año de 1626, y que suena escrito en Sevilla, dicen a la pág. 255:
El Sr. D. Aureliano Fernández-Guerra y Orbe ha leído aquí D. Pascual de la Corte y Binorre, como nombre del loco. No puedo convenir en esto; creo que la puntuación está equivocada, no menos que el número del verbo, y que debe leerse:
Es decir, dos locos: el uno, D. Pascual, conocido y residente en Madrid, y el otro, Vinorre, que estuvo y se hizo famoso en Sevilla. |
254.1 |
Son dos los discursos, pero del primero se hizo una segunda edición, añadida y aumentada. Posee los tres impresos el Sr. Gayangos, y sus notas bibliográficas son: «Discurso serio-jocoso sobre la nueva invención del agua de la vida y sus apologías. En que entre burlas y veras se dicen veras y burlas; aora nuevamente sacado a luz por un quidan que, queriendo tener fama, no tiene nombre. Año (una viñeta) 1682. Impreso en Mantua Carpetana, por un vecino de ella.»-(15 hojas en 4.º) «Discurso serio-jocoso sobre la nueva invención del agua y sus apologías. En que entre burlas y veras se dicen veras y burlas; aora nuevamente sacado a luz por un quidam que, queriendo tener fama, no tiene nombre. Añadido, corregido y enmendado por su autor. Año (una medalla de emperador romano) 1682. Impresso en Zaragoza 'cum permissum'. Vendese en la portería de San Martín y en Palacio.» (20 hojas en 4.º) «Segundo discurso serio-jocoso sobre la nueva invención de la agua de la vida, en que, respondiendo a una apología entre veras y burlas, se hacen las burlas veras. Compuesto por el quidan que, teniendo ya nombre, no quiere tener fama, sino elucidar la verdad. Año de M. DC. LXXXII.»-(20 hojas en 4.º)-Al fol. 2 revela el autor su nombre, y al 7 se halla la anécdota referida. Don Pedro González de Godoy escribió ingeniosos y elegantes versos latinos en el Obelisco fúnebre a la memoria del inmortal D. Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1684) y en el Certamen poético de San Juan de Dios (ídem, 1692). Fue honrosamente citado por D. Nicolás Antonio, según el cual, reunió a sus conocimientos no vulgares en el idioma latino, el de las lenguas italiana y francesa. Concluyó la traducción que D. Francisco Antonio Cruzado había dejado incompleta de la obra francesa del P. Nicolás Causin, jesuita, denominada La Corte Santa. «Communem fecit nostris hominibus (dice Antonio, hablando de esta versión) La Corte Santa... (los tomos IV, V, VI y VII) adjungens fini sexti. =El Ángel de Paz, ejusdem auctoris librum, sed latinum. Ex qua lingua etiam transtulit. =El Reino de Dios.»-La Corte Santa del P. Causin, traducida por Cruzado y por nuestro Godoy, añadida con la Corte Divina del mismo autor original, obra latina puesta en castellano por tres diversos traductores: D. Esteban de Aguilar Gotan y Zúñiga, D. Francisco de la Torre y Sebil y el comisario Juan Conde, se imprimió por cuarta vez en Barcelona: Rafael Figuero, 1696-98 (4 tomos en folio). |
254.1 |
«Rimas (dice la portada) hvmanas y divinas.., no sacadas de Biblioteca ninguna (que en castellano se llama librería), sino de papeles de amigos...», etc. Esta satírica alusión va disparada contra D. José Pellicer de Ossáu, Salas y Tovar, que acababa de dar al publico las Obras de Anastasio Pantaleón de Ribera (impresas desde 1631 y detenidas luego tres años), estampando en el encabezamiento del texto: «Salen a luz de la biblioteca de D. Joseph Pellicer.» |
254.1 |
Refiriendo Montalbán en la Fama póstuma las mandas que Lope dejó en su testamento a varios amigos, dice:
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254.1 |
Relativamente al apellido Burguillos, no es inoportuno el advertir que, según consta de los documentos publicados por D. Casiano Pellicer en su curioso libro: Origen de la comedia y del histrionismo en España, el dueño de uno de los solares o corrales que en Madrid sirvieron de primeros teatros (año 1568) tenía ese mismo sobrenombre. El Corral de Burguillos estaba, como el de la Pacheca, situado en la calle del Príncipe. Ajustado por la cofradía de la Pasión, tomole después la denominada de la Soledad, encargada de los niños expósitos, a cuyo beneficio representaron en él Alonso Rodríguez y otros comediantes por el año de 1574. |
255
El Dr. Antonio Pichardo Vinuesa. Tengo a la vista un opúsculo suyo titulado: Satisdationes et clausulae indicatum solvi, extemporalis disputatio... Petitoribus perpetuae cathedrae Digesti Novi ut novum in cathedrae petitione eruditionis specimen ederent, a Salmaticensi Academiae X Kal, Novem. Anno 1600. Auctore Antonio Pichardo Vinuesa cathedrae petitore, apud eosdem Salmaticenses I. V. D. et iam diu publicis stipendiis Iustinanei Codicis antecessore. Permissu superiorum. Excudebat Andreas Renault Salmanticoe 1600. (En 4.º). Con versos laudatorios, latinos, de Miguel Cejudo y de D. Pedro Lanchero de Figueroa.
256
Al insertar, diez y seis años después, Salcedo Coronel estas décimas en la colección de sus poesías, que imprimió con el título de Cristales de Helicona (Madrid, 1650), las encabezó así: «Décimas en el libro que compuso Lope de Vega, y salió en nombre del Licenciado Burguillos.-Al Lector.»
257
De este Olivares insertó D. Fernando de Vera y Mendoza en su Panegírico por la poesía (Montilla, 1627) una traducción en dos tercetos castellanos, del célebre dístico:
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que mandó escribir Carlos V en su habitación de Yuste. Acaso fue pariente de Rodrigo Infante de Olivares, de quien consta que escribió algunas noticias o memorias de Sevilla, su patria.
258
Así lo afirma Ortiz de Villena en el prólogo, pero es evidente que Lope no tuvo entonces necesidad del original de su tragedia El castigo sin venganza, que acababa de publicar esmeradamente corregida.
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Doña Bernarda Ferreira de la Cerda, hija de Ignacio Ferreira Leitaón, canciller mayor de Portugal, Caballero de la Orden de Santiago, y de D.ª Paula de Sá Pereira, nació en Oporto, año de 1595. Dando muestras desde niña de sus talentos y raro ingenio, aplicose a toda clase de estudios filosóficos y científicos, al paso que cultivaba la poesía y la música, y aprendía con perfección los idiomas latino, italiano y español. Conocida y admirada por el rey Felipe III durante su estancia en Portugal, fue por este Monarca honrada con el cargo (que renunció modestamente) de preceptora de los infantes D. Carlos y D. Fernando. Casó con Fernando Correa de Sousa, de quien tuvo varios hijos. Estimada no menos por sus virtudes que por sus prendas literarias, recibió de grandes ingenios, como el de Lope en el Laurel de Apolo y en esta égloga, tributo de merecidas alabanzas. Murió en Lisboa el 1.º de octubre de 1644. Muchas son sus obras, y entre ellas las dramáticas quedaron inéditas. Las más notables que publicó fueron el poema España libertada, primera parte (Lisboa, 1618), dedicado a Felipe III, y un tomito de poesías líricas titulado Soledades de Buçaco (Lisboa, 1634, en 8.º). Contiene este volumen versos mejores que los cultos y afectados del antedicho poema, cuya segunda parte sacó a luz, póstuma, su hija D.ª María Clara de Meneses, en Lisboa, año de 1673.
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El librero de la calle de Santiago, padre del que va hablando.