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Nueva lista documentada de los tripulantes de Colón en 1492 (I)1

Alice Bache Gould





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La historia de la lenta formación de la lista de tripulantes de Colón es cosa conocida para todo americanista; repaso esta historia brevísimamente.

Lista de Fernández Duro.

En 1825 Navarrete publicó lo que él creía ser lista de los hombres dejados por Colón en el fuerte de la Navidad después de naufragada la Santa María; pero no se hizo compilación de la tripulación completa hasta que Fernández Duro publicó en 1884 su libro Colón y Pinzón. Mientras lo escribía examinaba muchos de los pleitos del Almirante, e iba anotando los marineros del primer viaje que encontró en el examen. Los reunió con los nombres conocidísimos que se encuentran en todas las historias y con los publicados por Navarrete y le resultó una lista de 88 hombres. Como Las Casas y Fernando Colón dicen que el Almirante fué con 90 hombres, parecía a primera vista que Fernández Duro había tenido muy buen éxito, y esta es la lista que se grabó en los monumentos de Madrid y de La Rábida en el año del centenario.

Desgraciadamente, casi la mitad de estos tripulantes se habían tomado de la lista susodicha de Navarrete, la cual en el mismo año del centenario resultó desacreditada. En este año el archivero de Indias don F. J. Delgado halló entre los pagos de la Casa de la Contratación tantos sueldos de marineros muertos en la Navidad, que se hizo nuevo examen del documento de   —35→   Navarrete y se vió que no era lo que se había pensado2. Entonces Fernández Duro publicó (en el número 1 de la Revista del Centenario) una lista corregida con sólo 60 nombres, entre los cuales 13 no más se señalaban como víctimas de la matanza de la Navidad. Pero la rectificación llegaba tarde, porque acababan de grabar la otra lista en los monumentos y no la podían borrar.

Lista del señor Tenorio.

Unos meses después de la lista corregida de Fernández Duro salió una lista bastante más larga y muy bien arreglada, obra del señor don Nicolás Tenorio y Cerero3. El señor Tenorio no sólo había aprovechado todo lo hallado por Delgado, sino que también había encontrado, por su parte, más pagos por la Casa de la Contratación y más nombres en los Pleitos; también empleaba por primera vez los Informes de Servicios de la familia Niño, y brindó así unos 71 nombres. Durante diez años esta lista del señor Tenorio se tuvo por la más autorizada.

Así las cosas, en el año 1902 apareció el segundo tomo de Autógrafos de Colón del archivo de la Casa de Alba, y entre ellos se hallaba uno de la mayor importancia para quien se ocupe de la tripulación4. Era nada menos que una relación o   —36→   «Rol» perteneciente al mismo Colón, rol de la gente que recibió de su mano unos pagos adelantados, en Palos, el 26 de junio de 1492. El documento de Alba es una copia hecha en 1498 por orden del Almirante y lleva en el dorso un comentario de puño y letra de Colón. Desgraciadamente le falta una hoja, pero en las tres hojas que subsisten hay 40 nombres, y sólo 10 de ellos ya conocidos. Por tal hallazgo las listas anteriores tuvieron que rehacerse por completo.

Lista de Vignaud.

La reforma de las listas anteriores a 1902 se puede hacer rápidamente y sin crítica, con una sencilla adición del Rol de Alba a cualquier lista anterior, y son corrientes ahora varias listas cuya base es tal adición; pero no conozco sino una que merezca llamarse trabajo constructivo. Esta es de la mano de Henri Vignaud5, apareció en 1911 y no me atrevería a rectificarla si no tuviese yo la ventaja de tener a mi alcance los archivos españoles en donde están los documentos originales. Vignaud parece haber trabajado sólo sobre lo impreso, y en realidad eso no basta.

Así, las listas que se deben cotejar y, comentar son tres; es decir, la corregida de Fernández Duro (1892, de 60 hombres); la del señor Tenorio (1893, de 71 hombres), y la de Vignaud (1911, de 108 hombres)6. La de Fernández Duro ha sido la base de todo; pero la del señor Tenorio, por su arreglo y sus citas, habría sido la mejor si se hubiese hecho una segunda edición después del Rol; como no se hizo, la lista de Vignaud es la única de las tres que incluye el Rol, y por eso hay que tomarla por lista vigente, haciendo las correcciones y adiciones con referencia a ella7.

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II

En cuanto a comentarios breves sobre lo que caracteriza cada lista, diría que la falta especial de Fernández Duro es que distribuye la gente entre las tres carabelas de manera muy arbitraria, quizás porque pensaba en la estructura de los monumentos donde habían de grabarse estos nombres. Los monumentos de Madrid y de La Rábida ostentan tres carabelas y dan a cada cual su tripulación particular. No censuro que se hiciese así en el monumento por razones de estética; pero protesto de que la lista impresa guarde tal división. Las listas Vignaud y Tenorio no tratan de diferenciar las tres tripulaciones, salvo en casos excepcionales8. Hay marineros para los cuales consta la carabela, mas para la mayor parte no la sabemos, aunque por inducción se les puede señalar a veces una carabela como más probable que otra. La Pinta estuvo apartada desde el 21 de noviembre hasta el 4 de enero, y también después de la tormenta del 5 de febrero; así los que estaban con el Almirante en esas épocas no pueden ser de ella. En esta clase se incluyen todos los de la Navidad; además, como éstos se dejaron en tierra porque después del naufragio de la Capitana no cabían sus tripulantes en la pequeña Niña (ya la única carabela que tenía Colón), por eso sería natural que los dejados fuesen de la Santa María, salvo cuando se hizo cambio por razón especial. Tal razón sería, por ejemplo, el dejar a la gente que quedaba en tierra   —38→   aquellos cuyos oficios les serían necesarios (como el cirujano, sastre, tonelero, calafate, carpintero, alguacil y escribano, de quienes tenemos noticia), aunque a éstos sacasen de la Niña; ademas había que darles buenos jefes. Al mismo tiempo querrían llevar en el viaje de regreso todos los pilotos y las personas que debían hacer relaciones para los Reyes, como el Almirante mismo, el veedor Rodrigo Sánchez de Segovia, etc. Habría sido natural que quedase Juan de la Cosa; no lo hizo, y sospecho que quería ir para cobrar de los Reyes a causa de la nao perdida, como en efecto cobró.

La Pinta y la Niña se embargaron en Palos por orden real; la Santa María se fletó de otra manera, y su dueño, Juan de la Cosa, era de la costa del Norte. Por eso las procedencias, cuando las tenemos, ofrecen también una probabilidad apreciable. El mismo Colón, cuando se queja de la falta de obediencia a bordo de la Santa María en los momentos del naufragio, habla de «la traición del maestre y de la gente, que eran todos o los más de su tierra». Por otra parte, los tripulantes de la Pinta (según Fernando Colón y varios testigos) eran en su mayoría de Palos, y emparentados con los Pinzones; otros testigos dicen eran también de Palos los de la Niña, allegados de la familia Niño. Así, cuando un marinero procede del Norte de España, sospecho que sea de los de la Santa María, mientras no se prueba otra cosa y mientras no está en el Rol9. Digo esto último porque sospecho que la fecha del Rol (el 26 de junio) pudiera ser anterior al fletamiento de la nao vizcaína; y que sus tripulantes serían, así, de las carabelas de Palos, a pesar de su procedencia. Me llama la atención que no está en el Rol ni un solo marinero de los que conocemos por muertos en la Navidad, salvo Diego de Arana, allegado del Almirante, quien quedó por comandante10. Como no tenemos completo ni el Rol ni la   —39→   lista de los muertos11 no se puede fiar mucho del argumento; pero si en un caso se tratase de los tripulantes de las dos carabelas menores, y en el otro de los que sobraban de la nao grande, sería entonces natural que no aparecieran en los dos sino los pocos que se trasladaban por razones especiales. Por mi parte sospecho que si tuviésemos completos a la vez el Rol de Alba y la lista de muertos, nos faltarían muy pocos tripulantes, siendo estos pocos los que se alistaron tarde, los que no son verdaderamente gente de mar (por ejemplo, los escribanos) y los que pasaron desde la Santa María a la Niña.

También hay otras indicaciones, ahora que hablamos de probabilidades y no de certidumbres. En el Rol, Martín Alonso Pinzón, capitán de la Pinta, recibe el sueldo de algunos marineros, mientras Vicente Yáñez Pinzón, capitán de la Niña, recibe el de otros; y veo en esto una indicación bastante clara de la carabela de tales marineros. Cuando dos amigos o dos parientes, como, por ejemplo, padre e hijo, están alistados y se sabe la carabela del uno, sería natural que fuese el otro en la misma nave.

Fernández Duro observó algunas de estas indicaciones; es decir, que no hizo nada en contra de probabilidad conocida; pero cuando nada se sabía obró por fuerza mayor y puso a cada marinero en donde más le convenía para la lista del monumento12. Como las carabelas no eran de tamaños iguales, dividió los 60 hombres en tres grupos de 26, 20 y 14. En la presente lista doy toda indicación que sé sobre carabelas particulares, pero trato de distinguir claramente entre la probabilidad y la certidumbre.

Por las susodichas razones, las procedencias de los marineros   —40→   merecen estudio cuidadoso. Hemos señalado como falta especial de Fernández Duro una seguridad infundada de carabelas; una falta especial de Vignaud parece ser que confunde los apellidos con las procedencias o los avecinamientos, cuando los apellidos son de origen geográfico. La traducción al francés hace saltar a la vista una equivocación que en el original habría podido quedar discretamente ambigua, y a veces Vignaud funda alguna argumentación sobre procedencias así equivocadas13.

Además resulta muy claro por el estudio de las tres listas, que ni lo manuscrito ni lo impreso bastan por sí. Con Vignaud tenemos la falta de manuscritos originales; pero en la lista del señor Tenorio hay falta opuesta, falta de estudio de lo ya impreso. El señor Tenorio trabajó con gran paciencia y con mucho éxito en el Archivo de Indias, pero parece que no se ocupó mucho de lo que allí no está; en particular nos parece que no se ocupó bastante de historiadores coetáneos ya impresos14.

Por resumen, lo que se debe mejorar en las listas ya hechas   —41→   toca principalmente a la distribución entre carabelas, a las procedencias de los marineros y al doble empleo de impreso y de manuscrito, con necesidad de mucho cotejo de la letra antigua después de pasado por la imprenta; también, y más que toda otra reforma, se necesita separar los tripulantes posibles o probables de los que por testimonio seguro fueron en 1492, creándose así una clase aparte para dudosos. Pero no se olvide que todo eso es rectificación de segunda clase; las rectificaciones primarias y más importantes no se hacen sino por examen de los nombres uno por uno y por la crítica de la documentación de cada cual.

III

En cuanto a lo nuevo que se ofrece en la lista presente, será más fácil hacer el resumen por referencia a las fuentes originales, justificando al mismo tiempo algunos de los cambios ya hechos en otras listas, aunque las justificaciones completas tienen que esperar la documentación detallada. Ya se habrá notado que para formar estas listas de la tripulación se han utilizado cuatro fuentes, que son:

1. Las Historias Coetáneas.

2. Los Pleitos de Colón.

3. Pagos; con el Rol de Alba como el más importante de todos.

4. Varios; es decir, documentos sueltos, informaciones, pequeñas noticias inesperadas, y todo lo que no puede clasificarse.

Es por vía de los Pagos o de Varios que rige han salido nuevos tripulantes; mientras he estudiado las Historias Coetáneas y los Pleitos de Colón no he encontrado ningún nombre nuevo, aunque es precisamente aquí, y en particular en los Pleitos, donde he visto razones para rectificaciones que me impulsan a quitar muchos nombres sin sustituírlos por otros.

Del estudio de las Historias no hago más comentario que decir que Vignaud (es decir, la lista vigente) toma equivocadamente de Herrera dos carpinteros15, y que omite el Rui   —42→   García, quien vió primero la tierra de las Azores. Rui García no está sino en la Historia del Almirante de F. Colón; ¿sería posible que Vignaud (por su amistad y afecto con Harrisse) despreciase este libro hasta el punto de no consultarlo? Lo de los carpinteros tiene gracia; Herrera dice que se dejó en la Navidad «un carpintero de Ribera», y se ve que Vignaud ha tomado De Ribera como apellido, siguiendo en eso la traducción francesa de La Coste (1660), traducción amena, pero muy inexacta16 - 17.

Las muchas equivocaciones en lo tomado de los Pleitos se deben a tres causas, de las cuales la primera es el empleo de copias sintetizadas por el copista. Resulta, no sólo una vez sino muchas, que una declaración impresa dice que el testigo lo oyó de Fulano, que se halló en el descubrimiento, cuando lo que dice el manuscrito es que lo oyó de Fulano y de Fulano, y de otros muchos que se hallaron en el descubrimiento con el Almirante, frase que bien podría interpretarse de dos modos. Hasta los compendios coetáneos pecan a veces así. Los extractos publicados   —43→   por Navarrete han dado lugar a varios errores, por pensar el lector que el citar a Fulano por informante sobre el viaje es decir que fué en el viaje.

De otra clase son las muchas equivocaciones por leer mal la letra antigua, equivocaciones que abundan por ser tan grande el bulto de los Pleitos y por haber con este motivo empleado tantos copistas18. Estas dos clases de equivocaciones se arreglan con paciencia y con trabajo, pero hay una tercera clase que exige crítica. La mayor parte de los Pleitos tratan de los derechos de Colón en Tierra Firme, y cuando el testigo habla del primer viaje, es al de 1498 y no al de 1492 que se refiere. Es escollo   —44→   peligroso para los historiadores de hoy día, y sobre eso conviene que el lector esté muy prevenido.

Cuando los testigos no están de acuerdo, no hay más juez de apelación que el juicio crítico, y en la lista detallada trato de poner las citas y los argumentos en tal forma que sea el lector quien juzgue. Según mi propio juicio, hay seis tripulantes tomados de los Pleitos y admitidos por Vignaud (dos de ellos también por el señor Tenorio) de los cuales se puede decir claramente que no fueron en 149219. En cuanto a otros muchos, aunque no encuentro razones suficientes para decir que fueron, tampoco se sabe bastante sobre ellos para negar rotundamente la posibilidad del viaje. Así los llamo dudosos, porque parece violento borrar, sin prueba determinante, un nombre que se ha publicado una vez en lista, aunque se ve que entró con demasiada facilidad. Hay otros dudosos de los cuales dudo en otro sentido; por ejemplo, no me atrevo a dar opinión alguna sobre los Pinzón y los Niño, exceptuando siempre a los tan conocidos de cada familia. No cabe duda que docenas de Pinzón y de Niño fueron a las Indias en los primeros años; pero si fueron más de cuatro Pinzón y tres Niño en 1492, francamente no lo sé. Así a ellos también los pongo entre los dudosos.

Llegamos, por fin, a las fuentes que llamo de Varios y de Pagos, y con ellas llegamos a los diez nombres que puedo ofrecer nuevos20. De Varios tengo tres; son tres de los cuatro criminales cuyos perdones, expedidos en Barcelona en mayo de 1493 (cuando Colón estaba todavía en Barcelona), ya se han publicado en el BOLETÍN21. Entre las razones para tal indulto se lee que... aviades ydo por nos servir poniendo vuestra persona a mucho peligro (con) don Xptobal Colon nuestro almirante del mar oceano a descobrir las yslas de las yndias...   —45→   acatando los servjcios que nos aveys fecho, especialment que por nuestro mandado y serujcio fujistes a descobrir las yslas de las yndias por el mar oceano, etc. Los delincuentes son un tal Bartolomé de Torres, homicida, y sus amigos Juan de Moguer, Alfonso Clavijo y Pero Yzquierdo. Los tres amigos quebrantaron la cárcel de Palos, libertando así a Torres, y por eso estaban condenados también a muerte. Juan de Moguer es tripulante conocido (está en el Rol y está también en los Pleitos); pero los otros no están en las listas, y por eso añado tres nombres, que son Bartolomé de Torres, Alfonso Clavijo y Pero Yzquierdo. Lo que más me llama la atención en eso, además del hecho de que fueron criminales en las naves, es el avecinamiento de Pero Yzquierdo. Es de la villa de Lepe y puede bien ser el discutido «marinero de Lepe» quien disputó las albricias con Colón, y que se ha confundido a veces con Rodrigo de Triana. Es la primera vez que tenemos un tripulante vecino de Lepe22.

De Pagos tengo otros siete nombres que añadir. Uno de ellos es ya conocido, y hasta impreso, pero por descuido verdaderamente sorprendente no está en ninguna de las tres listas. Es el Gonzalo Franco, muerto en la Navidad, de quien en 1825 publicó Navarrete dos documentos23. El padre de Gonzalo Franco tuvo la buena idea de procesar al veedor Rodrigo Sánchez de Segovia para cobrar el sueldo de su hijo, y Sánchez tuvo que recurrir en 1494 a la Reina. Se pagó por fin en 1502, antes de que se estableciera la Contratación y antes de la orden para pagar los sueldos de la Navidad en globo. Pues bien, he tropezado inesperadamente con otro pago aislado, debido quizás á unos apremios semejantes de los interesados, apremios de que no tenemos noticia. Es un asiento entre «pagos a particulares»; estaba yo estudiando otra cosa cuando leí: A los herederos de Diego Pérez pintor24, vecino de Murcia, por cedula de sus altezas   —46→   fecha en Granada a veynte e uno de setiembre de mill e qujnientos e un años, diez mill e tresientos e quarenta e ocho mrs. que le eran deuidos para complimiento de diez mill e ochocientos é cinquenta mrs. quel dicho Diego Perez ovo de aver de sueldo del tiempo que serujo en las yndias el año de noventa e dos en el primer viaje que hizo el almirante Colon, fasta quel dicho Diego Perez falescio25. Aunque se nota la diferencia entre las frases «fasta que falescio» y «fasta que le mataron los yndios», no obstante le he puesto entre los de la Navidad, por razones que se darán con las citas y la documentación; añadiendo así a la lista de estas víctimas Diego Pérez pintor como nuevo y Gonzalo Franco como olvidado.

También he hallado otros cinco muertos de la Navidad en los mismos libros de la Contratación en donde halló Delgado los del año centenario, y el señor Tenorio los del año siguiente. Los pagos que notó Delgado son de los años de 1508 y 1510, con uno solo del mes de enero de 1511, que termina el sueldo de un marinero ya pagado en parte. Después de esto no hay ninguno en más de dos años y medio, y ahí parece que se detuvo Delgado. Pero en la última parte de 1513, no solamente hay mención de tres difuntos conocidos, sino de uno nuevo, Chachu, contramaestre, y en 1514 hay dos nuevos, que son Domingo, tonelero vizcaíno, y Martín de Urtubia; y a este Martín de Urtubia se paga dineros «que le debían Diego Leal y Cristóbal   —47→   Caro platero, grumetes», quienes son «otras personas que en el dicho viaje syrvieron». Y por fin, en marzo de 1515 hay pago a los herederos de Antonio de Cuéllar. Después de esto no he hallado nada26.

Las buscas del señor Tenorio han debido llegar hasta el año 1514, pues tiene Martín de Urtubia en su lista; pero si siguió más adelante, Antonio de Cuéllar se le escapó. Por lo visto no se le ocurrió confrontar los dos Libros de la Casa, el «Mayor» y el «Manual», y por eso no le llamó la atención estas explicaciones acerca de la deuda de Caro y de Leal, cuyos nombres no están sino en el Manual. Tomó a Domingo, tonelero vizcaíno, por otro Domingo ya conocido (Domingo de Lequeitio), sin fijarse en que la suma y los herederos eran diferentes. Ya he hablado de la letra antigua y del hecho que a veces no leo lo mismo que el señor Tenorio. Como nadie se figuraría que Juan de Lequeitio y Chachu, contramaestre, son uno mismo, me permito poner a este último también entre los nombres nuevos, aunque bien sé que el señor Tenorio vió su asiento. Los nuevos así hallados en estos Libros de la Contratación son, pues, Domingo tonelero, Chachu contramaestre, Cristóbal Caro platero, Diego Leal y Antonio de Cuéllar.

Con estos se acaban los nombres nuevos que puedo ofrecer27. Pero en cuanto a documentos nuevos, confirmatorios a lo ya conocido, tengo mucho que decir. He hallado varios justificantes, cédulas particulares, y otros papeles que se relacionan con los de la Navidad, los cuales se publicarán cada uno con   —48→   el tripulante a quien atañe28. En lo de nuevos comentarios sobre lo conocido, lo que más me ha interesado es que he tenido la suerte de encontrar en los Libros de Bienes de Difuntos (Casa de la Contratación) todos los nombres de la lista falsa de los difuntos de la Navidad. Nadie, que yo sepa, se ha ocupado de esta lista de Navarrete, después de que fué admitido que no podía ser lo que Navarrete la creía. Siempre se ha sabido que la lista estaba adjunta a un borrador para el pregonero de la Casa, que solía pregonar los bienes de difuntos que se quedaban sin reclamar, y que por eso la lista debe ser nómina para pregón. Tomando por el otro cabo del hilo, he buscado estos muertos, con resultado de que los tengo todos, sin excepción, y que puedo asegurar que la fecha de la lista es el año 1513, entre el 9 de febrero y el 4 de junio. Navarrete tomó sus 40 nombres de la primera página de la lista, que verdaderamente es más larga que la copiada por Muñoz, de quien Navarrete copió a su turno. Esta lista está dividida geográficamente, y Muñoz se detuvo después de Sevilla, Alcántara, Córdoba y Jaén. Es al fin de una página, y por casualidad allí cabían 40 nombres, número que correspondía (o casi correspondía) a los de la Navidad que él esperaba encontrar29. La lista, no obstante, continúa con   —49→   otros muchos nombres que también están en los Libros de Difuntos. Muchos de los mencionados se pagaron al fin de 1513; otros en los años siguientes, tomándose a veces un tanto para sueldo del pregonero. El dinero de algunos se dió, por fin, a los pobres, no habiendo aparecido ningún heredero hasta 1526.

(Continuará.)





 
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