Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

41

La Nueva Atlántida se proponía hacer la síntesis entre los fenómenos paranormales (para usar una expresión anacrónica) y la ciencia, y en la presentación que escribe Herrera para el primer número resalta que «los experimentos del magnetismo y del hipnotismo [son] hoy dominio de la ciencia positiva». En la revista, siempre con la preocupación central de la estética, las tendencias a una síntesis de lo material, lo intelectual y lo espiritual, entendidos como elementos no excluyentes entre sí, aparecen con un grado de explícita madurez en Herrera. La revista se inaugura con una discusión planteada sobre la base de dos notas, una de Lombroso «Sobre fenómenos espíriticos y su interpretación», y un reportaje sobre «La Ciencia y el Espiritismo» al científico italiano Enrique Morselli. Entre ellas, poemas de Emilio Frugoni y de Carlos López Rocha. En el segundo número, el mismo tema da ahora lugar a una polémica entre Lombroso y un sacerdote jesuita de Milán, el padre Franco. Y la posición herreriana -siempre enmascarada como la de «La Dirección» de la revista, o en notas editoriales anónimas- es la de un eclecticismo que une la simpatía y la fidelidad a la ciencia positiva y el método experimental, con la esperanza de que éstos sean la vía para probar la existencia del alma y su inmortalidad. Como se ve, la misma noción de ecléctica asunción de realidades espirituales, sobre la base de una adhesión al «método positivo» en todos los campos del quehacer práctico, que puede verse en muchos pasajes del Tratado, sigue vigente, con ajustes, en una época de mayor madurez intelectual de Herrera y Reissig.

 

42

Por esta razón, a menudo pienso que es descaminada o poco significativa la sorpresa con que algunos autores se sorprenden y resaltan el carácter «caótico» del modernismo, como si hubiese alguna razón para pensar que un momento de inquietud espiritual debiera presentar un «rostro» coherente o consistente. El modernismo no es caótico, sino que es variado y ancho, como variadas e idiosincrásicas son las respuestas a una inquietud existencial y epocal por parte de temperamentos distintos y distantes.

 

43

«El predominio en España de esa especie de retórica, aún persistente en señalados reductos, es lo que combatimos los que luchamos por nuestros ideales en nombre de la amplitud de la cultura y de la libertad. No es, como lo sospechan algunos profesores o cronistas, la importación de otra retórica, de otro poncif, con nuevos preceptos, con nuevo encasillado, con nuevos códigos. Y ante todo, ¿se trata de una cuestión de formas? No. Se trata, ante todo, de una cuestión de ideas».

 

44

Véase PCP: 920 ss.

 

45

Miguel de Unamuno: «A propósito de un libro argentino», en La Nación, Buenos Aires, 10 de octubre de 1906. Citado por Vicente Granados y Ángeles Estévez: «Modernismo versus Creacionismo: Julio Herrera y Reissig en torno a sus polémicas». PCP: 908-954 [920]. Énfasis agregado.

 

46

Luis Cernuda, otro español que más tarde repite y agrava aquella postura, dice: «[Herrera y Reissig] quien, en un escrito titulado "Conceptos de Crítica", da algo que pudiera considerarse como definición del movimiento modernista: "Una paleta confusa, un derroche desordenado de flores exóticas de todos los países y de todas las latitudes". Todos los países y todas las latitudes, sí, menos el único y la única que al modernismo importaba: América, que desdeña mirar a su tierra nativa. Aquella tierra aguardaba al poeta indígena que hallará, tras de las apariencias cotidianas, la realidad poética de América» (Luis Cernuda, Conferencia pronunciada por el Servicio Latino Americano de la BBC de Londres, Cultura, n.º 3, p. 4, Montevideo: 1945. Énfasis agregado).

Es Rafael Alberti, otro español, admirador temprano de Herrera y Reissig, quien le contesta con síntesis a juicios como los de Cernuda y Unamuno, cuando dice, refiriéndose a los sonetos herrerianos: «¡Arcadia humilde y pura, que me trajo en su aire, por encima del mar, el perfume de América! (Sí, de América, aunque cierta crítica nacionalista, cerrada, estrecha y de campo contrario niegue raíz nativa, por parentesco de universalidad, a la poesía de Herrera y Reissig)». Rafael Alberti: «Imagen primera de la poesía de Herrera y Reissig», en Imagen primera de... (Madrid: Turner, 1975): 125-132. (Reproducido en O. C., 1235, de donde cito).

 

47

Julio Ramos: Desencuentros de la modernidad en América Latina: literatura y política en el siglo XIX (San Juan: Ediciones Callejón, 2003): 99.

 

48

Ídem: 81.

 

49

La conciencia de esta oposición está lejos de ser un hallazgo posterior: fue claramente expresada ya en la época, por otros autores aparte de Herrera y Reissig. A su vez, debe consignarse en esta posición de Herrera un cambio en el propio poeta, quien pocos años antes, en 1899, había publicado en La Revista un texto, llamado «Conceptos de crítica», en el que mostraba una línea de pensamiento cercana a la de Rodó en «El que vendrá», y manifestaba además su aún escaso interés por las nuevas tendencias literarias.

 

50

El problema con la lectura parcial y falsa que hace Rodó de la cultura sajona en su Ariel fue percibido enseguida. Un ejemplo paradigmático es Colmo: «La filosofía de Rodó», en Nosotros, año XI, tomo XXVI, n.º 97 (Buenos Aires, mayo de 1917): 173-185.