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Objetos protohistóricos de Arganda del Rey

Juan Vilanova y Piera





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Cumpliendo gustoso el grato encargo que en la sesión última tuvo á bien confiarme nuestro digno Director, voy á dar sumaria cuenta del obsequio hecho á la Academia y de la importancia real y verdadera que para la Protohistoria patria entraña.

Consiste el donativo, en doce cuchillos de pedernal en los que concurren circunstancias dignas de señalarse, y en una punta de lanza algo rota en la extremidad inferior, sin duda, según presumo, como accidente al tiempo de extraerla. Este interesante utensilio es de calcedonia y se halla perfectamente labrado, como se ve en el objeto mismo, y en el dibujo adjunto, por si la Academia acuerda en vista de su notoria importancia, que sirva su reproducción gráfica de complemento al presente escrito.

Ignoro las condiciones de yacimiento de los tales instrumentos, pues solo se sabe por la noticia publicada en nuestro BOLETÍN1 por el diligente P. Fita2, que se habían encontrado á corta distancia de las varias cuevas que existen en territorio de Arganda, las cuales convendrá explorar por si aparecen más datos de nuestra primitiva historia y también para conocer el horizonte diluvial en que los ya descubiertos yacían; á cuyo fin considero muy oportuno que la Academia manifieste al generoso donador cuánto convendría evitar que manos inexpertas profanasen aquellos antros hasta que el tiempo nos permita hacer una excavación en debida regla.

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Mientras esto se realiza, importa que la Academia sepa cuál es la notoria significación que tiene el hallazgo de Arganda, realzado por la proximidad á San Isidro, donde, como es sabido, se encuentran los testimonios protohistóricos españoles por ahora más antiguos. Los caracteres que ostentan los cuchillos, todos de un mismo tamaño con escasa diferencia, permiten ordenarlos en tres grupos de cuatro ejemplares cada uno, á saber: el 1.°, con dos solos chaflanes en la cara convexa y con la huella bien clara del golpe seco que los formó, ó sea en términos técnicos con el bulbo de percusión en la extremidad superior de la cara cóncava, y terminada en punta recta aguda en la inferior.

Los restantes cuchillos todos llevan tres chaflanes y el bulbo, pero cuatro terminan en punta recta en el extremo opuesto, grupo 2.°, y en los cuatro últimos están cortados al biés, como algunos de los de Jumilla. También es singular la perfecta igualdad que se advierte en el tamaño de todos estos cuchillos, que miden en general unos 90 mm. de largo por 16 de ancho. Pero con ser tan curiosos estos instrumentos, ceden en importancia á la lanza en forma de hoja de laurel, por ser esta característica de uno de los períodos de la clasificación arqueológica protohistórica de M. Gabriel de Mortillet, la llamada solutrense, nombre que recuerda una bella y rica estación situada en territorio maconés en Francia, explorada y descrita por los Sres. Ferry, Arcelin, Ducros y otros. Dos circunstancias por todo extremo notables caracterizan dicho centro tipo, y son en lo orgánico la extraordinaria abundancia de restos de caballo que en él se han descubierto, los cuales forman un depósito de 3 m. de espesor y 100 de largo, calificado por Mortillet de magma de caballos, cuyo número, según algunos, llega á más de 20.000 individuos. Aunque este animal fué por entonces el más abundante, no era el único á la sazón, pues se han encontrado también bastantes huesos de ciervos, de toros, de osos y de otros muchos.

Lámina

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Bajo el punto de vista industrial, lo que distingue el período solutrense es la presencia de dos instrumentos de piedra singulares por su forma y accidentes, á saber: la lanza de hoja de laurel y la llamada de muesca, que para esclarecer el asunto van dibujadas á continuación. Ahora bien; la última arma no sé que se haya   —515→     —516→   descubierto en nuestro territorio, y la otra; tampoco era conocida hasta el feliz hallazgo de Arganda, cuyos méritos realza esta circunstancia considerablemente. Y lo más singular del caso no es tan solo la existencia en esta localidad del instrumento en cuestión, sino el que se repitan en él todos los caracteres que señalan los autores en el que sirve de tipo. Con efecto, pues á más de la forma peculiar y exclusiva del indicado período protohistórico, se observa en el nuestro lo fino y delicado del trabajo en los bordes, en ambas extremidades y hasta en las dos caras, lo cual indica bien claramente la habilidad suma del artífice, que no disponía para ello más que de otra piedra ó de algún hueso. Las dimensiones son: el largo, 150 mm.; el ancho, 40, y el grueso, 2 ó 3; de modo que la calcedonia de que está formado es toda ella translúcida. Ocupa la lanza de Arganda en este concepto un lugar intermedio entre las famosas del escondrijo de Volgus que vi en 1876 en el Museo de Chalons del Saona, las cuales miden cerca de 400 mm. de largo por 80 de ancho, y las de Solutré mismo, de Exideuil, Gargas y otros puntos, que solo alcanzan 134 y algunas 44 mm. y la correspondiente anchura.

Estos dos instrumentos con los cuchillos y otros característicos del período solutrense se han encontrado hasta ahora en muchos departamentos franceses, y aunque no en tanta abundancia, en Bélgica, Inglaterra, Norte de Italia, Argelia y en el centro de España, no dejando de ser curiosa la coincidencia de esta industria hasta en sus mayores detalles en lugares tan distantes, y cuando el hombre carecía de todo medio de comunicación.





Madrid 13 de Noviembre de 1892.



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