1. Artículos insertos en el Museo Artístico Literario, que se publicaba en Madrid en dicho año.
2. Publicado en EL CONSERVADOR. -16 de enero de 1842.
3. Publicado en EL CONSERVADOR -19 de diciembre de 1841.
4. Aún no había escrito Fernán Caballero, ni otros, aunque pocos, novelistas posteriores.
5. Mérida.
6. Juicio publicado en EL CONSERVADOR. -23 de enero de 1842.
7. Las de EL CONSERVADOR, revista que escribía el Sr. Pastor Díaz en 1811 con los Sres. Pacheco y Cárdenas, y para la cual vio la luz pública este artículo.
8. De EL HERALDO, periódico político, que se publicaba en 1842.
9. No queremos defraudar a nuestros lectores de algunas noticias respecto a este célebre Monasterio de San Pedro de Cardeña, que creemos hubieran sido gratas a su elocuente defensor.
En 7 de febrero de 1864 se puso a disposición del Emmo, Cardenal D. Fernando de la Puente, Arzobispo de Burgos, este venerando edificio. La entrega se hizo a virtud de reclamación del prelado, y la real orden se halla concebida en estos términos:
«Enterada la Reina (Q. D. G.) de la comunicación en que el M. Rdo. Cardenal Arzobispo de Burgos hace presente la conveniencia de que se exceptúen de la permutación convenida con la Santa Sede, la Iglesia y Monasterio de San Pedro de Cardeña, sitos a dos leguas de aquella ciudad, con el fin de abrir al culto la primera. y destinar el segundo a Casacorrección de sacerdotes, conservándose así tan célebre y memorable edificio; y considerando que por el art. 6º del último convenio celebrado con la Santa Sede, se exceptúan de la permutación los edificios que se hallen destinados, o se destinen, entre otros objetos, a casas de corrección o cárceles eclesiásticas, S. M., de conformidad con lo propuesto por S. Emma., se ha servido declarar exceptuados de la permutación la Iglesia y Monasterio de San Pedro de Cardeña, según desea el dicho prelado.
De Real orden lo digo a V. Ilma. para su inteligencia y efectos oportunos. Madrid 7 de febrero de 1864. -TRÚPITA. -Señor Director General de Propiedades y Derechos del Estado.»
El prelado trasladándose a Cardeña inmediatamente, ordenó su reparación, y el establecimiento de la reclusión mencionado, cuya dirección, así como la custodia del edificio, encargó al P. Fr. Millán Sevilla, antiguo monje de aquella Casa.
Nosotros la hemos visitado con veneración suma, y la hemos hallado no ruinosa, sino en el mejor estado de conservación. Allí se encierran los cuerpos de doscientos santos monjes mártires, inmolados por los moros en 6 de agosto de la era de ochocientos setenta y dos.
El Monasterio, edificado en el siglo VI con el nombre de San Pedro de Caradigna, y aumentado por la reina doña Sancha, fue poblado por el gran padre San Benito durante su vida, e ilustrado en el siglo IX con aquel célebre martirologio.
Duermen en él diferentes reyes; Laín Calvo, primer juez de Castilla, las familias de Fernán-González, Diego Laínez y el Cid, y entre ésta sus dos hijas, reinas, doña Elvira y doña Sol.
Están también los sepulcros del Cid y doña Jimena, ¡pero vacíos!... Nos consta que la idea constante del ilustre prelado, que ha sido el ángel conservador de aquel gran monumento nacional. fue siempre la de reclamar los restos mortales del gran caudillo y de su esposa, para devolverlos a aquel sitio, donde, por las tradiciones, vivían, aún después de tantos siglos de muertos, y donde se hallar hoy todavía en cierta manera, a pesar de verlos ausentes y como expatriados.
La circunstancia de hallarse el Cardenal de la Puente en el último extremo de su vida, administrada la santa unción, en los momentos de imprimirse este artículo, nos autorizan a consignar aquí este recuerdo y su piadoso deseo, tan conforme con el del Sr. Pastor Díaz, y que inspiraron a ambos a la par la religión, la verdadera ilustración y el amor patrio.
Los que apetezcan mayores noticias sobre San Pedro de Cardeña, glorioso relicario a un tiempo, y verdadero panteón nacional, pueden consultar el Apéndice, al final de este artículo.-(Nota del Compilador.)
10. También se hallaban escritas en la pared estas palabras, como si las dijera el Cid a los que venían a ver su sepulcro:
«Cid Rui-Díaz so,
Que yago aquí encerrado,
E vencí al Rey Bucar
Con treinta y seis Reyes de Paganos.
Estos treinta y seis Reyes,
Los veinte y dos murieron en el campo.
Vencilos sobre Valencia;
Desque yo muerto encima de mi caballo.
Con ésta son setenta e dos batallas
Que yo vencí en el campo.
Gané a Colada e a Tizona,
Por ende Dios sea loado.
Amen...»
11. Zepha, del Siriaco significa capitán. Según algunos, el que martirizó a los monjes fue Almundar, hijo del rey de Córdoba, que llevaba aquel título.
12. Nos valemos de la edición de 1844 corregida por el traductor. (Nota del Compilador.)
13. Héla aquí:
De cera en alas se levanta, Julio,
Quien igualarse a Píndaro ambicione,
Ícaro nuevo. para dar al claro
Piélago nombre.
Cual de alto monte despeñado río
Que hinchan las lluvias, y sus diques rompe,
Hierve. e inmenso con raudal profundo
Píndaro corre.
Digno del lauro del augur Apolo,
En metro libre y peregrinas voces
Ora atrevidos, altos ditirambos
Músico entone;
Ora a los Dioses, a los Reyes ora,
Progenie excelsa de los Dioses loe,
De ígnea Quimera y bárbaros Centauros
Los domadores,
O ya ceñidos de la eléa palma
Púgil ilustre y rápidos bridones
Inmortalice en canto duradero
Más que los bronces.
O llore al joven al amor robado
O áureas costumbres, ánimo y blasones
Suba a los astros. porque torpe olvido
Nunca los borre.
Sostiene el aura al Cisne de Dircéa,
Si de las nubes se alza a las regiones;
Mientras de Tíbur, Julio, en el sombrío
Húmedo bosque,
Con largo esfuerzo, cabe la onda pura,
Yo humilde ajusto al metro mis canciones,
Cual del tomillo la afanosa abeja
Liba las flores.
Con alto plecto cantarás tú a César,
Cuando a su carro atados los feroces
Sicambros muestre, y triunfador sus sienes
Lauro decore.
Nada más grande ni mejor al suelo
Que César dieron los benignos Dioses,
Nunca daránlo, aunque la edad de oro
Plácida torne.
Del fuerte Augusto en la anhelada vuelta
Dirás de Roma el júbilo conforme,
Dirás del foro, libres de querellas,
Los artesones.
Y si es que oïda ser mi voz merece
¡Día felice! cantaré yo entonces;
Cargado César a nosotros vuelve
Hoy de blasones.
Y ¡triunfo, triunfo! todos entonemos
Mientras la pompa al Capitolio corre;
Y arder hagamos en honor al cielo
Suaves olores:
Y tú diez vacas, Julio, con diez toros,
Y yo un ternero destetado inmole
Que en pingües prados a cumplir mis votos
Ya se dispone.
El corvo disco de naciente luna
Su frente imita, que lunar adorne,
Cual nieve blanco: de color el resto
Todo de bronce.
14. Después de escrita esta biografía, y en 1850, se dio a la estampa este interesante trozo como parte del libro I de una importante obra póstuma del Sr. D. Javier de Burgos, que con el titulo de Anales del Reinado de doña Isabel II se publicó en seis tomos en el establecimiento tipográfico de Mellado.
15. Es muy común en Córdoba la efigie de piedra o bronce dorado del Arcángel San Rafael su patrono.
16. He aquí un soneto en que le daba los días aquel año:
Tú a quien afable concedió el destino,
Digna ofrenda a tu ingenio soberano,
Manejar del Aminta castellano
La dulce lira y el pincel divino,
Vibrando el plectro, y animando el lino,
Logras, Saavedra, con dichosa mano
Vencer las glorias del cantor troyano,
Robar las gracias del pintor de Urbino.
Lógralo; y logre yo, si más clemente
Se muestra acaso la áspera fortuna,
Que hoy no me deja en blando son loarte,
Tejer nuevas coronas a tu frente,
Ya esclarecida por tu ilustre cuna,
Ya decorada del laurel de Marte.
17. En un periódico literario, que salió a luz en esta corte, con el título de EL PENSAMIENTO, publicó el joven poeta D. Enrique Gil un excelente y juicioso artículo de análisis y crítica de las poesías de D. Ángel Saavedra, especialmente de El Moro expósito y de los Romances históricos. Nosotros, conviniendo casi enteramente en los juicios y opiniones del señor Gil, de tal manera hemos seguido al hablar de estas dos obras su opinión, que hemos copiado a veces hasta sus mismas frases.
18. 12 de marzo de 1867.
19. El Duque dejó a la Academia la parte más querida de sí, en su hijo D. Enrique, sucesor de sus títulos y que esperamos lo será de su gloria literaria. Es Académico desde 14 de mayo de 1863. (Nota del compilador)