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ArribaLa delirante: Tragedia original en cinco actos

Personajes
 

 
LEONOR,   hija de María Estuarda.
ISABEL,   reina de Inglaterra.
LADY PEMBROKE,   dama de la Reina.
EL LORD PEMBROKE,   su esposo.
EL CONDE DE ESSEX,   amante de Leonor.
EL LORD ARLINGTON,   esposo de Leonor.
Dos Capitanes del conde de Essex.
Dos parientes del mismo.
Comparsa de damas de Isabel.
Comparsa de guardias de la misma.
Comparsa de soldados parciales de Arlington.



Acto I

 

La escena es en Londres en un salón de palacio, donde la Reina recibe las audiencias particulares. Puertas a los lados, mesa con escribanía, y un sillón inmediato. En foro trono con asiento cubierto de cortinas. La acción empieza a las 8 de la noche, y acaba a la misma hora de la mañana siguiente.

 

Escena I

 

LADY PEMBROKE inmediata a la puerta que va al cuarto de la Reina. EL LORD PEMBROKE sale por el lado opuesto sobresaltado.

 
LORD PEMBROKE
¿Te puedo, amada esposa, sin recelo
hablar en este sitio? ¿No habrá espías
que puedan escucharme?
LADY PEMBROKE
No, Pembroke.
De la reina Isabel hoy se confía
el cuarto a mi cuidado: ella a esta hora,5
del Támesis undoso en las orillas
divierte su tristeza. Habla, ¿qué es esto?
¿Por qué sobresaltado?...
LORDPEMBROKE
Aquí dominan
la ambición, la lisonja; aquí una Reina
adorada se ve, y está perdida, 10
si llegan a escucharnos, la inocencia.
LADY PEMBROKE
Pues ¿qué temes, esposo?
LORD PEMBROKE
Una desdicha.
La infelice Leonor está en palacio.
LADY PEMBROKE
¿Cómo pudo? ¡Ay de mí!
LORD PEMBROKE
La tiranía
de la reina Isabel...
LADY PEMBROKE
¿Ha descubierto
15
que Leonor vive? ¡Oh Dios!
LORD PEMBROKE
No, esposa mía;
pero desconfiada o recelosa
de cuanto puede en mí la amistad fina
con el conde de Essex, hoy que a la corte
llegó, sin preceder la orden precisa 20
de la Reina, dejando a los rebeldes
en Irlanda la tregua concedida,
mandó se reconozcan los palacios
de los ilustres Lores que tenían
con él correspondencia, y sus papeles 25
sin dilación se traigan a su vista.
El primero es el nuestro que ha sufrido
el violento rigor de su pesquisa;
y al ver entrar las guardias y el tumulto
del pueblo, que medroso las seguía, 30
Henriqueta, a quien hemos confiado
la guardia de Leonor, se atemoriza;
la cubre con su velo, y presurosa
en tu busca a este alcázar se encamina
trayéndola consigo; yo en tu cuarto 35
me hallé cuando llegó.
LADY PEMBROKE
Si conocida
fue Leonor al entrar...
LORD PEMBROKE
Nadie parece
que hizo reparo en ella, y escondida
queda en tu habitación. Como Henriqueta
bajo el nombre falaz de Margarita 40
la cuida en su delirio, sin que sepa
quien es la desgraciada, que confía
tu piedad a su celo, no conoce
el riesgo a que la expone su venida.
¡Ah!, si acaso Isabel... Lady, ¿qué haremos? 45
LADY PEMBROKE
Disimular prudentes y encubrirla:
modera tu inquietud; hace tres años
que su muerte de todos fue creída;
y el mundo olvida pronto la memoria
de un objeto infeliz. Si no examina 50
la Reina en los papeles que registre
indicios de Leonor, ¿por qué te agitas?
Las cartas que del Conde has recibido
ya las consumió el fuego, y la salida
de este funesto alcázar al instante55
asegura a Leonor.
LADY PEMBROKE
¡Ah! Yo volvía
a ese fin a las puertas, y hallo en ellas
a su esposo Arlington, que prevenía
por orden de la Reina, que las guardias
se doblen en palacio.
LADY PEMBROKE
La improvisa
60
vuelta del Conde alarma los cuidados
de la fiera Isabel; y esto origina
sin duda prevenciones tan extrañas,
pues que Leonor no ha sido conocida.
LORD PEMBROKE
En vano, amada esposa, mis temores65
quieres desvanecer; ella peligra.
Aún antes de nacer, el nombre sólo
de su madre Estuarda la ojeriza
la atrajo de Isabel; por todas partes
de sus fieros rencores perseguida,70
este mismo palacio fue testigo
de la serie fatal de sus desdichas;
aquí el conde de Essex para su esposa
pidió en vano a Leonor; la tiranía
la arrastró hasta el altar para entregarla 75
del malvado Arlington a la perfidia.
Sacrificada al odio su existencia,
la traición de este infame fue tenida
por obra de Leonor, y en tal estado
su desesperación la conducía80
al tenebroso seno de la muerte,
si tu alma generosa y compasiva
del horror del sepulcro no arrancase
la victima inocente de la envidia;
y haciendo de la tumba una muralla85
contra sus enemigos, fue su vida
libre por tus cuidados. Ni su esposo
ni la Reina sospechan que respira;
pero ¿cómo podremos por más tiempo
mantener el secreto, ni encubrirla, 90
si bajo el mismo techo que habitamos
su implacable rival también habita?
LADY PEMBROKE
Pues el conde de Essex llegará en breve;
sabiendo que Leonor aquí peligra,
libertará a lo menos su inocencia 95
del yugo que forjó la tiranía.
Feliz ella mil veces si pudiera
de la calma gozar; pero perdida
la luz de la razón, su entendimiento
desconoce el. placer, y aún a sí misma. 100
LORD PEMBROKE
Ese Mísero estado en que se encuentra,
que precaver no puede su ruina,
aumenta mi recelo. Estos lugares
renuevan su dolor; enfurecida
nombra a Isabel; te llama, y Henriqueta 105
no puede en sus extremos impedirla.
LADY PEMBROKE
Pronto logrará verme; con la noche
mi servicio a la Reina se termina:
el tiempo vuela, esposo; y pocas horas
me faltan de asistencia tan prolija. 110
LORD PEMBROKE
Yo esperé a Isabel; sabrá las quejas
que contra su rigor la lealtad mía
tan justamente tiene: atropellada
mi mansión, mi nobleza así ofendida...
De mis labios sabrá...
LADY PEMBROKE
No, amado esposo,
115
provoques su furor; si desconfía
de tu correspondencia, verá en ella
que iguala nuestro honor a su injusticia.
Serena de Leonor los desvaríos;
que a tu lado quizá su fantasía120
no agitará el delirio; y yo entre tanto,
si puedo hablar al Conde, la noticia
le daré del estado en que su amante
vive por sus desgracias sumergida;
sabiendo de mi labio este infortunio, 125
menos será su pena, y más tranquila
quedaré, si un asilo le previene,
donde acaben en paz sus tristes días.
El cielo solamente, cara esposa,
Puede recompensar tu alma benigna. 130
¡Ah!, como tus piedades de mi pecho
aumentando la llama, a idolatría
llega mi fiel pasión.

 (Tomándola la mano.) 

LADY PEMBROKE
Rumor escucho;

  (Ruido: LADY mirando adentro a las damas.) 

Las damas a este sitio se avecinan
la Reina vuelve: disimula esposo. 135
LORD PEMBROKE
Siento que aquí me encuentre.


Escena II

 

DICHOS, ISABEL y damas.

 
ISABEL

 (Aparte al salir mirando a LADY y a su esposo.) 

¡Oh cuánto humilla
mi vanidad la imagen venturosa
de una fe conyugal correspondida!
Retiraos  (A las damas.)  Pembroke.
 

(Se va con LADY.)

 
haz que al instante
Arlington se presente aquí a mi vista.140
 

(Se va LORD PEMBROKE.)

 


Escena III

ISABEL

 (Sola sentada junto a la mesa.) 

¿De qué sirve a mi afecto un alma grande
y un corazón sensible, que respira
sólo el placer de amar, cuando en mi pecho
celos, rencores y furor se abrigan?
¡Oh sombra de Norfolk! ¿De qué me acusas?145
Tu, a quien mi amor un tiempo prefería,
me abandonaste ingrato; y me he vengado.
Tu cabeza cayó, y la mano misma,
que supo castigar en ti su afrenta,
aniquiló con furia vengativa150
a Estuarda, y al fruto detestable
de este enlace, a Leonor: ya no respira.
¿Por qué al eco fatal de vuestros nombres
Essex furioso contra mí conspira?
¿Essex, a quien prodigo mis mercedes, 155
querrá ver a Isabel envilecida?
Mas ¿por qué me amedrento? Mis cautelas
sabrán sus intenciones este día;
y si traidor lo encuentro..., si descubro
que mis favores paga con perfidias, 160
derribará un verdugo la cabeza
donde viven tan locas fantasías.


Escena IV

 

ISABEL, ARLINGTON.

 
LORD ARLINGTON
A vuestros pies, Señora, me conducen
mi obediencia leal, mi fe sumisa.
¿Qué mandáis?
ISABEL
¿Has sabido si a la corte
165
llegó el conde de Essex?
LORD ARLINGTON
De su venida
extraño que ya el público alborozo
no os hubiese traído la noticia.
Llegó, señora, cuando el sol brillante
al seno de las ondas descendía:170
llegó, y por todas partes resonaron
ecos de paz, y aclamación festiva;
regocijado Londres, sus victorias
con popular aplauso solemniza;
las madres, elevando entre sus brazos175
a sus pequeños hijos, les decían:
mirad el vencedor; y los ancianos
a los fuertes guerreros repetían:
este fue el defensor de nuestra patria;
pensad en imitar su valentía. 180
¿Qué más? Hasta las tímidas doncellas,
que adorna el rostro juventud florida,
procuraban fijase sus miradas
en la purpúrea tez de sus mejillas,
y si alguna logró ser el objeto 185
de los ojos de Essex, desvanecida:
viva gritó, y en la región del viento
respondió el pueblo en repetidos vivas.
ISABEL
Arlington, no esperaba que su elogio
tanto te complaciese; ni creía 190
que el aplauso del Conde por tu boca
llegase a mis oídos. ¿Se te olvida
que ha sido tu rival?
LORD ARLINGTON
No, gran señora,
no lo puedo olvidar; aunque no exista
la causa de mis celos; mas mi intento195
es que vos penetréis en la alegría
de un pueblo, que lo aclama sin más causa,
que la tregua que deja concedida
a la rebelde Irlanda, cuanto puede
temerse de su orgullo y su osadía. 200
Él pretende elevarse al regio solio;
el Irlandés en su favor conspira;
Inglaterra en el Conde ama el caudillo
que de España abatió la altanería;
la Escocia mal sujeta a vuestro yugo, 205
lo llama en su socorro, y lo apellida
vengador de Estuarda...
ISABEL
¡Qué pronuncias!
¿De una odiosa rival aborrecida
el nombre detestable en mi presencia
repetir osas?... Ya murió a mis iras, 210
y mis justos enojos extinguieron
la memoria fatal de su familia.
Si el Conde pretendiese su venganza,
¿quién te ha dicho, Arlington, que volvería
a Londres indefenso, abandonando 215
las numerosas huestes que acaudilla?
LORD ARLINGTON
Pero ¿sabéis, señora, por qué vuelve
sin que os diese primero la noticia
de sus operaciones en Irlanda?
ISABEL
Quejas de mi favor quizá le obligan 220
a volver; porque premie a sus amigos;
y el amor de Isabel en este día
adornará sus sienes victoriosas
del inmortal laurel que le destina.
LORD ARLINGTON
¡Qué escucho! ¿Será cierto? ¿Otra vez vuelven 225
a encenderse en amor las extinguidas
llamas de vuestro pecho? ¿Qué? ¿Es posible
que la prudencia, que la Europa admira,
y la sagaz política que tuvo
suspenso al orbe todo, así se rinda 230
a una ciega pasión, a un fuego vano,
que despreció aquel mismo que lo inspira?
ISABEL
Calla, Arlington, mi afrenta no recuerdes;
ya está vengada; toda mi ojeriza
se encerró en el sepulcro, donde yacen 235
de Leonor y Estuarda las cenizas.
Ya queda sólo Essex; queda el objeto
grato a mi corazón y a mis caricias.
Plegue al cielo que nunca su memoria
le recuerde la fiera tiranía, 240
a que por tanto tiempo me arrastraron
ambición y temor, celos y envidia.
LORD ARLINGTON
Y si su orgullo acaso desairada
segunda vez os deja...
ISABEL
¡Qué! ¿Imaginas
pueda atreverse a tanto?
LORD ARLINGTON
Mis recelos
245
tienen por fundamento sus intrigas.
Sé, que mantiene tropas a su sueldo;
sé, que en los puertos quedan prevenidas
las naves de la escuadra, y sólo esperan
que el Conde a sus empresas las dirija;250
lo mismo que el ejército, obedece
sus órdenes gustosa la marina,
y su correspondencia...
ISABEL
Ve al instante
a apoderarte de ella... Si medita
la traición que sospechas... Mis mandatos 255

 (Se sienta y escribe.) 

voy a dictar.
LORD ARLINGTON
Ya veo la ruina

 (Aparte mientras escribe ISABEL.)  

del Conde por mi ardid. Las relaciones
de mi conjuración la astucia mía
pondrá entre sus papeles, y el delito
que intentó mi venganza, haré que sirva 260
para su acusación: perezca el Conde;
que aunque muerta Leonor ya no compita
su cariño conmigo, de la Reina
me disputa el favor.
ISABEL

 (Se levanta, y le da la orden escrita.) 

Parte; registra
la habitación del Conde: que yo en tanto 265
audiencia le daré; y aún detenida
quedará su persona en el palacio,
mientras fueren mis órdenes cumplidas.
 

(Se va ARLINGTON.)

 


Escena V

 

ISABEL, PEMBROKE.

 
LORD PEMBROKE
Para besar, señora, vuestra mano,
pide el conde de Essex se le permita 270
la audiencia acostumbrada.
ISABEL
¿Viene solo?
LORD PEMBROKE
No señora; a su lado solicitan
sus fieles capitanes y sus deudos
que igual honra les sea concedida.
ISABEL
Permitidles entrar: en vano intento 275
contener mis enojos; si averigua
su maldad mi grandeza, si descubro
en las correspondencias sorprendidas
de los Lores traición, temblará Londres
del terrible escarmiento de mis iras, 280
será... Lady Pembroke,
 

(Sale.)

 
haced que vengan
mis damas al instante.
 

(Se va LADY.)

 
Que me asistan
quiero, para observar si alguna acaso
en el conde de Essex los ojos fija.
Ay de la miserable que se atreva... 285
 

(Sale LADY y las damas.)

 
El trono descubrid.
 

(Las damas descubren el trono.)

 
LADY PEMBROKE
Ya obedecida,
señora, estáis.
ISABEL
Testigos de la gloria,

 (Sentándose en el trono.) 

con que el conde de Essex vuelve a mi vista,
vosotras vais a ser; porque no ignoro
que mis damas sus triunfos solemnizan. 290


Escena VI

 

DICHAS, ESSEX, PEMBROKE, dos capitanes de Essex, dos parientes suyos, guardias.

 
CONDE DE ESSEX

 (Arrodillándose.) 

Isabel generosa, cuyo nombre
Inglaterra respeta, Europa admira,
gozosa recibid por mis lealtades
el pacífico ramo de la oliva
que os ofrece mi fe. La Irlanda toda 295
a vuestro imperio y su deber sumisa,
deponiendo las armas sediciosas,
espera su perdón, y a vos se humilla.
Concededlo piadosa, asegurando
con vuestro real indulto su conquista. 300
Esta paz suspirada, de la Escocia
desarmará el rencor, y será digna
de vos una campaña que no cuesta
ni lágrimas, ni sangre a nuestra isla.
ISABEL
Conde de Essex, levanta; yo te ofrezco305
cual mereces premiar tu bizarría;
pero ¿podré esperar que ese tratado,
que con tus voces lisonjeras pintas,
asegure mi trono, y que la Escocia
de la orgullosa pretensión antigua, 310
con que quiso usurpar mi poderío,
por la paz con Irlanda se desista?
CONDE DE ESSEX
¡Ah señora! Si vos habéis juzgado
sus derechos, si vos de la familia
de la triste Estuarda ya le disteis 315
soberano en Jacobo que la rija,
¿qué puede pretender?
ISABEL
Ni ¿qué intentara,
 

(Baja del trono enojada.)

 
que el golpe destructor de mi justicia
no pudiese estorbar? Busque de Irlanda
auxilio en la traidora rebeldía; 320
solicite también de mis vasallos
que en su favor desnuden la cuchilla;
apelliden el nombre de Estuarda;
conspiren en venganza de su hija,
y en fin, de la morada de la muerte325
invoquen vanamente sus cenizas;
que yo sola, de tantos contrastada,
y por algún infiel quizá vendida,
haré queden de todos las traiciones
en polvo, en humo, en nada convertidas.330
 

(Yéndose, y ESSEX la detiene.)

 
CONDE DE ESSEX
¿Y quién es el osado que se atreve
a excitar el rigor de vuestras iras?
No ocultéis más su nombre: que el silencio
puede hacer sospechosa mi hidalguía;
y pues todos oyeron vuestras quejas, 335
sepan también aquel que las motiva.
ISABEL
No salgas de palacio hasta que ordene,
o derogar la paz, o consentirla.
 

(Se va con las damas y guardias. LADY queda inmediata a la puerta por donde se va la REINA ISABEL.)

 


Escena VII

 

ESSEX, PEMBROKE, LADY, los capitanes y parientes de Essex.

 
CONDE DE ESSEX
¡Que escucho! ¿Es este el premio que previene
la Reina a mi lealtad? ¿Cuando a su vista340
vuelvo triunfante, su rigor me ultraja,
y mis glorias en público amancilla?
LORD PEMBROKE
Conde, no lo extrañéis; del valor siempre
perpetua compañera fue la envidia.
¡Ah!, tenéis poderosos enemigos; 345
pero no lograrán ver abatida
en vos la fiel defensa de este reino.

 (A los capitanes.) 

Sí, amigos; de Isabel la tiranía
amenaza también vuestro caudillo;
jurad conmigo que será su vida, 350
a pesar de traidores y envidiosos,
por nuestro noble y esfuerzo defendida.
LOS CAPITANES Y PARIENTES DE ESSEX
Si juramos.
LADY PEMBROKE
Callad;
 

(Volviendo al medio de la escena.)

 
esposo, Conde,
ved que vuestro furor os precipita;
en este sitio si os oyese alguno 355
cierta será de todos la ruina.
Disimulad prudentes; que la Reina
descubrirá la causa de sus iras;
entonces...
LORD PEMBROKE
Retirémonos: bien dices.
CONDE DE ESSEX
Decidme 360

 (A LADY.) 

al menos si mi bien peligra.
LADY PEMBROKE
No, Conde.
CONDE DE ESSEX
¿Podré verla?
LADY PEMBROKE
No es posible.
LORD PEMBROKE
Venid, Essex, donde mi labio os diga
cual es su situación, y hasta qué extremo
de vuestro noble amparo necesita. 365