Escena I
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LADY PEMBROKE inmediata a la puerta que va al cuarto de la Reina. EL LORD PEMBROKE sale por el lado opuesto sobresaltado.
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LORD PEMBROKE |
¿Te puedo, amada esposa, sin recelo | | hablar en este sitio?
¿No habrá espías | | que puedan escucharme?
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LADY PEMBROKE | No,
Pembroke. | | De la reina Isabel hoy se confía | | el
cuarto a mi cuidado: ella a esta hora, | 5 | del Támesis
undoso en las orillas | | divierte su tristeza. Habla, ¿qué
es esto? | | ¿Por qué sobresaltado?... |
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LORDPEMBROKE |
Aquí
dominan | | la ambición, la lisonja; aquí una
Reina | | adorada se ve, y está perdida, | 10 | si llegan
a escucharnos, la inocencia. | |
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LORD PEMBROKE | Una
desdicha.
| | La infelice Leonor está en palacio.
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LORD PEMBROKE
| La
tiranía | | de la reina Isabel... |
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LADY PEMBROKE | ¿Ha
descubierto | 15 | que Leonor vive? ¡Oh Dios! |
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LORD PEMBROKE |
No,
esposa mía; | | pero desconfiada o recelosa | | de cuanto
puede en mí la amistad fina | | con el conde de Essex,
hoy que a la corte | | llegó, sin preceder la orden
precisa | 20 | de la Reina, dejando a los rebeldes | | en Irlanda
la tregua concedida, | | mandó se reconozcan los palacios
| | de los ilustres Lores que tenían | | con él
correspondencia, y sus papeles | 25 | sin dilación se
traigan a su vista. | | El primero es el nuestro que ha sufrido
| | el violento rigor de su pesquisa; | | y al ver entrar las
guardias y el tumulto | | del pueblo, que medroso las seguía,
| 30 | Henriqueta, a quien hemos confiado | | la guardia de
Leonor, se atemoriza; | | la cubre con su velo, y presurosa
| | en tu busca a este alcázar se encamina | | trayéndola
consigo; yo en tu cuarto | 35 | me hallé cuando llegó.
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LADY PEMBROKE | Si
conocida | | fue Leonor al entrar... |
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LORD PEMBROKE |
Nadie
parece | | que hizo reparo en ella, y escondida | | queda en
tu habitación. Como Henriqueta | | bajo el nombre falaz
de Margarita | 40 | la cuida en su delirio, sin que sepa | | quien es la desgraciada, que confía | | tu piedad
a su celo, no conoce | | el riesgo a que la expone su venida.
| | ¡Ah!, si acaso Isabel... Lady, ¿qué haremos? | 45 |
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LADY PEMBROKE | Disimular prudentes y encubrirla: | | modera
tu inquietud; hace tres años | | que su muerte de todos
fue creída; | | y el mundo olvida pronto la memoria
| | de un objeto infeliz. Si no examina | 50 | la Reina en los
papeles que registre | | indicios de Leonor, ¿por qué
te agitas? | | Las cartas que del Conde has recibido | | ya
las consumió el fuego, y la salida | | de este funesto
alcázar al instante | 55 | asegura a Leonor.
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LADY PEMBROKE |
¡Ah!
Yo volvía | | a ese fin a las puertas, y hallo en ellas
| | a su esposo Arlington, que prevenía | | por orden
de la Reina, que las guardias | | se doblen en palacio. |
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LADY PEMBROKE | La
improvisa | 60 | vuelta del Conde alarma los cuidados | | de
la fiera Isabel; y esto origina | | sin duda prevenciones
tan extrañas, | | pues que Leonor no ha sido conocida.
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LORD PEMBROKE | En vano, amada esposa, mis temores | 65 | quieres desvanecer; ella peligra. | | Aún antes de
nacer, el nombre sólo | | de su madre Estuarda la ojeriza
| | la atrajo de Isabel; por todas partes | | de sus fieros
rencores perseguida, | 70 | este mismo palacio fue testigo
| | de la serie fatal de sus desdichas; | | aquí el
conde de Essex para su esposa | | pidió en vano a Leonor;
la tiranía | | la arrastró hasta el altar para
entregarla | 75 | del malvado Arlington a la perfidia. | | Sacrificada
al odio su existencia, | | la traición de este infame
fue tenida | | por obra de Leonor, y en tal estado
| | su
desesperación la conducía | 80 | al tenebroso
seno de la muerte, | | si tu alma generosa y compasiva | |
del horror del sepulcro no arrancase | | la victima inocente
de la envidia; | | y haciendo de la tumba una muralla | 85 | contra sus enemigos, fue su vida | | libre por tus cuidados.
Ni su esposo | | ni la Reina sospechan que respira; | | pero
¿cómo podremos por más tiempo | | mantener el
secreto, ni encubrirla, | 90 | si bajo el mismo techo que habitamos
| | su implacable rival también habita? | |
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LADY PEMBROKE |
Pues el conde de Essex llegará en breve; | | sabiendo
que Leonor aquí peligra, | | libertará a lo
menos su inocencia | 95 | del yugo que forjó la tiranía.
| | Feliz ella mil veces si pudiera | | de la calma gozar;
pero perdida | | la luz de la razón, su entendimiento
| | desconoce el. placer, y aún a sí misma.
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LORD PEMBROKE | Ese Mísero estado en que se
encuentra, | | que precaver no puede su ruina, | | aumenta
mi recelo. Estos lugares | | renuevan su dolor; enfurecida
| | nombra a Isabel; te llama, y Henriqueta
| 105 | no puede
en sus extremos impedirla. | |
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LADY PEMBROKE | Pronto logrará
verme; con la noche | | mi servicio a la Reina se termina:
| | el tiempo vuela, esposo; y pocas horas | | me faltan de
asistencia tan prolija. | 110 |
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LORD PEMBROKE | Yo esperé
a Isabel; sabrá las quejas | | que contra su rigor
la lealtad mía | | tan justamente tiene: atropellada
| | mi mansión, mi nobleza así ofendida...
| | De mis labios sabrá... |
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LADY PEMBROKE | No,
amado esposo, | 115 | provoques su furor; si desconfía
| | de tu correspondencia, verá en ella | | que iguala
nuestro honor a su injusticia. | | Serena de Leonor los desvaríos;
| | que a tu lado quizá su fantasía | 120 | no
agitará el delirio; y yo entre tanto, | | si puedo
hablar al Conde, la noticia | | le daré del estado
en que su amante | | vive por sus desgracias sumergida; | | sabiendo de mi labio este infortunio, | 125 | menos será
su pena, y más tranquila | | quedaré, si un
asilo le previene, | | donde acaben en paz sus tristes días.
| | El cielo solamente, cara esposa, | | Puede recompensar
tu alma benigna. | 130 | ¡Ah!, como tus piedades de mi pecho
| | aumentando la llama, a idolatría | | llega mi fiel
pasión. | (Tomándola la mano.) |
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LADY PEMBROKE |
Rumor
escucho; | | (Ruido: LADY mirando adentro a las damas.) | Las damas a este sitio se avecinan | | la Reina
vuelve: disimula esposo. | 135 |
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LORD PEMBROKE | Siento que
aquí me encuentre. |
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Escena IV
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ISABEL, ARLINGTON.
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LORD ARLINGTON |
A vuestros pies, Señora, me conducen | | mi obediencia
leal, mi fe sumisa. | | ¿Qué mandáis? |
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ISABEL |
¿Has
sabido si a la corte | 165 | llegó el conde de Essex?
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LORD ARLINGTON | De
su venida | | extraño que ya el público alborozo
| | no os hubiese traído la noticia. | | Llegó,
señora, cuando el sol brillante | | al seno de las
ondas descendía: | 170 | llegó, y por todas partes
resonaron | | ecos de paz, y aclamación festiva; | | regocijado Londres, sus victorias | | con popular aplauso
solemniza; | | las madres, elevando entre sus brazos | 175 | a sus pequeños hijos, les decían: | | mirad
el vencedor; y los ancianos | | a los fuertes guerreros repetían:
| | este fue el defensor de nuestra patria; | | pensad en imitar
su valentía. | 180 | ¿Qué más? Hasta las
tímidas doncellas,
| | que adorna el rostro juventud
florida, | | procuraban fijase sus miradas | | en la purpúrea
tez de sus mejillas, | | y si alguna logró ser el objeto
| 185 | de los ojos de Essex, desvanecida: | | viva gritó,
y en la región del viento | | respondió el pueblo
en repetidos vivas. | |
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ISABEL | Arlington, no esperaba que su
elogio | | tanto te complaciese; ni creía | 190 | que
el aplauso del Conde por tu boca | | llegase a mis oídos.
¿Se te olvida | | que ha sido tu rival? |
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LORD ARLINGTON |
No,
gran señora, | | no lo puedo olvidar; aunque no exista
| | la causa de mis celos; mas mi intento | 195 | es que vos
penetréis en la alegría | | de un pueblo, que
lo aclama sin más causa, | | que la tregua que deja
concedida | | a la rebelde Irlanda, cuanto puede | | temerse
de su orgullo y su osadía. | 200 | Él pretende
elevarse al regio solio; | | el Irlandés en su favor
conspira; | | Inglaterra en el Conde ama el caudillo | | que
de España abatió la altanería; | | la
Escocia mal sujeta a vuestro yugo, | 205 | lo llama en su socorro,
y lo apellida
| | vengador de Estuarda... |
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ISABEL | ¡Qué
pronuncias! | | ¿De una odiosa rival aborrecida | | el nombre
detestable en mi presencia | | repetir osas?... Ya murió
a mis iras, | 210 | y mis justos enojos extinguieron | | la
memoria fatal de su familia. | | Si el Conde pretendiese su
venganza, | | ¿quién te ha dicho, Arlington, que volvería
| | a Londres indefenso, abandonando | 215 | las numerosas huestes
que acaudilla? | |
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LORD ARLINGTON | Pero ¿sabéis,
señora, por qué vuelve | | sin que os diese
primero la noticia | | de sus operaciones en Irlanda? | |
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ISABEL |
Quejas de mi favor quizá le obligan | 220 | a volver;
porque premie a sus amigos; | | y el amor de Isabel en este
día | | adornará sus sienes victoriosas | | del
inmortal laurel que le destina. | |
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LORD ARLINGTON | ¡Qué
escucho! ¿Será cierto? ¿Otra vez vuelven | 225 | a encenderse
en amor las extinguidas | | llamas de vuestro pecho? ¿Qué?
¿Es posible | | que la prudencia, que la Europa admira, | | y la sagaz política que tuvo
| | suspenso al orbe
todo, así se rinda | 230 | a una ciega pasión,
a un fuego vano, | | que despreció aquel mismo que
lo inspira? | |
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ISABEL | Calla, Arlington, mi afrenta no recuerdes;
| | ya está vengada; toda mi ojeriza | | se encerró
en el sepulcro, donde yacen | 235 | de Leonor y Estuarda las
cenizas. | | Ya queda sólo Essex; queda el objeto
| | grato a mi corazón y a mis caricias. | | Plegue al
cielo que nunca su memoria | | le recuerde la fiera tiranía,
| 240 | a que por tanto tiempo me arrastraron | | ambición
y temor, celos y envidia. | |
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LORD ARLINGTON | Y si su orgullo
acaso desairada | | segunda vez os deja... |
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ISABEL | ¡Qué!
¿Imaginas | | pueda atreverse a tanto? |
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LORD ARLINGTON |
Mis
recelos | 245 | tienen por fundamento sus intrigas. | | Sé,
que mantiene tropas a su sueldo; | | sé, que en los
puertos quedan prevenidas | | las naves de la escuadra, y
sólo esperan | | que el Conde a sus empresas las dirija; | 250 | lo mismo que el ejército, obedece
| | sus órdenes
gustosa la marina, | | y su correspondencia... |
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ISABEL | Ve
al instante | | a apoderarte de ella... Si medita | | la traición
que sospechas... Mis mandatos | 255 | (Se sienta y escribe.) | voy a dictar. |
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LORD ARLINGTON | Ya
veo la ruina | | (Aparte mientras escribe ISABEL.) | del
Conde por mi ardid. Las relaciones | | de mi conjuración
la astucia mía | | pondrá entre sus papeles,
y el delito | | que intentó mi venganza, haré
que sirva | 260 | para su acusación: perezca el Conde;
| | que aunque muerta Leonor ya no compita | | su cariño
conmigo, de la Reina | | me disputa el favor. |
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ISABEL | (Se
levanta, y le da la orden escrita.) | Parte;
registra | | la habitación del Conde: que yo en tanto
| 265 | audiencia le daré; y aún detenida | |
quedará su persona en el palacio, | | mientras fueren
mis órdenes cumplidas. | |
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(Se va ARLINGTON.)
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Escena VI
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DICHAS, ESSEX,
PEMBROKE, dos capitanes de Essex, dos parientes suyos, guardias.
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CONDE DE ESSEX | (Arrodillándose.) | Isabel
generosa, cuyo nombre | | Inglaterra respeta, Europa admira,
| | gozosa recibid por mis lealtades | | el pacífico
ramo de la oliva | | que os ofrece mi fe. La Irlanda toda
| 295 | a vuestro imperio y su deber sumisa, | | deponiendo
las armas sediciosas, | | espera su perdón, y a vos
se humilla. | | Concededlo piadosa, asegurando | | con vuestro
real indulto su conquista.
| 300 | Esta paz suspirada, de
la Escocia | | desarmará el rencor, y será digna
| | de vos una campaña que no cuesta | | ni lágrimas,
ni sangre a nuestra isla. | |
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ISABEL | Conde de Essex, levanta;
yo te ofrezco | 305 | cual mereces premiar tu bizarría;
| | pero ¿podré esperar que ese tratado, | | que con
tus voces lisonjeras pintas, | | asegure mi trono, y que la
Escocia | | de la orgullosa pretensión antigua, | 310 | con que quiso usurpar mi poderío, | | por la paz
con Irlanda se desista? | |
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CONDE DE ESSEX | ¡Ah señora!
Si vos habéis juzgado | | sus derechos, si vos de la
familia | | de la triste Estuarda ya le disteis | 315 | soberano
en Jacobo que la rija, | | ¿qué puede pretender? |
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ISABEL | Ni
¿qué intentara, | |
(Baja del trono enojada.)
| que el golpe destructor de mi justicia | | no
pudiese estorbar? Busque de Irlanda | | auxilio en la traidora
rebeldía; | 320 | solicite también de mis vasallos
| | que en su favor desnuden la cuchilla;
| | apelliden el
nombre de Estuarda; | | conspiren en venganza de su hija,
| | y en fin, de la morada de la muerte | 325 | invoquen vanamente
sus cenizas; | | que yo sola, de tantos contrastada, | | y
por algún infiel quizá vendida, | | haré
queden de todos las traiciones | | en polvo, en humo, en nada
convertidas. | 330 |
(Yéndose, y ESSEX la detiene.)
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CONDE DE ESSEX | ¿Y quién es el osado que
se atreve | | a excitar el rigor de vuestras iras? | | No ocultéis
más su nombre: que el silencio | | puede hacer sospechosa
mi hidalguía; | | y pues todos oyeron vuestras quejas,
| 335 | sepan también aquel que las motiva. | |
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ISABEL |
No salgas de palacio hasta que ordene, | | o derogar la paz,
o consentirla. | |
(Se va con las damas y guardias.
LADY queda inmediata a la puerta por donde se va la REINA
ISABEL.)
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Escena VII
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ESSEX,
PEMBROKE, LADY, los capitanes y parientes de Essex.
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CONDE DE ESSEX | ¡Que escucho! ¿Es este el premio que previene
| | la Reina a mi lealtad? ¿Cuando a su vista | 340 | vuelvo
triunfante, su rigor me ultraja, | | y mis glorias en público
amancilla? | |
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LORD PEMBROKE | Conde, no lo extrañéis;
del valor siempre | | perpetua compañera fue la envidia.
| | ¡Ah!, tenéis poderosos enemigos; | 345 | pero no
lograrán ver abatida | | en vos la fiel defensa de
este reino. | | (A los capitanes.) | Sí, amigos; de
Isabel la tiranía | | amenaza también vuestro
caudillo; | | jurad conmigo que será su vida, | 350 | a pesar de traidores y envidiosos, | | por nuestro noble
y esfuerzo defendida. | |
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LOS CAPITANES Y
PARIENTES DE ESSEX | |
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LADY PEMBROKE | Callad;
|
(Volviendo al medio de la escena.)
| esposo,
Conde, | | ved que vuestro furor os precipita;
| | en este
sitio si os oyese alguno | 355 | cierta será de todos
la ruina. | | Disimulad prudentes; que la Reina | | descubrirá
la causa de sus iras; | | entonces... |
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CONDE DE ESSEX | Decidme | 360 | (A LADY.) | al menos
si mi bien peligra. | |
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LORD PEMBROKE | Venid, Essex, donde mi labio
os diga | | cual es su situación, y hasta qué
extremo | | de vuestro noble amparo necesita.
| 365 |
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