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Once cartas inéditas de Leopoldo Alas Clarín


Ana Cristina Tolivar Alas



  —229→  

De la correspondencia entre Clarín y familiares, amigos o escritores de su tiempo, han permanecido en los archivos de sus descendientes al menos veintitrés misivas, en su mayor parte inéditas. De estas veintitrés cartas -que ya he transcrito y proyecto publicar próximamente- se han seleccionado once para la exposición conmemorativa del primer centenario de la muerte del escritor. Una de ellas fue conservada por los herederos de D.ª Elisa Alas Argüelles y las otras diez por los de D. Leopoldo Alas Argüelles.

A continuación y con la salvedad de algunos términos que plantean una singular dificultad de transcripción, reproduzco el texto de estas once cartas que he distribuido en tres bloques: Correspondencia familiar, Cartas de Clarín a otros y Cartas de otros a Clarín. En cada bloque se ha tratado de seguir un orden cronológico.

En líneas generales he modernizado -en algunas ocasiones corregido- la ortografía, principalmente en lo tocante a la acentuación y a la puntuación, para facilitar la lectura. Sólo en los momentos en que interesa resaltar que la carta es un simple borrador redactado a vuelapluma, he respetado la escritura original. En cualquier caso, el contraste con los documentos auténticos que se exhibirán en la muestra y, pensando en una próxima edición del conjunto de las cartas recuperadas, la inclusión de los correspondientes facsímiles, harán posible el cotejo entre la transcripción y los manuscritos. Cuando la lectura de una palabra es dudosa, se hace seguir de un signo de interrogación entre paréntesis, y cuando aparecen palabras ilegibles se indica entre corchetes el número de ellas.






ArribaAbajoCorrespondencia familiar


1

[De Clarín a su hermano Genaro]


Ateneo de Madrid, 24 de Octubre. [sin año, aunque no hay duda de que es 1878].

Mi querido Genaro: te pido con mucha necesidad que me traduzcas cuanto antes el capítulo siguiente; yo lograría hacerlo tomando mucho tiempo, del que no dispongo, porque se trata del discurso del doctorado que quiero concluir luego, para llegar a tiempo u la oposición de Economía. Procura traducir al pie de la letra porque la oscuridad y mal castellano que de eso pueda resultar no me importa, y tú no te extrañes si encuentras esa oscuridad, porque se trata de un libro krausista y del comedio de él, conque ya ves si estará enrevesado, sin embargo, si está expuesto como nuestro profesor Giner lo hacía, tampoco encontrarás ese inconveniente y será para ti coser y cantar. Es corto y en poco tiempo lo haces; mándamelo enseguida con letra que yo entienda. Es una molestia entre tantas ocupaciones como tendrás, pero no dudo que hagas lo que te pido porque me interesa de veras; yo haré la letra clara   —230→   y no temas erratas. Si encuentras algo intraducible salta, porque yo llenaré las lagunas, pues conozco la sustancia de la doctrina. La cuestión es la relación del derecho y la moral, segunda parte del tema que escogí: Ahí va el texto alemán. (Uso letra española).

Verhältniss des Rechts

zur Sittlichkeit

36.a) Gemeinsame ethische

Grundlage

[Siguen 87 líneas manuscritas en alemán]




2

[De Clarín a Onofre]


Ateneo de Madrid. [sin fecha1. J. R. Tolivar Faes la supone escrita en los primeros días de febrero de 1886 y la reproduce parcialmente en su libro inédito Leopoldo Alas Argüelles, 1974].

Queridísima Onofrina mía: Llegué bien esta mañana y sigo sin novedad; te puse parte en cuanto almorcé. Armando llegó a casa en cuanto yo llegué y después vino Ruiz de Velasco; ya he visto a una porción de amigos. Acabo de recorrer todo el Ateneo con el secretario. Es magnífico. El salón donde tengo yo que hablar es imponente, parece el del Congreso. La conferencia ya no será este jueves, sino el viernes de la otra semana, porque sanaron(?) dos generales que tenían conferencia antes que yo y tienen que darla este viernes y el martes siguiente. Me alegro porque mientras tanto trabajaré lo de mamá y me prepararé mejor para la conferencia.

Todo el camino vine pensando en vosotros, vidinas mías, y me hacía una impresión dulce y triste a la vez pues que dejaba detrás de tantos montes dos seres queridos de veras(?) y uno nuevo y tan queridísimo como el mi Polín.

Estoy en la fonda de Las Tres Naciones; me llevan dos(?) duros; pero ni es gran habitación ni almorcé muy bien. Si la cosa no mejora acaso me mude, porque no tiene gracia estar mal y pagar tanto dinero.

Supongo que tú te acordarás también mucho de mí. El oírte llorar cuando marché, a pesar de ser por tan pocos días, me dio mucho gusto, vidina mía.

Háblale mucho de mí a Polín, para que no se olvide de su papín.

Aquí está lloviendo, pero no hace mucho frío. Supongo que ahí habrá también cambiado el tiempo. Cuidaos mucho, monísima(?) mía.

Escribo a mamá a parte hoy, por si a ti te da vergüenza que ella vea ciertas palabras de ésta.

Es la primera carta que te escribo después de casados. Buena señal, pues significa que estuvimos mucho tiempo sin separarnos. No durará esta separación mucho, pues siento mucho la ausencia y todo me parece aquí triste y soso sin ti y mi Polo y en cuanto pueda echaré a correr. Mil besinos a mi Polín del alma y te besa y te abraza tu marido que te adora.

Polín




3

[De Onofre a Clarín]


Oviedo, 4 de Noviembre. [sin año2. Esta carta es propiedad de Javier de La Llave Cadahia, nieto de D.ª Elisa Alas Argüelles].

Polín de mi vida: imposible decirte cuánto te echamos de menos, la casa nos parece otra y como si no hubiese nadie en ella. Los niños me hicieron más compañía que de ordinario, pero Elisa la corrió como siempre. No puedes figurarte lo mucho que de ti se acuerdan todos, ayer todo el tiempo pasaron contando a dónde llegarás en aquel momento y lo primero que Adolfín dijo en cuanto despertó fue si estarías ya viendo «a» Madrid. Como anoche nos acostamos más temprano se madrugó más y fueron cada uno a su escuela a tiempo.

El día de hoy está muy nublado y bastante más frío que los anteriores. Por Dios te pido que te cuides bien del abrigo y que me digas todos los días que me escribas cómo te sientes. ¿Dónde dejaste el papel y los sobres? No encontré más que el papel que te envío y el sobre de tarjeta, de modo que tendré que comprarlo.

Correo no hubo más que periódicos y una revista francesa que ya guardé.

Adiós Polín, hoy te escribirán los niños por la tarde para que mañana tengas dos letras de cada uno. Da memorias a todos y a ti te manda un abrazo como el que te di al marchar tú.

Onofrina

  —231→  

Cat. n.º 48

Cat. n.º 48






ArribaAbajoCartas de Clarín a otros3


4

[De Clarín a «Fenicio, Cenobita»]4


[Sin lugar -probablemente Oviedo- ni fecha, aunque parece escrita en torno a 1875, pues se trata de un Alas muy joven].

A Fenicio, cenobita.

En Morcín o donde fuere habido.

De varios asuntos y de un proyecto de novela.

Mi querido Fenicio: buen susto me has dado y Dios te lo perdone; a pesar de mis bromas y de tus citas quedábanme ciertos escrúpulos acerca de tu salud y por poco cojo y me subo a Morcín y hasta dar contigo no dejo de explorar y batir el monte, aunque te esté mal el decirlo. Pero en fin, ya que tú mismo certificas de que te va bien, me alegro, yo también estoy bueno y quédese esto aquí.

Para festejar tan buena buena nueva ocurrióseme (¡quién está libre de un mal pensamiento!) escribirte en verso; ya sabes, en aquellos tercetos mortales que tú y yo y todos los españoles sabemos hacer; pero desistí del propósito, considerando -como cualquier juez de distrito- que eres delicadillo de tímpano, tanto que no puedes oír tranquilamente un cohete; y mis versos, sin modestia, eran de palenque.

Tu contestación, en general, me ha parecido bien, pero observo con dolor que no me das muy fuertes alfilerazos, que era lo que yo esperaba para delectación de algunos buenos amigos que están en el secreto de nuestras relaciones. ¿Dónde hay cosa más divertida para el público inteligente e imparcial que ver despellejarse a dos antiguos camaradas por conducto de la prensa? Yo te confieso que tenía preparada una invectiva donde salían a colación todos tus defectos morales y aun los físicos, cosa de gusto y la última moda en materia de literatura biográfica.

Mas, pues tú lo has querido de otro modo, así sea y tratemos muy rosamente(?) con mimos y pucheros (pero haz el favor de no mandarme ósculos que eso está muy mal visto).

Preguntas, con la modestia propia del sabio que sólo sabe que no sabe nada, si Carramolino5 es palabra sánscrita; pero esa ignorancia es pura afectación porque enseguida das tú mismo de Carramolino la mejor definición que   —232→   se puede dar. Otra cosa sería si preguntases por el manifiesto de Carramolino, el cual no sé si está en sánscrito, pero sí sé que no está en castellano. ¿Conque no sabías del manifiesto de Dn Juan de Dios? ¿Pues en dónde vives? o mejor dicho, bien se conoce que vives en Morcín.

Por lo que toca (salve la parte) a tu novia la de Hungría, así me acuerdo [tachado «acordaba»] yo de ella como del Corresponsal de Tazones, a quien no conozco más que para servirle, como suele decirse. Vamos a ver, ¿y qué más o qué menos tiene el corresponsal de Tazones [superpuesto «que otro corresponsal adquiere»] para que tú le lleves y le traigas como si fuera costal? no parece sino que ha escrito algunos versos contra la madre patria describiendo guerras «más que civiles» o un opúsculo penable sobre materia penal o cualquier otra zarandaja contraria a los intereses de la provincia que es, como todos sabemos, principalmente agrícola y monárquica.

Pero, hablando de otra cosa, te diré que tengo tu proyecto.

Quisiera que tú y yo -visto que no hay modo de hacerte reñir- entabláramos una correspondencia cuyo asunto o miga fuese una novela a cuatro manos. Quiero decir, que escribamos una novela epistolar, como esas que se usan y en las cuales finge el autor que se cartean dos amigos contándose todas las tribulaciones; sólo que nosotros no necesitábamos fingir los amigos, porque tú y yo lo somos y buenos (¿verdad?) y bastaba con fingir las tribulaciones, de que Dios me libre, y a ti, amén. ¿No escriben Retes y Echevarría, pongo por caso, dramas proindiviso? ¿pues no es más fácil escribir una novela epistolar entre dos? Eso sí, que la novela ha de ser psicológica, como dicen ahora, con poca poquísima acción, que eso no compromete; lo cual no quita que nos propongamos resolver tres o cuatro problemas sociales y filosóficos; y los resolveremos, vaya si los resolveremos, que esto de los problemas es cosa de instinto y buena intención. Nosotros somos muchachos de poca distracción, digas tú lo que quieras, pero a sentimiento nadie nos gana; y no así sentimientos vulgares, como los de las tragedias griegas, donde todo se vuelven padres que quieren a sus hijos, hijos que matan a sus padres y demás pasiones gastadas y sencillitas. No, señor, tú y yo tenemos mucho que ver por dentro y como hay tanto babieca por el mundo que se entretiene en saber vidas ajenas, para éstos escribiremos y no han de ser para los lectores, como Dios nos dé buena mano para inventar desgracias inauditas y muy alambicadas pasiones. La novela deberá llamarse «la procesión por dentro» y tú y yo en vez de ser Fenicio y Quisvelqui (no Quis, como tú quieres) escogeremos sendos nombres y apellidos muy sonoros y significativos, como música de la naturaleza, y que estén diciendo a cien leguas que somos los hombres más desgraciados de la tierra y todo sin merecerlo. Tú puedes escoger para señora de tus pensamientos a tu novia la de Hungría, pero dándole muerte, si es que hemos de matarla, más práctica y endémica que la que tú supones y yo no creo; pues no es posible que hayas tenido novia que se muriese de viruelas. Tu rival puede ser el Corresponsal de Tazones, pero mudándole también el nombre; y podremos llamarle Rugiero de Tazones, o Amadís de Tazones, cualquier cosa menos corresponsal.

Tampoco sentaría mal que tú siguieras haciéndote el maula, según se dice, y más tísico que el metafísico Rocinante -aunque sea mala comparación- en fin, que escribieras todas tus cartas con las ansias de la muerte. Pero Dios nos libre a ti y a mí y a todos de fingimos escépticos en materia de culto y clero; no tendríamos ni un lector por un ojo de la cara. Al contrario, hoy priva el misticismo con tendencias espiritistas y a esa norma habríamos de atemperarnos. Ahora sí, en materia moral ya es otra cosa, tiene el público manga ancha y hasta se te permitiría enamorarte de una casada, con tal que fueras con buen fin; no a quererla así, de mala manera, como el bruto de su marido, sino de un especialísimo modo lleno de metafísica y distingos. En fin, en eso ya verás tú lo que te está mejor. Por mi parte, espero tu primera carta para escoger papel adecuado a mis fantasías y lucubraciones. No sé si me fingiré también enamorado, creo que no, pero si me enamoro ha de ser de tal modo, tan desacostumbrado y original que tú mismo te has de hacer cruces y preguntarme privadamente si es que finjo que siento o es que finjo que finjo. El argumento de la novela, salvo que apenas lo tendrá, ya se irá conociendo según adelante la correspondencia. Y respecto al estilo no ha de ser muy atildado y relamido, ni tampoco tan desaliñado y tumbón que sea una vergüenza, sino decorosamente familiar, arrebatado y elocuente cuando la pasión o la idea lo exijan, y llano, fácil y corriente por lo común, como tranquilas aguas de manso río que por extensa llanura se deslizan, murmurando apacibles lo mismo de noche que de día, según tenemos convenido.

Si el corresponsal de Tazones, o cualquier otro español, quiere terciar en la novela, puede hacerlo, con tal de que no se extienda demasiado describiendo carreteras, puertos y canales y otras obras de fábrica, de reconocida utilidad pública, pero poco psicológicas. Con esto y con decir que seremos deferentes para con la autoridad y el actual orden de cosas, tenemos dado nuestro programa.

Decidámonos, pues, mi querido Fenicio, a contarle al pueblo nuestros primeros amores, no sin intercalar en el texto, ya que no viñetas, algunas observaciones sobre los   —233→   sucesos de actualidad. No espero que hagas morir en flor este proyecto mío y antes creo que tomarás la iniciativa en su realización.

Tampoco a mí se me ocurre nada de particular para concluir, como no sea estos versos, que revelan un excelente corazón


yo que soy Hijo de España
(y lo digo con orgullo)



Y en buen hora lo diga.

Tu amigo y colaborador

Quis vel qui
Ubicumque, [tachado «Iº de Setiembre»], ad Kalendas graecas.




5

[De Clarín a Manuel Murguía]


Madrid, 29 de Mayo de 1878.

Muy señor mío, de toda mi consideración: me ocupo en un trabajo que titulo Asturias, «su cultura intelectual en la actualidad, ojeada general», trabajo que destino a la Revista que Vd. va a dirigir.

En la alternativa de faltar a mi promesa de darle a Vd. algún original para el primer número o tener que escribir atropelladamente el artículo a que me refiero, he arbitrado un medio: enviar a Vd. la siguiente composición dedicada a Jovellanos y que conservaba inédita, autorizándole para anunciar como segura la publicación de mi artículo que concluiré en cuanto pueda.

Con esta ocasión reitera a Vd. sus sinceros ofrecimientos y b.s.m.s.s.

Leopoldo Alas

Madrid 29 de Mayo de 1878

Sr. Dn Manuel Murguía

Calle Mayor,=21=2º

Madrid

[Siguen, en dos cuartillas aparte, las ocho primeras estrofas de la oda «A Jovellanos». La oda, en su integridad, consta de un total de doce estrofas y fue publicada en La Voz de Asturias de 6 de noviembre de 2000. El poema, que no llegó a aparecer en La Ilustración gallega y asturiana, es una clara imitación, tanto en el aspecto métrico como en el estilístico, de los Idilios de Jovellanos. Se encontró escrito a lápiz en un cuaderno ilustrado por Leopoldo Alas y fechado en Madrid el 20 de mayo de 1875, año en que el escritor empieza a utilizar el seudónimo Clarín].

Cat. n.º 368

Cat. n.º 368




6

[De Clarín a Emilio Castelar]6


Carreño (Asturias) 9 de Julio de 1887.

Excmo. Sr. Dn Emilio Castelar

Mi ilustre y querido amigo y jefe: para otros podrá haber mayor satisfacción que la de escribir una carta como la última que de Ud. he recibido; pero yo no concibo ni más honor ni mayor regalo; pues verse llamado amigo predilecto por un Castelar, es distinción que ni a soñar se atrevía uno allá, cuando en la adolescencia se figuraba futuros triunfos. En cuanto a los elogios que, después de   —234→   otros suyos con que me he enorgollecido, vienen a confundirme(?) el cerebro(?) sólo admito de ellos lo mejor, que es el cariño que en Ud. suponen.

Si Ud. dice que lee mis pobres prosas, yo devoro, es claro, toda su prosa y toda su poesía y sigo con entusiasmo creciente la odisea gloriosa de sus triunfos, así, cuando el otoño pasado París hacía a Ud. la justicia que sólo sabe y puede hacer París, yo llegaba a llorar de entusiasmo viendo a mi pueblo predilecto vitoreando a mi grande hombre predilecto... Le digo todo esto sin empacho porque estoy tan seguro de no ser adulador y de mi independencia, de la que me he dado muchas pruebas, que no necesito ante mi conciencia una reserva formal y fría, sabiendo que llegado el caso sería capaz de probar que no se me puede confundir con los cortesanos de ningún género.

Cat. n.º 79

Cat. n.º 79

Y aquí terminaría, si no hubiese en la carta de Ud. una segunda parte que se refiere a la política de Oviedo. Lo sucedido aquí no significa una coalición con los demás republicanos; no hubo más que una inteligencia para las elecciones, de acuerdo con la autorización que Ud. me daba en una carta de cinco pliegos el año pasado. Para esa inteligencia, de la que estamos muy satisfechos, pues sólo los posibilistas sacamos tantos concejales nuestros casi como todos los demás partidos republicanos juntos (5 por 7), para esa inteligencia se formó una junta mixta de tres posibilistas y tres coalicionistas... y en efecto, esa junta ya se ha disuelto; lo cual prueba, sin más, que no hay tal coalición. Ni la hay, ni la ha habido ni la habrá. Lo que hay es que yo no tengo que dar explicaciones, más que a Ud. En el Ayuntamiento hemos preferido también repartirnos las tenencias con los republicanos a juntarnos con los reaccionarios, y de siete tenientes tres son nuestros, entre ellos el 2º que es nuestro amigo Ordóñez a quien Ud. ya conoce. Por lo demás, lo que se ha hecho no sólo ha sido prudente, útil y hasta necesario, sino el impulso natural de todo el partido, de todo el comité, sin más excepción que la de un señor que no es republicano pero que figuraba en el comité por amigo particular de Celleruelo. A ese señor, y a otro, amigo suyo (que asistió a los funerales del rey) les han llamado monárquicos y no han protestado, se sabe que se han ofrecido al gobernador incondicionalmente, y se han reído de la autoridad del comité y me han negado a mí un puesto de concejal por odios personales que nuestro partido no, puede hacer suyos. En fin, a Ud. no se le pueden dar ciertos pormenores, pero sí rogarle que tenga confianza en la inmensa mayoría de los posibilistas de Oviedo que son entusiastas y no carecen de influencia. En cuanto a mí, por Ud. sufro ciertas humillaciones y coces de asno, y mi objetivo constante es servirle, no buscar un acta que por ahora ni sé para qué me serviría. Siempre suyo entusiasta y muy agradecido amigo.

Leopoldo Alas




7

[De Clarín a Pompeyo Gener]7


Oviedo, 25 de marzo de 1894

Sr. Dn Pompeyo Gener

  —235→  

Muy señor mío... y ya veremos si amigo: esta mañana he recibido su libro de Vd.8 y me puse a leerlo enseguida y me lo tragué casi todo, y puedo decir que de lo esencial ya puedo juzgar. Lástima que enseguida haya llegado su imprudentísima carta, que ha escrito Vd. sin haber descifrado la mía. Si Vd. la hubiera leído bien ni escribiría lo que escribe, ni me amenazaría con publicar parte de lo que le escribo; la carta entera no tengo inconveniente en que Ud. la publique, pues el público vería en mi franqueza, lealtad, confianza y en Vd. abuso de ésta y muy malas entendederas.

Por no entender, ni ha entendido Vd. lo que le anunciaba que decía en El Imparcial. No es un juicio de lo que no he leído, sino hipótesis, suposición, y aun atenuada, de lo que Ud. podrá decir, a juzgar por sus antecedentes que me son bien conocidos, por artículos infinitos que he leído de Vd., por su manera de tratar el castellano, y por lo que la Publicidad decía de su obra, que ahora veo que es exacto. No me atacará Vd. a mí personalmente, pero es que su manera de entender la crítica (sin perjuicio de darla por enterrada) es molesta, casi ofensiva porque nos trata Vd. como tontos, locos, carneros de Panurgo etc., etc. a los que creemos en la gramática, en la retórica, en la crítica (no médica), en la restauración idealista cristiana, etc., etc. Lo que yo digo en el Imparcial es lo que sé y en cuanto a burla se reduce a decir que el nombre de Ud., Pompeyo, no es nada raquítico, y que ojalá no diga Vd. en su libro... Es por esto que, ni sea su obra por el estilo de la de Max Nordau. No tengo por consiguiente nada que retirar, aparte de que no hoy tiempo, ni el tono en que Vd. me lo pide me consentiría retirarlo. Invocara Vd. sólo la amistad, y vería de procurar que no saliese ni siquiera la inocente broma con que contesto, no a su libro, sino a multitud de artículos de Vd. en que, relativamente a lo menos, paso por majadero y casi casi malalimentado. Pero Vd. habla de honradez de escritor y ahora tengo que probarle que yo no necesito deshacer nunca lo hecho para ser absolutamente honrado como escritor.

En otro tiempo, cuando yo tenía por ideal esa algidez de la vida de que Vd. habla, hubiera contestado a Vd. en este punto de otra manera; hoy tengo secretos motivos (tal vez de degeneración) para perdonarle a Vd. la exaltación que le ha dictado tan inconsideradas palabras. Conste pues que no telegrafío al Imparcial: 1º, por el tono en que Vd. lo pide, 2º, porque nada hay allí ofensivo para Vd. ni que prejuzgue su obra, y 3º, porque ya sería tarde.

Lo que yo siento es que este incidente personal, por Vd. provocado, venga como a aguar la fiesta, pues yo, después de leer su libro (casi está leído) pensaba dedicarle todo un artículo, y largo, porque veo en él mezclado lo bueno y lo malo en forma muy peligrosa. Ahora va Vd. a creer que mis censuras obedecen a nuestro nuevo estado de relaciones.

Suspendamos, si le parece, toda cuestión agria, de amor propio y tesón, hasta que haya hablado yo al público de su obra de Vd.

Como todos somos hombres, débiles, aun los positivistas crudos como Vd., acaso influya en Vd. algo mi constante crítica de sus barbarismos y solecismos. Yo en esto no puedo transigir; pero Vd. refiriéndose siempre a ello parece que lo siente demasiado ¿si tan poco importa la gramática, por qué no desdeña Vd. estas censuras, que a mí me exige mi conciencia de gramaticista y criticonista? Si yo dudara del talento y de la cultura de Vd. al censurar sus errores lingüísticos, podría Vd. quejarse; pero si le digo que veo que es desdén, desprecio de un estudio fácil, de una atención vulgar ¿qué hay en ello de ofensivo? Y no se enmienda Vd. nunca. En esta misma carta que hoy recibo escribe Vd. echar así hechar, con h. ¿Es ésa una de las reformas que la evolución va a traer al habla? ¿Por qué insiste Vd. en escribir en castellano? ¿por qué no escribe en francés o en catalán? Su libro de Vd. se hace casi ilegible a ratos por el modo de poner la pluma; no hay español que transija con eso. No hablo de las erratas, que en efecto abundan, hablo de lo puesto por Vd. Allá van algunos ejemplos: delicuecente (acaso errata), obsede (en español hay obsesión, obseso, pero no hay obsedar, ni obseder ni obsedir).   —236→   Omnia re scibili (eso no es español malo, es latín... vizcaíno. ¡Con qué autoridad va a hablar de los clásicos, y de lo sana que era la literatura romana de los buenos tiempos el que dice omnia re scibili! Re scibili es ablativo de singular y res, ei, no es neutro; pues bien, omnia es terminación neutra del adjetivo omnis, e, y está en plural, en nominativo, acusativo o vocativo. ¿También va Vd. a evolucionar el latín? ¿Con qué autoridad va Vd. a hablar de lo poco que sabe Zola no sabiendo declinar el latín?). -¿De dónde saca Vd. que hay retóricos que digan que el estilo se obtiene con preceptos?-. Pero vuelvo a las palabras guasonismo (aquí aunque Vd. no me aluda... me aluda, en lo de tratarlo todo en broma por un deber)

Hechas estas replicaciones -per in eternum (!!!!) [tachado «(Escribe Vd. espresión, expontáneo, ¿es errata?)»]. (Dice Vd. que no le importa a nadie que una palabra se escriba con b o con v; ¿ni a la filología? ¡Pobre historia de la lengua si eso fuera verdad!). «Cervantes, para él no tiene más mérito que el de sus giros» ¿Linier ha dicho? ¡Si justamente los gramáticos pedantes atacan a Cervantes por la gramática!

Habla Vd. de tropos, sinécdoques y metonimias, que es como si dijera Vd. España, Castilla y Extremadura; o cuadrúpedos gatos y perros. La retórica de las figuras se puede atacar, pero en sabiéndola. ¡Y fíjese Vd. que está Vd. hablando todo el tiempo de la absoluta ignorancia de los españoles y ya va demostrando que Vd. no sabe latín, gramática española, retórica...! Bien se ve que es Vd. demasiado poco bachiller.

¿De dónde saca Vd. que Esquilo (Eskilo, si Vd. quiere) y Marlowe ignoraban lo que era exordio?

«Su estilo ancho, redondo». ¿Cómo puede ser ancho... y redondo? Se llama ancha una cosa en que la anchura es la dimensión que predomina, proporcionalmente; pero eso de redondo...!

Blasfematorio es castellano anticuado, pero no aplicado a personas, sino a lo que contiene blasfemia.

¿Qué crítico, ni el más anticuado, dice que el genio es producto de la escuela? ¿Por qué habla Vd. no de memoria siquiera, sino al sabor de la boca?

Pontificar es ser pontífice, obtener esa dignidad, pero no hablar con pontífices, que es como Vd. emplea el vocablo.

«Algún aristarco ignorante y como a tal osado».

Usa Vd. el deber de cuando sobra el de, que es para otro uso (ejemplo p. 36 línea 4 empezando por la última).

¿Dice Vd. destornillado de risa?

¿Dice Vd. el Alemania?

Ciegos que son, no son, etc. (Francés puro.)

 Cat. n.º 178

Cat. n.º 178

El ridículo que tanto debe de (sobra el de) servir para castigar la estupidez pretenciosa... Pretenciosa no es español, pero estoy conforme con la máxima. De eso tratamos; y no sólo los estúpidos, sino también la medianía audaz y presumida e ignorante. ¿Por qué no emplea Vd. la burla (no el ridículo, porque eso lo usa el otro, la parte contraria, aquél a quien la saliva zarandea, por lo mismo, porque es ridículo).

«Hacerse bronca de todo». (No es castellano.) Hubo un Robert, hay un París9, Sánchez Pérez, Palacio... Yo quedo entre los otros ¿verdad? Ah, señor Gener, señor Gener, ¿a qué resulta que este eximio n.º 12 de los ejemplares regalados es un guasonista ignorante(?) etc, etc.?

«La luz de las estrellas fijas oscila» (Qué argumento y tan falso y tan retórico para un naturalista).

Resumitivo (¡rediós! ¡qué palabra!).

...filosofía o crítica sentida, todo es arte (Vd. ha dicho que el crítico era eunuco a lo habían dicho otros («Jamás un crítico ha enseñado a hacer nada, en historia de arte es un eunuco»).

Con justeza (francés, jamás español).

  —237→  

(¡Qué cosa dice Vd. de Zola! ¿Le ha ido Vd. a ver? ¿Estaba en casa?).

Torciendo de camino (no es castellano).

Como a crítico y fundador de escuela, no es Zola... Ese como a es absurdo.

(P 91 -primeras líneas; si no me alude Vd. vive Dios que se acerca la parálisis, porque siento la malicia, aunque sin delirio).

Las reformas que [I]

gozan de buena salud.

(Si Vd. asistiera a mi cátedra yo le demostraría, acaso, que cabe la experimentación en historia(?) de la vida moral y social).

«Siempre uno se encuentra mal». Eso no es castellano por la posición del uno.

Ipsuismo (está mal, porque es ipse, gen. ipsius, dat. ipsi).

«Ya estamos en plena teología alejandrina, es decir, en Bizancio». Hombre, no, en Alejandría.

La absenta dice Vd. Esto es el colmo, ¿por qué no dice Vd. ajenjo, o si quiere acercarse más al francés absintio? Absintio es castellano, absenta no.

Basta, este absentismo gramatical me sulfura, lo confieso.

Le advierto que en este repaso no he podido encontrar lo peor, que vi en la primera lectura; ciertos párrafos que de puro no ser españoles no parecían de lengua alguna, sino mezcla de todas las que se hablan alrededor del lago del Mediterráneo.

¡Ay amigo Gener, hay tantas cosas en el cielo y en la tierra y en la gramática que Vd. trata con una ligereza que no merecen!

«La moral de Schopenhauer es mejor que la cristiana». Eso se dice pronto.

En fin, ya se lo dije el otro día: se ha metido Vd. en la boca del lobo. Pero me refiero a sus ideas, a su manera de entender las cosas del intellecto como Vd. escribe (¿por qué ll si en español se dice intelecto?).

Por lo demás, viendo que en su libro de Vd. por la manera de señalar casi todo lo malo me coge por el ojo, y que en tantos años no se ha vuelto Vd. a acordar de mí, y que ahora se acuerda y me llama tantas cosas buenas, y desea que hable en El Imparcial (cuya revista literaria escribo por encargo de Ortega y bajo condición de no admitir allí polémica... si yo no quiero) de su última obra, no tendría nada de extraño que yo delirase un poco y con cierta malicia.

Júreme Vd. por su conciencia de positivista (por el rito que para jurar tengan V.V.) que no le ha pasado a Vd. nada con Zola, ni por comisión ni por omisión.

Y entonces dejaré yo de delirar.

Por fin, tanto esta carta como la anterior, le autorizo a Vd. para publicarlas... pero íntegras.

Si Vd. copia párrafos aislados será un verdadero abuso de confianza, pues yo no estaba obligado a hablarle a Vd. con tanta franqueza espontánea, pudiendo callar, como hizo con tantas otras. ¡Y la dedicatoria a Hunnen G.! Eminente... y es un buen señor, sin pizca de criterio (bien que el no tener criterio para Vd. es bueno).

Su affmo. condicional.

L. Alas



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