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ArribaAbajoGil Vicente

Gil Vicente (portugués) fue contemporáneo de Juan del Encina, y sus ensayos dramáticos se representaron en Portugal a fines del mismo siglo XV. La compilación de sus obras (que se ha hecho muy rara) se imprimió en Lisboa, 1562. Además de las castellanas, contienen estas obras 34 piezas en portugués, algunas mezcladas de castellano.


Comedia de Rubena

Escena I

 

(Argumento.)

 
    En tierra de Campos allá en Castilla,
había un abad que allí se moraba:
tenía una hija que mucho preciaba,
bonita, hermosa a gran maravilla.
Un clérigo mozo, que era su criado, 5
enamorose de aquella doncella:
la conversación acabó con ella
lo que no debiera haber comenzado.
    Llamaban a ella por nombre Rubena;
hallose preñada: el mozo ahuyó: 10
todos su meses arreo encubrió,
que viva persona sabia su pena.
Su padre era fuerte, cruel por nación,
celoso, muy bravo sin templa ninguna:
lloraba Rubena su triste fortuna, 15
rompiendo las telas de su corazón.
    Estando una noche sin más compañía
que sola tristeza sin partirse della,
saltan dolores de parto con ella,
su padre acostado, pero no dormía. 20
Sin esperanza de algún abrigo
viéndose asida de tanta tristura,
sufriendo sus penas con mucha cordura
empieza diciendo entre sí consigo:
    ¡Ay de mí! De mí robada 25
y no de otros robadores,
¡ay de mí! Desventurada:
yo que no puedo, cuitada,
decir ay a mis dolores.
¡Ay! Que no oso quejar, 30
¡ay! que no oso decir,
¡ay! que no oso querellar,
ni me puedo ya vengar
del consentir.
    ¡Oh, triste de mí, Rubena! 35
¿A quién me descubriré?
¿A quién contaré mi pena?
¿Cómo porné en mano ajena
mi vida, mi honra y fe?
Oh, mocedad desdichada; 40
de falso amor engañada,
engañada sin sentido:
¿qué haré, desamparada?
¿Qué haré, triste, preñada
sin marido? 45
    Escuro parto escogí
en peligroso secreto,
¡Qué será triste de mí!
¡Oh Dios, por qué me salí
de mi camino discreto! 50
¡Quién tuviera, quién hallara
una preciosa vara,
que tuviera condición
que improviso me llevara
a alguno que me sacara 55
el corazón!
    Oh, tristes nubes oscuras
que tan recias camináis,
sacadme destas tristuras
y llevadme a las honduras 60
de la mar adonde vais.
Duélanvos mis tristes hadas,
y llevadme apresuradas
a aquel valle de tristura,
donde están las malhadadas, 65
donde están las sin ventura
sepultadas.
    Yo misma quiero el morir.
¿Por qué me apretáis, dolores?
Mas duele el arrepentir 70
dos mil veces que el parir.
Angustias paso mayores
en pensar cuanto preciada
desde niña fui criada,
y por cuán vil paso amaro 75
a tal punto soy llegada,
tan desierta y alongada
del amparo
    Siempre de mi padre amada,
siempre de todos querida, 80
siempre tan ataviada,
siempre señora llamada,
siempre adorada y servida.
Siempre borra y muy esenta
siempre en puerto sin tormenta, 85
mas mirada que la luna,
siempre leda bien contenta;
mas ora me toma cuenta
la fortuna.
    Si acaso me descubriere 90
a Benita hablarlobia
pero si sola pariere
y pariendo me muriere,
¡Oh, cuánto mejor sería!
¿Sin ventura, qué haré? 95
Que me cercan los dolores.
¡Oh Rubena! ¡Di por qué
creíste la falsa fe
de los amores!
BENITA.-

 (Su criada.)  

Señora, ¿con quién habláis? 100
Vos veis alguna visión,
no sé de qué os quejáis.
RUBENA
Del mal de mi corazón.
BENITA
Las quijadas
tenéis tan descarrilladas 105
y la barriga rellena,
las espaldas empañadas
que no sois vos, aosadas!
¿Con quién trocastes, Rubena?
RUBENA
Con nadie, no sé qué dices. 110
BENITA
Tenéis los ojos sumidos
y delgadas las narices.
RUBENA
Tú no ves que son lombrices.
BENITA
Poco entiendo estos partidos:
sí será, 115
y eso mismo os causará
tener ojeras y paño.
RUBENA
¡Ay, qué gran dolor me da!
BENITA
Será de la frialdad
que cogistes ora un año. 120
RUBENA
¡Ay dolores de pesar!
BENITA
Bien entiendo a mi señora,
y ella quiéreme cegar.
Digo que no sé pensar
qué remedio os busque agora. 125
RUBENA
Oh, Benita!
BENITA
Estábades tan bonita
nueve meses que habrá,
tan blanca y coloradita,
no sé qué dolor maldita 130
o qué cosa esta será.
Parece que os salta el bazo
en derecho del ombligo
como si fuera embarazo.
RUBENA
Corrimiento es desto brazo, 135
que nunca acaba comigo.
BENITA
Bien está!
Andáis de acá para allá
descalza por las heladas:
de corrimientos será. 140
RUBENA
Llámame Genebra acá
que te haden buenas hadas,
que me venga bendecir
del quebranto mucho presto
presto, que me he de morir. 145
BENITA
Paréceme esto parir.
Digo que me pesa desto
en gran manera.
RUBENA
Pues aguija antes que muera.
BENITA
Si tenéis sufrimiento, 150
descansáredes siquiera.
RUBENA
Ve por la bendicidera.
BENITA
Primero os diré un cuento.
Diz que se era un escudero,
Tenía la mujer tiñosa, 155
y subiendo en un otero
encontró con un vaquero
desollando una raposa.
El escudero cuitado
andaba desarrapado, 160
las nalgas todas de fuera
y el haz desamparado,
el cogote trasquilado
sin osar decir quien era,
como persona sentida 165
Yendo ansí por las montañas.
RUBENA
¡Oh quién no fuera nacida!
Viéndome salir la vida,
paraste a contar patrañas.
BENITA
Pues otra sé de un carnero. 170
RUBENA
Anda, corre, que me muero!
¿No me irás por el vivir?
BENITA
Dejadme cantar primero
tiempo es el caballero,
que se me acorta el vestir. 175
Mas mal hay de lo que suena,
no se puede esto atapar:
bien vi yo en hora buena,
que las risas de Rubena
nesto habían de parar. 180
Tanto burlar y reír
con tanto de ir y venir,
el ojo al clérigo nuevo:
húbola de bendecir,
y ella lo quiere encubrir 185
estando ya al rabo el huevo.
RUBENA
No te entiendo.
BENITA
Vó rezando.
RUBENA
Oh, dulce Virgen gloriosa,
a ti pillo sospirando
que te pases deste bando 190
de Rubena desdichosa.
Tú, que tuviste encubierto
aquel divino secreto,
encubre mi triste suerte
no mires mi desconcierto, 195
que sin ti me espera cierto
mala muerte.


El viudo

Comedia


PERSONAJES
 

 
EL VIUDO.
PAULA,   su hija.
MELICIA,   su hija.
UN CLÉRIGO.
UN COMPADRE DEL VIUDO.
DON ROSBEL,   príncipe disfrazado.
DON GILBERTO,   su hermano.
VIUDO
    Esta desastrada vida
¿qué perdiera yo en perdella
desque al mundo fue venida?
Pues amara y dolorida
es toda mi parte della 5
que perdí mujer tan bella
como estrella,
y pues triste me dejó,
muriera mezquino yo
y no ella! 10
    Pluguiera a Dios que cupiera
La suerte suya por mía:
pues quedé, que no debiera,
robada mi compañera,
consumida mi alegría. 15
Vida sin tal compañía
noche y día
me da tan triste cuidado,
que jamás seré, cuitado,
el que solía. 20
    Acordarme su nobleza,
su beldad, su perfección,
sus mañas, su gentileza.
Su tan medida franqueza,
quebrántame el corazón. 25
¡Oh, qué humilde condición
a la razón!
¡Cuán callada, cuán sufrida!
Toda plantada y engerida
en discreción. 30
    Alegre con mi alegría
con mi tristeza lloraba:
pronta a cuanto yo decía
quería lo que yo quería,
amaba lo que yo amaba: 35
toda su casa mandaba
y castigaba
sin de nadie ser oída,
ni de persona nacida
profazaba. 40
    Amiga de mis amigos,
amparo de mis parientes,
humilde a mis castigos;
cruel a mis enemigos,
placentera a sus sirvientes, 45
tal que con fieras serpientes
inclementes
hiciera vida paciente:
no fue mujer más prudente
en las prudentes. 50
    Enemiga de celosas,
de las castas compañera.
Contraria a las maliciosas,
callada con porfiosas,
para virtud la primera 55
muy honesta y placentera
de manera
que nunca se desmedía:
sublimada en cortesía
verdadera. 60
    En el punto que partiste
no debiera quedar yo,
porque la vida que es triste
más muere quien la resiste,
que el muerto que la dejó. 65
A aquel Dios que la llevó
pido yo
muerte luego por finida,
pues la gloria de mi vida
ya pasó. 70
CLÉRIGO
    La gloria y consolación
de aquel padre eternal
sea en vuestro corazón,
porque tenéis gran razón
de llorar en vuestro mal. 75
VIUDO
¡Oh, mi padre espiritual!
Cuan mortal
hallaréis a vuestro amigo.
Por amparo y por abrigo
lloro tal, 80
    tal que nacer no debiera,
pues sabéis como perdí
mujer tanto a mi manera.
CLÉRIGO
Quien perdió tal compañera
que llore digo que sí. 85
VIUDO
¡Oh cuán amiga de mí!
CLÉRIGO
Bien lo vi.
VIUDO
¡Oh mi vida trabajada!
¡Ay de mi alma penada!
¡Ay de ti! 90
CLÉRIGO
    Tomad un consejo, hermano,
deste amigo singular:
pensad como lo humano
unos tarde, otros temprano
nacimos para acabar, 95
y todo nuestro tardar
a buen juzgar
por más trabajo se cuenta
pues no se escusa tormenta
neste mar. 100
    Quitad el luto de vos
y esos paños negregosos,
que cierto sabemos nos
negar los hechos de Dios
todos los que están lutosos: 105
pues se muestran soberbiosos
de quejosos
cargados de paños prietos,
repugnando los secretos
más gloriosos. 110
    Los que mueren tan honrados,
como acá vuestra mujer,
contritos y confesados,
¿Qué hace luto menester?
Lo que vos habéis de hacer 115
ha de ser
a aquel dador de las vidas
dalle gracias infinidas
con placer.
    ¡Quedad con nuestro Señor! 120
VIUDO
Padre, quedo consolado.
CLÉRIGO
El vero consolador,
Cristo nuestro Redentor,
esfuerce vuestro cuidado.
VIUDO
¡Oh qué padre tan honrado! 125
Descansado
algún poquito me siento,
que parte del pensamiento
me ha quitado.
    Ora oídme, hijas mías, 130
la muerte por desventura
me llevó mis alegrías,
porque no fuesen mis días
sino llenos de tristura.
Lo que más desasegura 135
mi holgura,
es el daño que se os siga:
esto hace mi fatiga
más escura.
    Porque esta vida engañosa 140
en la tierna mocedad
es tan peligrosa cosa
que harto bien temerosa
miro mi seguridad.
Acordad la honestidad 145
y bondad
de vuestra madre defunta,
y en tanta virtud junta
contemplad.
COMPADRE
    ¿Qué haces, compadre amigo? 150
VIUDO
Lo que manda la tristura
sin mujer y sin abrigo.
COMPADRE
Bien trocara yo contigo.
¡Quién tuviera tu ventura!
Yo tengo mujer tan dura 155
de natura,
que se da la vida en ella
mejor que en sierra de Estrella
la verdura.
PAULA
    ¡Mirad vos qué cosa aquella! 160
COMPADRE
¡Digo verdad por mi vida!
MELICIA
Pues muy noble dueña es ella.
COMPADRE
Ansí me goce yo en vella
no con vida tan cumplida.
Alma que no tiene salida, 165
siempre metida
en danza cuadre o no cuadre
gran envidia te he, compadre,
sin medida.
    A la fe, dígote, amigo, 170
que te vino buena estrena!
Eso haga Dios comigo.
VIUDO
¡Oh, calla! Que yo soy testigo
que es gran mal perder la buena.
COMPADRE
¿Mas cadena 175
quieres tú que el hombre tenga
que mujer con vida luenga
aun rebuena?
    No estés, compadre, triste
por salirte de prisión: 180
cuando tu mujer perdiste
entonces remaneciste,
más te falta el corazón.
VIUDO
Según va sin reflexión
tu razón, 185
has de estar fuera de ti,
y aumentas más en mí
la pasión.
PAULA
    ¡Oh, qué mala condición!
COMPADRE
No es sino muy real, 190
y lo que hablo es en razón.
PAULA
Mas bien habla en ti Nerón,
y paréceme muy mal,
COMPADRE
Si yo tengo un animal,
¡Pese a tal! 195
Y una sierpe por mujer,
y por más mi daño ser
es inmortal.
    Tanto monta dar en ella
como dar nesa pared: 200
cuanto más riño con ella
tanto más se goza ella,
por hacerme Dios merced.
No tiene hambre ni sed
más que una red, 205
siempre harta y aborrida:
¡Si esta vida tal es vida
me sabed!
    Cuando con ella casé
hallé, norabuena sea, 210
en ella lo que os diré.
Cuando bien bien la miré,
vile un rostro de lamprea,
un habla a fuer de aldea,
y de Guinea 215
el aire de su meneo:
cuanto más se pon de arreo
está mas fea.
PAULA
    Oh calla, no digáis eso,
que es mucho gentil mujer. 220
COMPADRE
No lo vistes el avieso
si pone el blanco tan grueso
¿Qué diablo habéis de ver?
Dejemos su parecer
ya caer 225
y vengamos a lo al.
No estará sin decir mal
o la hacer.
    Ella por dame esa paja
mete la calle en revuelta: 230
seso, ni sola migaja:
dueña que se volvió graja
y anda en el aire suelta,
siempre pronta y desenvuelta
en dar vuelta 235
donde lo bueno a lo malo,
por más que lleve de palo
en la envuelta.
    Si algo estó de placer
dice que yerba he pisado 240
si triste, quiéreme comer
yo no me puedo valer
así me trae asombrado.
Si trayo a mi cuñado
convidado, 245
muéstrame un ceño tamaño
que me hace andar un año
renegado.
    Miente que es cosa espantosa
a todos escarnios llega: 250
es porfiada y es temosa,
soberbia, envidiosa,
siempre urdo, siempre trafiega,
su lengua siempre navega
como pega 255
para todo mal ardida,
si en algo se halla cogida
luego niega.
PAULA
    ¿Por qué deshonráis ansí
vuestra mujer?
COMPADRE
Porque es plaga
260
que desque la recibí
bien pueden decir por mí
el marido de la draga.
No hay quien me deshaga
tan gran llaga, 265
de toda paz enemiga:
por Dios, no sé qué me diga
ni qué me llaga.
    Yo no la puedo trocar,
yo no la puedo vender, 270
yo no la puedo amansar,
yo no la puedo dejar,
yo no la puedo esconder.
Yo no le puedo hacer
entender 275
sino que es ella una rosa,
y que está muy desdichosa.
En mi poder.
    Y con todas sus traviesas
está tan llena de vida, 280
que con dos bombardas gruesas
ni con lanzadas espesas
será en vano combatida.
VIUDO
¡Oh, mi mujer tan querida
fallecida, 285
toda paz sin nunca guerra,
no debieras de la tierra
ser comida!
    Agora me voy a rezar
sobre aquella tierra dura 290
pues no lo puedo olvidar
hasta mi muerte acabar
este dolor sin ventura.
COMPADRE
No quiso mi desventura
tan escura 295
que estotra fuera tras della,
que yo le hiciera una bella
sepultura,
    y le hiciera rezar
las lloras de los dragones, 300
y le hiciera cantar
las misas so el altar
alumbradas con tizones,
ofertadas con melones
badeones 305
todos llenos de cenada,
por encienso una ahumada
de granzones.
MELICIA
    Oh Paula, hermana mía,
¿Quién habla de pensar 310
cuando mi madre vivía,
que la vida que tenía
estaba para acabar?
PAULA
Nunca hay que confiar
ni descansar 315
el que por reposo puna,
pues no se excusa fortuna
al navegar.
    Ora que mi madre estaba
más alegre y descansada, 320
cuando mucho sana andaba
y más recia se hallaba
¡Cuán presto fue salteada!
MELICIA
¡Yo triste desamparada!
PAULA
Y yo, cuitada, 325
a quien tanto bien quería,
que su ánima partía
yo nombrada.
MELICIA
    Gran secreto es el morir.
PAULA
Para mí bien declarado: 330
mas secreto es el vivir,
siendo cierto de partir
nunca estar aparejado.
Cada cual es engañado
y confiado 335
en que tiene luenga vía.
MELICIA
Ansí fue la madre mía
¡mal pecado!
 

(Entra DON ROSBEL en disfraz de villano.)

 
PAULA
    ¿Qué buscas?
DON ROSBEL
Véngome acá.
PAULA
¿A qué?
DON ROSBEL
Vengo a quequiera.
340
PAULA
¿De do eres?
DON ROSBEL
Soy de acullá,
del Villar de la Cabrera.
Llámome Juan de las Brozas,
de en cabito del llugal
natural, 345
hermano de las dos mozas
sé hacer priscos y chozas
y un corral.
PAULA
    Ora pues vete enbuenhora.
DON ROSBEL
Si ya soy Juan de las Brozas, 350
Gaitero.
PAULA
Eso es menester agora
como están ledas las mozas.
MELICIA
Ve, cabrero!
DON ROSBEL
No tengo ora donde ir. 355
MELICIA
¿Tienes padre o madre tú?
DON ROSBEL
Eso haa
pláceme, lo vo decir:
ya mi padre se ha morir,
nel limbo está. 360
PAULA
¿Y tu madre?
DON ROSBEL
Acá quedó:
con un flaire está a soldada
muy valiente:
luego la vistió y le dio 365
una faja colorada
de presente.
Cuando retozan la fiesta
es mi madre tan aguda
y tan garrida, 370
que siempre ella urde la siesta,
por descansar de sesuda
la fatiga.
PAULA
¿Qué vida era la tuya?
DON ROSBEL
Rascaba la bestia al fraile 375
acá y allá,
y dila al diablo por suya,
y aprendí hacer un baile
y estoime acá.
Yo quisiera me casar, 380
la novia, mi fe, no quiso:
pues ni yo
antes quiero acá morar.
VIUDO
¿Qué haces acá, porquero?
DON ROSBEL
No soy, no. 385
VIUDO
¿Pues qué eres?
DON ROSBEL
Llámome Juan de las Brozas,
a más soy medio gaitero
hago notas y placeres.
VIUDO
¿De do eres? Di, amigo. 390
DON ROSBEL
De mi tierra.
VIUDO
¿Qué lugar
es el tuyo?
DON ROSBEL
No es mío, que es de un crigo.
Y no tengo de negar
que es suyo. 395
VIUDO
Y agora ¿qué querías?
DON ROSBEL
Acogime en un rabasco
nigromante
que me hizo niñerías:
¡quién le quebrara aquel casco 400
fuertemente!
Sacudiome un torniscón
y sacome un rajanazo
de la greña:
corralome en un rincón, 405
y diome con un palazo
de la leña.
VIUDO
¿Algo lo harías tú?
DON ROSBEL
Nada, nada, juri a san,
fuile haciendo: 410
sólo hacía tu ru ru
viene el hideputa can
me firiendo.
VIUDO
¿Quieres comigo vivir?
DON ROSBEL
Si me dais buena soldada 415
por trabajar,
yo bien tengo de servir
en ganado y en sembrada
y en cavar,
    ir por leña y al molino, 420
traer mato para el horno
y aun cocer,
vendimiar y coger lino,
hacer vino y poner torno
si es menester. 425
    Digo en cuanto a servicial
no vendrá un diablo acá
que más haga:
en nada os haré un corral,
do el ganado no habrá 430
miedo de plaga.
    Hagamos luego avenencia.
VIUDO
Estáte comigo un alto.
DON ROSBEL
Bien será
lo dejo a vuestra conciencia, 435
como vierdes que me amaño
me pagá.
VIUDO
¡Ve por leña!
DON ROSBEL
Que me place,
y veréis cuan presto vengo,
cuan corriendo. 440
VIUDO
Trae muy valiente haze,
y lleva el atijo luengo,
DON ROSBEL
Bien lo entiendo.
VIUDO
Habémoslo menester
como el pan que nos mantiene. 445
PAULA
Es bien mandado.
MELICIA
Servicial parece ser.
VIUDO
¡Ahotas, cuán presto viene
y cuán cargado!
Tenedle ya aparejado 450
el zurrón con unos ajos
y su pan,
y luego vaya el ganado:
pues han de ser los trabajos
con afán. 455
¡Oh qué norabuena vengas!
DON ROSBEL
¡Qué mozo Juan de las Brozas!
Ya yo vengo.
VIUDO
Antes que más te detengas,
dalde el zurrón luego, mozas: 460
¡ve corriendo!
    Lleva los puercos contigo
y mamenta las cabritas
más recientes,
y mira lo que te digo, 465
las vacas y becerritas
paramentes.
    Y a la noche de camino
trae leña para el horno.
DON ROSBEL
Que me place. 470
VIUDO
Muy buena dicha nos vino.
PAULA
Viénenos como hecho al torno.
MELICIA
Bien lo hace.
VIUDO
Sabed que el buen servidor,
que lo pesen a oro fino 475
es merecido.
PAULA
Según que fuere el señor,
así abrirá el camino
a ser servido.
 

(Sale DON ROSBEL cantando.)

 
DON ROSBEL.-
Arrimárame a ti, rosa, 480
no me diste solombra.
MELICIA
¡Oh cómo es tan placentero
este nuestro mozo Juan!
VIUDO
¿Y el rebaño?
DON ROSBEL
Esperad, diré primero 485
que anduve tras un gavilán
tamaño.
Ora, nuestramo, hablad vos.
VIUDO
¿Queda todo en el corral
el ganado? 490
DON ROSBEL
Bueno está, bendito Dios.
No se me perdió ni tal:
¡él sea loado!
VIUDO
Dalde luego de cenar.
DON ROSBEL
Que no tengo gana yo 495
de comida.
Mi placer es trabajar,
afanar doquer que esto
es mi vida.
VIUDO
¡Cena, cena! Dalde pan 500
y migas a gran hartura
con del ajo:
comerás, buen hijo Juan,
que el comer es la holgura,
del trabajo. 505
    Voime a cas del sacristán
a pagalle las campanas
que tañió:
¡quédate, buen hijo Juan!
DON ROSBEL
¿Ambas a dos sois hermanas? 510
MELICIA
¿Por qué no?
DON ROSBEL
Bien lo sé por mi ventura,
que si yo no lo supiera
no penara:
¡Ambas vi por mi tristura, 515
antes no nacido fuera
que os mirara!
PAULA
¡Ay Jesús! ¡Jesús! ¡Jesús!
Mas es esto que pastor.
MELICIA
¡Cómo hay Dios! 520
Y llamámosle de tú.
Decidnos por Dios, señor,
¿Quién sois vos?
DON ROSBEL
Soy quien arde en vivas llamas,
pastor muy bien empleado 525
en tal poder,
siendo de tan bellas damas
hermanas en dar cuidado
a mi querer,
    Don Rosbel soy, generoso 530
hijo de duque y duquesa
muy preciado:
amor es tan poderoso,
que me trujo a la dehesa
con cayado. 535
    Mándome ser alquilado,
ansí lo tengo por gloria
y lo quiero,
sin ser de vos remediado,
ni querer nunca victoria 540
ni la espero.
    No quiero sino miraros,
no quiero sino serviros
desta suerte,
y si os ofendo en amaros, 545
bien lo pagan los sospiros
de mi muerte.
MELICIA
Hermana, no sé qué diga.
PAULA
Nunca tal acaeció
por mi fe: 550
¡tal señor en tal fatiga!
DON ROSBEL
No lo quiero ser yo, no:
me troqué
desde el día que os miré:
de tal suerte me prendistes 555
improviso,
que mi muerte la hallé
(Siendo pues vos me la distes)
paraíso.
    Soy vueso trabajador 560
como son los alquilados:
mas no soy...
¡Dejadme morir pastor
llorando por los collados
dende hoy! 565
No sepan parte de mí
Don Rosbel no quiero ser
ni por sueño,
que esclavo soy desque os vi,
y por vos es mi placer 570
tener dueño.
PAULA
La merced que nos haréis,
siendo huérfanas, señor,
y sin madre,
que os vais y nos dejéis 575
no matéis al pecador
de mi padre.
Abatis de vueso estado,
siendo noble en señoría
por derecho, 580
y queréis ser deshonrado
por tan pequeña contía
sin provecho.
DON ROSBEL
No me deja ir amor:
de señorías tamañas 585
soy bien harto,
y es tan vivo mi dolor,
que me abrasa las entrañas
si me parto.
PAULA
Ora, ¿eso qué aprovecha 590
sino para daros pena
y a nos temor?
DON ROSBEL
No tengáis de mí sospecha,
porque eso más pena ordena
a mi dolor. 595
VIUDO
¿Qué te haces, Juan, comiste?
DON ROSBEL
Harto estó repantigado
de comer.
VIUDO
¿Paréceme que estás triste?
DON ROSBEL
Bien contento, Dios loado, 600
con placer.
    Mirad, nuestramo, yo estaba
acá a mis amas hablando,
del deseo
y gana que me tomaba 605
de mi tierra, que mirando
no la veo.
    Suso, ¿qué tengo de hacer?
VIUDO
Tómate aquel azadón
y la azada. 610
DON ROSBEL
Todo eso es mi placer,
no faltando el galardón
y soldada.
VIUDO
Muy bien te será pagada:
ve, cava la viña luego 615
sin reproche
bien cavada y adobada,
y trae cepas para el fuego
a la noche.
    Al aldea quiero ir 620
y veré nuestro montado
como está,
tarde tengo de venir.
Vosotras tened cuidado
en lo de acá: 625
estas puertas bien cerradas,
y no estéis ociosas
en estrado,
que las mozas ocupadas
excusan causas dañosas 630
al cuidado.
PAULA
¿Qué consejo tomaremos?
Nosotros si nos callamos,
consentimos:
estamos en dos extremos, 635
porque a él también faltamos,
si decimos.
MELICIA
Pues nos que lo publiquemos
a mi padre o otro alguien
es niñería. 640
PAULA
Ningún favor no le demos.
MELICIA
A quien nos sirve tan bien,
será falsía.
 

(Sale DON ROSBEL cantando.)

 
DON ROSBEL
Mal herido me ha la niña
no me hacen justicia. 645
¡Ha, nuestramo!
PAULA
Fuera es ido.
DON ROSBEL
Estrella de mi alegría,
¿Cómo estáis?
Mi gloria, mi bien cumplido
que la muerte y vida mía 650
vos la dais.
PAULA
Señor, ¿por qué os matáis
Y nos dais vida cuidosa?
Sin porqué,
pues en vano trabajáis. 655
DON ROSBEL
¡Oh, esmeralda, preciosa!
Bien lo sé.
    Pero éste mi sudor
amata las vivas llamas
que amor quiso, 660
y el afán de mi labor
por vos tan hermosas damas
es paraíso.
Y el ganado que apaciento,
con ángeles del cielo 665
los adoro
por vuestro merecimiento,
al que no pido consuelo
sino lloro.
    Otra gloria no atiento 670
sino desesperar della,
y desespero:
con mis trabajos contento,
de nadie tengo querella
aunque muero. 675
Y sé muy cierto que no
con servicios os enamore
ya en mis días,
porque no soy dino yo
ni de lejos que os adore 680
idolas mías!
PAULA
¿Y cuál de nos queréis vos?
DON ROSBEL
Dos amores se ayuntaron
contra mí:
los males de dos en dos 685
mi cuerpo y alma cercaron,
cuando os vi.
    Tengo doblados dolores:
dos saetas en mí siento
que me hirieron: 690
¡Ay, que juntos dos amores
en un solo pensamiento
no se vieron!
 

(Sale el VIUDO y dice DON ROSBEL:)

 
¿Nuestramo, venís cansado?
VIUDO
Mas antes mucho contento 695
del casal,
porque dejo concertado
para Paula un casamiento
muy real.
    Aun Melicia esta semana 700
le espero de dar marido
de hazaña.
¿Lloras?
DON ROSBEL
Lloro una hermana
que poco ha se ha morido
supitaña. 705
    Quiero llevar el ganado
a unos valles sombríos
y tristoños,
donde se harte el cuitado
de oír los gritos míos 710
muy medoños.
VIUDO
Limpia el establo primero,
y lleva el estércol luego
al linar.
DON ROSBEL
Que me place, que eso quiero 715
acábeme ya mi fuego
de matar.
VIUDO.-
¿Qué hablas?
DON ROSBEL
¿Qué he de hablar?
Digo que voy soñoliento
y carcomido. 720
VIUDO
Yo me voy ora a rezar
que Dios haga a tu contento
aquel marido.
PAULA
¡Oh, cómo va lastimado
el triste de don Rosbel! 725
MELICIA
Es de doler.
PAULA
De veras es namorado.
MELICIA
Luego pareció en él
su buen querer.
PAULA
Pues no es de los fingidos, 730
dame tú la fe, hermana,
yo doy la mía,
que no tomemos maridos
hasta que él a su gana
haya alegría. 735
DON ROSBEL
A todos das sepultura,
muerte, ¿dime qué es de ti,
tú que amo?
Y por mi gran desventura
tú lo haces sorda a mí, 740
que te llamo.
    Y pues mi ánima se enoja
con las tristes ansias mías
tan penada,
rasgada sea la foja 745
do están escritos mis días
y quemada.
    Oh, por Dios, lindas señoras,
En este trance penado
tan mortal, 750
no os mostréis consentidoras,
ni vea yo desdichado
tanto mal.
PAULA
No os matéis sin saber
que bien lejos nos estamos 755
de casar.
MELICIA
Nadie nos ha de mover
que a marido suframos
sin amar.
DON ROSBEL
¡Oh, preciosa mercé, 760
quién te pudo merecer
en sus días!
Ya crece tanto mi fe,
que se muestra su querer
en mil vías. 765
    Y pues que no puede ser
casar con ambas, lo sabéis,
echad suertes:
pues quiero satisfacer
la mercé que me hacéis 770
sin más muertes.
MELICIA
¿Burlaisos de nos, señor,
o será sueño aquesto?
PAULA
Sí, lo es.
DON ROSBEL
Ya no más seré pastor: 775
echad vuestras suertes presto,
vello heis.
MELICIA
En Paula cayó la suerte.
Yo te digo huella pro
sin codicia. 780
DON ROSBEL
Heme aquí en otra muerte.
Cual por Paula, peno yo.
Por Melicia.
 

(Sale DON GILBERTO, que andaba buscando su hermano por el mundo.)

 
DON GILBERTO
El Señor sea loado
y toda la corte del cielo, 785
pues mi hermano y mi consuelo
tengo hallado.
Todo el mundo he buscado
por hallarte muerto o vivo,
o si eras libre o cautivo, 790
o desterrado.
DON ROSBEL
¿Mi padre y madre son vivos?
DON GILBERTO
Vivos, aunque muy dolientes.
Diéronles mil accidentes
tus motivos: 795
están tristes pensativos,
no sabiendo qué es de ti,
y salen fuera de sí
con gemidos.
    Dijéronles hechiceras; 800
puercos guarda don Rosbel,
y dos mozas contra él
son guerreras.
Amalas tanto de veras
que otra cosa no adora: 805
de noche y de día llora
por las eras.
DON ROSBEL
    Contártehe mi venida
en dos palabras no más,
porque luego sentirás 810
mi fatiga,
estas diosas de la vida,
reinas de la fuerza humana,
me prendieron de mi gana
ofrecida. 815
    No digo ser su vaquero,
pues merece su valor
ser un grande emperador
su porquero.
Hermano, yo te requiero 820
por la mucha virtud dellas,
que nos casemos con ellas,
yo primero.
    Amparemos y honremos
huérfanas tan preciosas, 825
que en las cosas virtuosas
son extremos.
Villas y tierras tenemos:
hagamos esta hazaña,
que quede ejemplo en España, 830
y no tardemos.
    Toma esta por mujer:
a mí me darás la vida,
y ternás mujer nacida
a tu placer. 835
Quien casa por solo haber
casamiento es temporal.
DON GILBERTO
Como a hermano especial
lo quiero hacer.
VIUDO
    Señores, ¿qué modos estos? 840
¿Qué hacéis en mi posada
dolorida y quebrantada
descompuestos?
¡Qué usos tan deshonestos
para señores reales, 845
tratar a huérfanas tales
con denuestos!
    Vos las debéis amparar,
vos las debéis defender
de vuestro oficio valer 850
y ayudar:
y viéndolas maltratar
socorrer a su flaqueza
ésta es ley de nobleza
y de loar. 855
PAULA
No riñáis, padre, no!
Mas debéis mucho holgar,
que Dios nos quiso amparar
y nos casó.
DON GILBERTO
Señor, vuestro yerno so. 860
DON ROSBEL
Y yo vuestro yerno e hijo:
Dios y la ventura quiso,
ni menos yo.
VIUDO
Loado y glorificado
sea nuestro Dios poderoso, 865
que me hizo tan dichoso
y descansado:
caso bien aventurado
por mi consuelo acaecido.
Sin tenello merecido 870
ni soñado.
    Voy a hacello saber
a mis amados amigos,
porque sean los testigos
del placer: 875
y también es menester,
que busquen mil alegrías,
y bailen las canas mías
al tañer.
 

(Vanse a vestir las mozas, mientras cantan unos cantores.)

 
    Estanse dos hermanas 880
doliéndose de sí,
hermosas son entrambas
lo más que nunca ví.
Hufa! Hufa!
A la fiesta, a la fiesta, 885
que las bodas son aquí.
    Namorado fue dellas
Don Rosbel Tenorí:
tan sentidos amores
jamás contar oí. 890
Hufa! Hufa!
A la fiesta, a la fiesta,
que las bodas son aquí.


Auto pastoril del nacimiento

El primero que en Portugal se representó estando presentes el rey don Manuel y la reina doña Beatriz, su madre, y la señora duquesa de Braganza, su hija, en la segunda noche del nacimiento del príncipe don Juan III, en Portugal.


(6 junio de 1502.)


 

(Entra un VAQUERO.)

 
VAQUERO
    Pardiez, siete arrepelones
me pegaron a la entrada,
mas yo di una puñada
a uno de los rascones
empero, si yo tal supiera 5
no viniera,
y si viniera, no entrara:
y si entrara, yo mirara
de manera
que ninguno no me diera. 10
    ¡Mas andar, lo hecho es hecho!
Pero todo bien mirado,
ya que entré neste abrigado
todo me sale en provecho.
Rehuélgome en ver estas cosas 15
tan hermosas,
que está hombre bobo en vellas
véolas yo; pero ellas
de lustrosas
a nosotros son dañosas. 20
    ¿Si es aquí donde vo?
Dios mantenga si es aquí;
que yo no sé parte de mí,
ni deslindo donde estó.
Nunca vi cabaña tal 25
tan especial
tan notable de memoria:
ésta debe ser la gloria
principal
del paraíso terrenal. 30
    O que sea, o que no sea,
quiero decir a qué vengo,
no diga que me detengo
nuestro concejo y aldea:
envíame a saber acá 35
¿Si es verdad
que parió vuestra nobleza?
Miefé sí! Que vuestra alteza
tal está
que señal dello me da. 40
    Muy alegre y placentera,
muy ufana esclarecida,
muy prehecha y muy lucida,
más mucho que dantes era:
¡oh! Qué bien tan principal 45
universal!
Nunca tal placer se vio:
miefé, saltar quiero yo.
He, zagal!
Digo, digo, ¿salté mal? 50
    ¿Quién quieres que no reviente
de placer y gasajado?
De todos tan deseado
este príncipe excelente,
y que rey tiene de ser. 55
A mi ver
debíamos pegar gritos,
cuando los nuestros cabritos
dende ayer
ya no curan de pacer. 60
    Todo el ganado retoza,
toda lacería se quita:
coja esta nueva bendita
todo el mundo se alboroza.
¡Oh, qué alegría tamaña! 65
La montaña
y los prados florecieron
porque agora se cumplieron
en esta misma cabaña
todas las glorias de España. 70
    ¡Qué gran placer sentirá
la gran corte castellana!
Cuán alegre y cuán ufana
vuestra madre se estará,
y todo el reino a montón 75
con razón,
pues de tal rey procedió
el más noble que nació:
su pendón
no tiene comparación. 80
    ¡Qué padre! ¡Qué hijo y qué madre!
¡Qué abuela y qué abuelos!
¡Bendito Dios de los cielos
que le dio tal padre y madre!
¡Qué tías, que yo me espanto! 85
¡Viva el príncipe logrado!
Que él es bien aparentado
juri a Sanjunco santo.
    Si me ora vagara espacio
y de prisa no viniera, 90
juri a nos que yo os diera
cuenta de su generación.
Será rey don Juan Tercero,
y heredero
de la fama que dejaron 95
en el tiempo que reinaron
el segundo y el primero,
y los otros que pasaron.
    Quedáronme allí detrás
unos treinta compañeros, 100
porquerizos y vaqueros,
y aun creo que son más,
y traen para el nacido
esclarecido
mil huevos y leche aosadas 105
y un ciento de quesadas:
mas han traído
frutas, miel lo que han podido.
    Quiérelos ir a llamar,
mas según yo vi las señas, 110
hanles de mesar las greñas
los rascones al entrar.
 

(Entraron las figuras de pastores y ofrecieron al príncipe dichos presentes, y por ser cosa nueva en Portugal, gustó tanto a la reina, que pidió al autor lo repitiese en la noche buena dirigido al nacimiento del Redentor, por lo que hizo el siguiente auto entre seis pastores.)