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Soria (Los «Dialoghi…» 162) ya ha identificado el nombre de Demogorgon como una corrupción de Demiurgo en Boccaccio. Asimismo, su presencia en la poesía castellana data por lo menos desde el Laberinto de fortuna (1444) de Juan de Mena (estrofa 251) en que aparece como «padre de todos los dioses», y pasa por La Araucana (Primera Parte, 1569) de Alonso de Ercilla, que compara a Demogorgon con el Demonio mapuche, y el Arauco domado (1596) de Pedro de Oña, en que es «famoso mago / autor de las fantasmas y visiones» (Canto II, estrofa 71).

 

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Kristal también observa el caso, aunque ciñe las fuentes de Garcilaso a una tradición estrictamente occidental.

 

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En la Instrucción de Titu Cusi cada aparición del término Huiracocha está acompañada por la perífrasis explicativa «que quiere decir Dios». La Relación de antigüedades de este reino del Perú, del curaca colla Juan de Santacruz Pachacuti Yamqui ofrece pasajes que equiparan a «Tonapa o Tarapaca Huiracocha» con la figura de Cristo: «[...] ha llegado a estas provincias y reinos del Tahuantinsuyo un hombre barbudo, mediano de cuerpo y de cabellos largos [...] el cual andaba con su bordón. Y que enseñaba a los naturales con gran amor, llamándolos a todos "hijos" e "hijas" [...]. Cuando andaba por todas las provincias ha hecho muchos milagros visibles: solamente con tocar a los enfermos los sanaba» (9).

 

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Ese mismo dios elogiado por Pachacuti Yamqui fue capaz de destruir un pueblo entero por el desprecio que le mostraron: «El cual Tonapa dicen que maldijo al pueblo, por lo cual vino a ser anegado con agua» (11). Véanse también Cieza (El Señorío de los Incas, Cap. 3), Molina, «el Cuzqueño» (Ritos y fábulas de los incas, Cap. 1), Acosta (Historia natural y moral de las Indias, Libro VI, Cap. XIX), Anello Oliva (Historia del Reyno y provincias del Perú, Libro I, Cap. II), Betanzos (Suma y narración de los incas, Cap. 1), Gómara (Hispania Victrix. Historia general de las Indias, Cap. CXXII), Sarmiento de Gamboa (Historia Índica, Cap. 6), y el mismo Inca Garcilaso de la Vega (Comentarios I, III, XXV). Lo mismo con el Wiraqucha volcánico que presenta Molina, destructor por fuego del pueblo de Cacha. Este aspecto destructivo de Wiraqucha, para algunos estudiosos, denominado Tunupa, es también tratado por Urbano XXV.

 

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V., por ejemplo, Pachacuti 24. Un estudio detallado de todas las oraciones recogidas por distintos cronistas y lexicógrafos se encuentra en Szeminski. V. especialmente 155 para una referencia a Wiraqucha como ser hermafrodita.

 

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Aclara Salomon que «the astronomical or astrological chapter 29 gives a crucial clue: it labels a llama-shaped constellation the camac (agentive form "camay-er") of llamas. On descending to earth this constellation infuses a powerful generative essence of llama vitality, which causes earthly llamas to flourish. All things have their vitalizing prototypes or camac, including human groups; the camac of a human group is usually its huaca of origin». Sin embargo, aclara que hay una diferencia clave con el esquema platónico: «Taylor (1974-1976) has likened this idea to Platonic idealism, an insight that helps one understand the profoundly plural and ongoing nature of Andean creation but also minimizes its earthiness. Camac in the manuscript seems to suggest a being abounding in energy as physical as electricity or body warmth, not an abstraction or mental archetype» (Salomon 16). V. también Taylor «Camac, camay et casmasqa…»; asimismo Zuidema y Urton, que explican el mismo fenómeno y sistema de creencias.

 

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Como señalé en mi estudio Coros mestizos del Inca Garcilaso (303), «las posiciones de algunos jesuitas como Rivadeneira y Mariana parecerían estar presentes a cada instante en la descripción de los incas bondadosos y casi atemporales. No olvidemos, tampoco, la fuerte relación que en términos de alianzas matrimoniales había creado en el Cuzco marquesados como los de Oropesa y de Alcañices a partir de los casamientos de miembros de las familias Loyola y Borja (familias de dos de los santos principales de la Compañía) con princesas incaicas de alto abolengo (cf. Gisbert 153-57)».

 

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Swietlicki se refiere probablemente al panfleto Lettre mistique touchant la conspiration dernière avec l'ouverture de la Caballe mysterielle des Iesuites, comentado por François Senet en 1958 (553). Este último autor se refiere en detalle a la relación entre los jesuitas y la Cábala durante el siglo XVI. Agradezco a Pedro Guíbovich por la referencia.

 

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En la segunda dedicatoria a Maximiliano de Austria (fechada el 7 de noviembre de 1589) Garcilaso asume implícitamente la comparación entre su persona de «nación india» y el pueblo hebreo: «Esto fue causa de que se me trocasse en trabajo y cuydado, lo que yo auia elegido por recreacion y deleyte. Y tambien lo ha sido del atreuimiento, que esta traduzion y dialogos han tomado para salir fuera, y presentarse ante el acatamiento de V. S. y suplicarle cõ su fauor y amparo supla sus defetos, y como miembro tã principal de la casa real, è Imperial, y tã amado del Rey nuestro señor, debaxo de su sombra, los dedique, y ofrezca à su Magestad Sacra, y Catolica: pues a mi no me es licito hazerlo, como al pueblo Hebreo, no le era el entrar con sus oblaciones en el Sancta Sanctorum, sino entregarlas al Summo Sacerdote» (f. s. n., énfasis agregado).

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