Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

Pablo Serrano y su «Retrato de Antonio Machado» (1966): circunstancias y significación

Jesús Rubio Jiménez

Entre las gentes de la cultura española, el modelo machadiano de compromiso político y ético se hizo cada vez más evidente en la posguerra. La exposición de los artistas españoles en París en 1955 en su memoria y los homenajes de Collioure, París, Segovia y Madrid en 1959 con motivo del vigésimo aniversario de su muerte calaron profundamente en muchos intelectuales. Durante la década de los años sesenta por ello se sucederán nuevos homenajes, mezclándose intereses políticos con una conciencia cada vez más nítida de la importancia de su obra (Rubio Jiménez, 2019). En este horizonte se inscribe el proyecto de homenajear en Baeza al poeta, en 1966, erigiendo un monumento que recordara su paso por la ciudad. La idea inicial fue del fiscal Jesús Vicente Chamorro, quien, tras una visita a la ciudad en febrero de 1965, trató de llevarla a la práctica con la colaboración del alcalde de Baeza -Sr. Viedma- y un amigo suyo, que era juez entonces en la ciudad andaluza: Manuel Gómez Villaboa. Se sumó a la iniciativa el catedrático de francés del instituto, Sr. Molina1.

Jesús Vicente Chamorro comenzó a mover los hilos en Madrid, reuniéndose con José Manuel Caballero Bonald y Jesús López Pacheco y en mayo ya pudo viajar de nuevo a Baeza con Pablo Serrano, Jesús López Pacheco y Fernando Ramón Moliner, el arquitecto que iba a diseñar el monumento que acogería el busto del poeta y su entorno. El Ayuntamiento solo satisfaría los gastos de las obras y «el homenaje consistiría en un acto rigurosamente humano y cultural, ofreciendo a Machado nuestro recuerdo como hombres, la máxima calidad que, según dijo reiteradas veces y acreditó, el hombre puede poseer»2.

Se creó una Comisión organizadora y el alcalde nombró a Chamorro su representante en ella; después, sin embargo, no cumpliría lo apalabrado y se tendría que retrasar la fecha de la inauguración del monumento varias veces al no avanzar la ejecución de las obras de acondicionamiento del entorno del monumento como se previó. En esta comisión se integraron también Aurora de Albornoz, Valeriano Bozal, José Antonio Hernández Jiménez, José Manuel Caballero Bonald, Jesús López Pacheco, Enrique del Castillo, el arquitecto barcelonés Fernando Ramón y el escultor Pablo Serrano, estos dos últimos responsables de la realización del monumento.

Para darle prestancia a la convocatoria se nombró una Comisión de honor en la que se hallaban Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, José Luis Aranguren, Antonio Buero Vallejo, Luis Rosales, Ana María Matute, Camilo José Cela, Miguel Delibes, Salvador Espriu, Paulino Garagorri, Blas de Otero y Dionisio Ridruejo3.

Se abrió también una cuenta en el Banco Español de Crédito para ingresar donativos para financiar los gastos, que se cubrieron tal como se constata en un documento del 6 de marzo de 1966, muy interesante para saber quiénes y con qué cantidades colaboraron4.

La parte fundamental del homenaje consistía en realizar un gran acto público bajo el título de Paseos con Antonio Machado para inaugurar el sobrio monumento, ubicado en la parte de la ciudad por donde paseaba Machado. Un paraje abierto a los campos de Úbeda y Baeza, idóneo para la reflexión. El homenaje fue avanzando legalmente paso a paso, salvo el ritmo de las obras de acondicionamiento del paraje, y fue en los días previos a la inauguración del monumento cuando todo se torció al ser prohibido el acto, situación que otorgó una dimensión nueva al proyecto, convirtiendo aquel sencillo homenaje ciudadano en un acontecimiento de relevancia internacional.

Hay confusión en las informaciones sobre el desarrollo de los acontecimientos, según provengan de unas fuentes u otras. Contamos, no obstante, con relatos de personas que estuvieron presentes y que permiten reconstruir lo sucedido. Unos relatos provienen del interior de la Comisión y, hasta donde se me alcanza, nunca se han expuesto públicamente hasta ahora; son los realizados por Jesús Vicente Chamorro y por Pablo Serrano. Por el contrario, se han difundido diferentes versiones de los hechos de quienes vivieron desde fuera lo ocurrido y van desde un informe del estudiante gallego Luis Cochón, que llegó a Baeza en uno de los autobuses que fletó el Club de Amigos de la Unesco de Madrid, a relatos memorialísticos como los de Carlos Castilla del Pino (2004) o José Manuel Caballero Bonald (2001) con todos los inconvenientes que tienen estos asuntos recordados pasado mucho tiempo5. También crónicas de la prensa clandestina y menos de la prensa oficial, que silenció o tergiversó en gran parte lo ocurrido, siguiendo consignas superiores. Veámoslos por partes:

1. El homenaje entre bastidores

Diez días antes de la inauguración fijada como definitiva para el 20 de febrero de 1966, el Sr. Alcalde decidió unilateralmente un nuevo aplazamiento, sin previo acuerdo ni conocimiento de la comisión organizadora6. Chamorro viajó con Caballero Bonald a Baeza para buscar una solución, ya que del 13 al 19 se siguió anunciando el acto, pero este día se iba a publicar una nota con un nuevo aplazamiento hasta el 21 de marzo.

A comienzos del mes de febrero la autorización del homenaje era un hecho y se avanzaba con paso firme hacia su realización. Se puede seguir su rastro organizativo en los periódicos y Antonio Chicharro en particular ha aducido interesantes datos en diferentes trabajos7. El 6 de febrero, La Vanguardia dio la noticia de la inauguración de una exposición en el Colegio de Arquitectos de Cataluña y Baleares, organizada por su comisión de cultura en homenaje al poeta donde se podrían ver la maqueta del monumento, el busto original de Pablo Serrano y el cartel que Joan Miró había pintado para la ocasión. También en Madrid se celebró un acto similar en el Instituto de Boston, con domicilio en la calle Miguel Ángel, según recordará después Pablo Serrano sin más precisiones. Es decir, en un ámbito de reconocida difusión del hispanismo.

La revista Triunfo incluyó el día 12 de febrero un extenso artículo de José María Moreno Galván, titulado «Pablo Serrano» en el que daba cuenta de que, desde el día 20, los campos de Baeza contarían con una estatua del poeta realizada por el escultor aragonés. Y realizó, además, una aguda reflexión sobre los retratos escultóricos de Serrano, un hombre de quien afirmaba que no podía ser casi otra cosa que escultor. Familiarizado con sus obras, consideraba que en sus bustos no había que buscar su regularidad y parecido, sino lo insólito. El escultor perseguía en la anatomía de cada rostro «lo que cada rostro tiene de recuerdo terrenal, de unión con el barro, de la misma manera que busca en la forma no a la forma sino a la más elemental y bárbara volumetría» (Moreno Galván, 1966). Para él, el escultor realizaba en su trabajo una interpretación del personaje retratado y citaba el célebre retrato literario de Rubén Darío que definió con tanta agudeza al poeta: «Misterioso y silencioso / iba una y otra vez…». Su tosca apariencia transmitía su humanidad plenamente: era la envoltura adecuada de un hombre retraído y melancólico, pero profundo.

El 17 de febrero, el diario ABC incluyó un breve suelto anunciando el homenaje al que se habían sumado las autoridades de Soria y Baeza. Estaban previstos el descubrimiento de una placa de bronce en el aula del instituto donde dio clase y la inauguración del monumento con el busto de Serrano. Sin embargo, el día 18 publicaron una breve noticia sorprendente por su contenido. El corresponsal Vicente Oya Rodríguez -nombre que probablemente no corresponde a nadie- comunicaba que el homenaje proyectado para el día 20 había sido aplazado, debido a que las intensas lluvias no habían permitido acabar las obras del monumento. Ni se citaba la fuente de la información ni se daba ningún otro detalle aclaratorio. Sencillamente se había prohibido el acto en instancias superiores. ¿Qué había ocurrido para que se produjera la prohibición? La policía político-social había detectado la intensa actividad organizativa del PCE y de otras organizaciones clandestinas para convertir el acto en una concentración multitudinaria con alcance político. Confidentes infiltrados en el Club de la Unesco madrileño lo ratificaban. Todo ello llevó al ministro Manuel Fraga Iribarne a dar órdenes destinadas a abortar el homenaje8.

Desde los testimonios de los comisionados el relato de la suspensión queda así: el día 18, tras analizar en una reunión la situación, tres miembros de la comisión -José Manuel Caballero Bonald, Fernando Ramón y Pablo Serrano- pidieron al alcalde que aceptara la entrega del retrato, prescindiendo de casi todos los actos programados, salvo la colocación del busto en el monumento. Visitaron con el arquitecto municipal de Baeza -Joaquín de Prada- las obras y constataron que estaban hechas. Como las cosas no estaban claras, acudieron al notario de Baeza para dejar constancia de las gestiones realizadas y acompañados por él hicieron entrega del documento donde indicaban, acogiéndose al Fuero de los españoles, que se haría el acto de colocación de la cabeza de bronce a las 12 de la mañana y la entrega oficial a Baeza.

La contestación del ayuntamiento a este escrito no llegó hasta las 4:20 de la madrugada del día 20 en que el alcalde entregó al notario un escrito, comunicando que no accedía a lo solicitado, alegando las dificultades del mal tiempo (lluvias) y que no estaban concluidas las obras. Con mucho gusto recibiría en su despacho a las 12 horas el busto del poeta en calidad de depósito, hasta que pudiera ser colocado en su sitio9. Los requirentes recibieron la comunicación a las 10 de la mañana.

A las 10 y cuarto aún hicieron una última gestión con el notario, desplazándose al lugar y verificó este que el monumento «se haya [sic] totalmente terminado a falta solamente de quitar parte del encofrado de las paredes interiores de los huecos. El anfiteatro adyacente a dicho monumento se haya [sic] en estado avanzado de construcción a falta de completar el muro que recubre la esquina y obra de adecentamiento y retirada de escombros»10.

Fernando Ramón, como arquitecto, hizo constar también que el monumento estaba acabado y era posible su inauguración. Pero todo resultó inútil. Chamorro en vista de ello se volvió a Madrid con el busto y Pablo Serrano cuenta que «Salí de la notaría y me dirigí al hotel. A la salida del pueblo, la policía me detuvo y me preguntó si yo iba a volver»11. Aquí queda interrumpido su relato.

2. El homenaje en las calles de Baeza

Todas estas gestiones eran ignoradas por los desplazados a Baeza para participar en el acto de inauguración, que se había publicitado en los periódicos y por otros medios en las semanas anteriores. Unos 3000 según el cálculo de Pablo Serrano12. Se prohibió el acto, se transmitieron falsas informaciones y como las órdenes de suspensión se dieron sin tiempo suficiente -ya estaban en viaje parte de los participantes- se organizó una operación policial para cerrar el acceso a Baeza por carretera, poniendo controles de la guardia civil en sus inmediaciones, que obligaron a quienes no renunciaron a asistir a llegar hasta el casco urbano a campo través, ya que solamente se permitía pasar a los vehículos con su conductor, pero sin viajeros. Diferentes testimonios así lo atestiguan y todo prueba que el operativo había sido preparado con tiempo (véase Martínez Soler, 2011). Después llegaron a Baeza autobuses llenos de grises y, como alguna vez se ha dicho, «se dieron más palos que en la recogida de la aceituna», cuando los congregados iniciaron su marcha hacia el lugar donde estaba ubicado el monumento y la policía trató de disolverlos. Luis Cochón en su informe sobre el acto relata los enfrentamientos que hubo entre el dramaturgo Alfonso Sastre y la policía (en Alonso Montero, 2009: 21-22). Otros testimonios apuntan a intentos de negociación entre Carlos Castilla del Pino y los mandos policiales (Jáuregui y Vega, 2007: 424-428; Castilla del Pino, 2004: 343-346; Caballero Bonald, 2001: 408).

Años más tarde, Alfonso Sastre evocaría aquellos actos en un poema -«Homenaje a Machado»- más valioso por su valor testimonial recordando lo sucedido que por su tensión lírica13. Coloquial y hasta descuidado en su presentación, el texto contiene una mezcla de doloridos recuerdos con apelaciones al pueblo, ecos del poema dedicado al escultor Emiliano Barral por el poeta y hasta la incorporación de unos versos de una canción política de la guerra civil como cierre.

Carlos Castilla del Pino evoca aquel suceso en el capítulo 45 de Casa del olivo -su autobiografía- y resalta el importante papel organizador jugado por Aurora de Albornoz (militante del PCE) y por José Luis Cano quienes le animaron a que fomentara la participación en el homenaje de personas residentes en Córdoba. También recuerda enfrentamientos:

De un bar de la plaza («El Casino») salieron dos o tres falangistas con pistolas y se ofrecieron a colaborar con los grises. Los que no tenían tiempo de coger el coche se guarecían entre uno y otro de los aparcados para protegerse de los golpes. Hubo unas nueve o diez detenciones [...] La cabeza de Machado, que no llegó a ser sacada del coche de Chamorro, volvió por donde había venido, se ocultó debidamente y, bastantes años después, en un homenaje más tranquilo se colocó en su lugar.

(Castilla del Pino, 2004: 344-346)



Fernando Jáuregui y Pedro Vega en su Crónica del antifranquismo también dedican un capítulo al asunto (2007: 424-428). Y por allí anduvieron gentes como Andrés Sorel -que hizo una crónica para Radio España Independiente- o el poeta social Carlos Álvarez, quien publicó una crónica en El Siglo (Santiago de Chile), el 17 de abril de 1966, siendo uno de los detenidos tras los enfrentamientos con la policía.

La revista italiana Il Ponte publicó el 3 de marzo una crónica de un testigo ocular que ayuda a reconstruir los sucesos14. También en el New York Times se reseñó el acto y Manuel Manrique publicó una carta al director, que le dio gran resonancia internacional a lo sucedido. Recuerda el testigo de Il Ponte que el homenaje había sido autorizado y que Triunfo había publicado unos días antes una fotografía del busto, acompañada por un artículo de José María Moreno Galván. En vísperas de la celebración se publicó una nota de fuente desconocida indicando la suspensión. Las carreteras estaban cortadas y se reunieron unas 2500 personas que llegaron a pie15. Se produjeron cargas y hubo 27 detenidos, entre ellos José María Moreno Galván (crítico de arte), Pedro Caba (médico), Eduardo Úrculo (pintor), Alfredo Flores (abogado), Juan Antonio Ramos Herranz (ingeniero), Pedro Dicenta (maestro), Carlos Álvarez (poeta), los pintores de Estampa Popular Alejandro Mesa y Francisco Cortijo, multados por tener antecedentes policiales, criterio de peso para imponer las sanciones (Haro García, 2010: 246-248). De los detenidos, 16 fueron puestos en libertad por la noche y el resto fueron conducidos a Jaén y puestos en libertad al día siguiente tras haber pagado multas de 5000, 10000, 15000 o 25000 pesetas. No he podido precisar más la cuantía de las multas y si se pagaron con una subasta realizada en París con cuadros y esculturas donados por Picasso, Miró, Calder, Max Ernst y manuscritos de Sartre y Simone de Beauvoir como señalan Muñoz Soro y García Fernández (2010).

El homenaje en todo caso resultó fallido y los organizadores se tuvieron que volver a Madrid con el busto, conservándolo oculto durante varios años en su domicilio Jesús Vicente Chamorro16. Dio lugar, además, a una campaña de descrédito de los intelectuales españoles publicándose sus nombres en la prensa y las multas impuestas. Desde la prensa clandestina se reaccionó denunciando la situación. Así, en Mundo obrero se lee «Contra las multas»:

LARGAS LISTAS de fi guras intelectuales, entre las más prestigiosas del país, han aparecido últimamente en las columnas de la prensa. No para ensalzar sus obras, sus libros, sus cuadros... Para comunicar que les han sido impuestas por el Gobierno multas escandalosas.

¿POR QUÉ han sido impuestas esas multas? Por haber participado en la celebración del homenaje a Machado en Baeza, por haber asistido a la asamblea estudiantil del convento de Sarriá o a otras reuniones de estudiantes en Madrid... es decir, por actos que corresponden a los derechos ciudadanos más elementales17.

Y no quedó ahí la iniciativa, sino que dio lugar a un contrahomenaje. La idea de homenajear al poeta fue retomada y manipulada por las autoridades franquistas poco después de forma que durante los meses de marzo y abril no faltan noticias al respecto en la prensa. ABC, el 19 de marzo, en su edición de Andalucía, daba la noticia de que se iba a hacer un homenaje al poeta el 8 de mayo en Baeza, colocando una placa en su aula del instituto. El 2 de abril, el corresponsal de La Vanguardia informaba de que la Diputación de Jaén había acordado celebrar en Baeza el «Día de la provincia» con un homenaje al poeta. Los actos tendrían un carácter nacional y concurrirían grandes personalidades, celebrándose una misa en la catedral y descubriendo una lápida en la clase del instituto donde explicó sus lecciones. Se encauzaba así una vez más una actividad nacida fuera del Movimiento en los estrechos cauces dictatoriales de este con el habitual cinismo por el que se regía y con grotescos actos de apropiación18. Los organizadores originarios protestaron con una carta dirigida al periódico Ya, que se publicó en la sección de cartas al director:

Con el ruego de publicación, y firmada por doña Aurora de Albornoz, don Valeriano Bozal, don José M. Caballero Bonald y don Jesús López Pacheco, recibimos una nota en la que se nos dice:

Como organizadores de los Paseos con Antonio Machado (homenaje en Baeza) deseamos hacer constar:

1. Que el homenaje que ahora se anuncia, organizado en Baeza por la Diputación Provincial de Jaén, no tiene la menor relación con el que nosotros habíamos convocado para el 20 de febrero del presente año y que no llegó a realizarse.

2. Que en este nuevo homenaje no serán utilizados ni la cabeza en bronce del poeta, obra del escultor Pablo Serrano, ni el proyecto de monumento realizado por el arquitecto Fernando Ramón Moliner, ni las placas conmemorativas, ni el cartel del pintor Juan Miró, elementos todos que pertenecen en propiedad a los señores que nos escriben19.

Hubo un empeño inequívoco en convertir la fallida manifestación de Baeza en un símbolo de resistencia a la dictadura y en un grito reclamando libertad para el país, utilizando el nombre de Antonio Machado. Así se dijo no solo en crónicas como las citadas, sino en editoriales como el titulado «Baeza»:

Baeza no ha sido ni acto académico ni ceremonia propiamente «intelectual». Ha sido un grito de lucha por la libertad. Una manifestación popular.

Y Machado ha sido precisamente eso: ha sido pueblo, ha sido el poeta fundido con el pueblo. En lo artístico y en lo político20.

De las obras artísticas que nos han llegado del fallido homenaje de febrero la más citada y familiar es el busto del poeta que hizo Pablo Serrano para el monumento y que hoy es bien conocido por sus varias copias, vaciadas en distintos tamaños. Finalmente el busto se pudo colocar en su sitio en un homenaje multitudinario tributado en Baeza a don Antonio en 1983 asistiendo al acto de inauguración Rafael Alberti y Francisco Rabal, entre otros (Castro, 1983; Molina Foix, 1983). Este busto constituye hoy una de las imágenes emblemáticas del artista y de la escultura cívica del siglo pasado. Se han hecho copias en diferentes tamaños. Desde las que tienen un metro de altura -monumento a Antonio Machado, en Madrid- a la mediana de 60 centímetros -Academia de San Fernando, regalada cuando ingresó como académico; o en Soria, en la entrada del instituto de enseñanza secundaria Antonio Machado, inaugurada en 1982- y a una pequeña de 18 centímetros. En el museo zaragozano del artista existen copias de los tres tamaños y ha sido muy reproducida su imagen en diferentes publicaciones. A Pablo Serrano le gustaba hacer copias para que su mensaje llegara al mayor número posible de receptores y esto explica que facilitara que se hicieran réplicas del busto de Machado y se colocaran en lugares culturales representativos: el MOMA de Nueva York; el campus de la Universidad de Brown (Providence), a petición de los hispanistas de aquella universidad; en el Museo de Arte Moderno de París o en el de Leningrado; en la entrada de la Biblioteca Nacional de España o en la del Instituto Antonio Machado de Soria. Imposible aquí relatar ni someramente las curiosas circunstancias de cada uno de estos monumentos.

3. El significado del retrato y del monumento

Para el espectador, el busto de bronce de Pablo Serrano es un retrato del poeta que supone una interpretación del personaje, siguiendo la tradición establecida en su día por Emiliano Barral: la potencia del pensamiento y el ensimismamiento melancólico son los rasgos buscados y conseguidos. Para ello, el escultor ha deformado el cráneo del poeta, agrandándolo de tal manera que se potencia plásticamente la parte correspondiente a su cerebro mientras que sus otros órganos quedan reducidos. La expresividad buscada, lo acerca a la tradición de los retratos escultóricos de Daumier, ahondando en la representación de la singularidad del esculpido, acercándose al límite de deformación donde comienza la caricatura, pero entendida esta no con un sentido risible y degradador, sino enaltecedor: destacando los rasgos que definen la singularidad humana del retratado.

Pero es mejor seguir de la mano del escultor la indagación en el significado de la escultura y su integración en el monumento. Al menos en tres documentos dejó expuestas sus ideas al respecto: anotadas sin orden en un tarjetón junto con un croquis del monumento21; en un folio mecanografiado titulado «Machado en Baeza»22. Y, en fin, el documento manuscrito «Ideas para la interpretación al retrato de Antonio Machado, 1965-66»23. El segundo escrito contiene información sobre la génesis del monumento. Una vez puesta en marcha la idea viajó Baeza el 15 de mayo de 1965 para elegir el lugar de su emplazamiento, que resultó ser «aquel paseo que él realizaba por las afueras del pueblo amurallado, con vistas a un hermoso e infinito paisaje, era el mejor lugar para su balcón desde Baeza a España y sus hombres»24. Y continúa:

Se me ocurrió en aquella oportunidad proponer que el lugar se prestaba para la reunión de gentes, monumento vivo, centro de invitación a los poetas, sencillo escenario al estilo del teatro griego con sus gradas de piedra frente a ese magnífico paisaje andaluz. Imaginé el conjunto y así lo espliqué [sic] en aquella oportunidad, que era necesaria como forma abstracta, la forma geométrica de un cubo, el que podía ser símbolo de la forma pura de su verso, de su verdad, de su honesta y recta trayectoria humana, pero no podía faltar, precisamente en este homenaje a Machado, el hombre, su presencia. La cabeza, su cabeza.

Esta difícil escultura se encerró también en una geometría de forma oval, que nacía a la vez de la observación de su iconografía y esta forma fue en su superficie enriquecida, con el dibujo de su parecido real, su mirada, su boca, su expresividad viva y vivida.

El problema del cubo fue resuelto por el arquitecto Fernando Ramón, perforándolo para ser colocada dentro de él la cabeza de bronce, quedando como en un santuario o gran candileja proyectada al infinito.

El conjunto general de la idea, desarrollada finalmente por el arquitecto amigo, alcanzaba plenamente el propósito de rendir el homenaje sencillo a quien para sus viajes decía:

Yo, para todo viaje,

sobre la madera de mi vagón de tercera,

voy ligero de equipaje.


Pablo Serrano.


En cuanto al tercer escrito, quizás nada mejor que transcribirlo entero porque completa lo expuesto sobre sus propósitos al idear el monumento:

Tradicionalista e innovador al mismo tiempo.

Su originalidad surge y se acuna literariamente en el modernismo español, en el vértice de dos siglos y dos conceptos de la literatura.

Según Ortega, Antonio Machado recobra la salud estética de la palabra.

Como poeta español, su verso es de agua clara como el pueblo y a él vuelve, sin renunciar a una reminiscencia clásica, más bien de atmósfera, «Pero amo mucho más la edad que se avecina -dice- y a los poetas que han de surgir cuando una tarea común apasione las almas».

Concitar contrarios es lo que quiso Antonio Machado. CANTO Y CUENTO ES LA POESÍA. SE CANTA UNA VIVA HISTORIA / CONTANDO SU MELODÍA.

Su anhelo era llegar a atar extremos, aniquilando contradicciones, reduciendo todo a unidad. He aquí también mi preocupación por representar lo expresivo de su rostro, su cabeza, en lo real e irreal, el rasgo físico y la geometría que sustenta esa realidad. Al fin y al cabo, el sueño verdadero de todo creador, armonizar dualismos y vencer discordancias. Tratar de crear una lógica nueva en la cual todo razonamiento deba adoptar la manera fluida de la intuición.

Así en esta interpretación trato de ese encerrar en buena salud estética la forma geométrica del huevo fundiendo rasgos físicos con la elemental forma germinativa obal [sic]25.


Como tantas veces, lograba exponer con tanta claridad como sencillez sus propósitos. Y lo que es más importante, plasmarlos en una escultura que se ha convertido en una pieza imprescindible de la iconografía artística del poeta y me atrevería a decir de la escultura cívica española del siglo XX.

4. Otras obras artísticas nacidas del homenaje a Machado en Baeza

Otras obras son menos conocidas como el cartel que diseñó Joan Miró con sus características figuras, pero que personaliza con el texto alusivo al homenaje. Algún ejemplar ha sido rescatado del olvido en fechas cercanas con su brillante colorismo y sus escuetos datos (Martínez Soler, 2001). Y con motivo del fallido homenaje se editó un disco -Poemas de Antonio Machado- con grabaciones en las voces de Fernando Rey, Fernando Fernán Gómez y Francisco Rabal. La grabación tuvo un carácter privado y no salió a la venta. En el dorso de su funda, la comisión organizadora de los Paseos con Antonio Machado agradecía a los herederos del poeta su amable cesión de los derechos de aquella edición y también a los actores que los habían grabado. En nombre de la Comisión organizadora, Caballero Bonald escribió una breve presentación:

Resulta innegable que una de las fórmulas más consecuentes para honrar la memoria de Antonio Machado consiste en difundir de alguna eficaz manera la lección magistral de su poesía. Eso es lo que han pretendido hacer Fernando Fernán Gómez, Francisco Rabal y Fernando Rey a través de la sencilla y emocionada grabación de presente disco. Al repetir ahora, y en ocasión especialmente significativa, la profética e inagotable palabra de Machado, esos tres representativos actores han querido contribuir a una necesaria tarea evocadora: la de fijar una vez más en el recuerdo la siempre viva enseñanza humana del poeta.

[...] Frente a los viejos olivos sedientos de Andalucía donde vivió hace medio siglo aquel espejo de hombres y de españoles, un grupo de amigos fieles del poeta han querido ofrecer al pueblo de Baeza un monumento que rememore la vida y la conducta de Machado.

[...] Para ir por donde Machado iba, para meditar en sus meditaciones, para sentirnos más próximos a su ideario poético y a su hombría de bien, estos poemas pueden servirnos de excepcional e insuperable compañía. El comportamiento civil de Machado, sus valores de cultura y de libertad, están también íntegramente reproducidos, con rigurosa clarividencia, en su obra poética.


La selección de textos iba por donde se puede suponer: en la cara primera la lectura de Fernando Fernán Gómez de «El Dios ibero», «Al escultor Emiliano Barral», «Iris de la noche», «España, en paz» y «A don Francisco Giner de los Ríos». Además, Francisco Rabal añadía la lectura de «He andado muchos caminos» y «Retrato», continuando sus lecturas en la segunda cara: «Por tierras de España», «Los olivos» y «El mañana efímero». Finalmente, Fernando Rey incluía: «Una España joven», «Los sueños dialogados, II», «En el entierro de un amigo» y «Del pasado efímero». Se encuentran los poemas machadianos que fueron más utilizados por la resistencia política española durante el franquismo. Era una verdadera antología de su poesía cívica a la altura de los tiempos, sustituyendo el soporte del papel por la grabación en boca de reconocidos actores, lo que la hacía más atractiva y cómoda para sus receptores. Era un anuncio del movimiento que iba a popularizar definitivamente la poesía de Machado: las versiones cantadas por los cantautores.

Quiero aquí, sin embargo, llamar la atención sobre otro aspecto, que tiene que ver con el asunto central de este ensayo: la cara delantera la ocupaba entera la reproducción del colorista cartel que había diseñado para el acto Joan Miró. Al dorso se reprodujo el busto en bronce de Serrano que debió coronar en 1966 el monumento de Baeza. La preparación y difusión del disco muestra con cuánto cuidado se organizó el homenaje y la implicación de diferentes sectores de la cultura española en el empeño.

Y así fue como lo que había comenzado como un modesto homenaje al gran poeta cívico español del siglo XX, acabó produciendo un icono escultórico universal, seguramente porque supo captar y transmitir el artista el profundo sentido ético de la vida y de la obra que admiramos en Antonio Machado.

Bibliografía

  • ALONSO MONTERO, Xesús (ed.), Antonio Machado na nosa voz, Concello de Lugo, 2009. Edición facsímil de Antonio Machado na nosa voz. Homenaxe a Machado. Escolma. Crítica. Coroa poética. Machado e nos. Bibliografía, Lugo, Círculo de las Artes, 1966.
  • ANÓNIMO, «Fue toda España quien gritó en Baeza: ¡LIBERTAD!», Mundo obrero, n.º 7, 1.ª quincena de marzo de 1966.
  • ANÓNIMO, «Contra las multas», Mundo obrero, 10, 2.ª quincena de abril de 1966.
  • ANÓNIMO, «Un falso homenaje a Antonio Machado», España republicana, 615, 15-VII-1966, p. 13.
  • ANÓNIMO, «Baeza», Realidad, revista bimestral de cultura y política, 9, abril de 1966, pp. 5-9.
  • ANÓNIMO, «Antonio Machado, de todos», Pueblo, 3-III-1966.
  • ANÓNIMO, «Millares de intelectuales en el homenaje a Antonio Machado. La manifestación relatada por uno de sus integrantes», España republicana, n.º 610, 1-V-1966, p. 7.
  • ANÓNIMO, «Antonio Machado y la lealtad al pueblo», Libertad para España, 1-III-1966, p. 6.
  • ANÓNIMO, «Fue toda España quien gritó en Baeza: libertad», España republicana (La Habana), 1-V-1966.
  • ARA FERNÁNDEZ, Ana, «Pablo Serrano: el anhelo de un arte unitario», Archivo Español de Arte, LXXX, 320, octubre-diciembre 2007, pp. 411-422.
  • CABALLERO BONALD, José Manuel, Las costumbre de vivir. Memorias, Madrid, Alfaguara, 2001.
  • CASTILLA DEL PINO, Carlos, Casa del olivo. Autobiografía, Barcelona, Tusquets, 2004.
  • CASTRO, Eduardo, «5.000 personas asistieron en Baeza al homenaje a Machado que no pudo celebrarse», El País, 11-IV-1983.
  • CHAVES, Julio César, «Antonio Machado en Baeza», La Nación (Buenos Aires), 24-XII-1966.
  • CHECA LECHUGA, Antonio, «Consideraciones sobre Baeza y Antonio Machado al hilo de mi memoria», en Antonio Machado y Baeza, 1912-2012, pp. 173-183.
  • CHICHARRO, Antonio, «El homenaje de 1966 a Antonio Machado en Baeza a través del diario La Vanguardia». Blog, Baeza literaria.
  • CHICHARRO, Antonio, «"Itinerario evocador" vs "Paseos con Antonio Machado": el homenaje de 1966 a Antonio Machado en Baeza a través del diario ABC». Blog, Baeza literaria.
  • CHICHARRO, Antonio, Antonio Machado y Baeza a través de la crítica, Baeza, Universidad Internacional Antonio Machado, 2009, 3.ª edición.
  • HARO GARCÍA, Noemí de, Grabadores contra el franquismo, Madrid, CSIC, 2010.
  • JÁUREGUI, Fernando y VEGA, Pedro, Crónica del antifranquismo, Barcelona, Planeta, 2007.
  • MACHADO, Antonio, Obras completas, Madrid, Espasa Calpe, 1983, 4 vols. Ed. de Oreste Macrì.
  • MARTÍNEZ SOLER, José Antonio, «Por Machado nos molieron a palos». Blog, Baeza literaria, 8-III-2011.
  • MOLINA FOIX, Vicente, «Viaje alrededor de una cabeza», El País, domingo 10-IV-1983. Moreno Galván, José María, «Pablo Serrano», Triunfo, 12-II-1966, pp. 26-31.
  • MUÑOZ, Alberto, «Baeza. Una manifestación del ansia nacional de libertad» y «Machado con el pueblo, el pueblo con Machado», Libertad para España, 16-III-1966, pp. 1 y 6.
  • MUÑOZ SORO, Javier, «Despojos despojados. Los intentos de repatriación de los restos de Antonio Machado durante el franquismo», Cercles. Revista d'Història Cultural, 16, 2013, pp. 123-145.
  • MUÑOZ SORO, Javier y GARCÍA FERNÁNDEZ, Hugo, «Poeta rescatado, poeta del pueblo, poeta de la reconciliación: la memoria política de Antonio Machado durante el franquismo y la transición», Hispania. Revista Española de Historia, vol. LXX, n.º 234, enero-abril 2010, pp. 137162.
  • ORTIZ ARMENGOL, Pedro, «Baeza en las letras», La Estafeta Literaria, 21-V-1966.
  • RODRÍGUEZ AGUILERA, Cesáreo, Antonio Machado en Baeza, Barcelona, A. P. editor, 1967. Con exordio de A. Puig y fotografías de F. Català Roca.
  • RUBIO JIMÉNEZ, Jesús, «Soria y Antonio Machado. Dos contra-homenajes», Turia, 104, noviembre de 2013-febrero de 2013, pp. 173-183.
  • RUBIO JIMÉNEZ, Jesús, La herencia de Antonio Machado (1939-1975), Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2019.
  • TORNERO GÁMEZ, Antonio, «Antonio Machado y Baeza desde mis vivencias», en Antonio Machado y Baeza, 1912-2012, pp. 167-172.
  • VV. AA., Antonio Machado y Baeza, 1912-2012. Cien años de un encuentro, Madrid-Baeza, SEAC-Ayuntamiento de Baeza, 2012.