Escena
I
|
|
PRÓSPERO,
bizarro, con muchas plumas. MATILDE.
|
MATILDE |
¡Ah príncipe de
Taranto! |
|
Próspero, señor, mi
bien, |
|
espera, el paso detén, |
|
o anegarate mi llanto. |
|
|
|
PRÓSPERO |
Siendo el desengaño
tanto, |
|
ya mi sufrimiento pasa, |
|
por más que tu amor me
abrasa |
|
las leyes de mis desvelos; |
|
mas ¿cuándo huyeron
los celos |
|
que no volviesen a casa? |
|
¡Ingrata!, ¿qué
es lo que quieres? |
|
¿Para qué a voces me
llamas, |
|
cuando a don Íñigo
amas? |
|
¡Finges que por mí te
mueres! |
|
Terribles sois las mujeres, |
|
pues a la sombra
imitáis, |
|
y como ella, cuando
amáis, |
|
leves del que os sigue
huís, |
|
al que os desprecia
seguís, |
|
al que os adora
engañáis. |
|
Si el alma a un español
das, |
|
¿por qué en mí
su amor ensayas? |
|
|
|
MATILDE |
Injúriame, y no te
vayas; |
|
poco has dicho, dime
más. |
|
Mientras que presente
estás, |
|
tengo vida; y sólo el
rato |
|
que ausente mi amor retrato |
|
no hay para mi mal paciencia. |
|
Compre a injurias tu presencia |
|
mi amor, que lance es barato. |
|
¿De qué estás,
mi bien, quejoso? |
|
¿Quién ha podido
ofenderte? |
|
Que puesto que vivo en verte |
|
amante cuanto celoso, |
|
como pende mi reposo |
|
del tuyo, aunque así
aseguras |
|
la fe que en celos apuras, |
|
si hace el gasto tu pesar, |
|
no pretendo yo comprar |
|
a tu costa mis venturas. |
|
|
|
PRÓSPERO |
Cautelosa persüades |
|
favores con que me enciendes. |
|
¿Por qué mentiras me
vendes |
|
con máscaras de
verdades? |
|
Afeitadas crueldades |
|
tiranizaron mis años; |
|
no desmientas
desengaños, |
|
que han de hacer en tus
mudanzas, |
|
por dilatar esperanzas, |
|
más incurables mis
daños. |
|
Ya con el pleito saliste. |
|
Lo que no han hecho soldados, |
|
bastaron a hacer letrados; |
|
con ellos al fin venciste. |
|
Si mi amor entretuviste |
|
hasta gozar su gobierno, |
|
princesa eres de Salerno: |
|
Estado tienes bastante |
|
con que enriquecer tu amante, |
|
más dichoso, no más
tierno. |
|
Ya yo sé que en esta
empresa, |
|
si fingiste amarme tanto, |
|
fue por verte de Taranto, |
|
siendo mi esposa, princesa |
|
pues Salerno te confiesa |
|
por tal, y perdió
Rugero |
|
por libros lo que el acero |
|
ganó e impides que
cobre. |
|
Goza a don Íñigo
pobre, |
|
español y lisonjero. |
|
Entronícese en tu
Estado; |
|
que la que es rica y se casa |
|
con pobre, lleva a su casa, |
|
en un marido, un criado. |
|
Su hacienda ha desperdiciado |
|
en la firme pretensión |
|
de tu amor; y ansí, es
razón |
|
que premies su intento casto, |
|
pues amor con tanto gasto, |
|
te obliga a
restitución. |
|
|
|
MATILDE |
Puesto que me haya el derecho |
|
que tengo a Salerno dado |
|
la posesión de su
Estado, |
|
que Rugero había
deshecho, |
|
¿a qué
propósito ha hecho |
|
argumentos tu malicia |
|
contra la clara noticia |
|
que sabes de mi valor, |
|
echando a mi noble amor |
|
sambenitos de codicia? |
|
Tan lejos de apetecer |
|
tu estado estoy por quererte, |
|
que quisiera empobrecerte |
|
para darte nuevo ser. |
|
Si estuviera en mi poder, |
|
la vida y ser te quitara, |
|
que luego en ti mejorara; |
|
para que de esta manera, |
|
cuanto más te
engrandeciera, |
|
más a amarme te
obligara. |
|
De don Íñigo
confieso, |
|
puesto que en vano trabaja, |
|
lo que en amar se aventaja, |
|
pues es del amor exceso; |
|
mas si coligieras de eso |
|
la derecha conclusión, |
|
sacaras la obligación |
|
que a mi fe constante tienes, |
|
pues a él pago en
desdenes, |
|
y a ti con el corazón. |
|
Si yo fuera agradecida, |
|
y mi voluntad juzgara |
|
sin pasión, su amor
premiara |
|
dándole mi estado y
vida; |
|
pero está tan oprimida |
|
por ti, que en vez de
querelle, |
|
aun no oso favorecelle |
|
con solamente miralle; |
|
mira cómo podré
amalle, |
|
si tengo pena de velle. |
|
|
|
PRÓSPERO |
¿Luego osarasme negar |
|
que agora cuando mantiene |
|
la sortija que entretiene |
|
a tus puertas el lugar, |
|
no se ha venido a cifrar |
|
en ser él favorecido |
|
de ti, y en que hayas salido |
|
con el estado que esperas? |
|
Si tú no lo
permitieras, |
|
nunca él se hubiera
atrevido. |
|
Al punto que en tu favor |
|
salió la alegre
sentencia, |
|
en mi agravio y competencia |
|
hizo alarde de su amor. |
|
Joyas de sumo valor |
|
dio en albricias; que no
hiciera |
|
más, si mi Estado
tuviera. |
|
¿Y quién negarme
podrá |
|
que ninguno albricias da |
|
de lo que adquirir no espera? |
|
|
|
MATILDE |
¿Qué diste tú
a quien la nueva |
|
de mi dicha te llevó? |
|
|
|
PRÓSPERO |
Abrazos el gusto dio, |
|
que en ti su ventura aprueba; |
|
promesas, que quien las lleva, |
|
presto vendrá a
ejecutar; |
|
de plumas hice adornar |
|
mis pajes, porque en sus galas |
|
cifrase el amor las alas |
|
con que al cielo ha de volar. |
|
Encarecí con razones |
|
y agradecí con palabras |
|
tu suerte. |
|
|
MATILDE |
¡Pródigo labras
|
|
en mi amor obligaciones!, |
|
pues las que agora propones |
|
pudieran, cuando las sumas, |
|
por más que amarme
presumas, |
|
borrar la fama que cobras; |
|
pues debo al español
obras, |
|
y a ti, palabras y
plumas. |
|
Mas como tras ti te llevas |
|
la inclinación que te
adora, |
|
una pluma tuya agora |
|
estimo en más que las
pruebas, |
|
gastos e invenciones nuevas |
|
de ese español, cuyo
fuego |
|
aborrezco, aunque no niego |
|
que con victoria saliera |
|
si en su pretensión
tuviera |
|
un juez que no fuera ciego. |
|
¿Con qué favores le
he dado |
|
esperanzas, y a ti enojos, |
|
pues ni aun con risueños
ojos |
|
sus servicios he mirado? |
|
¿En qué saraos he
danzado |
|
con él? ¿De
qué formas quejas? |
|
¿Qué noche, desde las
rejas, |
|
músicas dando a mi
calle, |
|
no puse, por no escuchalle, |
|
candados a mis orejas? |
|
Si me tiene voluntad, |
|
¿podré
quitársela yo, |
|
pues aun Dios no sujetó |
|
su albedrío y voluntad? |
|
Si con liberalidad |
|
gasta y destruye su casa, |
|
ronda, justa, rompe, abrasa, |
|
¿ha de sacar mi rigor |
|
premáticas que en su
amor |
|
y en sus gastos pongan tasa? |
|
Si agora corre por mí |
|
sortija en mi misma calle, |
|
y por gozalla y gozalle |
|
a Nápoles trae tras
sí, |
|
¿pude hacer yo más
por ti, |
|
porque satisfecho estés |
|
y no te enojes después, |
|
que, despejando el
balcón, |
|
quedar en reputación |
|
de ingrata y de
descortés? |
|
Anda, amores, que estás
loco; |
|
tener celos y encubrillos |
|
es amor; pero pedillos |
|
es estimarte a ti en poco. |
|
Si con esto te provoco, |
|
y ya tu enojo se ablanda, |
|
entra en la sortija, anda, |
|
muestra que sales por
mí, |
|
dame esa pluma turquí, |
|
y ponte esta verde banda; |
|
que mis celos trocar quiero |
|
en esperanza segura. |
|
|
|
PRÓSPERO |
Hechizos de tu hermosura |
|
cera me hacen, si fui acero. |
|
|
|
|
|
|
PRÓSPERO |
Por agradarte;
|
|
mas para que pueda darte |
|
el premio, ¿con que
favor |
|
piensas animar mi amor? |
|
|
|
MATILDE |
Con reírme y con
mirarte. |
|
|
|
|
(Vanse.)
|
Escena
II
|
|
Cámara del REY.
|
|
EL REY,
RUGERO.
|
REY |
Rugero, el pésame os
doy |
|
de la pérdida presente, |
|
y tanto más triste
estoy |
|
cuanto os miro más
prudente |
|
y más cortesano: hoy |
|
mi consejo os ha quitado |
|
a Salerno, defendido |
|
por vos como gran soldado; |
|
que más con vos ha
podido |
|
que un ejército, un
senado. |
|
El favor que permitió |
|
la justicia, en él os
hice; |
|
en fin Matilde os
llevó, |
|
con la sentencia felice, |
|
el Estado que os quitó. |
|
Pero pues, a mi pesar, |
|
os son contrarias las leyes, |
|
y no es costumbre llegar |
|
a dar pésames los
reyes, |
|
pudiendo mercedes dar, |
|
conde os hago de Celano. |
|
|
|
RUGERO |
Diré, de aquesa manera, |
|
señor, con César
Romano: |
|
«Si no perdiera,
perdiera |
|
la merced que hoy por vos
gano». |
|
Pero, en fin: sois heredero |
|
en el reino y el valor |
|
del Magno Alfonso el primero |
|
de Nápoles, resplandor |
|
de la pluma y el acero. |
|
Siglo de Oro fue por
él. |
|
Los pies mil veces os beso. |
|
|
|
REY |
Sois vasallo noble y fiel, |
|
y el sentimiento os confieso |
|
que esta sentencia cruel |
|
me causa, pues sin Salerno, |
|
bajáis de príncipe a
conde. |
|
|
|
RUGERO |
Por veros, señor,
cuán tierno |
|
Vuestra Alteza corresponde |
|
a mi lealtad, su gobierno |
|
menosprecio; pues si es cierto |
|
el amor que habéis
mostrado |
|
y en vuestra privanza
advierto, |
|
no iguala su principado |
|
al que en vos he descubierto. |
|
Lo que aquí sentirse
puede, |
|
por ser de más
importancia, |
|
es ver que Matilde herede |
|
a Salerno, y que de Francia |
|
la facción tan fuerte
quede; |
|
que del conde de Anjou es |
|
deuda, y amiga en extremo, |
|
y pretendiendo el
francés |
|
quitaros el reino, temo |
|
no salga con su
interés. |
|
Que si Matilde le ayuda, |
|
y en Salerno le da entrada, |
|
pongo a Nápoles en
duda. |
|
|
|
REY |
Ya sé cuán
apasionada |
|
Matilde, si no se muda, |
|
es del conde, mi enemigo, |
|
y el daño que puede
hacerme. |
|
|
|
RUGERO |
De eso soy yo buen testigo, |
|
y sé que el conde no
duerme, |
|
pues trae de Francia consigo |
|
un ejército volante |
|
a ponernos en aprieto. |
|
Si con él pasa
adelante, |
|
y el de Taranto, en efeto, |
|
siendo de Matilde amante, |
|
no aseguró su lealtad |
|
con Vuestra Alteza... |
|
|
REY |
Los dos
|
|
juraron fidelidad, |
|
estando delante vos, |
|
a mi corona. |
|
|
RUGERO |
Es verdad;
|
|
pero ¿cuándo el
interés |
|
en juramentos repara? |
|
Yo sé que con el
francés |
|
la princesa se declara |
|
de Salerno, y que
después |
|
a Nápoles
perderás, |
|
siendo Matilde traidora, |
|
como lo es; pero podrás |
|
poner remedio si agora |
|
comisión, señor, me
das |
|
para visitar su casa. |
|
Cartas ofrezco traerte |
|
del conde, que a Italia pasa |
|
a instancia suya. |
|
|
REY |
Tu suerte,
|
|
si hasta hoy te ha sido
escasa, |
|
te ofrece prosperidad |
|
notable, si aqueso pruebas. |
|
|
|
RUGERO |
Esto es, gran señor,
verdad. |
|
|
|
REY |
Mi comisión, conde,
llevas, |
|
usa de mi autoridad; |
|
su casa toda visita; |
|
saca a luz esa
traición, |
|
que si a Salerno te quita, |
|
presto con su posesión |
|
tu fe y lealtad te acredita. |
|
Ven, y darete en secreto |
|
la provisión que has
pedido; |
|
sé en su ejecución
discreto. |
|
|
|
RUGERO |
(Aparte.)
|
El Estado que he perdido |
|
hoy restaurar me prometo. |
|
Con una carta fingida |
|
a Salerno poseeré, |
|
sin que otro pleito lo impida. |
|
|
|
REY |
Siempre esta Matilde fue |
|
arrogante y presumida. |
|
|
|
|
(Vanse.)
|
Escena
III
|
|
Sala de la quinta de DON
ÍÑIGO.
|
|
DON
ÍÑIGO, GALLARDO.
|
DON ÍÑIGO |
Pésame hacer
disparates, |
|
de mis locuras indicios, |
|
ya que no de mis servicios; |
|
quítame esos acicates; |
|
arroja esas galas viles |
|
en el fuego, su elemento; |
|
esparce plumas al viento, |
|
mudables como sutiles. |
|
Dame una capa y sombrero |
|
con que cubra mi dolor. |
|
|
|
GALLARDO |
Pues fuiste mantenedor, |
|
mantén el seso primero, |
|
¡cuerpo de Dios!, que sin
él, |
|
vanas sortijas mantienes. |
|
¿Qué diablos es lo
que tienes, |
|
que me traes, sin ser lebrel, |
|
desde Nápoles
aquí |
|
al galope, despeado? |
|
Seis sortijas has llevado; |
|
diez premios ganar te vi; |
|
toda la corte te pinta, |
|
en la gala y la destreza, |
|
por fénix de la
belleza. |
|
¿A qué vuelves a tu
quinta, |
|
desesperado y sin seso, |
|
corriendo por el camino? |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
¡Ay Gallardo! Un
desatino |
|
que ha de acabarme confieso. |
|
Plegue a Dios, si amase
más |
|
a Matilde, si la viere, |
|
si más servicios la
hiciere, |
|
si la nombrare jamás, |
|
que me dé el acero
humilde |
|
de un cobarde muerte infame. |
|
Desde hoy ninguno me llame |
|
pretendiente de Matilde. |
|
Nadie a Matilde me nombre; |
|
que ni Matilde es mi dama, |
|
ni a Matilde mi amor llama, |
|
ni ya de Matilde el nombre |
|
obliga mi pecho humilde. |
|
Sin Matilde viviré: |
|
Matilde mi muerte fue; |
|
líbreme Dios de
Matilde. |
|
|
|
GALLARDO |
Eso es: «No juréis,
Angulo. |
|
Juro a Dios, no juro».
Dale |
|
con Matilde, mientras sale |
|
del alma en que la intitulo. |
|
¡Bien cumples de esa
manera |
|
lo que acabas de jurar! |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
De este modo quise echar |
|
todas las Matildes fuera |
|
que estaban dentro del pecho. |
|
|
|
|
|
GALLARDO |
Pues si una a una las quitas, |
|
trabajarás sin
provecho; |
|
purgarte será mejor, |
|
que si tantas en ti
están, |
|
mejor por junto saldrán |
|
a vueltas de esotro humor. |
|
¿Ahora sales con eso, |
|
y en su servicio has gastado |
|
cuanta hacienda has heredado? |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
No quiero gastar el seso. |
|
|
|
GALLARDO |
¿El seso? ¡Tarde
pïache! |
|
Ojos que le vieron ir, |
|
no le verán más
venir, |
|
si no es que por él
despache |
|
algún Astolfo,
propicio, |
|
el cielo, en su libertad, |
|
al valle de Josafad, |
|
donde ha de ser el
jüicio, |
|
que allí debe estar el
tuyo, |
|
porque si seso tuvieras, |
|
ni imposibles pretendieras |
|
(perdona si te concluyo), |
|
ni hubieras hecho,
señor, |
|
los gastos que sin provecho, |
|
empobreciendo, te han hecho |
|
hijo pródigo de amor. |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Por Matilde todo es poco. |
|
¡Ojalá que más
pudiera, |
|
porque más por ella
hiciera! |
|
|
|
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Si arraiga
|
|
amor, nadie echarle intente; |
|
que quien ama, jura y miente. |
|
|
|
GALLARDO |
Jura mala en piedra caiga. |
|
Tu hermana a verte ha salido. |
|
|
|
|
GALLARDO |
Dispense amor, sin ser papa, |
|
los votos que no has cumplido. |
|
(Vase.)
|
|
|
Escena
IV
|
|
SIRENA,
DON
ÍÑIGO.
|
SIRENA |
¡Hermano!
¡Mantenedor, |
|
y antes de acabar el
día, |
|
en casa y sin
compañía, |
|
que en fe de vuestro valor |
|
venga con vos! |
|
|
DON ÍÑIGO |
¡Ay Sirena!
|
|
Como mantengo rigores, |
|
me acompañan
disfavores, |
|
que apadrinan hoy mi pena. |
|
No se acabó la sortija; |
|
que Matilde desazona |
|
cuantos placeres pregona |
|
mi voluntad, ya prolija |
|
en servirla. |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Oye de amor desvaríos; |
|
que siempre contentos
míos |
|
se rematan en pesares. |
|
Murió
Leonelo de San Severino, |
|
príncipe de Salerno, gran
soldado, |
|
dejando sola una hija y un
sobrino, |
|
los dos competidores de su
Estado. |
|
Rugero, que fue el uno, al punto
vino |
|
de armas, deudos y gentes
acompañado, |
|
y, echando a mi Matilde de
Salerno, |
|
tomó con mano armada su
gobierno. |
|
Decía para esto que
heredaba |
|
aquel Estado antiguo solamente |
|
varón, y no mujer; y que
alegaba |
|
la inmemorial costumbre de su
gente; |
|
Matilde en contra, por razón
probaba |
|
que el mayorazgo sólo a
aquel pariente |
|
que fuese más cercano daba
nombre |
|
de su señor, o fuese mujer u
hombre. |
|
Dividiose de Nápoles la
tierra |
|
en bandos, cada uno dando
ayuda |
|
a su parte, parando el pleito en
guerra; |
|
que la afición los naturales
muda. |
|
Pero Rugero en la ciudad se
encierra, |
|
con las armas poniendo en pleito en
duda, |
|
defendiendo su célebre
milicia |
|
mejor su profesión que su
justicia. |
|
Mas metiéndose el Papa de
por medio, |
|
al Consejo de Nápoles de
Estado |
|
redujo el pleito, dando un sabio
medio |
|
con que quedó Rugero
apaciguado; |
|
porque fundando el fin de su
remedio |
|
en verse de Fernando el rey
privado, |
|
con su favor creyó torcer
los jueces, |
|
porque el poder sentencia muchas
veces. |
|
Sólo aquí la verdad
fue poderosa; |
|
pues saliendo Matilde con su
intento, |
|
quedó con el Estado
vitoriosa, |
|
frustrado de Rugero el
pensamiento. |
|
Luego pues que la nueva
venturosa |
|
se supo, pidió Amor a mi
contento |
|
albricias, que quedaron a mi
cargo; |
|
que no es amante noble el que no es
largo. |
|
Mil joyas di, vestidos y
dineros; |
|
y como si yo fuera el que
heredaba, |
|
amigos convidaba y caballeros; |
|
el parabién a mi esperanza
daba. |
|
En fin, mostrando que eran
verdaderos |
|
los deseos que amor en mí
animaba, |
|
delante de la puerta de mi
dama |
|
a una sortija mi valor los
llama. |
|
Mantuve en ella mi esperanza
muerta, |
|
y con galas, que tuvo
prevenidas |
|
la confianza de esta dicha
cierta, |
|
las fiestas publiqué no
agradecidas. |
|
Los premios y el cartel fijé
a su puerta |
|
anoche con cien hachas
encendidas, |
|
y alborotado Nápoles con
esto, |
|
con el sol madrugó al
festivo puesto. |
|
Salí al son de trompetas y
clarines, |
|
de deudos y padrinos rodeado, |
|
y hallé en balcones del amor
jardines; |
|
que son damas sus flores, si
él su prado: |
|
en telas de doseles, de
cojines, |
|
(donde lo que menos hubo fue
brocado) |
|
mostró la ostentación
napolitana |
|
el poder de su gente
cortesana. |
|
Saqué de verde y
nácar el vestido, |
|
de manos de oro todo recamado, |
|
que de las obras símbolos
han sido, |
|
y al silencio en los labios un
candado: |
|
con esposas y grillos a un
Cupido, |
|
que del mismo silencio
coronado, |
|
daba este verso, pienso que
discreto: |
|
Obrar callando y padecer
secreto. |
|
|
|
SIRENA |
Pintaste tu amoroso
sentimiento, |
|
y los servicios que a tu dama
hiciste, |
|
discretamente; ¡lindo
pensamiento! |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
El marqués Alejandro luego
asiste |
|
también de verde, aunque con
otro intento; |
|
porque, aforrado el verde en luto
triste, |
|
dio la letra... |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Desta suerte:
|
|
Creciera mi esperanza, a no
haber muerte. |
|
|
|
SIRENA |
¿Obsequias en la fiesta hizo
a su dama? |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Murió su amor
muriéndose Rosela. |
|
El conde de Astavilla, cuya
fama |
|
a pesar de la envidia al cielo
vuela, |
|
la ropa azul de mil fuegos
recama, |
|
y entre los cuatro vientos una
vela |
|
sacó encendida. |
|
|
SIRENA |
¡Traza peregrina!
|
|
¿Y fue, hermano, la
letra? |
|
|
DON ÍÑIGO |
Esta latina:
|
|
Etenim non potuerit mihi. |
|
De vientos vanos su contrario
trata, |
|
y a su valor la vela hizo
encendida, |
|
a quien ni envidia ni sospecha
mata. |
|
|
|
SIRENA |
Fue su nobleza un tiempo
perseguida. |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Sacó don Hugo de
Aragón, de plata |
|
una aljuba pajiza guarnecida, |
|
y un loco a quien el tiempo en vano
cura. |
|
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Por amor, esto es
cordura.
|
|
|
|
SIRENA |
De la de Amalfi dicen que es
amante. |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Grimaldo, a quien su dama
desestima, |
|
y él la sirve
pacífico y constante, |
|
salió de pardo. |
|
|
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Un diamante
|
|
y una mano junto a él con
una lima |
|
de acero. |
|
|
SIRENA |
Ya en el alma de ella toco.
|
|
¿Cómo dijo la
letra? |
|
|
|
SIRENA |
Todo lo vence amor que
persevera. |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
De labrador don Jaime de
Moncada |
|
salió con un gabán de
primavera. |
|
|
|
SIRENA |
Halló su dama en
Aragón casada. |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Eso en la empresa declarar
espera. |
|
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Sembrar una heredad arada.
|
|
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Decía: Amor
villano
|
|
siembra esperanzas, y otro coge
el grano. |
|
Hércules de Este, Adonis en
las galas |
|
y en la milicia César, en un
cielo |
|
pintó una dama, y él,
haciendo escalas |
|
de picas y banderas, desde el
suelo |
|
a conquistalla sube, aunque sin
alas; |
|
que más levanta el
ánimo que el vuelo. |
|
|
|
|
DON ÍÑIGO |
De su amor ponderativa...
|
|
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Aunque estuvieses más
arriba.
|
|
No cuento las demás, por no
cansarte. |
|
Corrí con todos, y
llevé seis veces |
|
la sortija, y diez precios, que en
tal parte, |
|
a ser los ojos de Matilde
jueces, |
|
me condenaran; no sabré
contarte, |
|
porque de verme triste te
entristeces, |
|
el pesar, mi Sirena, que
mostraba, |
|
si la sortija o precio me
llevaba. |
|
Por no sufrillo, en fin, de la
ventana |
|
se quitó, porque en tal
desdén presumas |
|
el fruto inútil de mi suerte
vana, |
|
cero de amor, si mis servicios
sumas; |
|
hasta que al fin de una hora
volvió ufana |
|
por ver entrar cubierto de oro y
plumas |
|
al de Taranto, dándole sus
ojos |
|
colmos de gustos, como a mí
de enojos. |
|
Vestido de los pies a la
cabeza |
|
de más plumas que el mayo
tiene flores, |
|
él y el caballo cifran su
firmeza |
|
sólo en la liviandad de sus
colores: |
|
pobló de lenguas de oro la
riqueza |
|
de su alada divisa, que
habladores |
|
en palabras y plumas su amor
gastan. |
|
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Si le alaban, aún no
bastan.
|
|
|
|
SIRENA |
Diverso fue del tuyo su
conceto: |
|
él en palabras todo su amor
precia, |
|
y tú en obrar callando; que
es discreto, |
|
aunque Matilde tu valor
desprecia, |
|
obrar callando y padecer
secreto. |
|
Su habladora divisa juzgó
necia, |
|
pues de plumas y lenguas hizo
alarde, |
|
porque el parlero amor siempre es
cobarde. |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Corrió conmigo la primera
lanza, |
|
y derribole en medio la
carrera, |
|
sospechó que su loca
confianza, |
|
tropezando el caballo. |
|
|
SIRENA |
Bien pudiera
|
|
volar con tanta pluma. |
|
|
DON ÍÑIGO |
La venganza
|
|
de mi amor, que le vio de tal
manera, |
|
más cortés que
soberbia, a darle ayuda |
|
me manda, hermana, que ligero
acuda. |
|
Del caballo me apeo, y que me
pesa |
|
de su desgracia muestro; arriba
subo |
|
con él, donde el favor de la
princesa |
|
más amoroso que discreto
estuvo. |
|
Lloró de amor y enojo, y
desta empresa |
|
la causa atribuyendo al que
mantuvo, |
|
«Sólo, español,
por vos, loco y prolijo, |
|
me sucede este mal», la
ingrata dijo. |
|
Cesar la fiesta manda, y yo, de
celos, |
|
agravios y desdenes provocado, |
|
no sé si dije injurias a los
cielos; |
|
pero sé que bajé
desesperado. |
|
Mandé quitar los precios y
arrojelos, |
|
por ver mi amor cortés tan
mal pagado; |
|
subo a caballo, y loco y
ofendido, |
|
me parto, y de ninguno me
despido. |
|
Este fin han tenido, mi
Sirena, |
|
mis servicios, mi amor, mi
confianza; |
|
sólo es Matilde, para darme
pena |
|
y desdenes, mujer y no
mudanza. |
|
|
|
SIRENA |
Hecho estás a sufrir, tu
enojo enfrena, |
|
que la firmeza lo que intenta
alcanza. |
|
La letra que sacaste en ti haga
efeto. |
|
Obrar callando y padecer
secreto. |
|
|
|
Escena
V
|
|
GALLARDO, que saca
la capa y el sombrero de su amo. DON ÍÑIGO, SIRENA.
|
GALLARDO |
Ponte capa y sombrero, si
jardines |
|
quieres ver por el mar sobre
carrozas |
|
del agua, que tiradas de
delfines |
|
llevan al sol que en esperanzas
gozas. |
|
Al son de chirimías y
clarines, |
|
Matilde y otras seis bizarras
mozas, |
|
emulación de Venus la
más fea, |
|
dando a sus ondas luz,
barloventea. |
|
En un esquife, de cristal la
popa, |
|
con seis remeros jóvenes por
banda, |
|
de casacas vestidos, leve
ropa, |
|
pues son de raso, y el
calzón de holanda, |
|
al toro imitan robador de
Europa; |
|
y con ellos, la mar piadosa y
blanda, |
|
sufre los remos, plumas de sus
alas, |
|
dorados de los puños a las
palas. |
|
|
|
SIRENA |
A Puzol, quinta suya, aquí
cercana, |
|
irá: desde el terrero puedes
vella. |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
¡Yo, a mujer tan ingrata, tan
tirana! |
|
Plegue a Dios, si pusiere
más en ella |
|
los ojos; si la viere más,
hermana; |
|
si aunque el mar, que soberbias
atropella, |
|
volcando el barco, su rigor
vengara, |
|
me moviera a piedad y la
ayudara; |
|
que de sus mismos peces sea
sustento. |
|
Ya, Sirena, aborrezco su
hermosura; |
|
Próspero salga a verla, que
contento |
|
es Próspero en el nombre y
la ventura. |
|
|
|
GALLARDO |
¿Qué tanto has de
guardar el juramento? |
|
|
|
|
GALLARDO |
¿Qué tahúr,
qué amante jura
|
|
de no jugar o amar, sin volver
luego |
|
éste a su pretensión,
aquél, al juego? |
|
|
|
SIRENA |
Yo subo a verla, que, aunque
más porfíes, |
|
haciendo a tus deseos
resistencia, |
|
has de seguirme. |
|
|
GALLARDO |
Nunca en votos fíes
|
|
que conmuta el amor en
penitencia. |
|
Ven, y verás damascos y
tabíes, |
|
que haciendo al sol en toldos
competencia, |
|
persüaden al mar que es hoy en
suma |
|
Matilde Venus, hija de su
espuma. |
|
|
|
|
(Vanse SIRENA y
GALLARDO.)
|
Escena
VI
|
|
PRÓSPERO,
DON
ÍÑIGO.
|
PRÓSPERO |
Don Íñigo, ya ha
llegado |
|
a extremo mi sufrimiento, |
|
que pasar dél no
consiento |
|
a mis celos y su cuidado. |
|
Haciendo agravio a mi amor, |
|
nota de mí vendré a
dar; |
|
el querer bien y el reinar |
|
no sufren competidor. |
|
Quiero bien, y rey me llama |
|
Matilde de sus deseos; |
|
un año ha que en sus
empleos |
|
añado leña a la
llama |
|
que en premio de mis desvelos |
|
Matilde hermosa me ofrece; |
|
y aunque el fuego de amor
crece |
|
cuando le atizan los celos, |
|
fuera menosprecio mío |
|
que, compitiendo los dos, |
|
tuviera celos de vos; |
|
que más de Matilde
fío. |
|
Cuanto a esta parte, no estoy |
|
celoso, aunque sí
ofendido |
|
de que os hayáis
atrevido |
|
a amar, sabiendo quien soy, |
|
aun la sombra de Matilde, |
|
que mirar no merecéis. |
|
¡Vos, competencia me
hacéis, |
|
pobre, extranjero y humilde! |
|
¡Vos en público a sus
puertas |
|
carteles de amor
fijáis, |
|
y esperanzas publicáis |
|
más locas cuando más
ciertas! |
|
¡Vos sortijas
mantenéis |
|
convidando aventureros, |
|
cuando aun para manteneros |
|
a vos mismo no tenéis! |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Próspero, tratad mejor |
|
a quien os sufre discreto; |
|
pues demás de que
respeto |
|
vuestra nobleza y valor, |
|
reverencio a la princesa |
|
en vos, porque sé que os
ama. |
|
Príncipe Taranto os
llama; |
|
la sangre real que interesa |
|
vuestra casa, es conocida |
|
y de mí siempre
estimada. |
|
España fue patria
amada, |
|
puesto que no agradecida, |
|
de mi padre y su ascendencia, |
|
de quien nobleza
heredé: |
|
Rui López de Ávalos
fue |
|
condestable, en la prudencia |
|
y la lealtad más
notable |
|
que tuvo ni tendrá el
mundo; |
|
aunque don Juan el Segundo, |
|
si le hizo conde, no estable. |
|
De la envidia huyó a
Aragón, |
|
porque, a no ser perseguida, |
|
no es la virtud conocida. |
|
Vino a Italia, en
conclusión, |
|
con don Alfonso el primero |
|
de Nápoles, de Fernando |
|
padre, que el reino ganando |
|
con su prudencia y acero, |
|
hizo al tiempo coronista |
|
inmortal de su memoria. |
|
No alcanzó Alfonso
vitoria |
|
en esta noble conquista |
|
que no se la atribuyese |
|
al esfuerzo y al valor |
|
de mi padre vencedor. |
|
Diole Estado en que viviese |
|
a su gusto y eleción; |
|
que no quiso, escarmentado, |
|
otra vez entronizado, |
|
provocar a la ambición. |
|
Éste heredé, y como
mozo, |
|
supe conservar tan mal, |
|
que le gasté liberal, |
|
porque de serlo me gozo; |
|
y supuesto que es mudable |
|
el Estado y la riqueza, |
|
siendo el valor y nobleza |
|
accidente inseparable, |
|
pues en ella me señalo, |
|
estimad la calidad |
|
en más que la cantidad, |
|
porque en cuanto ésta os
igualo; |
|
que yo con vos no compito, |
|
ni el vuestro mi amor
contrasta. |
|
Con una voluntad casta |
|
a Matilde solicito, |
|
sin que ose mi atrevimiento |
|
más que alimentar
cuidados, |
|
dichosos por empleados |
|
en tan alto pensamiento. |
|
¿Qué ocasión
en esto os doy |
|
para agraviaros? |
|
|
PRÓSPERO |
Bastante
|
|
es que os tengan por amante |
|
todos de quien yo lo soy; |
|
que es estimarme a mí en
poco. |
|
Si de ser loco os
preciáis, |
|
y con eso os
disculpáis, |
|
haré vestiros de loco, |
|
y quedará disculpado |
|
vuestro pensamiento altivo. |
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Príncipe, no deis
motivo |
|
a algún caso
desdichado; |
|
que si apuráis mi
paciencia |
|
y no refrenáis los
labios, |
|
romperán vuestros
agravios |
|
las riendas de mi prudencia. |
|
Haced de quien sois alarde, |
|
y mirad que siempre ha sido |
|
el valiente comedido |
|
y descortés el cobarde. |
|
|
|
|
DON ÍÑIGO |
Paso, que sé ser
|
|
hombre, que, a pesar de sumas |
|
de ducados, corto plumas, |
|
y las habréis menester |
|
para volar, si me enojo. |
|
Advertid que está mi
espada |
|
en vuestro agravio afilada, |
|
y si una vez la despojo |
|
de la vaina que profesa, |
|
y en vengarme se resuelve, |
|
es león que nunca
vuelve |
|
a su manida sin presa. |
|
|
|
PRÓSPERO |
¡Ea!, arrogante
español, |
|
haced más, y no
habléis tanto. |
|
|
|
|
(Echan mano.)
|
DON ÍÑIGO |
Ya, príncipe de
Taranto, |
|
que su acero ha visto el sol, |
|
no la culpéis, si
desnuda |
|
a vuestro pecho se pasa; |
|
que a quien sacan de su casa, |
|
en la que encuentra se muda. |
|
Sabe el cielo que me pesa |
|
de ofender mi dama
ansí. |
|
|
|
Escena
IX
|
|
SIRENA,
GALLARDO.
|
GALLARDO |
¡Miren aquí en
quién ha puesto |
|
Matilde su voluntad! |
|
|
|
SIRENA |
Esta vez de la beldad |
|
de Matilde es manifiesto |
|
dueño mi hermano. |
|
|
GALLARDO |
No hay duda,
|
|
si la saca viva a tierra... |
|
o en el alma un tigre
encierra. |
|
|
|
SIRENA |
El tiempo las cosas muda. |
|
Mucho pueden beneficios |
|
en el más terrible
pecho; |
|
la fineza que hoy ha hecho, |
|
junta a los demás
servicios, |
|
le han de dar debida paga. |
|
|
|
GALLARDO |
Animales hay tan fieros, |
|
señora, aun de los
caseros, |
|
que, aunque el dueño los
halaga, |
|
no puede en toda la vida |
|
amansarlos. |
|
|
|
GALLARDO |
Domestica tú un
ratón, |
|
criado con la comida |
|
de tu despensa, y verás |
|
que al cabo de un mes y un
año, |
|
más esquivo está y
extraño. |
|
|
|
SIRENA |
¡Qué asqueroso ejemplo
das! |
|
Labrador, he yo leído, |
|
que una víbora
crió, |
|
y al fin la domesticó, |
|
dándola en su cama
nido; |
|
y habiendo sus hijos muerto |
|
a uno del pastor amigo, |
|
los despedazó en
castigo, |
|
y después se fue al
desierto. |
|
|
|
GALLARDO |
Sería víbora
ermitaña; |
|
pero mi ejemplo perdona, |
|
que la princesa es ratona, |
|
si no premia aquesta
hazaña. |
|
Mas vuelve la vista al mar, |
|
verás cuál nada por
él |
|
aquese humano batel |
|
en que va amor a pescar |
|
merluzas, vuelto cangrejo. |
|
|
|
SIRENA |
Mi hermano es gran nadador. |
|
|
|
GALLARDO |
Pensará que pesca amor |
|
besugo, y será abadejo. |
|
|
|
|
|
|
GALLARDO |
Es demonio.
|
|
Pues la cruz del matrimonio |
|
a cuestas saca, los dos |
|
son para en uno.
¡Extremada |
|
saldrá del mar para
esposa! |
|
Que a fe que ha de ser
graciosa |
|
desde hoy, mujer tan salada. |
|
Ya pisa la enjuta arena; |
|
ya trayéndola en los
brazos |
|
quisiera, cual pulpo, en lazos |
|
convertirse. |
|
|
Escena
XIII
|
|
Campo inmediato a la quinta de DON ÍÑIGO. Es de
noche.
|
|
RUGERO,
TEODORO.
|
RUGERO |
¡Que me quitó tal
ventura |
|
este español! ¡Que a
ayudar |
|
la fuese cuando la mar |
|
darme a Salerno procura! |
|
¡Que la sacase en sus
brazos! |
|
|
|
|
RUGERO |
¡Que en mi favor una
roca |
|
hiciese el vaso pedazos! |
|
¡Oh, maldiga Dios a
España |
|
y a quien bien quiere a su
gente! |
|
|
|
|
RUGERO |
¡Bravo amor y brava
hazaña! |
|
|
|
TEODORO |
Desmayada la sacó, |
|
y en su quinta la regala, |
|
porque a su desdén
iguala |
|
la nobleza que heredó; |
|
pero ¿qué importa su
ayuda, |
|
si siendo del rey privado, |
|
comisión, conde, te ha
dado, |
|
con que has de quedar, sin
duda, |
|
en la quieta posesión |
|
del Estado que perdiste? |
|
Si ya la carta escribiste, |
|
y según tu
provisión, |
|
su casa has de visitar, |
|
¿Su favor de qué
aprovecha? |
|
|
|
RUGERO |
Su firma tengo contrahecha, |
|
y el papel le pienso echar |
|
entre los demás que
tiene |
|
en su escritorio guardados. |
|
|
|
TEODORO |
Heredarás sus Estados, |
|
si a las manos del rey viene. |
|
|
|
RUGERO |
Sí, Teodoro; mas
traiciones |
|
duran poco, y mucho
dañan. |
|
Si los tiempos
desengañan |
|
mis soberbias pretensiones, |
|
¿qué he de
hacer? |
|
|
|
RUGERO |
¿Más seguro no me
fuera |
|
que el mar sepulcro la diera, |
|
y que por este suceso, |
|
sin marañas, heredara |
|
lo que este español me
quita? |
|
|
|
TEODORO |
Tu ventura solicita, |
|
que el favor del rey te
ampara. |
|
De Salerno, te apodera; |
|
que si su dueño te ves, |
|
defendiéndole
después, |
|
cuando sepa esta quimera |
|
el rey, importará poco. |
|
|
|
RUGERO |
¿Aquí Matilde no
está? |
|
La noche ocasión me da |
|
con que deste español
loco |
|
me vengue, y a la princesa |
|
la vida pueda quitar. |
|
Esta quinta he de abrasar, |
|
con que asegure mi empresa |
|
mejor que en cartas fingidas. |
|
|
|
|
RUGERO |
Esta noche he de poner |
|
fuego a costa de sus vidas, |
|
sin que se sepa el autor, |
|
a esta casa; pues, durmiendo |
|
su gente, salir pretendo |
|
con mi esperanza mejor. |
|
El viento del mar me ayuda |
|
para abrasalla con él. |
|
|
|
TEODORO |
¡Determinación
crüel! |
|
Mas provechosa, sin duda. |
|
A propósito es la hora. |
|
|
|
RUGERO |
Vamos, que si dicha tengo, |
|
hoy del español me
vengo, |
|
y muere mi opositora. |
|
|
|
|
(Vanse.)
|
Escena
XIV
|
|
Cuarto destinado a MATILDE en la quinta de DON ÍÑIGO.
|
|
MATILDE, en ropa
de acostarse; PRÓSPERO, como de
noche.
|
MATILDE |
Príncipe, ¿qué
atrevimiento |
|
es éste? ¿Cómo
asaltáis |
|
de noche casas ajenas? |
|
|
|
PRÓSPERO |
Propias las puedes llamar, |
|
ingrata, pues mis desdichas, |
|
para que padezca más, |
|
siempre a don Íñigo
ofrecen |
|
empresas, con que obligar |
|
a que, amándole, me
olvides. |
|
¿Quién duda que ya
tendrás |
|
a su atrevido socorro |
|
rendida la voluntad? |
|
Tres años ha que te
sirve, |
|
y que gasta liberal, |
|
la hacienda en tu
pretensión |
|
que ha desperdiciado ya. |
|
Dio albricias en tu sentencia; |
|
mantuvo diestro y galán |
|
a tus puertas hoy sortija; |
|
la de esposa le darás |
|
en premio de ella, a mi costa. |
|
Arrojose por ti al mar, |
|
fiel delfín de tus
peligros, |
|
Leandro de tu beldad. |
|
La vida te dio cortés, |
|
y querrate ejecutar |
|
en ella, sacando prendas |
|
su amor de tu libertad. |
|
Aposentaste en su casa, |
|
quedarte en ella
querrás, |
|
si huéspeda, ya
señora, |
|
si libre, cautiva ya. |
|
Mucho pueden beneficios; |
|
confiésolo a mi pesar. |
|
La ocasión hace al
dichoso, |
|
la fortuna se las da. |
|
Yo sin ella, y ya sin ti, |
|
vengo sólo a celebrar |
|
a tus ojos mis obsequias |
|
goces mil años y
más, |
|
aunque yo muera celoso, |
|
su generosa lealtad, |
|
su apacible
compañía, |
|
su florida y verde edad; |
|
que yo en manos de la
ausencia, |
|
si es amor enfermedad, |
|
ausentándome de
aquí, |
|
me parto a Roma a curar. |
|
|
|
MATILDE |
Si tú te haces juez y
reo, |
|
y la sentencia te das, |
|
mis quejas darán en
ella |
|
testimonio de verdad. |
|
Príncipe, obras son
amores, |
|
que las palabras se van, |
|
como son hijas del viento, |
|
tras él, sin volver
jamás. |
|
Entre las olas me viste, |
|
con su salado cristal |
|
luchando a brazo partido; |
|
entró en él a poner
paz |
|
el valeroso español; |
|
y tú, cuerdo en el
obrar, |
|
si loco en el prometer, |
|
no te atreviste a mojar |
|
las plumas, como tú,
vanas; |
|
pero no anduviste mal, |
|
que amor vuela, mas no nada, |
|
y ansí no supo nadar. |
|
Nadó don Íñigo
en fin; |
|
su dicha supo pescar; |
|
y a quien nada y me da vida, |
|
nada es venirle a adorar. |
|
Siempre fueron los peligros |
|
del amor y la amistad |
|
piedra toque que descubre |
|
el oro que sube más. |
|
Si él es oro, y tú
eres hierro, |
|
yerro, Próspero,
será, |
|
despreciando su valor, |
|
de tu hierro hacer caudal. |
|
|
|
PRÓSPERO |
¿Luego eso dices de
veras, |
|
cuando probándote
están |
|
mis celos que hablan de
burlas? |
|
|
|
MATILDE |
Caíste; hiciérate
mal |
|
entrar en el mar, que
ansí |
|
te pudieras resfriar; |
|
y por no quererme frío, |
|
te guardaste; ¿no es
verdad? |
|
|
|
PRÓSPERO |
Basta, ¡que de mí te
burlas! |
|
Pues de veras me verás, |
|
mudable, desde hoy mudado; |
|
que ansí te pienso
imitar. |
|
Laura, hermana de Rugero, |
|
celosa de tu beldad, |
|
llora, puesto que la suya |
|
es con la del sol igual. |
|
Desposándome
mañana, |
|
mi amor se despicará; |
|
que contra un veneno es otro |
|
la cura más eficaz. |
|
No pienso verte en mi vida. |
|
|
|
MATILDE |
Oye, escucha, vuelve
acá. |
|
(Aparte.)
|
(¡Oh inclinación
poderosa! |
|
¡Oh celos! ¡Oh amor
rapaz! |
|
¿Qué no
podréis todos tres, |
|
si el primero hace al
imán |
|
que no pare hasta que al norte |
|
mire, que virtud le da?) |
|
Yo quiero desenojarte; |
|
cesen quejas, haya paz; |
|
que tras celos y nublados |
|
amor y el sol lucen
más. |
|
Perdonen obligaciones, |
|
socorros, vida, lealtad; |
|
que por más que eso
atropella |
|
amor, cuando es natural. |
|
Princesa soy, joyas tengo; |
|
pídame el mejor lugar |
|
don Íñigo, y no me
pida |
|
prendas que en el alma
están. |
|
¿Haste ya desenojado? |
|
|
|
PRÓSPERO |
Como el amor es rapaz, |
|
con poco se desenoja; |
|
pero corrido estará |
|
mientras alarde no hiciere |
|
de la firme voluntad, |
|
que con obras, como has dicho, |
|
saca a plaza su caudal. |
|
Plegue a Dios, Matilde
mía, |
|
que te quite un desleal |
|
el Estado con la hacienda; |
|
que te mande desterrar |
|
el rey; que en aquesta quinta |
|
se encienda un fuego voraz, |
|
para que entonces conozcas |
|
mi amor firme y liberal. |
|
No ha querido el cielo... |
|
|
MATILDE |
Basta;
|
|
no digas, príncipe,
más; |
|
ni por hacerme a mí
bien, |
|
quieras que me venga mal. |
|
Más valen palabras
tuyas |
|
que obras de otro; en casa
está |
|
durmiendo toda su gente; |
|
mas presto despertará. |
|
Vete, que abre ya la aurora |
|
sus vidrieras de cristal; |
|
en Puzol, recreación
mía, |
|
esta tarde me verás... |
|
Pero oye, escucha:
¿qué es esto? |
|
|
|
GALLARDO |
(Dentro.)
|
¡Socorro! ¡Agua, que se
abrasa, |
|
cielos, nuestra quinta y casa! |
|
|
|
|
GALLARDO |
(Dentro.)
|
Acudid presto,
|
|
que están las puertas
cogidas, |
|
y se ha de abrasar la gente. |
|
|
|
MATILDE |
¿Hay caso más
inclemente? |
|
|
|
PRÓSPERO |
Riesgo corren nuestras vidas. |
|
Mirad, Princesa, por vos, |
|
que el fuego nos ha asaltado, |
|
y las puertas ha atajado. |
|
|
|
GALLARDO |
(Dentro.)
|
¡Que nos quemamos, mi
Dios! |
|
|
|
MATILDE |
Príncipe, ¿qué
hemos de hacer? |
|
|
|
PRÓSPERO |
Por esta ventana quiero |
|
saltar. |
|
|
MATILDE |
¿Tú eres
caballero?
|
|
Si te obliga una mujer, |
|
a quien tanto dices que amas, |
|
descuélgame antes por
ella. |
|
|
|
PRÓSPERO |
Todo el temor lo atropella, |
|
y ya se acercan las llamas. |
|
¿Cómo haré lo
que me mandas, |
|
si no hay con qué te
librar? |
|
|
|
MATILDE |
La capa puedes rasgar; |
|
con las ligas, con las bandas |
|
que atemos y con sus tiras, |
|
nos libraremos los dos. |
|
|
|
PRÓSPERO |
¡Gentil espacio, por
Dios, |
|
para el peligro que miras! |
|
Salta, Princesa, tras
mí, |
|
si te atreves. |
|
|
MATILDE |
Pues, traidor,
|
|
¿ésa es la ayuda y
favor |
|
que me prometiste aquí? |
|
¿El fuego que deseabas |
|
que en la quinta se encendiese |
|
porque tu amor conociese? |
|
¿Lo mucho que
blasonabas? |
|
¿El jurar, el prometer |
|
de no dejarme jamás? |
|
|
|
PRÓSPERO |
Aquí, princesa,
verás, |
|
lo que hay del decir a hacer. |
|
En muerte no hay juramento |
|
con que obligarme presumas, |
|
porque palabras y plumas |
|
dicen que las lleva el viento. |
|
(Vase.)
|
|
|
MATILDE |
Pues no pienses, enemigo, |
|
que así tienes de
librarte; |
|
que el huir he de estorbarte, |
|
porque te abrases conmigo. |
|
(Vase.)
|
|
|