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1

Así queda consignado en la nueva edición del Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana de J. Corominas y A. Pascual (Madrid, 1980); se trata de una corrección a la primera edición en la que aparecía como documentación más temprana la Farsa sacramental en coplas de H. López de Yanguas de 1520.

 

2

Farsas y églogas al modo y estilo pastoril y castellano, fechas por Lucas Fernández Salmantino nueuamente impressas, publicadas por Lorenço de Liom Dedei en Salamanca, el diez de noviembre de 1514. Hoy se conoce el paradero de un solo ejemplar de esta obra, guardado en la Biblioteca Nacional de Madrid. Véase una descripción pormenorizada de este ejemplar de la princeps en A. Hermenegildo, Renacimiento, teatro y sociedad. Vida y obra de Lucas Fernández, Madrid, 1975, pp. 39-46. J. Fradejas, en su Teatro religioso medieval, Tetuán, 1956, hablaba de la existencia de un segundo ejemplar. J. Lihani, por su parte, en El lenguaje de Lucas Fernández. Estudio del dialecto sayagués, Bogotá, 1973, p. 57 y n. 60, citando correspondencia particular con D. Antonio Rodríguez Moñino, informaba que el ejemplar «que fue del Príncipe de Liechtenstein (Cat. Bohatta, 1931, II, núm. 11.994) se haya hoy en una biblioteca particular de Madrid». Pero no se ha logrado saber nada más. El profesor Fradejas me informa personalmente que lo último que supo de este segundo ejemplar fue su venta en Viena en los primeros años de la década del 50, pero desconoce el nombre de su actual propietario. De este texto salmantino, única impresión antigua que nos es conocida, existe una edición facsímil preparada por la Real Academia Española sobre el ejemplar de la Biblioteca Nacional de Madrid, con prólogo de E. Cotarelo y Mori. Además de la facsímil, contamos con la edición del benemérito M. Cañete, Farsas y églogas de Lucas Fernández, Madrid, 1867, y con tres valiosas ediciones modernas: la de J. Lihani (Lucas Fernández, Farsas y églogas, New York, 1969), la de A. Hermenegildo (Teatro selecto clásico de Lucas Fernández, Madrid, 1972) y la de M. J. Canellada (Lucas Fernández. Farsas y églogas, Madrid, 1976). Cito por la edición de J. Lihani, aunque en ocasiones modifico su puntuación.

 

3

Farssa o quasi comedia [de la Donzella, el Pastor y el Caballero], Farssa o quasi comedia [de Pravos, Antona y el Soldado], Egloga o farsa del nascimiento, y Auto o farsa del nascimiento. Estas piezas ocupan los folios Bir-fiv v; en la edición de Lihani, las pp. 81-85.

 

4

Aunque la crítica se mueve aquí en terreno altamente hipotético es razonable pensar en estas fechas. Cf. R. Espinosa Maeso, «Ensayo biográfico del Maestro Lucas Fernández (1474?-1542)», Boletín de la Real Academia Española, X (1923), pp. 406-408; J. Lihani, El lenguaje de Lucas Fernández, ya citado, pp. 18-19, Lucas Fernández, New York, 1973, pp. 41-57, y A. Hermenegildo, op. cit., pp. 27-32.

 

5

Vid. H. López Morales, «Teatro medieval castellano. Status quaestionis», Boletín de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, XIV-1 (1986), pp. 99-122.

 

6

The Medieval Stage, Oxford, 1903, vol. I, p. 227.

 

7

Vid. A. Bonilla San Martín, Las Bacantes o del origen del teatro, Madrid, 1921, p. 70.

 

8

Vid. J. P. W. Crawford, «A note on the Boy Bishop», Romanic Review, pp. 148-149.

 

9

El sentido eclesiástico señalado no parece avenirse bien con el antiguo francés farse, de donde procede la forma española, a menos que haya sido su masculino fars, participio de farcir justamente en la acepción de «relleno», el verdadero étimo del término aragonés. El francés farse está documentado desde 1476, pero sin duda vivió desde mucho antes, a juzgar por el hecho de que su derivado farser, «bromear, escarnecer», está atestiguado en el siglo XIII. Corominas y Pascual, op. cit. (s.v. FARSA), suponen que la «aplicación» de farse a una pieza cómica breve se explica probablemente porque éstas solían intercalarse a modo de relleno en la representación de un misterio o auto sacramental.

 

10

Vid. W. C. Atkinson, «"Comédias", "tragicomédias" and "farças" in Gil Vicente», Boletim de Filologia, XI (1950), pp. 268-280, y J. H. Parker, Gil Vicente, New York, 1967, especialmente el capítulo 5, «The Farces and the Comédias», pp. 73-98. Corominas y Pascual, op. cit., dan el 1505 como fecha de la primera documentación vicentina de la palabra farça.