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Pasando revista

Antonio Rodríguez Almodóvar





En diciembre pasado, la revista CLIJ (Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil) cumplió quince años. Bonita edad. Si fuera niño, le daríamos la llave de la casa para que volviera del bosque de la vida cuando quisiera. Si fuera niña, también.

Quienes hemos seguido desde el principio los avatares de esta publicación, heroica donde las haya, nos sentimos un poco como amigos el día de ese cumpleaños. Pues algo nos llega del resplandor de esas velas temblonas de los nervios, la mente se nos va a las nubes con los quince penachos azules, y el corazón se nos aprieta alrededor de una tarta feliz.

Hoy mejor será que dejemos hablar a la Caperucita Roja de esta aventura, Victoria Fernández, que a punto estuvo de sucumbir varias veces en las fauces del lobo felón, el lobo del dinero, el de los resultados inmediatos, de los que querían seducirla con un ramillete de flores en una mano y la tijera en la otra. No lo consiguieron. Dice ella: «Llegamos a los 15 años. No es quizás una dedicación "vistosa". Es más: hay quien dice que los que estamos en esto de la literatura infantil somos prácticamente invisibles. Pero la "vistosidad" no ha estado nunca entre los objetivos de esta revista, nacida para defender la dignidad de la LIJ».

La independencia, sí que estuvo. La calidad, también. Más de 2.500 artículos en ese tiempo; más de 6.500 recensiones de libros. Se dice pronto. Enhorabuena.

La ocasión de este cumpleaños nos permite rendir homenaje a otras publicaciones similares, aunque no hay muchas. (Y es una contradicción brutal, pues la literatura infantil viene publicando más de siete mil títulos anuales y alcanza más del 11% del total de títulos editados en España; y como las tiradas superan a la media de otras ediciones, pone en circulación del orden de 26 millones de libros cada año. Una sólida industria que no se merece el poco aprecio social en que se le tiene).

Por ser otro clásico del subsector, nos fijaremos también en Lazarillo, la revista de la Asociación de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, que ha pasado ya por dos épocas y distintos formatos y equipos, pero siempre al servicio de la calidad, la objetividad y la independencia, dentro de un registro más académico, donde abundan las monografías y los pequeños ensayos. Actualmente la dirige Alicia Muñoz Álvarez, que ha sabido darle un nuevo impulso.

Y de lo clásico a lo moderno. La revista digital SOL (Servicio de Orientación Lectora, dirección www.sol-e.com), dependiente de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, superó en mayo pasado el primer año de vida con cifras realmente espectaculares. Más de 652.000 usuarios y trece millones de visitas. Organizada en tres secciones (recomendación de libros hasta los 18 años; consejos a las familias; banco de recursos para profesionales), se ha constituido en algo más que todo eso: un espacio de comunicación que se hace cada día más necesario para navegar con soltura por ese inmenso mar de datos, de alusiones, de sugerencias. La propia fundación edita también una revista impresa, titulada así, Fundación, que va por su IV año.

Con el propósito más específico de ponernos al día en novedades, contamos cada semestre con Noticias de libros, de Barcelona, editada por Pep Durán, un librero encantador de serpientes, quiero decir, animador de lecturas y de espacios maravillosos alrededor del libro infantil.

Todas estas publicaciones son verdaderos estímulos para esta Cenicienta, la Literatura Infantil y Juvenil, que el día menos pensado encontrará la horma de su zapato, ya lo verán.





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