21
La sensualidad pervertida, 1920, O. C., II, 893.
22
Memorias, III, 1945, O. C., VII, 677.
23
O. C., II, 104.
24
Con el título Aleluyas del Sr. Esteban publicose en 1908 la versión castellana de esta novela, por G. Martínez Sierra.
25
S. Rusiñol, Obres Completes, Barc., 1947, 590.
26
Idem, ibidem, 640.
27
Véase el cap. «Ruskin y los filisteos» en la novela de Baroja César o nada, 1910, O. C., II, 636-38.
El nombre de
filisteo como designación del burgués
incomprensivo es, según se sabe, de origen alemán
(Philister).
Cabe suponer que en España se introdujera a través
del francés philistin, pero el siguiente texto de Unamuno
parece revelar que, en parte, pudo ser importación directa
de Alemania: «El Arca era el nombre
caprichoso, abracadabrante, según uno de sus socios, que en
Sideria se daba al casino a que acudía el cogollito de la
elegancia, los hombres de mundo y de alta sociedad, los calificados
por el chroniqueur modernista y bulevardizante de El
Correo Sideriense de gentlemens, sportmens, clubmens, bonvivants, blasés, comme il faut, struggle-for-lifeurs y otro sin fin de
terminachos por el estilo; es decir, los caballeros más
honorables de la ciudad ducal. -Uno de ellos había importado
de Alemania, donde residió año y medio, el nombre de
filisteos, que los socios aplicaban a todos los ramplones
burgueses de la ciudad»
(M. de Unamuno: Una
rectificación de honor, en el volumen El espejo de
la muerte, 1913).
28
R. Gómez de la Serna: Don Ramón María del Valle-Inclán, B. Aires, 1944, cit. por ed. 1959, p. 54.
29
A. Ganivet, Los trabajos de Pío Cid, 1898, O. C., II, M., 1951, 158.
30
Juventud, egolatría, 1917, O. C., V, 158.