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ArribaAbajoDiálogo que en la costa del arroyo de Canelones en la Banda oriental tuvieron los paisanos Norberto Flores y Ramón Guevara, el 29 de noviembre de 1839, época en que fue invadida aquella República por el ejército de Rosas al mando del general Echagüe

[Norberto Flores y Ramón Guevara, platicando de la invasión del primer ejército rosista a la Banda oriental en el año de 1839]


GUEVARA al recibir a Norberto en el palenque



GUEVARA

    ¿Es usté, amigo Norberto?
¡Dichoso de quien lo ve!
¡Mire que se hace desiar!
¡Ah, hijo de la... no sé qué!

FLORES

    Yo soy, paisano Guevara:  5
con salú lo guarde el cielo;
tiempo hacía, le asiguro,
que andaba desiando verlo.

GUEVARA

    Pues, velay, acá me tiene
—39→
a su mandao, aparcero:  10
déjese cair de una vez;
desensille el azulejo,
y vamos a la ramada
a tomar un verde al fresco,
o un churrasco25, si le agrada.  15
Como guste, compañero.

FLORES

   Pues, señor, vamos allá.
Con que, ¿cómo le va yendo?

GUEVARA

   Rigularmente; ¿y a usté?

FLORES

    A mí26 me va medio fiero;  20
pero por fin, con salú,
que es todo cuanto aprecéo,
hoy que me hallo en el deber
de pelear duro y parejo
en donde quiera. ¿Y usté,  25
qué tal se siente, aparcero?

GUEVARA

    La pregunta es excusada,
porque nunca saco el cuerpo
para defender mi tierra,
y en el día mucho menos,  30
—40→
al ver las atrocidades
que por ahí vienen haciendo
los guaicuruces27 de Rosas,
que nos vienen invadiendo.

FLORES

    ¿Ha visto? Esta madrugada  35
me contó Perico Cielo,
que en la Costa de Queguay,
a lo del amigo Antero
cargaron los guaicuruces,
allá al rayar el lucero,  40
y rodearon la tapera28,
a la cuenta presumiendo
que fuese una estancia rica;
y después, apenas vieron
los mojinetes al aire,  45
para el ranchito embistieron
como baguales al agua.
Y ya usté sabe, aparcero,
que allí junto a la tapera
está la casa de Antero,  50
que es un rancho miserable
que de mirarlo da sueño.
    Con todo, los guaicuruces
se dejaron caer al suelo
y a la puerta atropellaron  55
como a la carne los perros;
y al primer arrempujón
¡a las pu... ntas saltó el cuero!,
—41→
y en seguida se colaron,
y principió el manoteo.  60
    La infeliz dueña de casa,
que tenía el buche lleno
y ya andaba por parir,
del julepe soltó el güevo:
y luego en la escuridá,  65
dejando la cría adentro,
apenas en una jerga
se envolvió y salió juyendo,
y a fin de salvar la vida
se azotó en un pozo ciego,  70
que está allí junto a las casas,
por fortuna cuasi lleno
de osamentas y basuras;
y allí fueron los lamentos
de la infeliz ña Severa,  75
al sentir que estaba ardiendo
por todas partes el rancho.
Pues oiga, amigo, no es cuento
lo que voy a relatarle:
    Después de matar al viejo  80
y robarse cuanto había,
le atracaron mecha y fuego
al rancho en las cuatro puntas:
de conformidá que luego
quedó la casa pareja  85
con el piso del rodeo,
y en medio de los tizones
hecho chicharrón Antero
y el pobre recién nacido.
Últimamente salieron,  90
y entre gritos y alaridos
—42→
apuntaron al chiquero29,
y mataron las ovejas
lo mismo que a los carneros,
y al fin hasta a las gallinas  95
les quebraron el pescuezo.
   Después de esas fechurías
a media rienda rompieron;
y luego señá Severa,
al sentir el pago quieto,  100
saliendo del pozo apenas
y arrastrando por el suelo,
se sentó junto al rescoldo
y entró a llorar sin consuelo
al ver su hijo chamuscao  105
y a su marido lo mesmo;
de suerte que la infeliz
también allí hubiese muerto,
si no es la casualidá
que el mismo Perico Cielo  110
llegó y la montó en las ancas
y la trujo al campamento,
aonde la vi antes de ayer...
¡delgada que daba miedo!

GUEVARA

    ¡Barbaridá! Ahí tiene, amigo,  115
lo que hemos aventajado
después de tantos afanes
por hacer patria... ¡Barajo!,
¡si seremos infelices!
—43→
Pero... ¡por Cristo, paisano!,  120
usté, que es más alvertido,
no me dirá: ¿diaónde diablos
nos salen los guaicuruces
y los gauchos entrerrianos
a traernos a nuestras tierras  125
esta guerra, estos estragos?

FLORES

    Eso pregunteseló
a nuestros propios paisanos,
que es a quienes les debemos
la situación en que estamos;  130
particularmente a Oribe,
y en seguida a cuatro diablos
ambiciosos que pretienden
mamar siempre del Estado,
como si una vaca sola  135
diese leche para tantos.
Luego estas calamidades
también proceden, paisano,
de nuestra credulidá
en más de cuatro bellacos  140
de esos alborotadores,
que andan siempre zizañando
y salen a las cuchillas
y engatusan a los gauchos
con mentiras y promesas;  145
y que luego cabrestiamos,
porque, como no entendemos
sino de bolas y lazos,
cualesquiera nos engaña
cuanto nos pasa la mano.  150
—44→

GUEVARA

    Cabal que sí: mesmamente,
esa es la causa, está claro;
pues, cuando cesó la guerra
que en el Palmar rematamos,
a nuestras casas en paz  155
toditos nos retiramos,
de tristes rivalidades
completamente olvidados;
y luego la paisanada
volvió anhelosa al trabajo.  160
   En esos días, recuerdo
que anduve en varios fandangos,
y también en las carreras
con una porción de blancos30
que fueron en algún tiempo,  165
y con ellos muy ufano
me divertía a mi gusto
sin mencionar un agravio;
y redepente al botón
cuatro ambiciosos cruzaron  170
a la otra Banda, y allá
con Rosas se concertaron;
y a fin que el Restaurador
lo repusiera en el mando
a Oribe, éste le ofreció  175
servirle como un esclavo,
y que en la Banda oriental
sería Rosas el amo.
—45→
    Por supuesto, el gaucho aquel
cerró el quiero y dijo: «vamos;  180
que si yo le ato las bolas...
¡que se las desate el diablo!».
Y en seguida les largó
de auxilio a los presidarios,
y a esa recua de malevos  185
guaicuruces y entrerrianos,
que vienen en la invasión
a la obediencia o al mando
del general Chaguané.

FLORES

    ¡Qué Yaguané, ni qué Zaino,  190
si el hombre se llama Echagua,
Santafecino mentado!...
Que fue aguatero en su tierra,
y por eso le ha quedao
el nombre de Echagua.

GUEVARA

Mesmo.
 195
Ese es el que viene al mando
junto con un tal Chuquiza,
que desde que soy cristiano
no he oído de ese animal
ni las mentas en mi pago.  200

FLORES

    Pues, amigo, esa es la gente
a quienes nuestros paisanos,
Oribe y los que lo siguen
—46→
de ruines se han humillado;
y esos son los generales  205
de Rosas el afamado,
el tigre que en Buenos Aires
ya se tiene dijuntiados
más de tres mil infelices;
porque es gaucho desalmao  210
y matador sin agüela.
Así, no anda con reparos,
y a su madre, si se ofrece,
¡le atraca cuatro balazos!
Ya ve si será una dicha  215
que Rosas venga a mandarnos
a los gauchos orientales,
y que quiera sobajearnos
del modo y conformidá
que suele en el Otro Lado31,  220
cuando está de mal humor;
ensillar a sus paisanos,
ponerlos en cuatro pieses,
y así con un fuelle inflarlos:
de ahí echarles lavativas  225
de ají... para refrescarlos;
y por última calilla
meterles velas... ¡y el diablo!
¿Qué le parece el empeño?
¡La pu... janza, el porteñazo!  230

GUEVARA

    ¿Qué me parece, decía?
Velay la contestación:
—47→
acá está mi garavina,
mis bolas y mi latón,
seis paquetes por lo pronto,  235
y un rosillo volador;
y últimamente en el alma
completa resolución
de atracarle bala al diablo,
sin recular: crealó;  240
que si en las guerras pasadas
por no dentrar en faición
anduve sacando el cuerpo
sin meterme a peliador,
en esta lucha, ¡lo juro,  245
no tener contemplación
con ningún malevo de esos
que vienen en la invasión!

FLORES

    Amigo, de un parecer
nos encontramos los dos.  250

GUEVARA

    Dejuramente, es preciso
forcejiar en la ocasión,
porque peligra la patria,
y debemos en unión
defenderla a toda costa;  255
pues morir será mejor
encima de una cuchilla,
que sufrir la humillación
con que quiere someternos
a ese tal Restaurudor.  260
Y al que piense lo contrario,
—48→
como se lo alvierta yo,
al menos le he de prender
la mitá del alfajor;
y luego, aunque me afusilen,  265
muero a gusto: sí, señor.

FLORES

    Me agrada; pero, entre tanto
ya se va dentrando el sol,
y yo debo reunirme
esta noche a mi escuadrón.  270
Si tiene algún pingo bueno,
y demás, prestemeló:
el mesmo que de mañana
se lo mandaré...

GUEVARA

¡Pues no!
Velay ese malacara32;  275
con franqueza ensilleló,
y dele como a prestao,
que es caballo aguantador.
Y, si llega por la Villa,
quiero que me haga el favor  280
de comprarme una devisa
bordada, de lo mejor,
con un letrero que diga:
¡Viva la Custitución
y los orientales libres!  285
¡Muera Echagua el invasor!
—49→
Guevara habló de esta suerte
mientras Flores ensilló;
y luego que al malacara
de un salto se le afirmó,  290
todavía allí Guevara
al estribo le alcanzó
una limeta con caña,
a la cual se le durmió
Flores, pegándole un beso;  295
y luego que se templó
gritando: ¡Viva Rivera!,
dando güelta rebenquió,
y enderezando al camino
a media rienda salió,  300
diciendo: ¡adiós, aparcero!
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
    Amigo, vaya con Dios.



  —50→  

ArribaAbajoParte de Echagüe

[Parte oficial del general Echagüe, dándole cuenta a Rosas de haber disparado y perdido la batalla de Cagancha. 1840]


ADVERTENCIA

Las décimas siguientes fueron compuestas por el señor don Gerónimo Galigniana, que residía emigrado en San Salvador, pueblo de campaña en la república de la Banda oriental, cuando tuvo lugar la batalla de Cagancha.

Al insertarla entre mis poesías, he tenido por objeto el hacer más explicativas las otras décimas que se leerán a continuación del parte de Echagüe, suponiéndose como la contestación del Restaurador de las Leyes, y cuya composición es mía.

H. A.

Al Ilustre Conculcador de las Leyes don Juan Manuel de Rosas, sobre su victoria en Cagancha, y contestación de éste: encontradas ambas en una balija que el Restaurador del desasosiego público de Entre Ríos dejó caer, disparando de unos cornetas del ejército del general Lavalle. Contienen detalles sumamente curiosos y cosas de hacer reír y llorar.

Paso de los Higos, enero 1.º de 1840.




I

    ¡Ay, Juan Manuel, qué te cuento!
nuestro ejército afamado
mandinga se lo ha llevado
—51→
al infierno en un momento;
yo disparé como un viento  5
al Uruguay muy arriba,
y he llegado sin saliva,
recién al Paso del Higo33.
Así, no extrañes, amigo,
que tan de prisa te escriba.  10


II

    Te contaré de ligero,
pues me hallo bien afligido,
que la batalla he perdido
y la he perdido muy fiero.
¡Cómo ha de ser, compañero,  15
el pleito ya se acabó!
Rivera nos traginó
de diciembre el veintinueve;
y, ya que escampa y no llueve,
escucha lo que pasó.  20


III

    Sabiendo por un espía
que estaban muy descuidados
Rivera y sus colorados,
juzgué la victoria mía.
Mandé que la infantería  25
sin que perdiera momentos,
llevando todo a los tientos,
montase al punto a caballo,
y partiera como el rayo:
—52→
yo iba de sangre sediento.  30


IV

    Cuando dispuse atacar,
me dijo don Juan Antonio:
-Mi compadre es el demonio,
no se vaya a descuidar.
-Conmigo no ha de chancear,  35
respondí muy arrogante;
yo cargaré por delante,
y entonces sus escuadrones,
sus infantes y cañones
sucumbirán al instante.  40


V

   Yo, como jefe valiente,
alegre mandé a la carga,
cuando en esto una descarga
nos sujetó de repente.
Lleno de rabia y caliente,  45
ataqué a la artillería,
mas Pirán con grosería,
perro unitario, canalla,
nos recibió con metralla,
que nos amoló ese día.  50


VI

    Lavalleja derrotó
los bueyes y las carretas,
equipajes y maletas,
y cuanto pudo atrapó:
en esto bien se portó;  55
pero, en un decir Jesús,
—53→
rompió como el avestruz,
y salió el pobre orejeando,
del compadre disparando
como el diablo de la cruz.  60


VII

    Mirando con poca tropa
la izquierda del enemigo,
pensé derrotarle, amigo,
como tomarme una copa;
al punto con viento en popa  65
cantando los embestí;
pero, ¡ay, infeliz de mí!,
que Medina me topó,
y sin piedad me sopló
buenas jeringas de ají.  70


VIII

    Con tal golpe me postré
en un profundo desmayo,
y como herido de un rayo
agonizando quedé.
Apenas me recobré,  75
disparo y pierdo la espada,
dejando las caballadas,
armamento y equipajes,
municiones y bagajes,
y mi casaca bordada.  80


IX

    Sufriendo todo el tormento
de un general asustado,
al uno y al otro lado
—54→
miraba con ojo atento;
mas sintiendo en el momento  85
a lo lejos un tropel,
«esto ya huele a cordel»,
les dije a mis compañeros;
y rompí de los primeros:
no lo dudes, Juan Manuel.  90


X

    A la voz de ¡ya te alcanzo!,
que en mis orejas sonaba,
veinte leguas me tragaba
volando cual cisne o ganso.
Quise tomar un descanso  95
al verme en senda más ancha:
pero, al pensar en Cagancha,
me le dormí al fletecillo,
y corrí como el potrillo
que reconoce su cancha.  100


XI

    Gauchaje más desatento
yo no espero ver jamás;
me gritaban: ¡Satanás!,
sin respeto y miramiento;
y para mayor tormento,  105
soltando las tercerolas,
casi me prenden las bolas;
de suerte que yo no sé
cómo por fin me escapé
con tanto diablo a la cola.  110


XII

    Por todas partes, señor,
—55→
lo mismo que unos borrachos,
las mujeres y muchachos,
detrás de mí con fervor,
entonaban con primor  115
en verso bien concertado:
¡Viva ese Echagüe mentado,
ese general badana,
que vino buscando lana
y ha salido trasquilado!  120


XIII

    El amigo don Servando
con Lavalleja y los otros
dispararon como potros,
sin saber cómo ni cuándo.
Garzón se escapó arañando;  125
Raña, muriendo en la acción,
pagó su negra traición,
y al cacique mi aparcero
lo tomaron prisionero;
y se acabó la función.  130


XIV

    De mi Urquiza no sé yo,
con certidumbre, ni jota:
dicen que en una pelota34
al Uruguay se azotó;
cuentan que ya se juntó  135
con Oribe y Mascarilla,
y que soltó su tropilla,
—56→
pues ya no quiere, ni espera,
que los niños de Rivera
le soplen otra calilla.  140


XV

    Tú bien puedes, Juan Manuel,
la tristeza divertir,
haciendo luego emitir
diez millones de papel,
y sentado en un dosel  145
diciendo con gravedad:
«Antes que la libertad
borre del pueblo las penas,
horca, fusil y cadenas
sostendrán mi autoridad».  150


XVI

    Lo peor de todo será
que pasando al otro lado,
me salga medio enojado
el vencedor del Yeruá35;
yo no sé como me irá,  155
pues si Lavalle me pilla
me cuelga como morcilla,
o me deja con su espada
en la primera topada
sesteando en una cuchilla.  160


XVII

    Ya me voy al Occidente,
—57→
no quiero Banda oriental;
y, si quieres que Pascual
vuelva a pelear esta gente,
me has de mandar prontamente  165
dos o tres mil escuadrones,
mil y tantos batallones,
diez carretas de dinero,
catorce mil artilleros
con novecientos cañones.  170


XVIII

    Adiós, bravo general,
adiós, gran Restaurador,
ya me someto al rigor
de mi destino fatal;
y si a la Banda oriental  175
piensas hacerme volver,
con tiempo te hago saber
que aquí los niños chiquitos
han sacado un refrancito:
«aflígete, que has de oler».  180




ArribaAbajo¡Viva la Federación!

[Rabiosa contestación de don Juan Manuel Rosas al parte del referido general Echagüe]


Buenos Aires, enero 20 de 1840.

Año 1.° de los salvajes unitarios, que se me vienen encima, a causa del borrico unitario Pascual Echagüe, vendido al oro inmundo de los asquerosos, aunque perfumados, franceses, etc.

El Ilustre Restaurador, en su lenguaje, tal cual se lo permiten sus doloridas circunstancias, contesta al otro Restaurador sin lustre.




I

    ¡No te lo dije, Pascual,
que la cosa no iba holgada,
porque es maldita gauchada
la de la Banda oriental!
¿Has visto?... ¡Como a Bagual  5
te han corrido!... ¡Pucha, digo!,
que se me ha entrao el umbligo
del suspiro que he pegao,
al ver el salto que has dao
de CAGANCHA al Paso de Higo.  10
—59→


II

    Bien me decia Batata:
-Mire, señor, que a Pascual,
si don Frutos le echa unpial,
le ha de quebrar las dos patas;
de balde va con bravatas.  15
Créame, por su difunta;
se va a guasquiar en la punta,
sin aguardar que RIVERA
lo recueste a la manguera
y le haga alguna pregunta.  20


III

    ¿Con que creíste que Rivera
se estaba chupando el dedo,
porque un Tape vino en pedo
a decirte una zonzera?
¡Mirá qué NENE!, ¡friolera  25
ha sido el arrempujón!
El diablo es que en la función
yo también caigo de pavo,
pues se me ha encogido el rabo
lo mesmo que chicharrón.  30


IV

    Porque al tiempo de atacar
te dijo don Juan Antonio:
«Mi compadre es el demonio
no vaya a facilitar»,
echastes a disparar  35
para Entre Ríos que es pior.
—60→
¡Cuidao, che, Restaurador!
Mirá que HORNOS es travieso,
no se te vaya el pescuezo
y te atraque el alfajor.  40


V

    No niego que sos valiente;
pero lo malo es aquello,
que se te ataja el resuello,
y te empacas de repente.
Ya se ve, teniendo al frente  45
tantísima artillería,
yo también emplumaría,
no digo de los cañones,
el chaschás de los latones...
¡quién sabe si aguantaría!  50


VI

    Hay hombres a la verdad
que no les entra razón,
ciegos de una presunción
que toca en barbaridad
tal es la tenacidad  55
del compadre de Rivera;
si siempre que arma carrera
se la ganan sin rebenque,
a que es volver al palenque
ni pasar por la tranquera.  60


VII

   ¿Con que te salió a topar,
y le juistes a Medina?,
—61→
¡qué vileza tan cochina,
no se puede soportar!
¡Qué!, ¿no pudistes aguantar  65
siquiera entre las carretas,
haciendo algunas gambetas,
y no disparar tan fiero,
dejándole hasta el sombrero,
la baraja y las maletas?  70


VIII

    Los de Rivera ese día,
por supuesto, se han avíao
porque hasta el pobre Palao
largó la chafalonía;
me hago cargo que sería  75
la cosa muy ensilgada,
pues perdistes la entorchada,
el corbo, el poncho y la jerga;
pero colgate una verga,
y te servirá de espada.  80


IX

   Sufriendo un duro tormento
estoy yo aquí en un rincón,
por confiar en un collón
como tú, que es lo que siento.
¡Vaya que está lindo el cuento!  85
¿Con que echaste a disparar?
¡Qué más se puede esperar
de un general de tu laya!
Todo lo creo, cangalla;
¡qué diablos he de dudar!  90
—62→


X

   Si te hubiera repuntao
algún muchacho oriental,
creo que un medio bozal
por maula te hubiera echao.
¿Pero quién?, si me han contao  95
que de atrás, lo que olfatiaste,
ahí no más te acomodaste,
y estabas... rompo, o no rompo;
y que al flete, como un trompo,
diste vuelta, y te agachaste.  100


XI

   Los que sentías gritar
eran unos alarifes,
que iban atrás de tus chifles
por hacértelos largar.
¡Ah, Cristo!, ¡qué no topar,  105
entre toda esa gauchada,
uno que en la disparada
te prendiera bien las bolas,
y te hiciera hacer cabriolas
con la casaca bordada!  110


XII

    Ya sé que en la dispersión
salieron de las cocinas
los muchachos y las chinas,
ofreciéndote jabón;
pero, ve si es juguetón  115
Núñez que te ha traginao;
—63→
porque me han asigurao
que las chinas te soltó,
y con ellas te corrió
sin precisar ni un soldao.  120


XIII

   ¡Qué me importa de Servando
ni de naides de los otros,
cuando aquí estamos nosotros
con el julepe mosquiando!
Yo el primero me ando, me ando,  125
y a pesar que soy arisco,
me hago el duro como risco;
pero Batata es tan flojo,
que de balde yo me enojo:
no sale de San Francisco.  130


XIV

    Yo supe luego que Urquiza
aunque anduvo balaquiando,
al Uruguay disparando
vino a lavar la camisa.
Ese sí anduvo de prisa  135
sin hacer tanta pirueta...
Ya se ve, es otro trompeta
como su gobernador,
que de la yunta el mejor
no sirve para corneta.  140


XV

   Calmaría mis pensiones,
si te pudiera atrapar
—64→
para hacerte resbalar
con Usebio los calzones;
yo mismo diez ocasiones  145
te inflaría por morao:
y después de estar soplao
te haría echar una ayuda,
con una vela morruda
para dejarte foguiao.  150


XVI

    Mirá, che, que no me gusta
el que me hablen de Lavalle;
y ójala te descangalle
si presumes que me asusta.
Aquí yo le tengo justa  155
su cuentita; sin embargo,
ya que se ofrece, te encargo
me lo atajés por allá,
porque si endereza acá...
¡Ay, Pascual!, hacete cargo...  160


XVII

    Te puedes ir al infierno
y ponerte en invernada,
que es tierra muy abrigada
para pasar el invierno;
que yo también ando tierno  165
por largarme a los ingleses,
y ya más de cuatro veces
he querido atropellar;
pero vuelvo a recular
de miedo de los franceses.  170
—65→


XVIII

   Adiós, general badana,
por fin has vuelto a tu tierra,
y has venido de la guerra
más pelado que una rana.
Asigurá la picana,  175
porque yo, más que me aflija,
voy a largarle manija
a LAVALLE, y esta vez
tu refrán sale al revés:
«ÉSE VA A OLER A LA FIJA».  180




ArribaAbajoCielito gaucho, compuesto en la ciudad de Montevideo en febrero 1843, a la salud del coronel don Melchor Pacheco y Obes, por el soldado José Crudo, de la división Medina

[Cielito gaucho, cantado en Montevideo en 1843, a la salud del general don Melchor Pacheca y Obes]




    Vaya un cielito rabioso,
cosa linda en ciertos casos
en que anda un hombre ganoso
de divertirse a balazos.

    ¡Ay, cielo, cielo y más cielo!,  5
este año por las cuchillas,
a costa de la invasión
hemos de comer morcillas.

Cierto es que los mashorqueros
se nos vienen al pescuezo  10
—66→
con asierra y alfajor,
y ¿qué han de sacar con eso?

    Digo, cielo, que el serrucho,
no se usa en nuestra campaña;
pero ya que lo hacen moda  15
también nos daremos maña.

    Llegado el caso, a la juerza
hemos de andar muy contentos
con lanza, latón y bolas,
y a más, serrucho a los tientos.  20

    Allá va cielo y más cielo,
siendo pareja la guerra,
lo mismo es tierno que blando,
lo mesmo sierra que asierra.

    Acá no somos muy pocos,  25
allá diz que son más muchos;
quiere decir, que nosotros
menearemos más serrucho.

    Cielito, cielo, eso sí:
estamos en nuestra cancha,  30
y hemos de desempeñarnos
mucho mejor que en Cagancha.

    Aunque en el Arroyo Grande
perdimos una jugada,
no ha sido cosa: la erramos  35
de lleva en esa parada.

    Digo, mi cielo, cielito,
cielo de Martín Sorondo,
acá verán si don Frutos
les ha de cubrir el fondo.  40
—67→

    ¡Ea, rosines!, ¡a ver
ese valor federal,
si sujeta como quiera
a la gauchada oriental!

    Allá va, cielo y más cielo,  45
¡qué Cristo han de sujetar!,
si somos tan presumidos
para esto de no aflojar.

    Son de balde esas balacas,
que han de tomar la ciudad:  50
¿no ven que coger un zorro
tiene su dificultad?

    Cielito, cielo, bien saben,
mientras viva don Frutuoso,
llegar a Santa Lucía  55
les ha de ser trabajoso.

    Con una yegua bellaca
y un cuero viejo a la cola,
los hemos de entretener,
y de ahí, que corra la bola.  60

    Cielito, cielo y más cielo,
cielito de las tres cruces,
con esta sola maniobra
han de montar avestruces.

    En teniendo redomones  65
y bolas como tenemos,
y que nos mande don Frutos,
ya ni chiripá queremos.

    Digo, mi cielo, y si piensan
—68→
que andamos muy desaviaos,  70
ya verán cuando les llueva
bala y corvo a todos laos.

    ¿Presumen que a infantería,
nos han de medio pasar?,
¡poquita es la morenada  75
que les hemos de soltar!

    ¡Cielito, cielo y más cielo,
cielito de la ciudá,
que ha hecho cuatro mil infantes
LA LEY DE LA LIBERTÁ!  80

    ¡Ah, cosa!, es verlos morenos
bramando como novillos,
preguntando a cada rato:
«ondé e que etá esem branquillos».

    Allá va, cielo y más cielo,  85
cielito de Canelones,
atiendan como se explican
en todos los batallones:

    «¡Líjalo no ma vinise
a ese rosine tlompeta,  90
que cuando le tlopellamo
lon diablo que no sujeta!».

    ¡Ay, cielo, cielo y más cielo,
cielito digo, eso sí;
no hay duda, están los morenos  95
más bravos que cumbarí!

¡Viva pues la infantería
y los Guardias Nacionales,
—69→
marinos y artillería,
y todos los orientales!  100

    Cielito, cielo, y más cielo,
cielito de la despedida,
muera Rosas y seremos
libres por toda la vida!




ArribaAbajoNoticias mashorqueras y de moquillo, que circularon en el campamento de Oribe el 11 de junio de 1843

[Noticias mashorqueras y de moquillo (falsas) que circularon en Montevideo venidas del campamento del general Oribe. 1843]


Montevideo, junio 13 de 1843.



    Ayer se vino un pasao
soldao de caballería,
que dice que allá servía
con Montoro el Renegao36.
y diz que le oyó decir  5
que el general entrerriano,
para fines del verano
dejuro debe venir.

    Y que si no ha caído ya,
es porque fue a Maldonao,  10
a pastoriar el ganao
que trai con temeridá.
—70→

    Que podemos aprontarnos,
porque se dan mucha prisa
Alderete con Urquiza  15
para venir a tragarnos.

    Ansí es que se han asustao
toditos en la trinchera,
con las noticias de ajuera
dadas por el Renegao.  20

    Y otros dicen que a don Justo
se le fue la caballada,
y que en esa disparada
no ha tenido chico susto.

    Y otros dicen de que no;  25
pues RIVERA en San José,
le salió, y no sé por qué
los caballos le cobró.

    Y otros ya cuentan primores,
de una tendida que le hizo  30
Urquiza, el ESPANTADIZO,
viendo a don Venancio Flores.

    Y otros dicen que Medina,
Estibao y Centurión,
lo echaron de un rempujón  35
al arroyo de la China.

    Y otros dicen de que Luna
y Báez lo arrean de atrás,
para que no vuelva más
a su tierra... ¡qué fortuna!  40

    Pero dice el Briste Pake,
—71→
que Urquiza está en el Cerrito,
según carta que le ha escrito
a Juan Manuel Estoraque.

    Y otros dicen que Alderete  45
fue a buscarlo y no lo halló;
y caliente se volvió
con la burra37 al Miguelete.

   Y en tanto dime y direte,
¿saben lo que digo yo?,  50
es, que FLORES lo atrasó
a Urquiza y le rompió...

el siete de agosto la cabeza, contra un pedegral, pues lo echó por sobre las orejas del pingo de un chuzazo, que lo hizo pericantar.




ArribaAbajoSaludo al valeroso coronel don Marcelino Sosa

[Saludo de un soldado oriental a su bravo coronel don Marcelino Sosa]


Montevideo. Julio 8 de 1843.


   Mi coronel Marcelino,
valeroso guerrillero,
oriental pecho de acero
y corazón diamantino:
todo invasor asesino,  5
—72→
todo traidor detestable,
y el rosín más indomable
rinde su vida ominosa,
donde se presenta SOSA,
¡y a los filos de su sable!  10

UN SOLDADO DE SU ESCUADRÓN.




ArribaAbajoIndirecta, encaminada a cierto agente norteamericano que dijo en Montevideo, que, teniendo dudas sobre si Oribe tenía o no derecho para habilitar puertos y embargar en el Estado oriental todos los frutos del país, no podía resolverse a contestar de acuerdo con una circular que le pasó el gobierno de Montevideo a ese respecto, y concluyó (el agente) por entregarse a los consejos de un abogado oribista y rosista, quien (por supuesto) le aconsejó que contestara al Gobierno, de que Oribe tenía completo derecho como beligerante para establecer bloqueos, habilitar puertos, y robar a troche y moche.

[La indirecta, dirigida a cierto agente diplomático norteamericano afectó al general Oribe sitiador de Montevideo]


¡Nunca falta un Güey Corneta!



    Pues, sí, señor: de Alderete,
presume el de los nutriales38,
que puede juntar sus riales
—73→
robando en el Miguelete
hasta cueros de bagüales.  5

   Porque UNO en letra menuda
dijo: «sí puede, ¡pues no!»,
cuando el nutrial dijo: «Yo
tengo en el derecho duda.
Usté por mí espliqueló».  10

   De suerte que en el Cerrito,
está Oribe pataliando;
y acá está UNO aconsejando
que se le haga compadrito
el nutrial, que está boyando.  15

    Ansí mesmo, me confundo,
y dudo que en la ocasión
hombres que dicen que son
los liberales del mundo,
se recuesten a un ladrón.  20

    Aunque cierto gaucho dijo,
y acertó como profeta:
«que no hay boyada perfeta»,
porque mesmamente, fijo:
¡nunca falta un Güey Corneta!  25



  —74→  

ArribaAbajoMedia caña gaucha, para que la bailen los italianos armados en defensa de la libertad oriental y argentina

[Media caña gaucha, para que la bailaran los italianos armados en defensa de la libertad oriental y argentina]


Al triunfo de los patriotas en el Cerro de Montevideo, sobre los soldados de Rosas en 1843.



¡Oiganle a los rosines
       balaquiadores!
¿Cómo dicen que son
       aguantadores?,
    y redepente  5
en el cerro aflojaron
       tan fieramente.
    ¡Ciriaco!, ¡triste Ciriaco!,
Rivera te tiene flaco.
Por delante y por detrás,  10
¡qué suspiros pegarás!
    Ahora que la cosa
       se va enderezando,
y que tus soldaos
la van olfatiando...  15
      a desgranarse
empieza tu mazorca
       hasta pelarse.

En el Cerro esa tarde,
       de una coplada,  20
—75→
¡cincuenta se vinieron!
       Y eso no es nada,
       que a la trinchera
se pasan todo el día
       como chorrera.  25
Van trescientos y cuarenta:
en fin, no llevamos cuenta:
diariamente de tu gente
del Cerrito, Ciriaquito...
       Se van escurriendo,  30
    y acá se nos vienen,
    y en esto demuestran
    la fe que le tienen...
       al Restaurador
y Ciriaco Alderete,  35
      el degollador.

De PACHECO, Bausá,
       y su división,
¡qué de quejas tendrá
       Barcena el ladrón!,  40
    que en la ladera
del CERRO le soplaron
       la vela entera.
¡A Barcena, pobre tuerto!,
¿si del susto se habrá muerto?  45
¡Qué escapada, qué mamada
tomaría ese día!
       ¡Qué jabón llevó
    hasta el Miguelete,
    y si no dispara  50
   le rompen el siete!
       ¿Si será verdad
—76→
       que iba jediendo fiero?
       ¡Qué temeridá!

Ya se van los puebleros  55
       medio amansando;
vuélvanse mashorqueros,
que fue chanciando
       la rebenquiada
que en el Cerro les dieron  60
       por humorada.
Y el juego tiene reveses,
albur y gallo, y entreses,
y se echa culo, y se echa suerte,
y se reniega, y se divierte.  65
      A veces se pierde,
       a veces se gana,
       y también sucede
       que uno va por lana,
       y trasquilao  70
       sale de la jugada
       por desdichao.

Vieran a los pasaos
       del otro día
cómo andan de platudos,  75
       ¡Virgen María!
       y voracean;
a la cuenta hacen gala
       de que los vean.
Se vinieron como alambres,  80
—77→
comieron buenos matambres39;
ya están gordos y fortachos
y salvajes, ¡ah, muchachos!,
       y ninguno quiere
       dejar de servir,  85
       hasta que al tirano
       lo hagan sucumbir;
       y están prendaos
       de nuestros oficiales
       y sus soldaos.  90

Tenemos acá un jefe
       sombrero gacho,
se llama GARRIBALDE,
y los tiene ¡a macho!,
       y es mozo anfibio  95
que en la tierra y el agua
       no les da alivio.
¡Mansito es el italiano!
¡Pu... cha!, ¡si pilla a Mariano!
Sin tin tin, ni violín,  100
redepente con su gente,
       se les cuela allá
       en el vericuete,
       y la refalosa
       le toca a Alderete.  105
       ¡Abran el ojo,
que el hombre no se quiere
       morir de antojo!
—78→
Con que, vuelvan al Cerro
       con siguridá,  110
que no les hacen nada
      los de la ciudá;
y en cuatro viajes
apuesto a que se vuelven
       todos salvajes.  115
Se vienen como a la miel,
crealó, amigo Manuel:
      y si no, sueltelós,
    y al ratito busquelós.
       Verá si le escupen  120
       por la Figurita40
con bala, y que son
    de la gentecita;
       que lo han dejao,
       porque dicen que está  125
       agusanao.




ArribaAbajoCarta de un gefe asustado del Restaurador Rosas, dándole cuenta de cierto funesto encuentro que tuvo con las fuerzas del general Rivera, en el Departamento de Maldonado en la Banda oriental

[Carta en la cual un jefe rosín asustado le da cuenta a su amo Rosas de un funesto encuentro, que tuvieron los rosines con las fuerzas del general Rivera en campaña]


Cerrito de Montevideo a 23 de julio de 1843.



    Juan Manuel, a estos parages,
después de aventuras tiernas,
—79→
con el rabo entre las piernas
me han arriado los salvajes;
es preciso que trabajes  5
por auxiliarme lueguito,
pronto, por Dios, hermanito,
que estamos muy apuraos
y todos apeñuscaos
en la falda del Cerrito.  10

   Confieso que disparé
completamente asustao,
y aunque todo desollao,
por fin el bulto salvé:
en otra vez trataré  15
de comportarme mejor;
pero en ésta, por favor,
sacame de esta apretura
donde el hambre nos apura,
y los tapes, que es lo pior.  20

    El diablo me hizo topar
con Rivera el otro día,
y por pocas ¡Virgen mía!,
cuasi me hace desnucar:
que si no echo a disparar  25
más ligero que un venao
ya me hubiera basuriao,
pues cada tape es un moro,
y son más bravos que toro
cuando está recién capao.  30

    Bien podías arrejar,
vos que sos tan balaquero,
verás si sois el primero
que al infierno vas a dar:
—80→
¡y que te ibas a escapar,  35
sin sacarte un mamador!
Animate por favor,
y en la primera topada,
¡a que te dejan hinchada
la panza como un tambor!  40

    ¡Ah, salvajes!, figurate
que juimos más de mil hombres,
y ellos con cien ¡no te asombres!,
cuasi nos rompen el mate.
¡Ah, diablos!, imaginate,  45
¡qué gauchos son los que tiene
Rivera, que se nos viene
haciéndonos corralito!
para limpiarnos el pito,
si el diablo no lo entretiene.  50

    Luego, PAZ y la gringada,
y el ejército pueblero,
que nos tiene al retortero
como un lobo a una majada.
Después toda la inglesada,  55
y en la punta el comodoro
don Purvis que es otro toro,
que nos quiere atropellar,
y por vernos pataliar
daría mil onzas de oro.  60

    ¡Ay!, si vieras qué cosquillas
le hace este inglés a Ciriaco;
¡infeliz!, que ya de flaco
le relumbran las canillas;
así es que hasta las costillas  65
se le están por desgranar,
—81→
y a todos nos va a pasar
otro tanto en este invierno,
porque está el pasto muy tierno
y no hay cómo adelantar.  70

    Y el ejército se va
de una vez adelgazando,
y de yapa resertando
con mucha temeridá.

    En fin, no sé qué será  75
de todos los mashorqueros,
tus cañones y morteros;
pues no hay cómo disparar,
y están por atropellar
los de ajuera y los puebleros.  80

    Si Mandevil se empeñara
con el comodoro inglés,
presumo yo que, tal vez,
el hombre nos aliviara;
o al menos si se embarcara  85
el Briste Pake y viniera,
puede ser que consiguiera
pillarlo de buen humor;
porque si no, el comodoro
le hace pelar la cadera.  90

    Por último te prevengo,
como amigo de confianza,
que no me queda esperanza
sino en los barcos del Rengo;
a Brun tan sólo me atengo,  95
aunque el viejo desconfía
que lo atrasen, ¡Virgen mía!
—82→
Me cuelgo de una cumbrera,
y concluye su carrera
Tu amigo:
¡JESÚS MARÍA!




ArribaAbajoFelicitación al cumpleaños del Presidente Legal don Ciriaco Alderete

[Felicitación gaucha al cumpleaños de don Manuel Oribe, alias Ciriaco Alderete, general sitiador]41


Agosto 8 de 1843.

SAN CIRIACO Y COMPAÑEROS MÁRTIRES



    Vean no más si esto es leche,
cuento, mentira o cabriola;
porque, ni parece bola
de don Ciriaco Escabeche.

    Allá van noticias ciertas,  5
       en puertas;
que andan sonando por ahí:
       velay.
No sé si será moquillo
       blanquillo,  10
—83→
pero se dice que Urquiza,
       ¡qué risa!,
ya viene por San José42
       ¡che, che!,
arriando mucho ganao  15
       salao;
y una inmensa caballada
      pintada:
pues se ha guasquiao señó Justo
       por gusto,  20
sólo a darle un convite
       muy currutaco,
hoy viernes que es el día
      de don CIRIACO.
    ¿Será verdad? Digamé  25
quién sea más entendido;
porque yo estoy persuadido
que es moquillo: pero ¡qué!

    Si no tiene la noticia
      malicia,  30
    ni parece contra fuego,
       tan luego,
    ahora que está el COMODOR43
      de humor
    de ir a pasiar al Cerrito  35
       prontito,
    y darle con sus ingleses
      entreses;
    pues el hombre anda en la güena,
       y suena,  40
—84→
    que no les cuenta ni dos,
       ¡por Dios!,
    ¡que en la primera
    ya le atraca a Ciriaco
      la Lujanera44!  45

    Con que ansí, siga la historia
de Urquiza, porque han sabido
que al COMODOR le ha escrebido
primores doña VITORIA.