Diálogo que en la costa del arroyo de
Canelones en la Banda oriental tuvieron los paisanos Norberto Flores y
Ramón Guevara, el 29 de noviembre de 1839, época en que fue
invadida aquella República por el ejército de Rosas al mando del
general Echagüe
[Norberto Flores y Ramón Guevara,
platicando de la invasión del primer ejército rosista a la Banda
oriental en el año de 1839]
[Parte oficial del general Echagüe,
dándole cuenta a Rosas de haber disparado y perdido la batalla de
Cagancha. 1840]
ADVERTENCIA
Las décimas siguientes fueron
compuestas por el señor don Gerónimo Galigniana, que
residía emigrado en San Salvador, pueblo de campaña en la
república de la Banda oriental, cuando tuvo lugar la batalla de
Cagancha.
Al insertarla entre mis poesías, he tenido por
objeto el hacer más explicativas las otras décimas que se
leerán a continuación del parte de Echagüe,
suponiéndose como la contestación del
Restaurador de las Leyes, y cuya
composición es mía.
H. A.
Al Ilustre Conculcador de las Leyes don Juan Manuel
de Rosas, sobre su victoria en Cagancha, y contestación de éste:
encontradas ambas en una balija que el Restaurador del desasosiego
público de Entre Ríos dejó caer, disparando de unos
cornetas del ejército del general Lavalle. Contienen detalles sumamente
curiosos y cosas de hacer reír y llorar.
[Rabiosa contestación de don Juan
Manuel Rosas al parte del referido general Echagüe]
Buenos Aires, enero 20 de 1840.
Año 1.° de los salvajes unitarios, que se me vienen
encima, a causa del borrico unitario Pascual Echagüe, vendido al oro
inmundo de los asquerosos, aunque perfumados, franceses, etc.
El Ilustre Restaurador, en su
lenguaje, tal cual se lo permiten sus doloridas circunstancias, contesta al
otro Restaurador sin lustre.
I
¡No te lo dije, Pascual,
que la cosa no iba holgada,
porque es maldita gauchada
la de la Banda oriental!
¿Has visto?... ¡Como a
Bagual
5
te han corrido!... ¡Pucha, digo!,
que se me ha entrao el umbligo
del suspiro que he pegao,
al ver el salto que has dao
de CAGANCHA al
Paso de Higo.
10
—59→
II
Bien me decia
Batata:
-Mire, señor, que a Pascual,
si
don Frutos le echa unpial,
le ha de quebrar las dos patas;
de balde va con bravatas.
15
Créame, por su difunta;
se va a
guasquiar en la
punta,
sin aguardar que RIVERA
lo
recueste a la
manguera
y le haga alguna
pregunta.
20
III
¿Con que creíste que Rivera
se estaba chupando el dedo,
porque un Tape vino en pedo
a decirte una zonzera?
¡Mirá qué NENE!, ¡friolera
25
ha sido el arrempujón!
El diablo es que en la función
yo también caigo de
pavo,
pues se me ha encogido el rabo
lo mesmo que
chicharrón.
30
IV
Porque al tiempo de atacar
te dijo don Juan Antonio:
«Mi compadre es el demonio
no vaya a facilitar»,
echastes a disparar
35
para Entre Ríos que es
pior.
—60→
¡Cuidao, che, Restaurador!
Mirá que HORNOS es travieso,
no se te vaya el pescuezo
y te atraque el alfajor.
40
V
No niego que sos valiente;
pero lo malo es aquello,
que se te ataja el resuello,
y te
empacas de repente.
Ya se ve, teniendo al frente
45
tantísima artillería,
yo también
emplumaría,
no digo de los cañones,
el
chaschás de los
latones...
¡quién sabe si aguantaría!
50
VI
Hay hombres a la verdad
que no les entra razón,
ciegos de una presunción
que toca en barbaridad
tal es la tenacidad
55
del compadre de Rivera;
si siempre que arma carrera
se la ganan sin rebenque,
a que es volver al
palenque
ni pasar por la
tranquera.
60
VII
¿Con que te salió a topar,
y le
juistes a Medina?,
—61→
¡qué vileza tan cochina,
no se puede soportar!
¡Qué!, ¿no pudistes aguantar
65
siquiera entre las carretas,
haciendo algunas gambetas,
y no disparar tan
fiero,
dejándole hasta el sombrero,
la baraja y las maletas?
70
VIII
Los de Rivera ese día,
por supuesto, se han avíao
porque hasta el pobre
Palao
largó la
chafalonía;
me hago cargo que sería
75
la cosa muy
ensilgada,
pues perdistes la
entorchada,
el corbo, el poncho y la jerga;
pero colgate una
verga,
y te servirá de espada.
80
IX
Sufriendo un duro tormento
estoy yo aquí en un rincón,
por confiar en un
collón
como tú, que es lo que siento.
¡Vaya que está lindo el cuento!
85
¿Con que echaste a disparar?
¡Qué más se puede esperar
de un general de tu laya!
Todo lo creo,
cangalla;
¡qué diablos he de dudar!
90
—62→
X
Si te hubiera repuntao
algún muchacho oriental,
creo que un
medio bozal
por
maula te hubiera echao.
¿Pero quién?, si me han contao
95
que de atrás, lo que
olfatiaste,
ahí no más te acomodaste,
y estabas...
rompo, o no
rompo;
y que al
flete, como un trompo,
diste vuelta, y te
agachaste.
100
XI
Los que sentías gritar
eran unos
alarifes,
que iban atrás de
tus chifles
por hacértelos largar.
¡Ah, Cristo!, ¡qué no topar,
105
entre toda esa gauchada,
uno que en la disparada
te prendiera bien las
bolas,
y te hiciera hacer
cabriolas
con la casaca bordada!
110
XII
Ya sé que en la dispersión
salieron de las
cocinas
los muchachos y las chinas,
ofreciéndote jabón;
pero, ve si es juguetón
115
Núñez que te ha traginao;
—63→
porque me han asigurao
que las chinas te soltó,
y con ellas te corrió
sin precisar ni un soldao.
120
XIII
¡Qué me importa de Servando
ni de naides de los otros,
cuando aquí estamos nosotros
con el julepe
mosquiando!
Yo el primero me ando, me ando,
125
y a pesar que soy
arisco,
me hago el duro como risco;
pero
Batata es tan flojo,
que de balde yo me enojo:
no sale de San Francisco.
130
XIV
Yo supe luego que
Urquiza
aunque anduvo
balaquiando,
al Uruguay disparando
vino a lavar la
camisa.
Ese sí anduvo de prisa
135
sin hacer tanta
pirueta...
Ya se ve, es otro trompeta
como su gobernador,
que de la
yunta el mejor
no sirve para corneta.
140
XV
Calmaría mis pensiones,
si te pudiera atrapar
—64→
para hacerte resbalar
con
Usebio los calzones;
yo mismo diez ocasiones
145
te inflaría por
morao:
y después de estar soplao
te haría echar una ayuda,
con una
vela morruda
para dejarte foguiao.
150
XVI
Mirá,
che, que no me gusta
el que me hablen de Lavalle;
y ójala te descangalle
si presumes que
me asusta.
Aquí yo le tengo justa
155
su cuentita; sin embargo,
ya que se ofrece, te encargo
me lo atajés por allá,
porque si endereza acá...
¡Ay, Pascual!, hacete cargo...
160
XVII
Te puedes ir al infierno
y ponerte en
invernada,
que es tierra muy abrigada
para pasar el invierno;
que yo también ando
tierno
165
por largarme a los ingleses,
y ya más de cuatro veces
he querido atropellar;
pero vuelvo a
recular
de miedo de los franceses.
170
—65→
XVIII
Adiós, general
badana,
por fin has vuelto a tu tierra,
y has venido de la guerra
más pelado que una
rana.
Asigurá la picana,
175
porque yo, más que me aflija,
voy a largarle
manija
a LAVALLE, y esta vez
tu refrán sale al revés:
«ÉSE VA A OLER A LA FIJA».
180
Cielito gaucho, compuesto en la ciudad de Montevideo
en febrero 1843, a la salud del coronel don Melchor Pacheco y Obes, por el
soldado José Crudo, de la división Medina
[Cielito gaucho, cantado en Montevideo en
1843, a la salud del general don Melchor Pacheca y Obes]
Vaya un cielito rabioso,
cosa linda en ciertos casos
en que anda un hombre ganoso
de divertirse a balazos.
¡Ay, cielo, cielo y más cielo!,
5
este año por las cuchillas,
a costa de la invasión
hemos de comer
morcillas.
Cierto es que los
mashorqueros
se nos vienen al pescuezo
10
—66→
con
asierra y
alfajor,
y ¿qué han de sacar con eso?
Digo, cielo, que el
serrucho,
no se usa en nuestra campaña;
pero ya que lo hacen moda
15
también nos daremos
maña.
Llegado el caso, a la
juerza
hemos de andar muy contentos
con
lanza,
latón y
bolas,
y a más,
serrucho a los
tientos.
20
Allá va cielo y más cielo,
siendo pareja la guerra,
lo mismo es
tierno que blando,
lo mesmo
sierra que
asierra.
Acá no somos muy pocos,
25
allá
diz que son más muchos;
quiere decir, que nosotros
menearemos más
serrucho.
Cielito, cielo, eso sí:
estamos en nuestra
cancha,
30
y hemos de desempeñarnos
mucho mejor que en
Cagancha.
Aunque en el Arroyo Grande
perdimos una jugada,
no ha sido cosa: la erramos
35
de
lleva en esa parada.
Digo, mi cielo, cielito,
cielo de Martín Sorondo,
acá verán si don Frutos
les ha de
cubrir el fondo.
40
—67→
¡Ea,
rosines!, ¡a ver
ese valor federal,
si sujeta como quiera
a la gauchada oriental!
Allá va, cielo y más cielo,
45
¡qué Cristo han de sujetar!,
si somos tan presumidos
para esto de
no aflojar.
Son de balde esas
balacas,
que han de tomar la ciudad:
50
¿no ven que coger un zorro
tiene su dificultad?
Cielito, cielo, bien saben,
mientras viva don Frutuoso,
llegar a Santa Lucía
55
les ha de ser trabajoso.
Con una
yegua bellaca
y un cuero viejo a la cola,
los hemos de entretener,
y de ahí, que corra la bola.
60
Cielito, cielo y más cielo,
cielito de las tres cruces,
con esta sola maniobra
han de montar
avestruces.
En teniendo
redomones
65
y bolas como tenemos,
y que nos mande don Frutos,
ya ni
chiripá queremos.
Digo, mi cielo, y si piensan
—68→
que andamos muy
desaviaos,
70
ya verán cuando les llueva
bala y corvo a todos laos.
¿Presumen que a infantería,
nos han de medio pasar?,
¡poquita es la morenada
75
que les hemos de soltar!
¡Cielito, cielo y más cielo,
cielito de la ciudá,
que ha hecho cuatro mil infantes
LA LEY DE LA LIBERTÁ!
80
¡Ah, cosa!, es verlos morenos
bramando como
novillos,
preguntando a cada rato:
«ondé e que etá esem
branquillos».
Allá va, cielo y más cielo,
85
cielito de Canelones,
atiendan como se explican
en todos los
batallones:
«¡Líjalo no ma vinise
a ese
rosine tlompeta,
90
que cuando le tlopellamo
lon diablo que no sujeta!».
¡Ay, cielo, cielo y más cielo,
cielito digo, eso sí;
no hay duda, están los
morenos
95
más bravos que
cumbarí!
¡Viva pues la infantería
y los Guardias Nacionales,
—69→
marinos y artillería,
y todos los orientales!
100
Cielito, cielo, y más cielo,
cielito de la despedida,
muera Rosas y seremos
libres por toda
la vida!
Noticias mashorqueras y de
moquillo, que circularon en el
campamento de Oribe el 11 de junio de 1843
[Noticias mashorqueras y de
moquillo (falsas) que circularon en Montevideo
venidas del campamento del general Oribe. 1843]
el siete de agosto la cabeza, contra
un pedegral, pues lo echó por sobre las orejas del pingo de un chuzazo,
que lo hizo pericantar.
Saludo al valeroso coronel don Marcelino Sosa
[Saludo de un soldado oriental a su bravo
coronel don Marcelino Sosa]
Montevideo. Julio 8 de 1843.
Mi coronel Marcelino,
valeroso guerrillero,
oriental pecho de acero
y corazón diamantino:
todo invasor asesino,
5
—72→
todo traidor detestable,
y el
rosín más indomable
rinde su vida ominosa,
donde se presenta SOSA,
¡y a los filos de su sable!
10
UN SOLDADO DE SU ESCUADRÓN.
Indirecta, encaminada a cierto agente norteamericano
que dijo en Montevideo, que, teniendo dudas sobre si Oribe tenía o no
derecho para habilitar puertos y embargar en el Estado oriental todos los
frutos del país, no podía resolverse a contestar de acuerdo con
una circular que le pasó el gobierno de Montevideo a ese respecto, y
concluyó (el agente) por entregarse a los consejos de un abogado
oribista y rosista, quien (por supuesto) le aconsejó que contestara al
Gobierno, de que Oribe tenía completo derecho como beligerante para
establecer bloqueos, habilitar puertos, y robar a troche y moche.
[La indirecta, dirigida a cierto agente
diplomático norteamericano afectó al general Oribe sitiador de
Montevideo]
Carta de un gefe asustado del Restaurador Rosas,
dándole cuenta de cierto funesto encuentro que tuvo con las fuerzas del
general Rivera, en el Departamento de Maldonado en la Banda oriental
[Carta en la cual un jefe rosín
asustado le da cuenta a su amo Rosas de un funesto encuentro, que tuvieron los
rosines con las fuerzas del general Rivera en campaña]
Cerrito de Montevideo a 23 de julio de 1843.
Juan Manuel, a estos parages,
después de aventuras tiernas,
—79→
con el
rabo entre las piernas
me han arriado
los salvajes;
es preciso que trabajes
5
por auxiliarme lueguito,
pronto, por Dios, hermanito,
que estamos muy apuraos
y todos apeñuscaos
en la falda del Cerrito.
10
Confieso que disparé
completamente asustao,
y aunque todo
desollao,
por fin el bulto salvé:
en otra vez trataré
15
de comportarme mejor;
pero en ésta, por favor,
sacame de esta apretura
donde el hambre nos apura,
y los
tapes, que es lo
pior.
20
El diablo me hizo topar
con Rivera el otro día,
y por pocas ¡Virgen mía!,
cuasi me hace desnucar:
que si no echo a disparar
25
más ligero que un
venao
ya me hubiera
basuriao,
pues cada
tape es un moro,
y son más bravos que toro
cuando está recién
capao.
30
Bien podías arrejar,
vos que sos tan
balaquero,
verás si sois el primero
que al infierno vas a
dar:
—80→
¡y que te ibas a escapar,
35
sin sacarte un
mamador!
Animate por favor,
y en la primera topada,
¡a que te dejan hinchada
la panza como un tambor!
40
¡Ah, salvajes!, figurate
que juimos más de mil hombres,
y ellos con cien ¡no te asombres!,
cuasi nos rompen
el mate.
¡Ah, diablos!, imaginate,
45
¡qué gauchos son los que tiene
Rivera, que se nos viene
haciéndonos corralito!
para
limpiarnos el pito,
si el diablo no lo entretiene.
50
Luego, PAZ y la gringada,
y el ejército pueblero,
que nos tiene al retortero
como un lobo a una majada.
Después toda la inglesada,
55
y en la punta el comodoro
don
Purvis que es otro toro,
que nos quiere atropellar,
y por vernos pataliar
daría mil onzas de oro.
60
¡Ay!, si vieras qué
cosquillas
le hace este inglés a
Ciriaco;
¡infeliz!, que ya de flaco
le relumbran las canillas;
así es que hasta las costillas
65
se le están por desgranar,
—81→
y a todos nos va a pasar
otro tanto en este invierno,
porque está el pasto muy tierno
y no hay cómo adelantar.
70
Y el ejército se va
de una vez adelgazando,
y de yapa
resertando
con mucha temeridá.
En fin, no sé qué será
75
de todos los mashorqueros,
tus cañones y morteros;
pues no hay cómo disparar,
y están por atropellar
los de ajuera y los puebleros.
80
Si
Mandevil se empeñara
con el comodoro inglés,
presumo yo que, tal vez,
el hombre nos
aliviara;
o al menos si se embarcara
85
el
Briste Pake y viniera,
puede ser que consiguiera
pillarlo de buen humor;
porque si no, el comodoro
le hace pelar la
cadera.
90
Por último te prevengo,
como amigo de confianza,
que no me queda esperanza
sino en los barcos del
Rengo;
a
Brun tan sólo me atengo,
95
aunque el viejo desconfía
que lo
atrasen, ¡Virgen mía!
—82→
Me cuelgo de una cumbrera,
y concluye su carrera
Tu amigo:
¡JESÚS MARÍA!
Felicitación al cumpleaños del
Presidente Legal don Ciriaco Alderete
[Felicitación gaucha al
cumpleaños de don Manuel Oribe, alias Ciriaco Alderete, general
sitiador]41