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ArribaAbajoDiálogo que tuvieron, en el campamento del general don Manuel Oribe, los soldados porteños Ramón Contreras y Salvador Antero, a los ocho meses después de puesto el sitio a Montevideo

[Diálogo desesperado que tuvieron los amigos Ramón Contreras y Salvador Antero, soldados del ejército de Oribe, sitiando a Montevideo hacían ya cerca de 9 años]


Montevideo, 1849.

Contreras recibiendo a su amigo SALVADOR.



RAMÓN

    ¡Por fin vuelve con salú
el paisano Salvador!
¿Ha visto, amigo, qué helada,
y frío que da temor?

SALVADOR

    ¡La p... ujanza en el invierno  5
que nos trata con rigor!,
como a gente forastera;
¿qué dice, amigo Ramón?
—268→

RAMÓN

    ¡Qué he de decir, voto al diablo!,
que como por cernidor  10
se cuela en el poncho el frío,
y este barrial que es lo pior.

SALVADOR

    Pues, amigo, no hay remedio
en la presente ocasión,
sino sufrir sosteniendo  15
a nuestro Restaurador,
que algún día...

RAMÓN

¡Voto-alante!
Que le sufra un redomón;
que ya es bastante trece años
que encima del mancarrón  20
andamos de arriba abajo
con la tal federación,
matándonos unos a otros;
mientras el Restaurador
se lo pasa en la ciudá,  25
en completa ostentación,
lleno de plata y deleites
y durmiendo en su colchón,
de donde si se levanta
un poco de mal humor,  30
comienza a largar sentencias
y a fusilar en montón
—269→
a los paisanos. ¡Ahijuna,
hombre de mal corazón!
    Mire, deseaba toparlo  35
para tener ocasión
de franquearme en amistá
y abrirle mi corazón.

SALVADOR

   Diga, amigo, lo que siente
con toda sastifación;  40
pues sabe que lo apreceo
como a un hombre de razón,
y que siempre sus pensares
merecieron la opinión.

RAMÓN

    Pues, bajo de ese entender,  45
le ruego que sin pasión
me atienda, y que me dispense
que le haga esta prevención;
porque los hombres a veces,
llevados de una ilusión,  50
sostienen una injusticia
y defienden un error...
    Y como le iba diciendo:
van trece años de un tirón,
que servimos de istrumento  55
para que el Restaurador
nos gobierne como a esclavos,
notando la desunión
que existe entre los paisanos,
que es la desdicha mayor,  60
—270→
y en lo que Rosas apoya
su tiranía y rigor.
    ¿Y qué hemos adelantado?,
¿qué ventajas, cuáles son
los bienes que disfrutamos?,  65
degollarnos con furor,
y asolar las poblaciones,
cargando la maldición
de familias infelices
que en la triste proscrición  70
ni resollar les permite
Rosas el degollador.
    Usté mesmo ¿no conoce
nuestra infeliz situación,
y que Rosas es un hombre  75
con más garras que un león?
    Solo esos Representantes
a tanta desolación
se muestran indiferentes;
y por codicia o temor  80
disfrazan con sus maquines
la más terrible ambición,
y aumentan nuestra desdicha
renovando la eleción
de un hombre que ha exterminao  85
la mitá de la nación;
pues ya repetidas veces
que el tiempo se le cumplió,
¿ha visto como le ruegan
que se aguante por favor  90
otros seis meses no más?
Y el gaucho, que es socarrón,
—271→
les contesta que lo «dejen
llorar a su Encarnación
y reparar sus quebrantos,  95
porque los salvajes son
la causa de sus atrasos
y perjuicios...». ¡Ah, ladrón!
En fin, así los tornea;
resultando en conclusión,  100
que después de diez renuncias
vuelve a tomar el bastón
y decantar los peligros
de la confederación,
y la máquina infernal186,  105
los gringos, y qué sé yo
todas las cosas que inventa
para hacer expedición
y mandarnos a matar.
    Así con este tesón  110
van trece años, (como he dicho)
de guerra y desolación,
que yo, amigo, le confieso,
ya no tengo corazón
para ver tantas crueldades  115
que causan pena y terror.
    Usté que anduvo conmigo
en la otra federación
cuando el finado Ramírez,
y en cuanta revolución  120
hubo en los tiempos de atrás,
—272→
dígame ¿cuándo se vio
tan infeliz nuestra tierra,
ni Buenos Aires lloró
tantas lágrimas de sangre  125
como llora en la ocasión?
    Nunca, jamás, confesemos,
en la vida se sintió
tal ruina y calamidá;
ni tampoco se atrasó  130
nuestra campaña al extremo
que da tristura y horror
ver reducida a taperas
tantísima población.
    ¡Qué soledá!, ¡qué disiertos!  135
Viera, amigo Salvador,
al apiarse en algún rancho
que por fortuna quedó;
estremecerse los viejos:
que causa veneración  140
ver que se hincan de rodillas
cuando sienten un latón,
mientras está la familia
sollozando en un rincón:
porque, ¿quién hay que no tenga  145
qué llorar en la ocasión?,
¿ni qué sitio en esos campos
de sepulcro no sirvió
a paisanos infelices,
que en esta revolución  150
Rosas y tan sólo Rosas
a la tumba los echó?,
reduciendo a cementerio
lo que era una bendición
—273→
de estancias llenas de hacienda187,  155
que un mozo trabajador
en esos tiempos, amigo,
con el descanso mayor
en cuatro días pasaba
de jornalero a patrón.  160
    ¡Ah, tiempo dichoso aquel!,
de cierto, amigo Ramón,
era una gloria el juntarse
en cualquiera diversión
a voraciar los paisanos,  165
sin que se hiciera mención
de federal ni unitario...

RAMÓN

    ¿Ni qué sabe usté ni yo
lo que son esos dos nombres,
que sólo el Restaurador  170
se los aplica al que quiere
hacerle mal o favor?
    Yo tan solamente sé,
que la desgracia mayor
de nuestros paisanos es  175
nuestra fatal desunión,
y que Rosas ha sabido
con meditada intención
enemistarnos de suerte,
que ni al amigo mayor  180
pueda usté abrirle su pecho,
sin que lo impida el temor
—274→
de que le atraque un puñal
a la menor expresión
o queja de ese tirano.  185
Y diga ¿por qué razón
sufrimos como animales
tanta infamia y opresión?
¡Es posible, compañero!

SALVADOR

   Sí, amigo, tiene razón:  190
Rosas nos trata a lo pampa,
porque ve la humillación
con que ciegos le servimos.

RAMÓN

   Pues, amigo Salvador,
juntémonos los porteños  195
de cualquiera condición
y salgamos del letargo
que nos tiene en desunión,
oponiéndonos de firme
a sujetar la ambición  200
y las miras de concluirnos
que tiene el Restaurador.
    Es preciso sucumbirlo
pronto, aparcero, si no,
mientras nos gobierne Rosas,  205
ha de seguir con tesón
siempre buscando pretextos
para peliar sin razón,
y mandarnos al infierno;
porque en esa confusión  210
—275→
nos adormece y arruina,
y él se pone barrigón
gobernando nuestra Patria
como moro sin señor,
y pensando suyugarnos  215
mientras nos alumbre el sol.
    Luego es preciso alvertir
que el gaucho buen trenzador
no desperdicia tientito,
y que toda su atención  220
aplica a cortar derecho
la lonja que consiguió,
y sigue así despacito,
sin ladiarse en lo menor,
hasta que llega a su fin  225
sacando el fruto mayor;
y después trenza a su gusto
todo lo que aprovechó.
    Así lo comparo a Rosas,
el cual por ese tenor  230
después que de nuestra Patria
con astucia y ambición
para trenzar su fortuna
hizo lonja y la estiró,
le empezó a meter cuchillo:  235
y vea si se ladió,
y cómo sigue cortando
derecho a su pretensión,
que es uno por uno a todos
desde el rico al pobretón,  240
al concluir emparejarnos
con su cuchillo y rigor,
—276→
sin que naides se le escape,
como hace el desvirador
que repasa los tientitos  245
de la lonja que acabó.
    Esto hemos de ver por fin,
en lugar del galardón,
el descanso y los primores
que tanto nos prometió  250
dende su primer gobierno,
y lleva ya veintidós
degollando sin piedá,
y sin hacer distinción
de porteños ni orientales,  255
ni de ninguna nación:
y el infeliz de nosotros
que llegue a la conclusión
de esta guerra y mortandá,
y no quede de mojón  260
en una loma, ha de ser
mozo gaucho...

SALVADOR

Sí, señor;
ha de ser hombre muy gaucho,
aquel que en esta ocasión
que vamos tan cuesta abajo  265
no le apriete el mancarrón.
    Yo mesmo ando tamañito,
y soy mozo parador;
pero de esta vez no sé
si saldré, amigo Ramón  270
    Ya ve cómo nos apura
—277→
tan de cerca el Pardejón188,
como Juan Manuel lo llama,
y este otro Flaco collón,
que le anda sacando el cuerpo,  275
después que le adelantó
medio juego en Entre Ríos,
y que lo menospreció.

RAMÓN

    Hace bien de recularle;
¿no ve que le ha visto el DOS,  280
y sabe de que Rivera
es gaucho asigurador,
y se le viene agachando
con un truco superior,
tanto a Oribe como a Rosas?,  285
porque le juega a los dos
con el manco PAZ que siempre
ha sido sujetador,
y ahora con el cuatro en cruz
se le está haciendo talón.  290
Y Oribe, ¿qué juego tiene?
que se meta a roncador;
verá si Rivera solo
con cuarenta y tres de flor
lo suspende a los infiernos  295
en cuanto le alce la voz.

SALVADOR

    A la cuenta así será:
—278→
porque, amigo, vealó
al tal Oribe; aquí está
como poste rascador,  300
plantado en la playa limpia
de un rodeo sin verdor,
después de tantas bravatas
que en Entre Ríos echó,
diciendo que a esta ciudá  305
se guasquiaba de un tirón,
sin tener quien le pusiera
la más leve oposición;
y ya hacen treinta semanas
que tomamos el olor  310
de la ciudá y nada más;
y para esto una porción
rigular de compañeros
ya el diablo se los llevó.

RAMÓN

   Yo nunca creí las bravatas  315
que allá Oribe nos largó,
porque estaba en su interés
hablar con ponderación.
Pero también le asiguro,
que ni Oribe presumió  320
que Rivera tan al grito
le retrucara a la flor
que el seis de diciembre el Flaco189
por fortuna le cuajó.
—279→
    Pero la guerra y el juego  325
es igual comparación,
y aunque don Manuel Oribe
en esta tierra nació,
casi es como forastero,
y el tiro de un maniador  330
no conoce en su provincia:
y Rivera es como Urón,
vaquianazo en estos campos,
gaucho vivo y domador,
que sabe cuando se ofrece  335
dormírsele a un redomón,
y aflojarle si es preciso,
o tratarlo con rigor.
    ¿No se acuerda cómo a Echagüe,
la primer vez que invadió,  340
para trairlo hasta Cagancha
la chaguara le aflojó,
y cuando se le hizo güeno
ahí no más se le agachó;
y que el general Badana  345
ni siquiera bellaquió?
¿Qué no hará con este Oribe
que es hombre tan novatón?,
aunque mezquine la oreja
lo ha de enfrenar, crealó:  350
todo está en que el viejo Frutos
forme una resolución,
y si llega a suceder
no es la primera ocasión;
porque es capaz de montar  355
al mesmo Restaurador.
    Usté verá de esta vez,
—280→
si Rivera entra en calor,
que a las yeguas va a parar
la Santa Federación,  360
la Mashorca, Oribe, Rosas,
y toda esta reunión.

SALVADOR

    ¡La p... unta de San Fernando!,
entonces será mejor
refalarse del corral  365
en la primer proporción;
porque, a la verdá, estos jefes
andan con mucho jabón,
particularmente Oribe.
¡Ya no puede de flacón!,  370
y es de miedo al parecer:
¿no será, amigo Ramón?
Eso no más ha de ser,
miedo viejo, y con razón
desde el día que en Solís190  375
Rivera le basurió
toditita la vanguardia,
que ahí no más nos dijuntió
más de cuatrocientos hombres,
sin contar los que agarró  380
prisioneros ese día.
Pero, paisano Ramón,
¡si viera en los fletes que andan!,
parecen exhalación.
¡Eh, p... ucha, y qué tapes bravos!,  385
—281→
mire lo que le pasó
a mi compadre Agapito,
¡que esté gozando de Dios!
    Como era tan presumido,
ese día se cortó  390
solito, porque un soldao
de Rivera lo torió.
Viera, lo que se toparon,
el dijunto le largó
tres balas de un naranjero191,  395
y el tape ni se encogió;
y... ¡Jesucristo le valga!,
cuanto me lo descuidó
al pobre Agapito, amigo,
el corte uno le afirmó  400
y le sacó media res
limpia, sin ponderación,
porque allá en la rabadilla
prendida se le quedó.
¡Qué hachazo!, ¡barbaridá!,  405
medio a medio lo partió,
y ahí no más como maletas
sobre el pingo lo dejó.

RAMÓN

    ¡Pero qué!, ¿se piensa, amigo,
que esos alarifes son  410
de arriarlos con el rebenque?,
verá al fin de la función
en qué apuro se ha de ver
—282→
este Mariano Violón192,
que anda ya con la quijada  415
caída como mancarrón.
Y vea si se descuida,
y el apuro y aflición
con que a cada istante le hace
chasques al Restaurador,  420
y oficios y más oficios,
y viajes que es un primor:
se va, se vuelve la escuadra
con más comunicación,
y cañones y morteros,  425
Cañutero o qué sé yo
lo que es un Mamboretá
que en figura de cañón
han traído para tirar
los cuhetes a la congró,  430
como dice mi teniente
que es más redondo que la O.
Y esto ¿para qué nos sirve?,
para estorbo y confusión;
pues con los cuatro elementos,  435
ya ve, estamos a ración
de carne flaca y de oveja:
¡que de vaca, sabe Dios
si volveremos a oler!

SALVADOR

   Sí, amigo, es una irrisión  440
el sitio y las mojigangas
que mandan esta invasión:
—283→
porque ya ve; los sitiaos
están comiendo mejor
que nosotros... carne gorda,  445
y cada uno en su galpón
meniándole a la guitarra;
y, si están de mal humor,
a la hora que les da gana
nos sacan en procesión  450
a balazos y a metralla
y nos echan del fogón:
y si fueran medio pocos;
¡pero qué!, ¡es un borbollón!,
porque han hecho aparcería  455
hombres de toda nación,
para atrasarnos de firme
en la presente ocasión.

RAMÓN

    Pues, velay tiene, aparcero,
una prueba la mayor,  460
de que es injusta la causa
que quiere el Restaurador
sostener con nuestra sangre:
y voy a mostrarseló.
    Al principio de esta guerra  465
Rosas nos engatusó
a una porción de paisanos,
de los cuales pienso yo
que no viven la mitá,
porque él mismo los mató.  470
¡Cómo ha de ser, compañero!,
cometimos el error
de ayudarlo hasta subir
—284→
al mando como subió;
porque toda la campaña  475
sus esperanzas fundó
en que Rosas nos daría
la dicha, la paz, la unión.
Así fue que del gobierno
la rienda se le entregó,  480
y lo que apretó la cincha,
al sentir que se encogió
Buenos Aires con el peso
de su poder, se afirmó
de piernas, ¡y las espuelas  485
hasta el diablo le sumió!
    Entonces, amigo, en vano
nuestra patria corcovió
por ver si lo soliviaba:
el gaucho se le aguantó,  490
dándole por la cabeza
hasta que la atolondró;
y, sin alivio, tres años
seguidos la galopió.
    Luego, el año treinta y tres,  495
después que la aniquiló,
rendida, y al consumirse
de flaca, se la soltó
al pobre viejo Balcarce193,
que medio la pastorió  500
cuatro días, porque Rosas
otra vez se la enlazó,
y echándole las caronas
—285→
de nuevo, se la montó,
y otros diez años seguidos  505
pelo a pelo le arrimó,
y por fin la última gota
le ha sacado de sudor.
    Y en trece años de este afán
de tiranía y rigor,  510
no ha podido rematar
(como él dice) la faición
de salvajes unitarios.
¡La pu... nta que lo lambió!,
entonces ¿cuándo se acaba?,  515
¿no ve, amigo Salvador,
que eso es querer gobernar
contra toda la opinión,
y acabarnos de matar
a todos sin distinción?  520
Y si esto ha de suceder,
¿no será mucho mejor
que salga el río y nos trague,
o se alce algún ventarrón
que nos dé güelta la tierra  525
y nos apriete en montón,
si tantas calamidades
no han de tener conclusión?
Así es que los extranjeros
que le han tomado afición  530
a esta tierra, y los paisanos,
se resisten con razón
a que nos devore un tigre:
tal es la comparación
que se puede hacer de Rosas,  535
pues muerde sin compasión,
—286→
y mata a todo cristiano
que se opone a su ambición.
    Hacen bien los extranjeros;
por lo demás, dejelós  540
que se hagan ricos, no le hace:
el hombre trabajador
merece ser aonde quiera
tratado de lo mejor;
sólo a Rosas no le gusta  545
ver un hombre que a rigor
de trabajar se hace gente,
pues todas sus miras son
proteger a esa pandilla
que tiene a su devoción,  550
y para eso no repara
en causar la destrución
de todo el mundo: sí, amigo.
    Ahora, vea quiénes son
los hombres a quien distingue,  555
con expresa condición
de que han de ser mashorqueros,
que es decir, loco, ladrón,
asesino, desalmao,
embustero, forzador,  560
tramposo, borracho, vil,
y serviles, como son
González, Parra, Cuitiño,
ese bruto Salomón,
Maestre, Gaitán, Pablo Alegre,  565
Bárcena el tuerto, y Violón.
    Ahí tiene los personages
que en esta revolución
—287→
se han elevado a la altura
de aquellos jefes de honor,  570
que peliaron por la Patria
cuando la Revolución
del 25 de mayo:
como Casteli y Rondó,
Martín Rodríguez, Balcarce,  575
Savedra, Álvarez, Viamón,
Díaz-Vélez, Martínez, y otros
patriotas de corazón,
que no nombro uno por uno
porque me da compasión  580
acordarme de esos hombres
y su triste situación.

SALVADOR

   Mesmamente: causa pena,
y también le digo yo,
que muchas veces, amigo,  585
se me quiebra el corazón,
cuando medito a mis solas
en la desesperación
que pone a los hombres Rosas:
cada vez con más rigor  590
ciego y tenaz persiguiendo,
como tigre rastriador,
a tanta infeliz familia
que en la desdicha mayor,
llenas de necesidad,  595
a mendigar el favor
salen a tierras extrañas
sólo al amparo de Dios...
y sin consuelo ni hogar
—288→
donde llorar su aflición,  600
al ver sus criaturitas
que gimen en un rincón
por el hambre y desnudez
en que Rosas las sumió,
después que a cada familia  605
la mitá le degolló.

RAMÓN

   Pues bien: si usté se convence
y se arrima a la razón,
es preciso acreditarlo
formando resolución  610
de abandonar esta causa
que nos llena de baldón;
pues estamos sosteniendo
a ese asesino ladrón
y azote de nuestra patria.  615
    Sí, amigo: bastantes son
trece años (vuelvo a decirle)
de ruina y desolación,
sin ninguna otra esperanza
que morir en la custión  620
los pocos que hemos llegao
con vida hasta la ocasión.
    Ésta es de Rosas, paisano,
la principal pretensión;
y escuche si en un istante  625
no se lo demuestro yo.
    Cuando Rosas de los hombres
tiene mucha precisión,
—289→
los palmea, los halaga,
y les ofrece un montón  630
de premios y de riquezas
para el fin de la custión:
pero ¿ese fin cuándo llega?,
¿no estamos viendo usté y yo,
que cuasi todos aquellos  635
a quienes nos prometió,
hacen diez años, un premio,
ya el diablo se los llevó
y han dejado sus familias
en la miseria mayor?  640
    Pues de eso Rosas se alegra,
porque al fin sus miras son
el que nos maten cuanto antes,
y ansí, amigo Salvador,
ajusta cuenta con todos  645
los que se comprometió.
    Tal es de ruin ese gaucho,
que tiene por condición
que en su vida oferta alguna
a ninguno le cumplió;  650
ni en sus tratos de negocio
cuando el interés medió:
como les ha sucedido
a muchos que habilitó
con estancias y ganaos,  655
y que al fin allá buscó
pretextos para matarlos,
y con esto chanceló.
    De manera que ya ve,
aparcero Salvador,  660
—290→
la esperanza que le queda
si no hace lo que haré yo,
que es dejarle el cuento a Oribe,
y a Marianito Violón,
y largarme a la ciudá  665
mañana al primer albor
con otros diez compañeros.

SALVADOR

    Pues, amigo, vamonós,
ya que Dios ha permitido
que ilumine mi razón  670
con evidentes verdades
que me sacan de un error.
    Así lo siente mi pecho,
le juro, amigo Ramón,
y la luz del sol me falte  675
si lo engaño esta ocasión.

RAMÓN

    No diga eso, amigo Antero,
porque duda la menor
nunca tuve de su fe
ni de su buen corazón;  680
y mientras Dios le dé vida
viva en esta persuasión.
    Con que ansí no hay más que hablar,
manos a la obra y valor,
que la Virgen de Luján  685
nos ha de dar proporción,
para tener en el pueblo
—291→
la grande satisfaición
de abrazar tanto paisano
y amigo que tengo yo,  690
con los que pienso alegrarme
y gritar sin opresión:
¡Viva el general Rivera!,
¡y muera el Degollador!

SALVADOR

    Y ¡viva el general Paz!,  695
manquito sujetador,
que lo ha de dar contra el suelo
al gaucho Restaurador.
¡Y vivan los argentinos!,
que ese tigre desterró,  700
para que unidos volvamos
algún día, ¡quiera Dios!,
a reparar las desdichas
que nuestra patria sufrió;
y no andemos con quimeras,  705
ni luego frunciendonós
por crerme yo más que usté,
o crerse usté más que yo:
ni haciéndole asco a los gauchos
como despreciandolós,  710
tal cual Rosas nos decía
cuando nos engatusó,
y con suavidá y falsía
a todos nos amoló.
    Con que ansí, no hay más que hablar,  715
disponga, amigo Ramón,
y en cuanto se le haga bueno
—292→
haremos punta los dos.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ansí fue que al otro día
antes de salir el sol  720
se golpiaron en la boca
Contreras y Salvador,
y con otros diez paisanos
se vinieron del tirón
gritando: ¡Viva Rivera!,  725
y revoliando el latón.



  —293→  

ArribaAbajoBaldomero el gaucho o la intervención de los californarios en la Banda oriental

[Baldomero el gaucho o la intervención armada de los brasileros capitaneados por el barón Yacuí, enemigo del tirano Rosas, como de Oribe]


Conversación que tuvieron en el cuartel de extramuros de Montevideo, el 9 de abril del año de 1850, los paisanos Anselmo Morales y Rudesindo Olivera, que llegó del Río Grande con carta y noticias lindas para el primero.



MORALES

    ¡Paisano!, ¿qué es de su vida?
¡Por Cristo!, ¿cuándo ha llegao?
Después de haberle rezao
como a una cosa perdida,
y tanto, amigo Olivera,  5
que yo me hacía la cuenta,
de que ya de su osamenta
¡ni caracuces hubiera!
—294→

OLIVERA

   Llego, amigazo, ¿qué quiere?,
forcejiando por vivir;  10
y como suelen decir
«cosa mala nunca muere».
    También por eso será
que vengo tan alentao
a ponerme a su mandao  15
y saber cómo le va.

MORALES

   Aquí me tiene, ya ve,
de patriota y de pueblero,
atrás del pleito, aparcero;
sin recular. Sientesé:  20
pite un cigarro, velay;
le pagaré las albricias
porque me dé las noticias
que presumo que me trai
de esos laos del Continente,  25
si viene de por allá,
donde dicen que se va
alborotando la gente,
echándola entre otras cosas,
los nuevos CALIFORNARIOS194,  30
de salvajes unitarios
por pisarle el poncho195 a Rosas.
—295→

OLIVERA

    Cabal: y ahora que se ofrece
se lo han de pisar no más,
porque los creo capaz,  35
sí, amigo: y ¿qué le parece?
    ¿Hasta cuándo hemos de andar
brasileros y orientales
sufriendo como animales,
y dejándonos robar  40
de esa plaga de asesinos
que, dejándolos en cueros
a infinitos brasileros
de nuestros campos vecinos,
los persiguen y maltratan,  45
y después de mil ultrajes
como a enemigos salvajes
los azotan o los matan?
    Velay, tiene la razón
porque hoy pelea esa gente,  50
de la cual se ha puesto al frente
un imperial de opinión:
el mesmo que, no lo dude,
sin balacadas ruidosas,
hoy que lo atropella Rosas,  55
no recula y le sacude.

MORALES

    Pues, me parece, ¡barajo!,
muy peliagudo el empeño,
porque es diablo ese porteño,
—296→
y puede darles trabajo:  60
mucho más, cuando al presente
quiere atracarle el bozal
y el sistema federal
al Brasil y al Continente.
Así, no es broma, paisano,  65
meterse hoy día con él,
porque, dice Juan Manuel,
«que es el gran americano,
y el más terne de la sarta
de los Gobiernos legales...».  70

OLIVERA

    No me jo... robe, Morales,
porque le empaco esta carta196,
la mesma que recibí
de su hermano Baldomero
que allá de californiero  75
lo dejé cuando salí.

MORALES

    ¡Amigo!, cuánto apreceo
tener carta tan a tiempo;
velay, que al punto le ruempo
el sobrescrito, y ya leo:  80
    Dice así... ¡Qué letra fiera!
Fortuna a que soy letor
de lo lindo lo mejor:
escuche, amigo Olivera.
—297→



A DON ANSELMO MORALES



Campamento en Arapey,
división de la derecha,
a nueve del mes de marzo,
mil ochocientos cincuenta.




MI QUERIDO ANSELMO

    Con la mejor voluntá
te escribo, hermano, esta vez,
y deseo que te hallés
con salú y felicidá:
que a Dios gracias por acá  5
yo quedo muy alentao,
y más que nunca enrestao,
como muchos orientales
que con los continentales
nos hemos acomodao.  10

    También por estos contornos
andan, sea como sea,
en reunión de samblea197
Santander, Calengo y Hornos198:
—298→
que, a fin de evitar trastornos,  15
a Rosas le van a entrar
en discusión... ¡qué amolar!
¿Sabes lo que es discusión?,
es decir que a la invasión
la pensamos basuriar.  20

    Esto, Anselmo, es evidente,
y anda al galope, eso sí;
porque al barón de Yacuí
lo han nombrado Presidente:
jefe que apuradamente  25
anda con sangre de pato
por dejarlo a Rosas ñato
de una sola manotada;
así, atrás de la nombrada
le ha largao el ultimato.  30

    Por lo cual Silva Tabares,
jefe lindo y brasilero,
y el coronel Juan Severo,
ya están por estos lugares
reuniendo a centenares  35
mozada continental,
que acude como cardal
bien templada por derecho,
y a tirarse cuatro al pecho
con la chusma federal.  40

    Y ¡allá va otra intervención
Río-Grandesa-Oriental,
compuesta en lo principal
de lanza, bala y latón!,
que, sin más alegación  45
que una peonada fortacha,
—299→
de madrugada se agacha
en la sierra o la cuchilla,
y a los rosines que pilla
les menea chuza y hacha.  50

    Y como me gusta el caso,
yo también en la colada
voy con la alma atravesada
y dándole gusto al brazo;
porque me siento buenazo  55
con gente así parejita,
decidida y unidita,
que a donde topa un estorbo
no le hace asco: pela el corvo
y todo lo facilita.  60

    Así, no hay río-grandés
estanciero ni soldao,
que ya no ande arremangao
contra Rosas de esta vez;
y esta gente, ya sabés  65
que también sabe pialar199
de codo vuelto, y domar,
y prenderle el bracamarte200
al demonio en cualquier parte,
cuando se ofrece pelear.  70

    Por eso tengo la pena
de que no estés por aquí
con el barón de Yacuí,
mozo que ha entrao en la buena201:
—300→
y anda por ver si lo enfrena  75
y le saca hasta el añil
a ese Rosas, gaucho vil,
que siempre esta balaquiando
de la otra banda, pensando
retozar en el Brasil.  80

    A ese mesmo gaucho audaz,
a más gaucho puede que otro
de un pial le solivie el potro
y se le vuelque de atrás:
dejá, hermanito, no más,  85
que medio apure el invierno,
y el Restaurador eterno
con todo su balaquiar
puede ser que vaya a dar
a la loma del infierno.  90

    Con esa intención no más
lo va apurando el barón,
que es un jefe quebrallón202,
mozo, platudo y voraz:
al mesmo que lo tendrás  95
por esos pagos lueguito,
pues ya pretende el mocito
rumbiar a Montevideo,
animado del deseo
de golpiarse en el Cerrito.  100

    Además, la salvajada
le tiene tanta afición,
que anda detrás del barón
cabrestiando cola alzada:
—301→
y el que salga a la cruzada  105
queriéndonos atajar,
tiene mucho que apretar,
pues, al diablo que endurezca,
donde quiera que se ofrezca
lo hacemos pericantar.  110

    Velay cómo a don Servando,
que es un general guapazo,
y así mesmo, de un albazo
lo sacamos apagando:
porque andaba faroliando  115
con multitú de escuadrones,
infantería y cañones
del ejército de Rosas,
y con todas esas cosas
perdió el rumbo y los calzones.  120

    Volviéndosele al revés
el plan que Gómez formó
con las vanguardias que echó
de Lamas y de Valdés:
pues Chico Pedro203 a los tres  125
tanto se les achicó,
que a Lamas me lo dejó
teniendo la caña al frente,
y a Valdés muy suavemente
por un costao se le entró:  130

    Y fingiendo retirada,
—302→
al caer el sol, de moquillo204
la sierra del Infiernillo
cruzó de una trasnochada:
y al rayar la madrugada  135
sujetamos, hermanito,
junto a Servando mesmito;
y a las tres de la mañana
en cuanto tocaron diana
le sacudimos... ¡Ah, hijito!  140

    Don Servando, aunque no es vil,
del madrugón se asustó,
y entredormido saltó
a caballo en un barril;
y dé gracias que al candil  145
una pata le asentó,
que entonces se despertó
queriendo alzar las pistolas,
pero apenas con las bolas
y en camisa disparó.  150

    ¡Ahijuna!, ¿y la Rosinada?,
¡la vieras en ese istante
aturdida y vacilante
toda a pie y desmelenada!,
y no les hicimos nada:  155
tan sólo los manotiamos
medio, medio, y los peinamos,
¡cosa linda!, con pomada;
y luego la caballada
que tenían les compramos.  160

    De allí con Hornos después
—303→
nos volvimos sobre el lazo,
a fin de darle un repaso
al yesquerudo Valdés:
al cual por primera vez  165
fuimos de comisionaos,
a imponerle los trataos
de la nueva entirvinción;
pero tan de sopetón
que el mozo salió a dos laos205.  170

    En fin, hemos correteao
muy fiero a la Rosinada,
haciéndole una voltiada
del Río Negro a este lao:
en la que sólo ha escapao  175
Lamas por ser ariscón;
pero, así mesmo, el barón
se ha propuesto arrosinarlo
a su gusto, y manosiarlo
muy pronto, de un madrugón.  180

    Últimamente, sabrás,
Anselmo, que esta guerrita
se ha de poner grandecita
de aquí a unos días no más,
¡con una cola!... verás,  185
¡soberana de largor206!,
en la que el Restaurador
muy fiero se va a enredar,
—304→
y lo hemos de hacer gritar
que ¡viva el EMPERADOR!  190

    Con que así, recibirás
lo que te lleva Olivera,
dispensando la friolera
hasta mandarte algo más:
y esas cuatro onzas207 sabrás,  195
que a un siete las acerté,
parada que la jugué
con la intención de aliviarte,
y si logro remediarte
con ellas me alegraré.  200

    Lueguito al coronel Tajes
dámele muchas memorias,
y le dirás que en mis glorias
me encuentro en estos parajes,
pensando con los salvajes  205
volver por allá, siguros
de ponerlos en apuros
a los rosines, sin duda,
y espantarlos con la ayuda
de los criollos de extramuros.  210

    A mi compadre Figueira,
decimelé que en Pay-Paso,
para él me largó un abrazo
una moza brasileira:
y a mi coronel Silveira  215
me le dirás que lo espero,
con un zaino parejero
—305→
que vale... ¡mil patacones!,
y le darás expresiones
de tu hermano
BALDOMERO.
 220
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

MORALES

   ¡Ah, carta linda!, ¡y qué apuro
para el crudo Juan Manuel,
tan luego hoy que encima de él
se larga don Sepeduro208!...
    De orden de Uropa a intimarle  225
que se retire violento,
y si no lo hace, al momento,
manda la Francia atracarle.
    Pues ya del todo caliente,
para hacerle una apretada,  230
le ha soltao otra manada
de barcos, que, a la presente,
cada rato están llegando
trayendo a bordo, aparcero,
más franceses que aguacero,  235
y toditos renegando,
porque llegue la ocasión
de pelearlo al porteñazo,
para pegarle un sustazo
si se mete a baladrón.  240
—306→

OLIVERA

    Entonces hace la paz
con ellos, de cualquier modo,
y les afloja del todo
si lo asustan.

MORALES

No es capaz:
porque si medio aflojara  245
después de tanta bambolla,
le sumíamos la boya
en cuanto se descuidara.

OLIVERA

   Amigo, ¡qué equivocao
con ese embustero está!,  250
si lo apuran, cejará
como siempre ha reculao.
    Pues cuando mira las cosas
que lo van poniendo a parto,
se arrastra como lagarto  255
ese fantástico Rosas;
que es con el débil audaz,
con el fuerte, flojo y ruin;
y de los gauchos, al fin,
el más ladrón y falaz.  260

MORALES

   Con todo, yo le sostengo
que es duro como bigornia.
—307→

OLIVERA

    Pues, bien; yo de California
a la intervención me atengo:
y le juego lo que quiera  265
sin levantarme de aquí,
a que el barón de Yacuí
lo ablanda como una cera.

MORALES

   Pues yo, amigo, vistas pago;
con que así, no disputemos;  270
alce el poncho y nos iremos
juntos a tomar un trago,
que de aquí a la pulpería
muy corto trecho nos queda;
y de ahí, si usté no se apeda,  275
vamos a hacer mediodía
en casa de un maturrango
que tiene un buen bodegón;
y después a la oración
armaremos un fandango  280
de rechupete, eso sí,
y caña entera, aparcero,
a salú de Baldomero,
y del barón de Yacuí.

OLIVERA

    ¿Entonces me hará bailar  285
con una hembra seguidora?
—308→

MORALES

   Para eso, amigo, a la AURORA
lo voy a recomendar.




ArribaAbajoSalutación enflautada del gaucho Retobao, a la llegada del almirante Mackau a Montevideo después del tratado que celebró en Buenos Aires con don Juan Manuel Rosas

[Salutación enflautada, dirigida por el Retobao a la llegada del almirante Mackau a Montevideo, después que se arregló en Buenos Aires con Rosas, el degollador de franceses]



Dispense, amigo Macote,
si digo mi sentimiento,
porque es la gala de un gaucho
echar sus quejas al viento.





    Al barón Cipotenciario
que vino con una armada,
en la primera topada
lo ha vencido su contrario:
pues de Rosas temerario  5
a la ley se sujetó,
y el que de Francia costió
tanto barco con mortero,
del general mashorquero
al freno se sujetó.  10
—309→

    Lárguese, amigo, a su pago209
arriando su barquería,
con la que yo presumía
que a Rosas le haría estrago,
y luego al primer amago  15
Batata lo traginó,
pues diz que se le trepó
en la fragata y de un soplo
ahí no más le peló el choclo210.
y ¡hasta el diablo211 le sumió!  20

    ¡Voto-alante!, ¡quién pensara
que a nuestro aliao y aparcero
el almirante, tan fiero
Juan Manuel lo revolcara!
Ya se ve, no es cosa rara  25
que Rosas a un chapetón,
dándole un atropellón,
lo eche por el costillar;
de eso se puede alabar
ese maula baladrón.  30

    Yo pensé que el almirante
fuese guapo y de cacumen212,
al ver tamaño volumen
con casaca relumbrante,
y al verlo tan arrogante  35
desde su vapor tremendo
hacer tantísimo estruendo
con sus cañones de a ochenta;
—310→
que de todo eso, a la cuenta,
Rosas se estará riyendo.  40

    Pero ahí va la muchachada
del presidente FRUTOSO;
porque el viejo está ganoso
de soltarle la pionada.
En la primera topada  45
le pienso dar gusto al brazo;
pues del primer chaguarazo,
si no le atraco las bolas,
lo saco haciendo cabriolas
al mariscal213 de un sogazo.  50

    Si la gauchada oriental
se le agacha como al paro,
puede que le cueste caro
la jugada al mariscal;
¡qué Cristo!, aunque juegue mal  55
y haga las yuntas que quiera,
si le alza Frutos Rivera,
aunque se la dé empalmada,
en la primer relanciada
le mete la Lujanera.  60

    Dicen que el rey quiebra juego
llegando a cambiar el lao;
si el rey de Francia ha cambiao
se ha de quebrar desde luego.
Dejen que le tome apego  65
Rosas a la rejugada,
—311→
que es fijo que en la cambiada
pierde la carta su ley,
y ahora que se arrima al rey
echa culo en la parada.  70

    Ya de LAVALLE sabemos
de que se le va arrimando,
y que le anda mezquinando
la oreja por lo que vemos:
pero, en cuanto nos juntemos  75
los paisanos orientales
con los gauchos nacionales
de Lavalle el ternejal,
a la p... ucha el mariscal
va a dar con sus federales.  80

    Ya ha comenzado el repunte
nuestro general Rivera,
y en cuatro güeltas espera
que la gauchada se junte:
¡mire, mariscal, qué apunte,  85
va a tener este verano!
No se muestre tan ufano
porque ha domao a un francés,
que a nosotros, al revés,
nos gusta un amor tirano.  90

    En fin, allá nos veremos;
vaya aprontando a Macana214
y juntelo con Badana,
que quizás los asustemos;
pues ya por acá sabemos  95
que entre toda la manada
—312→
de su mashorca mentada
y el bruto más pajarero215
el que se espanta más fiero,
despunta en la entrerrianada.  100

EL RETOBAO.