Acto quinto
La escena en este acto es el atrio del alcázar de Munuza.
Escena I | ||
HORMESINDA y ALVIDA. (HORMESINDA sale por las puertas del alcázar, y quiere salir al sitio de la pelea: ALVIDA la detiene.) | ||
ALVIDA | Vuelve en tu acuerdo, mísera: ¿a qué aspiras? | |
Arde entretanto la mortal pelea | ||
allá en la plaza, y por ventura extiende | ||
su asoladora llama hacia estas puertas. | ||
Entra: ¿qué harás aquí? No así te expongas; | 5 | |
huye, Hormesinda, del estrago. | ||
HORMESINDA | Deja | |
que en él me precipite: deja, Alvida, | ||
que corra en medio de las armas fieras; | ||
quizá esos corazones implacables | ||
con solo mi morir contentos sean. | 10 | |
Mi mal así se mostrará a mis ojos: | ||
que en esta incertidumbre tan funesta | ||
llega vago y confuso a mis oídos, | ||
y en mi mente aterrada se acrecienta. | ||
ALVIDA | ¿Y así qué lograrás?, doblar tu riesgo, | 15 |
y aumentar su furor con tu presencia. | ||
¡Qué error pensar que el ominoso lazo | ||
con que te uniste a un moro olvidar pueda | ||
Pelayo, y que Munuza no te culpe | ||
del peligroso trance que le estrecha! | 20 | |
Ya ni a la sangre ni al amor te fíes: | ||
cuando retumba el eco de la guerra, | ||
ellos exhalan sus endebles gritos, | ||
y escuchados no son. Naturaleza, | ||
al tiempo que los hombres se destrozan, | 25 | |
a las mujeres tímidas ordena | ||
que entre dolor y lágrimas se oculten. | ||
HORMESINDA | ¿Oyes?, el aire se estremece y suena | |
con los desesperados alaridos | ||
que al estruendoso batallar se mezclan. | 30 | |
¿Quién será el abatido, Dios eterno? | ||
¡Miserable! ¿Qué digo? ¿No va envuelta | ||
mi desastrada ruina en el estrago | ||
de Pelayo o Munuza? En dondequiera | ||
que se fije la mente, un hondo abismo | 35 | |
de desventura y de dolor contempla; | ||
y a mí, y a este, y a aquel en sólo un día | ||
pierde mi amor... Mas Veremundo llega. | ||
Escena II | ||
VEREMUNDO y DICHOS. | ||
HORMESINDA | Señor, vos lo sabéis: ¿viven? ¿Cuál de ellos | |
se rinde?... ¡Ah!, por piedad, que vuestra lengua | 40 | |
nada me oculte, nada. | ||
VEREMUNDO | Yo, hija mía, | |
¿qué te puedo anunciar? Desde la excelsa | ||
torre en que preso fui, donde arrastraban | ||
otros muchos cautivos sus cadenas, | ||
levantar vi un cadalso, y vi que mudos | 45 | |
Al funesto espectáculo se acercan | ||
mil cristianos, dudosos, esperando | ||
a quién allí sacrificar se intenta. | ||
Entre guardias al fin los dos llegaron. | ||
Cuando vuelto hacia el pueblo en voz tremenda | 50 | |
Leandro exclama: «¡indignos españoles!, | ||
y podréis consentir que así perezca | ||
vuestro libertador, vuestro monarca, | ||
Pelayo?» A este gran nombre, a su presencia | ||
que augusta y bella en majestad lucía, | 55 | |
se agitan todos, y a escucharse empieza | ||
un ronco y sordo son cual de borrasca, | ||
cuando a irritarse el piélago se apresta, | ||
y a alzar sus olas contra el Cielo: entonces | ||
los nobles con Alfonso, en su carrera | 60 | |
arrollándolo todo, entran, y arrancan | ||
a los moros atónitos su presa. | ||
La lid se traba, las espadas arden, | ||
crece la confusión, la muerte vuela, | ||
mientras que palpitando nuestros pechos | 65 | |
entre el temor y la esperanza ondean, | ||
la torre asalta intrépido Leandro, | ||
y quebrantando las ferradas puertas, | ||
armó de acero los robustos brazos, | ||
que antes cargados de prisiones eran. | 70 | |
Todos a combatir se precipitan, | ||
y yo aunque débil por oculta senda | ||
he corrido en tu busca; que al instante, | ||
hija, tú fuiste mi atención primera. | ||
Vente conmigo: el corazón me dice | 75 | |
que van a fenecer nuestras miserias, | ||
que vamos a ser libres. Hormesinda, | ||
vuélvete a la mansión de tu inocencia, | ||
deja este albergue odioso. | ||
HORMESINDA | ¡Y yo sería | |
tan cobarde y tan vil que así lo hiciera! | 80 | |
Aquí vivir en la fortuna quise; | ||
de aquí salir la adversidad me veda. | ||
VEREMUNDO | ¿Y si vencen los nuestros? | |
HORMESINDA | Si ellos vencen, | |
se acordarán que aquí de la fiereza | ||
del rigor de Munuza en otro tiempo | 85 | |
su amparo fui, su asilo, y su defensa. | ||
Aquí, si el hado favorece al moro, | ||
a los pies de mi esposo en llanto envuelta | ||
los rayos detendré de su venganza, | ||
o lograré que me confunda en ella. | 90 | |
VEREMUNDO | Pero pronto este sitio, este palacio | |
campo va a ser de la fatal refriega; | ||
pronto arruinado o entregado al fuego | ||
acaso le verás... ¿Y tú no tiemblas | ||
el atroz frenesí de los vencidos, | 95 | |
o el ímpetu ya ciego del que venza? | ||
HORMESINDA | Yo en lugar de temer amo el peligro, | |
señor; si ingratos ellos me desechan, | ||
si ni este me conoce por esposa, | ||
ni por hermana aquel; naturaleza | 100 | |
aún de esposa y de hermana el dulce afecto, | ||
para mayor tormento en mí conserva. | ||
Sé bien cuál es mi suerte; sé que el cielo | ||
a esta infelice señaló una senda | ||
de espinas erizada y de amarguras, | 105 | |
que va a parar a perdición funesta. | ||
Mas toda, toda la andaré... Entre tanto | ||
abandonadme vos, no de mi estrella | ||
os alcance también para afligirme | ||
la terrible mortífera influencia. | 110 | |
Dejadme ya. | ||
VEREMUNDO | ¡Qué obstinación! Alvida, | |
cuida tú de tu amiga, mientras llegan | ||
los guerreros que prontos a mis voces | ||
volarán a asistirla y defenderla. Vase. | ||
Escena III | ||
HORMESINDA y ALVIDA. | ||
HORMESINDA | ¿Tú en tal punto qué aguardas? Desampara | 115 |
a una desventurada ya dispuesta | ||
para el golpe mortal... ¡Dios poderoso, | ||
salva, salva a los dos! Si es una nueva | ||
ofensa aquesta súplica, descarga | ||
de tu enojo espantoso la violencia | 120 | |
sobre mí sola... ¡Ay mísera! (Viendo a MUNUZA.) | ||
Escena IV | ||
DICHOS: MUNUZA herido y sin armas apoyado en ISMAEL: algunos moros le siguen. | ||
MUNUZA | ¡Cobardes! | |
¿Por qué así me alejáis de la pelea? | ||
¿Qué me importa una vida ya sin gloria? | ||
ISMAEL | El golpe al ver que os fulminó la diestra | |
de Pelayo; al miraros sin sentido, | 125 | |
y que la suerte os arrojó por tierra, | ||
todos con nuevo ardor nos arrojamos | ||
en medio de los dos: cien vidas cuesta | ||
conduciros a salvo hacia este alcázar. | ||
Respirad, pues, señor; mientras que tenga | 130 | |
vida Munuza, el pérfido cristiano | ||
su inesperado triunfo no completa; | ||
y aún tiene que temblar. | ||
MUNUZA | ¡Ya estoy vencido! | |
¡Yo que ayer esperaba en mi soberbia | ||
que a sola mi presencia esos infieles | 135 | |
sus viles frentes en el polvo hundieran! | ||
¡Ya estoy vencido!, y el vivir que os debo | ||
sólo sirve a doblarme la vergüenza, | ||
a acrecentar mi rabia ya impotente. | ||
¿Qué es de mi cimitarra? ¿En dónde quedan | 140 | |
mis valientes soldados? ¿Dónde Audalla? | ||
Todo me falta ya, todos me dejan. | ||
HORMESINDA | Tu esposa no: por medio a tus contrarios | |
sin aterrarse de sus armas fieras | ||
ella te salvará: su tierno pecho | 145 | |
será el escudo en que los golpes hieran. | ||
No es dable, no, que su furor resista | ||
al eco de mis lúgubres querellas, | ||
y que en tu sacrificio y su venganza | ||
mi sacrificio y mi morir pretendan. | 150 | |
Ellos se acordarán de mis favores, | ||
de tu piedad también. | ||
MUNUZA | ¿Por qué renuevas | |
en mi mente hostigada la memoria | ||
de mi descuido y criminal flaqueza? | ||
Ella es ahora mi mayor verdugo: | 155 | |
por ti perdonó un tiempo mi clemencia | ||
este insolente pueblo que a mis iras | ||
debió ser igualado con la tierra. | ||
Por ti dejé vivir sus moradores; | ||
por ti en fin sin arbitrio, sin defensa, | 160 | |
en la odiosa traición que me asesina | ||
me miro fenecer. | ||
HORMESINDA | ¡Cómo te ciega | |
tu imprudente furor! No desconozcas | ||
la postrera esperanza que te queda; | ||
yo soy tu asilo... | ||
MUNUZA | Vuélveme mi imperio, | 165 |
vuélveme mis guerreros; vuelve entera | ||
mi gloria en tal combate destruida; | ||
haz que Pelayo y sus cristianos mueran, | ||
y entonces... ¿Di, por tan inmensos bienes | ||
como este desastrado amor me lleva, | 170 | |
a ti qué resta por hacer? | ||
HORMESINDA | Salvarte. | |
Entra en esa mansión de tu grandeza, | ||
entra: a las plantas de Pelayo echada | ||
por ti yo rogaré; y es fuerza, es fuerza | ||
que respete tu vida, o que contigo | 175 | |
perecer a Hormesinda se conceda. | ||
¡Oh!, no tardes, no tardes; el peligro | ||
se aumenta más y más. ¿Oyes cuál suena | ||
el nombre de Pelayo, y a los ecos | ||
Pelayo retumbar? | ||
MUNUZA | ¡Ah!, que no tiembla | 180 |
Munuza de morir: le sobra aún vida | ||
para que sus contrarios se estremezcan. | ||
HORMESINDA | Pero tiembla por mí. | |
Escena V | ||
AUDALLA (sale por las puertas del alcázar) y DICHOS. | ||
AUDALLA | No así, Munuza, | |
en tal conflicto los momentos pierdas. | ||
Aún es tuyo el alcázar: su recinto | 185 | |
camino libre hasta la mar nos deja. | ||
Huyamos por aquí; nuestros navíos | ||
te llevarán a salvo, a donde puedas | ||
con gente y armas revolver terrible. | ||
MUNUZA | ¡Y que huyendo esos pérfidos me vean! | 190 |
AUDALLA | A salvarte. | |
MUNUZA | A morir. | |
AUDALLA | A la venganza. | |
MUNUZA | Sí, y horrible será: las torpes huellas | |
yo de mi fuga borraré: sangrientos | ||
y palpitantes cubrirán la senda | ||
sus miembros por mi mano destrozados. | 195 | |
HORMESINDA | ¡Munuza! | |
MUNUZA | Quita allá: mujer funesta, | |
de mi oprobio ocasión, yo te abandono; | ||
hermana de Pelayo a Dios te queda. | ||
(MUNUZA, AUDALLA y los moros se entran en el alcázar: las puertas se cierran.) | ||
Escena VI | ||
HORMESINDA y ALVIDA. | ||
HORMESINDA | Sí, ingrato, quedo a proteger tu fuga: | |
yo con mi llanto y voces lastimeras | 200 | |
suspenderé del vencedor las iras, | ||
y tu amparo seré por más que hieras | ||
mi corazón. | ||
ALVIDA | Si la amistad, si el ruego | |
contigo pueden, Hormesinda, enfrena | ||
delante de Pelayo esa ternura, | 205 | |
esas amantes ansias que te ciegan. | ||
Ya se salva Munuza, esto te baste, | ||
y en tal momento al vencedor respeta. | ||
Escena VII | ||
VEREMUNDO y DICHOS. | ||
VEREMUNDO | Solo a ti vuelvo: mi cansada planta | |
en vano apresuré, todos se alejan | 210 | |
a seguir en su fuga al africano. | ||
HORMESINDA | ¿Y Pelayo, señor? | |
VEREMUNDO | Pelayo cierra | |
la salida hacia el mar: allí terrible | ||
gloriosa cima a su victoria apresta, | ||
inmolando a las aras de la patria | 215 | |
en Munuza la víctima que espera. | ||
HORMESINDA | ¡Ah!, no será una sola. (Queriendo arrojarse fuera de la escena: los dos la contienen.) | |
ALVIDA | ¡Desdichada! | |
VEREMUNDO | Tú te olvidas de ti, ¿qué es lo que intentas? | |
HORMESINDA | Soy mujer, soy esposa, soy amante. | |
VEREMUNDO | ¡Ah!, que así al precipicio te despeñas. | 220 |
HORMESINDA | Dejadme pues volar adonde libre | |
de tanto afán con perecer me vea. | ||
(Se desprende de ellos, sale, y tras ella ALVIDA.) | ||
Escena VIII | ||
VEREMUNDO, y después ALFONSO. | ||
VEREMUNDO | ¿Cómo de un frenesí tan desatado | |
ya el ímpetu atajar? ¡Todo a perderla | ||
se conjura! ¡Oh vosotros!, que a la audacia | 225 | |
juntáis también la agilidad, la fuerza, | ||
venid, acudid prontos, ya que el tiempo | ||
a mis miembros inútiles las niega... | ||
¡Nadie me escucha!... En tan fatal conflicto | ||
parece que al dolor sordo se muestra | 230 | |
el Cielo, y que su cólera confunde | ||
la flaqueza y el crimen en la pena. | ||
ALFONSO | ¡Qué día, Veremundo! Ya en las calles | |
hombres, mujeres, o niños se atropellan, | ||
que su alborozo y su placer mostrando, | 235 | |
con aplausos sin fin el viento pueblan. | ||
Todos bendicen a Pelayo, todos | ||
le aclaman por su rey; todos desean | ||
verle admirarle. | ||
VEREMUNDO | ¡Plegue al Cielo, Alfonso, | |
que en fúnebres lamentos no se vuelvan | 240 | |
esos aplausos! Oye, aún quizá tiempo | ||
es de salvar. | ||
ALFONSO | ¿A quién? | |
VEREMUNDO | Pelayo aqueja | |
a Munuza en el puerto: arrebatada | ||
de su amor Hormesinda a la pelea | ||
corrió. | ||
ALFONSO | Basta , allá vuelo. | |
(Las puertas del alcázar se abren; y sale por ellas PELAYO acompañado de cristianos.) | ||
VEREMUNDO | Tente, escucha, | 245 |
oyes el gran rumor que aquí se acerca! | ||
Escena IX | ||
PELAYO seguido de cristianos y DICHOS. | ||
PELAYO | Oh pueblo de Gijón, alza la frente; | |
Dios por mi brazo rompe tus cadenas; | ||
ya el opresor agonizando expía | ||
tu antigua servidumbre y su insolencia. | 250 | |
ALFONSO | ¡Salud y gloria al defensor de España! | |
Dame besar la mano que nos venga, | ||
tocar la espada, y bendecir un golpe | ||
que libra al godo, al africano aterra, | ||
y admira al mundo. | ||
PELAYO | Bendecid, cristianos, | 255 |
del Dios de las batallas la asistencia: | ||
ella el triunfo me dio. | ||
VEREMUNDO | ¡Mas ay! Pelayo, | |
¿qué es de Hormesinda? Arrebatada y ciega | ||
salió volando a interponerse en medio | ||
de vosotros. ¿Llegó? | ||
PELAYO | ¡Quién se atreviera | 260 |
a contener la furia impetuosa | ||
que allí llevó mi fulminante diestra! | ||
Ya Audalla y otros ciento lo intentaron; | ||
Audalla y otros ciento a mi violencia | ||
arrollados se vieron; y el tirano | 265 | |
pasmado, estremecido, sin defensa | ||
presentó el pecho a la sedienta punta, | ||
que al instante a su muerte abrió la puerta. | ||
VEREMUNDO | ¿Qué será? ¡Oh Dios! Leandro hacia nosotros | |
lleno el semblante de mortal tristeza | 270 | |
se acerca. | ||
Escena X | ||
LEANDRO y DICHOS. | ||
PELAYO | ¡Oh caro amigo!, mal convienen | |
tal ademán, ni tan dolientes muestras, | ||
en un momento tan feliz. | ||
LEANDRO | Pelayo, | |
prevén tu heroico pecho y tu firmeza | ||
a los reveses de la suerte: el Cielo | 275 | |
nos vende caro el triunfo: a ti te cuesta | ||
más que a ninguno: tu infeliz hermana... | ||
PELAYO | Quizá en llanto sacrílega deshecha | |
se queja contra mí. | ||
LEANDRO | No es tiempo ahora | |
de enojo y de rencor: ya su flaqueza | 280 | |
la lleva a perecer. | ||
PELAYO | ¡Muere Hormesinda! | |
¿Y quién fue el hombre atroz? | ||
LEANDRO | ¡Ah!, no pretendas | |
averiguarlo ya. | ||
PELAYO | Dilo. | |
LEANDRO | Tú mismo. | |
PELAYO | ¿Yo mismo? ¡Oh Dios! | |
LEANDRO | Cuando tu furia ciega | |
los árabes y Audalla atropellaba | 285 | |
que intentaron hacerte resistencia; | ||
Hormesinda por armas y soldados | ||
rompe también, y desalada llega, | ||
y en medio de los golpes que asestabas | ||
contra el tropel de bárbaros, se encuentra | 290 | |
fijos tus ojos en Munuza entonces, | ||
centellando de saña, conocerla | ||
ya no pudiste, y por tu misma mano | ||
el Cielo quiso castigar tu afrenta. | ||
PELAYO | ¡Bárbaro yo!, ¡qué escucho! | |
LEANDRO | Moribunda | 295 |
viene a exhalar la vida en tu presencia. | ||
Escena XI | ||
DICHOS, HORMESINDA moribunda sostenida por ALVIDA. | ||
PELAYO | (Corriendo a HORMESINDA.) | |
¡Hormesinda! ¡Hormesinda! Abre tu pecho | ||
a mi llanto, a mi amor. | ||
HORMESINDA | ¡Oh cuál penetra | |
esa voz cariñosa en mis oídos! | ||
Cómo el rigor de mi agonía templa. | 300 | |
¡Pelayo! | ||
PELAYO | ¡Desdichada! ¡Y aun procuras | |
la mano asir que a perecer te lleva! | ||
HORMESINDA | Dios la guió: yo muero: tú de España | |
vive a ser defensor..., venciste, reina... | ||
¡Oh!, ¡si yo sola víctima!..., la muerte | 305 | |
me niega verte ya..., Pelayo, estrecha | ||
entre tus brazos a tu hermana... (Hace un esfuerzo para abrazar a PELAYO, y queda muerta en sus brazos y en los de ALVIDA.) | ||
PELAYO | ¡Oh Cielo! | |
¿Está ya tu justicia satisfecha? | ||
Españoles, con sangre de Pelayo | ||
manchada está la cuna que sustenta | 310 | |
vuestra naciente libertad, con sangre | ||
de esos feroces bárbaros es fuerza | ||
lavarla: no haya paz, no haya reposo: | ||
siglos y siglos duren las contiendas. | ||
Viendo estáis mi dolor, mi amargo luto; | 315 | |
pues bien, yo os lo consagro en noble ofrenda: | ||
recibidlo; y la patria desde ahora | ||
mi solo amor, y mi familia sea. | ||
FIN |